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21 de junio de 2024

Hallan en La Palma 226 cuentas de collares prehispánicos

Las piezas, con cerca de mil años de antigüedad, estaban escondidas en una fisura lateral del tubo volcánico y envueltas por una fibra orgánica vegetal.
Hallazgo de un total de 226 cuentas de un collar encontradas en el tubo volcánico del Salto de Tigalate, en La Palma. EFE

Un aficionado a la espeleolología ha encontrado un hueso y 225 conchas marinas de casi mil años de antigüedad, que probablemente componían ocho collares, en un tubo volcánico de La Palma que fue utilizado como cueva funeraria por los antiguos habitantes de la isla, los benahoaritas.

El hallazgo se ha producido en el Salto de Tigalate, un yacimiento del municipio de Mazo inventariado en la carta arqueológica de La Palma como espacio funerario prehispánico. En el lugar aún hay restos óseos humanos, a pesar del continuo expolio que ha sufrido, según han informado este jueves el Gobierno de Canarias y el Cabildo. La gran mayoría de cuentas utilizadas están elaboradas con ostrones y otras variedades de moluscos, como conos y lapas. Sin embargo, aún no se ha podido determinar de qué especie animal proviene la cuenta de hueso.

Las piezas estaban escondidas en un fisura lateral del tubo volcánico, envueltas por una fibra orgánica vegetal en avanzado estado de deterioro. Gracias a que el autor del descubrimiento no alteró ni manipuló el hallazgo, se ha podido datar esa fibra en torno al año 1100 y, con ella, se sabe que los collares también son del siglo XII o XIII. La datación se completó con pruebas de carbono 14 a restos óseos recuperados de un espacio funerario próximo a la grieta donde estaban los collares y que arrojaron una antigüedad similar. En concreto, una falange humana y un diente de una cabra o una oveja, procedentes de los siglos XI a XII.

Durante un estudio preliminar, los arqueólogos han percibido que los colgantes han sido reutilizados, porque muchas de las cuentas tienen doble perforación. "Hay un desgaste de la perforación original de las cuestas por la erosión provocada por el material al que estarían engarzadas. Al romperse, las repararon", ha explicado el codirector de la intervención, Efraín Marrero. El codirector ve en esas reparaciones "un apego a esos collares, que podrían tener diferentes combinaciones individualizadas".

Esta hipótesis podrá ser resuelta con el trabajo que tiene previsto realizar con esas cuentas la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPG), que será la institución académica encargada de estudiar las huellas y utilidad de esas piezas. Efraín Marrero ha explicado que este depósito de cuentas es "un hallazgo excepcional" por el lugar donde estaba, en el fondo de un tubo volcánico a más de 100 metros de profundidad, donde no llega la luz del sol. "Quien lo dejó allí no quería que nadie lo encontrara", ha conjeturado.

Sin embargo, Marrero ha señalado que el yacimiento "no es único en La Palma", ya que este tipo de piezas de collar elaboradas a partir de conchas marinas son comunes en Canarias, aunque "nunca se había encontrado en tanta cantidad". El director general de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Canarias, Miguel Ángel Clavijo, ha señalado en la presentación del descubrimiento que lo más importante ha sido "que la persona que lo encontró, por casualidad, no tocó absolutamente nada, algo que es muy poco usual".

"No conozco ningún antecedente de alguien que haya mantenido ese equilibrio emocional para llamar a los expertos", ha resaltado Clavijo, que resalta que gracias a los espeleólogos aficionados que hicieron la llamada se ha podido "recolectar toda la información de la que disponen las cuentas, que no es poca".

"El tesoro es la información", ha enfatizado el director general, que considera que se suele "asociar el tesoro con la riqueza, pero en este caso consiste en la información que aporta sobre las personas que vivieron en Canarias desde hace 2.000 años". Una vez hayan finalizado los análisis y estudios al material encontrado, las 226 cuentas serán expuestas en el Museo Arqueológico Benahoarita de Los Llanos de Aridane.
(Fuente: 20 Minutos)

Los arqueólogos desvelan la ocupación humana del Alto Pirineo a lo largo de miles de años

La campaña de excavaciones de este año llevada a cabo por arqueólogos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y del CSIC en la Cova de l'Home Mort de Soriguera (Pallars Sobirà, Lleida) ha sacado a la luz restos de ceràmicas romanas del final del Imperio Romano (siglo V d. C.), así como una singular punta de flecha de bronce de más de 3.500 años de antigüedad.
Miembros del GAAM realizando trabajos de excavación en la cova de l'Home Mort. Imagen: GAAM-UAB

Arqueólogos del Grupo de Arqueología de Alta Montaña (GAAM), formado por investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han dado a conocer hoy los resultados de la campaña de excavaciones que han llevado a cabo este mes de junio en la cova de l'Home Mort (Soriguera, Pallars Sobirà, Lleida), que han calificado «de alta relevancia científica».

Por un lado, destaca el hallazgo de cerámicas romanas, algunas de origen norteafricano. Este descubrimiento confirma que la cova de l'Home Mort, además de en la Edad del Bronce, acogió ocupaciones humanas al final del Imperio Romano (siglo v d. C.) y «consolida los datos de los últimos años, que indican que los valles del Pallars Sobirà no quedaron al margen de las dinámicas históricas en época romana, como tradicionalmente se había apuntado en varias ocasiones», ha señalado Ermengol Gassiot, director del GAAM del Departamento de Prehistoria de la UAB.

Por otro lado, se han podido recuperar numerosos restos humanos y objetos asociados a la Edad del Bronce, de una antigüedad de entre 3.500 y 3.600 años. Entre los objetos, se ha recuperado una nutrida y diversa producción cerámica y objetos singulares, entre los que destaca una punta de flecha de bronce. «Se trata de un objeto muy valioso para el patrimonio arqueológico pirenaico, dada la escasez de piezas similares que se han encontrado hasta ahora», han detallado los investigadores.

En cuanto a los restos humanos, «una primera evaluación muestra una elevada presencia de huesos de individuos infantiles, si bien también se documentan de personas de edad avanzada», ha explicado Xavier Sánchez, arqueólogo del Pallars Sobirà y miembro del GAAM, coordinador también de la campaña de este año.

La cova de l'Home Mort (Soriguera, Pallars Sobirà) es una cueva con dos galerías situada en el Pirineo, a 1.180 metros de altitud. Los hallazgos de este año se han hecho en la totalidad de la Galería 1, la misma en la que en 2008 se documentó por primera vez el yacimiento y en la que se recuperaron varios restos humanos que en 2017 se pudieron fechar con una antigüedad de entre 3.500 y 3.600 años. La cantidad de fragmentos humanos recuperados hasta ahora es propia del carácter sepulcral que la cueva habría tenido al menos durante 125 años.

A fecha de hoy, los restos humanos de la Edad de Bronce documentados y fechados en la cova de l'Home Mort se sitúan entre los más antiguos recuperados en los Pirineos occidentales de Cataluña y tienen la misma cronología que las de la cueva sepulcral de Montanissell, en el municipio de Coll de Nargó (Alt Urgell, conocidas como la Señora de las Montañas). Su estudio ha de contribuir a entender las condiciones de vida de las poblaciones humanas en las zonas de montaña y alta montaña pirenaicas en un periodo en el que se documenta la consolidación del impacto humano en los medios de alta montaña.

Sin embargo, el estudio de la ocupación humana de la cueva podría ampliar el abanico temporal de esta ocupación, porque los trabajos de este año han proporcionado también restos arqueológicos que, por sus características, parecen provenir del final del Neolítico o Calcolítico, hace unos 5.000 – 4.500 años, entre los que destacan restos de cerámica campaniforme. «A la espera del desarrollo de las investigaciones, este hecho confirma una secuencia arqueológica que cubre varios miles de años. Esto la convierte en un yacimiento de referencia para el estudio de la presencia humana en las áreas de montaña de los Pirineos durante los últimos 5 milenios», ha destacado Ermengol Gassiot.

La investigación llevada a cabo este año ha contado con la participación de alumnado del grado de Arqueología de la UAB.

Los trabajos arqueológicos en la cova de l'Home Mort se enmarcan en varias ayudas del Parque Natural del Alto Pirineo y dentro del proyecto cuatrienal de investigación arqueológica «Arqueología del pastoralismo y la agricultura prehistórica en el Pirineo Occidental», financiado por el Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya y como parte del proyecto «(Re)pensar la gestión de los espacios abiertos y de la ganadería extensiva en el Alto Pirineo en el contexto del cambio climático (Repica)», financiado por el AGAUR (Generalitat de Catalunya). En relación con este último, la cova de l'Home Mort está aportando interesantes datos de la evolución del valle de Siarb desde el último periodo glaciar. También permitirá, a través de sus restos arqueozoològicos, el estudio de la evolución de las estrategias ganaderas los últimos 3.500 años.

Descubriendo los orígenes de Jaén

Un total de 20 personas se han inscrito en el V Campo Arqueológico de Voluntariado de Marroquíes Bajos, que impulsa el Ayuntamiento de Jaén en la parcela C de este yacimiento, ubicado en el Bulevar y con más de 5.000 años de antigüedad.
Las excavaciones en Marroquíes Bajos se retomarán el próximo mes de julio.

Un total de 20 personas se ha inscrito en el V Campo Arqueológico de Voluntariado de Marroquíes Bajos, que impulsa el Ayuntamiento de Jaén en la parcela C de este yacimiento, ubicado en el Bulevar y con más de 5.000 años de antigüedad.

Con el título 'Descubriendo los orígenes de Jaén 2024', en esta quinta edición se habían ofertado 40 plazas para participar en una actividad que cuenta con la colaboración de Construcciones Calderón, que proporciona la logística necesaria para su desarrollo.

El Patronato Municipal de Cultura ha expresado su "satisfacción" por el número de inscripciones y ha recordado que el año pasado participó en torno a una docena de personas. "A partir del 1 de julio, serán 20 voluntarios los que trabajarán en este campo. La organización prevé que se haga en dos turnos de dos semanas, repartidos de forma proporcional, con diez y diez", han explicado desde este área municipal.

Su titular, María Espejo (Jaén Merece Más), presentó el pasado 22 de mayo esta nueva edición de un proyecto que se centra en un "importante yacimiento", con restos de épocas calcolítica, romana, visigoda y árabe.

El director del campo, el arqueólogo Juan Luis Martínez, apuntó que, "casi con total seguridad", aparezcan restos en los sondeos programados, aunque habrá que esperar a conocer su estado de conservación, ya que se trata "de restos calcolíticos de 2.500 años aC".

"Hemos diseñado dos sondeos para cada uno de los grupos, en los que sospechamos que puedan aparecer estructuras de época romana, con toda seguridad restos de época islámica y de época tardo-romana, pero todo depende de que los sondeos donde se trabaje sean los adecuados y veamos el estado de conservación de las piezas o estructuras que encontremos", comentó entonces.

Se llevará a cabo en dos turnos previstos del 1 al 12 de julio y del 15 al 26 del mismo mes. Durante estas jornadas, los participantes colaborarán de forma voluntaria y desinteresada en las excavaciones arqueológicas. La actividad, además, pretende "fomentar los valores de convivencia tolerancia, solidaridad, igualdad, participación y aprendizaje cultural, entre otros", según destacó Espejo.

El campo de voluntariado arqueológico se puso en marcha en el verano de 2020 y permitió que el Ayuntamiento de Jaén excavase por primera vez en la parcela C de este yacimiento, en la calle Cataluña. Tiene una extensión de más de 8.000 metros cuadrados y está considerada una de las más valiosas de la zona, con vestigios que abarcan desde el Calcolítico al periodo islámico.

Desde entonces, se han localizado restos que van desde una cisterna y un pozo romano singular por sus dos entradas, enterramientos de posible procedencia íbera, los restos de unas tenerías y viviendas o vestigios de joyería y utensilios con más de 3.000 años de antigüedad.

20 de junio de 2024

Comienza una nueva campaña de excavaciones en La Cabañeta

El yacimiento romano-republicano de El Burgo de Ebro (Zaragoza) cuenta con el foro romano más antiguo de la península ibérica hallado hasta la fecha
Vista aérea del foro de La Cabañeta en El Burgo de Ebro.JPG / AYUNTAMIENTO DE EL BURGO DE EBRO

Las excavaciones arqueológicas en el importante yacimiento romano-republicano de La Cabañeta (El Burgo de Ebro, Zaragoza) se retomarán el próximo mes de julio bajo la dirección del investigador del Instituto de Patrimonio y Humanidades (IPH) de la Universidad de Zaragoza, Borja Díaz Ariño, y del arqueólogo Alberto Mayayo Catalán.

La campaña de 2024 continuará con las labores de excavación iniciadas en el año 2023 en la parte central del yacimiento, donde se localizaron los restos del foro más antiguo identificado en el interior de la península ibérica. Este año, el objetivo es intentar identificar los restos del templo que, verosímilmente, presidiría el complejo monumental. «La plaza forense era un espacio destinado a la celebración de aquellas ceremonias solemnes en las que participaba toda la comunidad. En consonancia con esa función, solía estar presidida por el principal templo de la ciudad. Es razonable pensar que, siguiendo las recomendaciones del arquitecto romano Vitrubio, el templo de La Cabañeta pudiera encontrarse en el pórtico meridional del foro, que es precisamente en el que se centrarán las labores de excavación durante la campaña de 2024», explica Borja Díaz.

En La Cabañeta se encuentran los restos de una importante ciudad fundada por los romanos en el último tercio del siglo II a.n.e., poco después de la derrota de los Celtíberos de Numancia, cuyo nombre antiguo se desconoce por el momento. La ciudad tuvo una vida efímera, dado que seguramente fue destruida de manera violenta durante las Guerras Sertorianas en la década de los 70 del siglo I a.n.e.

En las labores de excavación participarán alumnos matriculados en los distintos Grados y Másteres de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, además de voluntarios de Amigos de La Cabañeta.

Los trabajos sistemáticos en el yacimiento, catalogado como Bien de Interés Cultural, se iniciaron a comienzos de los 2000 gracias al empeño del arqueólogo Antonio Ferreruela Gonzalvo y del profesor de la Universidad de Valladolid José Antonio Mínguez Morales.

La villa romana de 'La Torrecilla' de Getafe será Bien de Interés Cultural

Se trata de un ejemplo de villa con un prolongado uso en el tiempo, datada desde los siglos III hasta el VII d.C.
Vista aérea de la villa romana de 'La Torrecilla', en Getafe |COMUNIDAD DE MADRID

La Comunidad de Madrid ha iniciado el expediente para la declaración de la villa romana de ‘La Torrecilla’ como Bien de Interés Cultural en la categoría de Zona Arqueológica. Se trata de un ejemplo de villa con un prolongado uso en el tiempo, datada desde los siglos III hasta el VII d.C.

Como explica el concejal getafense de Cultura, Luis Domínguez, “es una muy buena noticia para Getafe recibir esta declaración, que nos permitirá una mejor conservación del patrimonio local y su futura protección para las próximas generaciones”.

Esta villa romana se sitúa en el ámbito del proyecto ‘Getafe Río’ que el Ayuntamiento de Getafe está desarrollando, junto al Ministerio de Transición Ecológica, para renaturalizar y recuperar los márgenes del río Manzanares a su paso por la ciudad para los vecinos y la biodiversidad autóctona.

Ubicada dentro del Parque Regional del Sureste y el barrio de Perales del Río, se trata de una hacienda rural con estancias residenciales y domésticas, a la que se asocia una necrópolis a 200 metros de la misma.

Durante la Edad Media, este entorno permaneció habitado con referencias al respecto en el s. XIII como lugar vinculado al ganado. La villa fue localizada en 1979, llevándose a cabo excavaciones arqueológicas hasta el año 1987, y posteriormente en 2016.
(Fuente: Telemadrid)

19 de junio de 2024

Inician la última campaña de excavaciones en la villa romana de Barberes, en Villajoyosa (Alicante)

El Ayuntamiento de la Vila Joiosa ha iniciado los trabajos para finalizar la excavación arqueológica del yacimiento de la villa romana en la zona de Barberes Sur. Se trata de una residencia señorial, construida a las afueras del municipium romano de Allon entre finales del siglo I a. C. y principios del siglo I d. C.

El Ayuntamiento alicantino de la Vila Joiosa ha iniciado los trabajos para finalizar la excavación arqueológica del yacimiento de la villa romana en la zona de Barberes Sur. Se trata de una residencia señorial, construida a las afueras del municipium romano de Allon entre finales del siglo I a. C. y principios del siglo I d. C.

El Servicio Municipal de Arqueología excavó parte del yacimiento, concretamente una superficie de 510 metros cuadrados, entre los años 2009 y 2012, por lo que con los trabajos que se inician ahora se intervendrá sobre los 840 metros cuadrados restantes. En este sentido, la concejal de Patrimonio Histórico, Rosa Llorca, ha anunciado que “dado el valor patrimonial e histórico de este yacimiento romano, estamos estudiando las posibilidades para poder integrar la zona arqueológica con el parque Palasiet, de manera que se pueda crear un espacio de ocio adaptado al entorno”.

Este yacimiento resulta muy complejo dada la superposición de diferentes fases de ocupación y, sobre todo, por la presencia de derrumbes de grandes paneles de pinturas murales que necesitan una documentación y restauración minuciosas. La mayoría de ellos imitan decoraciones arquitectónicas de mármoles, pero también hay escenas figurativas, como una garceta picando a un lagarto en un fondo idílico de vegetación y pájaros, cuyo mural forma parte de la exposición “Tresors de La Vila” que alberga Vilamuseu. Estas escenas bucólicas se pusieron de moda precisamente en el siglo I d. C. y las encontramos en famosas villas, ciudades y palacios del Imperio.

Junto a esta villa romana se ha hallado un tramo de la calzada que conectaba la ciudad por la costa con las actuales Benidorm y Altea, que formaban parte del término municipal de Allon. Unas décadas después, a finales del siglo I d. C., la villa sufre una gran remodelación y las estancias principales de la nueva villa se decoran con lujosas pinturas murales, coincidiendo con un momento de esplendor de la ciudad de Allon, que en estas fechas recibe la categoría de municipium a través del Edicto de Vespasiano (73-74 d. C.). El abandono de la Villa se produce en las últimas décadas del siglo III d. C., momento en el que sufren un incendio algunas de sus estancias, como también le ocurrió a la villa monumental de Torre la Cruz, junto a otro camino, el que iba a los valles de Alcoy. Este hecho podría corresponder a un episodio violento, común en yacimientos de estas fechas, y que se suele relacionar con la inestabilidad del Imperio romano por las invasiones llamadas “bárbaras” y por revueltas internas.

Esta excavación arqueológica, que se realizará durante un tiempo estimado de 7 meses, será ejecutada por la empresa Alebus Patrimonio-Histórico con la codirección del Servicio Municipal de Arqueología y Patrimonio Histórico y el departamento de Urbanismo municipal.
(Fuente: AlicantePlaza)

El buque "UCADIZ" culmina con éxito su primera campaña de arqueología náutica y subacuática

Los trabajos de investigación de este barco de la UCA y el CEI·Mar se han desarrollado en La Caleta y han contado con siete arqueólogos doctorandos y cuatro arqueólogos del CAS.
Investigadores a bordo del UCADIZ.

El buque oceanográfico UCADIZ ha culminado con éxito la primera campaña científica en el mar dentro de la Línea de Arqueología Náutica y Subacuática de la Universidad de Cádiz y el Campus de Excelencia Internacional del Mar (CEI·MAR). El UCADIZ ha estrenado su hoja de ruta científica tras ser acondicionado recientemente por la UCA, convirtiéndose en una infraestructura con equipamiento científico y de navegación de última generación al servicio del sistema universitario andaluz y de toda la agregación del CEI·MAR. En total, en las distintas tareas de investigación realizadas han participado once personas: siete arqueólogos doctorandos de la UCA y cuatro arqueólogas del Centro de Arqueología Subacuática de Andalucía (CAS).

Se trata de una actividad novedosa en numerosos aspectos que se ha llevado a cabo en la zona de La Caleta (Cádiz). Entre las peculiaridades diferenciadoras de esta campaña se encuentra, precisamente, la circunstancia de haber sido la primera realizada en colaboración entre la UCA, el CEI·MAR y el Centro de Arqueología Subacuática de Andalucía del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (CAS –IAPH). Junto al director de la investigación, Xavier Nieto, ha participado también en estos trabajos la propia directora del CAS, Carmen García Rivera.

Esta investigación pionera sobre los yacimientos arqueológicos en la zona de La Caleta ha requerido, en primer lugar, del ajuste del equipamiento científico del buque para lograr su máxima eficacia, además de la necesaria habituación de equipo humano a la hora de trabajar con un medio técnico complejo y potente como es el UCÁDIZ. Una actividad científica que contó con un proceso de selección previo ya que, con anterioridad, se procedió a seleccionar los dos yacimientos arqueológicos más idóneos entre la docena conocidos en La Caleta para, de este modo, iniciar en el verano próximo sendos proyectos de investigación. Trabajos que servirán, al mismo tiempo, como espacio privilegiado de formación del alumnado del Máster en Arqueología Náutica y Subacuática de la UCA, único en el contexto de la universidad española y que, dentro del ámbito CEI·MAR, comienza a impartirse en este curso académico.

Dado que este máster pretende formar, mediante dos desarrollos curriculares, a especialistas en arqueología subacuática de Época Clásica y de Época Medieval y Moderna, el UCADIZ ha inspeccionado y seleccionado en estos días un barco romano (muy probablemente del siglo I d.C. con un cargamento de ánforas Dressel 20, que es uno de los envases típicos para la exportación de aceite de la Bética), así como otro pecio, que presenta una serie de cañones y una arquitectura naval conservada y que puede pertenecer a los siglos XVII o XVIII.

Uno de los proyectos previstos desde UCA y CEIMAR acaba de ser concedido por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España en su convocatoria 2016 de proyectos I+D del Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia, dirigido por el doctor Xavier Nieto Prieto y denominado El contexto arqueológico subacuático de La Caleta y su entorno (Cádiz): puertos y pecios vertebradores de una ciudad y de un territorio. Financiado con 56.000 euros, se desarrollará en los próximos dos años en el ámbito de la Bahía de Cádiz.

Así, este avance previo al desarrollo de los dos proyectos de investigación acometidos en esta primera campaña científica del UCADIZ ha alcanzado los objetivos previstos. Esto permitirá que en el verano próximo se puedan retomar con garantías unos proyectos de larga duración y ejecución a largo plazo que servirán para determinar el valor de los yacimientos arqueológicos subacuáticos conocidos en la zona de La Caleta e incidir en el extraordinario patrimonio sumergido en las costas gaditanas y andaluzas.

18 de junio de 2024

Descubren en Sevilla el vino más antiguo del mundo: un blanco con más de 2.000 años de ‘maduración’

Los análisis químicos confirman que el líquido hallado en el interior de una urna funeraria en Carmona es un vino de época romana, la muestra más antigua identificada hasta la fecha
La urna funeraria con el líquido en su interior, que ha resultado ser un vino de 2.000 años. FOTO: Juan Manuel Román, Ayuntamiento de Carmona

Un equipo de investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO) ha identificado el vino más antiguo encontrado hasta la fecha en el interior de una urna funeraria de 2.000 años de antigüedad. El recipiente se encontraba en el mismo mausoleo romano descubierto en 2019 en la localidad sevillana de Carmona en el que ya se había localizado un frasco de perfume perfectamente sellado. Otra de las urnas cerradas herméticamente contenía cuatro litros de un líquido rojizo que, tras el análisis químico, ha sido identificado como vino y supera en antigüedad a la famosa botella de Espira, un recipiente desenterrado de una tumba romana en Alemania del siglo IV d.C.

“Fue muy sorprendente, porque cuando encontramos las urnas durante una excavación dábamos por hecho que contenían huesos y ajuar; nunca nos imaginamos que dentro pudiera haber líquido”, asegura Juan Manuel Román, arqueólogo municipal del Ayuntamiento de Carmona que descubrió la tumba y lideró la excavación. Fue al abrir la urna en el laboratorio cuando se quedaron atónitos. “El líquido tenía un color rojizo y estaba como burbujeando, quizá por el movimiento del traslado”, recuerda. Sumergidos en el interior de la urna estaban los huesos incinerados de un hombre de alrededor de 45 años, junto a otros elementos como un anillo de oro y varias piezas de hueso trabajado.

Tras asegurarse de que el líquido no podía proceder de la condensación y que no se habían producido filtraciones en la urna, los científicos procedieron a su análisis químico. En un trabajo publicado en la revista Journal of Archaeological Science: Reports, el equipo del Departamento de Química Orgánica de la UCO, liderado por el catedrático José Rafael Ruiz Arrebola, detalla los resultados de una serie de pruebas para estudiar su composición, diferenciar los compuestos que podían estar relacionados con el vidrio de la urna o con los huesos del difunto y compararlo con vinos actuales de Montilla-Moriles, Jerez o Sanlúcar.

“Lo que nos dio la certeza de que se trataba de un vino fueron los polifenoles”, comenta Ruiz Arrebola a elDiario.es. “Lo que vemos son las moléculas características del vino, sin lugar a dudas, de hecho los hemos comparado con vinos de la zona y están presentes los mismos compuestos”. Por otro lado, la ausencia de antocianinas, los polifenoles que se encuentran en la piel de la uva cuando se dejan en maceración al producir vino tinto, les lleva a pensar que se trataba de un vino blanco.

“Certeza absoluta no la podremos tener jamás, pero tengo cierta confianza en que era un vino blanco, porque en el análisis químico no aparece el ácido siríngico que viene de la descomposición de la antocianina más abundante y aparece en los tintos”, subraya el especialista.

Una práctica desconocida
Uno de los aspectos que desconcierta a los científicos es el hecho de que los restos funerarios aparezcan sumergidos de vino, algo de lo que no hay constancia en otros lugares ni en los documentos escritos de la época. Recientemente se encontró una urna del mismo tipo en Pompeya rellena de líquido, pero aún no se ha analizado su contenido ni se conoce si es un caso similar. “Este es un aspecto del ritual funerario del que no había constancia”, explica Juan Manuel Román. “Será difícil encontrar algo parecido, porque tiene que tener unas condiciones muy particulares para que un líquido se conserve 2.000 años, hay que recordar que del frasco de perfume que encontramos en la urna que estaba junto a esta solo nos habían quedado los posos”.

Este mausoleo circular acogió a una familia de alto poder adquisitivo, estaba situada junto a la importante vía que comunicaba Carmo (la actual Carmona) con Hispalis (Sevilla), y señalizada con una torre de la que ya no quedan restos. Los arqueólogos subrayan que esto hace más improbable que pasara desapercibida por los saqueadores, pero por algún motivo permaneció sin abrir hasta 2019. El mausoleo acogía seis urnas funerarias con los restos de tres hombres y tres mujeres que vivieron en el siglo I d.C., además de vasijas, platos de vidrio y cerámica de gran valor que formaban parte de un ajuar. Conocemos el nombre de dos de ellos, Hispana y Senicio, pero no el de los ocupantes de las dos urnas más lujosas, situadas en el lado derecho de la tumba, la que contenía el perfume (de una mujer) y la del recién descubierto vino (de un hombre).

Los investigadores, que no saben si ambos fueron familia porque la incineración no ha dejado muestras de ADN, creen que esta diferencia de tratamiento puede deberse a una cuestión de género. Las mujeres en la antigua Roma tuvieron durante mucho tiempo prohibido probar el vino, que estaba reservado para los hombres. Los restos de la mujer tenían tres joyas de ámbar, un frasco de perfume con aroma a pachulí y fragmentos de telas cuyos primeros análisis parecen indicar que se trataría de seda. Como curiosidad, además del vino, los restos del hombre estaban acompañados por un anillo de oro que se añadió tras la cremación con la figura de Jano bifronte —una divinidad asociada al tránsito de la muerte—, y restos de huesos trabajados que han resultado ser las patas de una cama, seguramente junto con la que se quemó su cuerpo.

Una bebida para la liturgia
María José Motilva, investigadora del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV-CSIC), que no ha participado en el artículo, cree que se trata de un “hallazgo excepcional” y que los resultados del análisis de polifenoles sugieren que el líquido rojizo contenido en el ánfora podría tratarse de un vino con una lógica degradación por el paso del tiempo. “La composición en sales minerales del líquido es bastante similar a la de los vinos finos que se producen actualmente en la antigua región bética”, destaca. En cuanto al pH de 7,5, muy superior al de los vinos finos que se elaboran hoy día, cree que se debe a “una degradación lógica que se relaciona con el bajo contenido de materia orgánica del vino que fue en su día”.

José Miguel Martínez Zapater, director del ICVV-CSIC, también cree que se trata de un trabajo muy relevante que aporta mucha información sobre cómo vivieron sociedades anteriores a las nuestras y cómo valoraban el vino. “El vino era una bebida casi para comunicarse con los dioses, estaba muy relacionado con la religión”, asegura. “Estaba destinada a determinados grupos sociales y lo que le daba valor es que solo se producía una vez al año, a diferencia de otras bebidas como la cerveza, que estaban más disponibles”.

Zapater y su equipo trabajan en la identificación de restos arqueológicos de la vid, a partir de semillas en yacimientos con los que tratan de identificar qué variedades se cultivaban, por lo que si apareciera alguna semilla en el fondo de esta urna, señala, sería especialmente interesante para ellos. “Me atrevería a afirmar que las variedades de uva no han cambiado tanto, pero no hay mucha información en el trabajo”, asegura. Lo que tiene claro es que el vino que se bebía hace 2.000 años era muy diferente del actual. “Sospecho que era un vino que se oxidaba rápidamente y tenía problemas de conservación; eso se sabe de muchos vinos de la antigüedad, es algo que ahora evitamos con la tecnología”.

¿A qué sabrá este vino después de 2.000 años? Ruiz Arrebola confiesa que él y su equipo han fantaseado alguna vez con la posibilidad de tomarse un chupito para celebrar el descubrimiento. “No creo que sea peligroso, pero me da un poco de asco, en particular porque estaba en contacto con los restos de un romano muerto”, bromea.

Para Juan Manuel Román, el arqueólogo que descubrió esta tumba romana llena de tesoros, el vino es una muestra más del poder de aquella familia, capaz de adquirir productos que viajaban desde las más lejanas partes del mundo. “Hasta Carmona llegaba el ámbar del Báltico, el pachulí de Pakistán, el vidrio de Alejandría y ahora sabemos que quizá hasta seda desde el lejano oriente”, resume. “El vino es un añadido más a este espectacular hallazgo que nos brinda información de primera sobre cómo se vivía (y se moría) en el mundo romano”.