google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri

19 de junio de 2024

El buque "UCADIZ" culmina con éxito su primera campaña de arqueología náutica y subacuática

Los trabajos de investigación de este barco de la UCA y el CEI·Mar se han desarrollado en La Caleta y han contado con siete arqueólogos doctorandos y cuatro arqueólogos del CAS.
Investigadores a bordo del UCADIZ.

El buque oceanográfico UCADIZ ha culminado con éxito la primera campaña científica en el mar dentro de la Línea de Arqueología Náutica y Subacuática de la Universidad de Cádiz y el Campus de Excelencia Internacional del Mar (CEI·MAR). El UCADIZ ha estrenado su hoja de ruta científica tras ser acondicionado recientemente por la UCA, convirtiéndose en una infraestructura con equipamiento científico y de navegación de última generación al servicio del sistema universitario andaluz y de toda la agregación del CEI·MAR. En total, en las distintas tareas de investigación realizadas han participado once personas: siete arqueólogos doctorandos de la UCA y cuatro arqueólogas del Centro de Arqueología Subacuática de Andalucía (CAS).

Se trata de una actividad novedosa en numerosos aspectos que se ha llevado a cabo en la zona de La Caleta (Cádiz). Entre las peculiaridades diferenciadoras de esta campaña se encuentra, precisamente, la circunstancia de haber sido la primera realizada en colaboración entre la UCA, el CEI·MAR y el Centro de Arqueología Subacuática de Andalucía del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (CAS –IAPH). Junto al director de la investigación, Xavier Nieto, ha participado también en estos trabajos la propia directora del CAS, Carmen García Rivera.

Esta investigación pionera sobre los yacimientos arqueológicos en la zona de La Caleta ha requerido, en primer lugar, del ajuste del equipamiento científico del buque para lograr su máxima eficacia, además de la necesaria habituación de equipo humano a la hora de trabajar con un medio técnico complejo y potente como es el UCÁDIZ. Una actividad científica que contó con un proceso de selección previo ya que, con anterioridad, se procedió a seleccionar los dos yacimientos arqueológicos más idóneos entre la docena conocidos en La Caleta para, de este modo, iniciar en el verano próximo sendos proyectos de investigación. Trabajos que servirán, al mismo tiempo, como espacio privilegiado de formación del alumnado del Máster en Arqueología Náutica y Subacuática de la UCA, único en el contexto de la universidad española y que, dentro del ámbito CEI·MAR, comienza a impartirse en este curso académico.

Dado que este máster pretende formar, mediante dos desarrollos curriculares, a especialistas en arqueología subacuática de Época Clásica y de Época Medieval y Moderna, el UCADIZ ha inspeccionado y seleccionado en estos días un barco romano (muy probablemente del siglo I d.C. con un cargamento de ánforas Dressel 20, que es uno de los envases típicos para la exportación de aceite de la Bética), así como otro pecio, que presenta una serie de cañones y una arquitectura naval conservada y que puede pertenecer a los siglos XVII o XVIII.

Uno de los proyectos previstos desde UCA y CEIMAR acaba de ser concedido por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España en su convocatoria 2016 de proyectos I+D del Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia, dirigido por el doctor Xavier Nieto Prieto y denominado El contexto arqueológico subacuático de La Caleta y su entorno (Cádiz): puertos y pecios vertebradores de una ciudad y de un territorio. Financiado con 56.000 euros, se desarrollará en los próximos dos años en el ámbito de la Bahía de Cádiz.

Así, este avance previo al desarrollo de los dos proyectos de investigación acometidos en esta primera campaña científica del UCADIZ ha alcanzado los objetivos previstos. Esto permitirá que en el verano próximo se puedan retomar con garantías unos proyectos de larga duración y ejecución a largo plazo que servirán para determinar el valor de los yacimientos arqueológicos subacuáticos conocidos en la zona de La Caleta e incidir en el extraordinario patrimonio sumergido en las costas gaditanas y andaluzas.

18 de junio de 2024

Descubren en Sevilla el vino más antiguo del mundo: un blanco con más de 2.000 años de ‘maduración’

Los análisis químicos confirman que el líquido hallado en el interior de una urna funeraria en Carmona es un vino de época romana, la muestra más antigua identificada hasta la fecha
La urna funeraria con el líquido en su interior, que ha resultado ser un vino de 2.000 años. FOTO: Juan Manuel Román, Ayuntamiento de Carmona

Un equipo de investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO) ha identificado el vino más antiguo encontrado hasta la fecha en el interior de una urna funeraria de 2.000 años de antigüedad. El recipiente se encontraba en el mismo mausoleo romano descubierto en 2019 en la localidad sevillana de Carmona en el que ya se había localizado un frasco de perfume perfectamente sellado. Otra de las urnas cerradas herméticamente contenía cuatro litros de un líquido rojizo que, tras el análisis químico, ha sido identificado como vino y supera en antigüedad a la famosa botella de Espira, un recipiente desenterrado de una tumba romana en Alemania del siglo IV d.C.

“Fue muy sorprendente, porque cuando encontramos las urnas durante una excavación dábamos por hecho que contenían huesos y ajuar; nunca nos imaginamos que dentro pudiera haber líquido”, asegura Juan Manuel Román, arqueólogo municipal del Ayuntamiento de Carmona que descubrió la tumba y lideró la excavación. Fue al abrir la urna en el laboratorio cuando se quedaron atónitos. “El líquido tenía un color rojizo y estaba como burbujeando, quizá por el movimiento del traslado”, recuerda. Sumergidos en el interior de la urna estaban los huesos incinerados de un hombre de alrededor de 45 años, junto a otros elementos como un anillo de oro y varias piezas de hueso trabajado.

Tras asegurarse de que el líquido no podía proceder de la condensación y que no se habían producido filtraciones en la urna, los científicos procedieron a su análisis químico. En un trabajo publicado en la revista Journal of Archaeological Science: Reports, el equipo del Departamento de Química Orgánica de la UCO, liderado por el catedrático José Rafael Ruiz Arrebola, detalla los resultados de una serie de pruebas para estudiar su composición, diferenciar los compuestos que podían estar relacionados con el vidrio de la urna o con los huesos del difunto y compararlo con vinos actuales de Montilla-Moriles, Jerez o Sanlúcar.

“Lo que nos dio la certeza de que se trataba de un vino fueron los polifenoles”, comenta Ruiz Arrebola a elDiario.es. “Lo que vemos son las moléculas características del vino, sin lugar a dudas, de hecho los hemos comparado con vinos de la zona y están presentes los mismos compuestos”. Por otro lado, la ausencia de antocianinas, los polifenoles que se encuentran en la piel de la uva cuando se dejan en maceración al producir vino tinto, les lleva a pensar que se trataba de un vino blanco.

“Certeza absoluta no la podremos tener jamás, pero tengo cierta confianza en que era un vino blanco, porque en el análisis químico no aparece el ácido siríngico que viene de la descomposición de la antocianina más abundante y aparece en los tintos”, subraya el especialista.

Una práctica desconocida
Uno de los aspectos que desconcierta a los científicos es el hecho de que los restos funerarios aparezcan sumergidos de vino, algo de lo que no hay constancia en otros lugares ni en los documentos escritos de la época. Recientemente se encontró una urna del mismo tipo en Pompeya rellena de líquido, pero aún no se ha analizado su contenido ni se conoce si es un caso similar. “Este es un aspecto del ritual funerario del que no había constancia”, explica Juan Manuel Román. “Será difícil encontrar algo parecido, porque tiene que tener unas condiciones muy particulares para que un líquido se conserve 2.000 años, hay que recordar que del frasco de perfume que encontramos en la urna que estaba junto a esta solo nos habían quedado los posos”.

Este mausoleo circular acogió a una familia de alto poder adquisitivo, estaba situada junto a la importante vía que comunicaba Carmo (la actual Carmona) con Hispalis (Sevilla), y señalizada con una torre de la que ya no quedan restos. Los arqueólogos subrayan que esto hace más improbable que pasara desapercibida por los saqueadores, pero por algún motivo permaneció sin abrir hasta 2019. El mausoleo acogía seis urnas funerarias con los restos de tres hombres y tres mujeres que vivieron en el siglo I d.C., además de vasijas, platos de vidrio y cerámica de gran valor que formaban parte de un ajuar. Conocemos el nombre de dos de ellos, Hispana y Senicio, pero no el de los ocupantes de las dos urnas más lujosas, situadas en el lado derecho de la tumba, la que contenía el perfume (de una mujer) y la del recién descubierto vino (de un hombre).

Los investigadores, que no saben si ambos fueron familia porque la incineración no ha dejado muestras de ADN, creen que esta diferencia de tratamiento puede deberse a una cuestión de género. Las mujeres en la antigua Roma tuvieron durante mucho tiempo prohibido probar el vino, que estaba reservado para los hombres. Los restos de la mujer tenían tres joyas de ámbar, un frasco de perfume con aroma a pachulí y fragmentos de telas cuyos primeros análisis parecen indicar que se trataría de seda. Como curiosidad, además del vino, los restos del hombre estaban acompañados por un anillo de oro que se añadió tras la cremación con la figura de Jano bifronte —una divinidad asociada al tránsito de la muerte—, y restos de huesos trabajados que han resultado ser las patas de una cama, seguramente junto con la que se quemó su cuerpo.

Una bebida para la liturgia
María José Motilva, investigadora del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV-CSIC), que no ha participado en el artículo, cree que se trata de un “hallazgo excepcional” y que los resultados del análisis de polifenoles sugieren que el líquido rojizo contenido en el ánfora podría tratarse de un vino con una lógica degradación por el paso del tiempo. “La composición en sales minerales del líquido es bastante similar a la de los vinos finos que se producen actualmente en la antigua región bética”, destaca. En cuanto al pH de 7,5, muy superior al de los vinos finos que se elaboran hoy día, cree que se debe a “una degradación lógica que se relaciona con el bajo contenido de materia orgánica del vino que fue en su día”.

José Miguel Martínez Zapater, director del ICVV-CSIC, también cree que se trata de un trabajo muy relevante que aporta mucha información sobre cómo vivieron sociedades anteriores a las nuestras y cómo valoraban el vino. “El vino era una bebida casi para comunicarse con los dioses, estaba muy relacionado con la religión”, asegura. “Estaba destinada a determinados grupos sociales y lo que le daba valor es que solo se producía una vez al año, a diferencia de otras bebidas como la cerveza, que estaban más disponibles”.

Zapater y su equipo trabajan en la identificación de restos arqueológicos de la vid, a partir de semillas en yacimientos con los que tratan de identificar qué variedades se cultivaban, por lo que si apareciera alguna semilla en el fondo de esta urna, señala, sería especialmente interesante para ellos. “Me atrevería a afirmar que las variedades de uva no han cambiado tanto, pero no hay mucha información en el trabajo”, asegura. Lo que tiene claro es que el vino que se bebía hace 2.000 años era muy diferente del actual. “Sospecho que era un vino que se oxidaba rápidamente y tenía problemas de conservación; eso se sabe de muchos vinos de la antigüedad, es algo que ahora evitamos con la tecnología”.

¿A qué sabrá este vino después de 2.000 años? Ruiz Arrebola confiesa que él y su equipo han fantaseado alguna vez con la posibilidad de tomarse un chupito para celebrar el descubrimiento. “No creo que sea peligroso, pero me da un poco de asco, en particular porque estaba en contacto con los restos de un romano muerto”, bromea.

Para Juan Manuel Román, el arqueólogo que descubrió esta tumba romana llena de tesoros, el vino es una muestra más del poder de aquella familia, capaz de adquirir productos que viajaban desde las más lejanas partes del mundo. “Hasta Carmona llegaba el ámbar del Báltico, el pachulí de Pakistán, el vidrio de Alejandría y ahora sabemos que quizá hasta seda desde el lejano oriente”, resume. “El vino es un añadido más a este espectacular hallazgo que nos brinda información de primera sobre cómo se vivía (y se moría) en el mundo romano”.

Descubren en Navarra un altar votivo del siglo I d.C. dedicado a una divinidad vascona

 El altar, documentado en un monasterio medieval de la localidad navarra de Larunbe, recoge una dedicatoria en latín de una mujer, Valeria Vitella, a la deidad vascona Larrahe. El catedrático de Filología Latina y decano de la Facultad de Filología y Comunicación de la Universidad del País Vasc, Javier Velaza, forma parte del grupo de investigadores que descubrió esta pieza en 2022.

Un equipo multidisciplinar coordinado por arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y con la participación de investigadores de la Euskal Herriko Unibertsitatea-Universidad del País Vasco, la Universitat de Barcelona, la Universidad de Burgos y la Université de Pau et des Pays de l’Adour descubrió en agosto del 2022 un ara o altar votivo de época romana, datada en el siglo I d.C. Esta pieza es excepcional debido a su inscripción y la posición donde fue recuperada, ya que recoge una dedicatoria en latín de una mujer, Valeria Vitella, a la deidad vascona Larrahe.

La Sociedad de Ciencias Aranzadi coordina desde el 2010 y en auzolan a un equipo de arqueología junto a más de 50 voluntarios y voluntarias de Larunbe para excavar y consolidar los restos del monasterio medieval de Doneztebe (siglo XI), ubicado en la cima del monte Arriaundi (942m).

Un monasterio medieval sobre restos de época romana
Arriaundi constituye un importante yacimiento arqueológico, puesto que permite conocer la evolución de un enclave cultural con diversas fases que van desde la época romana, pasando por la Antigüedad Tardía y siguiendo prácticamente durante toda la Edad Media hasta la Edad Moderna. De hecho, las características de su emplazamiento, un promontorio fácilmente defendible e inexpugnable por su vertiente sureste y con un control visual de una de las principales vías de acceso a la cuenca de Pamplona, lo convirtieron en un lugar atractivo y de carácter religioso en diferentes épocas.

Fue en el contexto de las políticas del reino de Pamplona cuando, a finales del siglo XI, se ordenó la construcción de un monasterio dedicado a San Esteban (Doneztebe) que define el espacio central del yacimiento. Gracias a las labores de voluntariado de vecinas y vecinos de Larunbe y la coordinación arqueológica de Aranzadi se descubrieron y consolidaron los restos de este monasterio, cuyo emplazamiento era desconocido hasta la fecha, y que conserva su planta original de tres ábsides semicirculares.

Pero una sorpresa aguardaba debajo de la tierra. Una pieza arqueológica 1000 años más antigua que la construcción del monasterio emergió en verano del 2022 en plena campaña arqueológica: un ara o altar votivo del siglo I d.C, escrito en latín y dedicado a una divinidad vascona. Esta pieza no se ha localizado en su ubicación original: es un altar diseñado para estar de pie, ser contemplado y ser legible. Sin embargo, se ha encontrado depositada en el fondo del pozo medieval adscrito al monasterio, con la inscripción oirentada hacia abajo. Se desconoce si fue arrojada o depositada de forma intencionada en este lugar.

Si bien en el yacimiento de Arriaundi se han podido documentar aisladamente materiales arqueológicos de época romana tales como fragmentos cerámicos, tachuelas de sandalias y monedas, el descubrimiento del ara aporta avances significativos sobre las creencias de los vascones, el área de culto a la deidad Larrahe y el sincretismo entre el mundo romano y el vascón.

El ara de Larunbe, una ofrenda de agradecimiento de Valeria a Larrahe
En Hispania la mayor parte de los textos sobre aras están escritos en latín y llevan el nombre de la divinidad a la que va dedicada y, por lo general, también el nombre de la persona que hace la dedicatoria.

Los altares o aras romanas suelen estar realizados de piedra. En la parte central tienen el cuerpo, donde se escribe la dedicatoria. La base y la parte superior suelen sobresalir del cuerpo, y en la superior suelen tener una corona con un pequeño orificio denominado focus. En este focus se realizaban los sacrificios, es decir, se vertía vino o se quemaba algún tipo de incienso en su interior a modo de ofrenda.

En el caso del ara de Larunbe, se representa el cumplimiento de un voto puesto por una mujer, Valeria Vitella, a una divinidad vascona de nombre Larrahe.

El nombre de este dios o diosa indígena solamente se atestigua en otras tres aras procedentes del territorio vascón, localizadas en la cuenca del Arga y de su afluente el río Salado: Muruzabal de Andión (Mendigorria, antigua Andelo), Irujo y Riezu. La de Larunbe es excepcional ya que es la pieza que más al norte ha aparecido y a más altitud, y la única recuperada en contexto de intervención arqueológica. Esto amplia el ámbito de influencia hasta ahora conocido para esta divinidad.

Se trata por tanto de una deidad evidentemente vascona, ya que tiene una parte final, escrita -he que podemos interpretar probablemente como la forma del dativo vascónico, es decir, que marca a quién está dedicada: a la deidad Larra. El nombre vascónico, con su vinculación al euskara actual, nos lleva a una interpretarla como una deidad relacionada con el campo o el territorio de labranza.

Importancia del hallazgo para la lengua vascónica
El ara de Larunbe amplía más al norte la dimensión territorial de los testimonios escritos de la divinidad y del idioma vascónico. El lugar donde aparece está en los límites de lo que podría ser el territorio patrimonial vascón y sus vecinos probablemente várdulos. El testimonio del ara nos delimita un poco más este territorio y nos señala esta zona de culto a la divinidad vascona a finales del siglo I d.C. Es un testimonio más que ayuda a profundizar sobre los orígenes y evolución del vascónico y del euskera.

Acto de presentación del ara de Larunbe
El ara votiva se ha presentado en un acto institucional en la iglesia de San Vicente de Larunbe y ha contado con la participación de Unai Hualde, presidente del Parlamento de Navarra; Ana Ollo, vicepresidenta segunda y consejera de Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera del Gobierno de Navarra; Floria Pistono, alcaldesa de Iza; Jokin Otamendi, presidente de Aranzadi; Juantxo Agirre Mauleon, Secretario General de Aranzadi y arqueólogo director del yacimiento de Larunbe; y Javier Velaza, Catedrático de Epigrafía Latina de la Universitat de Barcelona.

En el acto se han presentado dos monografías sobre el ara de Larunbe y el yacimiento de Arriaundi, un reportaje documental sobre el hallazgo y un mural dedicado a Larrahe realizado en Larunbe por el muralista Iker Uribe.

Mediante este acto, Aranzadi inaugura así la temporada de excavaciones arqueológicas en Navarra, que se alargará hasta mediados de septiembre. En este contexto, y relacionado con otra pieza esencial de la epigrafía de los vascones como lo es la Mano de Irulegi, Aranzadi ofrece visitas guiadas al yacimiento de Irulegi para toda la ciudadanía interesada en conocer este poblado en el corazón de la tierra de los vascones.
(Fuente: Aranzadi)

17 de junio de 2024

Un equipo internacional estudia los mosaicos romanos expuestos en el Museo de Jaén

Un equipo de investigadores portugueses y belgas visita el Museo de Jaén para colaborar en el proyecto ‘GeoChemMos’, sobre el análisis de los mosaicos romanos, que lidera el Instituto de Arqueología Ibérica de la UJA
Trabajos de análisis de mosaicos romanos, en el Museo de Jaén.

Un equipo internacional de investigadores portugueses y belgas se ha desplazado hasta el Museo de Jaén para colaborar en la campaña que se desarrolla del 12 al 19 de junio de análisis químicos de los mosaicos romanos actualmente expuestos en el mismo, en el marco del proyecto ‘Análisis geoquímicos para la investigación y puesta en valor de los mosaicos romanos del Valle del Alto Guadalquivir (GeoChem-Mos)’, que lidera el Instituto Universitario de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén.

En concreto, se trata de investigadores expertos en el análisis arqueométrico del patrimonio arqueológico procedentes del Laboratorio Hércules de la Universidad de Évora (Portugal) y del Departamento de Arqueología de la Universidad de Gante (Bélgica). Ambas instituciones forman parte de este proyecto de investigación, que está financiado por la Junta de Andalucía en el marco del Plan Andaluz de Investigación en la modalidad de Proyectos de investigación orientados a los retos de la sociedad, con una duración de tres años (2023-2025) y una financiación de 109.040 euros.

El trabajo, actualmente en ejecución, se centra en el análisis de la composición química de un conjunto de teselas de diferentes materiales y colores pertenecientes a cada uno de los 6 mosaicos expuestos en el Museo de Jaén y datados entre los siglos II y V d.C. La técnica de análisis empleada, dado que no se disponen de teselas sueltas y no puede alterarse la integridad física de los mosaicos, es la fluorescencia de rayos X aplicada utilizando equipos portátiles. Los resultados obtenidos se unirán a los ya conseguidos por el proyecto relacionados con el análisis de imágenes de alta resolución, y con el análisis mineralógico por medio de espectroscopía Raman. Además de los mosaicos del Museo de Jaén, el proyecto incorpora otros mosaicos procedentes de los sitios arqueológico de Cástulo (Linares), El Altillo (Rus) y el Cerrillo del Cuco (Vilches).

“Esta colaboración internacional y el carácter interdisciplinar de la investigación están permitiendo una aproximación más precisa y científica a un patrimonio arqueológico de gran presencia y significado histórico para Jaén y el Alto Guadalquivir”, indica Alberto Sánchez Vizcaíno, investigador responsable del proyecto. Asimismo, explica que las materias primas empleadas en la fabricación de las teselas, tanto las rocas (calizas, areniscas, cuarzo, piedra ferruginosas) como el vidrio (sódico-cálcico o de plomo) están empezando a ser identificadas y clasificadas con objeto de aportar no sólo información sobre su origen y el proceso de fabricación de los mosaicos, sino también sobre su estado de conservación y, sobre todo, “como medio de elaborar nuevas propuestas de puesta en valor de un patrimonio arqueológico de gran relevancia cultural y turística”.

14 de junio de 2024

Apuesta para seguir 'desenterrando' el pasado siderúrgico de León

La Junta de Castilla y León destina 400.000 euros para la intervención arqueológica en el complejo industrial de los pioneros e históricos altos hornos de La Ferrería de San Blas, en Sabero. Esta intervención busca documentar los restos industriales del proceso desarrollado en este espacio completo, su cronología, secuencia constructiva, conexión con los edificios aledaños y funcionalidad de cada espacio en el proceso productivo de Sabero.
Museo de la Siderurgia y de la Minería en la antigua Ferrería de San Blas en Sabero. Peio García / ICAL

El Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León ha aprobado la contratación del servicio de documentación e intervención arqueológica en el complejo industrial de los pioneros e históricos altos hornos de la Ferrería de San Blas, en la localidad leonesa de Sabero. Gracias a estos trabajos, que contarán con una inversión de 400.000 euros, se podrán plantear en un futuro estrategias de conservación y difusión del conjunto y estudiar la viabilidad de su incorporación a la visita del Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León.

Esta intervención busca documentar los restos industriales del proceso desarrollado en este espacio completo, su cronología, secuencia constructiva, conexión con los edificios aledaños y funcionalidad de cada espacio en el proceso productivo de Sabero.

En concreto, el objeto de este servicio es la completa documentación arqueológica de los restos correspondientes a las estructuras de los altos hornos y espacios anejos que conectan con el resto de las edificaciones de la Ferrería de San Blas.

En el año 2020 se excavó parcialmente el horno 2 del complejo de los Hornos Altos. El objetivo ahora es analizar el conjunto extenso de este espacio, aplicando las técnicas de estudio histórico y arqueológico necesarias, que permitan el conocimiento máximo del complejo industrial, su articulación y distribución funcional en el tiempo. Este estudio previo podrá sentar las bases de futuros debates en estrategias de conservación, recuperación y difusión.

La consecución de este objetivo permitirá poder plantear en un futuro estrategias de conservación y difusión del conjunto y estudiar la viabilidad de su incorporación a la visita del Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León, en la misma localidad de Sabero, de cara a completar el conocimiento y ampliar contenidos sobre esta parte del proceso de producción.

La Ferrería de San Blas es un bien representativo del patrimonio industrial de la Comunidad, que pretende fomentar el estudio de los sitios, métodos y maquinaria utilizados en el proceso industrial, especialmente durante y tras la Revolución Industrial, así como de los hábitos de comportamiento social derivados de dicho fenómeno. Fue un proyecto industrial pionero en España, los primeros Hornos Altos del país que funcionaron con carbón de cok y tecnología moderna.
(Fuente: IleónIleón)

Hallados en Vizcaya los restos de una mujer neandertal de hace más de 150.000 años

Aparecidos en la cueva El Polvorín, de Karrantza, son los restos humanos más antiguos de Euskadi, similares en antigüedad a los de la Sima de los Huesos de Atapuerca
Un equipo de la UPV-EHU investiga en el Arkeologia Museoa restos procedentes de la cueva de El Polvorín, en Karrantza, que podrían corresponderse con los de una mujer neandertal.

Un grupo de investigadores, liderado por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), ha hallado en la cueva El Polvorín, de Karrantza (Vizcaya), los restos humanos más antiguos de Euskadi, similares a los de la Sima de los Huesos de Atapuerca (Burgos).

Los restos hallados, pertenecientes a una mujer bautizada como Andere (señora), tienen "como mínimo" 150.000 años de antigüedad, aunque la hipótesis de los investigadores los sitúa entre 200.000 y 300.000 años, con lo que serían más antiguos que el húmero encontrado en la cueva de Lezetxiki (Arrasate/Guipúzcoa).

El arqueólogo Asier Gómez, director de la investigación, ha explicado que Andere era una mujer adulta que mediría entre 1,50 y 1,60 metros y era una neandertal "arcaica", similar a los de la Sierra de Atapuerca (situada a unos 150 kilómetros de Karrantza), con los que comparte tener en el radio la misma curvatura para la inserción del bíceps.
La investigación

La investigación comenzó en 2021, después de que en el estudio de los fósiles óseos de animales de esta cueva que tiene el Museo Arqueológico de Bilbao se encontraran 8 restos humanos.

Entonces se montó un equipo de investigación que en 2021 comenzó a trabajar en la cueva de El Polvorín, de 30 metros de longitud, con una sima posterior de 7 metros de caída y en cuyo fondo se realizan los trabajos arqueológicos.

Allí se han hallado desde entonces otros 9 restos, todos ellos de la misma mujer, con partes frontales del cráneo (el hallazgo estrella) falanges intermedias de manos y pie, partes de la escápula y un radio.

En la cueva hay también numerosos restos de osos de las cavernas y de hienas, que eran los conocidos hasta ahora.

Asier Gómez ha explicado que la cueva tiene un acceso muy difícil, por lo que han contado con la colaboración de varios grupos de espeleología para habilitar rutas, y que geológicamente es muy compleja, lo que dificulta datar los restos hallados porque las capas se superponen y hay restos fósiles tanto en el suelo como en las paredes y techos.

"El yacimiento tiene mucho futuro y dará muchas sorpresas, pero llevamos muy poco tiempo y hay trabajo para varios años", ha dicho el arqueólogo, que ha comentado que la campaña de excavaciones de 2023 se realizará en otoño.
Siguientes fases

El investigador ha explicado que además de buscar nuevos restos humanos, tanto de Andere como de otros posibles individuos, se tienen que realizar todavía muchas investigaciones geológicas, así como de los restos de los osos y hienas, que parecen más recientes que los de la neandertal.

Ha comentado que necesitan tener "datos más robustos" con esos estudios y posibles análisis genéticos, tanto de humanos como de animales, si se encuentran restos con ADN, para explicar el "origen de la acumulación de restos" animales en la cueva.

Ha señalado que ni los restos de la mujer ni los de los animales presentan cortes, por lo que una de las hipótesis es que fuera una zona de hibernación de los osos y que éstos murieran allí y después entraran las hienas para comer su carroña y no pudieran salir.
(Fuente: Diario de Sevilla / AgenciasDiario de Sevilla / Agencias)

13 de junio de 2024

Arqueólogos de la UA obtienen una secuencia ininterrumpida de la ocupación de Ilici

Arqueólogos de la Universidad de Alicante han conseguido documentar la vida del yacimiento desde la Edad Media hasta las raíces del asentamiento ibérico
Equipo Domus 2024.

El proyecto ‘Domus-La Alcudia: vivir en Ilici’ culmina sus objetivos en las nuevas excavaciones y obtiene una secuencia contrastada e ininterrumpida de ocupación en el sector nororiental de la ciudad, uno de los puntos más elevados de la topografía original, donde existían indicios de ocupación entre la prehistoria y la época medieval, según ha informado Sonia Gutiérrez Lloret, catedrática de Arqueología de la Universidad de Alicante y codirectora del proyecto junto a los profesores Julia Sarabia, Victoria Amorós y Jesús Moratalla, todos ellos del área de Arqueología de la UA, especialistas en diversos periodos y problemáticas históricas.

La campaña cuenta, además, con un equipo amplio de especialistas de prehistoria y arqueología de la Universidad de Alicante y otros centros investigación, como el Instituto de Arqueología de Mérida-CSIC (Trinidad Tortosa) o la Universidad de Murcia (Alicia Fernández). En él participan también estudiantes y egresados del Máster en Arqueología Profesional y Gestión Integral del Patrimonio de la UA y un excelente equipo de técnicos y peones especializados, fruto de la colaboración con el Ayuntamiento de Elche.

Gutiérrez Lloret explica que Domus pretendía contrastar el relato idealizado de las ciudades superpuestas con la verdadera historia material de IIlici. “Y para ello, en lugar de focalizar el interés en un periodo o monumento concretos, convertimos la diacronía (el tiempo en un espacio) en nuestro objetivo, rechazando los clichés arbitrarios que tanto han condicionado y siguen condicionando la interpretación de La Alcudia, desde la aparición casual de la Dama de Elche en un contexto desconocido de la ladera oriental de la colina”, señala la arqueóloga, que incide en el hecho de que “todas las ciudades, como espacios construidos, son una sucesión de paisajes urbanos en continua transformación y La Alcudia es un ejemplo impresionante”.

De este modo, Sonia Gutiérrez señala que la excelente conservación de la estratigrafía en este sector ha proporcionado ya interesantes novedades, como el descubrimiento, por vez primera, de una ocupación islámica temprana (siglos VIII y IX) que permite demostrar que la madina Ilš del pacto de Teodomiro del año713 estuvo en La Alcudia, mucho antes de que una nueva ciudad heredase su nombre, dando lugar a Elx en el siglo X. “Hemos constatado la importancia de la Ilici romana a través de una intensa y monumental remodelación urbanística fechada entre los siglos IV y V, con el trazado de calles y edificios que estuvieron en uso, tras diversas remodelaciones, hasta la época visigoda. Se ha documentado también una fase urbana altoimperial del siglo I d. C. correspondiente a la fundación colonial, un importante contexto del siglo III a. C. y niveles que alcanzan el ibérico pleno”.

“Con todo, esta última campaña ha marcado tres hitos fundamentales en el conocimiento de la historia de La Alcudia: la materialización del urbanismo romano tardío, la constatación de la importancia de la ciudad en el convulso siglo III a. C y la documentación de sus raíces ibéricas”, recalca la investigadora.

En las venas de la ciudad romana
Asimismo, la excavación de un cruce de calles romano ha sacado a la luz, bajo su pavimento, las tuberías de plomo por las que circulaba el agua que abastecía casas y termas, junto con la impresionante red de alcantarillado subterráneo que saneaba la ciudad. “Con los nuevos datos obtenidos se demuestra que buena parte de los restos romanos visibles en diversos sectores de la ciudad corresponden en realidad a los siglos IV y V, verdadero periodo de esplendor de la ciudad de Ilici, mientras que la materialidad de la ciudad altoimperial se muestra esquiva”, comenta Gutiérrez.

Entre púnicos y romanos: el convulso siglo III a.C.
Además, la arqueóloga señala que uno de los descubrimientos más llamativos, que ha permitido constatar la complejidad del siglo III a. C., se refleja en una inusitada intensidad constructiva durante su segunda mitad, comparable con la detectada en otros asentamientos próximos de características urbanas como el Tossal de Manises. Se trata del ángulo de una monumental estructura de más de 9 metros de longitud por un metro de anchura, de la que se conserva el zócalo de mampostería con alzado de grandes adobes y refuerzos de vigas verticales pensados para sostener algún adarve voladizo, sobre una cimentación heterogénea de dos metros de anchura, que transformó sustancialmente la trama urbana de carácter doméstico preexistente. La regularidad y características de su diseño, con paralelos en el mundo púnico y helenístico, y su cronología reforzada por el hallazgo de una moneda hispano- cartaginesa (221-218 a. C.), lo sitúan en el contexto de la II Guerra Púnica, es decir, el enfrentamiento entre púnicos y romanos que asoló con gran intensidad el sureste de la Península Ibérica.

Las raíces ibéricas del asentamiento
Por otra parte, la excavación de los niveles más profundos ha demostrado que la zona estuvo densamente habitada entre los siglos III y IV a. C., ya que a más de 4 m. de profundidad respecto al suelo agrícola actual y por debajo de los niveles de la primera mitad del siglo III a. C, se suceden suelos y estructuras que reutilizan piezas de fases anteriores, como un espectacular molino giratorio ibérico, hasta llegar a las habitaciones de adobe y barro amasado, similares a otras documentadas en La Alcudia, que nos sitúan en vísperas de la sociedad que alumbró la Dama. ,

Algunos significativos indicios, como un molino barquiforme o cerámica de la Edad del Bronce, indican que la ocupación pudo ser mucho más antigua, pero no es posible documentarla sin dañar otros valiosos restos que es necesario conservar. Recuerdan los investigadores, que “el objetivo final de un proyecto diacrónico es la puesta en valor de cada fase histórica detectada, explicando no una sino todas las historias escritas en la propia tierra de este sector de La Alcudia”.

Instantáneas de la historia en la tierra
“Aunque la arqueología en general y nuestro proyecto en particular estudian procesos antes que acontecimientos, la investigación a veces depara sorpresas asombrosas que son capaces de congelar el tiempo en un instante”, asegura Sonia Gutiérrez al tiempo que destaca dos de estas “instantáneas”: Por un lado, el descubrimiento, en una humilde habitación de la antigüedad tardía, de una antigua jarrita de producción local, cuidadosamente sellada con arcilla y envuelta en una tela, cuya urdimbre quedó impresa en el barro. “No sabemos por qué ni qué contenía, aunque en épocas romanas más antiguas era de buen augurio realizar ofrendas similares con carácter ritual, mientras que en periodos posteriores de inestabilidad a menudo se utilizaban como escondrijos”, matiza la arqueóloga. Por otro, una pequeña fosa llena a rebosar de cacharros rotos (tapaderas y marmitas, jarras, tinajas y ánforas con restos aún de sus tapones de yeso). “Este humilde basurero, que alguien llenó de trastos viejos, es un ‘tesoro’ que nos ha proporcionado un excelente contexto material de los siglos VII y VIII que permitirá conocer no solo cómo vivían los últimos habitantes de La Alcudia, sino también de dónde venían los productos que almacenaban”, cuenta la investigadora, señalando con humor que “a veces nuestro gozo sí está en un pozo”.

Reanudan la campaña arqueológica en el yacimiento de Bayra (Almería)

Un equipo de investigadores ha reanudado las excavaciones de la III Fase del Proyecto General de Investigación en el yacimiento de la antigua ciudad medieval de Bayra, que se han iniciado recientemente con el objetivo de continuar la exploración del recurso arqueológico ubicado en el Cerro del Espíritu Santo, en Vera (Almería).
Esta tercera fase de las excavaciones será llevada a cabo por el Grupo de Investigación PRINMA, de la Universidad de Granada.

Un equipo de investigadores ha reanudado las excavaciones de la III Fase del Proyecto General de Investigación en el yacimiento de la antigua ciudad medieval de Bayra, que se han iniciado recientemente con el objetivo de continuar la exploración del recurso arqueológico ubicado en el Cerro del Espíritu Santo, en Vera (Almería).

Según una nota del Ayuntamiento de Vera, esta tercera fase de las excavaciones, realizada por el Grupo de Investigación PRINMA, de la Universidad de Granada, continúa la línea iniciada los dos años anteriores y teniendo en cuenta los resultados obtenidos previamente, que han arrojado datos reveladores de diversas estructuras, viviendas bien conservadas, tramos de muralla y restos significativos que evidencian el terremoto de 1518 que devastó la ciudad.

Moisés Alonso Valladares y Alberto García Porras, codirectores del Proyecto General de Investigación Bayra, han manifestado que en esta tercera fase del Proyecto se trabajará en las zonas comenzadas en la fase anterior, ampliando la excavación del Alcázar, donde se presupone que está la torre vinculada a su zona central o centro norte y la zona medio alta de la ladera, donde se ubica el sondeo vinculado a las murallas de la ciudad.

"Además, en la zona medio baja de la ladera se ampliarán las excavaciones de las viviendas orientales y septentrionales, para poder profundizar en el conocimiento de la trama urbana y saber cómo se articulaban estos espacios domésticos y cómo vivían los moradores de esa época”, han añadido.

Este año se ha unido al proceso de investigación María José Peregrina, como codirectora de las excavaciones, en las que participan y colaboran unos 30 estudiantes y unos 8 arqueólogos como personal técnico, procedentes de diferentes ciudades, además de Almería y Granada, como Barcelona, Madrid o Asturias y de diferentes universidades europeas e internacionales como Portugal, Holanda, Italia e inclusive Brasil, China y Emiratos Árabes.

A fecha de hoy, estos sondeos han mostrado las primeras murallas de la ciudad y algunas estructuras, que actualmente están en proceso de estudio, valorando si estas son de tipo doméstico urbano, adosadas, estructuras adyacentes a la muralla o si puede ser alguna estructura vinculada a la puerta. Asimismo, hay cada vez más evidencias de viviendas orientales de reocupación tras el terremoto.

El objetivo principal de las actuaciones actuales es transformar el yacimiento arqueológico en un recurso turístico monumental visitable. Para ello, también se llevará a cabo inminentemente la construcción de un Centro de Interpretación y Recepción de Visitantes, la mejora de los accesos y el vallado del área catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC).

Estos trabajos se están llevando a cabo en una superficie de aproximadamente 250 metros cuadrados, siguiendo las normativas del Patrimonio Histórico Andaluz y el Reglamento de Actividades Arqueológicas de Andalucía.

Todas estas actuaciones forman parte de los Planes de Sostenibilidad Turística en Destino (PTSD), financiados con fondos Next Generation del Plan de Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea, que han proporcionado al Ayuntamiento de Vera un total de 2,5 millones de euros.

La ciudad de Bayra, un enclave trascendente durante el periodo del Al-Andalus medieval y la última frontera del Reino Nazarí, que tuvo una importancia estratégica durante ese reinado, ya que su ubicación facilitaba el control de rutas comerciales y la defensa del territorio, fue conquistada por los Reyes Católicos en 1488 y destruida por un devastador terremoto en 1518, quedando sepultada bajo los escombros.