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21 de mayo de 2024

Los monjes guerreros de la Orden de Calatrava revelan los secretos de su dieta

Un estudio ha desvelado la dieta de 25 individuos, 23 hombres, una mujer y un bebé, que fueron inhumados en el castillo de Zorita de los Canes (Guadalajara).


Dos de los arqueólogos que excavan en el cementerio de Zorita de los Canes junto a la tumba de uno de los monjes guerreros desenterrados. ArchaeoSpain


Calatrava la Vieja, una ciudad de fundación islámica situada en el municipio español de Carrión de Calatrava, en la provincia de Ciudad Real, fue la principal fortaleza de la Orden de Calatrava, una orden de monjes guerreros fundada a mediados del siglo XII a la cual se encomendó la defensa de los ataques musulmanes en el territorio al encontrarse en un importante cruce de caminos: entre Córdoba y Toledo, por un lado, y Mérida y Zaragoza, por otro.

En el interior del recinto fortificado, la Orden mandó construir una necrópolis que se conoce como "corral de los condes", donde los miembros de la Orden fueron enterrados hasta finales de la Edad Media. Algunas de estas tumbas han salido a la luz tras las excavaciones arqueológicas que allí se están llevando a cabo desde hace una década. Los cuerpos recuperados presentan claras evidencias de traumas, lo que confirmaría que algunos de estos hombres lucharon en las batallas que se libraron en Alarcos, en 1195, o las Navas de Tolosa, en 1212.

Una dieta para la élite
Ahora, un estudio publicado en la revista Scientific Reports, liderado por Patxi Pérez-Ramallo, investigador del Instituto Max Planck de Geoantropología (Jena, Alemania) y la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología de Oslo, ha desvelado la dieta de 25 individuos, 23 hombres, una mujer y un bebé, que fueron inhumados en el castillo de Zorita entre los siglos XII y XV. Los análisis de isótopos estables de los huesos han revelado una pauta típica de la élite del período: una alimentación rica en aves (gallos, pollos, gansos, ocas) y en pescado marino a pesar de vivir en el interior de la península ibérica.

"Ha sido un proyecto muy bonito ya que no existen muchas posibilidades de poder estudiar los restos de monjes guerreros que se hayan podido identificar, como estos. No solo por las evidencias de cortes o traumas, detectados por Carme Rissech (Universidad Rovira i Virgili), sino que nuestros análisis de la dieta han ido un paso más y han permitido ver la complejidad de la Orden. Hemos detectado a sus dirigentes, caballeros, además de otros individuos vinculados a la Orden y a la guerra. Todo esto a través de la dieta. Nuestro nuevo enfoque ha permitido identificar en mayor detalle qué tipo de alimentos consumían", ha explicado Pérez-Ramallo.

Y es que, como se ha apuntado, los análisis muestran que la dieta principal de estas personas fueron las aves, en especial el gallo (Gallus gallus), aunque también se documenta un importante consumo de pescado, sobre todo marino, a pesar de que vivían al lado de un río. Los investigadores especulan que esto pudo deberse a que la Orden de Calatrava formaba parte de un grupo de las órdenes del Cister que promovía una restricción en el consumo de carne. Además de la carne y el pescado, la dieta de estas personas se basaba en la cebada y el trigo en lugar del mijo, que estaba destinado al consumo de las clases más desfavorecidas.

Marcas de guerra
En la necrópolis de Zorita de los Canes predominan los cadáveres de hombres adultos marcados por las heridas de arma blanca y por las lesiones recibidas por objetos contundentes. Los arqueólogos consideran que la presencia de miembros de la Orden de Calatrava es evidente y que la fortaleza se convirtió en uno de sus principales baluartes, además de ser el lugar escogido para enterrar a sus miembros más destacados.

Por lo que se refiere a los restos de la única mujer, de entre 25 y 30 años, localizada en el cementerio del Corral de los Condes, los investigadores sugieren que podría tratarse de una sirvienta del castillo y descartan, gracias a los análisis de isótopos, que se trate de la madre del bebé de unos ocho meses que también ha sido localizado en la necrópolis.

"En general, nuestros resultados en los análisis de isótopos estables sugieren que el cementerio del 'corral de los condes' del castillo de Zorita de los Canes estaba destinado principalmente a caballeros y sargentos de la Orden, cargos ocupados por la alta nobleza, pero particularmente por la baja nobleza y la élite urbana. Sin embargo, los individuos con dietas más típicas de otros estatus sociales implican que el cementerio podría no haber estado reservado exclusivamente para la élite de la Orden, sino que también incluía a miembros de estatus inferiores. Considerando el papel de la Orden como mecanismo para el avance social, estos individuos masculinos pudieron haber sido miembros de la baja nobleza o de la élite urbana con menos medios materiales", finalizan los autores del estudio.

5 de abril de 2023

Hallazgos arqueológicos permiten ubicar los campamentos de los ejércitos de la Batalla de las Navas de Tolosa

Los hallazgos arqueológicos obtenidos por investigadores de la Universidad de Jaén (UJA) permiten ubicar los campamentos de los ejércitos de la Batalla de Navas de Tolosa, así como la organización funcional que se estableció en su interior.
Excavación en el sector norte de la fortificación de Castro Ferral.

La Universidad de Jaén lidera el estudio arqueológico de la batalla de las Navas de Tolosa, en el marco del proyecto de investigación ‘Patrimonio Histórico, Naturaleza y Turismo en el Parque Natural de Despeñaperros: análisis arqueológico del campo de batalla de las Navas de Tolosa: escenarios, rutas, materiales y paisaje natural’, financiado por la Junta de Andalucía y la Unión Europea, a través del Campus de Excelencia Internacional (CEI) en Patrimonio Cultural y Natural, dirigido también por la Universidad de Jaén. Aparte de investigadores del área de Historia Medieval y del Instituto en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén, el equipo integra especialistas de otras instituciones como Patrimonio Nacional, la Universidad Complutense de Madrid y el Centros Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

La profesora de Historia Medieval de la Universidad de Jaén, Irene Montilla Torres, explica que el desarrollo de esta investigación arqueológica parte del diseño de un sistema de prospección arqueológica superficial, fundamentada en la georreferenciación precisa de cada uno de los elementos documentados, siguiendo los casos paradigmáticos de Baecula o Iliturgi, también en Jaén. Hasta el momento, este trabajo ha permitido el registro de casi 3.000 piezas muy relevantes, las cuales se han agrupado en diferentes categorías como: puntas de flecha, clavos de herradura, arreos de caballería, elementos de indumentaria y monedas. “La ubicación precisa de estos elementos en el espacio permite ir más allá del propio objeto, a través del análisis de las interrelaciones que se producen entre los mismos, lo que posibilita el establecimiento de, por ejemplo, los lugares en los que se ubicaron los campamentos de los ejércitos y la organización funcional que se estableció en su interior: zonas para el herraje de las caballerías, espacios destinados a las tiendas de campaña, etcétera”, subraya.

Además del análisis de los restos superficiales y subsuperficiales, también se han realizado excavaciones arqueológicas que se han centrado en la fortificación de Castro Ferral, una pieza clave en la articulación de la batalla. “Estos trabajos están demostrando que no se trataba solo de una torre de control y vigilancia del paso entre la Meseta y Andalucía, como se había considerado hasta el momento, sino de un verdadero castillo de unas dimensiones considerables. Además, se han descubierto varias líneas de muralla superpuestas, que muestran una historia mucho más compleja de lo previsto con anterioridad”, añade.

Estos primeros datos se expusieron el pasado 28 de marzo, en una conferencia invitada en el Museo Arqueológico Nacional (http://www.man.es/man/actividades/cursos-y-conferencias/20221004-2023-a…).

Historia
La Batalla de las Navas de Tolosa se produjo el 16 de julio de 1212, en el actual municipio de Santa Elena, en una zona que se encuentra dentro del Parque Natural Despeñaperros. La contienda se planteó como un enfrentamiento entre la Cristiandad y el Islam por los dos bandos combatientes. Por una parte, el cristiano, comandado por el rey castellano Alfonso VIII, consiguió la bula de cruzada por parte del papa, lo que incitó a aliarse a los reyes de Aragón y Navarra, a un importante número de caballeros procedentes de otros reinos de Europa (Italia, Francia, Inglaterra, etcétera), a las órdenes militares de Calatrava y Santiago (entre otras), así como a las milicias urbanas de todo el territorio peninsular cristiano. A este contingente se enfrentó el dirigido por el califa almohade, Muhammad al-Nasir (llamado Miramamolín en las fuentes escritas) que agrupaba al propio ejército norteafricano, junto a tropas andalusíes, tribus árabes, jinetes turcos (kurdos) y mercenarios cristianos. En ambos casos, se unieron un importante número de voluntarios, llamados a la guerra santa. La confluencia de gentes de muy diversa procedencia en un mismo lugar, representa una oportunidad única de abordar el estudio de estas sociedades.

Plano con la densidad de material arqueológico en Castro Ferral y cortafuegos.

3 de febrero de 2023

Jaén es punto de encuentro para arqueólogos especializados en escenarios de batalla

Expertos de primer nivel participan en la II Bienal de Arqueología que gira en torno a la 'Arqueología del conflicto' y se celebra hasta el 4 de febrero en el Museo Íbero de Jaén y en la localidad de Mengíbar
La Bienal de Arqueología se desarrolla en el Museo Ibero de Jaén.

La ‘Arqueología del conflicto’ centra la II Bienal de Arqueología, que se celebra del 2 al 4 de febrero, organizada por el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén, la Cátedra Arqueólogo Manuel de Góngora – Empresa Familiar Calderón de la UJA y la Universidad Autónoma de Madrid. Durante los tres días de su celebración, los dos primeros en el Museo Íbero de Jaén y el tercer día en la localidad de Mengíbar, ponentes de nivel internacional procedentes de países como Argentina, México, Portugal o Reino Unido van a abordar la arqueología desde el punto de vista del conflicto.

El rector de la Universidad de Jaén, Juan Gómez Ortega, se ha referido a la temática escogida en esta segunda edición, retrasada por la pandemia, asegurando que “los conflictos son parte inherente al ser humano y fuente de transformaciones profundas a lo largo de toda la historia, desde el punto de vista político, como social o cultural. Por lo tanto, estudiar el pasado de estos conflictos es muy interesante, en este caso más si cabe porque encastra con una línea de investigación que desarrolla el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la UJA desde el año 2000, centrada en el análisis arqueológico de la Segunda Guerra Púnica en el Alto Guadalquivir”, indicó.

Juan Gómez, que agradeció a todas las instituciones y entidades participantes su colaboración, destacó el nivel de excelencia de los ponentes que participarán durante los tres días de celebración de esta II Bienal de Arqueología, “cuyas conclusiones, estoy convencido, van a contribuir al avance en esta línea de investigación”. En este sentido, el Rector de la UJA recordó que, en 2019, en el ámbito de la arqueología, se decidió iniciar una estrategia de organización de grandes eventos, con el objetivo de visibilizar aún más la actividad arqueológica, una de las referentes en investigación de la UJA. “Entre las líneas de investigación destacadas con las que cuenta la Universidad de Jaén, que son bastantes, una es la arqueología por su nivel de calidad y por su larga trayectoria investigadora”, destacó.

El acto inaugural contó, además, con las intervenciones de: Isaac Sastre de Diego, director general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deporte, que en su intervención resaltó como características de los grupos de investigación de la Universidad de Jaén la transferencia de conocimiento que realizan, así como “la capacidad que tienen de entender que los avances del conocimiento y el desarrollo de nuevas metodologías debe tener un fin último, que es generar una sociedad de conocimiento que sea útil, en este caso sobre todo para el territorio en el que investigan; Jesús Estrella, delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Jaén; José Manuel Higueras, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Jaén; Francisca Medina, vicepresidenta primera de la Diputación Provincial; José Santiago Palacios, vicerrector de Estudios de Grado de la Universidad Autónoma de Madrid; Juan Pedro Bellón, co-organizador científico de la bienal y subdirector del Instituto de Investigación en Arqueología Ibérica de la UJA; Jesús Calderón, socio delegado de Construcciones Calderón, que puso de relieve el alto nivel de los ponentes, recalcando la implicación de esta empresa en la organización de esta Bienal como una muestra más de la apuesta que realizan con el patrimonio Histórico, “que se refleje en las intervenciones en la Catedral de Jaén, la Abadía del Sacromonte o el castillo de Castell de Ferro, pero también en la puesta en marcha del arqueódromo del yacimiento de Puente Tablas”, señala.

Temática y programa
La arqueología del conflicto o arqueología de campos de batalla son ámbitos de la investigación que se centran en el análisis histórico y arqueológico de la historia militar, los ejércitos, la logística, las armas y sus transformaciones técnicas, tácticas y estrategias, pero también en la interacción de los conflictos con las transformaciones sociales derivadas de los mismos: los procesos de conquista. En este sentido, a través de las distintas charlas y ponencias, la II Bienal de Arqueología aborda esta temática desde perspectivas amplias, interdisciplinares, diacrónicas, pero también transversales, buscando una presentación de distintas realidades epistemológicas, metodológicas y, por supuesto, arqueológicas, vinculadas a estos ámbitos de la investigación. En concreto, el enfoque prioritario es la articulación del análisis de los eventos (batallas, asedios, asaltos, escaramuzas) respecto de dinámicas temporales más amplias y abiertas que se sitúan ante la amplitud de perspectivas que pueden correlacionarse con esta temática.

Sobre el programa de la II Bienal, está fundamentado en especialistas a nivel internacional, que van a incidir en una temática transversal, que además de la investigación también abordará otros aspectos, como los metodológicos, la transferencia social, la protección y gestión de este tipo de patrimonio. De este modo, la II Bienal cuenta con ponencias sobre la proyección social en la literatura de esta temática, como la del investigador británico Adrian Goldsworthy, uno de los máximos expertos sobre el ejército romano o autor de biografías tan mediáticas como la de Julio César; la presencia del Director General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes del Ministerio de Cultura, Isaac Sastre; la perspectiva de la antropología forense con el profesor Francisco Etxeberría o la presentación de novedades de investigación para la provincia de Jaén como la puesta en marcha del Proyecto Navas de Tolosa. Además, se van a realizar visitas al Centro de Interpretación de Iliturgi en Mengíbar o actividades de investigación sobre recreación histórica en esta misma localidad, gracias a la colaboración de su Ayuntamiento.

La II Bienal de Arqueología ‘Arqueología del conflicto’ cuenta con la colaboración de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, la Diputación Provincial de Jaén, el Ayuntamiento de Mengíbar, el Grupo de Investigación del Patrimonio Arqueológico de Jaén de la UJA y el Grupo de Investigación ‘Polemos’ de la UAM.

18 de enero de 2023

El Museo Ibero de Jaén acogerá la II Bienal de Arqueología

El Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén coordina junto a la Cátedra Arqueólogo Manuel de Góngora – Empresa Familiar Calderón y la Universidad Autónoma de Madrid la II BIENAL DE ARQUEOLOGÍA. Arqueología del Conflicto que tendrá como sede el Museo Ibero de Jaén, entre los días 2 a 4 de febrero de 2023.

El Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén coordina junto a la Cátedra Arqueólogo Manuel de Góngora – Empresa Familiar Calderón y la Universidad Autónoma de Madrid la II BIENAL DE ARQUEOLOGÍA. Arqueología del Conflicto que tendrá como sede el Museo Ibero de Jaén, entre los días 2 a 4 de febrero de 2023.

Se plantea una programación fundamentada en expertos y expertas a nivel internacional, una temática transversal que además de la investigación también aborda otros aspectos, como los metodológicos, la transferencia social, la protección y gestión de este tipo de patrimonio. De este modo, la II Bienal contará con ponencias sobre la proyección social en la literatura de esta temática, como la del investigador británico Adrian Goldsworthy, la presencia del Director General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes del Ministerio de Cultura; la perspectiva de la antropología forense con el Prof. Francisco Etxeberría o la presentación de novedades de investigación para la provincia de Jaén como la puesta en marcha del Proyecto Navas de Tolosa. Además, se realizarán visitas al Centro de Interpretación de Iliturgi o actividades de investigación sobre recreación histórica en Mengíbar, gracias a la colaboración de éste ayuntamiento.

Arqueología del Conflicto o Arqueología de Campos de Batalla, son ámbitos de la investigación que se centran en el análisis histórico y arqueológico de la historia militar, los ejércitos, la logística, las armas y sus transformaciones técnicas, tácticas y estrategias, pero también en la interacción de los conflictos con las transformaciones sociales derivadas de los mismos: los procesos de conquista. Nos interesa abordar esta temática desde perspectivas amplias, interdisciplinares, diacrónicas, pero también transversales, buscar una presentación de distintas realidades epistemológicas, metodológicas y, por supuesto, arqueológicas, vinculadas a estos ámbitos de la investigación. En esta ocasión, el enfoque prioritario será la articulación del análisis de los eventos (batallas, asedios, asaltos, escaramuzas) respecto de dinámicas temporales más amplias y abiertas que nos sitúan ante la amplitud de perspectivas que pueden correlacionarse con esta temática.

La guerra es un factor de transformación social que, desde la Prehistoria hasta la actualidad, ha estado presente en nuestra realidad cultural. Precisamente por su peso específico debemos abordar su investigación con objetividad y responsabilidad social. La Arqueología cobra aquí un papel esencial puesto que el registro arqueológico nos permite también aislarnos de las visiones parcializadas de las fuentes o, quizás más importante, aproximarnos a realidades que no fueron recogidas por las mismas.

Mirar a la guerra desde múltiples enfoques, territorios, metodologías, técnicas, etapas,… es reconocernos a nosotros y nosotras mismos como parte de la sociedad que las ha discutido, heredado; es otra forma de aproximación a la complejidad política, social y cultural en la que ésta se ha generado. También es importante discutir sobre cómo investigarla, cómo acercarnos a la práctica consensuada y legitimada de la violencia, y cómo transmitir nuestras investigaciones a la sociedad, en definitiva, cómo difundir, públicamente algo que socialmente despierta repulsa, rechazo o admiración y curiosidad. Guerra y memoria son dos elementos sustantivos de nuestra historia y nuestras sociedades.

16 de diciembre de 2022

Estudiantes de la UJA participarán en el II Programa de Voluntariado Universitario

Un total de 40 estudiantes del grado de Arqueología de la Universidad de Jaén (UJA) participarán en el II Programa de Voluntariado Universitario que organizan la propia Universidad y el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica con la colaboración de la Asociación de Amigos de los Íberos
Arturo Ruiz, José Moyano y Juan Pedro Bellón.

Un total de 40 estudiantes de la Universidad de Jaén (UJA) participarán en el II Programa de Voluntariado Universitario que organiza el Vicerrectorado de Estrategia y Gestión del Cambio, a través de la Oficina de Cooperación para el Desarrollo y Voluntariado, y el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica, en colaboración con la Asociación de Amigos de los Íberos y financiado por la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad de la Junta de Andalucía, a través del Programa de actuaciones en materia de voluntariado para el actual curso académico.

El programa fue presentado esta mañana por el Vicerrector de Estrategia y Gestión de Cambio de la UJA, José Moyano Fuentes; el Subdirector del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la UJA, Juan Pedro Bellón Ruiz, y el presidente de la Asociación Amigos de los Íberos, Arturo Ruiz Rodríguez.

José Moyano explicó que este Programa se dirige al alumnado matriculado en el Grado en Arqueología de la UJA, así como en el Máster Interuniversitario en Arqueología y el Máster Interuniversitario en Arqueología de los Paisajes Culturales de la Universidad de Jaén y de la Universidad Internacional de Andalucía. “Agradecer que 40 estudiantes de estas titulaciones puedan beneficiarse de participar en proyectos de investigación en activo del Instituto, en campañas de exploración que tienen en marcha, lo cual les va a permitir a los estudiantes una formación integral, complementaria, de mucha calidad, porque conocerán un proyecto de investigación. A la vez, reforzamos el compromiso social del estudiando de estas titulaciones, implicándose en acciones de voluntariado”, apuntó

El objetivo principal es establecer un marco idóneo para la formación transversal y complementaria de los estudiantes, permitiendo su integración en los proyectos de investigación en activo durante el año 2023, entre los que se encuentran el análisis del territorio y el asedio durante la Segunda Guerra Púnica al oppidum de Iliturgi, el análisis de la movilidad ritual ibera en el Alto Guadalquivir, las intervenciones arqueológicas en el Oppidum de Puente Tablas o el estudio de la batalla de las Navas de Tolosa, entre otros.

Esta segunda edición establece la convocatoria de 40 plazas con inscripción gratuita y divididos en dos grupos de mañana y tarde, así como una formación previa a las actividades a desarrollar, tanto salidas de campo, asociadas a microprospección, prospección, excavación arqueológica y arqueología de la arquitectura, como las acciones de laboratorio vinculadas a la catalogación y análisis del material arqueológico documentado en las salidas.

Juan Pedro Bellón destacó que la primera edición realizada el pasado año “tuvo resultados muy positivos, ya que es “algo que el alumnado que del Grado de Arqueología nos venía solicitando para completar sus prácticas”.

Por su parte, Arturo Ruiz, en su condición de presidente de la Asociación de Amigos de los Íberos señaló que la creación de dicha Asociación constituyó “un hito que ha definido la vinculación entre la Universidad y la sociedad, y que, en su momento, su fundadora, en 1998, Pilar Palazón, creyó en la necesidad de que la gente de esta provincia tuviera una mayor dedicación a temas que los identifique, que les haga tomar conciencia”.

En cuanto al Programa, Ruiz destacó el tema del voluntariado, “sobre todo, el tema de los estudiantes, porque la Asociación tiene el objetivo abrirse en los próximos años a la gente joven, y que vayan asumiendo poco a poco el recambio generación y sobre todo, porque es muy importante la práctica de la excavación arqueológica de la investigación del estudiante fuera de la Universidad, en lo que son los proyectos habituales que los investigadores de la UJA tenemos por ahí fuera”. En este sentido, explicó que, a veces, “nos encontramos con trabas que impiden que los estudiantes culminen su labor docente y formativa en las excavaciones que desarrolla la investigación del instituto. Y el descubrimiento de las vías del voluntariado, para hacer efectiva esta práctica y que sea también a través de una Asociación, que sirve de colchón, me parece importantísimo”.

Programa de Voluntariado
Todas las actividades, que se irán ofertando a lo largo del año, están orientadas a mejorar la proyección personal y profesional del alumnado del Grado de Arqueología y del Máster en Arqueología de los Paisajes Culturales, a través de una experiencia singular que promueve la formación, la participación y el trabajo en equipo, al tiempo que contribuye a dotar de un mayor dinamismo a los conocimientos teóricos que adquieren durante la titulación, vinculándolos a una experiencia práctica que incluye toma de decisiones, documentación de contextos arqueológicos y difusión de los resultados.

Entre sus derechos se encuentran el estar debidamente acreditados, recibir una formación adecuada a las tareas que realizarán, ser informados de las actividades propuestas, recibir un certificado de participación o cesar libremente en su condición de voluntario. Entre sus deberes más importantes se encuentran el usar las acreditaciones e indumentarias identificativas facilitadas por la organización y desarrollar, en el lugar y horarios voluntariamente aceptados, las labores acordadas.

En paralelo se establecen un programa de actividades complementaria, como la visita guiada a los asentamientos arqueológicos enmarcados en los proyectos activos del Instituto de Arqueología Ibérica; la participación en la recogida de muestras de sedimento para análisis de biomarcadores, o micromorfología, o el fomento del diálogo y la participación activa del alumnado en las distintas fases de desarrollo de los proyectos de investigación en activo, entre otros.

La acción se enmarca dentro de los objetivos contemplados por el Plan Director de Cooperación al Desarrollo y Voluntariado de la Universidad de Jaén (2021-2023), como son el fomento del conocimiento e impulso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la cooperación internacional para el desarrollo y los derechos humanos a través de la educación para el desarrollo y el voluntariado entre la comunidad universitaria y el ampliar y enriquecer la formación integral de la generación UJA a través de la educación para el desarrollo y el voluntariado.

Esta presentación se realizó en el marco de la programación de actividades ‘Diciembre en la UJA: Mes de la Solidaridad y los Derechos Humanos’, con motivo de las conmemoraciones del Día Internacional del Voluntariado (5 diciembre) y el Día de los Derechos Humanos (10 de diciembre).

16 de octubre de 2019

Tres detenidos por expoliar patrimonio de la Batalla de Navas de Tolosa

Los arrestos se han producido en el marco de la ‘Operación Reina’ llevada a cabo en Santa Elena y Marbella, donde se ha incautado de 2.000 piezas de yacimientos de la provincia
La Policía Nacional ha detenido a tres personas, dos en Santa Elena (Jaén) y otra en Marbella (Málaga), acusadas de expoliar más de dos mil piezas, ya intervenidas, en el municipio de las Navas de Tolosa y el yacimiento de la Cueva de los Muñecos, además de un pequeño arsenal de armas.

Las detenciones se han producido en el marco de la denominada ‘Operación Reina’ en la lucha contra el expolio del Patrimonio Histórico en Jaén, según ha informado la Policía en un comunicado.

La operación comenzó después de que los investigadores, «mediante los contactos permanentes que tienen en el mundillo de la arqueología y el Patrimonio Histórico Español y Andaluz», obtuvieron información sobre el expolio masivo que se estaba produciendo en una de las zonas más históricas de la provincia.

Concretamente donde se desarrolló la Batalla de las Navas de Tolosa en 1212, en las inmediaciones de la localidad de Santa Elena, del que supuestamente eran responsables personas de dicha localidad.

Del mismo modo, un yacimiento íbero conocido como la Cueva de los Muñecos y cercano a la zona, igualmente estaba siendo saqueado, sufriendo ambas zonas un expolio sistemático durante años.

Los agentes identificaron a dos de los presuntos expoliadores, vecinos de Santa Elena que además recepcionaban y compraban lo que otros conseguían, haciendo de intermediarios entre estos y el recepcionista final que los investigadores ubicaron en Marbella (Málaga).

Sometidos a una estrecha vigilancia, los agentes identificaron al presunto comprador final de lo expoliado, que se trataba de un vecino de Marbella que periódicamente se desplazaba desde esta localidad hasta Santa Elena para comprar todo tipo de objetos que supuestamente trasladaba hasta un castillo de su propiedad en Francia.

Una vez identificados y ubicados, los investigadores solicitaron a la autoridad judicial la entrada y registro de cuatro domicilios de los tres investigados, tres en Santa Elena y uno en la vivienda del presunto receptador en Marbella.

En la operación se han intervenido tres armas de guerra, una ametralladora MG42, dos morteros de 60 mm, una escopeta de dos cañones paralelos de avancarga, 350 gramos de marihuana y una imagen de la Virgen datada en el siglo XIII y cuya procedencia se está investigando.

(Fuente: Vivir Jaén)

24 de septiembre de 2019

Hallan la muralla andalusí del siglo IX del Castillo de La Estrella de Montiel

La primitiva estructura ya había sido documentada parcialmente en el frente sur del recinto amurallado, pero este año se ha podido penetrar en un tramo de más de 12 metros. También se han encontrado gran cantidad de material cerámico, además de elementos como agujas de hueso decoradas o armamento de esa época.
Trabajos en la muralla andalusí levantada por los omeyas en el castillo de La Estrella. FOTO: EFE
Los trabajos que se vienen desarrollando en el Conjunto Arqueológico Castillo de La Estrella de Montiel (Ciudad Real) han permitido identificar la primitiva muralla de la fortaleza andalusí, que fue construida a lo largo del siglo IX por el Emirato Omeya.

La estructura localizada está construida mediante una forma muy característica de este periodo como son los sillarejos de arenisca dispuestos a tizón, que se apoyan sobre el basamento de roca, ha explicado a Efe el arqueólogo David Gallego que, junto a la restauradora Cristina Peña y el profesor de Historia Medieval de la Universidad de Castilla-La Mancha Jesús Molero, dirige las excavaciones.

Gallego ha explicado que, hasta el momento, esta primitiva estructura había sido documentada parcialmente en el frente sur del recinto amurallado mediante los estudios de Arqueología de la Arquitectura, pero este año se ha podido penetrar en un tramo de más de 12 metros.

Durante los trabajos de conservación preventiva de la muralla se ha podido documentar cómo tras la ampliación del castillo por parte de la Orden de Santiago, el espacio intramuros fue amortizado sin dañar toda un área de estancias almohades, lo que ha permitido conservar una excepcional muestra de cultura material de este periodo.

Entre la estructura, que aún se está excavando y estudiando, se ha documentado una gran cantidad de material cerámico, entre piezas esgrafiadas, ataifores vidriados, además de elementos como agujas de hueso decoradas o armamento de esa época.

IMPORTANTE FORTALEZA
Estos hallazgos vienen a confirmar la importancia de la fortaleza de La Estrella en época islámica, como ha constatado la Universidad de Castilla-La Mancha en las campañas realizadas en la ladera del cerro del castillo, donde se ha documentado un barrio de viviendas de este periodo y una maqbara (necrópolis musulmana) de la que se han exhumado una treintena de enterramientos hasta el momento.

Los trabajos que se están llevando a cabo en este conjunto arqueológico están enmarcados dentro del Plan de Recualificación y Reciclaje Profesional que la Junta concedió a la Fundación Castillo de La Estrella de Montiel y que, además de conseguir importantes resultados arqueológicos, permite a los alumnos-trabajadores completar una formación fundamental en el ámbito de la arqueología y la conservación de bienes culturales.

El Castillo de La Estrella fue construido por los árabes en el siglo IX y reformado en el siglo XIII, después de ser conquistado por los cristianos en el año 1226.

Tras la batalla de las Navas de Tolosa, en tiempos de Alfonso VIII, Montiel quedó definitivamente integrado en el Reino de Castilla y, desde 1227, estuvo en poder de la Orden de Santiago que lo cedió al rey Pedro I “El cruel”, que se refugió en la fortaleza después de ser derrotado por su hermano bastardo Enrique de Trastámara el 14 de marzo de 1369.

Sitiado por Enrique, los dos hermanos lucharon entre sí, y Pedro I falleció en el combate.

22 de octubre de 2015

En busca del escenario de la batalla medieval de Cutanda

Con motivo de la próxima conmemoración del novecientos aniversario del episodio, un centenar de voluntarios de Cutanda -una pedanía de Calamocha (Zaragoza)- han pateado los campos en los que, según distintos indicios, se libraron los combates en busca de vestigios de aquella singular batalla. El resultado de las dos prospecciones superficiales realizadas son 4.200 piezas localizadas, entre restos de cerámica, huesos y algunos fragmentos metálicos.
Voluntarios de Cutanda durante las prospecciones para localizar el campo de batalla. FOTO: HERALDO
En julio de 1120 un ejército almorávide formado por 15.000 hombres se disponía a recuperar Zaragoza, recién incorporada al reino de Aragón, cuando fue interceptado por las tropas del rey Alfonso I apoyadas por contingentes procedentes del mediodía francés. El choque, victorioso para las armas aragonesas, fue decisivo para consolidar la ocupación del valle del Ebro. Con motivo de la próxima conmemoración del novecientos aniversario del episodio, un centenar de voluntarios de Cutanda -una pedanía de Calamocha- han pateado los campos en los que, según distintos indicios, se libraron los combates en busca de vestigios de aquella singular batalla.

El resultado de las dos prospecciones superficiales realizadas son las 4.200 piezas localizadas, entre restos de cerámica, huesos y algunos fragmentos metálicos, más del triple de las previstas y un indicio de que las pesquisas para encontrar el escenario bélico van por el buen camino. Encontrar el campo de batalla sería, según el historiador Rubén Sáez, el “hallazgo del siglo en cuanto a la época medieval”. Además de abrir las puertas a un gran abanico de posibilidades de investigación histórica y arqueológica, constituiría un revulsivo para una localidad con medio centenar de residentes fijos que, si nadie lo remedia, camina hacia la despoblación.

35 HECTÁREAS DE PROSPECCIÓN
Los fragmentos cerámicos suponen más del 90% de todas las piezas encontradas y el 40% de estos materiales corresponden a la época en la que se libró la batalla. Sáez reconoce que al acometer el proyecto esperaba encontrar “muchos menos materiales” -en torno a 1.500 piezas para las 80 hectáreas que, según sus estimaciones, reúnen las mejores condiciones para haber sido escenario de los combates-. La gran cantidad de restos ha retrasado la prospección, que se ha limitado a 35 hectáreas. El historiador delimitó el espacio a investigar a partir del estudio de fotos aéreas que le sirvieron para identificar el mejor emplazamiento para la batalla y con el castillo de Cutanda a las espaldas del ejército cristiano.

El arqueólogo Javier Ibáñez, que también participa en el proyecto, considera que la prueba decisiva de que se ha localizado el campo de batalla sería encontrar las fosas en las que, según las fuentes históricas, fueron enterrados los 15.000 muertos en combate -la cifra podría ser exagerada y estimaciones más prudentes la rebajan a 5.000-. También sería muy significativo encontrar huesos de camello porque los cronistas medievales relatan que el ejército almorávide disponía de 2.000 de estos animales para labores de acarreo o combate.

A pesar de la singular trascendencia de aquel episodio, los libros de historia lo han orillado hasta quedar reducido a un tema de estudio para eruditos y a un referente de la tradición local. La población de Cutanda se dispone ahora a sacar aquel singular hecho de armas del olvido.


UNA BATALLA TRASCENDENTAL 
El presidente de la Asociación Batalla de Cutanda, Roberto Alonso, señala que el choque de 1120 “fue trascendente para la configuración del reino de Aragón al precipitar la conquista de los valles del Jiloca y el Jalón. Se trata de un acontecimiento de la categoría histórica de Las Navas de Tolosa pero que, sin embargo, ha sido olvidado”. Alonso está convencido del potencial turístico que tendrá la identificación del campo de batalla. Le augura proyección “internacional”, porque en las filas cristianas formaban caudillos cristianos del sur de Francia.

Para los vecinos, además de mejorar el conocimiento del hecho histórico más trascendente de su pasado, la localización del escenario de la batalla abriría una puerta para salir del declive. Tamara López, una de las voluntarias de las prospecciones, está convencida de que el atractivo arqueológico e histórico que se derivará del descubrimiento tendrá suficiente tirón “para que el pueblo salga adelante”. Advierte de que, sin este estímulo, el destino de Cutanda es “convertirse en un pueblo fantasma”.

GEORADAR Y DETECTORES METÁLICOS
Sáez e Ibáñez adelantan que el siguiente paso para profundizar en la investigación es incorporar la tecnología a las prospecciones. La próxima primavera quieren retomar la búsqueda con más equipamiento tecnológico, que incluirá un georadar y detectores de metales. De momento, se disponen a afrontar varios meses de trabajo de laboratorio para analizar la avalancha de piezas almacenada, datarla e identificar su procedencia. Entre los huesos se adivinan multitud de restos de ganado mular y también algún hueso humano.

Javier Ibáñez explica que no todos los restos recogidos corresponden al periodo medieval objeto de la investigación. Señala que se han identificado piezas procedentes de una abanico temporal que va del siglo II después de Cristo hasta el periodo cristiano de la Edad Media.

CONMEMORACIÓN DEL 900 ANIVERSARIO
La búsqueda del emplazamiento de la batalla forma parte de los actos preparatorios del 900 aniversario del acontecimiento. La programación arrancó el pasado 17 de junio con la lectura de un manifiesto y podría incluir, entre otras iniciativas, algún tipo de recreación histórica en 2020. Será “algo grande”, como adelante Roberto Alonso. Javier Ibáñez resalta por su parte el entusiasmo con el que el vecindario se ha implicado en la búsqueda de restos y en todas las iniciativas surgidas en torno a la conmemoración. “Todo el trabajo se ha hecho de forma altruista”, remacha.

El primer aprovechamiento socioecónomico derivado de la batalla pasa por conseguir un taller de empleo para formar a ocho auxiliares para excavaciones arqueológicas solicitado por el Ayuntamiento de Calamocha a la DGA. La formación práctica se impartirá en el castillo de Cutanda, una fortaleza catalogada como Bien de Interés Cultural que, según Javier Ibáñez, jugó un papel decisivo en la batalla librada hace nueve siglos que marcó el destino de Aragón.

16 de julio de 2012

"La madre" de todas las batallas (1212-2012)

Hoy se conmemora el VIII Centenario de la Batalla de las Navas de Tolosa
La «Batalla», como fue conocida durante todo el siglo XIII y el resto de la Edad Media, estalló en Las Navas de Tolosa, muy cerca de la población jienense de Santa Elena. Fue el 16 de julio de 1212. Lunes, por más señas. Hoy hace de ello 800 años. El noble najerino Diego López de Haro, mano derecha de Alfonso VIII, lideró la memorable victoria del ejército cristiano en su calidad de alférez real, secundado también por centenares de riojanos. Casi 200.000 guerreros –120.000 musulmanes– combatieron a sangre y fuego en un hito de la Historia de España en el que se amalgaman la investigación científica y la leyenda.
La Batalla de las Navas de Tolosa, óleo de Van Halen (1814-1887) expuesto en el Palacio del Senado (Madrid).
A la llamada a rebato de castellano Alfonso VIII acudieron guerreros de toda Europa para frenar la ofensiva musulmana. Y no sólo llegaron a la Península huestes del otro lado de los Pirineos, sino que también los sempiternos enemigos de Castilla, los reinos de Aragón y de Navarra, se vieron en la obligación de comprometerse en la cruzada ibérica, por parar la "guerra santa" que había proclamado el califa almohade y que había jurado "dar de beber a sus caballos en las fuentes de la ciudad de Roma".

De esta manera, en los albores del verano de 1212 las huestes cristianas quedaron agrupadas en Toledo. El formidable ejército estaba compuesto por las tropas del aragonés Pedro II, las del navarro Sancho El Fuerte, las castellanas de Alfonso VIII, las enviadas por Alfonso II de Portugal –si bien el monarca luso excusó su presencia– y las de las órdenes militares de Santiago, Calatrava, San Lázaro, Temple y San Juan (Malta). Al grueso se unió un nutrido grupo de caballeros leoneses, aunque su rey, Alfonso IX, rechazara finalmente la alianza, así como un gran número de cruzados provenientes de otros estados europeos, llamados ultramontanos.

El Miramamolín Al-Nasir
Las fuerzas musulmanas, por su parte, mantenían una posición de dominio en la Península tras la dolorosa derrota cristiana en la batalla de Alarcos (1195) y estaban compuestas por voluntarios de los territorios de Al-Andalus (Andalucía) y por soldados bereberes del norte de África.

Liderado por Mohameh al-Nasir, Miramamolín para los cristianos, el ejército árabe jugaba su particular partida de ajedrez retardando el combate a campo abierto, primero a fin de debilitar la unión de las tropas cristianas y, segunda, minar sus fuerzas por la escasez de suministros. Su objetivo no era otro que el de expulsar por siempre jamás a los cristianos de la tierra en la que siempre había vivido.

Bien pertrechadas en el desfiladero de la Losa, en Sierra Morena, las huestes del Miramamolín defendían un paso tan angosto que un único regimiento sería capaz de derrotar a cualquier ejército –por numeroso que éste fuera– que se atreviese a cruzarlo.

Así las cosas, a los cristianos tan sólo les quedaban dos alternativas: o avanzar a través del desfiladero, a costa de sufrir graves pérdidas humanas y –posiblemente– la derrota, o buscar otra ruta menos custodiada. Aún a sabiendas de lo temerario de la empresa, se decantó Alfonso VIII por la primera opción, aconsejado por Diego López de Haro.

Pero… horas antes de la refriega sucedió el milagro. Cuenta la tradición que un humilde pastor, de nombre Martín Alaja, se presentó ante el rey castellano señalándole un camino alternativo sin vigilancia almohade. Confiando en el cabrero –en el que la creencia cristiana quiso ver la mano de San Isidro Labrador–, Alfonso VIII ordenó a López de Haro para que, junto a un grupo de leales, comprobara el atajo, lo que el caballero najerino cumplió.

Don Diego inicia el ataque
Convencido Mohameh al-Nasir de que no podía dilatar más la espera, la batalla tuvo lugar finalmente cerca de Despeñaperros –término conocido como Muradiel–, donde se enfrentaron más de cien mil árabes y setenta mil cristianos como mínimo.

Y fue el riojano don Diego quien desencadenó las hostilidades en Las Navas de Tolosa hasta conseguir doblar las dos primeras líneas del ejército musulmán, pese a que la diferencia de efectivos era abismal. López de Haro comandó la vanguardia del ejército castellano junto con su hijo Lope –que sería el sexto señor de Vizcaya entre los años 1214 y 1236– y a sus sobrinos Sancho Fernández y Martín Muñoz.

El escudo, con cadenas
Al frente de una mesnada compuesta por medio centenar de caballeros don Diego quebró, junto a Sancho VII de Navarra, el palenque guarnecido por los esclavos encadenados que protegían al califa Al-Nasir y que, a la postre, decidió el resultado de la batalla. La avanzadilla navarra fuera la primera en romper las cadenas que protegían al Miramamolín y en atravesar la empalizada, lo que justificaría la posterior inclusión de estas cadenas en el escudo del reino. Sin embargo, Sancho VII nunca cambió de escudo tras la batalla, y eso que gobernó hasta el año 1234.

Con la huida de Al-Nasir a Jaén, la desbandada árabe fue total. Alfonso VIII encargó entonces a López de Haro el reparto del botín de guerra, lo que hizo generosamente con todos, no reservándose nada para sí mismo. Al preguntarle admirado el monarca por generosidad, respondió don Diego: «No quiero más, Señor, sino que al monasterio de Santa María la Real de Nájera se le devuelvan la villa y honor del puerto de Santoña, que los antepasados de Vuestra Alteza antiguamente le donaron». De tan valioso botín, todavía se conserva el pendón de Las Navas de Tolosa –el mejor tapiz almohade de los que existen en España– en el monasterio burgalés de Las Huelgas. ‘Donus Didacus Lópiz de Faro’



23 de enero de 2011

Origen e historia de la denominación "Santo Reino de Jaén"

  • La denominación de Santo Reino tiene su origen en la época de la Reconquista y está relacionada con los Caballeros Templarios y su interés por Jaén.

El término Santo Reino data del siglo XIII, en el marco de la Reconquista. Dicha denominación estuvo íntimamente relacionada con la labor de los Templarios, quienes se interesaron por una zona de la península que llamaban el "Santo Reino", una tierra con un rico pasado histórico relacionado con el ocaso del Reino Visigodo de Toledo. Aunque es preciso destacar que existen diversas teorías acerca de la denominación "Santo Reino de Jaén".

Catedral de Jaén.


Santo Reino de Jaén

Hay tres teorías que pretenden explicar el porqué de tal denominación de la provincia jiennense:
  • Reliquia del Santo Rostro: se guarda y venera en la capilla mayor de la Catedral de Jaén, cómo símbolo representativo de la provincia
  • Reconquista de Jaén: se conoce como Santo Reino a la amplia zona en torno a la ciudad de Jaén que, reconquistada en el siglo XIII por Fernando III el Santo, adoptó el apodo del monarca. Cuenta la leyenda de Santa Catalina de Alejandría, patrona de la capital jiennense, que la santa animó al rey en un sueño a la conquista de Jaén, cuando estaba a punto de desistir en tal empresa; a los pocos días del revelador sueño, Fernando III entró en la ciudad conquistándola definitivamente.
  • Reino mágico: desde la Edad Media se consideró a Jaén como Santo Reino. En relación con la anterior teoría sería lógica la denominación de "Santo" a Jaén tras la conquista de la ciudad por Fernando III, pero este rey también conquistó Córdoba y Sevilla, quedándose con tal título solamente la provincia jiennense. Otras corrientes, de índole ocultista, habrían considerado a Jaén como un territorio sagrado y mágico, testigo que recogieron los Templarios al mostrar un notable interés por la provincia y capital jiennenses.

Los Caballeros Templarios y Jaén

Cuando se implanta la Orden del Temple, en el siglo XIII, en España los Maestres de la Orden se marcaron como objetivo la conquista del Sur, siendo el primer territorio que encontraban, pasados los montes de Sierra Morena, el denominado Santo Reino.
Fernando III (B.E.Murillo 1670)


En el año 1147, Alfonso VII cedió a los Templarios la ciudad de Calatrava la Vieja (Ciudad Real), enclave estratégico que controlaba los pasos naturales hacia el Santo Reino y el Valle del Guadalquivir, sitio de paso y de gran importancia, ya que era "cruce de caminos" de Mérida a Cartagena y de Córdoba a Toledo.

En 1158, los Templarios devuelven Calatrava, por no poder defenderla, momento en el cual se funda la Orden de Calatrava cuya huella histórica en tierras jiennenses quedaría patente a lo largo de la historia, de forma paralela a los Templarios, quienes colaboraron en la decisiva victoria de la Navas de Tolosa (1212). El Maestre del Temple, Gómez Ramírez, murió en dicha batalla y los conquistadores castellanos se adentraron hasta el castillo de Vílches, ya en el Santo Reino de la actual provincia de Jaén.

Posteriormente, en 1224 y 1245, en sucesivas campañas, Fernando III conquistó el Santo Reino y gran parte del Valle del Guadalquivir, apoyado por la Orden de Calatrava. Muchos años después, el rey Enrique II de Castilla concedió a Jaén el título de: "Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jaén, Guarda y Defendimiento de los Reinos de Castilla" (lema que aparece en el escudo de la ciudad).
Cruz patada de los templarios.

En el apartado de leyendas, cabe destacar una "corriente" que trata el tema del Santo Reino de Jaén en relación con el tesoro del templo de Jerusalén, perdido desde que el emperador Tito lo llevó a Roma; esta corriente algo mística y misteriosa, afirma que el tesoro fue recuperado por los visigodos, que lo guardaron en Toledo y que, con la conquista árabe de la ciudad, fue ocultado o se perdió en la actual provincia de Jaén, de ahí esa "obsesión" de los Templarios por la zona a la que denominaban Santo Reino.



22 de enero de 2011

Navarra y Jaén firman un protocolo para colaborar en el VIII Centenario de las Navas de Tolosa


Las acciones conjuntas organizadas podrán ser exposiciones, congresos, conferencias, publicaciones o cualquier otra iniciativa de naturaleza cultural que se considere oportuna

El consejero de Cultura y Turismo del Gobierno de Navarra, Juan Ramón Corpas, ha firmado en Jaén con el presidente de esta Diputación Provincial, Moisés Muñoz, un protocolo de colaboración destinado a la organización y desarrollo de actividades para la celebración del VIII Centenario de la Batalla de las Navas de Tolosa.

Las acciones conjuntas organizadas podrán ser exposiciones, congresos, conferencias, publicaciones o cualquier otra iniciativa de naturaleza cultural que se considere oportuna. El texto suscrito tiene vigencia hasta el 31 de diciembre de 2012, según ha informado el Ejecutivo foral a través de un comunicado.
Monumento a la batalla de las Navas de Tolosa en La Carolina (Jaén).
Como figura en el texto, tanto la Diputación de Jaén, donde se ubica el paraje en el que tuvo lugar la batalla, como la Comunidad foral, tienen interés en rememorar y estudiar esta batalla "esencial para la comprensión de la Edad Media y para la actual configuración de España". Por ello, ambas instituciones manifiestan su intención de dar a conocer su historia a la ciudadanía.
A efectos de determinar las distintas acciones que se puedan llevar a cabo en el marco de este protocolo, se constituirá una comisión que estará integrada por dos representantes designados por cada administración.
Según recoge el protocolo, la batalla de las Navas de Tolosa, celebrada en 1212 en el término municipal de Santa Elena, al norte de la provincia de Jaén, fue "una contienda trascendental entre algunos reyes cristianos peninsulares y el califa almohade, que supuso el inicio de un cambio en la historia del mediterráneo occidental y un suceso crucial en la historia de España en el que Navarra jugó un papel decisivo".

6 de agosto de 2010

Vídeo del Castillo de Baños de la Encina (Jaén)



El castillo de Baños de la Encina se estableció en una región importante y estratégica, justo en la entrada del valle del Guadalquivir y, por lo tanto, de Andalucía. Fue el califa Alhakén II (autor de la ampliación más suntuosa que sufrió la Mezquita de Córdoba e hijo del rey Abderramán III) quien decidió su construcción.
Los trabajos de construcción de la fortaleza se iniciaron en 9681 (año 357 de la Hégira), como lo demuestra una inscripción grabada en la puerta, cuyo original se conserva en elMuseo arqueológico nacional de Madrid. Su construcción es contemporánea a la edificación de fortalezas similares en la región, tales como el Castillo de El Vacar, en la provincia de Córdoba, peor conservado.
Según las crónicas de la época, el califa ordenó levantar varios recintos vastos fortificados de idénticas características a lo largo de todo el camino que se dirige por Sierra Morenahacia Córdoba, con el fin de alojar a sus tropas (esencialmente compuestas por mercenarios magrebíes) que se dirigían hacia el Castillo de Gormaz (provincia de Soria), al norte del, por aquel entonces, Al-Ándalus, y para llevar acabo allí acciones bélicas contra los cristianos. No obstante, esta línea de fortificaciones no iban dirigidas a objetivos defensivos, pues el país atravesaba entonces por un largo período de paz.
En el siglo XI, Tras el hundimiento y la separación del Califato de Córdoba en múltiples reinos (taifas), el castillo atraviesa períodos difíciles. Se convierte en objeto de continuas y feroces luchas entre musulmanes y cristianos, que ven allí una pieza clave para acceder a Andalucía. Alfonso VII de León se lo arrebata a los musulmanes en 1147, pero después de su muerte en 1157, la fortaleza recae en manos de los morosAlfonso VIII de Castilla y Alfonso IX de León, llegan a recuperar el castillo en 1189, sin ser este un éxito definitivo, pues tres días después de la Batalla de Las Navas de Tolosa (1212), la fortaleza vuelve a pasar a ser dominio musulmán.
Fernando III de Castilla tomó definitivamente la fortaleza en 1225.
Hay que esperar al impulso decisivo que dio la consagración de la reconquista del sur peninsular a manos de Fernando III de Castilla, para que el castillo entre definitivamente en 1225a formar parte del dominio castellano. El rey lo regala al Arzobispo de ToledoRodrigo Jiménez de Rada, y su defensa y guardia es confiada a la Orden de Santiago, muy implicada en las operaciones militares del sur de la península Ibérica. Poco tiempo después, Fernando III integra el pueblo de Baños de la Encina en la jurisdicción de la ciudad de Baeza, de la que dependerá hasta 1626, fecha en la que Baños de la Encina obtiene la condición de villa.
En 1458, en pleno período de disputas nobiliarias en Castilla, Enrique IV le cede la fortaleza a su condestable, Lucas de Iranzo. La decisión provoca el rechazo y malestar de la población, que se niega a cambiar de jurisdicción. En 1466, el regidor de Baeza toma el castillo y lo devuelve a los partidarios del rey. Es en aquella época, con la construcción de la Torre del Homenaje, cuando se modifica la fisonomía de la fortaleza. Previamente, en el siglo XIV habría sido reorganizado el espacio interior, con la edificación de un pequeño fortín sobre la plaza de armas, protegido por una muralla interior.
Durante la invasión napoleónica, las tropas francesas se apropian del castillo, que sufrió las consecuencias de su ocupación, y desde entonces hasta 1828, el patio del castillo serviría de cementerio parroquial.
Más recientemente, se emprenderían diversas labores de restauración, siempre bajo la tutela de la Dirección de Bellas Artes. En la actualidad es propiedad pública y pertenece al Ayuntamiento de Baños de la Encina.
(Fuente: WIKIPEDIA).