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8 de mayo de 2023

Descubren el suelo original del palacio de los Trastámara en Toledo

El Consorcio de Toledo está realizando catas arqueológicas para reunir la máxima información sobre el origen, las dimensiones u otros elementos del presunto patio delantero del palacio de los Trastámara
Cata arqueológica en el suelo del Corral de Don Diego. - Foto: Frank Alpizar

La obra del Salón Rico y de su entorno conocido como el Corral de Don Diego está dejando más de una oportunidad a la investigación. Es lo que tiene abordar un enclave con tanta historia. Tras conocer hace pocos meses los secretos genealógicos que aparecían representados en el artesonado recién rehabilitado del Salón Rico, la obra sigue avanzando y desvelando nuevos capítulos vinculados a este inmueble histórico.

Las últimas actuaciones realizadas por el Consorcio revelan el hallazgo de los restos de lo que se presupone que es el patio original de la entrada al Salón Rico. Hasta el momento los detalles conocidos son mínimos, por lo que los técnicos del organismo municipal se han puesto manos a la obra para realizar las catas arqueológicas correspondientes que amplíen el abanico de posibilidades antes de recomponer el firme que sustentará el futuro proyecto del Corral de Don Diego.

Desde el Consorcio informan que será esta semana cuando esperan conocer más detalles sobre este suelo como fruto de las catas arqueológicas realizadas. Admiten que era más que evidente que al trabajar sobre el subsuelo de este recinto podrían encontrar el patio original, pero recalcan que ahora los trabajos consisten en encontrar detalles que abarquen luz sobre las dimensiones del mismo o acerca de la existencia de elementos ornamentales como una fuente, por ejemplo, de la que ya tenían sospechas.

Y es que esta misma situación se vivió meses antes cuando se realizaron las excavaciones pertinentes en el suelo del propio Salón Rico, lo que permitió a los técnicos pensar en la presencia de los restos de una posible fuente similar a la que mantiene actualmente la Alhambra y que se trataba de un elemeno habitual en la arquitectura de los palacios. Finalmente, esos indicios no hallaron respuesta.

Sin embargo, los técnicos del Consorcio sí confían en esa evidencia de la existencia del presunto patio delantero del Salón Rico, es decir, lo que parece que han encontrado ahora, porque en otra excavación anterior -la de los bajos de las viviendas de la EMV- hallaron el arranque de un muro con un pilar con forma de octógono, lo que daba a entender que se trataba del inicio de dicho patio.

Por el momento, los trabajos continúan en el entorno del Corral de Don Diego en busca de nuevas joyas arqueológicas que, visto lo visto, no es de extrañar que se encuentren.

24 de septiembre de 2019

Hallan la muralla andalusí del siglo IX del Castillo de La Estrella de Montiel

La primitiva estructura ya había sido documentada parcialmente en el frente sur del recinto amurallado, pero este año se ha podido penetrar en un tramo de más de 12 metros. También se han encontrado gran cantidad de material cerámico, además de elementos como agujas de hueso decoradas o armamento de esa época.
Trabajos en la muralla andalusí levantada por los omeyas en el castillo de La Estrella. FOTO: EFE
Los trabajos que se vienen desarrollando en el Conjunto Arqueológico Castillo de La Estrella de Montiel (Ciudad Real) han permitido identificar la primitiva muralla de la fortaleza andalusí, que fue construida a lo largo del siglo IX por el Emirato Omeya.

La estructura localizada está construida mediante una forma muy característica de este periodo como son los sillarejos de arenisca dispuestos a tizón, que se apoyan sobre el basamento de roca, ha explicado a Efe el arqueólogo David Gallego que, junto a la restauradora Cristina Peña y el profesor de Historia Medieval de la Universidad de Castilla-La Mancha Jesús Molero, dirige las excavaciones.

Gallego ha explicado que, hasta el momento, esta primitiva estructura había sido documentada parcialmente en el frente sur del recinto amurallado mediante los estudios de Arqueología de la Arquitectura, pero este año se ha podido penetrar en un tramo de más de 12 metros.

Durante los trabajos de conservación preventiva de la muralla se ha podido documentar cómo tras la ampliación del castillo por parte de la Orden de Santiago, el espacio intramuros fue amortizado sin dañar toda un área de estancias almohades, lo que ha permitido conservar una excepcional muestra de cultura material de este periodo.

Entre la estructura, que aún se está excavando y estudiando, se ha documentado una gran cantidad de material cerámico, entre piezas esgrafiadas, ataifores vidriados, además de elementos como agujas de hueso decoradas o armamento de esa época.

IMPORTANTE FORTALEZA
Estos hallazgos vienen a confirmar la importancia de la fortaleza de La Estrella en época islámica, como ha constatado la Universidad de Castilla-La Mancha en las campañas realizadas en la ladera del cerro del castillo, donde se ha documentado un barrio de viviendas de este periodo y una maqbara (necrópolis musulmana) de la que se han exhumado una treintena de enterramientos hasta el momento.

Los trabajos que se están llevando a cabo en este conjunto arqueológico están enmarcados dentro del Plan de Recualificación y Reciclaje Profesional que la Junta concedió a la Fundación Castillo de La Estrella de Montiel y que, además de conseguir importantes resultados arqueológicos, permite a los alumnos-trabajadores completar una formación fundamental en el ámbito de la arqueología y la conservación de bienes culturales.

El Castillo de La Estrella fue construido por los árabes en el siglo IX y reformado en el siglo XIII, después de ser conquistado por los cristianos en el año 1226.

Tras la batalla de las Navas de Tolosa, en tiempos de Alfonso VIII, Montiel quedó definitivamente integrado en el Reino de Castilla y, desde 1227, estuvo en poder de la Orden de Santiago que lo cedió al rey Pedro I “El cruel”, que se refugió en la fortaleza después de ser derrotado por su hermano bastardo Enrique de Trastámara el 14 de marzo de 1369.

Sitiado por Enrique, los dos hermanos lucharon entre sí, y Pedro I falleció en el combate.

26 de octubre de 2015

Localizan la puerta y la muralla de la Judería de Toledo

Como muchos grandes descubrimientos, se ha producido por casualidad. Un grupo de arqueólogos cree haber encontrado parte de la muralla judía de Toledo y su puerta de entrada. El lienzo tiene ocho metros de longitud, de 2,86 de anchura y cuatro de altura, aunque el desarrollo que presentaba indica que esta había sido mucho mayor. 
El muro se encuentra justo debajo de la estatua de Isabel "La Católica".
FOTO: LA TRIBUNA DE TOLEDO

El muro se encuentra delante de la puerta principal de San Juan de los Reyes, enterrado justo debajo de la estatua de Isabel ‘la Católica’. Hasta que los desprendimientos les impidieron continuar, los arqueólogos llegaron a una profundidad de cinco metros para desvelar el secreto de una muralla de siete siglos escondida por lo menos desde hace cinco.

Antonio José Gómez Laguna, Tania Obregón Penis y Juan Ángel Ruiz Sabina se encargan de la asistencia técnica de arqueología del Ayuntamiento. Estaban trabajando en el control arqueológico de las obras con la que Tagus ha asegurado el abastecimiento de Picadas en todo el Casco, aún en caso de avería, cuando se encontraron con dos sorpresas bajo la tierra. Por un lado al inicio de Cava Baja aparecieron restos de cimentación de unas viviendas a una profundidad tal, que no tuvieron que tocarse siquiera.

Pero la gran sorpresa estaba casi justo debajo de Isabel ‘la Católica’, en el pequeño espacio verde situado frente a San Juan de los Reyes. Bajo el paso peatonal transcurre una tubería de abastecimiento instalada a mediados del siglo XX, y la actuación tenía previsto instalar a los pies de la monarca la nueva estación de bombeo. Parecía que no iba a haber sorpresas, dado que los planos antiguos marcaban que toda la zona había sido siempre un rodadero hasta el siglo XX, sin estructura alguna. Hasta que comenzó la obra. 

MURO DE MAMPOSTERÍA Y SILLARES
El primer día de trabajo, explica Gómez Laguna, localizaron ya «el pico de algo muy gordo que estaba allí». Tan sólo habían levantado la zona peatonal, y advirtieron que la antigua canalización había roto un lienzo de muralla. Una muralla que transcurría justo por la zona en la que se iba a instalar la nueva estación de bombeo de Picadas. Al abrir esa zona, los arqueólogos pudieron descubrir no sólo un muro de mampostería y sillares del que no se tenía conocimiento, sino también lo que parece el espacio de su puerta. Sin embargo, a causa de los dos derrumbes que se produjeron en la zona cuando ya se había excavado cinco metros, no pudieron llegar a los niveles de cimentación de la muralla.

Este hecho dificultó la datación del lienzo. Había que interpretar qué era, porque el muro no aparecía ni en los planos de Covarrubias de 1778, ni en los del Greco. Sin embargo, sí aparece en ambos parte de una muralla que, saliendo del puente de San Martín, tal y como se puede ver hoy en día, llegaba hasta cerca de San Juan de los Reyes. Para averiguar su origen, los arqueólogos acudieron a Passini, quien habla de una muralla inconclusa de la judería.

En el siglo XIV, los judíos sufrieron varios ataques en España, y sobre todo en Toledo, que acabó con buena parte de las diez sinagogas de la ciudad. En respuesta, los sefarditas decidieron adelantar su muralla hasta un lugar por el que sería más difícil penetrarla. Comenzaron una nueva construcción defensiva, que en teoría comienza en los torreones situados junto al puente de San Martín, pero que va subiendo hasta que desaparece. Passini recoge en su libro La Judería de Toledo que el rey de Castilla Enrique de Trastámara ordenó parar su construcción en 1366, ante las protestas de los toledanos. Aunque esta muralla, no fue demolida, y en ella, el arzobispo Don Gómez Manrique mando abrir varias puertas.

El estudioso francés proponía que el muro tendría que pasar unos metros más abajo del lienzo descubierto, hasta el torreón del siglo XIX de una vivienda particular en la plaza. Sin embargo, Gómez Laguna ve más lógico que la muralla estuviera más arriba, para alejarla de la parroquia de San Martín, que según parecen indicar las catas realizadas para la instalación de contenedores soterrados, estaba situada a la entrada del instituto Sefarat. 

Por un lado, la iglesia tenía que estar fuera de la Judería. Pero además, la muralla tenía que alejarse, para que no se pudiera acceder a ella desde el templo cristiano para proferir ataques. Y la linea trazada por Passini pasaba justo por la iglesia.

SILLAR VISTO SIN ROTURA
Los arqueólogos sospechan que justo bajo la zona verde investigada estaba la puerta de la muralla. Y con el lienzo unos metros más arriba de lo previsto por Passini, queda espacio abierto delante de la puerta. Delante y detrás de la misma, por lo tanto, tendría que haber unas zonas abiertas donde parar con los carros, pagar los impuestos y mercadear.
Allí, explica Ruiz Sabina, hay un hueco en el que se ve un sillar visto sin rotura, lo que apunta a la presencia de una puerta. No se trata de un lienzo roto, sino de una muralla que gira y hace unos sillares. Hay que tener en cuanta que las murallas judías similares no presentan torreones cuadrados, sino que todos son redondeados. Además, otro indicio apunta más en esta teoría.

 La colocación de los escombros indica que se trataba de un espacio abierto que permitía que estos bajaran y formaran el rodadero. Bajando cinco metros, los arqueólogos detectaron que el rodadero empezaba a aparecer, y había suelo compactado por el paso y la lluvia.

Sin embargo, y a pesar de encontrar lo que parece un lateral de la puerta, los arqueólogos pudieron hacer poco más, tras dos derrumbamientos, y ante la posibilidad de que cayera encima la estatua de Isabel ‘la Católica’. Por lo que el jefe de obra de Tagus decidió tapar lo antes posible para evitar accidentes.

MURALLA DESAPARECIDA
La aparición de estos restos supone un cambio en la configuración de los límites de la Judería, que se conocían hasta este momento, y parece indicar que los judíos sí llegaron a concluir su nueva muralla, o cuanto menos, explica Gómez Laguna, su construcción estaba muy avanzada cuando se abandonó. El misterio está en que no aparezca en ninguno de los planos medievales de la ciudad.

Todo el material hallado desde la superficie hasta los cinco metros en los que se ha excavado no son más antiguos del siglo XVI. De forma que es posible que debajo haya todavía doscientos años más de historia hasta el suelo original. Sin embargo, sí queda claro que es ortogonal con todas las construcciones y calles medievales de judería en la zona. El modelo de lienzo, además de la investigación histórica, indican que se trata de una muralla del siglo XIV. Se trata de muro de sillares con llagueado exterior decorado con piedras negras, un sistema constructivo similar, por ejemplo, al de la muralla almoade de Alarcos desde el siglo XII.

DESMANTELAMIENTO INTENCIONADO
Es cierto, explica Ruiz Sabina, que la muralla en ciertos tramos está destruida, o se han quitado varios sillares. El muro presenta varios agujeros, que sugieren una destrucción y desmantelamiento intencionados. También hay evidencias del expolio de los sillares de la esquina, probablemente, reutilizados en la construcción de San Juan de los Reyes o a la reforma del cercano palacio de los Duque de Maqueda. A partir del siglo XVII esta zona se transformó en un rodadero, que descendía hacia la puerta del Cambrón.quee mantuvo hasta principios del siglo XX.

Cuando en 1478 Isabel y Fernando mandan la construcción de San Juan de los Reyes, el muro ya debía de que estar tapado. Se nota que fue en ese punto cuando se tallaron los bloques de caliza que se traían para San Juan de los Reyes. De forma que todo el relleno que hay en la zona son centenares de fragmentos de caliza. En consecuencia, apunta el arqueólogo, es posible que se reaprovechara algún sillar del muro para la nueva construcción, pero había tantos escombros encima ya que no se veía. De forma que en el plano del Greco no aparezca un muro que como mínimo llevaba siglo y medio enterrado.

PROTECCIÓN
Tras su descubrimiento, los restos han quedado protegidos de nuevo. Sólo ha sido necesario desplazar dos metros al norte la estación de bombeo prevista inicialmente. La solución de la obra de Tagus no fue complicada. Sin necesidad de abrir nuevas tuberías, se colocaron todos los servicios en la zanja antigua. Además, la muralla está a tal profundidad, que la antigua tubería sólo rompió un pequeño trozo.

A partir del descubrimiento, se modificó el proyecto de la estación de bombeo, que se ha instalado dos metros hacia abajo, para no afectar la muralla. Después, el lateral se protegió con geotextil y maderas, para evitar daños. El espacio entre el muro de hormigón y la muralla se ha rellenado con arena, y se ha quedado todo enterrado tal cual estaba, sin tocarse. Encima está de nuevo una pequeña zona verde. El descubrimiento no ha supuesto ni un sobrecoste, ni retraso alguno en la necesaria obra.

27 de febrero de 2013

Aparece en Riaño (León) un tesoro de maravedíes de Enrique II y Pedro I

Un grupo de investigadores encuentra en las proximidades de la Cueva del Oso un conjunto de 326 monedas, 70 de ellas de plata. La importancia de este hallazgo radica tanto en la calidad de las piezas recuperadas como en su número, pues es muy infrecuente encontrar una cantidad tan elevada de monedas juntas, lo que parece corresponder a un tesorillo, el primero de estas características encontrado en la provincia de León.
Fue un momento de convulsión, en el que León y Castilla fueron ‘invadidas’ por mercenarios ingleses y franceses, agentes extranjeros que convirtieron el territorio en su campo de batalla particular gracias a la lucha fratricida entre Enrique II y Juan I. Como en un salto a través del tiempo, la herencia de este momento ha llegado hasta nosotros gracias a una afortunada casualidad. Dicen que no hay mal que por bien no venga y a veces la sequía lleva a un tesoro. Esto fue precisamente lo que ocurrió el verano pasado.
Maravedí de Pedro I de Castilla, uno de los hallados en
la Cueva del Oso de Riaño.
La ausencia de lluvias y el consiguiente descenso en el nivel del agua en Riaño permitió a los investigadores del departamento de Prehistoria de la Universidad, Ana Neira y Federico Bernaldo de Quirós iniciar una serie de excavaciones en la cueva del Oso, un lugar de difícil acceso al estar normalmente sumergido bajo las aguas y que estuvo habitado durante el Paleolítico Medio. Buscando bifaces, los profesores se toparon con un tesoro de monedas medievales, 326, 70 de ellas de plata, que corresponden a reales de maravedí, en muy buen estado de conservación y que fueron depositadas en el Museo de León para su limpieza y consolidación.

Las monedas pertenecen a acuñaciones de los reyes de Castilla y León Pedro I, Enrique II y Juan I, estos dos últimos de la casa de Trastámara. Así lo explica la historiadora: «Todas las mañanas el equipo, compuesto por diez arqueólogos y varios estudiantes, emprendía a pie el camino desde el pueblo y bajaba hasta los restos de la antigua carretera a la Puerta para, después, iniciar la subida hacia los pequeños restos de los montículos que, como islas, afloran incluso en los momentos de máxima cota de embalsado. Fue precisamente en este ascenso cuando, en las proximidades de la antigua pista de tenis del viejo pueblo de Riaño, uno de los arqueólogos, Eduardo González Gómez de Agüero, observó la presencia de un grupo de monedas dispersas en superficie formando un abanico sobre la pendiente. Inmediatamente se detuvo a recogerlas, tarea a la que se sumaron rápidamente el resto de los miembros del equipo quienes peinaron la zona hasta estar seguros de no dejar ninguna».

Importancia

Según destacan los descubridores, la importancia de este hallazgo radica tanto en la calidad de las piezas recuperadas como en su número, pues es muy infrecuente encontrar una cantidad tan elevada de monedas juntas, lo que parece corresponder a un tesorillo, el primero de estas características encontrado en la provincia de León, que debió de ser escondido, en algún envoltorio de material perecedero. «No debemos olvidar que en las cercanías se localiza el castillo de Riaño, en torno al cual existiría un núcleo de población», destaca Ana Neira.

En el informe, se hace hincapié en que en el momento del descubrimiento el sitio no ofrecía ningún rasgo característico, con lo que el lugar de ocultación pudo ser un simple hoyo o alguna endeble construcción de adobe, en cuyo suelo o en la parte inferior de las paredes, se habría escondido, hacia finales del siglo XIV. «Por razones que se desconocen, la persona que realizó este ocultamiento no regresó para recuperarlo», explica la investigadora, que fabula con la posibilidad de que con el tiempo, o bien este edificio se arruinara para quedar convertido en una masa de barro informe que las aguas del embalse fueron deshaciendo y removilizando, o bien el hoyo sufriera, por las mismas causas, un proceso de erosión.
Una de las monedas en el lugar del hallazgo.
Foto: Ana Neira

«Las monedas, cuyo embalaje se habría descompuesto hacía mucho tiempo, quedaron liberadas y se dispersaron sobre la superficie del terreno que las aguas, al descender, iban dejando aflorar», argumenta.

Mercenarios extranjeros

Explica la historiadora Margarita Torres que a mediados del siglo XIV (momento en el que se acuñaron estas monedas) se libró en tierras de León y Castilla la guerra entre Enrique II y Pedro I. Este último obtuvo su baluarte en León y el adelantado Mayor del Reino fue Suero Pérez de Quiñones. Sin embargo, poco después y según fue avanzando la guerra, éste trasladaría su lealtad a Enrique. «Lo interesante de este capítulo de la historia es que hasta León llegaron las compañías negras —un ejército inglés acaudillado por el príncipe de Gales— y las compañías blancas, francesas, comandadas por Beltrán Du Guefclin. «Lo que ocurrió en realidad fue que se trasladó a España la guerra europea entre Francia e Inglaterra».

 La guerra la perdió don Pedro, que fue degollado finalmente por Beltrán. Posteriormente, dos hijas del rey asesinado se casaron con el duque de York y el duque de Lancaster respectivamente y sería una de sus descendientes, Catalina, la que años después contraería matrimonio con Enrique III. Ellos fueron los abuelos de Isabel La Católica. «Los ingleses llegaron a invadir León», explica Margarita Torres. En este contexto bélico puede que, tal vez, alguien quisiera esconder su tesoro para recogerlo cuando la guerra finalizara. Algo o alguien impidió que lo recuperara...

20 de enero de 2023

Hallados restos de la última residencia en Barcelona del rey Martín "el Humano"

Corresponden a vestigios de la almazara para la prensa de aceite que el rey tendría en un anexo junto a su última residencia oficial como monarca.
Han sido hallados en el campus de la Universidad Abat Oliba CEUGoogle Maps

Restos arqueológicos de principios del siglo XV pertenecientes a la última residencia de Martín el Humano (1356 –1410), rey de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña y Sicilia y conde de Barcelona, han sido hallados en el campus de la Universidad Abat Oliba CEU mientras se realizaban trabajos de ampliación del complejo estudiantil.

Se trata de vestigios de la almazara para la prensa de aceite que el rey tendría en un anexo junto a su última residencia oficial como monarca, han explicado a un grupo de periodistas los responsables del estudio arqueológico.

Más allá de confirmar que los terrenos de la universidad en la calle Bellesguard fueron hace seis siglos marco de la última residencia oficial del rey Martín, esto es, que allí vivió y también firmó y ejecutó sus últimas decisiones, el hallazgo alumbra nuevas teorías sobre dónde vivió realmente el monarca.

Hasta ahora, existía la creencia según la cual Antoni Gaudí habría construido la vecina Torre de Bellesguard sobre los restos del palacio del rey Martín, pero en realidad estos vestigios arrojan luz sobre que la residencia se encontraba realmente en el lugar donde ahora se levanta el edificio principal la universidad, ha explicado el arqueólogo Iván Salvadó, perteneciente a la empresa Abans Serveis Culturals.

La zona del Campus de la UAO CEU, en la zona norte de Barcelona, en la que se han localizado estas estructuras es parte de lo que antaño fue la finca de Bellesguard, lugar en el que el rey Martín I el Humano fijó su residencia entre los años 1408 y 1410.

De hecho, en Bellesguard fue donde contrajo segundo matrimonio con Margarita de Prades (1409), en concreto en el lugar aproximado en el que ahora está sita la aula magna.

Entre los restos encontrados en los trabajos arqueológicos sobre el terreno, dirigidos por la arqueóloga Mireia Crespo, destaca la base de una prensa, tres depósitos, un horno y restos aceitunas, lo que indica que aquel lugar estaba relacionado con actividades de explotación agrícola.

Otro aspecto que ha quedado contrastado en las últimas semanas de trabajos es que las almenas de la linde existente entre el Campus de la UAO CEU y la Torre de Bellesguard son de la Edad Moderna, por lo que no es una obra original de Gaudí, sino que éste se limitó a replicarlas en la muralla de la Torre.

Martín I el Humano fue rey de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña, conde de Barcelona desde 1396 y de Sicilia los dos últimos años de vida (1409-1410).

Y es que su reinado estuvo condicionado por dos circunstancias fundamentales: la herencia siciliana, que le llegaba por vía materna y le llevó a la toma de Sicilia en favor de los intereses de su hijo, Martín el Joven, y la muerte de éste, en Cagliari (1409).

Fue esa muerte la que le llevó a la residencia de Bellesguard, en la que buscaría descendencia tras enviudar de María Luna y contraer matrimonio con Prades un año antes de fallecer cansado y enfermo por una indigestión y sin sucesor designado.

Esa situación dio lugar a un bienio de transición de dos años que concluyó en 1412, con el denominado "Compromiso de Caspe", que suponía la entronización de su sobrino Fernando de Antequera, perteneciente a la dinastía Trastámara.

Así, recuerdan los historiadores, Martín I el Humano fue el último soberano de la corona de Aragón emparentado en línea directa con la casa de Barcelona.

Su apodo de "el humano" responde a su cualidad humanista pues, según añade Alabrús, el rey "tenía pasión por las humanidades y fue un hombre típicamente renacentista" gran orador y lector de los clásicos.