google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: José Aparicio
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26 de abril de 2016

Plan de protección para las cuevas y abrigos rupestres de Rótova (Valencia)

La cavidad de la Peña Roja pertenece al Paleolítico Medio o incluso Inferior y alberga restos de unas pinturas rupestres levantinas y de grabados fusiformes de más de 10.000 años de antigüedad. Estas trazas están incluidas en el conjunto de Patrimonio de la Humanidad del Arte Prehistórico del Arco Levantino.
Paraje de la Peña Roja en Rótiva. FOTO: ÓSCAR MARTÍ
La Peña Roja de Ròtova está en peligro. Buena parte de este yacimiento ya ha desaparecido por las avenidas del río Vernissa y, si no se actúa de manera urgente, en unos años ya no quedará ni rastro de él.

El Ayuntamiento de Ròtova en colaboración con la Sección de Arqueología y Prehistoria (SEAP) de la Real Academia de Cultura Valenciana ha puesto en marcha un plan de protección de los enclaves arqueológicos del término municipal, ya que todos presentan un importante deterioro, según apuntan los expertos. Este programa no sólo incluye una actuación en la Peña Roja sino también en la Cova de les Rates Penaes, del Barranc Blanch, la villa romana de Lesort y el castillo de Borró, que está situado sobre un poblado ibérico.

EL RÍO ES EL CAUSANTE DEL DETERIORO
El arqueólogo de la Real Academia de Cultura Valenciana José Aparicio explicó que es necesario proteger el acantilado de la Peña Roja porque cada vez que hay una avenida por las lluvias esta amenaza con su destrucción. A juicio de Aparicio, el río es el verdadero causante de su progresiva desaparición. La propuesta que plantea es la construcción de un malecón que frene las acometidas del río. De esta manera, cuando haya una riada, el agua golpeara contra el muro y no contra el yacimiento. Dicho malecón serviría también de acceso al acantilado y se construiría una pasarela de acceso. Con respecto a los restos de pinturas rupestres que hay en la pared, según Aparicio, con métodos modernos se podría restituir lo que se ha perdido. Asimismo, se pondría una valla para proteger las obras artísticas.

La Penya Roja fue descubierta por el propio Aparicio el 21 de diciembre de 1972. Su equipo realizó cinco campañas de excavación desde 1976 hasta 1980. «Se comprobó que la sedimentación en su mayor parte correspondía al Musteriense y una débil capa superficial contenía materiales del Auriñaciense, final del Musteriense y principios del Paleolítico Superior y otras ya del Mesolítico I fechado a principios del Holoceno entre el 10.000 y el 9.000».

Los restos ergológicos, producto de la continuada habitación al amparo de una cueva o simple abrigo, junto a los restos artísticos, le confieren una singular importancia, apostilló. Lo preocupante, según el arqueólogo, es que la modificación del cauce del Vernissa, que lame la base de la sedimentación y la pared del abrigo, ha ido provocando la erosión y consiguiente desaparición de parte de dicha sedimentación.

CATAS EN PROFUNDIDAD
Por el momento, según el especialista, no se va a excavar en la Peña Roja, pero en un futuro, «sí que habrá que pensar en realizar catas en profundidad».Una vez se emprendan las labores de protección, la intención es poner en valor los enclaves arqueológicos con la finalidad de que se conviertan en una oferta de turismo cultural de alto nivel, según explicó el alcalde de Ròtova, Toni García. Con respecto a la villa romana, localizada en el polígono les Mases, la máxima autoridad solicitará los permisos a la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano para proteger los restos exhumados.

También se limpiará y acondicionará el solar municipal donde se ubica el conjunto romano y se integrará en un jardín arqueológico visitable. Este lugar lo empezó a excavar la Seap bajo la dirección del arqueológo Cisneros Fraila.

En tercer lugar, también en el mismo cauce del río Vernissa, está la Cova del Barranc Blanch, «famoso yacimiento por sus restos antropológicos descubiertos hace años, adscribibles al Neandertal y a su sucesor Cromañón, en sedimentación de continuada habitación durante el Paleolítico Superior y Paleolítico Medio en la base». El arqueólogo plantea instalar en este lugar una valla de protección.

CUEVA DE LES RATES PENAES
Otro de los yacimientos es la Cova de les Rats Penaes, que contiene tanto restos artísticos como sedimentación del Paleolítico Superior y del Neolítico. Todo este conjunto arqueológico forma el núcleo central del proyecto de protección, «de indudable necesidad inmediata», según Aparicio, quien señaló que hay que tener en cuenta que la inmediata situación del Monasterio de Sant Jeroni de Cotalba, «pudiera ser el centro de acogida y de las actividades culturales y científicas que se pudieran desarrollar».

(Fuente: Las Provincias / Zoa Sanz)

14 de febrero de 2013

Recuperan piezas feno-púnicas en el yacimiento íbero de Carmoxen (Valencia)

La Sección de Estudios Arqueológicos Valencianos descubrió en el campo de trabajo de Moixent tres piezas de adscripción feno-púnica con dataciones que fluctúan entre los siglos IV y III a. de C. El ánfora restaurada estaba destinada a contener salazones u otros productos como aceite y vino.
José Aparicio junto al ánfora recuperada. Foto: Diputación de Valencia.
La actividad investigadora de la Diputación Provincial de Valencia, que comenzó oficialmente el año 1927, continua sin interrupción actualmente, tanto desde el Museo de Prehistoria como de su Sección de Estudios Arqueológicos Valencianos –SEAV-, estudiando científicamente los yacimientos arqueológicos valencianos, tras los trabajos de excavación correspondientes, así como los materiales que se obtienen en los mismos y que en realidad son los documentos que permiten la realización de los estudios.

Dichos materiales, además del estudio, exigen trabajos previos para su limpieza, dado que aparecen generalmente en el subsuelo cubiertos de tierra y, generalmente, con adherencias calcíticas que llevan las aguas al disolver las rocas y tierras calcáreas tan abundantes en nuestra Comunidad), consolidación y restauración subsiguiente.


Los frutos de Carmoxen

Los últimos trabajos se han realizado sobre materiales procedentes de las excavaciones de la Sección de Estudios Arqueológicos Valencianos en la ciudad ibérica de Carmoxen, en término de Moixent, en cuyo término municipal la dirección de la SEAV realizó la mayor parte de los trabajos que permitieron a La Bastida, el gran poblado ibérico destruido en el siglo IV antes de Cristo, convertirse en el gran museo arqueológico y lección permanente de Historia que es hoy.

Carmoxen, cuyo cementerio –necrópolis- ibérico ha proporcionado singulares materiales de la Etapa Orientalizante de la Escultura Ibérica, que aporta datos de primerísima mano para suponer la destrucción masiva de monumentos funerarios a través de la primera revolución social que registra nuestra historia, debe registrar también en su urbanismo rastros de dicho movimiento y, también y necesariamente, la evolución cronológico-cultural obtenida en la necrópolis.

Las excavaciones realizadas por la SEAV en esta ciudad así lo han constatado y las excavaciones del año pasado pusieron al descubierto tramas urbanas de dos ciudades superpuestas y la posibilidad de una tercera más profunda.

Los materiales también confirman las cronologías de la necrópolis pero, además, permiten recuperar singulares materiales arqueológicos, siendo, lo más espectacular, el hallazgo de tres ánforas de adscripción feno-púnicas con dataciones ahora en estudio pero que fluctúan entre los siglos IV y III a.C.

Primera ánfora restaurada

Una de las tres piezas ha sido restaurada hábilmente por el equipo que colabora con la SEAV, formado por Miquel Herrero Cortell, Clara Zanón Pastor, Nemesio Jiménez Jiménez y Laura Egido Alcaide, con estudios suficientes en la materia, titulación adecuada y la especialización precisa.

La pieza ahora restaurada y recompuesta es un ánfora destinada probablemente a contener salazones y se corresponde con la tipología T.8.2.1.1 de J. Ramón, aunque pudo contener otros productos como vino o aceite. Se encontró completa aunque agrietada por el peso de las tierras, lo que ha ocasionado un buen esfuerzo para eliminar sales y carbonatos para permitir su perfecto ajuste. Tiene forma cilíndrica con base apuntada y ensanchamiento en la parte próxima a ella -su tercio inferior- y dos asas de forma semicircular cerca del borde alargado y ligeramente exvasado al exterior.

Las excavaciones del SEAV

Las excavaciones arqueológicas que el SEAV de la Diputación de Valencia viene realizando en la ciudad ibérica de Carmoxen, situada en el término de Moixent (Valencia), dieron nuevos frutos en la campaña de 2012 en que se encontraron las primeras muestras de su trama urbana.

Desde principios de siglo es conocido este paraje por haberse encontrado en él uno de los más famosos tesoros de plata de época bárquida y, desde principios de los años setenta por las esculturas en piedra de época orientalizante, siglos VI y V antes de Cristo, que realizó la dirección del SEAV de la Diputación Provincial.

En esta necrópolis se enterraron los más pudientes habitantes del Castellaret, de ahí el interés de la Diputación de Valencia por adquirir el poblado y la necrópolis por ser uno de los conjuntos más importantes del mundo ibérico.

Hasta el momento no había sido posible su localización. La excavación en profundidad y en extensión había permitido recoger ingentes cantidades de cerámica ibérica y de importación griega desde el siglo VI al I antes de Cristo, pero entre tierras probablemente deslizadas por la ladera.

El primer recinto amurallado

En esta campaña se ha encontrado, ya, el primer recinto murado, con tres lienzos de piedra en seco en el primer nivel, uno de los cuales forma medianera con un segundo recinto.

Con más de un metro de alzada el zócalo, el resto se levantaba hasta la techumbre con adobes, con restos claros de los mismos. Se ha datado en el siglo III-II antes de Cristo.

Un tercer nivel contiene una nueva trama urbana, bajo la primera naturalmente, datada provisionalmente en los siglos IV y V. Dos ánforas de adscripción greco-púnicas, más cerámicas ática de figuras rojas y negras nos remiten a los siglos IV y V.

(Fuente: Diputación de Valencia)