La muralla islámica, que se empezó a construir en el siglo XI y estuvo en uso hasta 1356, está catalogada como Bien de Interés Cultural, una protección genérica que le otorgan las leyes estatal y autonómica de Patrimonio Historico. Sin embargo, esta catalogación no ha evitado actuaciones de dudosa ortodoxia como la integración en una vivienda del torreón circular de la calle En Borrás con Mare Vella, considerado por los arqueólogos un «pastiche insoportable». Los arqueólogos confían en que las intervenciones en los patios interiores con restos de muralla incluidos en el plan de la muralla, entre ellos, el de la plaza del Ángel sean más acertadas.
Actuaciones
La recuperación de la muralla islámica se ha hecho, hasta la fecha, a partir de actuaciones aisladas, la mayoría financiadas por particulares. Una de las mejores actuaciones patrimoniales, según los arqueólogos consultados, es la del Centre Cultural Octubre, en la calle San Fernando. Las obras de la sede de esta entidad cultural empezaron en 2006 con un presupuesto de tres millones de euros. Durante las obras apareció un tramo completo del sistema defensivo (torreón, muralla, barbacana y foso). La recuperación del conjunto y la solución arquitectónica para hacerlo visitable supuso un sobrecoste de 60.000 euros. Los restos de la muralla del Centre Octubre son visitables, como también los de la galería del Tossal, de titularidad municipal, o los que recuperó el colegio Rector Peset en la calle Forn de San Nicolás. La muralla, en este último caso, queda integrada en la pared de una de las salas del colegio mayor a la que da nombre.
Otra intervención interesante y acertada porque es la única que recupera una tramo de muralla en toda su altura, hasta las almenas, es la que ha llevado a cabo la Fundación Florida State University (FSU) en el número 2 de la calle Blanquerías. En la construcción del edificio sede de esta fundación, que cuenta con una residencia para estudiantes americanos, se ha recuperado un torreón defensivo semicircular, una línea de almenas y varias balsas de tintado de curtidores de época medieval. Todos estos elementos se han ingrado en el salón de actos del edificio y están a la vista, aunque para verlos hay que solicitar autorización.
La Universitat de València optó por una solución de suelo acristalado pisable —similar al del Centre Cultural Octubre— para mostrar los restos de la muralla que afloraron en la calle la Nau.
Una de las actuaciones más mediáticas fue la que hicieron los promotores del hotel de lujo construido en el Palacio del Marqués del Caro, a pocos metros de la plaza del Temple, donde han aparecido los últimos restos de la muralla. Los restos arqueológicos, que fueron integrados en las habitaciónes de la planta superior y en el restaurante, son todo un reclamo turístico.
Pubes con restos del siglo XI
En la calle Roteros se han localizado numerosos restos de la muralla islámica que se han conservado en viviendas y locales comerciales, como una peluquería. Vicente Montaner integró un fragmento de ocho metros del muro defensivo en el horno que regente en el número 5 de la calle Roteros.
La muralla ha servido de reclamo para locales de ocio del barrio del Carmen como el pub Al -Hanax, que albergaba un torreón semicircular, aunque, según los arqueólogos, han sido actuaciones mediátias que se hicieron en su mayoría de forma asistemática y sin ninguna metodología arqueológica. La estructura defensiva también surgió en el solar del antiguo Círculo de Bellas Artes que hoy está ocupado por un edificio residencial.
La muralla islámica se empezó a construir a principios del siglo XI coincidiendo con la creación de la primera taifa por parte del rey Add Al Aziz ,en paralelo con el califato de Córdoba. La parte oriental se caracteriza por las torres cuadradas y es de epoca almohade (siglos XII y XIII). La parte más antigua de la muralla, que se caracteriza por los torreones circulares, está en el entorno de Bolsería.