google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Antonio Moreno
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28 de noviembre de 2014

Descubren nuevas aportaciones del neandertal en la Cueva de los Murciélagos, en Zuheros (Córdoba)

El equipo de arqueo-espeleólogos ha descubierto nuevas zonas en el interior de la cueva con depósitos del Paleolítico Medio donde se han hallado huesos de animales aportados por el hombre del neandertal y depósitos del Pleistoceno. Además se ha ampliado la planimetría de la cueva en más de 1.000 metros por lo que ya supera los 3.365 metros de recorrido. 
Parte del equipo multidisciplinar de Grupo G-40 que ha realizado la nueva planimetría en la Cueva de los Murciélagos.
Los trabajos de topografía que el Grupo de Espeleología G-40 ha realizado durante más de un año en el interior de la Cueva de Los Murciélagos de Zuheros ha obtenido mejores resultados de los previstos inicialmente. Ya que además de demostrar que ésta es la cueva de mayor desarrollo de la provincia de Córdoba, y una de las mayores de la Península Ibérica, con 3.365 metros de galerías se han encontrado nuevas evidencias de ocupación neandertal durante el Paleolítico así como algunos depósitos del Pleistoceno.

PALEOLÍTICO MEDIO Según nos comenta Juan Carlos Vera, profesor de Prehistoria en la Universidad de Huelva y miembro del Grupo G-40 que ha formado parte activa en la investigación, "los trabajos de investigación en el interior de la cueva nos han permitido encontrar nueva industria lítica asociada al paleolítico medio, que gracias a las dataciones realizadas por termoluminiscencia podemos asociar a la época musteriense." 

"También hemos encontrado -nos dice Carlos Vera- huesos de animales alterados por su proximidad al fuego, que tal vez fueran parte de la dieta de los antiguos pobladores de la cueva, ya que aproximando los huesos al fuego conseguían reblandecer el periostio y acceder más fácilmente al interior del tuétano".
Labores de topografía en el interior de la Cueva de los Murciélagos.
FOTO: GRUPO DE ESPELEOLOGÍA G-40

DEPÓSITOS DEL PLEISTOCENO
Gracias a la topografía exhaustiva realizada en el interior de la Cueva de los Murciélagos los arqueólogos han podido excavar nuevas zonas de la cavidad y descubrir algunos depósitos del Pleistoceno a una cota aproximada de 40-50 metros de la entrada a la Cueva. 

En este caso se trataría de oseras con nidos producidos por estos animales durante su hibernación, así como gran cantidad de pequeños huesos que se corresponderían a oseznos neonatos. 

3.365 METROS TOPOGRAFIADOS DE CUEVA
El estudio topográfico y multidisciplinar de la Cueva de los Murciélagos se ha venido realizando desde hace más de un año por encargo de la Junta de Andalucía al equipo de espeleología G-40 de Priego de Córdoba, que ha complementado la nueva planimetría de la cueva con estudios biológicos, geológicos y arqueológicos en los que también han colaborado las Universidades de Córdoba, Jaén y Huelva

La realización de la nueva planimetría de la cueva ha requerido de un minucioso trabajo en el interior que ahora demuestra que ésta es la cueva de mayor desarrollo de la Subbética Cordobesa, con 3.365 metros, superando así los 2.500 metros de la Cueva del Yeso de Baena, que también fue objeto de estudios topográficos por el mismo club de espeleología G-40. 

Actualmente el Grupo G-40 está trabajando en la representación gráfica de la totalidad del recorrido de la cueva,  lo que permitirá diseñar futuros planes de investigación y conservación en la misma.

18 de julio de 2014

Descubren cinco espacios habitacionales en la torre ibérica del Cerro de la Merced, en Cabra (Córdoba)

En la parte exterior de la torre también se han localizado diferentes espacios de almacenamiento que, junto a las nuevas estructuras complejas del interior, confirman cierta actividad económica durante los siglos II y I a.C. en este torreón datado en la época ibérica clásica.
El equipo de excavación trabaja en los espacios habitaciones descubiertos. En la imagen se aprecian los muros de adobe.
La tercera campaña de excavaciones en el yacimiento ibérico del Cerro de la Merced que promueve el Ayuntamiento de Cabra (Córdoba) ya ha deparado las primeras sorpresas al equipo de arqueólogos que han sacado a la luz un complejo de estructuras internas perfectamente diferenciadas en el interior de la torre amurallada.
  • Ayer mismo salio a la luz una quinta estancia en el interior de la torre. Cuatro de estas habitaciones tienen unas dimensiones regulares de 1,70 x 2,60 metros mientras que la quinta todavía se encuentra en fase excavación. Todas ellas están delimitadas por muros de adobe y sobrezócalo de piedra con una altura conservada de dos metros.
OTROS ESPACIOS DE ALMACENAMIENTO
Según Fernando Quesada, director del Departamento de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid y director de estas excavaciones, el hallazgo de estas estructuras habitacionales y el de otros espacios de almacenamiento descubiertos en la parte baja de la muralla interior así como las pesas de telar, los cuatro molinos de grano y algunas fusayolas de hilar, todos ellos de época ibérica que se encontraron en la campaña anterior, evidenciarían que en el recinto fortificado se desarrolló cierta actividad económica durante los siglos II y I a.C. Aunque los orígenes de la torre se remontan a la época ibérica clásica, entre los siglos V y IV a.C
Fernando Quesada posa junto al muro ciclópeo con Antonio Moreno,
director del Museo Arqueológico de Cabra y los arqueólogos Eduardo
Kabanach y Mónica Camacho.

Estos hallazgos hacen que la estructura interna no sea la de una torre sencilla "sino la de un recinto con actividad económica, donde se transformaban alimentos, donde se hilaba y se tejía, y donde se daba una actividad de control del territorio por parte del príncipe ibérico que aquí residía, porque el recinto interior es parte de un núcleo mayor, un anillo exterior de estructuras, donde sin duda vivía una población reducida, asociada a este aristócrata, en una época en la que Roma ya controla Córdoba y que no fue derrumbada por los romanos hasta bien entrado el S. I a.C", explica el director de las excavaciones.

UNA TORRE DE DOS PISOS
Según hemos podido constatar en la visita realizada a las excavaciones del Cerro de la Merced, el núcleo principal del yacimiento son los restos de una torre, un recinto cuadrangular de 19,01 x 19,01 metros, con tres de sus lados en buen estado de conservación. 

Su estructura cuadrada, datada en la época ibérica clásica -entre los siglos V y IV a.C-  está formada por un muro de cuatro metros de grosor, relleno de piedra y tierra, y conformado en su parte exterior por bloques ciclópeos de hasta más de un metro de longitud, colocados en hiladas que podrían llegar a alcanzar los cinco metros de altura, de los que en algunos tramos se conservan muros de dos metros y medio de altura. 
Entre los restos del derrumbe de la torre se aprecian fragmentos de cerámica
ibérica.

Precisamente esta altura y los restos del derrumbe en el interior de la torre, entre los que se han encontrado restos de cubiertas de cerámica ibérica, "confirmaría la posibilidad de que la torre pudiera tener dos pisos",  informa Quesada.

En la parte exterior a la torre se añadió con posterioridad, ya entre los siglos II y I a.C. otra muralla, también de grandes bloques de piedra que ocupan una extensión de 50 x 40 metros.




UN TORREÓN "PARA SER VISTO"
Según Fernando Quesada, "en el Cerro de la Merced podemos constatar una ocupación permanente desde aproximadamente el 2.200 a.C. hasta el Siglo X, ya en la época emiral, pero la funcionalidad de la torre en sus orígenes todavía no está del todo clara y seguimos trabajando sobre hipótesis."

"Los estudios realizados sobre el terreno -nos cuenta Quesada- demuestran que el torreón ibérico no tenía una función de vigilancia ni de comunicaciones entre los núcleos de población cercanos. Además tampoco se han encontrado objetos que demuestren una vida estrictamente militar en la torre fortificada". "Se trataría más bien -continúa Quesada- de una construcción realizada para ser vista por los viajeros que pasaran por esta zona fronteriza entre la Bastetania ibérica de la Andalucía Oriental y la Turdetania de la Andalucía Occidental". "Un monumento, que fuera reflejo de un poder local y coexistiera con los romanos hasta el S. I a.C".