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22 de julio de 2024

Desvelan evidencias de reocupación en el siglo VIII en Valencia la Vella

Los trabajos han documentado nuevos edificios y la ocupación musulmana del yacimiento.
Foto de familia de los participantes en la campaña de excavaciones de este año.

Los trabajos realizados por el grupo de expertos y estudiantes del séptimo Curso de Arqueología Cristiana y Visigoda de Valencia La Vella han aportado nuevos datos sobre el carácter urbano de este enclave predominante en el Mediterráneo. Una ocupación que no solo se circunscribe a la época visigoda, sino que indica que la ciudad pudo ser ocupada en el siglo VIII por un asentamiento musulmán. Del 1 al 19 de julio se ha celebrado el séptimo Curso de Arqueología Cristiana y Visigoda de Valencia La Vella, gracias al convenio marco firmado por el Ayuntamiento de Riba-roja de Túria y el Institut Català d'Arqueologia Clàssica en 2016. Un año más la excavación ha estado coordinada por Albert Ribera, con la dirección arqueológica de Òscar Caldés y Josep Maria Macias.

La excavación arqueológica de este año ha consistido en el desarrollo de extensos trabajos de rebaje mecánico de los niveles agrícolas contemporáneos, con el fin de adecuar las áreas de excavación que se tendrán que llevar a cabo en los próximos 4 años.

En concreto se ha intervenido en la plataforma intermedia de la ciudad, justo al lado de la muralla exterior e interior, que la separa del barrio inferior. Esta actuación permitirá la ampliación futura del área museográfica y, desde el punto de vista arqueológico, determinar el carácter funcional del sector y obtener contenidos para el desarrollo del relato histórico del yacimiento.

Todas estas evidencias nos muestran como la construcción de la primera ciudad estuvo perfectamente planificada. No fue únicamente un centro militarizado con unas imponentes murallas defensivas y una urbanización en terrazas, que se adaptó, a la vez que transformó, la pendiente natural de la montaña, tal como se formó en su fase fundacional, sino que fue evolucionando y transformándose a lo largo del tiempo en un asentamiento de funcionalidad más cotidiana.

Se ha identificado los muros de delimitación oriental y meridional de un gran edificio, de más de 28 metros de largo, se ha estudiado el sistema de fundamentación de la muralla exterior en este sector y se han determinado los canales de circulación interior entre los barrios de la ciudad, ya atestiguados por una escalinata en 2023 y ahora por una rampa, bloqueados los dos en un periodo posterior, tal vez de los inicios de una etapa de los inicios de la presencia islámica que empieza ahora a manifestarse.

Otra de las investigaciones apunta a la identificación de un posible espacio residencial con una gran chimenea, alrededor de la cual se han documentado numerosos restos de piezas destinadas a la alimentación, quemaduras durante su proceso de cocción. También destaca la elevada concentración de caracoles que refleja su elevado consumo. Esto incide en la idea que, durante el siglo VII, la ciudad perdería su función militar original, y, despacio, se fueron ocupando los espacios contiguos en la muralla.

A nivel material destacamos la recuperación de numerosos restos de vajilla visigoda, así como evidencias cronológicas de consumo que nos indican una ocupación residual pero todavía para determinar, durante el inicio del periodo andalusí o en el siglo VIII.

A pesar de que la ciudad parece abandonarse durante el siglo VIII no se descartan otras ocupaciones musulmanas posteriores y esporádicas durante este periodo, aunque de marcado carácter agrícola.

En cuanto a la fase visigoda se han recuperado evidencias de ánforas y de vajilla de mesa procedente el norte de África, un cuello completo de una botella de vidrio, una hebilla o placa de cinturón visigoda y numerosos restos de consumo.

El alcalde de Riba-roja, Robert Raga ha mostrado su satisfacción por los resultados obtenidos en la nueva edición, “las excavaciones continúan hilvanando la historia de las diferentes civilizaciones que han pasado por nuestro territorio, que nos permitirán crear un relato que nutra el futuro Centro de Interpretación Arqueológica de València La Vieja, único en España y uno de los pocos testimonios históricos de la época visigoda que existen”.


Formación especializada
En esta novena excavación del Yacimiento han participado alumnos de diferentes universidades europeas, que han tenido la oportunidad de conocer de cerca la metodología básica de excavación y de análisis arqueológico, así como formación orientada específicamente a la arqueología tardoantiga, su cultura material y su problemática histórica.

Durante estas dos semanas, los estudiantes han combinado el trabajo de campo en el yacimiento con tareas de análisis de resultados, así como diferentes actividades paralelas, como sesiones teóricas y visitas a yacimientos del entorno.

El curso ha alternado la excavación del yacimiento con tareas de lavado, siglado y catalogación de los restos encontrados, visitas a yacimientos *tardoantics de la zona y algunas conferencias sobre aspectos del mundo visigodo y cristiano. Además, pudieron mostrar al público los resultados de sus trabajos en la Jornada de Puertas Abiertas que se llevó a cabo el pasado 17 de julio en la cual participaron de medio centenar de personas.

Paralelamente, en la segunda quincena de junio se llevó a cabo una campaña preliminar de excavación y limpieza gracias a la subvención del área de cultura de la Diputación de València.

Las excavaciones continuarán después del curso hasta principios de agosto, en virtud a la colaboración iniciada con las Universidades de Newcastle (Inglaterra) y Friedrich-Alexander-*Universität *Erlangen-*Nürnberg (Alemania), con un grupo de estudiantes ingleses. Después de un breve paréntesis, las actuaciones se retomarán en octubre con la probable participación de la referida universidad alemana.

30 de octubre de 2023

Arqueólogos hallan un esqueleto infantil en el yacimiento visigodo de Ribaroja (Valencia)

Se ha sacado a la luz un esqueleto de un individuo de unos 7-10 años de edad, de sexo indeterminado. Su conservación es relativamente buena y se encuentra mayoritariamente aún en conexión anatómica. El niño murió alrededor del año 600 d. C., por causas que por ahora son desconocidas.
Los restos del esqueleto infantil hallados en el yacimiento arqueológico Valencia 'La Vella'. ABC

Un grupo de investigadores del Institut Català d'Arqueologia Clàssica, ha sacado a la luz un esqueleto de un individuo de unos 7-10 años de la época tardo antigua, datado alrededor del año 600 d. C. Éste es el resultado de los primeros hallazgos el pasado mes de julio, cuando los investigadores del VI Curso de Arqueología Cristiana y Visigoda de Riba-roja de Túria, encontraron el contorno de un cráneo mientras excavaban una estancia del sector 1000, anexa a la muralla sur del yacimiento.

La dirección científica optó por la cautela y para no dejarlo al descubierto, se tapó para que el hallazgo fuera debidamente excavado y analizado por Víctor Morcillo, antiguo alumno del Curso de Arqueología, y experto formado en la Universidad de Burdeos en el campo de la arqueoantropología- disciplina que estudia los restos humanos antiguos, como los esqueletos- y que en ese momento se encontraba investigando en Francia.

La pasada semana se llevó a cabo una nueva excavación, con un grupo reducido de arqueólogos, dirigido por Oscar Caldés, del Instituto Catalán de Arqueología Clásica, y Víctor Morcillo. Durante los trabajos, contaron con la ayuda de Itziar Gutiérrez y Auxanne Le Beller.

Gracias a su labor, se ha sacado a la luz un esqueleto de un individuo de unos 7-10 años, de sexo indeterminado. Su conservación es relativamente buena, y se encuentra mayoritariamente aún en conexión anatómica. Según los expertos, el cuerpo fue enterrado en sentido O-E, con la cabeza mirando al norte, sobre su lado izquierdo, con los brazos flexionados cubriéndose el rostro y las piernas flexionadas hacia la cadera. Además, sus pies y parte de una pierna están cortados por la construcción de un muro posterior. Las primeras valoraciones indican que debió ser depositado en una fosa, anterior a una reforma de la vivienda.

También, para comprobar si se trataba de un esqueleto aislado o si había otros alrededor, los arqueólogos excavaron una zona más amplia y encontraron materiales de la segunda mitad del siglo VI d. C., lo que hace pensar que el niño murió alrededor del año 600 d. C., por causas que por ahora son desconocidas.

El motivo de su entierro aislado permanece incierto, pero los investigadores creen que podría estar asociado a la voluntad de los padres de tener cerca el cuerpo de un hijo que se fue demasiado pronto.

Con la extracción y limpieza del esqueleto, se abren diversas vías de investigación. Después de un primer análisis visual de los restos, los huesos serán trasladados a un centro especializado para llevar a cabo los análisis de laboratorio pertinentes: como el de carbono-14, con el que los investigadores esperan poder determinar la fecha exacta en la que el individuo murió; o el análisis de isótopos estables, que permitirá conocer la dieta diaria de esa persona. Paralelamente, se realizará también un análisis genético para determinar el origen del individuo.

El alcalde de Riba-roja de Túria, Robert Raga ha mostrado su gratitud al equipo de arqueología que ha trabajado concienzudamente en la zona, «este gran hallazgo es un avance en las constatación de Valencia la Vella como un asentamiento clave de época visigoda, que nos va a permitir obtener más información sobre el origen y creación de esta ciudad fortificada de carácter defensivo militar, que fue habitada en el siglo VI». Raga ha matizado «nuestro compromiso por recuperar y descubrir nuestra historia es indiscutible, y para ello seguiremos impulsando la investigación y la puesta en valor de nuestro pasado visigodo».

El Instituto Catalán de Arqueología Clásica y el Ayuntamiento de Riba-roja de Túria, llevan más de diez años investigando este magnífico enclave visigodo, declarado Bien de Interés Cultural por la Generalitat Valenciana en mayo de 2023.
(Fuente: Las Provincias)

30 de abril de 2023

Valencia aprueba la declaración BIC de quince yacimientos arqueológicos

El pleno del Consell aprobó la declaración de quince yacimientos como Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de zona arqueológica y paleontológica,
Yacimiento de Baños de la Reina, en Calpe (Alicante)

En concreto son 14 yacimientos arqueológicos y un yacimiento paleontológico, 5 de los cuales se encuentran en la provincia de Alicante, 5 en la de Castellón y el resto en la de Valencia.

Así en Alicante han recibido la declaración BIC los yacimientos arqueólogicos de Banys de la Reina, en Calp; Illeta dels Banyets, en El Campello; Illeta del Portitxol, en Xàbia; El Porquet 1, el único de los yacimientos paleontológicos, en Alicante, y La Cova de l’Or, en Beniarrés.

En Castellón están el yacimiento de El Punt del Cid, en Almenara; Puig de la Nau, en Benicarló; el yacimiento fenicio de Vinarragell, en Burriana; la villa romana del Benicató, en Nules, y el recinto fortificado de El Torrelló, en Onda.

Por último, en Valencia están el poblado ibérico de La Mont-ravana, en la localidad de Llíria; la necrópolis ibérica Corral de Saus, en Mogente; el poblado ibérico de la Muela de Arriba, en Requena; el yacimiento arqueológico de València la Vella, en Riba-roja de Túria, y el poblado ibérico Pico de los Ajos, en Yátova y Cortes de Pallás.

14 de septiembre de 2020

Los arqueólogos constatan la monumentalidad de la ciudad visigoda de Valencia La Vella

En la última campaña llevada a cabo en el yacimiento de Ribarroja del Túria (Valencia) se ha documentado un muro de tres metros de anchura que delimitaría una de las plazas principales y serviría de base a una muralla interior que a su vez protegía uno de los barrios de la ciudad

Entre finales de agosto e inicios de septiembre se ha llevado a cabo una nueva campaña de excavación arqueológica en la ciudad visigoda de València la Vella (Riba-roja de Túria). La intervención forma parte del proyecto de investigación y de difusión impulsado, desde el año 2016, por el Ayuntamiento de Riba-roja de Túria con la colaboración y supervisión científica del Instituto Catalán de Arqueología Clásica de Tarragona. La actuación cuenta, al igual que los años anteriores, con la financiación del área de Cultura de la Diputación de València.

Este año, desgraciadamente, la pandemia COVID-19 ha desaconsejado la realización del V Curso de Arqueología Cristiana y Visigoda, en que participaban una veintena de estudiantes de arqueología. Se ha optado por una intervención arqueológica profesional, sin estudiantes, en colaboración con la empresa Global Mediterráneo. Los trabajos de excavación han sido dirigidos por Miquel Rosselló i Alejandro Lara, veteranos de otras campañas. Josep M. Macias; del Instituto Catalán de Arqueología Clásica de Tarragona, ha co-dirigido los trabajos y se ha encargado de la topografía de la excavación, de revisar sobre el terreno el trazado de la muralla en su parte occidental y de la delimitación de la fortificación interna de la parte superior del yacimiento. También se ha contado, como otros años, con la colaboración del profesor Jordi Padin (Departamento de Geodesia de la Universitat Politècnica de València) para realizar una prospección previa con Geo-radar. La coordinación del proyecto ha estado a cargo de Albert Ribera.

Las cuatro campañas anteriores (2016-2019) habían definido el marco cronológico principal del yacimiento, entre los fines del siglo VI y el inicio del VIII, habían delimitado el espacio del recinto fortificado, excepto el límite occidental, habían confirmado la categoría urbana de València la Vella, habían evidenciado la existencia de varios edificios monumentales, todavía por terminar de excavar, y habían descubierto una vida cotidiana muy dinámica con el uso abundante de la moneda (visigoda, bizantina, vándala, romana reutilizada…), la fabricación de vidrio y el consumo normal de productos (óleo y vino sobre todo, además de vajilla) importados del Norte de África, Siria-Palestina y el Egeo.

Además, los trabajos de excavación cuentan con la realización de prospecciones geofísicas sectoriales que, progresivamente, definen las principales características de un extenso subsuelo arqueológico y sirven para programar las futuras excavaciones.

Los resultados de la campaña de 2020, todavía en fase de estudio, permiten avanzar todavía más en el conocimiento y la caracterización de los diferentes sectores urbanísticos de la ciudad visigoda, mediante los hallazgos arqueológicos, la topografía y las cada vez más evidentes estructuras de aterrazamiento, que se confunden o están ocultas por los márgenes de los campos de cultivos modernos.

En cuanto a los resultados recientemente obtenidos, hay que destacar la constatación de la monumentalidad interior de la ciudad visigoda reflejada, por ejemplo, con el gran muro de borde 3 metros de anchura que, al mismo tiempo, delimitaba una de las plazas principales y serviría de base en una muralla interior que delimitaba uno de los barrios de la ciudad, el intermedio, que, de momento, parece que alojaría actividades productivas (fabricación de vidrio, grandes silos de almacenamiento de cereal,…) y de vivienda de buena parte de la población. 

HORNOS Y EDIFICIO MONUMENTAL
En esta línea, a la campaña de 2020, en el interior del barrio se han excavado unos pequeños hornos que todavía hay que estudiar e identificar y que, en todo caso, certifican todavía más la función de este barrio situado entre la parte superior, la ciudadela, y la inferior. La ciudadela, que se extendía por el largo espacio más elevado, en forma de media luna, y que estaba presidido por un monumental edificio, en curso de excavación y estudio, albergaría alguno de los estamentos privilegiados de la sociedad de la época, posiblemente el religioso. Los trabajos de este año han sacado a la luz una buena parte de su fortificación interior, que en gran parte estaba escondida por la densa vegetación intrusiva que a los últimos años está afectando al yacimiento. El tercer barrio topográficamente diferenciado sería el de la parte baja, donde se concentran los edificios más monumentales, identificados por excavaciones anteriores de hace 40 años y otros más, muy visibles a fotos aéreas y planos antiguos. Desgraciadamente, la parte baja, de momento, no es accesible en la investigación.

MURALLA
Hasta ahora, la muralla se había concebido como el principal elemento de patrimonio arquitectónico conservado, pero las diversas estructuras de aterrazamiento que se han identificado confieren en la ciudad un aspecto de núcleo densamente edificado y muy organizado, con barrios jerárquicamente y funcionalmente diferenciados, como dan a entender los hallazgos y las importantes estructuras de contención y urbanización de un cerro fortificado que destacaba unos cuarenta metros por encima del río Turia.

A estas alturas, el proyecto de investigación desarrollado ha permitido interpretar el yacimiento de València la Vella como una ciudad visigoda fortificada de nueva creación, en la segunda mitad del siglo VI y, de la reciente revisión, con 5 ha de superficie. Su muralla constituye hoy en día el elemento más relevante del yacimiento. Hasta la actualidad, el proyecto solo ha excavado unos 250 m² y se ha establecido un perímetro amurallado teórico de unos 981 m, de los cuales hasta ahora se han documentado unos 416 m. Todavía permanecen muchos segmentos ocultos por la vegetación o los terraplenes, además de los de la parte occidental, en gran parte destruidos por obras ilegales entre 1978 y 1990, que se podrán restituir gracias a las fotos aéreas antiguas. Ya se han identificado el acceso principal en la ciudad y siete torres.

El gran reto para el futuro es la investigación de los edificios del interior la ciudad, en gran parte localizados pero todavía para interpretar, y, por último, pero no menos importante, la creación de un gran (por dimensiones) Parque Arqueológico para hacer accesible a todo el mundo este inmenso tesoro monumental e histórico que es València la Vella.
(Fuente: Parc del Túria)

27 de febrero de 2018

Recuperadas 1.300 piezas expoliadas en el yacimiento de Valencia La Vella de Ribaroja (Valencia)

La Guardia Civil ha detenido a un saqueador de Ribaroja que utilizaba un detector de metales en las excavaciones para venderlas en el mercado negro. Monedas de época romana, puntas de flecha de la Edad Media, proyectiles de mosquete de las guerras carlistas, iconos religiosos tanto del islam como del cristianismo y muchas piezas de la época visigoda son parte del botín recuperado
Arqueólogos trabajando en el yacimiento de Valéncia la Vella, donde se produjo el expolio.
Los saqueadores del patrimonio arqueológico de València habían encontrado en el yacimiento de València la Vella, en Ribaroja del Túria, sus particulares «minas del Rey Salomón» dado el valioso botín histórico que se esconde bajo las cinco hectáreas que ocupaba la antigua ciudad visigoda. La Guardia Civil, tras una investigación de varios meses, ha logrado poner freno a este expolio con la detención de un hombre de 36 años, a quien le han intervenido cerca de 1.300 piezas extraídas de forma ilegal de las excavaciones de este enclave único en la Comunitat. Los objetos, algunos de los cuales se remontan a la época romana, ya se encuentran en buenas manos en el Museo de Prehistoria de València.

Monedas de la época de la República de Roma, puntas de flecha de la Edad Media, proyectiles de mosquete de las guerras carlistas, iconos religiosos tanto del islam como del cristianismo y muchas piezas de la época visigoda son parte del botín recuperado por los agentes del Instituto Armado, que han contado con la colaboración de la Policía Local de Ribaroja.

ANÁLISIS DE LAS PIEZAS
Desde hace unas semanas todo este valioso material arqueológico permanece en el Museo de Prehistoria de València, donde bajo la supervisión de su directora Helena Bonet, los arqueólogos analizan pieza por pieza para su catalogación. El objetivo, además de cuantificar el valor del material recuperado por la Guardia Civil, es que en un futuro se pueda exponer en el citado museo para que todos los visitantes puedan disfrutar y conocer la historia de la provincia a través de sus restos.

Esto no sería posible si el arrestado, vecino de Riba-roja, hubiera logrado su propósito, que era poner en circulación las piezas en el mercado negro fuera de España. Aunque ya había vendido algunas de ellas a su círculo más cercano -se desconoce cuántas- el sospechoso se preparaba para sacar un gran beneficio económico de éstas, como así demuestra que estuviera buscando asesoramiento legal y posibles compradores en foros especializados en la materia.

LIBERTAD CON CARGOS
En el registro de su domicilio los agentes comprobaron que tenía un taller para limpiar concienzudamente los objetos expoliados, y que incluso los ponía a la venta en su propia casa. El Juzgado de Instrucción número cuatro de Llíria lo ha dejado en libertad con cargos, acusado de un delito contra el patrimonio histórico, de robo con fuerza, ya que forzó el acceso a las excavaciones, y de un delito de apropiación indebida, indicaron fuentes jurídicas.

El arrestado se colaba en las excavaciones aprovechando los momentos en los que no había nadie trabajando en ellas, tras forzar el vallado que colocó el Ayuntamiento en esta zona protegida, y con un detector de metales peinaba el terreno en busca de su botín. Aunque tiene concedida una autorización de la Generalitat para tener este aparato detector de metales, su suso está limitado para playas, por lo que también podría ser sancionado vía administrativa por ello.

Fuentes del Ayuntamiento de Riba-roja confirmaron que existen diligencias abiertas por estos hechos y que la detención llevada a cabo por el equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Riba-roja forma parte de la llamada «Operación Pandora» a escala europea, pero que por el momento no pueden concretar qué tipo de piezas han sido recuperadas.

28 de octubre de 2016

Descubren un enterramiento visigodo en Bétera (Valencia)

La sepultura descubierta en L'Horta Vella tiene forma ovalada y recuerda a una cista -monumento funerario griego en forma de caja- de más de tres metros de largo por 1,5 metros de ancho. 
El hallazgo refuerza la importancia del yacimiento para conocer la evolución de Valentia desde la época imperial romana. 
La intervención ha recuperado otros objetos de gran valor como varias monedas visigodas de finales del siglo VII, así como muros destruidos de pequeños hornos y cerámicas en buenas condiciones para su restauración, según ha informado la Generalitat de Valencia en un comunicado. 

Los restos encontrados refuerzan la importancia de este yacimiento de Bétera para conocer la evolución del territorio llamado Valentia desde la época imperial romana hasta el final de la 'tardoantigüedad', así como para profundizar en las condiciones de vida del entorno rural romanos en tierras valencianas.

L'Horta Vella se encuentra en el extremo sur de la partida del mismo nombre en el municipio de Bétera y se extiende sobre una gran área, en el margen derecho del barranco de Carraixet, con un yacimiento de restos constructivos visibles y abiertos al público que ocupan más de 1.000 metros cuadrados. 

Los trabajos realizados allí en 11 campañas diferentes han permitido documentar una secuencia cultural que se puede dividir en cuatro grandes fases. La primera es la Imperial, desde finales del siglo I o principios del II hasta mediados del V, y es de donde proceden la gran mayoría de las estructuras conservadas como el circuito termal.

FUE UNA GRANJA
Más tarde, durante la antigüedad tardía (siglos V-VIII) se produjo una transformación importante de la villa, al convertirse en una granja que perdurará hasta la llegada de los musulmanes. La tercera fase o el 'paleoandalusí' no aportó grandes aportaciones a nivel constructivo, mientras el último periodo ya corresponde a las épocas medieval, moderna y contemporánea, entre los siglos XIV y XIX. 

Todas las excavaciones las realizan arqueólogos de la dirección general de Cultura y Patrimonio de la Generalitat y expertos de la Universitat de Valencia fruto de un programa de colaboración de intervenciones arqueológicas con las universidades valencianas. 

19 de agosto de 2016

Documentan nuevas estructuras y cerámicas en el yacimiento visigodo de Valencia la Vella

Entre los hallazgos destacan tres torres defensivas que se unen a las dos ya descubiertas, una escalera de acceso a la muralla y cimientos de un potente edificio, además de ánforas ibicencas, del Egeo, del sur de Turquía, Palestina y Túnez. El Ayuntamiento negocia la compra de los terrenos para evitar expolios.
La compra de los terrenos permitirá realizar un proyecto de mejora de la fortificación.
Los tres arqueólogos que han dirigido las excavaciones en este yacimiento de Ribaroja (Valencia) a lo largo de las tres últimas semanas; Josep Maria Macias, Albert Ribera y Miquel Rosselló, han presentado los resultados de los trabajos que se han realizado en València la Vella y las conclusiones que se pueden derivar de los mismos. Los trabajos se han centrado en evaluar el estado de conservación de la muralla existente y la limpieza de un tramo de 75 metros que ha permitido descubrir tres torres más que se unen a las otras dos ya descubiertas.

En las labores de adecuación y limpieza de la parte baja del yacimiento se han identificado una escalera de acceso a la muralla y una pared paralela que transcurría a modo de ronda de circunvalación. Además, se ha hallado una plataforma artificial en la parte superior y en la zona intermedia se han localizado tres potentes cimientos pertenecientes a un edificio de gran extensión.

El uso de un georradar ha facilitado el hallazgo de otras partes antiguas del yacimiento como una gran plaza en la parte baja, varios muros y numeroso material y objetos que permiten deducir que la fortificación se remonta a los siglos VI y VII. Entre el material encontrado destacan ánforas de Ibiza, del sur de Turquía, el Egeo, Palestina y Túnez que se utilizaban para la importación de vino y aceite. También se han localizado monedas y dos pequeños bronces.

La existencia de una muralla de más de tres metros de altura permite deducir que tenía una función militar y que en su interior pudo instalarse una población importante de personas, dada la solidez de las construcciones y la fecha de los hallazgos. 


COMPRA DE LOS TERRENOS PARA EVITAR EXPOLIOS
El objetivo del consistorio pasa por desarrollar un plan integral de estudio, rehabilitación y restauración de este emplazamiento que ha permanecido olvidado por la administración local desde que entre los años 1978 y 1980 tuviese lugar una excavación por parte de la Diputación de Valencia, seguida de una destrucción de parte del yacimiento cuando una máquina excavadora arrasó varias torres de la fortificación y parte de la muralla para construir un puente para habilitar una línea de tren. 

La compra de los terrenos permitirá trazar un proyecto de mejora de la fortificación al tiempo que se evitará las prácticas de expolio y robo de materiales y elementos existentes en el interior del yacimiento fruto del estado de abandono y olvido que ha sufrido a lo largo de las últimas décadas a pesar de que se trata de uno de los conjuntos arqueológicos más valiosos de la época visigoda en España. 

El alcalde de Riba-roja, Robert Raga, ha señalado la importancia de "invertir en las obras de mejora del yacimiento de València la Vella dadas las dimensiones y la magnitud global del recinto ya que está considerado por los expertos como uno de los enclaves arqueológicos más importantes de España y con unas características singulares que le confieren rasgos valiosos; por ello, debemos apostar por recuperar parte de nuestra historia para incentivar el turismo histórico como fuente dinamizadora de la economía local".

FINALIZACIÓN DEL CURSO Y LAS EXCAVACIONES
Precisamente hoy viernes concluye el "I Curso de Arqueología Cristiana y Visigoda", organizado por el ayuntamiento de Riba-roja y el Institut Català d'Arqueologia Clàssica (ICAC) de Tarragona y financiado por el consistorio y la Diputación de Valencia y en el que han participado 20 estudiantes de diversas universidades de España. En este curso arqueológico, incluido en un proyecto de investigación del Ministerio de Economía, han colaborado, además, los departamentos de Arqueología de los ayuntamientos de Valencia y Llíria, la Universitat de València y el departamento de Ingeniería Cartográfica, Geodesia y Fotogrametría de la Universitat Politècnica de València. 
(Fuente: La Red Comarcal)

18 de septiembre de 2014

Los arqueólogos buscan nuevas edificaciones en la villa romana de Bétera (Valencia)

Las nueve campañas realizadas hasta ahora en el yacimiento romano han permitido documentar cuatro fases de ocupación, desde la romana imperial (Siglo I-II d.C) hasta el S. XIX. La Conselleria de Educación, Cultura y Deporte ha destinado 24.000 euros a este yacimiento que forma parte de la décima campaña del plan de excavaciones financiado por la Generalitat y para el que se han destinado 105.930 euros en total.
La piscina de los baños termales ocupa 60 m2 de superficie y se ha conservado en perfecto estado. Foto: VLC NOTICIAS
Estudiantes de la Universitat de Valencia, bajo la dirección del profesor José Luis Jiménez y el arqueólogo de Bétera, Josep Burriel, han iniciado la X Campaña de excavaciones arqueológicas del yacimiento de l´Horta Vella de Bétera.

El área sobre la que se trabaja en esta décima campaña es el sector norte de la parcela y se actúa sobre un área de 200m2. Consiste en un levantamiento pormenorizado, tanto de la planta como de los alzados murales conservados. La entidad del sitio y la recuperación de las intervenciones arqueológicas en el yacimiento han animado al ayuntamiento a organizar un plan de visitas guiadas.

El yacimiento romano de L’Horta Vella se extiende sobre el margen derecho del Barranco de Carraixet. Los restos constructivos visibles y visitables en la actualidad ocupan mas de 1000 metros cuadrados. Los trabajos llevados a cabo a lo largo de las nueve campañas en la Villa Romana de L’Horta Vella han permitido documentar una secuencia cultural que se puede dividir en cuatro grandes fases; La primera es la Imperial, que se inicia a finales del siglo I o principios del II, para finalizar a mediados del V. Este es el momento al que pertenecen la gran mayoría de las estructuras conservadas, destacando entre ellas el circuito termal.

En la segunda fase, la antigüedad tardía, siglos V-VIII, se produce una transformación importante que cambia radicalmente su antigua fisonomía y la villa se convertirá en una granja que perdurará hasta la llegada de los musulmanes en el S VIII. La tercera fase o paleoandalusí no aporta niveles constructivos pero se sabe que se trata de un momento en el que la superficie ocupada es mínima y su funcionalidad podría ser la de control territorial. La cuarta fase corresponde con la época medieval-moderna- contemporánea (siglos XIV-XIX)


BAÑOS TERMALES
Los baños se construirán a finales del S I para abandonarse a mediados del siglo IV. En cuanto a su disposición, los espacios documentados de norte a sur son; una habitación rectangular que se ha identificado como unas letrinas. Al sur de estas se localiza el apodyterium (vestuario), apenas conservado. Comunicado con el vestuario se localiza la sala del frigidarium (baño frío) y su piscina de más de 6 m2 de superficie. Al sur de la estancia fría se ubica el tepidarium (baño tibio). En el muro que cerraba el tepidarium por el sur se encuentra el umbral de comunicación con el caldarium (baño caliente). En su extremo oriental está el praefurnium (horno). Al norte del caldarium y al oeste del tepidarium hay otra habitación caliente que podría ser la sudatio (sauna).

Destaca una gran natatio separada de los baños calientes por un largo y estrecho pasillo. La piscina ocupa 60 m2 de superficie y se conserva en perfecto estado.

A mediados del siglo IV, en plena época constantiniana, el establecimiento parece entrar en un proceso de transformación. La natatio mantendrá su uso original. Al sur de la piscina surge entonces un área cementerial que llega a ocupar parte de las instalaciones termales.
(Fuente: VLC Noticias)

25 de abril de 2013

Resurge la muralla islámica de Valencia

Los arqueólogos localizan un tramo de época almohade en el Temple. Más de diez tramos del muro defensivo han sido recuperados con más o menos acierto en galerías de arte, comercios, hoteles e instituciones culturales.
Un torreón de época islámica en la calle En Borras
integrado en una vivienda. Foto: Levante-EMV
El descubrimiento de un nuevo tramo de la muralla islámica de época almohade en la intervención arqueológica previa a las obras de un aparcamiento en el Palacio del Temple, sede de la Delegación de Gobierno en Valencia, ha vuelto a poner de relieve la necesidad de un plan integral para la recuperación del único elemento de la ciudad islámica que se conserva en Valencia.

La muralla islámica aflora al mínimo movimiento de tierras en el barrio del Carmen y muchas partes se han perdido fruto de actuaciones sin control. 


El muro defensivo forma parte desde hace siglos de la vida de sus vecinos que en el siglo XIV empezaron a adosar sus viviendas a este colosal muro de carga, después de perder su finalidad defensiva por la construcción de la nueva muralla de época cristiana. La muralla islámica está integrada en viviendas, establecimientos comerciales, hoteles y galerías de arte. Entidades culturales y la universidad también han recuperado y hecho visitables los restos de la muralla.

El Ministerio de Cultura, como responsable de la actuación arqueológica en el Temple, estudia ahora una solución para la conservacion de este tramo de muralla. A falta de ver como resuelve el Ministerio de Cultura la integración del elemento patrimonial, que con toda seguridad obligará a modificar el proyecto de rehabilitación inicial, hay que recordar al menos una decena de actuaciones de iniciativa pública y privada que con mayor o menor acierto han contribuido a la «puesta en valor» de la muralla islámica.

El denominado "Plan de la Muralla", un plan urbanístico que prevé liberar cien metros del lienzo defensivo para hacerlos visitables y construir varios equipamientos vecinales, fue aprobado por la Conselleria de Infraestructuras, tras consensuarlo con los vecinos afectados, en 2003. Diez años después no se han llevado a cabo actuaciones de calado vinculadas al elemento defensivo.

«Pastiche insoportable»
Las intervenciones del plan de la muralla se han limitado a actuaciones cosméticas en el entorno de la plaza del Ángel como pavimentación, ampliación de aceras y colocación de alcorques y nuevo mobiliario urbano.


La muralla islámica, que se empezó a construir en el siglo XI y estuvo en uso hasta 1356, está catalogada como Bien de Interés Cultural, una protección genérica que le otorgan las leyes estatal y autonómica de Patrimonio Historico. Sin embargo, esta catalogación no ha evitado actuaciones de dudosa ortodoxia como la integración en una vivienda del torreón circular de la calle En Borrás con Mare Vella, considerado por los arqueólogos un «pastiche insoportable». Los arqueólogos confían en que las intervenciones en los patios interiores con restos de muralla incluidos en el plan de la muralla, entre ellos, el de la plaza del Ángel sean más acertadas.

Actuaciones

La recuperación de la muralla islámica se ha hecho, hasta la fecha, a partir de actuaciones aisladas, la mayoría financiadas por particulares. Una de las mejores actuaciones patrimoniales, según los arqueólogos consultados, es la del Centre Cultural Octubre, en la calle San Fernando. Las obras de la sede de esta entidad cultural empezaron en 2006 con un presupuesto de tres millones de euros. Durante las obras apareció un tramo completo del sistema defensivo (torreón, muralla, barbacana y foso). La recuperación del conjunto y la solución arquitectónica para hacerlo visitable supuso un sobrecoste de 60.000 euros. Los restos de la muralla del Centre Octubre son visitables, como también los de la galería del Tossal, de titularidad municipal, o los que recuperó el colegio Rector Peset en la calle Forn de San Nicolás. La muralla, en este último caso, queda integrada en la pared de una de las salas del colegio mayor a la que da nombre.

Otra intervención interesante y acertada porque es la única que recupera una tramo de muralla en toda su altura, hasta las almenas, es la que ha llevado a cabo la Fundación Florida State University (FSU) en el número 2 de la calle Blanquerías. En la construcción del edificio sede de esta fundación, que cuenta con una residencia para estudiantes americanos, se ha recuperado un torreón defensivo semicircular, una línea de almenas y varias balsas de tintado de curtidores de época medieval. Todos estos elementos se han ingrado en el salón de actos del edificio y están a la vista, aunque para verlos hay que solicitar autorización.

La Universitat de València optó por una solución de suelo acristalado pisable —similar al del Centre Cultural Octubre— para mostrar los restos de la muralla que afloraron en la calle la Nau.


Una de las actuaciones más mediáticas fue la que hicieron los promotores del hotel de lujo construido en el Palacio del Marqués del Caro, a pocos metros de la plaza del Temple, donde han aparecido los últimos restos de la muralla. Los restos arqueológicos, que fueron integrados en las habitaciónes de la planta superior y en el restaurante, son todo un reclamo turístico.

Pubes con restos del siglo XI
En la calle Roteros se han localizado numerosos restos de la muralla islámica que se han conservado en viviendas y locales comerciales, como una peluquería. Vicente Montaner integró un fragmento de ocho metros del muro defensivo en el horno que regente en el número 5 de la calle Roteros.

La muralla ha servido de reclamo para locales de ocio del barrio del Carmen como el pub Al -Hanax, que albergaba un torreón semicircular, aunque, según los arqueólogos, han sido actuaciones mediátias que se hicieron en su mayoría de forma asistemática y sin ninguna metodología arqueológica. La estructura defensiva también surgió en el solar del antiguo Círculo de Bellas Artes que hoy está ocupado por un edificio residencial.

La muralla islámica se empezó a construir a principios del siglo XI coincidiendo con la creación de la primera taifa por parte del rey Add Al Aziz ,en paralelo con el califato de Córdoba. La parte oriental se caracteriza por las torres cuadradas y es de epoca almohade (siglos XII y XIII). La parte más antigua de la muralla, que se caracteriza por los torreones circulares, está en el entorno de Bolsería.