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18 de mayo de 2011

Aflora un nuevo tesoro visigodo en Vega Baja de Toledo

Las excavaciones en el yacimiento arqueológico de Vega Baja de Toledo están desarrollando, a medida que avanza la campaña, hallazgos y datos que confirman la importancia de la sede regia toledana en época visigoda como una cruz bañada en oro, una moneda del Rey Suintila y un anillo de sello.
   Los arqueólogos están especialmente satisfechos con el descubrimiento de una cruz fabricada en bronce y bañada en oro, con los cuatro brazos del mismo tamaño (cruz griega), símbolo muy utilizado en el periodo del cristianismo primitivo, ha informado Vega Baja en nota de prensa.
   Estaría calada en tres de sus cuatro lados, con orificios un cada extremo para su sujeción. Además, en el centro de la cruz, se observa el típico engarzado para la pedrería, característico en los elementos de orfebrería de la época, como en las coronas votivas del tesoro de Guarrazar.
MONEDA DE ORO
   Otra de las piezas importantes desenterradas esta campaña es un tremís (moneda) de oro acuñado en Toledo en época de Suintila (621-631), conocido como el 'Rey de los pobres'. Fue un monarca godo con uno de los reinados más azarosos y convulsos de los conocidos.
   Su carácter guerrero le llevó a aplastar a los vascones y expulsar a los bizantinos de la península. Sus políticas a favor del pueblo, en contra de los privilegios de la nobleza y el clero, así como otras decisiones administrativas que no gustaron a las altas jerarquías, movilizaron a sus enemigos que le arrebataron la corona, le privaron de sus bienes, le excomulgaron y lo encerraron en un monasterio de Toledo.
   Las excavaciones en la Vega Baja han permitido el hallazgo de un anillo de sello, con chetón decorado con unos caracteres --todavía en estudio y en fase de restauración-- en torno a una pequeña cruz griega.
   Estas grafías pueden corresponder al nombre propio del dueño del anillo, como está documentado en otros yacimientos de la Península Ibérica en el siglo VII después de Cristo. Habría pertenecido a alguien de elevada posición social, aristócrata o miembro de la jerarquía eclesial.
   En el mismo sector de estos descubrimientos, ha aparecido la parte de una patena de bronce, elemento propio de las celebraciones litúrgicas, que constaría de un plato circular (desaparecido), y que estaría unido al mango por medio de tres remaches.
   Esta serie de nuevos hallazgos, junto a otros que se encuentran en fase de análisis y documentación, testimonia la estrecha conexión existente entre la Iglesia y el poder real, conocida por los datos documentales que ofrecen los 18 Concilios de Toledo, y corroborada en las excavaciones arqueológicas del yacimiento de la Vega Baja.
   Algunas de estas piezas se incluyen en el libro-catálogo 'La Vega Baja. Investigación, Documentación y Hallazgos', que tendrá lugar este jueves y que reúne el trabajo realizado en los últimos años en el yacimiento de Toledo.
(Fuente: Europa Press)

19 de diciembre de 2022

Toledo recuperará el parque arqueológico de la Vega Baja

El concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Toledo, José Pablo Sabrido, informó el pasado viernes del inicio del expediente para la contratación de las obras de recuperación del parque arqueológico de la Vega Baja, una actuación que cuenta con un presupuesto de 824.505,87 euros para la puesta en valor y el adecentamiento para uso y disfrute de los toledanos de un espacio de 28.000 metros cuadrados.

El concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Toledo, José Pablo Sabrido, informó el pasado viernes del inicio del expediente para la contratación de las obras de recuperación del parque arqueológico de la Vega Baja, una actuación que cuenta con un presupuesto de 824.505,87 euros para la puesta en valor y el adecentamiento para uso y disfrute de los toledanos de un espacio de 28.000 metros cuadrados.

José Pablo Sabrido ha destacado que se trata de una primera intervención fruto del compromiso adquirido por el equipo de Gobierno local, "porque la Vega Baja no podía seguir en el estado de abandono en el que se encontraba desde hace más de 20 años", según ha informado el Consistorio toledano en nota de prensa.

Este compromiso, ha recordado el también vicealcalde, cristalizó en la firma de un convenio de colaboración entre el Ayuntamiento, la Junta de Comunidades y el Ministerio de Cultura para la protección de la Vega Baja y el desarrollo de intervenciones para su recuperación y puesta en valor que se concreta ahora en esta primera intervención con una inversión superior a los 800.000 euros.

Sabrido ha recordado las "palabras de incredulidad" y las dudas que se plantearon entonces por algunos grupos políticos y que quedan ahora disipadas por la puesta en marcha de este proyecto, cuya financiación procede del Ministerio de Cultura (500.000 euros) y del Ayuntamiento (324.000 euros), ha explicado el concejal, quien ha señalado también las facilidades y la colaboración de la Junta de Comunidades en la tramitación del proyecto.

"Este es un primer paso real", ha manifestado Sabrido, quien ha precisado que en esta primera intervención está previsto actuar en 28.000 metros cuadrados situados junto a la Senda de las Moreras con un proyecto que incluye la recuperación de los restos arqueológico allí existentes y su puesta en valor, senderos peatonales, carril bici, carteles informativos sobre los vestigios y el pasado visigodo de Toledo y árboles y zonas verdes allí donde sea posible sin que afecte al patrimonio arqueológico.

José Pablo Sabrido ha señalado que las obras podrían comenzar dentro de dos meses, siendo el periodo de ejecución previsto de cinco meses desde el inicio de los trabajos.

3 de marzo de 2011

Hallado un gran espacio público de 900 m2 de época visigoda en la Vega Baja de Toledo

Un gran espacio público adoquinado, de unos 900 metros cuadrados y rodeado por edificaciones bajas construidas en la época visigoda, es el hallazgo más significativo de la última campaña de excavaciones llevadas a cabo en la Vega Baja de Toledo.
Las actuaciones se han desarrollado en 3.000 m2.
Los resultados de la campaña -que terminó en octubre pero en la que se sigue trabajando a través de un taller de empleo- han sido presentados hoy por el responsable de las excavaciones, Miguel Ángel Valero, a la titular de Educación, Ciencia y Cultura, María Ángeles García; al alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, y a la prensa.
Valero ha explicado, ayudado con planos y la proyección de un vídeo en el que se ha recreado virtualmente cómo fue ese espacio en las épocas romana, visigoda y árabe, que se ha actuado sobre una superficie de 3.000 metros cuadrados, en una zona situada entre la Avenida de Carlos III y el recinto de la Fábrica de Armas.
Las excavaciones realizadas en este espacio, conocido técnicamente como área 80.000 dentro del proyecto de investigación arqueológica de Vega Baja, evidencian, según Valero, que fue "una zona de uso permanente" durante las tres fases de ocupación, si bien su mayor esplendor lo consiguió en la época visigoda (s. VI y VII).
De esta época se conservan muros "de buena talla, bien careados y grabados a cal y canto", ha explicado el arqueólogo, y el citado gran espacio público de 900 metros cuadrados, cuyo uso se sigue investigando, aunque podría parecerse al de una plaza pública.
De la época tardo-romana (s.III y IV), se han encontrado muros y monedas y, en este punto, Valero ha recordado que, muy cerca al yacimiento, apareció una villa suburbana con dos impresionantes mosaicos, que arrojó mucha información sobre la ocupación romana de Vega Baja, sin contar con la gran construcción del Circo Romano.
De la fase emiral (s.VIII y IX), se han encontrado ruinas de viviendas superpuestas con otras anteriores, una especie de alacena, diversas monedas y material cerámico y restos de ceniza, "muy en la superficie", que hacen pensar en "la gran cantidad de hogueras" que se hicieron en este espacio por el uso agrícola que le dieron los árabes.
A la presentación de los resultados de las excavaciones han asistido también el director general de Patrimonio Cultural de la Junta, Luis Martínez, y dos de los directores científicos de Vega Baja, Ricardo Izquierdo y Lauro Olmo.
(Fuente: ABC)

10 de junio de 2013

Descubren un cementerio judío en Toledo con 107 tumbas

Las excavaciones arqueológicas en el Cerro de la Horca de Toledo han permitido localizar 107 tumbas que conforman el cementerio judío de la ciudad y que estuvo en uso durante el siglo XIII. 
El cementerio judío ocupa una gran parte de la llanura norte de Toledo y está bajo edificios emblemáticos.
Foto: Arturo Ruíz Taboada
El arqueólogo Arturo Ruiz Taboada ha explicado que estas tumbas han salido a la luz con motivo de una excavación realizada en una zona ajardinada del IES Azarquiel de la capital, en el marco de los trabajos de la ampliación del aulario del centro educativo. Esta circunstancia permitió que los arqueólogos pudieran excavar en esta zona de la ciudad, que actualmente está urbanizada. 

A raíz de estas excavaciones, desarrolladas en 2008 y 2009, se ha podido "individualizar" el cementerio judío, ya que, tal y como ha indicado Ruiz Taboada, esta zona de la llanura norte de Toledo ha sido tradicionalmente un "inmenso cementerio", en el que las distintas comunidades religiosas que han vivido en la ciudad han ido dando sepultura a sus difuntos a lo largo de los tiempos, hasta la Edad Media. 

Bajo edificios emblemáticos
La conclusión de estos trabajos es que el cementerio judío ocupa "una parte importante de la llanura norte de Toledo" y está bajo "edificios emblemáticos" de la ciudad, como el colegio de Nuestra Señora de los Infantes, el Parque de las Tres Culturas o el IES María Pacheco. En resumen, "una extensión espectacular, enorme", que no ha podido precisar en hectáreas, ya que aún no han terminado las labores para delimitarlo. Sí ha insistido en que, en general, la llanura norte de Toledo, hasta el inicio del camino de Madrid, es "un inmenso cementerio de todas las épocas". 

El más antiguo es el cementerio romano, en la zona de la Avenida de la Reconquista y de la Vega Baja; luego está datado el cementerio visigodo, también en la Vega Baja y, con el paso de los años, la zona se convirtió en cementerio cristiano, en el eje de Santa Leocadia de Afuera-Circo Romano, e Iglesia de San Antón. En ese eje, además de las tumbas cristianas, también se localiza el cementerio musulmán y, con esta excavación, se ha delimitado el judío. 

Tumbas bien conservadas
Ruiz Taboada ha destacado el buen estado de conservación de las tumbas que se pudieron excavar en la "pequeña muestra" del cementerio que constituye el jardín del IES Azarquiel. En esta excavación se ha podido estudiar el ritual de enterramiento, caracterizado por la profundidad de las tumbas, con fosas de hasta 2,5 ó 3 metros. 

"La finalidad era que el difunto quede conservado eternamente y, además, los entierran siempre en contacto con tierra virgen, procurando evitar que una tumba entre en contacto con otra", detalla Ruiz Taboada.

 También se ha podido detectar el uso de cierres subterráneos de la tumba, una práctica "muy característica de Toledo" que consistía en la construcción de una bóveda de ladrillo para cubrir el ataúd del difunto. 

Sepulturas familiares
En este cementerio, que se ha podido fechar en el siglo XIII gracias al hallazgo de una moneda de esa época, también se han descubierto pequeñas agrupaciones de tumbas. Estas pequeñas estructuras arquitectónicas pueden demostrar que en ellas se enterraba una unidad familiar y que en las distintas tumbas se daba sepultura a los distintos miembros. 

Asimismo, también se han dado casos de mujeres enterradas con niños neonatos, que hacen pensar que las madres que morían en el parto y los bebés fallecidos eran enterrados juntos. 

Una excavación polémica
Ruiz Taboada ha recordado que esta excavación causó gran revuelo en la comunidad judía ultraortodoxa y, de hecho, una asociación judía de Nueva York pidió en 2009 a las autoridades españoles que impidan los trabajos arqueológicos desarrollados en Toledo y que fueron tachados de "profanaciones". Para evitar posibles conflictos en el futuro ante este tipo de excavaciones, Ruiz Taboada ha propuesto la elaboración de un plan específico para este tipo de "yacimientos tan sensibles", pues ha vaticinado que seguirán apareciendo más restos de antiguos cementerios en la ciudad.
(Fuente: El Diario / EFE)

1 de septiembre de 2015

Descubren un horno medieval y 500 kilos de cerámica de gran calidad en Burgos

Bajo la nave de la calle Hospital Militar se ocultaba un tesoro arqueológico de incalculable valor, un taller de alfarería de la época bajomedieval -finales del siglo XIV o principios del XV- y más de media tonelada de piezas de cerámica vidriada de gran calidad y fina decoración, puesto que estaban destinadas a servir como vajilla de mesa y no como utensilios de cocina.
El suelo oscurecido de la parte baja del horno atestigua las temperaturas superiores a 1.000 grados que alcanzaba hace seis siglos. FOTO: LUIS LÓPEZ ARAICO
La demolición del viejo garaje ubicado entre la plaza Vega y la iglesia de La Merced y el inicio de la construcción de un bloque de 13 viviendas, con garajes y locales comerciales, promovido por Raimconsa, ha sacado a la luz este tesoro: cuencos, escudillas, jarras, albarelos, tapaderas, platos, cántaros y redomas (jarritas alargadas y estrechas para servir líquidos), además de las primeras tuberías de cerámica vidriadas en su interior. Junto al horno y los miles y miles de piezas, han emergido restos del taller y basas para la sustentación de pies derechos que servían para sujetar los tejados.

"EL ALFAR DE VEGA"
El alfar de Vega, así lo han bautizado los expertos de la empresa Cronos Arqueología y Patrimonio, es el primero que se excava en la ciudad de Burgos.Su descubrimiento entraña aún más valor puesto que ha permitido fijar el lugar exacto por el que discurría la esgueva de San Lucas, un cauce que se sabía atravesaba la calle Miranda hasta desembocar en el Arlanzón a la altura del Instituto Cardenal López de Mendoza. De ahí que la zona tuviera una protección arqueológica en el PECH (PlanEspecial del Casco Histórico), que obligaba a realizar los sondeos.

Tras las preceptivas catas, que apuntaron el sorprendente descubrimiento del alfar, se comenzó a excavar a principios de agosto.Los hallazgos han motivado la ampliación de la zona de los trabajos y de su duración. «Aún nos queda por lo menos otra semana», explica la directora de Cronos, Carmen Alonso Fernández, mientras señala el lugar en el que actualmente trabajan. Se trata de un testar o vertedero en el que se acumulaban las piezas que no pasaban el control de calidad de la época, bien por defectos de moldeado o de cocción, bien por rotura. El suelo, más oscuro, denota que muchas permanecieron demasiado tiempo en el horno, que ya está a la vista. Gracias a los testares se puede completar todo el elenco de producciones del taller, en el que se manufacturaron algunos de los primeros vidriados en territorio cristiano, con nuevos acabados que desplazaron a la alfarería tradicional antes de la popularización de las lozas.

HORNO DE DOBLE CÁMARA
Construido en piedra arenisca y arcilla, el horno tenía una doble cámara de la que solo queda la inferior.En ella se colocaba la leña para conseguir las temperaturas de más de 1.000 grados con las que se fabricaba la cerámica vidriada.De hecho, las piezas eran sometidas a un doble horneado, una primera cocción para la forma y la segunda para la decoración. El suelo ennegrecido a fe de los kilos y kilos de madera que allí se quemaron.Una rejilla separaría esa cámara de la superior, en la que el alfarero introducía la cerámica a través de un ventanuco.Para separar las piezas durante el horneado se empleaban atifles, unas pequeñas piezas con 3 pies que también han emergido por decenas.

Sus descubridores sospechan que el taller se abandonó a finales del siglo XV, con motivo de la llegada de los monjes y el inicio de la construcción del monasterio de La Merced (el bello claustro es algo posterior).Sus necesidades alimentarias convirtieron la zona industrial en huertas, lo que explicaría la densa capa de tierra -de 2 metros de profundidad- que cubría el alfar y que ha contribuido también a su conservación en tan buen estado después de 6 siglos.

EN EL ARRABAL DE VEGA
La ubicación del taller no es casual, por cuanto la actividad alfarera precisaba del agua para desarrollarse. Además, como otras labores consideradas insalubres, se ubicaban extramuros.En el arrabal de Vega se instalaron también tintoreros, curtidores... a partir del siglo XIII.

Si el alfar se tapará o quedará a la vista está por ver.
(Fuente: Diario de Burgos)

3 de junio de 2016

El Museo Arqueológico de Alicante excavará en nueve enclaves de la provincia

La Diputación provincial destinará un total de 105.800 euros para realizar estas actuaciones, en las que colaborará un centenar de voluntarios de distintas universidades.
El plan de excavaciones del Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) se desarrollará este año en nueve enclaves de la provincia con el objetivo de documentar y realizar una amplia investigación científica de los hallazgos que se recuperan en el territorio alicantino.

El equipo de arqueólogos del MARQ intervendrá en los emplazamientos de Cabeçó d'Or (Relleu), Cabezo de Pardo (Vega Baja), las Laderas del Castillo de Callosa de Segura, la Cova del Randero de Pedreguer, el Penyal d'Ifac (Calp), la Illeta dels Banyets (El Campello) y el Barranco del Juncaret (Mutxamel), así como en la Bahía de la Albufereta y el Tossal de Manises, ambos en Alicante.

El diputado provincial de Cultura, César Augusto Asencio, ha presentado hoy este plan, que incluye actuaciones con una larga trayectoria y "nace del compromiso del gobierno provincial y de la actividad propia del MARQ para conservar, poner en valor y difundir el patrimonio histórico y cultural de la Costa Blanca".

LINEAS DE INVESTIGACIÓN
La elección de los nueve yacimientos viene determinada por las líneas de investigación planificadas por el equipo técnico del MARQ.

Dos de los enclaves están gestionados directamente por la Diputación de Alicante, el Tossal de Manises y la Illeta dels Banyets, donde se han llevado a cabo actuaciones de recuperación durante los últimos 25 años.

El director técnico del citado centro museístico, Manuel Olcina, ha considerado un deber del Marq proseguir con la investigación de estos vestigios de la prehistoria, cultura ibérica, romana y medieval-moderna, "fundamentales para el conocimiento de estas épocas en la provincia de Alicante".

En concreto, en el Tossal de Manises se actuará por segundo año entre la muralla del enclave y la prolongación de la romana calle del foro para tratar de hallar el vano de la Puerta del Mar, que conectaba los barrios suburbanos y el puerto localizado en la parte más baja de la Albufereta.

A su vez, el objetivo de la intervención este año en Illeta dels Banyets es completar la excavación iniciada en 2015 sobre el tramo de una segunda calle de la zona suroeste y en el edificio que le sirve de fachada hacia esa orientación.

En Calp se retomarán los trabajos dirigidos a consolidar la estructura de las excavaciones de la pobla nova de conquista, una zona situada a las faldas del Penyal d'Ifac.

Mientras, en la bahía de la Albufereta se acometerá la tercera fase de la prospección visual y sondeos para seguir con el proyecto de actualización de la carta arqueológica del patrimonio cultural subacuático de la provincia de Alicante.

1 de abril de 2014

Las catas arqueológicas sacan a la luz en Elche los baños árabes del S. XI

Los técnicos que trabajan en la Plaza de la Fruta de Elche (Alicante) han sacado a la luz otro elemento patrimonial que el Ayuntamiento de Alicante quiere conservar a toda costa: los segundos baños árabes de la ciudad. Una construcción de la época islámica que data del S. XI y que cuatro siglos después fue reconvertida en un matadero mediante el que las instituciones de la época cobraban tributos.
Uno de los técnicos inspecciona los restos arqueológicos encontrados en las catas realizadas. Foto: LA VERDAD.
Los baños árabes han sido descubiertos gracias a las distintas canalizaciones que comunican las salas del edificio islámico. Asimismo, un elemento importante ha sido el hallazgo de un 'caldearium' en uno de los habitáculos del recinto. Se trata de un elemento que se utilizaba para calentar espacios concretos de las instalaciones.

Además, de los restos encontrados se desprende que estaba divido en tres zonas: una entrada principal con vestuarios incluidos, una zona de agua fría y otra de baños calientes en la parte norte de la edificación. También existe una zona en la que posiblemente se encontrasen instaladas letrinas.

Fue en el S.XV cuando una parte del edificio fue reconvertida en matadero y la otra fue adquirida por un particular para seguir teniendo la misma función que había desempeñado durante los cuatro siglos anteriores. Así se refleja en los archivos municipales, según explicó ayer Alonso, quien además aseguró que «posiblemente sean los baños que acogían a la gente de la Vega Baja que acudía a la ciudad en aquella época al estar en la Puerta de Guardamar de la antigua muralla».

Se trata de restos arqueológicos que «deben conciliar con el proyecto del nuevo Mercado Central», aseguró la alcaldesa, Mercedes Alonso. Además, según la regidora, «en el pliego de condiciones especificamos que, de encontrarse algo en las catas, la empresa adjudicataria debería incluir una serie de mejoras para poner en valor cualquier tipo de hallazgo».

PROTECCIÓN
Los restos de los baños árabes se encuentran expuestos a elementos como la lluvia y el viento. Es por esto que la alcaldesa anunció que «se está trabajando para proteger el entorno y hacerlo visible al público». Para ello cambiarán el vallado opaco actual por uno trasparente y estudiarán instalar una pasarela sobre las catas arqueológicas para que ciudadanos y visitantes puedan observar los hallazgos y los trabajos que los arqueólogos allí realizan.

Por otro lado, la alcaldesa aseguró que «todavía hay que esperar al resultado final de las catas y al posterior informe de la Dirección General de Patrimonio para saber si el proyecto es del todo viable». Se trata de un punto de inflexión que, además de determinar el nivel de protección de los elementos encontrados en el subsuelo, podría alargar el proceso si los técnicos y arqueólogos de la Generalitat deciden expandir las catas arqueológicas a otras zonas del entorno.

Asimismo, Alonso llamó posteriormente a algunos placeros para explicarles in situ lo que minutos antes había contado a la prensa sobre los nuevos hallazgos. Un acto que sirvió para tranquilizar los ánimos unos comerciantes que dependen del resultado de unas catas arqueológicas que finalizarán dentro de un mes y medio.

(Fuente: Las Provincias / David Sevilla)

19 de junio de 2012

Una villa romana y cien sepulturas salen a la luz en Estiviel (Toledo)

Los restos se encuentra en el recorrido de casi 6 kilómetros que va de Los Lavaderos a Estiviel, donde se levantará la nueva depuradora.
Los restos arqueológicos hallados en la finca Los Lavaderos al poco de dar comienzo las obras de la nueva Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de la ciudad, la de Estiviel, corresponden a los cimientos una villa romana y a más de cien tumbas de una necrópolis tardorromana.
Restos de la villa romana encontrada en Los Lavaderos.
Foto: Yolanda Lancha

Los trabajos de excavación han dejado al descubierto, en la finca de Los Lavaderos, la existencia de una villa romana a la que hay que sumar las más de cien tumbas cercanas que conforman una necrópolis tardorromana, que ya ha sido investigada y datada por los arqueólogos.

A expensas de la decisión definitiva de Patrimonio sobre la importancia de los restos, los expertos consideran que las trazas de la villa romana son de la suficiente relevancia como para poder conservarla, circunstancia ésta que podría obligar bien a modificar el trazado del colector bien a buscar una alternativa técnica que, aunque encarezca la obra, permita conservar los vestigios de la mencionada edificación.

La existencia de los restos arqueológicos, aunque sin hablar expresamente de una villa y una necrópolis romana, está confirmada desde la Sociedad Estatal Aguas de la Cuenca del Sur (Acuasur), perteneciente al Ministerio de Agricultura, desde donde también afirman que los trabajos para la depuradora de Estiviel no se han parado y que las obras continúan en otros tramos libres de restos hasta que exista un dictamen de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, de donde depende Patrimonio, que diga qué hacer exactamente con ellos. Y es que, no sería la primera vez que se decide que los restos no son lo suficientemente importantes como para frenar las obras de una infraestructura tan importante para el desarrollo urbanístico de la ciudad como una depuradora, algo que ya ocurrió cuando se descubrió una necrópolis árabe en la zona donde ahora se levanta el Nudo Norte.

No es la primera vez que se encuentran tumbas tardorromanas en la ciudad de Toledo, toda vez que en el Museo Arqueológico de Santa Cruz se conserva el ajuar de una hallada en 1964, durante las obras de construcción del edificio que tiene Telefónica en la avenida de La Reconquista. En esa ocasión se encontraron tres tumbas y una de ellas fue recuperada totalmente. Una villa romana también ha aparecido en Vega Baja.

22 de marzo de 2017

El plan de excavaciones arqueológicas del Marq incluye este año ocho enclaves

La Diputación de Alicante destinará un total de 100.000 euros para desarrollar estos trabajos, que comenzarán el próximo mes de abril en la Illeta dels Banyets.
El yacimiento de la Illeta dels Banyets se beneficiará de nuevas investigaciones. 
El programa de excavaciones arqueológicas que el Museo Arqueológico de Alicante (Marq) desarrolla anualmente incluye este año ocho enclaves de la provincia en los que se realizarán labores de investigación para la puesta en valor del patrimonio de la Costa Blanca.

El plan es uno de los más completos y rigurosos de la Comunitat Valenciana, tanto por los períodos históricos que abarca como por el ámbito territorial en el que se actúa, según un comunicado de la Diputación de Alicante.

El museo alicantino emprende una edición más de este proyecto con el objetivo de documentar y llevar a cabo una amplia investigación científica de los hallazgos que se recuperan, así como avanzar en el conocimiento de las antiguas civilizaciones que poblaron distintas zonas de la provincia de Alicante.

PRÓXIMAS INTERVENCIONES
El equipo de arqueólogos intervendrá en los emplazamientos de la Illeta dels Banyets en El Campello, la Acequia de los Enamorados en L'Alacantí, las Laderas del Castillo de Callosa de Segura, el Tossal de Manises en Alicante, el Penyal d'Ifac en Calp y la Cova del Randero de Pedreguer, así como en el Cabezo de Pardo y la costa del Baix Segura, ambos en la Vega Baja.

La conservación de las excavaciones realizadas en 2016 en el sector del Barrio Suroeste se ha visto amenazada por los últimos temporales, por lo que es necesario proteger y consolidar esta superficie, que se acondicionará en un futuro como nuevo espacio museístico, indica la nota de prensa.

Además, la intervención en Cabezo Pardo se centrará este año en la realización de diversos estudios y analíticas, así como en la redacción de la memoria final de la excavación, ya que, tras once años de campañas arqueológicas, se da por concluido el proyecto.

La prospección y sondeos arqueológicos en la Acequia de los Enamorados -en tramos de Alicante, Mutxamel y Xixona- y en el barranco del río Montnegre es otra de las actuaciones que este verano acometerá el Marq para intentar localizar restos de época romana.

Además, en las laderas del castillo de Callosa de Segura se retomarán las excavaciones de la pasada campaña, así como la investigación y actualización de datos en la zona.

Mientras, la decimotercera intervención que se realiza en el Penyal d'Ifac se focalizará en las tareas de consolidación de emergencia y en la excavación y documentación de áreas del emplazamiento centradas en Calle I, Puerta, Iglesia, Necrópolis y Muralla Oeste.

Mientras, en el Tossal de Manises, uno de los buques insignia de la arqueología alicantina, las labores de técnicos y voluntarios enlazarán con las de campañas anteriores con el objetivo de profundizar en uno de los ejes principales del yacimiento.

Otro de los emplazamientos es la Cova del Randero en Pedreguer, donde continuarán las labores en la galería de la izquierda de la Sala Interior, zona en la que se han determinado las mejores evidencias del uso funerario de la cavidad.

También se retomará el sondeo Paleolítico iniciado en 2014 en la Sala de la Entrada para conocer mejor el tipo de ocupación de la cueva.

A partir del próximo mes de mayo se seguirá con la prospección visual y los sondeos de la primera fase para el levantamiento de la carta arqueológica subacuática del Baix Segura.

En concreto, en la costa de Torrevieja, Orihuela y Pilar de la Horadada se estudiarán el Embarcadero Romano de La Mata, Torrelamata, la Playa de los Locos, la Playa del Acequión, Punta Prima, Cap Cervera, Cap Roig y el fondeadero del Mojón.

(Fuente: La Vanguardia / EFE)

10 de junio de 2011

Los tesoros de la Marina española duermen tierra adentro

El Archivo Histórico de la Armada reside en el palacio del almirante Álvaro de Bazán, un bajel renacentista varado en el Viso del Marqués (Ciudad Real).


Los infinitos páramos de La Mancha albergan, aún hoy, tesoros por descubrir. En pleno corazón de España, en un paraje equidistante de los principales puertos y a medio camino entre el litoral y Madrid del que le separan 230 kilómetros, guarda la Marina española parte sustancial de su enjundiosa historia. Sobre una de las atalayas que forma el paisaje al pie de Sierra Morena, encima del caserío de Viso del Marqués, hoy con tres mil moradores, se yergue un soberbio edificio de vigorosos muros cuya noble hechura permite evocar el pasado grandioso de su dueño. Se trata del palacio de Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz, Almirante de la Mar Océana. Sus victorias navales en la Berbería frente a los corsarios, en las Azores ante portugueses y franceses, contra ingleses en Gibraltar y en Lepanto sobre el turco, llenaron de gloria las armas y los buques de España bajo el reinado de Felipe II.
Don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz.

Tal vez por todo ello, su palacio, testimonio vivo de aquellas proezas, fue considerado como lugar idóneo para guardar, tierra adentro, el Archivo Histórico de la Marina española. Decenas de miles de documentos, cartas naúticas, portulanos, libros de bitácoras, hojas de servicios, despachos de buques y jugosas correspondencias, dan fe de tantas otras gestas y relatan la historia del poderío naval de España y de su imperio. El archivo se ve ampliado al universo de las ciencias experimentales, Matemáticas, Física, Astronomía, Trigonometría, Zoología y Botánica, entre otras disciplinas, de las que marinos ilustrados españoles, gracias a la práctica obtenida en sus singladuras y expediciones, fueron en los siglos XVIII y XIX avanzados pioneros.
El palacio permanece desde 1949 cedido a la Armada durante 90 años por sus propietarios, los marqueses de Santa Cruz, al precio simbólico de una peseta de entonces, eso sí, en papel moneda y más precisamente, la que lleva en su faz la efigie barbada y con gola del primer marqués, Señor de El Viso, nacido en Granada en 1526 y muerto en Lisboa en 1588.
No obstante, la Marina se propone evacuar el Archivo en fechas venideras, para alojarlo en un gran edificio de la localidad madrileña de Villanueva de la Cañada. El proyecto fue aprobado mediante un convenio suscrito el pasado mes de diciembre entre la alcaldía local y la Marina. Contará con una capacidad de 45 kilómetros, así se miden los archivos, frente a los 15 kilómetros de legajos que atesora el archivo manchego; permitirá alojar el contenido de otros seis archivos de la Armada dispersos por distintos emplazamientos de la península. El proyecto ha sido presupuestado en 18 millones de euros, según fuentes navales. Por su parte, fuentes cercanas a los titulares del palacio, muestran sorpresa ante tal iniciativa, de la que dicen no haber recibido detalles. Su perplejidad, aseguran, se acentúa habida cuenta del alcance de la cesión de tan magno recinto, que tan significativo escenario histórico brinda desde hace más de 60 años al Archivo Histórico de la Armada.
Monumento a Don Álvaro de Bazán en la Plaza de la Villa (Madrid).

Armas y letras
Don Álvaro, hijo de Ana de Guzmán, primogénita del Conde de Teba y de Álvaro de Bazán El Viejo, quien había mandado las galeras españolas que vigilaban el Estrecho de Gibraltar por orden del Emperador Carlos V, creció en la mar junto a su padre. Desde su mocedad aprendió las artes náuticas, complementadas por sus conocimientos del quehacer de la infantería, que aplicó con magistral desenvoltura ante poderosos adversarios y por la cual es considerado por los principales tratadistas el padre de la Infantería de Marina, arma de la que España fue pionera en un encarnizado desembarco norteafricano. Educado por el humanista Pedro González de Simancas, el joven marino recibió una esmerada cultura renacentista que, unida a su talento como estratego, así como a la bravura de su audacia táctica en los mares y en tierra firme o sus estancias en la Italia esplendente del siglo XVI, le convirtieron en una de las principales personalidades de la Europa de su tiempo y en el militar de más nombradía continental.
Su fama, sancionada por Felipe II con el título de marqués de Santa Cruz, se vio culminada por la victoria de España, asistida por Génova, Venecia y el Papa Pío V, en Lepanto, sobre aguas griegas -"la más grande ocasión que vieran los siglos", según Miguel de Cervantes Saavedra, egregio subordinado de Álvaro de Bazán como lo fueran asimismo Lope de Vega y Juan de Ercilla, entre otros grandes de las letras que blandieron asimismo las armas bajo su mando y que glosaron sus hazañas.
A las órdenes de Juan de Austria, hermano bastardo de Felipe II, gobernó Bazán en Lepanto la Escuadra de Reserva que resolvió el combate contra el otomano Mehmet I, el fanal de cuya nave capitana se traería el marqués a España como trofeo -junto con otros farolones semejantes- para situarlo, precisamente, sobre el dintel de la capilla de su futuro palacio. Otros de estos enormes candiles lucen en la escalera de la mansión madrileña de los marqueses de Santa Cruz, en la calle de san Bernardino.
Al lado de Álvaro de Bazán peleó también el insigne marino genovés Andrea Doria, con quien mantendría una estrecha amistad, tanta, que al declinar su vida, el primer marqués de Santa Cruz decidió erigir en el corazón de La Mancha un palacio semejante al de los Doria en Génova, pero no un palacio cualquiera sino sólo aquel que llegara a ser inolvidable testimonio en piedra, concepto y colorido del Renacimiento, en clave genovesa y sobre una mansión de anterior factura. Santa Cruz consiguió satisfacer su anhelo: la traza del palacio fue ideada en 1562, como consta en las contratas para edificar fachada y escaleras cuyas actas guarda el Archivo de Protocolos de Madrid, en la calle de Alberto Bosch. En 1564 comenzó la construcción que duraría hasta después de la muerte de Santa Cruz en 1588.
Palacio renacentista del Marqués de Santa Cruz en El Viso (Ciudad Real).
Cárcel, hospital y escuela
De planta cuadrada con 55 metros de lado, el edificio presenta un aspecto semejante al de una fortificación, como el enrejado de ancho nudo de las grandes ventanas de su planta baja anuncia. Según explica el conservador del recinto, subteniente condestable de la Armada Francisco Moreno, el hoy nuevamente palacio, fue con posterioridad hospital, cuartel bajo la ocupación francesa -etapa en la que sufrió expolio- más adelante prisión, escuela, granero, cuadra y sede de un destacamento de Regulares que, en la posguerra civil, combatió desde allí al maquis comunista que luchaba con las armas en la mano contra Franco, en las estribaciones de la cercana Sierra Morena. Al poco de concluir aquel penúltimo destino, sus dueños lo recobraron y lo cedieron a la Armada, que mantuvo permanentemente en el palacio a una veintena de marineros de reemplazo y una unidad de mando a cargo del archivo.
Hoy son cuatro las personas que laboran en el Archivo, dos facultativas, una auxiliar y una persona de mantenimiento. A su cargo se encuentran los 15 kilómetros de legajos, distribuidos en alargados estantes o en cámaras metalizadas sobre nueve salas en dos plantas, baja y principal, y una más grande bajo el suelo en sótano, que albergan documentos de extraordinaria valía histórica: así, el informe encargado por la Armada española sobre la explosión registrada el 15 de febrero de 1898 en el acorazado estadounidense Maine frente al apostadero de La Habana, desencadenante de la guerra hispano-norteamericana que puso fin al imperio hispano en América. Las fichas y hojas de servicios de toda la oficialidad y marinería desde 1784 en adelante permanecen almacenadas en seis salas de la planta baja del palacio, así como un ala entera del amplio sótano que subyace al generoso patio columnado y central del palacio.
Llama la atención otro de los documentos atesorados, con fecha de 1884, que incluye un asunto aún hoy de especial actualidad: Apuntes sobre el ozono e importancia de su estudio... lleva por título, que indica la posición avanzada de la Ciencia española de entonces gracias a los estudios realizados desde el mar por marinos con vocación científica. Conmueven igualmente las relaciones e inventarios de inmigrantes acopiadas por el Archivo y que aún hoy, según explica la archivera Silvia López Wehrli, "son consultadas por familiares y descendientes suyos, señaladamente hispanoamericanos, para obtener pruebas de acreditación de acceso a la doble nacionalidad". Abundan los despachos de buques y singladuras de las Comandancias de Vigo y A Coruña, así como las hojas de servicios, que dejaron de archivarse entre fechas posteriores al 18 de julio de 1936 y abril de 1939. La del entonces capitán de fragata Luis Carrero Blanco, mano derecha del dictador Francisco Franco, que sería presidente del Gobierno hasta su asesinato por ETA en 1973, da cuenta de una petición suya realizada en 1929 para gozar del título de profesor, mientras estaba destinado en el submarino B-2 con base en Cartagena. Posee el archivo una sala de investigadores con 6 puestos de consulta que el pasado año 2010 acogieron hasta 248 sesiones de trabajo. La dirección informática del archivo es archivoalvarodebazan@fn.mde.es
Escudo de Armas en el palacio de El Viso.

Emporio renacentista
Los muros del palacio de los Bazán son robustos, de piedra, ladrillo y un mampuesto rojizo cuya cálida tonalidad recuerda a la piedra dorada salmantina de Montemayor. Al alzar la vista hacia sus cubiertas de tejas anaranjadas, un piso y dos entreplantas más arriba, la mirada permite intuir que fueron en su día rematadas por cuatro torreones. Existieron y hoy han desaparecido, tras los devastadores efectos que sobre el palacio y su excelsa ornamentación causó el terremoto de Lisboa, acaecido al sur de Portugal, con epicentro en el cabo de San Vicente y que en 1755 hizo venirse abajo una parte importante del palacio, consecutivamente reconstruido. Una pilastra de panza combada muestra en el patio los efectos del seísmo sobre su tronco.
Columnado con dos fustes de estilo toscano en basas de caliza apeadas junto a dos cañones, un portalón con casetones de madera y llamadores de hierro se abre a la entrada del visitante, bajo un arco de medio punto tallado en piedra. La altura de la bóveda del zaguán sorprende al recién llegado, cuya mirada se posa sobre los frescos que profusamente decoran su cóncava oquedad. Fue Giovanni Battista Castello, más conocido como El Bergamasco, su principal tracista, que se recreó en la escalera y en el patio claustrado con un exquisito dominio de las proporciones. El concepto mismo de la villa romana, su mejor canon, se percibe en todas ellas. No en vano, Castello fue discípulo en Roma de Miguel Angel Buonarroti. Con El Bergamasco trabajaron el arquitecto y escultor Giovanni Battista Olamosquin, asistido por los maestros de obras Domenico y Alberto, ambos genoveses. Pintores fueron los hermanos Gian Battista y Francesco Péroli, así como el sobrino de ambos, Esteban, además del espléndido fresquista César Arbasia junto con Fabrizio Castello y Nicola Granello, hijo e hijastro del tracista, también de nación genovesa. Entre todos cubrieron con sus vivaces pinturas hasta 8.000 metros cuadrados de bóvedas, el conjunto pictórico hecho con esta técnica y sobre motivos mitológicos más amplio de España y uno de los más importantes de Europa.
Ellos tachonaron también las cúpulas palaciegas con innúmeros grutescos, adornos de estilizados diseños y vivo colorido, que juegan trenzadas simetrías repletas de caprichos, así como escenas sacras, de linajes y combates, con mapas y vistas aéreas, también pintadas al fresco sobre los paramentos bajo las arcadas, de las principales ciudades y enclaves donde las armas de Bazán triunfaron sobre sus adversarios o fueron testigos de su predominio: Navarino, Argel, Ceuta, Nápoles y Génova, en la planta baja, se completan con Túnez, Mesina, Tetuán, Venecia y Milán, en la planta superior, como se muestra sobre los espléndidos dinteles de las puertas que dan al patio central, jalonado por columnas y pilastras dóricas de asientos áticos. Se yerguen en la planta inferior sobre un suelo de mosaico, con linternas de aljibes, que imita los de las grandes villas romanas. Su aroma clasicista impregna todas las estancias y genera en el visitante emoción y respeto.
Excelsa simetría
Las cuatro tríadas dobles de arcos apuntados del patio, en cuyos vanos se sitúan puertas de dinteles barrocos -el palacio fue incesantemente modernizado a partir de 1610- muestran la serena oquedad de una escalera de tempo maestoso donde dos estatuas se enseñorean del espacio ascendente bajo solemnes crujías mientras las esculturas representan al marqués y a su padre, efigiados a la romana al modo de Marte y Neptuno, respectivamente. La segunda planta alberga la Sala de Honor, ésta con dos espléndidas chimeneas en mármol negro y pizarra con mensulones de titanes, más una balandra y un bergantín; le siguen salas de David, Argos, Dédalo y Faetón; un salón de Linajes; las saletas del Olimpo, Diana, Apolo, Tobías y Danae, así como la cámara de don Álvaro, en la esquina del edificio, donde se dice que pernoctaba Franco en sus cacerías por el coto de la Sierra de Mudela; las habitaciones privadas de los marqueses se sitúan en el ala opuesta.
Todas las bóvedas de las estancias de la planta superior planta se ven decoradas profusamente con motivos mitológicos. Tras un tapiz del muro de la capilla, oratorio donde reposan los restos del primer marqués y su cercana parentela, se aprecia un grafito escrito por un soldado francés durante la devastadora ocupación de 1808 y en otra cercana estancia, una historiada letra capitular B, de retorcidos rabos, atribuye su autoría a lord Byron. Lope de Vega elogió al dueño y su palacio que, siglos después, provocaría la admiración, también por escrito, de Gregorio Marañón y otros ilustres visitantes.
El alineamiento de los salones a través de las puertas permite calibrar su excelente simetría y genera un devaneo óptico dimensional, tan caro a los arquitectos del Renacimiento. Un sinfín de alegorías a la Navegación, la Fama, el Poder, la Paz y la Victoria pueblan los nobles techados cuyo turbión y riqueza de relatos allí pintados, por su profusión, parece escapar a la posibilidad de interpretarlos cabalmente: Júpiter, Proserpina, Hércules, Sabinas, Orfeos y Apolos, en colosal cortejo, rinden testimonio en cada rincón del palacio a la celebridad de Álvaro de Bazán, de quien los historiadores aseguran que jamás conoció derrota militar alguna ni en los mares ni en tierra firme. Más de medio centenar de batallas ganadas, decenas de ataques, ofensivas, levantamientos de cercos y asedios sin cuento, además de dos mil cristianos rescatados al turco y 26.000 adversarios prisioneros, atestiguan su fama de almirante invicto. Empero, cuando en 1588 ultimaba el marqués en Lisboa los preparativos de la flota lista para combatir a Inglaterra, fue relevado del mando y al poco murió, quizá de pena, como ha sugerido alguno de sus biógrafos.
Un jardín con setos de aligustre, decorado hace treinta años con cerámica historicista, muestra emparedadas las estatuas orantes de don Alonso de Bazán, hermano de don Álvaro, y de su esposa María de Guzmán, en mármol gris veteado. A lo largo de toda la ubérrima mansión prolifera el escudo ajerezado de los Bazán, oriundos del valle navarro de semejante nombre. La leyenda cuenta que Sancho Abarca III de Navarra, preso de un rey francés, fue rescatado por el fundador del linaje tras vencer en el tablero jaquelado a su regio captor. La escena figura en la bóveda del salón de Linaje, cuyas esquinas superiores muestran la orgullosa heráldica blanquinegra. Cinco siglos después de su construcción, el palacio de Viso del Marqués, tan alhajado y soberbio bajel, contempla en silencio desde la entraña de La Mancha la dulce singladura del discurrir de los días.

7 de agosto de 2017

La excavación en el yacimiento de Driebes descubrirá el foro de la ciudad romana de Caraca

Los trabajos arqueológicos, cuya primera fase acaba el 16 de agosto, se centran en recuperar dos espacios clave: la plaza pública y una de las vías principales. Los restos encontrados hasta ahora acreditan la existencia de la primera ciudad romana localizada en Guadalajara entre el siglo X a.C. y el siglo II d.C. Emilio Gamo, director de las excavaciones: “la campaña arqueológica está confirmando el hallazgo que detectó en febrero el georradar
Las excavaciones en el yacimiento de Driebes las dirige el equipo técnico encabezado por los arqueólogos Emilio Gamo y Javier Fernández. También participa un equipo multidisciplinar del que forman parte los también arqueólogos Saúl Martin y David Álvarez. FOTO: RAQUEL GAMO
“Caraca fue la primera ciudad romana con rango jurídico en la provincia de Guadalajara”. Así lo confirma Emilio Gamo, codirector del ‘Proyecto Driebes’, a eldiarioclm.es, después de que las excavaciones arqueológicas que actualmente se desarrollan al sur de la localidad de Driebes, en la comarca de la Alcarria Baja, hayan podido confirmar la existencia de este asentamiento de época romana, tal como apuntaba la investigación llevada a cabo mediante la técnica del georradar.

Caraca data del primer milenio antes de nuestra era. Y no es la única constatación fehaciente. Los trabajos a pie de campo, que se iniciaron a mediados de julio, han revelado los restos del pórtico y la cabecera del foro, una prueba que cumple con una de las mayores expectativas de esta investigación. “Nos encontrarnos ante la ciudad romana más primitiva de la provincia de Guadalajara”, admite el arqueólogo. De hecho, la existencia de un foro, centro de la vida social en el Imperio romano, es precisamente el criterio por el que se otorgaba el estatus de ciudad a una población.

El paisaje bajo el que yace Caraca es mesetario, casi lunar. Se trata del Cerro de la Virgen de la Muela, al sur del municipio de Driebes. Es un paraje a 600 metros de altitud, abierto, vasto, rodeado de barrancos esteparios, casi desérticos por la pobre vegetación de matorral. Este alto en el que también se emplazan los restos de la Ermita Nueva contrasta con la deliciosa imagen de la fértil vega, regada por el río Tajo que puede otearse en el horizonte. Una paleta de diversidad y cromatismo que tanto caracteriza a Guadalajara.

Pasear por esta loma es como reencontrase con la historia antigua y experimentar la sensación de caminar encima de unas termas o un mercado de época romana. La ubicación de la que fue la antigua Caraca hace que el viajero pueda toparse con todo tipo de vestigios. Por ejemplo, valiosas cerámicas, piedras de granito u otros objetos que formaban parte de la vida cotidiana de nuestros antecesores.

UNA CIUDAD MEDIANA
Caraca, según los especialistas que trabajan en su emplazamiento, debió de ser una ciudad mediana en su tiempo con una población de entre 1.500 y 1.800 habitantes. Otra relevante infraestructura que refuerza la hipótesis de que ésta se trataba de una urbe administrativa es el acueducto de tres kilómetros que abastecía a los pobladores desde el manantial de Lucus o ‘bosque sagrado’ en latín y que, gracias a la arqueología, se ha recuperado parcialmente.

El punto geográfico escogido por los romanos para construir Caraca no fue casual, como nada que tenga que ver con esta avanzada civilización que sentó las bases de la ingeniería civil hace 2000 años. Al contrario, el Cerro de La Muela, que es donde asienta, estuvo considerado, según puntualiza Emilio Gamo, una zona “estratégica” de la meseta sur desde donde la población dominaba el Tajo por el norte y controlaba diversos arroyos y vegas circundantes. Esta situación privilegiada permitió a los romanos, por un lado, defenderse de las invasiones enemigas y, por otro, abastecerse de abundante agua para sostener su próspera economía basada en la explotación del ‘lapis specularis’-mineral usado en el Imperio Romano para construir ventanas- y en la fabricación de esparto, una planta empleada antiguamente para la minería y la cordelería de los barcos.

De ahí que los romanos decidieran asentarse en Caraca, ciudad ubicada en la vía ‘Complutum-Carthago Nova’- principal centro portuario de la época-, a medio camino entre Alcalá de Henares (Complutum) y Segóbriga, otro yacimiento cercano en la provincia de Cuenca. “Probablemente la ciudad se abandonó en el siglo II después de Cristo por el fin de las actividades mineras que se llevaban aquí a cabo”, explica Gamo al hablar sobre el ocaso de Caraca.


"GRAN DESCUBRIMIENTO"
El yacimiento del cerro de la Virgen de la Muela está ubicado sobre un amplio cerro amesetado situado en la orilla derecha del Tajo, cuando traza un amplio meandro, y está delimitado por barrancos con un curso de agua irregular. Se sitúa una altitud de 610 metros y la extensión del yacimiento de época imperial es de al menos 8 hectáreas.

A nivel geológico, la zona a estudio está compuesta de gravas, arenas y limos del cuaternario Superior. Se trata de un área, por tanto, óptima para el asentamiento antrópico. Esta visión queda reforzada por la situación estratégica del enclave, dominando el Tajo desde el norte, el arroyo del Barranco al este, el arroyo Salobre al oeste y una fértil vega a sus pies, al sureste.

Juan Manuel Abascal, catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Alicante, sostiene que Caraca “es, sin duda, el gran descubrimiento arqueológico de los últimos años en Castilla-La Mancha”. Especialmente, por la luz que arroja acerca “del trazado de las principales vías romanas a su paso por la actual provincia de Guadalajara”.

EQUIPO TÉCNICO
La campaña arqueológica en el yacimiento de Driebes está siendo ejecutada por un equipo técnico encabezado por los arqueólogos Emilio Gamo y Javier Fernández, y un equipo multidisciplinar del que forman parte los también arqueólogos Saúl Martin y David Álvarez. Además, un grupo de nueve peones naturales de Driebes, contratados mediante el Plan de Empleo de la Junta de Castilla-La Mancha, se encarga de excavar con pico y pala cada mañana durante seis horas en las tres catas que se han abierto en el yacimiento: dos en las que, según apuntan los estudios previos, se situaría el foro; y otra que pertenecería al ‘decumano’ o calle principal del enclave que se cruzaba perpendicularmente con el cardo, la otra gran vía del plano urbano que discurría de norte a sur de la ciudad.

El objetivo esencial del trabajo de campo que se llevará a cabo en el Cerro de la Virgen de la Muela hasta el próximo 16 de agosto es verificar los resultados del ‘georradar’ tridimensional que durante la fase previa de prospección arqueológica del terreno arrojaron “la presencia de una planta urbanística plenamente establecida en las dos calles principales de una ciudad romana, el foro, unas posibles termas y un posible ‘macellum’ o mercado”.

POBLADO CARPETANO ANTERIOR
En noviembre de 2016, el grupo de arqueólogos desarrolló una prospección arqueológica sobre 1,3 hectáreas del Cerro de la Virgen de la Muela a través de la tecnología del georradar con la que se determinó que estas ruinas correspondían probablemente a una población con su foro, sus termas y su acueducto, entre otros edificios. Se trataba de una ciudad romana reconstruida sobre un poblado carpetano existente anteriormente.

Tras varios meses, las expectativas depositadas por los arqueólogos en la información aportada por la técnica se van cumpliendo punto por punto. “De momento las excavaciones están confirmando lo que habíamos visto en las prospecciones”, reconoce Gamo. De este modo, la información que ofrezcan los restos hallados servirá para “analizar cómo se produjo el proceso de romanización en la provincia de Guadalajara y en Castilla-La Mancha”, mediante la evolución histórica de Caraca desde el primer mileno a.C. hasta el Siglo II d.C.

VISITA GUIADA
La primera visita guiada que el grupo de arqueólogos organizó al yacimiento el pasado jueves despertó una gran expectación. Contó con la participación de cerca de un centenar de visitantes de Driebes y otras localidades que, a pesar del incesante calor que caía sobre el cerro, no faltaron a la cita con Caraca. Esa misma tarde tuvo lugar otra visita por la tarde y, además, hay programadas otras dos: el día 10, organizada por la Asociación de los Amigos del Museo de Guadalajara y, al día siguiente, otra de la Asociación de Mujeres de Brea del Tajo.

Durante el recorrido por Caraca, Emilio Gamo describió con todo lujo de detalles los avances que se han alcanzado en apenas 20 días de trabajo. Y, aunque aún no hay nada asegurado y los especialistas recomiendan conceder tiempo y prudencia a las investigaciones, lo cierto es que los trabajos realizados hasta la fecha permiten alumbrar la esperanza sobre la confirmación de los hallazgos detectados por el georradar. En primer lugar, el arqueólogo se detuvo en las inmediaciones de la Ermita Nueva de Driebes, sobre la que aún perviven varias leyendas a su alrededor y desde donde puso en situación a los escuchantes sobre el contexto de la investigación.

PÓRTICO DEL FORO
En la primera cata que los técnicos han abierto en el yacimiento arqueológico, los trabajos se enfocan a encontrar una zona característica del foro: el pórtico. Según Gamo, “la presencia de un espacio diáfano, rodeado al sur por una columnata a modo de pórtico y al norte por dos habitáculos de grandes dimensiones al sur de la actual ermita hace pensar que podría tratarse de un foro”, es decir, el área pública y administrativa del núcleo.

En una segunda excavación, situada a escasos metros de la anterior, la investigación se propone “documentar una parte del ‘decumano’ cercana a su conexión con el cardo máximo”. Aquí se puede observar un rebaje de la calzada empedrada para la conducción de las aguas residuales, que ratifica la hipótesis del georradar de que en esta ciudad romana hubo un sofisticado sistema de alcantarillado. También es visible un muro que pudo pertenecer a una villa e incluso restos de una viga de madera que formaría parte de la sujeción de la citada casa.

Y, finalmente, en la tercera cata podría ubicarse un complejo de instituciones públicas, civiles o religiosas aún por determinar. “Hemos hallado todo lo que esperábamos y a partir de este momento pueden venir las sorpresas. Queremos llegar al nivel ocupacional de las catas y en este punto que alberga la cabecera del foro podríamos encontrar el Templo Imperial, la Curia o la Tesorería”, asegura Javier Fernández Ortea, codirector del ‘Proyecto Driebes’.


APOYO DE LA JUNTA
La ruta arqueológica culminó a la entrada de la antigua ciudad romana, una pronunciada pendiente desde donde se contempla idéntico paraje árido y desmochado. En medio de este entorno se conserva la vía que daba acceso al municipio, la conocida como Vía Espartaria, que se prolonga hasta llegar al río Tajo y sobre el que los romanos debieron construir un puente, hoy desaparecido. Caraca debió contar con una extensión de entre 8 y 12 hectáreas.

Entre los asistentes a la visita se encontraba Faustino Lozano, director provincial de Cultura, quien reiteró el compromiso del Gobierno regional con la continuación de las excavaciones arqueológicas “interesantes” que se están ejecutando en la provincia de Guadalajara. “Sigue habiendo mucha expectativa, pero hay que seguir con prudencia los trabajos cuya continuidad dependen de las subvenciones públicas que convoca anualmente la Junta. Es una pena que a veces algunos yacimientos se queden sin ayudas, porque Guadalajara es muy rica en estos recursos”, admitió.

FINANCIACIÓN DEL PROYECTO
La financiación de las excavaciones en el enclave de Caraca ha corrido a cargo de la Junta de Castilla-La Mancha, que ha aportado 16.000 euros; además de las aportaciones del Ayuntamiento de Driebes, la Asociación de Mujeres de Brea de Tajo y la Asociación de Amigos del Museo Provincial de Guadalajara. Mediante un canal de ‘crowdfunding’, destinado a incrementar los fondos para la investigación, se recaudaron 11.000 euros en solo tres meses, lo que da una idea del fervor que este hallazgo ha causado entre la población de Driebes y su entorno.
Pueblo ilusionado

“La gente de Driebes es sencilla y tiene una gran humanidad, un corazón muy grande. Somos especiales”. Así califica el alcalde, Pedro Rincón a sus conciudadanos. Y es que Driebes vive con enorme entusiasmo el hallazgo de la ciudad romana de Caraca, a escasos 6 kilómetros de este municipio de la Alcarria Baja, rayano con la Comunidad de Madrid.

Con un censo municipal de alrededor de 300 habitantes, la materialización de este hito arqueológico actuaría como foco cultural y turístico para atraer viajeros a toda la comarca. “De momento ya hemos ganado mucho. Recibimos la visita de gente de toda España y del extranjero, que pasan por el pueblo, preguntan, compran algo y eso da más vida al pueblo”, asegura el primer edil a eldiarioclm.es. En cuanto a los planes que imagina para Caraca, el regidor reconoce que “todos tenemos un sueño: que haya un centro de interpretación, un pequeño museo… pero todo esto depende de los resultados que vayamos obteniendo y de las ayudas”.

La entrega de los driebanos al proyecto para desenterrar a su ciudad romana del olvido encuentra un claro ejemplo en la solidaridad de los hermanos Ángel y Pedro Zorita, propietarios durante décadas de los terrenos bajo los que se asientan los vestigios de Caraca.

Ambos se los compraron a una monja de Driebes en 1979 y, según cuenta, siempre sospecharon que “ahí debajo” había algo extraordinario. “Vaya campos más malos que hemos hecho, no salen más que piedras”, le decía Ángel a su hermano. Casi 40 años después, el mayor de los hermanos Zorita, de 82 años, cree que el proyecto “tiene buena pinta”. Los dos han colaborado con la causa cediendo sus dominios agrícolas. La participación de su hijo y su nieto en las excavaciones demuestra la ligazón que existe entre el pueblo de Driebes y Caraca, convertida desde este año en un insólito aliciente en la oferta cultural y turística de Guadalajara en el futuro.

21 de noviembre de 2022

El Museo de Palencia habilita un nuevo espacio para los hallazgos de la ciudad

El centro palentino recibe cada año una media de 4.000 piezas procedentes de excavaciones y obras, el 80% de ellas de la capital

De Pallantia a Palencia, un camino desde la época romana, pero también con hallazgos de la ciudad medieval y la moderna. Tras la última renovación, el Museo de la capital cuenta con una zona en la que el visitante puede conocer algunos de los miles de restos arqueológicos obtenidos tras intervenciones en la ciudad, en muchas ocasiones, con motivo de obras civiles y promociones de viviendas.

El director del Museo, Francisco Javier Pérez, señala en declaraciones a la agencia Ical que la media de hallazgos arqueológicos que entran en el centro museístico palentino se cifra en unas 4.000 piezas al año, de las que el 80% procede de actividades realizadas en la ciudad, mientras que el resto son de la provincia, según recoge la agencia Ical.

Se trata de miles y miles las piezas de la arqueología que se conservan en el museo, aunque es imposible poder exponerlas, dado que muchas de ellas «no tienen actualmente cabida en el discurso expositivo del espacio», aunque están perfectamente documentadas en el almacén, afirma.

Los restos más antiguos que aparecen son romanos, pero hay hallazgos de todos los niveles medievales y de la época moderna. Pérez recuerda que en la última intervención que se ha llevado a cabo en la calle Menéndez Pelayo, por encima de los niveles romanos han aparecido otros medievales y modernos, al llegar a documentarse unos hornos de cerámica de la baja Edad Media con producciones esmaltadas.

«Lo que más nos llama la atención son los restos romanos, pero también hay otros de la ciudad medieval y de la época moderna». Y es que, en solares próximos a la calle Mayor se ha encontrado el foso de la antigua muralla, los cuales también están documentados en las nuevas vitrinas, añade.

El emplazamiento de la Pallantia romana, en la fértil vega del rio Carrión, fue elegido en un momento impreciso de la segunda mitad del siglo I antes de Cristo, y hay que enmarcarlo en el proceso de romanización de la zona y en la planificación de la conquista del territorio cántabro para alcanzar el control de la península ibérica.

Es posible que la población vaccea que habitaba los cercanos poblados situados en el Cerro de la Miranda, al este, y en el conocido pago del Pico del Tesoro, al oeste, fuesen obligados a ocupar este nuevo emplazamiento. Además, la cita de 'civitate Palantina' en la tésera de Paredes de Nava, fechada en el año 2 antes de Cristo, así como la ocultación de los tres tesoros de joyas vacceas de Palencia, parecen avalar esta hipótesis.

Pérez traslada que desde que se hace la excavación arqueológica en la ciudad hasta que llegan a exponerse los restos hallados en el museo suele pasar un tiempo, ya que, independientemente del proceso de limpieza y de estudio del arqueólogo, en el laboratorio de restauración hay que proceder por norma general con tratamientos específicos.

La incorporación «no suele ser inmediata», pero en el caso de la ciudad de Palencia, se tiene la opción de tener un espacio específico en el Museo, lo que hace que todavía sea más sencillo que se incorporen piezas nuevas.

Control en las obras
Todas las intervenciones de arqueología asociadas a una obra civil son controladas por una arqueóloga territorial perteneciente a la Unidad Técnica del Servicio Territorial de Cultura de Palencia. Es aquella que informa a la Comisión Provincial de Patrimonio sobre los resultados, dado que el Museo no ejerce ninguna función de control o supervisión, simplemente recibe el material hallado.

Las obras civiles y construcciones «no se paralizan», porque en el momento en el que un promotor presenta el proyecto de obra, los primeros permisos administrativos ya le exigen la realización de un estudio arqueológico, que puede consistir en un control con unos sondeos y una determinada extensión en función de las dimensiones y la ubicación del solar.

Todas esas condiciones están especificadas en las normas urbanísticas del PGOU de Palencia, por lo que cada promotor sabe lo qué se va a requerir en cada solar, porque «no logrará el permiso de obra sin el informe previo arqueológico de sondeos».

En función de ese estudio previo, se puede llegar a exigir una excavación más amplia o puede darse como suficiente. Todos los restos hallados se documentan y se catalogan para, tras un informe técnico, ser depositados en el Museo de Palencia.

En las normas urbanísticas, la ciudad está segmentada por distritos y se sabe, 'grosso modo', la extensión que tenía la ciudad romana antigua, el núcleo medieval y el lugar en el que se ubicaban las necrópolis romanas. Aspectos que se han tenido en cuenta a la hora de elaborar las normas urbanísticas.

Aun así, puntualiza que pueden ocurrir casos excepcionales, como en la calle Osmundo Margareto, donde aparecieron unas tumbas romanas en una zona más alejada de lo marcado dentro de la necrópolis romana. «Son sorpresas que se pueden dar, aunque estas zonas son añadidas a las normas para que se tengan en cuenta en futuras promociones», asevera el director del Museo de Palencia.