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7 de octubre de 2024

Descifrando los secretos de la ciudad romana de Carissa Aurelia

Ubicado en plena Sierra de Cádiz, entre los municipios de Bornos y Espera se encuentra el yacimiento, un lugar «virgen desde el punto de vista arqueológico» y que, gracias a un estudio, comienza a descubrirse
Excavaciones arqueológicas en Carissa Aurelia ANTONIO VÁZQUEZ

Un robo es el origen del proyecto que está llevando a los arqueólogos a estudiar el yacimiento de Carissa Aurelia. En torno a los años 60, un campesino, realizando sus tareas, descubre una escultura de Antonia Minor, «un miembro de la familia imperial cuyas representaciones son muy escasas a nivel de todo el imperio romano, solo hay diez», explica Diego Romero Vera, arqueólogo de la Universidad de Sevilla que codirige esta excavación. Este retrato se conservaba en el Ayuntamiento de Bornos, de donde fue robado. Años más tarde, en la ciudad de Munich se organiza una exposición de escultura romana a la que acude Pepe Beltrán, catedrático de la Universidad de Sevilla y que, con el retrato romano como especialidad, identifica la Antonia Minor de Carissa. En ese momento se inician los trámites para la devolución, completada a las autoridades españolas en agosto de 2020 y restituida en Bornos en 2022. Un caso que fue bastante mediático en Alemania y que despertó la curiosidad de los expertos por la falta de excavación en este yacimiento, «virgen desde el punto de vista arqueológico», como lo define Romero.

Así es como se decide hacer una serie de estudios. Entre finales de 2020 y comienzos de 2021, se hace una prospección geofísica, es decir, a través de diferentes aparatos se emiten ondas en el subsuelo y si hay un edificio debajo, algo sólido, rebota la onda, y de esa forma se puede saber la profundidad y lo que hay debajo.

Primeras conclusiones
En estas prospecciones se documentó la muralla, también aparecieron los restos de un posible teatro pero, sobre todo, permitieron conocer a grandes rasgos el urbanismo de Carissa Aurelia. «Sabemos que era una ciudad de 14 hectáreas, que no tiene un urbanismo típicamente ortogonal, que es el que tienen los romanos, es decir calles rectas y paralelas orientadas norte-sur y este-oeste, sino que la ciudad se adapta a la orografía complicada de la cresta rocosa en la que se encuentra», detalla Diego Romero. Precisamente, esta orografía es la causa por la que la ciudad estaba dividida en tres terrazas, «una terraza superior que tienen en su cúspide un promontorio en altura que nosotros llamamos acrópolis, en la cual habría un templo. Han aparecido diferentes restos que se pueden asociar a un templo que posteriormente fue desmontado y con esos materiales se construyó una torre medieval. Debajo, estaría el foro. En el foro tenían que tener un edificio que es la basílica y en el otro extremo, seguramente la curia que es donde se reunía el senado local. Más abajo están los contrafuertes hechos de hormigón romano que siempre han estado a la vista. Otra terraza más baja que es donde seguramente habría viviendas y todo el interior de la ciudad estaba conectado por dos vías que también se han documentado.

Pero para poder conocer mejor las entrañas de la ciudad era necesario excavar. De ahí es donde surge la unión de las universidades de Sevilla, Kiel y Colonia en Alemania y Groninga en Países Bajos en un proyecto internacional de gran relevancia. A esto se une la financiación de la fundación Thyssen, la colaboración de los ayuntamientos de Bornos y Espera y las facilidades que ofrece el propietario del terreno en el que se ubica el yacimiento. ¿Y por dónde comenzar a excavar? El arqueólogo comenta que «como sabíamos gracias a las prospecciones dónde podríamos encontrar ciertas cosas, hemos localizado tres excavaciones pequeñas en puntos estratégicos». Estas tres pequeñas excavaciones, llamadas sondeos, tienen una extensión limitada, de 5x5 metros. Una de ellas en lo que podría ser una vivienda, otra en el área del foro y otra en una calle «que tiene una monumentalidad extraordinaria» y que no se ha difundido hasta ahora. Romero cuenta que en ese punto iban buscando «lo que había aparecido en las prospecciones geofísicas. Sabíamos que aquí había un cruce de calles interurbanas. Una que iba desde la colina hacia abajo y otra que iba desde la puerta norte a la sur, de una necrópolis a la otra. No sabemos si tendría acerado, pórtico, pero las lastras de piedra hablan de una gran monumentalidad. Cuanto más grandes las lastras y cuanto más regulares, mejor calidad y estamos hablando de un urbanismo importante, muy monumental y que salta a la vista. En ningún yacimiento cercano hay calles con estas características». Además añade que es «una calle fantástica en un estado de conservación excelente y que nos anima a continuar con el estudio».

Además de las excavaciones, se está recogiendo cerámica y otros restos porque, una vez finalizada esta primera excavación que encara su última semana, «hay que hacer historia a través de esos restos materiales».

La vida en Carissa Aurelia
El máximo apogeo de Carissa Aurelia llega en época de César, en torno al año 50 a.C. y se estima que fuera hasta el 100 d.C. aproximadamente. «Hay mucha cerámica en superficie que remite a esa época. El hecho de que aparezca con tanta abundancia quiere decir que es la fase en la que más vitalidad tuvo este yacimiento. Y después, en contraposición, apenas encontramos restos cerámicos de fases posteriores. No hay nada de siglos II o siglo III. Eso nos da las pistas de cuáles fueron las fases de mayor apogeo», explica. Además, con el nombre de la ciudad también se pueden sacar conclusiones. «Aurelia era la madre de César y este nombre se debe, seguramente, a que Carissa se decantaría en las guerras civiles del bando cesariano y César, en contraprestación, le da un estatuto privilegiado. Es la ciudad que jerarquiza todo el territorio. La única ciudad importante de todo el entorno era Carissa. Y en torno a ella habría una serie de entidades poblacionales menores que en época romana no recibían el nombre de ciudad y que pagaban tributos aquí, y la gente que tenía que dirimir sus pleitos, quería orar o tomar unos baños, no sabemos si tendría baños, seguramente sí, vendría aquí», cuenta Diego Romero. Otra de las cosas que se creen es que posiblemente estuviera conectada con el mar a través del río Guadalete que desembocaba en el castillo de Doña Blanca en El Puerto.

La presencia de mármol en el yacimiento hace indicar la monumentalidad que se le dio a una ciudad que «sería visible en kilómetros a la redonda porque Roma utilizaba la arquitectura como mensaje de poder». «Los romanos encuentran un urbanismo prerromano. La arqueología tendrá que dilucidar cómo era, pero podemos decir que, seguramente, una vez que Carissa recibe ese estatuto privilegiado, que se convierte en municipio, los romanos monumentalizaron la ciudad para poner a la misma altura el aspecto de la ciudad, el urbanismo y el estatuto jurídico privilegiado y que se viera externamente», detalla.

Otra de las cuestiones llamativas es que se intuyen influjos de la cultura púnica en época romana. Ejemplo de esto son las monedas acuñadas y en las que aparece «un tipo monetal propio del mundo púnico». «En estas monedas aparece la cabeza de Hércules y también hay otro tipo monetal que son dos jinetes con una especie de escudo curvo que se llama rodela y los especialistas en numismática piensan que son jinetes númidas, del norte de África que vinieron a luchar en la segunda guerra púnica. Por tanto, utilizan ese tipo monetal en época avanzada bajo la órbita romana». Pero lo más conocido de este yacimiento son las necrópolis, que muestran que en época romana la gente se enterraba en hipogeo, es decir en huecos excavados en la tierra, y este es un tipo de necrópolis que se asocia al mundo púnico. Romero concluye que «eran romanos pero seguían conservando su cultura púnica. El sustrato cultural púnico nunca se perdió».

Seis años de proyecto
Estas son solo algunas de las cosas que se están aprendiendo de Carissa Aurelia, pero el proyecto de estudio arqueológico está previsto que dure al menos seis años. Además, las cuatro universidades participantes le han dado carácter pedagógico y son estudiantes los encargados de realizar las excavaciones bajo la supervisión de los profesores.

«Queremos enseñar a los alumnos a hacer arqueología y que sirva como práctica. Intentamos que todo sea pedagógico, explicarles por qué se hacen las cosas de determinada manera, vamos excavando de forma muy meticulosa. Una experiencia muy positiva y una oportunidad única en un yacimiento en el que todavía queda mucho por descubrir por lo desconocido.

Diego Romero tiene claro que «hacía falta el impulso de la investigación y esta es una oportunidad única. Este era un tren en el que había que subirse sí o sí». Y espera que en estos seis años «se pueda conocer con un alto grado de detalle cómo era la ciudad, su entorno y también la vida de los carissienses».

Proteger los restos
Una historia que comienza a construirse con la labor arqueológica: «no venimos buscando piezas de museo, que ojalá aparezcan, pero no es el objetivo primario. Queremos hacer historia. Los historiadores hacen historia con los manuscritos, con los textos, y nosotros con los archivos de la tierra. Ahora mismo es como si hurgáramos dentro de la tierra, cómo si abriéramos una pequeña ventanita por la que ver cómo vivían ellos».

Por eso, una vez que finalice la última semana de excavaciones y, antes de comenzar de nuevo las prospecciones, los hallazgos volverán a taparse con la finalidad de protegerlos y será el momento de investigación con los restos encontrados y de difusión de resultados por parte del equipo de arqueólogos de un proyecto que está generando mucho interés.

Los ayuntamientos de Bornos y Espera están interesados en su conservación y en que los vecinos de los municipios «se vinculen con Carissa, se vinculen con su patrimonio de forma que a través de la concienciación se entienda que esto es algo suyo y se puedan prevenir lacras como el expolio que aquí es continuo y eso que es un Bien de Interés Cultural y tiene la máxima protección que pueda existir en un yacimiento». Un expolio que se quiere evitar a toda costa para proteger un lugar que todavía tiene muchos secretos que desentrañar.

7 de agosto de 2024

Investigadores de la UCA descubren 57 nuevos yacimientos romanos en el valle del río Guadalete

Investigadores de la Universidad de Cádiz, coordinados por la profesora del área de Arqueología, Macarena Lara, están llevado a cabo nuevas investigaciones en la zona del valle medio del río Guadalete con la finalidad de conocer el poblamiento romano de este entorno e identificar la organización y estructura de nuevos yacimientos, así como la topografía de su entorno.
Las excavaciones, coordinadas por la profesora Macarena Lara, se han centrado en la villa romana de El Cañuelo en Bornos. Es la primera vez que se estudia de manera integral el poblamiento romano en este entorno

Estos trabajos, que se iniciaron en el año 2023 con financiación del Campus de Excelencia Internacional del Mar (CEI·Mar), pretenden conocer estos asentamientos romanos, así como la organización territorial en los entornos de Arcos de la Frontera, Bornos, Villamartín y Puerto Serrano, profundizando en las vías de comunicación terrestres y fluviales, rutas comerciales y sus recursos económicos. De este modo, el objetivo es conocer la interacción de la bahía gaditana con el poblamiento de la depresión fluvial del Guadalete durante el período romano, aspecto prácticamente desconocido hasta el momento.

La primera fase de los trabajos ejecutada por el equipo de investigadores, que consistió en una intensa prospección arqueológica en los cuatro términos mencionados, ha permitido localizar 57 yacimientos de época romana de carácter inédito y se ha podido delimitar y definir tanto espacial como cronológicamente algunos restos arqueológicos ya citados en los años 80 y 90, que no estaban catalogados.

Fotografía del yacimiento de El Cañuelo e imagen con cámara multiespectral en la banda de infrarrojo cercano.

Asimismo, en el mes de mayo dio comienzo la segunda fase de este proyecto, consistente en la excavación arqueológica en la villa romana de El Cañuelo (Bornos). En esta ocasión, los trabajos realizados en la zona aportaron datos inéditos sobre las áreas funcionales de la villa, tanto residencial como área productiva. Esta excavación marca un paradigma en los estudios de arqueología romana en la Sierra de Cádiz, ya que es la primera vez que se analiza de manera integral el poblado romano de este entorno. Se han realizado excavaciones arqueológicas en el marco de un proyecto de investigación con el objeto de recuperar el patrimonio arqueológico del valle medio del río Guadalete. Esta segunda campaña ha sido posible gracias a la financiación del Ayuntamiento de Bornos, que está colaborando intensamente con la Universidad de Cádiz, creando sinergias entre ambas instituciones con el objetivo de continuar estrechando lazos en los próximos meses.

Además de ello, en este yacimiento se ha explorado parcialmente con georradar para poder definir mejor la distribución de las estructuras murarias no visibles en superficie. 

Nuevas tecnologías para conocer mejor los yacimientos
Por otra parte, se ha recurrido al uso de nuevas tecnologías, como son las aeronaves no tripuladas (UAV, por sus siglas en inglés) equipadas con distintos sensores, del Servicio Periférico de Drones del Instituto de Investigaciones Marinas (INMAR) – UCA. En concreto, la campaña ha consistido en la adquisición de imágenes para la documentación aérea mediante dron con cámara multiespectral y LiDAR sobre cuatro yacimientos arqueológicos de los municipios de Villamartín, Arcos de la Frontera y Bornos, consistiendo en tres villas romanas (una de ellas la de El Cañuelo) y un oppidum ibérico. El uso de este tipo de sensores es cada vez más frecuente para la investigación de yacimientos porque, por un lado, permiten tomar y procesar mucha información en relativamente poco tiempo y, por otro, no son invasivos, por lo que se obtiene una gran cantidad de datos sin afectar a los lugares de interés, como indican los responsables del proyecto.

Para seleccionar los lugares en los que se realizaron estos trabajos se valoraron diferentes aspectos como, por ejemplo, si estos estaban cultivados o no, la topografía o incluso si afloraban o no muros o estructuras en superficie. Con todo esto, los sensores equipados han permitido, hasta la fecha, conocer la topografía a través del MDE y MDT, y especialmente, el análisis de las imágenes de las distintas bandas espectrales, lo que se ha traducido en la obtención de más información sobre la distribución urbana (que en algunos de estos yacimientos no se conoce) y otras particularidades.

Asimismo, se está realizando un intenso estudio con la identificación y catalogación de todos los materiales arqueológicos encontrados, comprendiendo un enfoque interdisciplinar, donde confluyen profesionales de distintos campos, como el de la arqueología, la numismática, la arqueometría, etc., que ayudará a comprender mejor los aspectos fundamentales de estos yacimientos ubicados en la comarca serrana y las relaciones a distintos niveles con otros yacimientos.

Con todo, “los datos que tenemos nos han permitido generar una base sólida de información y documentación arqueológica para continuar con las investigaciones en las próximas anualidades en este entorno. Nuestro objetivo principal es continuar realizando excavaciones y prospecciones con técnicas y herramientas no tradicionales que se completarán con el estudio de los contextos hallados, así como técnicas de análisis en los materiales documentados que nos permitirán obtener una visión holística del poblamiento romano y del territorio en el entorno de los embalses de Bornos y Arcos de la Frontera”, como explica Macarena Lara.

Además de los miembros del grupo HUM-440, en estos trabajos participan expertos del grupo de investigación RNM-373: Geociencias, en colaboración con el Museo Histórico Municipal de Villamartín y el Ayuntamiento de Bornos. En cuanto a la financiación, como ya se ha señalado, esta ha sido posible al proyecto ‘Mare in rure. El paisaje cultural marítimo de la Bahía de Cádiz y su interacción con el poblamiento de la depresión fluvial del Guadalete en época romana’, respaldado por el Campus de Excelencia Internacional Global del Mar, concedido dentro de las ayudas del eje de mejora científica de su Plan Propio 2022.

12 de junio de 2024

El yacimiento de Bornos revela otra cara de la economía romana en Cádiz

Las primeras investigaciones de la Universidad de Cádiz en la villa romana de El Cañuelo, apuntan a que el poblamiento tuvo una gran actividad agropecuaria
Excavaciones arqueológicas de la Universidad de Cádiz en el yacimiento de Bornos. / D.C.

Las recientes excavaciones en el nuevo yacimiento romano de Bornos revelan importantes datos que amplían el conocimiento de lo que fue la economía de la época romana en la provincia de Cádiz. La Universidad de Cádiz centra un proyecto de investigación en este yacimiento de Bornos, donde se asienta la denominada Villa Romana del Cañuelo, que data del siglo I después de Cristo hasta el siglo IV-V d.c., para poder conocer la organización territorial y el poblamiento romano en esta zona del valle medio del río Guadalete.

Las primeras indagaciones apuntan a que esta villa de Bornos pueda venir a completar la otra cara de lo que fue la economía de esta época romana en la provincia de Cádiz, cuya parte más conocida es la de la industria del salazón. Ahora, con el campo que se abre en este yacimiento de Bornos se presume, también, la posible importancia que la actividad agropecuaria romana tuvo para la provincia.

Con todas las cautelas porque las investigaciones están en sus primeras fases, los hallazgos que se han encontrado en los sondeos de la villa de Bornos apuntan a que esta actividad agropecuaria no sería solo para consumo propio, sino que, también, se abre la vía de la exportación a tenor del hallazgo de un edificio que podría ser un almacén.

Los elementos encontrados hasta ahora en el yacimiento bornense incluye una zona residencial, que sería el centro de la villa, con un patio porticado, una zona productiva y una edificación o almacén.

La arqueóloga y profesora de la Universidad de Cádiz, Macarena Lara, habla de la importancia de la excavación de esta villa romana en la zona interior de la provincia en la que se está utilizando nueva metodología. “Desde los años 70 del pasado siglo que se excavó una villa romana en Arcos, en la zona de El Santiscal, no se hacía. Tampoco en la provincia desde hace poco, con la villa marítima de Trafalgar. En Bornos, por las dimensiones de la villa, se supone que la actividad agrícola y ganadera que hubo no era para consumo propio, podría ser también para exportar”, explica la directora de este proyecto de la UCA.

Este yacimiento arqueológico ubicado en la zona del embalse de Bornos, del que tienen constancia desde hace años los propios vecinos del pueblo, tiene una superficie de 3,5 hectáreas de terreno, con lo que hace una idea de la importancia que tendrá para investigaciones futuras. Ya se han realizado dos excavaciones durante el mes de mayo, una en la zona residencial y otra en la zona productiva. Como novedades se ha documentado que la residencial cuenta con patio central con ábside y la zona productiva con un edificio, con muros de un metro de grosor. Además, se ha encontrado una columna con la basa, que está en posición original y un enterramiento, del siglo III- IV, de época tardo antigua.

Hay que resaltar que esta excavación de un poblamiento romano en la Sierra de Cádiz forma parte del proyecto de investigación ‘Mare in Rure’ para analizar asentamientos costeros y de zonas de interior. “Esta villa de Bornos se puede poner en relación con el territorio cercano de Carissa Aurelia”, añade Macarena Lara.

En estos trabajos de la UCA participan una decena de alumnos de Grado y del Máster. La arqueóloga Macarena Lara destaca también la importante implicación y ayuda del Ayuntamiento de Bornos para poder llevar a cabo estos sondeos en su término municipal.

26 de septiembre de 2017

Aparece el gran puerto fenicio de Doña Blanca (Cádiz)

Los investigadores han llevado a los planos espacios abiertos como plazas, calles longitudinales y transversales, hasta almacenes, espacios productivos o edificios religiosos, distribuidos en una trama urbana de tipo ortogonal, de clara influencia helenística y con similitudes al barrio portuario de Cartago. Se trata de un asentamiento de 250 metros de largo y 125 de ancho, con más de 700 metros de perímetro, donde han localizado unos 1.500 muros.
El asentamiento ocupa una extensión de más de tres hectáreas.
El plano de una gran trama urbana se va configurando a golpe de pixeles en una pantalla de grandes dimensiones. Se trata del dibujo del espacio portuario de más extensión y relevancia de toda la cuenca del Mediterráneo localizado hasta ahora, uno de los mayores hallazgos realizados en el mundo fenicio púnico, el que legaron estos grandes comerciantes nada menos que a los pies del yacimiento portuense de Doña Blanca, en una finca anexa denominada El Manchón.

Al frente del descubrimiento realizado a través de la geofísica se encuentran los profesores de la UCA Lázaro Lagóstena (área de Historia Antigua), José Antonio Ruiz Gil (área de Prehistoria) y los colaboradores y doctorandos de Historia Francisco Javier Catalán y Livia Guillén junto a sus avanzados equipamientos. Manejan para ello un equipo georradar portátil y un stream X multicanal de dos metros de ancho de barrido, con los que también marcan un punto de inflexión en los métodos para la investigación arqueológica: conocer, investigar y recomponer el plano en 3D del yacimiento sin excavar, pues de momento todo permanece bajo tierra, a apenas 50 centímetros de profundidad.

ÚNICO ARTÍCULO SOBRE LA POSIBLE UBICACIÓN DEL PUERTO
Entre todos, aunque cada uno en lo suyo, van trazando el dibujo de este nuevo capítulo que ya adelanta la relevante actividad portuaria que emprendieron los fenicios en esta zona de la Bahía, a juzgar por la dimensión de este asentamiento de 250 metros de largo y 125 de ancho, con un perímetro de más de 700 metros y tres hectáreas de superficie, "en el que hemos identificado ya 400 muros, y donde alcanzaremos alrededor de 1.500, pues sólo hemos dibujado una tercera parte", explica Lázaro Lagóstena mientras muestra algunos de estos planos en la pantalla de gran pulgada con la que trabajan desde el laboratorio de Historia situado en el flamante Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Sociales del Campus de la UCA en Jerez.

Con esta innovadora fórmula "única" en la universidad andaluza que permite convertir en producto arqueológico los barridos realizados sobre el terreno con su equipo impulsado por vehículo a motor, ya han logrado interpretar las funcionalidades de algunas estructuras, a partir del análisis preliminar del amplio trazado urbanístico documentado. Han traducido ya en plano espacios abiertos como plazas, calles longitudinales y transversales, hasta alcanzar las primeras hipótesis de los que podrían ser almacenes, espacios productivos o edificios religiosos, distribuidos en una trama urbana de tipo ortogonal, de clara influencia helenística y con similitudes al barrio portuario de Cartago, pero único en cuanto a dimensiones, "pues no se ha documentado hasta ahora un puerto con cinco calles longitudinales y calles transversales", apunta Lagóstena. De hecho, "una vez que terminemos de dibujar, daremos una propuesta de funcionalidad de los espacios, de los edificios completos, con lo que el campo de investigación que se abre es muy amplio", dice, orgulloso, de este puerto púnico desde el que seguramente "se daría salida a la actividad agrícola de todo el territorio". Añade en este punto que "hemos visto incluso indicios de producción agropecuaria en la zona".

El software de proceso de datos que manejan funciona reflejando los elementos de mayor y menor receptividad que hay bajo tierra y que identifican a través de la paleta de colores que van desplegando en el laboratorio en decenas de imágenes. "Según el color, se interpreta como un muro o una zona de vaciado como una fosa o un silo", explica a modo de ejemplo. Y es que el equipo de investigadores no sólo se enfrenta al mayor hallazgo de la época realizado hasta ahora, sino "al desarrollo de una metodología que no existía, pues estos equipos no estaban en manos de los humanistas, por lo que también hemos dado un salto cualitativo". Porque toda la información que han obtenido es automáticamente georreferenciada con gran precisión, "con un margen de error centimétrico" y combinando esta información con una gran variedad de datos espaciales de todo tipo. Resultados que completan con las imágenes obtenidas gracias a la colaboración de la Unidad de Drones, con el que también han sobrevolado parte del yacimiento de la mano de Luis Barbero, responsable de la unidad.

El conjunto de esta valiosa información, de la que había algún pequeño indicio previo, cayó en manos del equipo de Lagóstena y Ruiz casi por casualidad, "con el fin de probar y realizar el entrenamiento del equipo en una zona de la que sólo se conocía un artículo publicado por Juan José López Amador en una revista arqueológica que hablaba de la aparición de algunas estructuras en el Manchón del Hierro". Cual fue la sorpresa cuando el gran escáner motorizado radiografió la silueta de aquel gran puerto perimetrado.

Para esta actuación han contado con la colaboración de la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, junto a la que seleccionaron en primer lugar el propio yacimiento fenicio del Castillo de Doña Blanca, en el que también se ha explorado la superficie no excavada a lo largo de dos hectáreas de superficie, "donde hemos encontrado otras estructuras que dan continuidad a las existentes", afirman. Seguidamente se eligió este espacio junto al río Guadalete, "donde nunca antes se habían realizado exploraciones arqueológicas", en una zona privada que no estaba catalogada como lugar de interés arqueológico.

"En poco tiempo hemos obtenido unos resultados espectaculares", sentencia Lagóstena, equiparando la gran información "a nivel de trama urbana" conseguida desde julio, frente a la obtenida a lo largo de 20 años de excavaciones en Doña Blanca.

Pero, ¿cómo se pondrá en valor toda esta información?. En este apartado también abogan por una vuelta de tuerca a lo que hasta ahora concebimos como puesta en valor de nuestro patrimonio. "Hace más de 20 años que la Junta de Andalucía cambió de mentalidad y sólo actúa en las intervenciones de urgencias", apostilla José Antonio Ruiz Gil, dado lo complicado de mantener una buena política de excavación, de mantenimiento y de visitas a los yacimientos cuando hay tanta diversidad en el terreno, justifica. "Así que le estamos proporcionando a la administración las herramientas para gestionar la información de una manera más eficaz y moderna el territorio, sin excavar, salvo cuando hay algo que realmente merezca la pena".

Su idea para Doña Blanca es, por tanto, integrar la nueva información al recorrido del yacimiento arqueológico . "No hace falta bajar, pues se trata de un llano distanciado pegado al río, de modo que desde la zona alta se puede montar un audio, hacer una maqueta, mil cosas para ubicar y contar la historia de una forma divulgativa".

Una propuesta que narrarán a las autoridades de la UCA y la Delegación de Cultura, con las que tienen pendiente una visita sobre el terreno que aún no se ha producido. De momento, continúan levantando muro a muro el importante puerto fenicio púnico, que se caracteriza por mostrar una única fase constructiva, y que traducen a través del autocad -que lo hace Francisco Javier-, a partir de la toma exacta de las coordenadas -que hace Livia- o pasando los datos al papel cebolla, al modo tradicional, en manos de José Luis.

Pero no es el único reto, pues la potencialidad de esta unidad de geodetección que atesoran gracias a un proyecto del Ministerio de Infraestructura, les ha llevado a la firma de otras colaboraciones con Medina, donde quieren rastrear varios yacimientos rurales; Chiclana, donde pretenden actuar en la colonia fenicia del cerro del Castillo; Puerto Real, para estudiar el frente marítimo y con Diputación, en el ámbito de la memoria histórica. Las posibilidades que se abren son infinitas. Y el punto de arranque no ha podido ser mejor, el gran puerto de Doña Blanca.

11 de junio de 2014

Las catas en las obras del aparcamiento en el puerto de Cádiz obtienen los primeros resultados positivos

El hallazgo consistió en un pavimento de 'bolos' (piedras redondas usadas en la antigüedad como lastre en los barcos)  que se han fechado entre los siglos XVI y XVII. Los arqueólogos consideran que, a niveles más profundos podrían aparecer vestigios de la zona portuaria de época romana, los pilares del puente de esa misma época, pecios antiguos o atarazanas. La Junta de Andalucía ordena ampliar las catas en esta zona que está dentro de la delimitación del Conjunto Histórico Artístico de El Puerto, declarado Bien de Interés Cultural. 
La explanada está situada a la entrada del Puerto y anexa al río Guadalete, que los arqueólogos consideran como "zona muy interesante" en la que no se han hecho excavaciones en profundidad: Foto: EL PUERTO ACTUALIDAD.
Por el momento se han ejecutado tres catas en la explanada de Pozos Dulces, hasta un nivel superficial del terreno en relación a la profundidad que alcanzará el parking en el subsuelo, donde llegará a los 8 metros. En los dos primeros sondeos, de 4 x 4 metros de anchura, se alcanzó tan solo el nivel de cascotes y rellenos de los siglos XIX y XX, que se arrojaron a la explanada para nivelar el terreno antes de construir el actual aparcamiento en superficie. 

CATA POSITIVA
En la tercera cata arqueológica, más cercana al vial de acceso a la ciudad por Pozos Dulces, el resultado del sondeo fue positivo, por lo que la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía ordenó ampliar la excavación, trabajos que se realizan ahora. El hallazgo consistió en un pavimento de 'bolos' (piedras redondas usadas en la antigüedad como lastre en los barcos) cuya amplitud y delimitación se quieren aclarar con la continuidad de la excavación. 

Por el momento, se desconoce el tiempo que será necesario invertir en esta fase de ampliación del sondeo, que deberá determinar la datación de los vestigios, que se han fechado entre los siglos XVI y XVII. 

Arqueólogos han indicado que la explanada de Pozos Dulces, situada a la entrada de El Puerto y anexa al río Guadalete, "está en una zona muy interesante" por lo que a niveles más profundos podrían aparecer vestigios de la zona portuaria de época romana, los pilares del puente de esa misma época, pecios antiguos o atarazanas. 

UN TERRENO VÍRGEN PARA LA ARQUEOLOGÍA
En este sentido, la Delegación Provincial ha dictaminado también que la explanada del nuevo parking subterráneo está sujeta a 'cautela arqueológica'. La explanada de Pozos Dulces ha estado hasta la fecha libre de excavaciones profundas o grandes obras, por lo que desde el punto de vista arqueológico es terreno prácticamente virgen. Está dentro de la delimitación del Conjunto Histórico Artístico de El Puerto, declarado Bien de Interés Cultural.

También en estos días se están realizando sondeos en la explanada de la Plaza de Toros, donde está prevista la construcción del otro parking subterráneo.

13 de junio de 2011

El Badalac, el río perdido (I)

En el entorno de Jerez había en la antigüedad tres zonas con salida directa al mar. Dos de ellas aparecen perfectamente dibujadas en el mapa del trabajo del profesor Chic García, Gades y la desembocadura del Guadalquivir (1979). Son: el estero de Doña Blanca y el Canal de Guadabajaque. Hay una tercera zona que no aparece en ese mapa, la cual menciono en mi trabajo 'Los Canales de Jerez' (Revista Historia de Jerez; nº 14/15) y también en el artículo del Diario de Jerez, 'Guadalete y Guadalquivir en la geografía antigua' (25-11-08). Es una zona situada a escasos kilómetros al E. de la actual ciudad de Jerez, en los llanos de Caulina, que enlazaba la cuenca de Lacca (de la que luego hablaremos) con el paleoestuario del río Guadalete a través de un pequeño afluente (hoy casi desaparecido) que los antiguos historiadores (B. Gutiérrez, año 1755, Antonio de Guevara, año 1539) llamaron río Badalac o río Bedalac. 

La toponimia de este río deriva directamente de la palabra árabe Wadilacca, es el lugar de la mítica batalla en la que desapareció el reino Hispano-Visigodo, en el año 711 d. C. Y significa, el 'río de Lacca'. Precisamente, esta palabra que dio nombre a la celebre batalla, y los 'tituli picti' encontrados en catorce ánforas del Testaccio en Roma con la denominación Lacca, son las pruebas que tenemos de que existió una villa romana en esta zona que se dedicaba a la exportación de aceite. La otra noticia que nos ha llegado de esta misteriosa ciudad nos la da el cronista al-Himyari, que habla de una ciudad en ruinas, cerca de Sidona (Saduña), fundada por César Augusto (Octavio), cerca de una fuente termal, a orillas del río del mismo nombre donde se enfrentaron Tárik y Rodrigo, el Wadilacca. El historiador Chic García la ha situado en la población de la 'Junta de los Ríos' cerca de Arcos, pero su ubicación exacta continúa siendo un misterio. Esta zona era en la antigüedad un brazo de mar que se adentraba en el interior desde la desembocadura del Guadalete hasta las faldas del monte Gibalbín. La cuenca marítima mantuvo su actividad comercial hasta, al menos el siglo I-II d. C. Luego, se fue colmatando y rellenando de aportes aluviales. Esto, junto con la retirada de la antigua línea marítimo-costera, y la progresiva disminución de las precipitaciones condujeron a la desaparición de dicha cuenca. Convirtiéndola primero en un lago interior, y ya en época actual quedó reducida a un pequeño afluente del Guadalete, que atravesaba la llanura de Caulina. El Badalac dejó de existir cuando su nombre quedó asociado al del río Guadalete como lugar donde había tenido la batalla por tratarse del río principal, y el otro un mero afluente. Las antiguas crónicas cristianas siempre hablaron de la 'Batalla del Guadalete'. La primera vez que aparece en un mapa el río Badalac, como distinto del Guadalete, es en un mapa encontrado dentro del libro del historiador jerezano Bartolomé Gutiérrez 'Reflexión sobre la opinión admitida por el m.r.p. Mro. fr. Enrique Florez, que niega la identidad de Asta con Xerez de la Frontera. (Que dedica rendido al muy ilustre caballero d. Nicolas Carrillo de Mendoza, marqués de Alcocevar, y Corregidor de esta Ciudad)'. Año de 1754. Se encuentra en la Biblioteca Municipal de Jerez. La primera referencia escrita a dicho río como distinto del Guadalete la tenemos en 1539; Antonio de Guevara escribió en sus Epístolas Familiares lo siguiente: En la 'Letra para don Alonso de Fonseca, obispo de Burgos, presidente de las Indias, en la qual se declara por qué los reyes de Hespaña se llaman Reyes Cathólicos', aparece escrito "…junto al río Bedalac, acerca de Xerez de la Frontera…se dio la ultima y infelice batalla entre los godos que estaban en España y los árabes…en la cual el triste rey don Rodrigo fue muerto…".El escritor Joaquín Portillo recoge en sus 'Noches Jerezanas' (tomo I) pag. 52, lo siguiente:"el Testudo, después se llamó el Badalac, y hoy el Badalejo. En 1787, el Mariscal de Campo Francisco Zarzana elaboró para el conde de Floridablanca un 'Mapa de los Términos de Xerez dela Frontera', en el que lo denomina 'Badalejo'. En la actualidad lo que queda del cauce se llama 'Salado de Caulina".


Fuente: Diario de Jerez / Centro de Estudios Históricos Jerezanos:  Fco. Antonio García Romero / Eugenio J. Vega Geán

18 de enero de 2011

Cádiz: Comienzan en el río Guadalete los sondeos arqueológicos para el nuevo puente

Ayer comenzaron a ejecutarse los sondeos arqueológicos en el fondo del río Guadalete, unos sondeos ordenados por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía como paso previo a la aprobación definitiva del proyecto de construcción del puente urbano que unirá las dos márgenes. El alcalde, Enrique Moresco, explica que ya se está ejecutando el denominado Proyecto de Intervención Arqueológica, dentro del proyecto de construcción del nuevo puente urbano que discurrirá sobre el río Guadalete. 
Los buzos ya trabajan en el río Guadalete.
El plazo de ejecución de estos sondeos arqueológicos se ha establecido entre 10 y 15 días y en este tiempo se realizarán comprobaciones en las zonas de colocación del apoyo del futuro puente. La empresa encargada de realizar los trabajos es Arqueología Subacuática y Terrestre, S.L.

La metodología empleada en el trabajo de campo tendrá el problema de la escasa o nula visibilidad del fondo, lo que unido al material que se levantará del mismo durante la ejecución de los trabajos, hará imposible la visibilidad en las partes más profundas, por lo que se trabajará más guiándose por el tacto que por la visibilidad.

El procedimiento de toma de datos será el mismo que el empleado en tierra y consistirá en ir tomando referencias espaciales de cada objeto, si se hallasen, definiendo la posición exacta de los mismos en sus tres dimensiones.

Para toda la intervención, aparezcan o no restos arqueológicos, se utilizará la extracción manual, empleando el sistema de registro de E. Harris, complementándola con fichas de las unidades estratigráficas y la elaboración de planos en planta y sección.

El alcalde recuerda que el proyecto de construcción del puente ya cuenta con el visto bueno de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y, una vez que se concluyan los sondeos, la Consejería de Cultura emitirá el informe definitivo que permitirá iniciar el proceso de adjudicación de las obras del nuevo puente urbano sobre el río Guadalete.

Recientemente el Ayuntamiento procedía también al derribo de los dos primeros bloques del grupo de viviendas de las Pescadería que habían sido desalojados en los meses previos, de manera que una vez que comience la construcción del nuevo puente (que partirá de la antigua Cofradía de Pescadores y se prolongará hasta la rotonda del muelle comercial, a la altura del centro de ocio Bahía Mar) las edificaciones no impidan el enlace del puente con el entramado urbano existente. No obstante, de cara al futuro la intención municipal es crear una gran plaza pública en el ámbito que hoy ocupan todos los bloques de la Pescadería, aunque antes habrá de emprenderse un proceso negociador con cada uno de los propietarios de las viviendas que se prevé que pueda durar aún bastante tiempo.