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14 de junio de 2024

Hallados en Vizcaya los restos de una mujer neandertal de hace más de 150.000 años

Aparecidos en la cueva El Polvorín, de Karrantza, son los restos humanos más antiguos de Euskadi, similares en antigüedad a los de la Sima de los Huesos de Atapuerca
Un equipo de la UPV-EHU investiga en el Arkeologia Museoa restos procedentes de la cueva de El Polvorín, en Karrantza, que podrían corresponderse con los de una mujer neandertal.

Un grupo de investigadores, liderado por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), ha hallado en la cueva El Polvorín, de Karrantza (Vizcaya), los restos humanos más antiguos de Euskadi, similares a los de la Sima de los Huesos de Atapuerca (Burgos).

Los restos hallados, pertenecientes a una mujer bautizada como Andere (señora), tienen "como mínimo" 150.000 años de antigüedad, aunque la hipótesis de los investigadores los sitúa entre 200.000 y 300.000 años, con lo que serían más antiguos que el húmero encontrado en la cueva de Lezetxiki (Arrasate/Guipúzcoa).

El arqueólogo Asier Gómez, director de la investigación, ha explicado que Andere era una mujer adulta que mediría entre 1,50 y 1,60 metros y era una neandertal "arcaica", similar a los de la Sierra de Atapuerca (situada a unos 150 kilómetros de Karrantza), con los que comparte tener en el radio la misma curvatura para la inserción del bíceps.
La investigación

La investigación comenzó en 2021, después de que en el estudio de los fósiles óseos de animales de esta cueva que tiene el Museo Arqueológico de Bilbao se encontraran 8 restos humanos.

Entonces se montó un equipo de investigación que en 2021 comenzó a trabajar en la cueva de El Polvorín, de 30 metros de longitud, con una sima posterior de 7 metros de caída y en cuyo fondo se realizan los trabajos arqueológicos.

Allí se han hallado desde entonces otros 9 restos, todos ellos de la misma mujer, con partes frontales del cráneo (el hallazgo estrella) falanges intermedias de manos y pie, partes de la escápula y un radio.

En la cueva hay también numerosos restos de osos de las cavernas y de hienas, que eran los conocidos hasta ahora.

Asier Gómez ha explicado que la cueva tiene un acceso muy difícil, por lo que han contado con la colaboración de varios grupos de espeleología para habilitar rutas, y que geológicamente es muy compleja, lo que dificulta datar los restos hallados porque las capas se superponen y hay restos fósiles tanto en el suelo como en las paredes y techos.

"El yacimiento tiene mucho futuro y dará muchas sorpresas, pero llevamos muy poco tiempo y hay trabajo para varios años", ha dicho el arqueólogo, que ha comentado que la campaña de excavaciones de 2023 se realizará en otoño.
Siguientes fases

El investigador ha explicado que además de buscar nuevos restos humanos, tanto de Andere como de otros posibles individuos, se tienen que realizar todavía muchas investigaciones geológicas, así como de los restos de los osos y hienas, que parecen más recientes que los de la neandertal.

Ha comentado que necesitan tener "datos más robustos" con esos estudios y posibles análisis genéticos, tanto de humanos como de animales, si se encuentran restos con ADN, para explicar el "origen de la acumulación de restos" animales en la cueva.

Ha señalado que ni los restos de la mujer ni los de los animales presentan cortes, por lo que una de las hipótesis es que fuera una zona de hibernación de los osos y que éstos murieran allí y después entraran las hienas para comer su carroña y no pudieran salir.
(Fuente: Diario de Sevilla / AgenciasDiario de Sevilla / Agencias)

26 de septiembre de 2018

La arqueología molecular revela cómo era la dieta de una aldea visigoda

Una investigación de la Universidad del País Vasco constata que la arqueología biomolecular es una herramienta válida para conocer cuál era la alimentación de las sociedades rurales en la Alta Edad Media. El estudio se centra en los restos humanos hallados en el yacimiento visigodo de Boadilla, en Illescas (Toledo).
El consumo de carne, huevos, lácteos y otros productos derivados se incrementaba a partir de los 8 años.
La Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha dado hoy a conocer este estudio que forma parte de la tesis doctoral de la estudiante de Arqueología Maite Iris García Collado, que se ha centrado en analizar la alimentación de quienes habitaban en la aldea de Boadilla, un asentamiento de campesinos de época visigoda (siglos VI-VIII d.C.) situado a las afueras del actual municipio de Illescas, en Toledo.

En primer lugar la investigación se centró en hacer un estudio antropológico tradicional para determinar el tamaño de la población enterrada en Boadilla y su perfil demográfico (edad y sexo), lo que determinó que se trataba de una población estable en la que estaban representadas todas las categorías de edad.

Por otro lado, se llevaron a cabo los análisis de isótopos estables de carbono nitrógeno, técnica que parte de la premisa de que la composición química de los alimentos queda reflejada en la composición de los tejidos del organismo.

Así se pudo constatar que los habitantes enterrados en Boadilla basaban su dieta en «cereales de invierno» como el trigo, la cebada, el centeno y la avena.

No obstante, los cereales de ciclo corto, que eran entonces el mijo y el panizo, también formaban parte importante de la dieta de esa comunidad. «Esto es relevante porque este y otros estudios anteriores apuntan a que la producción y el consumo de esos cereales menores podría ser un rasgo característico de grupos de campesinos con cierta autonomía y control sobre su producción», detalla Maite Iris García.
La carne, de forma ocasional

DESCARTADO EL CONSUMO DE PESCADO

En cuanto a las proteínas de origen animal como carne, huevos, leche y lácteos, su consumo sería limitado y ocasional, y se ha descartado el consumo de pescado.

El estudio no detectó ninguna diferencia en cuanto al consumo de cereales en los individuos de distintas edades, algo que sí ocurre con las proteínas de origen animal, a las que según esta investigación no tenían acceso los niños de 2 a 8 años.

El consumo de carne, huevos, lácteos y otros productos derivados se incrementaba ligeramente entre los 8 y los 14 años, para ponerse a la misma altura que los adultos durante la adolescencia, a partir de los 14 años.

«Eso quiere decir que el acceso a ese tipo de productos estaba condicionado por la edad y que los individuos más jóvenes tenían un acceso muy restringido a ellos», puntualiza.

Otra conclusión del estudio es que no se han apreciado diferencias en la alimentación entre quienes fueron enterrados con objetos de adorno personal o herramientas de uso cotidiano –que podrían indicar un mayor estatus social– y quienes fueron sepultados sin nada de esto.

También se constata que la dieta de individuos enterrados dentro de la misma tumba tendía a ser similar, un argumento a favor de la hipótesis de que esas estructuras funerarias se usasen como panteones de grupos familiares extensos.

Por último, se analizaron esqueletos de animales domésticos y se observó que las vacas, las ovejas y las cabras probablemente pastaban en tierras cercanas a la aldea, lo cual contribuía al abonado de los campos de cultivo. En cambio, los caballos eran enviados a pastos abiertos más alejados del asentamiento, concluye la investigación.
(Fuente: ABC / EFE)

21 de octubre de 2015

Documentan una aldea medieval y un convento del S. XVII en La Puebla de Arganzón (Burgos)

Un poblado medieval y un convento franciscano del S. XVII han quedado al descubierto en el valle del río Zadorra. Esos son los nuevos hallazgos que los arqueólogos de la UPV han localizado en las inmediaciones de La Puebla de Arganzón, en el Condado de Treviño (Burgos). Nuevos resultados arqueológicos que ayudan a entender mejor la historia de este entorno.
Sepulturas antropomorfas halladas en el cementerio medieval de Arganzón. FOTO: UPV
Las excavaciones, llevadas a cabo por el grupo de investigación en Patrimonio y Paisajes Culturales de la UPV, han descubierto la vieja aldea de Arganzón, de fundación medieval, y un importante convento franciscano fundado en 1615 sobre la una iglesia altomedieval. El antiguo poblado ya aparece mencionado en fuentes escritas a partir del año 801, cuando tuvo lugar en este punto un conflicto armado contra los árabes que "buscaban botín en Álava y Castilla", ha confirmado la UPV.

Años más tarde, en el año 871, fuentes escritas mencionan la iglesia de Santa María de Arganzón, por lo que se considera que Arganzón es una de las primeras aldeas conocidas en el valle del Zadorra, gracias a la documentación medieval. Este documento narra cómo el señor Arroncio dona al monasterio de Acosta varios bienes entre los que se incluye la iglesia de Arganzón, bienes que había recibido en herencia de sus abuelos procedentes de León. Por este motivo, se ha considerado que Arganzón sería un buen ejemplo del proceso de repoblación que habría tenido lugar como resultado de la llegada de colonizadores desde el reino astur-leonés.

REPOBLACIÓN
A pesar de la presencia de Arroncio y de sus ascendentes leoneses, el equipo de investigadores estiman que las aldeas y los pueblos medievales ha seguido un proceso diferente en el valle del Zadorra. Arganzón, situado en la periferia de la ciudad romana de Iruña, fue fundado hacia el siglo VI, tal y como han mostrado las excavaciones realizadas en la zona de La Erilla con ocasión de la construcción del actual trazado de la A-1. «Dicho de otra manera, Arganzón no se formó como resultado de la repoblación llevada a cabo por colonizadores procedentes de otros sectores del norte peninsular en el siglo IX, sino que es el resultado de una iniciativa local precedente», explica Juan Antonio Quirós, director del proyecto.

CEMENTERIO CON TUMBAS ANTROPOMORFAS
Las excavaciones realizadas han permitido, además, reconocer la naturaleza y las características de este poblado altomedieval. En él se ha hallado un amplio cementerio formado por tumbas antropomorfas -sepulturas delimitadas por lajas de piedra y enterramientos realizados directamente en la roca-, que datan de antes del año mil. Los estudios antropológicos han permitido determinar que en el cementerio «estaban enterrados tanto niños como adultos, jóvenes y seniles, varones y mujeres, en definitiva, toda la comunidad de Arganzón», ha explicado el investigador de la UPV.

También se han identificado varias viviendas asociadas a este cementerio, que estuvieron «en uso durante la Alta y la Plena Edad Media». Son estructuras «poco consistentes construidas por zócalos de piedra y con alzados en materiales efímeros». Entre los hallazgos más significativos destaca el descubrimiento de varios silos destinados al almacenaje de cereal.


EL CASTILLO Y EL CONVENTO
A la aldea de Arganzón se sumaron en los siglos siguientes varias construcciones de mayor entidad. Próximo al poblado fue fundado, hacia el año mil, el castillo de Arganzón, aún conservado parcialmente en el estrecho paso atravesado por el río Zadorra. La aldea se mantuvo incluso cuando se fundó, a finales del siglo XII, La Puebla de Arganzón. De hecho, no se abandonó hasta que llegó la Baja Edad Media, aunque la iglesia fue restaurada en los siglos siguientes.

Por otra parte, en 1615 fue fundado el convento franciscano de Nuestra Señora de la Concepción sobre la vieja iglesia altomedieval de Santa María, aquella que donó el señor Arroncio en el año 801. Las excavaciones han permitido recuperar de forma parcial la planta de este monasterio, que incluye una iglesia conventual, un amplio claustro, un huerto y otros edificios anexos. En el interior de la iglesia se han hallado numerosos enterramientos, uno de los cuáles tenía un rosario de hueso en el cuello.

El convento, que estuvo en uso hasta 1834, fue reconstruido y reformado en varias ocasiones, tal y como muestran los distintos muros hallados y los numerosos suelos reparados. También se han recuperado numerosos materiales cerámicos y restos de alimentación, que arrojan luz sobre el estilo de vida de esta comunidad conventual. Durante la batalla de Vitoria y las guerras carlistas el convento fue seriamente dañado, lo que provocó que se abandonase.

El proyecto arqueológico ha sido realizado con el apoyo y la financiación de la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, así como con la colaboración del Ayuntamiento de esa localidad treviñesa.

15 de septiembre de 2015

Documentan una vivienda y dos hornos medievales en Pancorbo (Burgos)

Aunque los estratos más antiguos son del Siglo XIII los elementos recuperados apuntan a una ocupación humana desde el S. VIII e ininterrumpida hasta el S. XVI cuando el paraje fue rellenado de tierra para ser cultivado. Los arqueólogos han documentado una vivienda que fue destruida por el fuego y dos hornos, uno cerámico y otro metalúrgico. 
Numerosos vecinos de Pancorbo han visitado las excavaciones. FOTO: GERARDO GONZÁLEZ
La historia antigua de la villa pancorbina está siendo, literalmente, desenterrada por un grupo de arqueólogos de la Universidad del País Vasco bajo la dirección de Juan Antonio Quirós, miembro del grupo de investigación en patrimonio y paisajes culturales, Área de Arqueología, de la institución universitaria. 

Estas excavaciones en las inmediaciones del antiguo castillo de Pancorbo fueron acometidas tras una investigación realizada el pasado año con equipos de análisis del subsuelo, magnetómetro y tomógrafo, que señalaron una gran cantidad de anomalías bajo la superficie. 
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ESTRATOS DEL S. XIII
Así este año se decidió comenzar las excavaciones en un área de 275 metros cuadrados donde la concentración de materiales se mostraba excepcionalmente elevada. Finalmente esta primera intervención se ha concentrado en un espacio de veinte metros cuadrados que ha arrojado una ingente cantidad de datos y elementos sobre el asentamiento.
Según el coordinador de la excavación, Carlos Tejerizo, se ha datado el estrato más antiguo en el siglo XIII con una ocupación continuada por pancorbinos hasta el siglo XVI cuando fue rellenado de tierra para ser cultivado el paraje. 

ESTRUCTURA MÁS POBLADA QUE LA ACTUAL
No obstante el alto número de elementos recuperados, todos cuidadosamente embolsados para ser estudiados en el laboratorio, apunta a la existencia de residentes en el lugar ya en el siglo VIII. Por el tamaño de las construcciones descubiertas todo apunta a que Pancorbo fue un núcleo de gran importancia en la época siendo su estructura urbana mayor y más poblada que la actual. 

Cabe recordar que la primera capital de la entonces naciente comarca de La Bureba fue precisamente Pancorbo, situado en la puerta natural del norte peninsular a la Meseta castellana. 

VIVIENDA DESTRUIDA POR EL FUEGO
El objetivo de esta primera actuación, con la firme intención de darla continuidad, es conocer el estilo de vida de los vecinos de hace más de 500 años por lo que se recogen con cuidado huesos de animales, cerámica, piezas de metal y materiales de construcción.
En ese sentido, se ha contado con el inesperado golpe de suerte de localizar una casa que fue destruida por el fuego lo que ha conservado una gran cantidad de materiales cotidianos para su estudio. 

Otro importante hallazgo ha sido el de un horno destinado a la elaboración de cerámica e indicios de otro utilizado para trabajar metales. 


VISITAS A LA EXCAVACIÓN
Los Amigos de Pancorbo organizaron dos jornadas de visita a la excavación que levantó gran expectación y acudió un elevado número de vecinos e interesados en la historia pancorbina. 

Su secretario general, César Guzmán, mostró su satisfacción por el excelente resultado de esta primera campaña de excavaciones. Afirmó que «haremos todo lo que esté en nuestras manos para dar a conocer el patrimonio de Pancorbo». 

Guzmán se lamentó de que «los estamentos oficiales tengan olvidado el enorme legado patrimonial e histórico» de la villa y expresó su agradecimiento al catedrático Juan Antonio Quirós el haber escogido Pancorbo «para este importantísimo descubrimiento».

3 de diciembre de 2013

El canto grabado recuperado en Axlor (Vizcaya) prueba la capacidad simbólica de los neardentales

El canto de arenisca grabado durante el Paleolítico Medio y localizado hace más de 30 años en el yacimiento de Axlor, en las inmediaciones de Dima (Vizcaya), probaría la capacidad simbólica, gráfica y la complejidad de la mente neandertal, según investigadores de la Universidad del País Vasco (UPV).
Interior de las excavaciones en Axlor en 2008. Foto. "El neadertal tonto"
El Journal of Anthropological Research, editado por el Departamento de Antropología de la Universidad de Nuevo México en Estados Unidos, ha publicado en su último número el trabajo titulado ‘Neanderthal Graphic Behavior: The Pecked Pebble from Axlor Rockshelter’, realizado por los profesores Marcos García, Blanca Ochoa e Ignacio Barandiarán, del Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la UPV.

En el artículo se ofrece una nueva descripción y documentación adicional de la pieza, y se discute la posibilidad de que su significado esté relacionado con el registro, reducido pero fiable, del comportamiento gráfico de los grupos de homínidos anteriores al Paleolítico Superior en Europa, es decir, anteriores al Homo sapiens.

UNA "X" GRABADA

El canto de Axlor, de hace al menos 45.000 años, presenta grabada una forma de X, una evidencia de componente lineal del comportamiento gráfico-simbólico de los neandertales en Europa. Según los expertos, esta forma representa el progresivo uso social de los símbolos a través de construcciones basadas en la percepción visual. La estructura y la secuencia rítmica de las líneas ejemplifican el comportamiento conceptualizado no figurativo que también estuvo presente en las poblaciones de Homo sapiens sapiens de África y el Próximo Oriente. “La aparición de la capacidad para el pensamiento gráfico no es, por tanto, un fenómeno específico y exclusivo de nuestra especie”, señalan.

Sin embargo, las evidencias de comportamiento simbólico Neanderthal no son abundantes en el Paleolítico Medio europeo ya que no hay ninguna evidencia clara de actividad artística figurativa y los elementos de adorno personal son muy escasos, como los de los yacimientos de Arcy-sur-Cure, donde también hace 40.000 años decoraron sus utensilios de hueso con líneas.

UNA PRUEBA DE SOCIALIZACIÓN Y "MODERNIDAD CONDUCTUAL"
El tema lineal representado en la piedra de Axlor convivió con otras formas de expresión menos frecuentes (como las cúpulas de La Ferrassie y una pieza figurativa singular en La Roche Cotard) y que, probablemente, no tuvieron tanta incidencia social entre las poblaciones neandertales como la tradición gráfica lineal, que en Europa muestra cierto grado de socialización desde hace al menos 60.000 años y coincidiendo con un momento de aparente mayor densidad demográfica.

Los investigadores consideran que estos artefactos confirmarían la capacidad simbólico-gráfica de especies anteriores al Homo sapiens sapiens para crear y utilizar “arte mueble”. “Estas evidencias son una prueba de la aparición de la modernidad conductual entre los últimos neandertales”, añaden.

El yacimiento de Axlor, una cueva localizada en el vizcaíno municipio de Dima, fue descubierta en la década de 1930 por José Miguel de Barandiarán, y sus niveles arqueológicos excavados han proporcionado abundante información sobre la forma en la que los neandertales fabricaban su instrumental de piedra, la fauna que consumían, los métodos de caza que empleaban y la forma en la que organizaban los espacios de habitación y trabajo.

La revisión de la pieza se ha desarrollado en el marco de un proyecto sobre las conductas artísticas y simbólicas del Paleolítico, y sobre las causas y especies vinculadas a dichos comportamientos, tanto en el País Vasco como en la Europa occidental.

(Fuente: Vasco Press)