google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Albert Ribera
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22 de julio de 2024

Desvelan evidencias de reocupación en el siglo VIII en Valencia la Vella

Los trabajos han documentado nuevos edificios y la ocupación musulmana del yacimiento.
Foto de familia de los participantes en la campaña de excavaciones de este año.

Los trabajos realizados por el grupo de expertos y estudiantes del séptimo Curso de Arqueología Cristiana y Visigoda de Valencia La Vella han aportado nuevos datos sobre el carácter urbano de este enclave predominante en el Mediterráneo. Una ocupación que no solo se circunscribe a la época visigoda, sino que indica que la ciudad pudo ser ocupada en el siglo VIII por un asentamiento musulmán. Del 1 al 19 de julio se ha celebrado el séptimo Curso de Arqueología Cristiana y Visigoda de Valencia La Vella, gracias al convenio marco firmado por el Ayuntamiento de Riba-roja de Túria y el Institut Català d'Arqueologia Clàssica en 2016. Un año más la excavación ha estado coordinada por Albert Ribera, con la dirección arqueológica de Òscar Caldés y Josep Maria Macias.

La excavación arqueológica de este año ha consistido en el desarrollo de extensos trabajos de rebaje mecánico de los niveles agrícolas contemporáneos, con el fin de adecuar las áreas de excavación que se tendrán que llevar a cabo en los próximos 4 años.

En concreto se ha intervenido en la plataforma intermedia de la ciudad, justo al lado de la muralla exterior e interior, que la separa del barrio inferior. Esta actuación permitirá la ampliación futura del área museográfica y, desde el punto de vista arqueológico, determinar el carácter funcional del sector y obtener contenidos para el desarrollo del relato histórico del yacimiento.

Todas estas evidencias nos muestran como la construcción de la primera ciudad estuvo perfectamente planificada. No fue únicamente un centro militarizado con unas imponentes murallas defensivas y una urbanización en terrazas, que se adaptó, a la vez que transformó, la pendiente natural de la montaña, tal como se formó en su fase fundacional, sino que fue evolucionando y transformándose a lo largo del tiempo en un asentamiento de funcionalidad más cotidiana.

Se ha identificado los muros de delimitación oriental y meridional de un gran edificio, de más de 28 metros de largo, se ha estudiado el sistema de fundamentación de la muralla exterior en este sector y se han determinado los canales de circulación interior entre los barrios de la ciudad, ya atestiguados por una escalinata en 2023 y ahora por una rampa, bloqueados los dos en un periodo posterior, tal vez de los inicios de una etapa de los inicios de la presencia islámica que empieza ahora a manifestarse.

Otra de las investigaciones apunta a la identificación de un posible espacio residencial con una gran chimenea, alrededor de la cual se han documentado numerosos restos de piezas destinadas a la alimentación, quemaduras durante su proceso de cocción. También destaca la elevada concentración de caracoles que refleja su elevado consumo. Esto incide en la idea que, durante el siglo VII, la ciudad perdería su función militar original, y, despacio, se fueron ocupando los espacios contiguos en la muralla.

A nivel material destacamos la recuperación de numerosos restos de vajilla visigoda, así como evidencias cronológicas de consumo que nos indican una ocupación residual pero todavía para determinar, durante el inicio del periodo andalusí o en el siglo VIII.

A pesar de que la ciudad parece abandonarse durante el siglo VIII no se descartan otras ocupaciones musulmanas posteriores y esporádicas durante este periodo, aunque de marcado carácter agrícola.

En cuanto a la fase visigoda se han recuperado evidencias de ánforas y de vajilla de mesa procedente el norte de África, un cuello completo de una botella de vidrio, una hebilla o placa de cinturón visigoda y numerosos restos de consumo.

El alcalde de Riba-roja, Robert Raga ha mostrado su satisfacción por los resultados obtenidos en la nueva edición, “las excavaciones continúan hilvanando la historia de las diferentes civilizaciones que han pasado por nuestro territorio, que nos permitirán crear un relato que nutra el futuro Centro de Interpretación Arqueológica de València La Vieja, único en España y uno de los pocos testimonios históricos de la época visigoda que existen”.


Formación especializada
En esta novena excavación del Yacimiento han participado alumnos de diferentes universidades europeas, que han tenido la oportunidad de conocer de cerca la metodología básica de excavación y de análisis arqueológico, así como formación orientada específicamente a la arqueología tardoantiga, su cultura material y su problemática histórica.

Durante estas dos semanas, los estudiantes han combinado el trabajo de campo en el yacimiento con tareas de análisis de resultados, así como diferentes actividades paralelas, como sesiones teóricas y visitas a yacimientos del entorno.

El curso ha alternado la excavación del yacimiento con tareas de lavado, siglado y catalogación de los restos encontrados, visitas a yacimientos *tardoantics de la zona y algunas conferencias sobre aspectos del mundo visigodo y cristiano. Además, pudieron mostrar al público los resultados de sus trabajos en la Jornada de Puertas Abiertas que se llevó a cabo el pasado 17 de julio en la cual participaron de medio centenar de personas.

Paralelamente, en la segunda quincena de junio se llevó a cabo una campaña preliminar de excavación y limpieza gracias a la subvención del área de cultura de la Diputación de València.

Las excavaciones continuarán después del curso hasta principios de agosto, en virtud a la colaboración iniciada con las Universidades de Newcastle (Inglaterra) y Friedrich-Alexander-*Universität *Erlangen-*Nürnberg (Alemania), con un grupo de estudiantes ingleses. Después de un breve paréntesis, las actuaciones se retomarán en octubre con la probable participación de la referida universidad alemana.

5 de diciembre de 2017

Las obras de un hotel en Valencia sacan a la luz una perfumería de época romana

En las obras han aparecido restos de muros, balsas con sistemas de desagüe de plomo, pavimentos y restos de pinturas murales y numerosos fragmentos de botellitas de vidrio que las primeras hipótesis de los expertos identifican como una perfumería de época romana, en concreto, del siglo III.
En las excavaciones también ha aparecido un enterramiento de época visigoda. FOTO: LEVANTE
La apuesta de los inversores por la rehabilitación de palacetes y casa señoriales del centro histórico de València para la apertura de hoteles y apartamentos turísticos ha reactivado un sector que ha estado de capa caída en los años de la crisis, la arqueología urbana. Entre los edificios históricos donde se están realizando excavaciones arqueológicas se encuentra el palacio de Vallier, donde el grupo Comatel impulsa un hotel de lujo, y donde acaban de aparecer restos de muros, balsas con sistemas de desagüe de plomo, pavimentos y restos de pinturas murales y numerosos fragmentos de botellitas de vidrio de lo que las primeras hipótesis de los expertos identifican como una perfumería de época romana, en concreto, del siglo III.

Se trata de un hallazgo de gran transcendendica puesto que en todo lo que fue el territorio de Hispania no se han encontrado evidencias arqueológicas, salvo algunos hallazgos en Elx y Barcelona, de la existencia este tipo de establecimientos dedicados a la fabricación y venta de perfumes, mucho más identificados y estudiados en Oriente y en Italia.

EL REFERENTE DE POMPEYA
Precisamente las excavaciones en Pompeya, la ciudad romana que sepultó el Vesubio en el año 79 y donde existió una calle entera dedicada al comercio de perfumes, y en las que ha partipado el jefe del servicio de arqueología del Ayuntamiento de València, Albert Ribera, han ayudado a identificar los restos hallados en la plaza Manises por el equipo que dirige la arqueóloga Marisa Serrano. Por su proximidad al Foro, por la cantidad de vidrio encontrado y por las balsas, todo apunta a que se trata de una perfumería de época romana. El perfume era un artículo muy apreciado en la antigüedad. Los romanos lo utilizaban además para sus ofrendas a los dioses y en rituales funerarios. Se fabricaban a partir de aceite de oliva y flores maceradas, la más habitual, la rosa y su textura era más densa que los actuales perfumes.

ENTERRAMIENTO VISIGODO
En las excavaciones en el palacio de Vallier, ubicado en el número 7 de la plaza Manises, también ha aparecido un enterramiento de época visigoda, de una mujer de 25 años, que ha sido localizada sin ajuar ni lápida. 


El enterramiento no estaría dentro de la ciudad visigoda, más pequeña que la Valentia romana, y todavía no se sabe si es un enterramiento aislado o una necrópolis visigoda. Las excavacione arrancaron a principios de noviembre y se prolongarán durante, al menos, otro mes. Los arqueólogos tienen que excacavar en dos huecos de ascensor y en dos salas donde se ubicará el centro de transformación del futuro hotel, para lo cual será necesario reforzar la cimentación del edificio protegido.La aparición de los restos arqueológicos, apuntaron ayer fuentes del grupo Comatel, no afecta al ritmo de la obra del hotel, cuya inauguración se mantiene para septiembre de 2018. Afirman que las obras sí se paralizan cuando afectan a murallas o estructuras defensivas. 

El grupo Comatel ha anunciado la inversión de más de 56 millones en la construcción de tres hoteles de lujo en València: el citado del palacio de Vallier; el Marqués House, a espaldas del Palacio del Marqués de Dos Aguas y otro en la antigua sede socialista de Blanquerías, además de un apartahotel en la calle Calabazas.

14 de diciembre de 2016

Las obras destapan un enterramiento romano y pinturas medievales en el convento de San Vicente (Valencia)

Junto al enterramiento del siglo IV también aparecieron fragmentos de cerámica, lo que ayuda a la datación a los arqueólogos. Han aparecido vigas de madera pintadas en la Edad Media y arrancadas para ser usadas como dinteles de puertas además de capiteles reutilizados para levantar paredes siglos después.
Interior del claustro con la iglesia de Cristo Rey al fondo. FOTO: PACO MORENO.
Enterramientos romanos, cerámica del siglo IV, vigas de madera pintadas en la Edad Media arrancadas para ser usadas como dinteles de puertas, capiteles reutilizados para levantar paredes siglos después. El antiguo convento de San Vicente de la Roqueta es eso y mucho más, como recordó ayer el concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, en el transcurso de una visita de obras que ya han llegado al 80% de su ejecución y que está previsto finalicen el próximo febrero.

El inmueble municipal de la calle San Vicente, casi llegando a la plaza España y a espaldas del colegio de Agustinos, dista mucho de ser la ruina de hace unos años. Tanto Sarrià como el arquitecto Alberto Peñín, quien ha participado en la intervención, destacaron el mal estado del viejo convento, con paredes y techos hundidos, además de recordar la consolidación de emergencia realizada en la base de la torre.

INVERSIÓN
La inversión ha llegado a los 2,3 millones de euros, con un plazo de ejecución que se podría adelantar a los 14 meses previstos. De momento se ha salvado el inmueble, que no es poco, a la espera de un proyecto de intervención y la definición de los usos que quiera el Consistorio. Entre ellos, el edil apuntó que podría reservarse alguna estancia para una exposición sobre el culto a San Vicente Mártir.

El arqueólogo Albert Ribera destacó que sólo se excavó el 20% de la superficie del claustro, una campaña realizada a mediados de los años 80, por lo que la futura intervención se perfila como una de las más apasionantes de la ciudad. Sarrià habló de un «referente simbólico para los valencianos», donde señaló por ejemplo que fue el primer lugar donde Jaume I asistió a una misa después de la Conquista, además de ser el lugar de la custodia del Penó de la Conquesta.

UN LUGAR EMBLEMÁTICO
El lugar donde se atribuye el enterramiento de San Vicente Mártir es vecino de la parroquia de Cristo Rey, templo con el que comparte una de las portadas románicas más bonitas de Valencia. Seguro que la más desconocida, dado que forma parte del claustro desde hace siglos.

Ribera señaló que en los años 70 se numeró para ser desmontada, cuando la orden religiosa puso a la venta el edificio, algo que se impidió gracias a una campaña en prensa iniciada por Vicente Castell, archivero de la Catedral. El Ayuntamiento decidió hacerse con la propiedad por expropiación.

La planta baja está completamente despejada, al igual que la primera y la cámara. En esta última podrá situarse instalaciones del futuro equipamiento, cuando se decida.

Junto al enterramiento del siglo IV también aparecieron fragmentos de cerámica, lo que ayuda a la datación a los arqueólogos. Rivera también mencionó la presencia de restos de la fortificación que mandó construir Jaume I, al quedar extramuros el lugar de culto, uno de los más venerados de Europa.

'ROMPECABEZAS' DE ESTILOS
Peñín habló de que el propósito de la intervención ha sido dar coherencia a la lectura de todo el edificio, dejando huellas de cada etapa. La característica común es que los sucesivos dueños arrasaban con lo interior, literalmente en ocasiones, por lo que la misma fachada que recae a la calle San Vicente es un rompecabezas de estilos.

La propuesta de los arquitectos es que se rebaje la cota para poder dejar a la vista toda la fachada, aunque esto está por decidir. Sarrià sí que dijo que se ampliarán las aceras para dignificar el inmueble, lo mismo que ocurrirá cuando se ejecute el planeamiento, en cuanto a la demolición de parte del recreo del colegio colindante, con la alineación de la finca próxima a la plaza de España. Esto último no tiene plazos.

San Vicente de la Roqueta es monumento nacional desde 1978 y los trabajos realizados se han centrado en los cimientos, forjados, cubiertas, escaleras y fachadas. No ha faltado de nada, ni siquiera sacar a la luz un muro de tapial del siglo XIV, el más antiguo del conjunto, en un pequeño cuarto donde está pendiente de finalizar las obras. Debido a la aparición de todos estos elementos, los responsables del proyecto han tenido que hacer varias modificaciones, como el cambio de una de las escaleras.

(Fuente: Las Provincias / Paco Moreno)

19 de agosto de 2016

Documentan nuevas estructuras y cerámicas en el yacimiento visigodo de Valencia la Vella

Entre los hallazgos destacan tres torres defensivas que se unen a las dos ya descubiertas, una escalera de acceso a la muralla y cimientos de un potente edificio, además de ánforas ibicencas, del Egeo, del sur de Turquía, Palestina y Túnez. El Ayuntamiento negocia la compra de los terrenos para evitar expolios.
La compra de los terrenos permitirá realizar un proyecto de mejora de la fortificación.
Los tres arqueólogos que han dirigido las excavaciones en este yacimiento de Ribaroja (Valencia) a lo largo de las tres últimas semanas; Josep Maria Macias, Albert Ribera y Miquel Rosselló, han presentado los resultados de los trabajos que se han realizado en València la Vella y las conclusiones que se pueden derivar de los mismos. Los trabajos se han centrado en evaluar el estado de conservación de la muralla existente y la limpieza de un tramo de 75 metros que ha permitido descubrir tres torres más que se unen a las otras dos ya descubiertas.

En las labores de adecuación y limpieza de la parte baja del yacimiento se han identificado una escalera de acceso a la muralla y una pared paralela que transcurría a modo de ronda de circunvalación. Además, se ha hallado una plataforma artificial en la parte superior y en la zona intermedia se han localizado tres potentes cimientos pertenecientes a un edificio de gran extensión.

El uso de un georradar ha facilitado el hallazgo de otras partes antiguas del yacimiento como una gran plaza en la parte baja, varios muros y numeroso material y objetos que permiten deducir que la fortificación se remonta a los siglos VI y VII. Entre el material encontrado destacan ánforas de Ibiza, del sur de Turquía, el Egeo, Palestina y Túnez que se utilizaban para la importación de vino y aceite. También se han localizado monedas y dos pequeños bronces.

La existencia de una muralla de más de tres metros de altura permite deducir que tenía una función militar y que en su interior pudo instalarse una población importante de personas, dada la solidez de las construcciones y la fecha de los hallazgos. 


COMPRA DE LOS TERRENOS PARA EVITAR EXPOLIOS
El objetivo del consistorio pasa por desarrollar un plan integral de estudio, rehabilitación y restauración de este emplazamiento que ha permanecido olvidado por la administración local desde que entre los años 1978 y 1980 tuviese lugar una excavación por parte de la Diputación de Valencia, seguida de una destrucción de parte del yacimiento cuando una máquina excavadora arrasó varias torres de la fortificación y parte de la muralla para construir un puente para habilitar una línea de tren. 

La compra de los terrenos permitirá trazar un proyecto de mejora de la fortificación al tiempo que se evitará las prácticas de expolio y robo de materiales y elementos existentes en el interior del yacimiento fruto del estado de abandono y olvido que ha sufrido a lo largo de las últimas décadas a pesar de que se trata de uno de los conjuntos arqueológicos más valiosos de la época visigoda en España. 

El alcalde de Riba-roja, Robert Raga, ha señalado la importancia de "invertir en las obras de mejora del yacimiento de València la Vella dadas las dimensiones y la magnitud global del recinto ya que está considerado por los expertos como uno de los enclaves arqueológicos más importantes de España y con unas características singulares que le confieren rasgos valiosos; por ello, debemos apostar por recuperar parte de nuestra historia para incentivar el turismo histórico como fuente dinamizadora de la economía local".

FINALIZACIÓN DEL CURSO Y LAS EXCAVACIONES
Precisamente hoy viernes concluye el "I Curso de Arqueología Cristiana y Visigoda", organizado por el ayuntamiento de Riba-roja y el Institut Català d'Arqueologia Clàssica (ICAC) de Tarragona y financiado por el consistorio y la Diputación de Valencia y en el que han participado 20 estudiantes de diversas universidades de España. En este curso arqueológico, incluido en un proyecto de investigación del Ministerio de Economía, han colaborado, además, los departamentos de Arqueología de los ayuntamientos de Valencia y Llíria, la Universitat de València y el departamento de Ingeniería Cartográfica, Geodesia y Fotogrametría de la Universitat Politècnica de València. 
(Fuente: La Red Comarcal)

6 de noviembre de 2012

Nuevos hallazgos cuestionan la fundación romana de Valencia

El origen prerromano de Valentia (la Tyris ibérica) ha sido una de las cuestiones más polémicas a las que se ha enfrentado la historiografía valenciana en las últimas décadas. Las piezas encontradas en la calle Ruaya servirán para demostrar si Valencia es más antigua de lo que se piensa., 
Poco sabemos de la fundación romana de Valencia, datada en el año 138 antes de Cristo, a cargo del cónsul Junio Bruto en la parte alta de una pequeña terraza fluvial del Turia atravesada por la vía Heraclea y a medio camino entre Saguntum y Cartago Nova. Y anterior a esa época, se cuestiona todo conforme se descubren hallazgos arqueológicos.
Vista de los restos hallados en la calle Ruaya en 2008 durante la
construcción de un parking y que demuestran que en esta zona hubo
actividad humana en los S. III y IV a. de C.
Foto: Juan Carlos Cárdenas / EFE

El último descubrimiento, un conjunto de piezas cerámicas datado en el siglo III antes de Cristo, hace tambalear los orígenes anteriores a la Valencia romana. 

Este «tesoro», en palabras de la concejal de Cultura, se localizó en la calle Ruaya durante unas excavaciones realizadas en 2008 previas a la construcción de un parking. 

Estas piezas servirán para demostrar si «Valencia es más antigua de lo que se piensa», matizó Mayrén Beneyto, quien anunció que los restos cerámicos, una vez limpiados y recuperados, se expondrán en un museo municipal.

Alrededor de una veintena de piezas aparecieron en un solar tras las primeras obras.
Una parte aún se conserva en las instalaciones del Servicio de Arqueología Municipal y el resto está en el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (Ivacor).

El origen prerromano de Valentia (la Tyris ibérica) ha sido una de las cuestiones más polémicas a las que se ha enfrentado la historiografía valenciana en las últimas décadas. En esta línea profundizan los técnicos del Ayuntamiento de Valencia al revisar «cerámica ibérica, romana y griega, dos monedas cartaginenses, ánforas de Cádiz y Túnez, además de bolsas de riego, zonas de desperdicios y algún pozo, que indican que era una zona de huerta habitada y cultivada en esta época, antes de la fundación de la ciudad de Valencia», explicó Albert Rivera, el jefe del Servicio de Arqueología de Valencia.

¿Este hallazgo significa que Valencia ya existía antes de la fundación romana? No hay una respuesta cierta, pero sí numerosas hipótesis. Los restos encontrados en la calle Ruaya demuestran que anterior al nacimiento de la Valencia romana había actividad humana. Los expertos desconocen si este descubrimiento arqueológico corresponde a la existencia de una ciudad colindante o es la misma Valencia.

Puerto o emporio comercial
«No necesariamente ha de ser una cosa urbana», apuntó Rivera. Podría tratarse de un puerto, ya sea conectado a la Albufera o al Mediterráneo, o quizá los restos respondan a la existencia de un emporio comercial. Certezas históricas, de momento, hay pocas. Aún así la arqueología es de la única herramienta que permite desenterrar partes importantes del pasado para devolverlo al futuro.

Los restos arqueológicos de la calle Ruaya son de los más antiguos encontrados en la capital. Su valoración histórica está vinculada a su ubicación, alejado del centro de Valencia, que fue fundada siglos después al poblado íbero que, según las primeras investigaciones, tuvo actividad agrícola y comercial en lo que hoy se conoce como la calle Ruaya.

La Valencia actual acumula en su subsuelo abundantes fragmentos de las estructuras urbanas y las arquitecturas de las sucesivas ciudades que la precedieron. Conforme pasan los años es más complicado descubrir las huellas de los primeros pobladores. Tampoco facilita nuevos hallazgos la crisis económica, que no sólo congela el presupuesto para obras sino que frena cualquier actuación inmobiliaria que obligue a excavar o remover el subsuelo.