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28 de abril de 2016

Encuentran ánforas con 600 kilos de monedas de bronce romanas en Tomares (Sevilla)

Las monedas, probablemente hechas en Oriente, están "en flor de cuño", es decir, que no han circulado y por tanto no tienen desgaste. Las ánforas se han encontrado durante unas obras de acometida paralelas a un camino y es un hallazgo único en España y quizás en el mundo.
Museo Arqueológico de Sevilla donde se han llevado las ánforas con las monedas. FOTO: JOSÉ LUIS MONTERO.
Unas máquinas han destapado este miércoles en Tomares (Sevilla) 19 ánforas romanas que contienen unos 600 kilos de monedas de bronce del siglo IV después de Cristo, un hallazgo que los arqueólogos que han trabajado en la zona consideran único en España y quizás en el mundo. 

Las ánforas se han encontrado durante unas obras de acometida paralelas al camino interno del parque Zaudín de Tomares, donde las máquinas han dejado al descubierto los recipientes romanos llenos de monedas, según han explicado fuentes de la investigación arqueológica. 

"FLOR DE CUÑO"
Las monedas tienen en el anverso la figura de un emperador y en el reverso diversas alegorías romanas, como la abundancia, y los investigadores han enfatizado que no se ha encontrado nunca tal acumulación de piezas y además tan homogéneas. Se da la circunstancia de que las monedas, probablemente hechas en Oriente, están "en flor de cuño", es decir, que no han circulado y por tanto no tienen desgaste. 

Las ánforas, algunas rotas y otras enteras, no son las usadas para el transporte de vino o grano, sino de tamaño más pequeño, y estaban en un receptáculo específico habilitado al efecto, que estaba sellado y cubierto con materiales rotos.

La hipótesis inicial de los investigadores es que las monedas estaban acumuladas en ese receptáculo para el pago de impuestos imperiales o para pagar las levas del Ejército. Las monedas encontradas ya han sido depositadas en el Museo Arqueológico de Sevilla, según han precisado las fuentes.
(Fuente: El Correo de Andalucía / EFE)

27 de abril de 2016

Declaran Zona Arqueológica el yacimiento de El Carambolo en Camas (Sevilla)

La declaración se produce casi 60 años después del hallazgo de su tesoro tartésico. La zona protegida tiene una superficie de 29.450 metros cuadrados y comprende la totalidad del yacimiento y de los vestigios materiales de sus cinco fases de ocupación.
El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha acordado inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con la tipología de Zona Arqueológica, el yacimiento de El Carambolo, situado en el término municipal de Camas (Sevilla) y donde en 1958 se produjo el hallazgo del tesoro tartésico del mismo nombre, uno de los lugares fundamentales para el conocimiento de las primeras culturas asentadas en el Bajo Guadalquivir y en el suroeste de la Península Ibérica.

Según ha informado la Junta en un comunicado, la zona protegida, con una superficie de 29.450 metros cuadrados en la parte alta del Cerro del Carambolo, comprende la totalidad del yacimiento y de los vestigios materiales de sus cinco fases de ocupación, correspondientes a los periodos Calcolítico (2500-1700 a.C.) y del Bronce Final (1400-1100 a.C.); la Protohistoria tartésica y fenicia (siglos IX al VII a.C.), y la época contemporánea. De esta última se incluyen un emplazamiento artillero de principios del siglo XIX y el edificio de Tiro de Pichón (segunda mitad del siglo XX).

El decreto de inscripción "delimita también un área adicional de protección de 495.080 metros cuadrados que abarca todo el perímetro del cerro, incluyendo las laderas que se han mantenido libres de edificaciones", ha añadido la Junta, que ha explicado que "se salvaguarda así uno de los hitos paisajísticos más sobresalientes del entorno metropolitano de Sevilla, un territorio donde los puntos elevados son muy escasos". Su visibilidad sin alteraciones es fundamental para entender la posición estratégica que motivó la temprana ocupación del enclave.

Asimismo, la norma aprobada inscribe como Bienes de Interés Cultural el tesoro tartésico y cinco piezas encontradas en las excavaciones, todas conservadas en el Museo Arqueológico de Sevilla. Entre ellas destaca el exvoto de la diosa Astarté, cuya inscripción frontal constituye uno de los testimonios más antiguos y extensos de lengua fenicia en la Península Ibérica.

Todos estos bienes muebles corresponden a la Protohistoria, la tercera y más importante de las cinco fases de ocupación del yacimiento, y las sucesivas excavaciones realizadas a partir de 1958 subrayan, como elemento fundamental de este periodo, la existencia de un santuario erigido por los fenicios hacia mediados del siglo VIII a.C., sobre el que se habrían construido edificaciones que mantuvieron el carácter sagrado del lugar durante algo más de 200 años.


Este centro ceremonial, posiblemente el de mayor entidad de la comunidad fenicia que ocupaba la antigua Ría Bética, alcanzó una amplia proyección territorial como lugar de referencia en las rutas de navegación que unían el Guadalquivir con el Atlántico y el Mediterráneo.

Los principales vestigios de este periodo, conocido como orientalizante o tartésico, corresponden a varios edificios superpuestos en la corona del cerro. El denominado 'Complejo A', orientado hacia el Este y construido con muros de ladrillo de adobe, ofrece restos de pavimentos realizados con conchas marinas perfectamente alineadas y de gradas decoradas en damero rojo y negro o fajas alternas rojas y blancas.

Algunos fragmentos fueron extraídos como muestras para su depósito en el Museo Arqueológico de Sevilla y destacan también un altar circular y otro en forma de piel de toro.

A mediados del siglo VI a.C., las edificaciones del conjunto se destruyeron parcialmente y fueron reutilizadas para usos metalúrgicos y artesanales, como atestigua la localización de 14 hornos en el lateral suroeste del cerro.

BIENES MUEBLES
Respecto a los bienes muebles vinculados al yacimiento, el más destacado es el del Tesoro del Carambolo, "un conjunto único y original, sin paralelos próximos, que parece ser obra de un taller local con un desarrollo propio, orientalizante tartésico, diferente del puramente oriental de carácter colonial". Integrado por 21 piezas huecas de oro con un peso de casi tres kilos, consta de dos brazaletes, dos colgantes en forma de piel de toro, ocho plaquetas con decoración de rosetas, otras ocho con decoración de semiesferas de polo rehundido y un collar de pseudosellos.

Otros objetos singulares procedentes del área excavada en 1958 por el profesor Juan de Mata Carriazo son, además del citado exvoto de la diosa Astarté, una pieza cerámica en forma de barca con un caballo en la proa, una cadena con apliques de oro, un escarbeo pétreo de color azul y otro de pasta blanca en cuya base aparecen motivos jeroglíficos egiptizantes.

Respecto a las otras cuatro fases de ocupación, de la primera (Calcolítico) se conservan 14 fosas-silos, así como hogueras y un enterramiento infantil, mientras que del Bronce Final se han identificado varias fosas rellenas por detritos que podrían tener un carácter ritual. Una vez abandonado a partir del siglo VI a.C., y después de casi veinticinco siglos, el cerro tuvo un breve uso militar como emplazamiento artillero, posiblemente vinculado a la Guerra de la Independencia (1808-1814).

La última fase corresponde a la edificación de las instalaciones de la Real Sociedad de Tiro de Pichón en la primera mitad del siglo XX. Las obras para su ampliación y mejora motivaron el hallazgo casual del Tesoro del Carambolo en 1958 pero también ocasionaron la pérdida de la parte superior de estratigrafía arqueológica y del propio yacimiento en tres laderas del cerro.

26 de abril de 2016

Plan de protección para las cuevas y abrigos rupestres de Rótova (Valencia)

La cavidad de la Peña Roja pertenece al Paleolítico Medio o incluso Inferior y alberga restos de unas pinturas rupestres levantinas y de grabados fusiformes de más de 10.000 años de antigüedad. Estas trazas están incluidas en el conjunto de Patrimonio de la Humanidad del Arte Prehistórico del Arco Levantino.
Paraje de la Peña Roja en Rótiva. FOTO: ÓSCAR MARTÍ
La Peña Roja de Ròtova está en peligro. Buena parte de este yacimiento ya ha desaparecido por las avenidas del río Vernissa y, si no se actúa de manera urgente, en unos años ya no quedará ni rastro de él.

El Ayuntamiento de Ròtova en colaboración con la Sección de Arqueología y Prehistoria (SEAP) de la Real Academia de Cultura Valenciana ha puesto en marcha un plan de protección de los enclaves arqueológicos del término municipal, ya que todos presentan un importante deterioro, según apuntan los expertos. Este programa no sólo incluye una actuación en la Peña Roja sino también en la Cova de les Rates Penaes, del Barranc Blanch, la villa romana de Lesort y el castillo de Borró, que está situado sobre un poblado ibérico.

EL RÍO ES EL CAUSANTE DEL DETERIORO
El arqueólogo de la Real Academia de Cultura Valenciana José Aparicio explicó que es necesario proteger el acantilado de la Peña Roja porque cada vez que hay una avenida por las lluvias esta amenaza con su destrucción. A juicio de Aparicio, el río es el verdadero causante de su progresiva desaparición. La propuesta que plantea es la construcción de un malecón que frene las acometidas del río. De esta manera, cuando haya una riada, el agua golpeara contra el muro y no contra el yacimiento. Dicho malecón serviría también de acceso al acantilado y se construiría una pasarela de acceso. Con respecto a los restos de pinturas rupestres que hay en la pared, según Aparicio, con métodos modernos se podría restituir lo que se ha perdido. Asimismo, se pondría una valla para proteger las obras artísticas.

La Penya Roja fue descubierta por el propio Aparicio el 21 de diciembre de 1972. Su equipo realizó cinco campañas de excavación desde 1976 hasta 1980. «Se comprobó que la sedimentación en su mayor parte correspondía al Musteriense y una débil capa superficial contenía materiales del Auriñaciense, final del Musteriense y principios del Paleolítico Superior y otras ya del Mesolítico I fechado a principios del Holoceno entre el 10.000 y el 9.000».

Los restos ergológicos, producto de la continuada habitación al amparo de una cueva o simple abrigo, junto a los restos artísticos, le confieren una singular importancia, apostilló. Lo preocupante, según el arqueólogo, es que la modificación del cauce del Vernissa, que lame la base de la sedimentación y la pared del abrigo, ha ido provocando la erosión y consiguiente desaparición de parte de dicha sedimentación.

CATAS EN PROFUNDIDAD
Por el momento, según el especialista, no se va a excavar en la Peña Roja, pero en un futuro, «sí que habrá que pensar en realizar catas en profundidad».Una vez se emprendan las labores de protección, la intención es poner en valor los enclaves arqueológicos con la finalidad de que se conviertan en una oferta de turismo cultural de alto nivel, según explicó el alcalde de Ròtova, Toni García. Con respecto a la villa romana, localizada en el polígono les Mases, la máxima autoridad solicitará los permisos a la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano para proteger los restos exhumados.

También se limpiará y acondicionará el solar municipal donde se ubica el conjunto romano y se integrará en un jardín arqueológico visitable. Este lugar lo empezó a excavar la Seap bajo la dirección del arqueológo Cisneros Fraila.

En tercer lugar, también en el mismo cauce del río Vernissa, está la Cova del Barranc Blanch, «famoso yacimiento por sus restos antropológicos descubiertos hace años, adscribibles al Neandertal y a su sucesor Cromañón, en sedimentación de continuada habitación durante el Paleolítico Superior y Paleolítico Medio en la base». El arqueólogo plantea instalar en este lugar una valla de protección.

CUEVA DE LES RATES PENAES
Otro de los yacimientos es la Cova de les Rats Penaes, que contiene tanto restos artísticos como sedimentación del Paleolítico Superior y del Neolítico. Todo este conjunto arqueológico forma el núcleo central del proyecto de protección, «de indudable necesidad inmediata», según Aparicio, quien señaló que hay que tener en cuenta que la inmediata situación del Monasterio de Sant Jeroni de Cotalba, «pudiera ser el centro de acogida y de las actividades culturales y científicas que se pudieran desarrollar».

(Fuente: Las Provincias / Zoa Sanz)

25 de abril de 2016

El yacimiento de Los Torrejones puede esconder una ciudad romana de dos kilómetros cuadrados, en Yecla (Murcia)

La existencia de restos de la estructura de una ciudad revela que el yacimiento no es una pequeña “villa rústica”, que era lo que se pensaba hasta ahora, si no una ciudad de considerable tamaño vinculada a la casa imperial de Adriano.
Voluntarios trabajando en Los Torrejones el pasado verano. (LA VERDAD)
El magnífico busto del emperador romano Adriano y los estudios e investigaciones en torno a esta bella pieza de mármol blanco, procedente de las canteras imperiales italianas de Carrara, abre interesantes expectativas para Los Torrejones, yacimiento en el que se encontraba oculto, hasta que fue hallado en noviembre de 2014. Este enclave, fechado en un tramo cronológico situado entre los siglos I al III de nuestra era, alcanza tal magnitud por sus dimensiones, que hace pensar en la existencia de los restos de una ciudad romana importante.

ALGO INMENSO
José Miguel Noguera, catedrático de arqueología de la Universidad de Murcia afirma que el yacimiento de Los Torrejones tiene una extensión extraordinaria, que oculta la existencia de los restos de una ciudad de importante consideración, por su vinculación con la casa imperial de Adriano. Para Noguera este enclave ” nos ha sobrepasado a todos, porque se está evidenciando como algo inmenso. 


VINCULACIÓN CON ADRIANO
Se trata de un espacio de más de 200 hectáreas, con estructuras que emergen y que están repartidas por todas partes. Esto hace plantearse, añade, la existencia de los restos de una ciudad de cuyo rango jurídico ignoramos todavía, pero que se revela, no como una pequeña “villa rústica”, que era lo que se pensaba hasta ahora, sino como un gran enclave de un gran personaje de la élite, de la nobleza local, de una quizá ignota ciudad del entorno de Yecla que tuvo unos especiales vínculos con la casa imperial en la primera mitad del siglo II después de Cristo y que fue capaz de desplegar aquí, en su residencia, todo un programa arquitectónico, ornamental y decorativo, presidido por la figura de su emperador, que sin duda alguna, lo convertía en uno de los personajes más relevantes de su época en el sureste peninsular “.

NUEVAS EXCAVACIONES
Es tal la magnitud del yacimiento que, para ir recuperando el legado patrimonial que allí se esconde y para ir despejando estas incógnitas, el director del museo arqueológico municipal “Cayetano de Mergelina”, Liborio Ruiz, anuncia la realización de nuevas excavaciones arqueológicas en Los Torrejones, para lo que se ha establecido un convenio con la Universidad de Alicante para acometer las consiguientes prospecciones, unido a un plan de empleo municipal que dará trabajo a parados de la localidad, lo que permitirá una mayor agilización en las excavaciones. 


También se tiene previsto desarrollar este verano un Campo Nacional de Trabajo y la organización de una exposición itinerante para 2017, organizada en colaboración con la Universidad de Murcia y coincidiendo con la celebración del bimilenario del acceso al trono imperial de Roma del emperador Adriano.
(Fuente: El Periódico de Yecla / Carmen Ortín)

22 de abril de 2016

La basura amenaza las pinturas rupestres de la cueva de Los Covachos (Sevilla)

En sus corredores, galerías y salas atesora las primeras manifestaciones prehistóricas documentadas en una cueva en Sevilla. Contiene hasta 1.286 signos grabados con trazos simples y pinturas esquemáticas,relacionadas con ritos de fertilidad del Neolítico final.
El vertedero, que ya ardió el pasado verano, incontrolado contiene algunos residuos peligrosos. FOTO: ABC
El conjunto arqueológico de la cueva de Los Covachos de Almadén de la Plata se libró en el siglo XX de saltar por los aires cuando proyectaron la voladura de la cavidad para explotar el yacimiento a cielo abierto y extraer los minerales del interior de la roca.

Casi cien años después de esta historia, Los Covachos vuelve a estar en el punto de mira de los vecinos, que reclaman su protección debido a la proliferación de basuras que hace peligrar este enclave de la Sierra Morena de Sevilla calificado de especial protección en el Parque Natural de la Sierra Norte.

Ecologistas en Acción ha denunciado el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) y la Delegación Territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, cómo en los últimos seis años basura y escombros se abren paso en las inmediaciones de esta cueva con las primeras pinturas rupestres de la provincia.

DESDE 2011
La primera denuncia la interpusieron en 2011 pero un lustro después no se han tomado medidas para la clausura del vertedero y la retirada de los residuos. La zona ardió el verano pasado y se encuentra a doscientos metros de un pozo gestionado por Aguas del Huéznar que, según el portavoz ecologista, Armando Cáceres, abastece a los vecinos de El Real de la Jara.

En el vertedero se acumulan residuos y escombros de todo tipo de manera incontrolada, según Ecologistas en Acción, algunos de ellos peligrosos como el fibrocemento, que contiene amianto. El basural,explican, tiene afección tanto para la vegetación autóctona del Parque Natural como para las aguas superficiales y subterráneas de la zona, por lo que afecta a todas las especies naturales que habitan este ecosistema. Rodeada de basura está también una cantera de época romana.

El interior de la cueva se encuentra cerrado al público con el propósito de salvaguardar el yacimiento de la incidencia de los hombres, que ya en otras etapas provocaron destrozos en su interior o expoliaron sus entrañas.

Tras las puertas de Los Covachos el pasado confluye con la vida de los murciélagos y otros seres que hoy, como hicieran los hombres desde4.000 años antes de Cristo y hasta la Edad Media, moran en este portentoso hábitat cubierto de estalactitas y estalagmitas situado a solo dos kilómetros de las calles de Almadén de la Plata.

VALOR NOTABLE
El valor de este yacimiento es notable. En sus corredores, galerías y salas atesora las primeras manifestaciones prehistóricas documentadas en una cueva en Sevilla. Desde el Neolítico final «se registran hasta 1.286 signos grabados con trazos simples y pinturas esquemáticas,relacionadas con ritos de fertilidad de los moradores de la cavidad», explica el historiador Miguel Ángel Vargas.

Los ecologistas quieren la retirada de la basura y revertir el daño causado, al tiempo que exigen que se investigue cómo proliferó este vertedero junto a la cueva, y que se abran los expedientes sancionadores oportunos para depurar responsabilidades.

La sociedad espeleológica Geos ha elevado a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta una candidatura para que este conjunto arqueológico sea declarado Monumento Natural de Andalucía. La iniciativa persigue avanzar en las investigaciones pendientes y extremar la protección y conservación del legado que conserva su interior. Los expertos abogan por poner en valor de este enclave con fines lúdicos.

21 de abril de 2016

Primeras excavaciones en la vertiente leonesa de La Carisa

Junta de Castilla y León y Ayuntamiento de Villamanín se unen para realizar las primeras prospecciones arqueológicas en la zona leonesa de la Carisa en busca de un castro romano excepcional que podría ser capital para el futuro turístico de la zona.
Reconstrucción del campamento de La Carisa.
Villamanín se encomienda a la Carisa y al yacimiento romano que se esconde bajo su territorio. El Ayuntamiento cree que esta zona esconde todo un tesoro.

Junta y Ayuntamiento se unen para realizar las primeras prospecciones arqueológicas en la zona leonesa de la Carisa en busca de un castro romano que el edil de la localidad, José Luis García Oblanca, califica como «excepcional». Lo importante, remarca, es que «por fin se van a hacer prospecciones arqueológicas en el campamento romano de la Carisa en la zona de León, en concreto de Pendilla perteneciente al Ayuntamiento de Villamanín».

Las excavaciones darán inicio tras un trabajo previo realizado con una aportación de 6.000 euros realizada por Junta y Ayuntamiento. «Es una inversión que nos permitirá acometer lo que podríamos denominar la radiografía de la zona y a partir de ahí avanzar», ha recordado el edil.

José Luis García Oblanca ha agradecido la colaboración de «la arqueóloga que va a llevar las excavaciones Esperanza Martín Hernández que sin el apoyo de ella y el conocimiento de la zona no se podía haber hecho». Los trabajos de este año comenzarán si el tiempo lo permite en junio y tendrán una duración de 2 meses. En esos trabajo se acometerá el desbroce del campamento, levantamiento topográfico y prospección con metalodetección.

EL CAMPAMENTO
El Campamento romano de La Carisa es un yacimiento arqueológico situado junto a la vía de La Carisa, en el cordal de Carraceo entre los concejos asturianos de Aller y Lena. Tiene un origen romano y probablemente militar, como lo demuestran el medio centenar de objetos encontrados: dos monedas, puntas de jabalina y pilum y algún dardo del tipo del de las balistas.

La vía de la Carisa atraviesa la cordillera Cantábrica de sur a norte a través del cordal de Carraceo, entre los concejos de Aller y Lena. El camino comienza en Pendilla (Villamanín) y transcurre por la cima del cordal, evitando los valles y collados. Su origen es romano y por sus características puede considerarse una vía estratégica desde el punto de vista militar.

Destaca la pervivencia del topónimo Carisa, que la relacionan con el general romano Publio Carisio, legado en Lusitania entre los años 26 a. C. y 22 a. C. que intervino en las guerras contra los Astures. Este topónimo aparece documentado por primera vez en el archivo catedralicio de Oviedo, en una donación a la Iglesia de Oviedo del año 1036 en la que se hacen referencia a diversos lugares de Aller y Lena situándolos «sub monte Carisa».

20 de abril de 2016

Descubren un espacio sepulcral de la Edad del Cobre en una cueva de Obejo (Córdoba)

Allí se han encontrado los restos humanos de cinco individuos de ambos sexos que fueron depositados sobre lechos de corcho. Junto a ellos había siete vasos de cerámica. Los expertos creen que la cueva fue acondicionada como espacio sepulcral.
Miembros del G-40 trabajando en el yacimiento descubierto en Obejo. FOTO: G40.
Hace más de 5000 años, algo revolucionario sucedió. Se fue fraguando muy lentamente, en parte a través de aprendizaje y desarrollos locales, pero también gracias a viajeros y conocimientos compartidos en el resto de Europa y el Mediterráneo. Así, las culturas presentes en el Sur de la Península Ibérica, poco a poco, empezaron a controlar el uso de los metales. Las técnicas más avanzadas en la talla de instrumentos y armas de piedra, dieron paso a la tecnología del martillado y fundición. Y con ella, del Neolítico se saltó a una nueva edad histórica: la Edad del Cobre y del Bronce.

En Sierra Morena, en lo que actualmente es la provincia de Córdoba, por aquel entonces, se comenzaban a explotar las vetas de mineral de cobre en la zona de Cerro Muriano. Algunas comunidades del entorno fundaron asentamientos más estables. Allí vivieron, allí murieron y una de sus tumbas acaba de ser encontrada e investigada en Obejo.

El contexto excavado es uno de los ejemplos más antiguos de uso funerario en esa zona de Sierra Morena, en donde, a diferencia de la comarca de Los Pedroches y el Alto Guadiato, los dólmenes escasean. Se encuentra en Peña Calera, en el valle del Guadalbarbo. Y ya ha sido investigado por un equipo de arqueólogos y antropólogos de las universidades de Córdoba, Granada y Huelva, coordinados con miembros del grupo espeleológico G-40 y con el apoyo del Ayuntamiento de Obejo, autorizados por la Delegación Provincial de Cultura en Córdoba.

PAISAJE ESCARPADO
Se trata de una zona elevada y rocosa. Allí en una cueva propia de la zona -una diaclasa-, miembros del Grupo Espeleológico G-40 encontraron un habitáculo en la roca donde asomaban restos de hueso y cerámica. Conscientes de su interés, inmediatamente dieron cuenta a la Delegación de Cultura en Córdoba. Informados los investigadores, y tras realizar el proyecto de estudio, comenzó la intervención arqueológica, la cual se desarrolló durante la pasada Semana Santa.


En esta angosta y claustofóbica diaclasa, con un espacio de apenas dos metros útiles, y donde en ningún momento era posible mantenerse erguido, los arqueólogos han encontrado los restos de al menos cinco individuos. Entre los distintos huesos hallados destaca un cráneo completo. Uno de los aspectos que más ha llamado la atención de los investigadores es que los cadáveres fueron depositados en una oquedad tapizada de bloques de piedra sobre la que se depositaron planchas de corcho. “El espacio en sí es muy seco y eso ha afecto a la conservación de los huesos, pero esta materia vegetal se ha preservado muy bien”, señala el arqueólogo de la universidad de Granada Rafael Martínez.

PLANCHAS DE CORCHO
En un primer momento, los científicos pensaron que el corcho pudo haber sido introducido por animales que, durante milenios, han usado este mismo espacio como letrina, nido y madriguera. “Pero la disposición y el corte preciso de las planchas denotan que se trata de una materia prima trabajada, muy probablemente colocada con un objetivo funerario”, indica el experto. Los cuerpos, muy probablemente, fueron depositados sobre las planchas en posición fetal. Queda realizar los estudios antropológicos de laboratorio para confirmar género y edad de los inhumados, aunque se apunta la presencia de individuos de ambos sexos y al menos un preadulto. Por otro lado, se van a realizar dataciones de radiocarbono para precisar la edad del yacimiento, aunque todo parece indicar que corresponden aproximadamente al 3200 antes de Cristo.

SIETE VASOS DE CERÁMICA
Junto a los huesos, también se han encontrado siete vasos de cerámica -de los cuales dos están intactos y otros tantos corresponden a fragmentos- y un punzón de hueso. La forma de algunos de los vasos, dotados de un diseño muy particular, con carena, es muy característico de este momento cronológico que, en este caso, lo sitúan en los inicios de la Edad del Cobre. “Se trata del momento en el que se constata una gran cantidad de asentamientos más o menos permanentes en la zona de la campiña, vega del Guadalquivir, y como se demuestra ahora, también en áreas de Sierra Morena. Será este momento cuando se documenten los primeros poblados estables en el actual casco urbano de Córdoba, incluyendo la zona de la Arruzafa y la barriada de Alcolea”, explica Martínez.

Los investigadores creen que la cueva fue acondicionada como espacio sepulcral a golpe de maza: “Se preparó el lugar, incluso se rompieron algunas estalactitas, y se terminó cerrando con varios bloques de piedra” termina Rafael Martínez. Y así ha permanecido durante 5200 años. Hasta hoy.

19 de abril de 2016

Hallan restos de una galera junto a tres cañones del siglo XVI en Calpe (Alicante)

Son tres piezas de artillería inglesa del S.XVI encontradas durante la jornada de limpieza del fondo marino junto a la galera que los transportabaNo se descarta que junto a los cañones localizados puedan haber más e incluso algo de munición. La presencia de los restos requeriría de 10 años de estudios antes de acometer obras en el puerto
Uno de los cañones hallados el pasado sábado semienterrado en el fondo marino. 
La directora del Centro de Arqueología Subacuática de la Generalitat, Asunción Fernández, informará a la Dirección General de Patrimonio de la conveniencia de que los restos localizados durante la mañana del sábado permanezcan in situ en los fondos marinos. Y ello por varios motivos.

Primero, porque el deterioro de los cañones es mayor a la intemperie que si permanecen soterrados en el mar. Segundo, porque Calp ya dispone de otros cañones extraídos del fondo marino en los años 90, pertenecientes a la misma serie inglesa. La decisión de que no sean ahora extraídos los encontrados este sábado viene avalada, además, por la declaración de la Unesco sobre patrimonio subacuático, ratificada además por el Estado español.

Según un comunicado municipal, la directora del Centro de Arqueología Subacuática trasladó al consistorio, tras observar las fotografías de uno de los cañones, que “Calp ya tiene cuatro fuera del agua para poder exhibir este patrimonio”. Y que cuando están fuera del agua, los cañones se oxidan con mayor facilidad como consecuencia de la acción del oxígeno de la atmósfera, mientras que “el agua del mar los conserva”.


CATAS ARQUEOLÓGICAS
Cabe recordar que el sábado se localizaron tres cañones que, según concreta ahora el ayuntamiento, presentaban dimensiones distintas: uno de 90 cm, otro de 2,80 y un tercero de 2,40. A su lado se encontrarían los restos de la galera, de mediados del siglo XVI. El informe del Centro de Arqueología Subacuática incluirá que todo el conjunto adquiere un valor tan importante como para cursar notificación al director de Puertos y advertir de que, en caso de realizar obras en el puerto de Calp, sería necesario realizar excavación arqueológica incluida en el impacto ambiental. Y ahí el estudio podría demorarse 10 años, señala el consistorio.

No obstante, esta no es una cuestión que preocupe en estos momentos. Señala el ayuntamiento que “desde el centro de arqueología no reconocen la prisa por iniciar ninguna excavación”, ya que los restos, bajo el mar, permanecen protegidos. En cambio, añade que el informe de Fernández sí que “sugerirá la posibilidad de instar a algún circuito subacuático para poder observar el conjunto de cañones”. Y es que el descubrimiento puede no quedarse ahí. No se descarta que junto a los tres cañones localizados puedan haber más e incluso algo de munición. En el Ayuntamiento de Calp, mientras, ya piensan en la posibilidad de crear “una especie de museo turístico o barco con visión acuática”.

En cualquier caso, antes de cualquier iniciativa hay que proceder conforme establece la ley, y lo primero es documentar el hallazgo. El Centro de Arqueología Subacuática dedicará una mañana al estudio de las piezas. Para ello realizará una extracción de los restos, los depositará en algún almacén cercano y medirá, dibujará, documentará y realizará las fotografías para su documentación. Previamente, debe contar el número de cañones que hay y programar el proceso. Después, serán devueltos al mar.

(Fuente: La Marina Plaza)