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22 de mayo de 2017

Las termas romanas de Torreparedones disponían de calefacción con suelo radiante

Para Ángel Ventura, profesor de la UCO, las termas orientales de Torreparedones «son el edificio mejor conservado de índole termal de Andalucía y puede que de España» y las califica como «una de las joyas del parque arqueológico» dado que su estado de conservación es «extraordinario».
EL sistema de calefacción ya está completamente excavado. FOTO: S.N.T. / BAENA
La pasión de los romanos por los baños públicos y que no les gustaba el frío queda patente en la ciudad íberorromana de Torreparedones. Lo constata las terceras termas halladas en la colonia, las segundas en construirse, a finales del s. I d.C., aproximadamente. Nada más comenzar la excavación salía a la luz una curiosa particularidad, según explicaba el profesor de la Universidad de Córdoba, Ángel Ventura, en la sala caliente o caldarium se ubican las taquillas del vestuario, cuando lo normal es que éstas estuvieran en una habitación en la entrada. Para Ventura esto obedece a «las condiciones climatológicas».

El frío de invierno en Ituci Virtus Iulia hacía optar a los romanos por instalar en estas termas para su calefacción lo que hoy es suelo radiante, hypocaustum para los romanos. Este sistema lo inventó el ingeniero Cayo Sergio Orata y se extendió por todo el imperio. Este sistema ya esta completamente excavado en la termas orientales de Torreparedones. Según indica el arqueólogo municipal, José Antonio Morena, «el hypocaustum era el suelo radiante que sería para calentar la sala mediante unos hornos que estaban en otra estancia, al exterior, pero conectada por el caldarium por unos conductos por los que circulaba el aire caliente».

FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA
La instalación de este sistema en las terceras termas de Torreparedones consistía en «el pavimento de la sala que era de opus sectile, formado por piezas romboidales de caliza y triangulares de mármol, que se sustentaba sobre unos grandes ladrillos y estos, a su vez, sobre unas pequeñas columnas de ladrillo o pilae», explicaba Morena. Con el fin de conseguir más temperatura, «entre los ladrillos y el pavimento se colocó una lámina de plomo por toda la superficie». El arqueólogo municipal lamentaba que «solo se ha conservado una parte del pavimento ya que tras el abandono de las termas fue expoliada la mayor parte del plomo y las piezas romboidalesy los triángulos se removieron de su lugar original» aunque apuntaba que «se han recuperado la mayor parte de ellas y se podrán reutilizar cuando se acometa la restauración del edificio».

Para Ángel Ventura, las termas orientales de Torreparedones «son el edificio mejor conservado de índole termal de Andalucía y puede que de España» y las califica como «una de las joyas del parque arqueológico» dado que su estado de conservación es «extraordinario».

27 de diciembre de 2011

Encuentran varias esculturas romanas en la curia de Torreparedones (Córdoba)

Según los arqueólogos, la cabeza de Augusto aparecida a principios de mes podría ser de alguna de ellas
Las excavaciones en el yacimiento arqueológico de Torreparedones siguen dando frutos. El último hallazgo han sido los restos de varias estatuas, que a falta de un estudio, serían hasta cuatro diferentes representando a divinidades sedentes o emperadores deificados en sus tronos, según el profesor de la Universidad de Córdoba Ángel Ventura.
Las esculturas , a la espera de ser extraídas para su estudio.
El catedrático Carlos Márquez indicó que «muy probablemente las cabezas de Claudio y de Augusto puedan tener un anclaje con algunas de ellas». Aún se desconocen a quién representan, ya que todavía se tiene que documentar «cómo están aquí las piezas puestas, si proceden de un derrumbe, un cúmulo o de un depósito», comentaba el profesor Ventura, algo que no se sabrá «hasta que no acabe la excavación».
Para el catedrático de la Universidad de Córdoba, saber a quién pertenecerían estas esculturas ayudará a «poder entender el contexto de una ciudad romana del siglo I después de Cristo y a poder ver los detalles del interior de los edificios». Los restos de estas estatuas se han hallado «en la misma zona y dentro de la misma estancia», según indicaba el arqueólogo municipal, José Antonio Morena, en la que a principios del mes de diciembre se hallaba la cabeza del emperador Augusto, en la zona conocida como curia, que se está descubriendo «muy bien conservada y que va a tener muchas posibilidades».
Aunque estos nuevos restos escultóricos se han hallado en la curia, según indicaba Carlos Marquez, «no se sabe exactamente si todas proceden de la curia o alguna de ellas puede venir del templo». Para el profesor Ventura, «casi tan importante o más que los hallazgos escultóricos es el grado de conservación de la curia», ya que considera que «no hay una curia como esta, tan canónica».
Momento en el que es desenterrada la cabeza de la estatua
de Augusto en Torreparedones a principios de diciembre.
Según han avanzado las excavaciones en esta zona, los investigadores han podido identificar que «en el vestíbulo de entrada se encontraba el aerarium o tesoro local», afirmó Ventura, quien indicó también que «en la habitación donde se guardaban los fondos públicos está el hueco donde estaba la caja fuerte y enfrente del aerarium hay un nicho muy bien impermeabilizado con baldosas de barro con mortero y restos de madera carbonizada que es donde estaba el tabularium, el armario donde se guardaban los documentos públicos, el archivo de la ciudad».

Suelo de mármol íntegro

Del edificio de la curia, el profesor señalaba que «alcanzaría los quince metros de altura y tiene los mejores muros, la mejor obra arquitectónica para sostener el alzado y que, por lo que se ve en los pequeños sondeos en los que hemos llegado al suelo, conserva el pavimento de mármol íntegro».
Este edificio «era la pieza que faltaba para tener el foro completo», afirmó Ángel Ventura. Según el profesor, como el foro de Torreparedones «no hay en ningún sitio, completamente identificado en cada una de sus estancias». Para Carlos Márquez, «lo verdaderamente extraordinario del yacimiento de Torreparedones es la diversidad de esculturas, el número de ellas y la variedad de la tipología». Márquez señaló que «un descubrimiento de este número de piezas y de su variedad no se da en España desde el siglo XIX, cuando comenzó a salir a la luz la serie de esculturas de época adrianéa en Itálica».
(Fuente: ABC / Sandra Núñez)

5 de abril de 2017

Los arqueólogos descubren una inscripción dedicada a la diosa Salud en Torreparedones

La inscripción permite saber de la existencia de un altar y una fuente dedicada a la diosa de la Salud (Dea Salus) junto a un paso de agua minero medicinal anexo a las termas y confirma que los romanos respetaban y asimilaban las religiones y divinidades en tierras conquistadas.
El hallazgo confirma la idea de que los romanos respetaron las religiones y divinidades en tierras conquistadas.
La ciudad romana Ituci Virtus Iulia, Torreparedones, fue sin duda una gran urbe, una metrópoli que ha permanecido oculta bajo los olivos durante cientos de años y que ahora empieza a resurgir y a mostrar el esplendor que un día tuvo con un cada vez mayor número de hallazgos. Pero es más, el Parque Arqueológico de Torreparedones no solo acoge grandes descubrimientos, sino que ahora concibe "milagros". Y es que con esta palabra fue con la que el arqueólogo y catedrático de la Universidad de Córdoba Ángel Ventura definió ayer el último hallazgo en este yacimiento, concretamente en la zona de las termas, donde se ha hallado una inscripción que permite saber de la existencia de un altar y una fuente dedicada a la diosa de la Salud (Dea Salus). El motivo por el que Ventura tilda de "milagro" este descubrimiento reside en que el mismo tuvo lugar el pasado jueves 30 de marzo, día en el que Roma celebra la festividad de la diosa Salud y "día que la diosa ha elegido para manifestarse".

Para el catedrático de la UCO, "la inscripción es interesantísima porque muestra que sería un santuario situado junto a un paso de agua". La inscripción tendría en su día tres funciones: indicar que a los pies del pozo estaba la fuente de la salud salvadora, que es una pieza que forma parte de un muro y es además un altar en el que hay un pequeño cenicero donde los fieles hacían el sacrifico más habitual en el mundo romano".

RESPETO A LAS RELIGIONES NATIVAS
Exactamente, la inscripción dice: Fons Dominae Salutis Salutaris, lo que viene a significar: "Aquí está la fuente de la Señora de la Salud Salvadora", y viene a confirmar una idea que ya tenían los arqueólogos, "que los romanos respetaron las religiones y divinidades nativas de los lugares que conquistaban y las asimilaban con sus propias divinidades".

Asimismo, Ventura detalló que "estos pueblos mantuvieron ese ritual de sanación a la ibérica y a ese rito sanador superpusieron el suyo que es la hidroterapia, por lo que crean un santuario a su diosa de la Salud justo al lado de las termas para que esa salud venga por la ingestión del agua, que en Torreparedones es minero-medicinal, y también para ser usada para los baños".

CULTO RELACIONADO CON LA SALUD
El profesor de la UCO insistió en que "ya sospechábamos que la ciudad estaba volcada en cultos relacionados con la salud y la sanación, como lo muestra el santuario ibérico por los numerosos exvotos anatómicos encontrados, así como que la divinidad ibérica velaba por la curación, partos sin problemas y fertilidad".

De igual forma, "sabíamos que cuando llegan los romanos en el año 30 o 28 antes de Cristo respetaron ese culto, lo potenciaron y asimilaron ese culto salutífero indígena a su propia divinidad que era la diosa Salud, por lo que orientaron el templo y la curia a la salida del sol el día 30 de marzo, festividad de la diosa Salud".

CIUDAD BALNEARIO
En lo que al conjunto de las termas romanas se refiere, Ventura calificó el edificio como "uno de los monumentos de época romana mejor conservados de Andalucía y probablemente de España". El experto en epigrafía consideró que el yacimiento de Torreparedones "era una especie de ciudad balneario, con tres termas y dos santuarios, donde la gente venía realmente a sanarse".

Por su parte, el arqueólogo municipal, José Antonio Morena, precisó que estas son las termas orientales y suponen el tercer conjunto termal que ha aportado la ciudad y que está poniendo de manifiesto que el agua fue fundamental en el desarrollo de Torreparedones, si bien "aún no conocemos la planta de las mismas ni la entrada, aunque sí que en su día se identificaron tres salas, destinadas a agua fría, templada y caliente".

Morena precisó además que la semana pasada se descubrió el pavimento de la sala, que "permitirá restituir el motivo geométrico que tiene el hallazgo de la fuente en el nicho del muro oeste con unos dos metros de diámetros y que está in situ". Ahora se está trabajando en la parte sur.

9 de agosto de 2016

Dos sondeos desvelan nuevos secretos en las termas romanas de Torreparedones

Los alumnos de la Universidad de Córdoba encuentran un capitel corintio con estuco de una columna de tres metros de altura y parte del pavimento con opus tesellatum. También ha salido un doble tabique radiante en la zona del apodyterium y estratos de época medieval y bajo imperial romana.
Equipo de excavación trabajando en las termas. FOTO: ENRIQUE GARCÉS
El curso práctico de arqueología desarrollado en el yacimiento de Torreparedones bajo la dirección académica de los profesores de la Universidad de Córdoba (UCO) Ángel Ventura y Ricardo Córdoba ha concluido este fin de semana tras la realización de dos sondeos en las termas romanas orientales del yacimiento. El arqueólogo municipal, José Antonio Morena, explicó ayer que los trabajos concretos han consistido en la apertura de sendos sondeos en el interior de la sala caliente de las termas (caldarium) y en la esquina Noreste de la sala fría (frigidarium). Los resultados han sido "muy interesantes" para el conocimiento del edificio, que está aún en fase de excavación bajo la dirección del propio arqueólogo municipal.

PAVIMENTO DE OPUS TESSELLATUM
En el sondeo de la sala fría se han reconocido diversos estratos de colmatación de época medieval y bajo imperial romana. Morena destacó el hallazgo de un capitel de orden corintio con restos del revestimiento de estuco que debió pertenecer a una columna de unos tres metros de altura, probablemente perteneciente al peristilo de la palestra que estaría localizada al Norte. También se ha documentado parte del pavimento de opus tessellatum, ya documentado con anterioridad en la parte más occidental de la sala.

En el caldarium se ha tenido constancia del saqueo del suelo derrumbado dentro del hipocauso. En la pared Norte se confirmó la amortización del banco corrido y de las taquillas para instalar un doble tabique radiante de calor. El pavimento con hexágonos y triángulos fue saqueado entre mediados del siglo II y comienzos del siglo III después de Cristo como consecuencia del expolio de la lámina de plomo aislante.

Los alumnos han completado su formación cribando la tierra, lavando el material arqueológico, haciendo flotación de semillas y acudiendo por las tardes a cuatro conferencias impartidas en el Museo Histórico Municipal por José Antonio Morena, Ángel Ventura, Carlos Márquez y Ricardo Córdoba sobre diferentes aspectos del parque arqueológico de Torreparedones.

CONTROL RIGUROSO
Como explicó el arqueólogo municipal, son muchas y muy diversas las facetas que rodean la excavación de un yacimiento arqueológico, desde la situación de los sondeos, la toma de cotas para conocer la altimetría de los restos, la fotografía o el dibujo de planta de estratos. Según Morena, siempre se debe llevar un "riguroso control" del listado de las unidades estratigráficas y de las bolsas con el material que va apareciendo, con la anotación de las referencias oportunas: número del sondeo o corte, de unidad y bolsa y la fecha correspondiente.

(Fuente: El Día de Córdoba)

14 de noviembre de 2012

Encuentran el altar original de la curia de Torreparedones

Pertenece a la fase original del foro, de la etapa augustea. Diseñado para ir adosado a la pared, se utilizó para quemar incienso.
Las excavaciones en el yacimiento arqueológico de Torreparedones, en Baena, han puesto al descubierto el altar original de la curia, que se había aprovechado como material de construcción con motivo de una reforma realizada en una época posterior. Según ha informado el arqueólogo municipal y director de la excavación, José Antonio Morena, se trata de un altar anepigráfico, que estaba diseñado para ir adosado a una pared, "toscamente desbastado por detrás".

El profesor Ángel Ventura mide las dimensiones del altar.
Foto: Mariluz Ariza.
Presenta en el coronamiento un focus con huellas de fuego, lo que demuestra que se utilizó para quemar incienso, y no es una pieza "a medio hacer" o desechada del taller. El coronamiento carece de pulvinos o frontón, como suele ser habitual, pero está rematado en las esquinas por acróteras, que en la cara frontal se decoran con volutas y en las laterales por un motivo de media palmeta; no obstante, le falta la parte inferior con su correspondiente zócalo.

Los expertos que lo estudian se muestran convencidos de que pertenece a la fase original del foro de Torreparedones, de la etapa augustea, por la ausencia de mármol.

"Al no llevar inscripción, hay que deducir que no se trata de la donación de un devoto, ni de un altar funerario, sino que debe ser el altar oficial de un edificio de culto, en el que la divinidad estaba ya indicada en otro epígrafe y/o a la vista en forma de simulacrum ", como apunta el profesor de la Universidad de Córdoba Angel Ventura.

Es un ara de interior porque está poco o casi nada desgastada y, además, resulta muy pequeña para ser del templo forense. Tampoco parece que proceda del sacellum de la Concordia, muy próximo a la curia, donde ya se encontró el coronamiento de su propio altar.

"Lo lógico, por tanto, sería pensar que se reutilizó como material de construcción porque procedía de allí mismo, siendo sustituida en la reforma antes comentada por otra de mármol, de la que queda el hueco de encaje en el suelo de mármol junto al nicho absidado", añade el profesor Ventura.

21 de marzo de 2023

Desvelado el significado del mosaico romano hallado en Adamuz (Córdoba)

Fechado en torno al siglo IV, los arqueólogos destacan su contenido único por representar los meses no por medio de figuras mitológicas o fantásticas, sino a través de escenas de la vida cotidiana
Fragmento del mosaico romano hallado en un olivar de Adamuz. / EL DÍA

La tierra se abrió por efecto de las lluvias y de entre los olivos de Sierra Morena emergieron los restos de un mosaico romano de grandes dimensiones. Ocurrió en febrero del año pasado y provocó una sorpresa mayúscula en el municipio cordobés de Adamuz, donde se desconocía la existencia de este yacimiento, y ha transcurrido un año hasta que los arqueólogos han desvelado su singular significado: un calendario anual, en el que se representan las estaciones y los meses, que, por sus características, supone un ejemplo rarísimo en todo el Imperio Romano y un caso único en la península ibérica.

Los primeros estudios, a falta de pruebas más concretas, permiten datar el mosiaco en torno a los siglos IV y V después de Cristo, como aventura el doctor Sebastián Vargas, perteneciente al Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla y que ha tenido la oportunidad de estudiarlo sobre el terreno. En la investigación participaron Ángel Ventura, del departamento de Historia del Arte, Arqueología y Música de la Universidad de Córdoba, y Alberto Villarejo, doctorando de la Universidad de Sevilla. Las conclusiones, que se han presentado este sábado en Adamuz con motivo de las I Jornadas del Patrimonio, serán publicadas próximamente en una revista científica especializada.

Como han explicado los autores, actualmente son visibles dos sectores del pavimento, lo que sugiere unas dimensiones totales que superan 18 metros cuadrados y que se integrarían en una villa rural, tan frecuentes en la Bética. Para su construcción se utilizaron teselas de piedra, principalmente mármol y calizas de varios colores, así como fragmentos de cerámica. Desde el punto de vista formal, consiste en un gran círculo inscrito en un cuadrado, un esquema "poco frecuente" en la zona, como apuntan los autores.

El marco exterior lo componen varias cenefas, una de ellas de esvásticas, aunque lo más interesante es la decoración figurativa que ha sobrevivido al paso del tiempo y que permanece sobre el terreno -su ubicación concreta nunca se ha desvelado- a pesar de los socavones causados por las escorrentías.

Uno de los dibujos recrea, en un ambiente campestre, a un personaje masculino que sujeta una jabalina en la mano derecha con la que parece alancear un animal, posiblemente una liebre, oculta entre los matorrales. La actitud de movimiento impetuoso del brazo se acentúa con la postura de la pierna derecha, que indicaría que se trata de un jinete aunque el caballo no se ha conservado. El epígrafe que lo acompaña, Autumnus, no deja lugar a dudas en cuanto a la utilización de esta escena como representación del otoño, concluyen los autores.

Un sirviente con zorzales

Sirviente con zorzales y un delfín. / EL DÍA

El otro personaje representado es un hombre, esta vez a pie, con túnica de color rojizo que porta en su mano derecha una percha con pájaros ensartados por el pico y que por sus características podrían tratarse de zorzales; en la mano izquierda parece portar una flor. "Lo más novedoso de esta escena es sin duda la presencia de los cuatro pájaros ensartados", subrayan los historiadores. Delante del personaje se contempla un arbusto y un delfín vertical cabeza abajo. A los arqueólogos, su interpretación le plantea por el momento ciertas dudas, y cuestionan si forma parte de una alegoría o si se configura como un elemento de transición que separa los distintos meses; incluso, sugieren que pueda tratarse de una restauración antigua.

El cazador a caballo, vestido con pantalón largo y camisa de manga larga, sugeriría que se trata de un individuo "de cierto rango social", porque además la caza era una actividad reservada a las élites. Por el contrario, no tienen duda de que el personaje a pie que porta los pajaritos se trata de un criado, pues siempre visten túnicas cortas y, además, los rasgos del rostro e incluso el color de su piel aventuran que podría tratarse de un siervo traído de algún país exótico.

La escena está acompañada del epígrafe Mensis Deceber, es decir, el mes de diciembre, y su actitud corporal, caminando hacia la izquierda del espectador, permite plantear que el personaje que se encuentra al otro lado del delfín, visible solo en parte, pudiera representar enero. Por lo tanto, todo el conjunto -que presumiblemente se encuentra bajo tierra bien conservado- sería un calendario organizado de manera circular en sentido contrario a las agujas del reloj.

En el centro del círculo, que se ha perdido por completo, es posible que, como reflejan otros ejemplos conservados en otros puntos, se encontrara representado el sol, el sol y la luna o lo que los romanos llamaban el Genio del Año, al que se encomendaban como propiciador de las labores del campo, aventuran los historiadores, que destacan que el mosaico de Adamuz "constituye de momento un caso único dentro de la musivaria hispano-romana".

Y es que, destacan, representa los meses y las estaciones no por medio de figuras mitológicas o fantásticas, como era frecuente, sino a través de escenas realistas relacionadas con actividades de la vida cotidiana, en este caso la caza. Y esto también constituye una peculiaridad, ya que lo habitual habría sido ilustrarlo con tareas agrícolas. Son escenas -explican- que se repiten con otro contenido sobre todo por el Norte de África.

Erratas del latín vulgar
Capítulo aparte merecen las inscripciones de los meses del año y de las estaciones, realizadas con teselas de color gris o negro sobre fondo blanco. Las dos que permanecen visibles, Autummnus (otoño) y Mensis deceber (mes de diciembre), incluyen lo que los historiadores han considerado "erratas" del musivario, que aplicó a su trabajo las formas de las palabras propias del latín vulgar.

29 de junio de 2022

Los arqueólogos se inclinan por "Bora" como el nombre de Torreparedones

Un estudio de los responsables de los museos cordobeses de Baena y Cabra señala que el yacimiento no fue la colonia Ituci Virtus Iulia, sino otro lugar en el que hasta, probablemente, nacieron dos santas mozárabes siglos después de su fundación

A partir de ahora, el yacimiento arqueológico de Torreparedones debería comenzar a llamarse Bora. Varios estudios arqueológicos comienzan a afinar la hipótesis más plausible sobre el nombre de la ciudad romana excavada en el término municipal de Baena, de la que se sabe que formó un oppidum previo a la romanización y que incluso estuvo habitada en la época del emirato. Hasta ahora, y por la monumentalidad del yacimiento arqueológico, que disponía hasta de anfiteatro, siempre se optó por identificar a Torreparedones como la colonia Ituci Virtus Iulia, una de las ciudades romanas más importantes de la Bética identificadas por Plinio El Viejo. Pero son 43 monedas y una tubería de plomo las que parecen indicar que no, que Torreparedones no fue una colonia y que tampoco tuvo un rango administrativo tan importante. Eso sí, Bora habría sido tremendamente rica gracias al cultivo del cereal, tanto que sus habitantes se habrían permitido el lujo de construir un anfiteatro, una puerta monumental y un espectacular foro.

Un reciente estudio firmado por José Antonio Morena, del museo arqueológico de Baena, y Antonio Moreno Rosa, del de Cabra, sostiene como principal la hipótesis de que Torreparedones es Bora. La clave ha estado en el hallazgo, ya comentado por el arqueólogo Ángel Ventura, de una tubería de plomo en las termas orientales del yacimiento. Por las dos caras, la tubería tenía una inscripción: M . BOREN que podría aludir al nombre del artesano que fabricó la tubería pero también y quizás más probable, al nombre de la ciudad, Municipio Borense.

Esta es la tesis de Morena y Moreno en su nuevo estudio. Para cruzar esta inscripción se han basado también en el hallazgo a lo largo de los siglos de hasta 43 monedas acuñadas en la ceca de Bora. Las monedas se habrían encontrado principalmente en los alrededores de Torreparedones, siempre al sur del Betis y especialmente en lo que hoy es la provincia de Córdoba. Es decir, esa ciudad de Bora no debería haber andado muy lejos. 11 de esas monedas están en el propio museo de Baena. Se sabe que Bora acuñó moneda en los siglos II-I antes de Cristo con un busto femenino en el anverso y un toro en el reverso sobre el que figura la leyenda Bora. Es decir, se sabe que la ciudad ya tenía historia antes de la época de Augusto, similar al oppidum existente en Torreparedones.

Este nuevo nombre rebajaría la categoría que se le presuponía a Torreparedones y dejaría aún en el aire la localización de la colonia Ituci Virtus Iulia. Los expertos intentan afinar para saber si Bora fue o no un municipio como tal, algo que se podría afirmar por la M. de la inscripción en la tubería de plomo. “La epigrafía aparecida en el oppidum de Torreparedones nos indica que, por la tribu de sus ciudadanos, Galeria, y por la presencia de los magistrados municipales desde época augustea, esta población ostentó el ius adipis­ cendae civitatis romanae per magistratum, un elemento que confirmaría esta posible identificación”, señalan los autores.

Es más, es probable que se tratase de uno de los municipios nombrados por Plinio El Viejo en su descripción de todo el territorio que se extendería entre el sur del río Betis y el Océano. Según los autores, Bora podría corresponder al nombre de Ebora Cerialis. Este cognomen que se acompaña al nombre de la ciudad tendría una explicación por la importancia del cultivo de cereal en la zona. Los monumentos de Torreparedones están repletos de espigas de trigo.

Y como último refuerzo a su hipótesis está el caso del emirato. Torreparedones estuvo habitado durante Al Andalus. Y un estudio posterior de los libros sobre martirio de San Eulogio reinterpretan el lugar de nacimiento de las santas mozárabes Nunilo y Alodia. Traducciones posteriores del original aseguraron que habían nacido en Osca. En el texto original se señalaba lo que podría leerse como Bosca, que los autores corrigen ahora y señalan que la SC podría tratarse de una R, y que estas santas mozárabes, por tanto, habrían nacido en Bora, en las inmediaciones de lo que hoy es Baena.

“En este panorama, no cabe duda de que los argumentos que hemos presentado permiten considerar que quizás Torreparedones deba empezar a identificarse con la ciudad de Bora. Este enclave, que acuña moneda en época republicana, con una distribución coincidente con este territorio, podría ser la Ebora Cerealis pliniana”, concluye este nuevo estudio.

17 de noviembre de 2016

Los arqueólogos reanudan las excavaciones en las termas de Torreparedones

Hasta la fecha se han excavado unos 250 metros cuadrados en el nuevo edificio termal, pero queda pendiente de resolver la documentación completa de los pavimentos de las tres salas, el acceso a la sala fría, la palestra y la zona de hornos para calentar el agua.
Ya son tres los establecimientos termales descubiertos en Torreparedones. FOTO: CORDÖPOLIS
Tras el curso práctico de arqueología que tuvo lugar este verano y que estuvo centrado precisamente en el complejo termal recientemente descubierto, se han reiniciado esta semana los trabajos de excavación en el yacimiento de Torreparedones (Baena) donde ya se habían documentado, de forma parcial, tres grandes salas delimitadas por potentes muros de mampostería trabada con mortero con pavimentos de opus tessellatum y de opus signinum, paredes internas revestidas con mortero hidráulico.

La sala más oriental corresponde al frigidarium o sala fría, la central sería el tepidadirum o sala templada que cuenta con una piscina de agua fría en su lado norte, mientras que la sala más occidental se interpreta como el caldarium o sala caliente del conjunto termal.

TRABAJO PENDIENTE
En total se han excavado hasta la fecha unos 250 metros cuadrados pero está pendiente de resolverse aún la documentación completa de los pavimentos de las tres salas, el acceso a la sala fría, posiblemente desde el sector norte, donde podría situarse el vestuario o apodyterium, y también la existencia de un espacio característico de estas edificaciones que estaba destinado a realizar ejercicios físicos o palestra. Así mismo, sería interesante documentar la zona de servicios con los hornos necesarios para calentar el agua y el propio almacén para la leña.

Como apunta el director de la excavación y arqueólogo municipal de Baena José Antonio Morena, estos son los terceros baños que se han documentado en la ciudad romana de Torreparedones, uno ubicado en la zona del foro que fue amortizado en época augustea, momento en el que debieron construirse estas termas que se están excavando ahora, y otros baños, construidos con posterioridad y situados en la zona de la Ermita de las Vírgenes, que fueron identificados por el profesor Ángel Ventura con el balneum de un evergeta llamado Marcus Calpurnius mencionado en un epígrafe expuesto en el Museo Histórico de Baena que se encontró en Torreparedones hace varias décadas.

ELEMENTO CLAVE PARA EL ESTUDIO
Sin duda, la excavación de este edificio termal y su posterior restauración y puesta en valor constituye un elemento clave para al estudio y conocimiento del urbanismo de la colonia romana Virtus Iulia en el momento de su máximo apogeo a lo largo del siglo I.

Hay que recordar que algunas salas tienen más de dos metros del altura conservada y que, en el caso del caldarium, se conservan las capsae o nichos que servían para que los usuarios colocaran sus objetos de aseo personal, un ábside en el muro oeste donde estaba la fuente o labrum de agua fría, así como una pequeña piscina (alveus) de agua caliente adosada al muro sur. El pavimento de esta sala cuenta con el correspondiente hipocaustum con numerosos pilares de ladrillos que permitían la circulación del aire caliente manteniendo la sala a una temperatura propia de una sauna.

(Fuente: Cordópolis)

29 de septiembre de 2014

Comienza la restauración de las esculturas romanas encontradas en Torreparedones, en Baena (Córdoba)

El Ayuntamiento de Baena ha iniciado los trabajos de la primera fase del proyecto de reintegración y limpieza de tres esculturas encontradas en la curia del yacimiento arqueológico de Torreparedones y que permitirán que estas colosales estatuas tomen forma para su posterior exposición en el Museo Histórico y Arqueológico Municipal.

Con motivo del inicio de estos trabajos, el arqueólogo municipal, José Antonio Morena, recordó que pronto hará dos años que se encontró este conjunto escultórico en el parque arqueológico baenense, lo cual fue "una gratísima sorpresa" y señaló que "hoy -por ayer- se inician los estudios previos, así como la primera fase de restauración de las tres grandes esculturas que quedarán instaladas en un principio en el patio del Museo Histórico".

RÉPLICAS PARA EL FORO
De igual forma, Morena precisó que "la idea es que cuando concluya la primera fase se hagan unas réplicas para colocarlas en la fachada del templo del foro de Torreparedones, donde debieron ser algo espectacular" y detalló que "se trata de tres esculturas sedentes de mármol de tamaño superior al natural y que debieron estar instaladas sobre un pedestal de un metro".

Para el arqueólogo municipal "ahora se inicia la cuenta atrás de unos trabajos con los que el museo va a ganar muchísimo ya que va a acoger unas piezas que son únicas en el mundo y son fragmentos que casan unos con otros". "Podemos decir que tenemos entre el 80% y 90% de estas tres esculturas", concluyó.

Por su parte, el profesor de la Universidad de Córdoba (UCO), Ángel Ventura, subrayó que en estos trabajos va a continuar la colaboración ya iniciada hace años entre el Ayuntamiento y la UCO y explicó que, concretamente, la universidad va a financiar los análisis previos de mármol que se van a llevar a cabo, así como los trabajos con el láser scan, mientras que el Consistorio costeará el estudio de policromía y el ensamblaje de las piezas para que la estatua obtenga corporeidad.

En diciembre de 2011, el Ayuntamiento de Baena dio a conocer que los trabajos en la curia del Parque Arqueológico de Torreparedones habían dejado al descubierto los restos de tres nuevas estatuas que en esta ocasión tenían la particularidad de ser sedentes, esto es, debían de estar sentadas en tronos tal y como se desprende de sus posiciones.

(Fuente: El Día de Córdoba / Sara Núñez Baena