google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Ignacio Muñiz
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18 de febrero de 2025

Nuevos hallazgos en el poblado ibérico del Cerro de la Cruz de Almedinilla (Córdoba)

Una nueva campaña de excavaciones se centra en el sector Este, una zona que estaba sufriendo deterioro por la erosión. Las excavaciones han sacado a la luz nuevas estancias ibéricas del siglo II antes de Cristo “muy bien conservadas” y estructuras de la posterior fase de ocupación andalusí de época emiral (siglos VIII-IX dC).
Vasijas cerámicas en el Cerro de la Cruz. / El Día

Ánforas, lucernas, platos de borde vuelto, pesas de telar... La nueva excavación arqueológica que se desarrolla en el poblado del Cerro de la Cruz, en el término municipal de Almedinilla, ya empieza a arrojar resultados con la recuperación de un abundante número de objetos íberos y de época emiral. A esto se añade que se han documentado, por primera vez en el yacimiento, escaleras para acceder a un hórreo, como ha avanzado a El Día de Córdoba el director de esta nueva campaña y responsable del Museo Histórico almedinillense, Ignacio Muñiz.

Los trabajos, que durarán dos meses, se centran en ampliar el sector Este, fuera de la zona cubierta del yacimiento, que estaba deteriorándose como consecuencia de las escorrentías y por la erosión del suelo. La previsión es exhumar unos 300 metros cuadrados, que se incorporarán al itinerario ya visitable, que ocupa media hectárea, si bien los expertos calculan que el yacimiento total se extiende sobre unas cinco hectáreas, por lo que aún quedan muchos detalles por conocer, como asume Muñiz.

El proyecto, que desarrolla el equipo de investigación Prometeo de la Universidad de Granada, cuenta con un presupuesto de 40.000 euros –incluida la cubrición del nuevo sector–, financiados con una subvención de la Diputación de Córdoba y con fondos propios del Ayuntamiento. Aparte de Muñiz, en la exhumación participan los arqueólogos Manuel Abelleira y Manuel Ramírez, así como dos estudiantes voluntarios de la Universidad de Granada y operarios municipales.

Por primera vez, escaleras
Hasta el momento, las excavaciones han sacado a la luz nuevas estancias ibéricas del siglo II antes de Cristo “muy bien conservadas”, eso sí, con los niveles de incendio habituales del poblado. Y es que, como recuerda Muñiz, está documentado que a mediados del siglo II después de Cristo el poblado colapsó como consecuencia de un fuego provocado por Roma en el contexto de las guerras lusitanas. En estas primeras jornadas también se han desenterrado estructuras de la posterior fase andalusí de época emiral (siglos VIII-IX después de Cristo).

De ambos periodos, se han encontrado objetos completos. Del periódico ibérico, el más interesante, no dejan de aparecer ánforas, lucernas, platos de borde vuelto, pesas de telar, caliciformes o carretes (soportes cerámicos con los que las ánforas mantenían la horizontalidad).

Respecto a los edificios, se están documentado las dos alturas que tenían las viviendas, con los muros hechos de ladrillo de adobe sobre zócalos de piedra y enlucidos. Y, por primera vez, como destaca Muñiz, se han documentado escaleras. Aunque en un primer momento se teorizó con que podrían haber servido para salvar la pendiente natural del cerro y comunicar las calles principales entre sí de manera perpendicular, los investigadores han concluido que se trata del acceso a un hórreo, un hallazgo que ha supuesto una grata sorpresa.

El Cerro de la Cruz, un drama en tres actos
El poblado íbero del Cerro de la Cruz, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), es uno de los escasos de Baja Época Ibérica (siglos II-III antes de Cristo) excavados en Andalucía. Muestra el urbanismo de la época y en él se distinguen las estancias según el uso que tuvieran: almacenes o talleres de artesanos presentando lugares de hábitat y de trabajo (molinos de harina, aljibes, almacenes de ánforas o telares). Las construcciones poseen un zócalo de piedra y un alzado de ladrillos de adobes o tapial, conservándose en algunos casos la impronta de la ventana, la puerta o los agujeros de los postes que sustentaban el segundo piso de estos edificios.

En el año 1867, Luis Maraver y Alfaro llevó a cabo excavaciones arqueológicas en la necrópolis de los Collados, situada en las inmediaciones del Cerro de la Cruz, donde afloraron más de 250 tumbas de época ibérica. En ese momento recuperaron ricos ajuares formados, principalmente, por armas como falcatas, lanzas, puñales o puntas de flecha. La denominación de algunas de las armas más características del mundo ibérico con el nombre de “tipo Almedinilla”, como es el caso de las falcatas, supone una acreditación real de la importancia que ya desde esos momentos se concedió a los vestigios encontrados en el poblado.

Desde entones, el entorno ha sido objeto de diversas excavaciones, de manera que los expertos se refieren a la historia arqueológica del yacimiento como un drama en tres partes. Y esto porque sucesivamente se reconoce en este espacio un sistema de trincheras y fortificaciones de la Guerra Civil española, un pequeño poblado medieval de época emiral islámica destruido en un incendio y un importante conjunto de poblado y necrópolis ibérica de los siglos IV a II antes de Cristo. Las tres fases de ocupación están separadas entre sí por un milenio, y las tres se caracterizan por contextos de violencia y guerra.

18 de enero de 2024

Denuncian la destrucción de un yacimiento arqueológico en Almedinilla (Córdoba)

El arqueólogo municipal y director del Museo Histórico de Almedinilla, Ignacio Muñiz, comunicó el pasado martes al SEPRONA de la Guardia Civil y a la Delegación de la Consejería de Cultura en Córdoba la destrucción parcial del yacimiento arqueológico conocido como “Casilla de Fito” en el término municipal de Almedinilla, destrucción acontecida el 14 de enero de 2024.
Sillares, fragmentos cerámicos y tejas romanas extraídos del yacimiento.

Según  informa la página en Facebook de Amigos del Ecomuseo del Río Caicena el 14 de enero de 2024 por la tarde-noche un vecino de la localidad se puso en contacto con el Museo Histórico de Almedinilla para informar sobre unos trabajos agrícolas (consistentes en retirar una plantación de olivos antiguos para plantar nuevos, con un fondeo de la tierra) que estaba afectando posiblemente a un yacimiento arqueológico por advertir el vecino que sacaban sillares, fragmentos cerámicos y tejas romanas.

El Museo de Almedinilla tiene catalogado un yacimiento muy cercano al lugar, denominado genéricamente “Casilla de Fito”, en principio con la adscripción cronológica romana (pero sin saber exactamente su extensión al no haber intervenido en él). De hecho ya en los márgenes del camino de acceso al lugar el Museo advirtió que de antiguo había algún sillar y restos de tejas y cerámicas de almacenamiento romanas dejados allí a manera de pequeños majanos o señalizaciones de fincas.

Después de una prospección visual del desmonte se comprobó que el mismo era aproximadamente de 1 hectárea de superficie, con la presencia de sillares, cerámica romana (dolia) y tejas romanas (tegulae e imbrices) que han dejado los trabajos agrícolas recientes junto al carril y en la linde de la finca.

Ya en el interior de la finca desmontada se encontraron más restos cerámicos, de construcción, así como ladrillos romanos para la elaboración de suelos (tal vez opus spicatum). También se documentaron manchas de cenizas asociadas a restos cerámicos romanos, y algún fragmento que parece de tradición ibérica, que consideramos urnas de cremación asociadas a una necrópolis.

Es posible, por tanto, que nos encontremos frente a los restos de una de esas primeras ocupaciones romanas consistentes en pequeñas villas romanas (tal vez fortificadas) o pequeños asentamientos rurales con alguna infraestructura industrial (tipo almazaras) con una pequeña necrópolis asociada de cremación que, junto a los fragmentos de cerámica de tradición indígena, nos lleva en principio a una adscripción cronológica en torno al siglo I. a. C o siglo I d. C.

El informe concluye que tras el fondeo de la tierra el yacimiento ha debido quedar muy afectado. Los materiales sin remover y con fracturas recientes nos advierten que el yacimiento estaba antes de los trabajos agrícolas relativamente bien conservado. La recogida de ladrillos romanos para hacer suelos nos señala que la afectación ha debido llegar a los niveles de base.

No obstante, los hoyos para plantar nuevos olivos aún no se han realizado y se hace preciso al menos un Seguimiento Arqueológico de ello.

Desde la página en Facebook informan que la sustitución de cultivos precisa comunicación al Ayuntamiento (que no pone pegas para ello, pero ha de estar informado), que una propiedad, por muy privada que sea, está sujeta a las normativas y a las leyes (uno no puede montar un negocio ilegal en una vivienda o echar venenos tóxicos en su finca, por ejemplo) y que en materia de yacimientos arqueológicos existe una Ley de Patrimonio Español y una Ley de Patrimonio Andaluz.

Señalan que aunque los yacimientos arqueológicos no estén protegidos como Bienes de Interés Cultural (como lo están el Cerro de la Cruz y El Ruedo) la destrucción de los mismos está penada (“y el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento”: sobre todo cuando los trabajos están claramente sacando muros y estructuras, haciendo responsables a propietario y maquinista). 

Desde el Ayuntamiento informan que todo trabajo agrícola se puede hacer en la inmensa mayoría de los casos sin problema alguno, pero que hay que comunicarlo al Ayuntamiento con tiempo. Una vez comunicado desde el servicio de arqueología municipal se lleva a cabo el seguimiento arqueológico “de oficio” y sin coste para los propietarios (como han hecho, sin problemas, muchos vecinos). De no hacerse así, intentando ocultar una destrucción, desde el Museo Histórico se comunica a las autoridades de la Guardia Civil y Junta de Andalucía para que ellas resuelvan…y ya no tan beneficiosamente como sí ocurre cuando se hace desde el Ayuntamiento.

7 de agosto de 2021

La Junta analiza los daños causados al yacimiento de la Viñuela, en Almedinilla (Córdoba)


Arqueólogos de la Junta de Andalucía ya se han personado en el yacimiento arqueológico de La Viñuela, ubicado en el término municipal de Almedinilla y fechado en el siglo I antes de Cristo, para hacer un primer análisis de los daños y estudiar “cómo dar solución a lo causado, si se puede hacer desde el Ayuntamiento o actuaría la Junta”.


Así lo han confirmado a Europa Press fuentes del Gobierno regional, que han apuntado que al tratarse de daños sobre el patrimonio, la Junta de Andalucía es parte en la investigación y elaborará un informe sobre el yacimiento que facilitará a la Guardia Civil, todo ello tras “activar el protocolo común ante un daño como éste”.

Al respecto, la Benemérita ha abierto una investigación por la denuncia del director del Museo Arqueológico de Almedinilla y arqueólogo municipal, Ignacio Muñiz Jaén, por la destrucción del yacimiento situado en la Subbética con el objetivo de plantar olivos en la zona.

El martes se personó Muñiz en el enclave tras recibir el aviso de un vecino por unos movimientos de tierra que, supuestamente “sin permiso municipal”, se habían llevado a cabo en los últimos meses y que podían haber afectado a dicho yacimiento, catalogado en su día desde el propio Museo Histórico de Almedinilla como recinto fortificado de época ibérica.

Según indica el arqueólogo municipal, se trata de un recinto amurallado, “algo diferente a los documentados en la comarca”, dado que tiene forma rectangular -20 metros de anchura y 75 metros de longitud-, creando un espacio interno de 1.250 metros cuadrados. Situado en una cota a 900 metros de altitud, se ubica en el farallón rocoso que queda en lo alto de la cortijada de La Viñuela y su ermita, estando su cara sur defendida por un profundo corte en la roca caliza natural.

En este sentido, Muñiz señala que “aunque esta cara tiene restos de la fortificación, en la cara norte se conserva un alzado visible de dos metros de altura y 75 metros de longitud con una edilicia de sillarejo sobre piedras de carácter más ciclópeo”.

Una vez en el yacimiento, el arqueólogo comprobó que el muro principal del recinto, el de la cara norte, había quedado “totalmente arrasado con máquinas pesadas para, tan sólo, plantar una docena de olivos”, indicando que una serie de majanos con las piedras del muro desgajado, algunas ciclópeas, habían quedado esparcidas por la finca, “como huella de la destrucción y el expolio, así como fragmentos cerámicos ibéricos tardíos pertenecientes a ánforas ibero-púnicas, cuencos y lebrillos”.

Un yacimiento estudiado por la Universidad
Tras ello, se ha cursado la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil y el servicio del Seprona y se ha comunicado a la Consejería de Cultura de la Junta, a la que se ha solicitado “una intervención arqueológica de urgencia en el yacimiento que permita documentar lo que haya quedado indemne”.

El yacimiento era estudiado desde el Museo Histórico de Almedinilla y la Universidad de Granada (UGR), habiéndose realizado en febrero de 2021 las planimetrías para próximamente ser comunicados los resultados a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. No obstante, era conocido por la vecindad y se habían publicado diferentes noticias al respecto.

En este sentido, Muñiz apunta que este yacimiento “al ser una fortificación emergente y visible entra dentro de la máxima protección que la Ley de Patrimonio de Andalucía establece para todo tipo de fortificaciones, protegidas en su totalidad como Bien de Interés Cultural por la Ley 14/2007, 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía”.

Así, precisa que el artículo 4 de la citada Ley dice que los ayuntamientos “tienen el deber de colaborar activamente con los organismos competentes en la protección, conservación, fomento y difusión del patrimonio histórico que radiquen en su término municipal, así como realzar y dar a conocer el valor cultural de los mismos, adoptando en caso de urgencia, las medidas cautelares necesarias para salvaguardar los bienes”.

Recuerda igualmente que el artículo 14 de dicha Ley, en referencia a los propietarios, titulares y poseedores, según el cual “tienen el deber de conservarlos, mantenerlos y custodiarlos, además de permitir la visita pública gratuita, al menos cuatro días al mes”.

También, en su disposición adicional tercera, la normativa recoge que “quedan inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz los Bienes de Interés Cultural declarados conforme a la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español ubicados en Andalucía”. Disposición con la que todos los vestigios defensivos situados en territorio andaluz “se inscriben como Bien de Interés Cultural en el Catálogo General Andaluz”.

La restitución supondría unos 500.000 euros
De esta manera, destaca que todos los “vestigios defensivos” pasan a ser de competencia exclusiva de la Junta de Andalucía -Consejería de Cultura- y quedan inscritos como Bien de Interés Cultural (BIC) en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, protegidos por tanto en su totalidad, “tanto las partes conservadas como las que puedan aparecer en las excavaciones arqueológicas, considerándose una infracción muy grave y un delito penal su destrucción”, asevera Muñiz.

Además, afirma que, “si bien el daño está más que hecho, es de esperar que una pronta intervención arqueológica de urgencia pueda documentar lo no expoliado, así como plantear la restitución del muro norte conforme a las planimetrías realizadas, cuyo coste ascendería a una cantidad cercana a 500.000 euros”.