18 de enero de 2024
Denuncian la destrucción de un yacimiento arqueológico en Almedinilla (Córdoba)
14 de noviembre de 2022
Almedinilla prepara su Carta Arqueológica
En Almedinilla ya se han acostumbrado a que, cada vez que se rasga la piel de la tierra, aparecen restos de su pasado lejano. Aunque no por ello deja de sorprender cada nuevo descubrimiento que se produce: enterramientos romanos donde nadie los esperaba, restos de cerámica íbera en mitad de un olivar, huellas de la Prehistoria en un mirador... El municipio, de apenas 2.500 habitantes, tiene ya documentados cerca de 70 yacimientos, lo que probablemente supone la densidad más elevada por población y territorio de toda la provincia. Y, para que ninguno de ellos se extravíe, el Ayuntamiento está inmerso en la elaboración de su primera carta arqueológica, un documento habitual en municipios de mayor tamaño pero que no es tan usual en los de su tamaño.
"Cuando se elaboró el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) en 2007, el Museo Histórico recibió la solicitud de los técnicos que elaboraban el documento para que se contrastaran los datos que recibieron de la Consejería de Cultura en relación a los yacimientos documentados y poder considerarlos en sus trabajos, y se constataron errores importantes", describe el arqueólogo municipal, Ignacio Muñiz. Había nombres mal recogidos, no se incluían todos los restos conocidos y, lo que puede resultar más chocante, incluía yacimientos "inexistente".
A raíz de esto, el Museo Histórico remitió a los técnicos del PGOU las coordenadas reales y en el listado, que también envió a la Junta, se añadió igualmente el patrimonio arquitectónico y etnológico. ¿Qué ha ocurrido desde entonces? "Hemos recogiendo datos de nuevos sitios a partir de hallazgos casuales e información de vecinos, nunca fruto de prospecciones sistemáticas o excavaciones necesitadas de autorización", de ahí la necesidad de contar con una carta arqueológica totalmente precisa, razona Muñiz. Ya son 70 los sitios inventariados y el arqueólogo calcula que al final del proceso serán un centenar.
En un trabajo preliminar, sobre el plano de Google Earth, aparecen una multitud de chinchetas virtuales con los nombres de los sitios históricos, algunos totalmente desconocidos hasta para los propios almedinillenses. Están La Rubia, El Montecillo, Los Corralones, Cerro Alcalá, Las Lomas, La Hoya, Las Escarihuelas...
El último hallazgo, del pasado octubre, denominado Museo o Kmt. 0, son unas tumbas romanas de cremación, posiblemente pertenecientes a esclavos y población muy pobre. Como ocurría en otras ocasiones anteriores, se trataba de un descubrimiento "casual", cuando una máquina realizaba una pequeña intervención municipal en el kilómetro 0 de la carretera que lleva a la aldea de Brácana. En la misma linde de la vía, cuando los operarios ejecutaban un muro de hormigón para contener el terreno, quedaron al descubierto los nuevos restos. La zona no estaba catalogada.
De acuerdo a estas primeras observaciones, se trataría de una decena de tumbas romanas de cremación, "aunque es posible que algunas no lo sean" por encontrarse en un estado de conservación "muy alterado". A esto se suma, como explica Muñiz, que presentan características "muy humildes y sin apenas elaboración".
De la posible decena documentada, una de ellas, la más accesible y mejor observada, presentaba fragmentos de tegulae, ladrillos y piedras para cubrir las cenizas y los huesos mal creamos, sin urna cineraria y muy probablemente sin vajilla. Son, según el arqueólogo, similares a las recientemente halladas junto a la villa romana de El Ruedo y de las mismas características a las ya documentadas en Las Esperillas y Fuenteribera, que llevan al experto a hablar de "una población muy humilde que apenas tiene urnas cinerarias ni ofrendas, con cremaciones defectuosas y cubriciones con restos de material constructivo".
A falta de una investigación más profunda, las tumbas podrían fecharse entre los siglos I y III después de Cristo, pertenecientes a población esclava y trabajadora, que en aquella época "utilizaba los caminos para enterrarse en sus márgenes", según profundiza Muñiz, que propone hablar de la "arqueología de lo pequeño". Es decir, "son restos que normalmente no encuentran los arqueólogos aunque los vayas buscando, cosas casi invisibles que sirven para documentar cómo era la vida de la gente normal en el pasado", dice el experto.
Y en Almedinilla, cosa extraña, este tipo de yacimientos abundan, gracias en parte a la suerte o la casualidad pero, sobre todo, a la insistencia del servicio municipal de arqueología. "Hemos encontrado tumbas de gente muy pobre y huellas de chozas prehistóricas que realmente eran cuatro palos clavados en el suelo. Este tipo de vestigios no suelen estar documentados porque es muy difícil hallarlos, aunque también son de gran valor para reconstruir la historia. Es la arqueología de lo invisible", define Muñiz.
Estos últimos enterramientos se encuentran a los pies del camino ganadero que, partiendo de la localidad, llega hasta Las Esperillas atravesando la fuente del Piojo. En realidad, como atestigua el trabajo de décadas, todo el desfiladero del río Caicena es una zona muy rica arqueológicamente, algo que los historiadores vinculan a la concurrencia del río, el manantial de Fuente Ribera y una serie de caminos ganaderos que fosilizan vías antiguas ya desde época prehistórica.
Así, en escasos kilómetros cuadrados se encuentran la villa romana de El Ruedo con su necrópolis de cremación; la cantera romana de Las Llanás; el yacimiento iberorromano de La Hoya; Los Castillejos, de la época tardorromana-emiral e ibérico; el poblado íbero del Cerro de la Cruz o el yacimiento prehistórico de El Pingorote, cuyo descubrimiento en un soberbio mirador sobre el municipio, también fue fruto de la casualidad.
La villa romana de El Ruedo y el poblado íbero del Cerro de la Cruz, joyas de la corona
La villa romana de El Ruedo y el poblado íbero del Cerro de la Cruz son las joyas de la corona de la arqueología del municipio y, por el momento, los únicos dos enclaves visitables. El poblado data del siglo III antes de Cristo y, con una extensión de unos 50.000 metros cuadrados, es uno de los pocos pertenecientes a la Baja Época Ibérica excavados en Andalucía. Muestra el urbanismo de la época, donde se distinguen las estancias según el uso que tuvieran, como almacenes o talleres de artesanos, molinos de harina, aljibes, almacenes de ánforas o un telar. En cuanto a la villa romana de El Ruedo, data de los siglos I al VII después de Cristo y cuenta con una gran monumentalidad, pues conserva fragmentos de mosaicos, pinturas y pavimentos. En ella se distinguen claramente dos zonas: la pars urbana, que corresponde con la residencia de los propietarios, y la zona productiva pars rustica, destinada a las dependencias agrícolas. Las reservas pueden hacerse a través de la Oficina de Turismo de Almedinilla.
7 de agosto de 2021
La Junta analiza los daños causados al yacimiento de la Viñuela, en Almedinilla (Córdoba)
Arqueólogos de la Junta de Andalucía ya se han personado en el yacimiento arqueológico de La Viñuela, ubicado en el término municipal de Almedinilla y fechado en el siglo I antes de Cristo, para hacer un primer análisis de los daños y estudiar “cómo dar solución a lo causado, si se puede hacer desde el Ayuntamiento o actuaría la Junta”.
Al respecto, la Benemérita ha abierto una investigación por la denuncia del director del Museo Arqueológico de Almedinilla y arqueólogo municipal, Ignacio Muñiz Jaén, por la destrucción del yacimiento situado en la Subbética con el objetivo de plantar olivos en la zona.
El martes se personó Muñiz en el enclave tras recibir el aviso de un vecino por unos movimientos de tierra que, supuestamente “sin permiso municipal”, se habían llevado a cabo en los últimos meses y que podían haber afectado a dicho yacimiento, catalogado en su día desde el propio Museo Histórico de Almedinilla como recinto fortificado de época ibérica.
Según indica el arqueólogo municipal, se trata de un recinto amurallado, “algo diferente a los documentados en la comarca”, dado que tiene forma rectangular -20 metros de anchura y 75 metros de longitud-, creando un espacio interno de 1.250 metros cuadrados. Situado en una cota a 900 metros de altitud, se ubica en el farallón rocoso que queda en lo alto de la cortijada de La Viñuela y su ermita, estando su cara sur defendida por un profundo corte en la roca caliza natural.
En este sentido, Muñiz señala que “aunque esta cara tiene restos de la fortificación, en la cara norte se conserva un alzado visible de dos metros de altura y 75 metros de longitud con una edilicia de sillarejo sobre piedras de carácter más ciclópeo”.
Una vez en el yacimiento, el arqueólogo comprobó que el muro principal del recinto, el de la cara norte, había quedado “totalmente arrasado con máquinas pesadas para, tan sólo, plantar una docena de olivos”, indicando que una serie de majanos con las piedras del muro desgajado, algunas ciclópeas, habían quedado esparcidas por la finca, “como huella de la destrucción y el expolio, así como fragmentos cerámicos ibéricos tardíos pertenecientes a ánforas ibero-púnicas, cuencos y lebrillos”.
Tras ello, se ha cursado la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil y el servicio del Seprona y se ha comunicado a la Consejería de Cultura de la Junta, a la que se ha solicitado “una intervención arqueológica de urgencia en el yacimiento que permita documentar lo que haya quedado indemne”.
El yacimiento era estudiado desde el Museo Histórico de Almedinilla y la Universidad de Granada (UGR), habiéndose realizado en febrero de 2021 las planimetrías para próximamente ser comunicados los resultados a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. No obstante, era conocido por la vecindad y se habían publicado diferentes noticias al respecto.
En este sentido, Muñiz apunta que este yacimiento “al ser una fortificación emergente y visible entra dentro de la máxima protección que la Ley de Patrimonio de Andalucía establece para todo tipo de fortificaciones, protegidas en su totalidad como Bien de Interés Cultural por la Ley 14/2007, 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía”.
Así, precisa que el artículo 4 de la citada Ley dice que los ayuntamientos “tienen el deber de colaborar activamente con los organismos competentes en la protección, conservación, fomento y difusión del patrimonio histórico que radiquen en su término municipal, así como realzar y dar a conocer el valor cultural de los mismos, adoptando en caso de urgencia, las medidas cautelares necesarias para salvaguardar los bienes”.
Recuerda igualmente que el artículo 14 de dicha Ley, en referencia a los propietarios, titulares y poseedores, según el cual “tienen el deber de conservarlos, mantenerlos y custodiarlos, además de permitir la visita pública gratuita, al menos cuatro días al mes”.
También, en su disposición adicional tercera, la normativa recoge que “quedan inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz los Bienes de Interés Cultural declarados conforme a la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español ubicados en Andalucía”. Disposición con la que todos los vestigios defensivos situados en territorio andaluz “se inscriben como Bien de Interés Cultural en el Catálogo General Andaluz”.
De esta manera, destaca que todos los “vestigios defensivos” pasan a ser de competencia exclusiva de la Junta de Andalucía -Consejería de Cultura- y quedan inscritos como Bien de Interés Cultural (BIC) en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, protegidos por tanto en su totalidad, “tanto las partes conservadas como las que puedan aparecer en las excavaciones arqueológicas, considerándose una infracción muy grave y un delito penal su destrucción”, asevera Muñiz.
Además, afirma que, “si bien el daño está más que hecho, es de esperar que una pronta intervención arqueológica de urgencia pueda documentar lo no expoliado, así como plantear la restitución del muro norte conforme a las planimetrías realizadas, cuyo coste ascendería a una cantidad cercana a 500.000 euros”.