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18 de diciembre de 2024

El anfiteatro romano de Ategua, en Córdoba, "escondía" un complejo religioso de etapa republicana

El descubrimiento constata que se trata de un elemento clave para entender la transición entre la época republicana y el Alto Imperio en Hispania
Estructuras arqueológicas en las termas y la panadería de la ciudad romana de Ategua. FOTO: JUNTA DE ANDALUCÍA

Las excavaciones arqueológicas que se han llevado a cabo en el yacimiento de Ategua (Córdoba) han desvelado la existencia de un complejo religioso de etapa republicana y que se tapó parcialmente para la construcción del anfiteatro romano de la ciudad, el más pequeño documentado de toda Hispania.

Durante una visita a las excavaciones, la coordinadora del yacimiento, Camino Fuertes, ha indicado que en la última campaña de excavaciones centradas en el anfiteatro se ha documentado un "edificio rectangular con fachadas oriental y meridional parcialmente excavadas" y "una entrada precedida por un espacio abierto con cuatro columnas toscanas conservadas in situ con más de dos metros de altura".

La arqueóloga ha remarcado que se baraja la hipótesis de que el complejo, "posiblemente un recinto sagrado de época republicana", fuera ocultado parcialmente en la construcción del anfiteatro por su carácter sacro, una hipótesis que "aporta una nueva perspectiva sobre las estrategias de urbanismo y sacralidad en el mundo romano".

Por otro lado, en el corte oeste se han localizado casetones relacionados con las cimentaciones del graderío y fachada del anfiteatro que "reutilizan estructuras del posible complejo religioso identificado" en el corte anterior.

Además, Fuertes ha indicado que la recuperación de materiales constructivos republicanos, como mosaicos y morteros pintados, sugieren "la rica ornamentación de la ciudad republicana destruida por Julio César en el invierno del 45 a.C.".

Esta intervención forma parte del Plan General de Investigación (PGI) denominado 'Análisis Urbanístico del Yacimiento de Ategua: Investigación Arqueológica en el ‘Edificio 1 - Sector SE’, liderado por la Consejería de Cultura y Deporte y desarrollado por la Universidad de Córdoba.

Estos descubrimientos "consolidan el anfiteatro de Ategua como un elemento clave para entender la transición entre la época republicana y el Alto Imperio en Hispania", ha señalado el delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Córdoba, Adolfo Molina, quien ha reafirmado el compromiso de la administración regional "con la conservación y puesta en valor de este enclave arqueológico".

Molina ha explicado que se han desarrollado prospecciones geofísicas, con las que se identificó, entre otros elementos, la presencia de un anfiteatro en la ciudad romana de Ategua y sus dimensiones que, con 50 metros de eje mayor, y 45 metros de eje menor, es "el más pequeño documentado en toda Hispania".

Concretamente, los trabajos arqueológicos, desarrollados entre el 1 de octubre y el 13 de diciembre de 2024, se han centrado en dos cortes situados al este y al oeste de la puerta sur del anfiteatro.

Con los datos extraídos de los estudios arqueológicos se ha podido determinar la construcción del anfiteatro en el primer tercio del siglo I y su posterior abandono en el siglo II, mientras que se ha documentado el uso posterior del espacio para actividades agrícolas y ganaderas, entre los siglos III-V.
(Fuente: La Razón)

16 de marzo de 2023

Hallan restos de un anfiteatro romano en el yacimiento de Ategua (Córdoba)

Las intervenciones ya realizadas han permitido constatar la enorme riqueza arqueológica del sitio, identificando la trama urbana de esta ciudad romana, que estuvo compuesta por 76 calles, agrupadas en 59 manzanas diferentes.
Anfiteatro romano en el yacimiento de Ategua de Córdoba. / EL DÍA

Los trabajos arqueológicos realizados en el enclave arqueológico de Ategua han permitido que afloren, entre otros, los restos de lo que fuese un anfiteatro romano. Es el anuncio que ha hecho el consejero de Turismo, Cultura y Deporte, Arturo Bernal, en su visita al enclave, donde ha avanzado que el espacio se abrirá a las visitas guiadas especializadas a partir de este verano.

La coordinadora del Enclave Arqueológico, Camino Fuertes, ha subrayado la relevancia de este hallazgo, al asegurar que “Ategua es Córdoba y esto le convierte en el segundo anfiteatro de la ciudad: el primero, el de Colonia Patricia, y éste que ubicamos aquí”. Este elemento se considera clave en el conjunto arqueológico y el equipo técnico sigue trabajando en su puesta en valor.

Fuertes también ha puesto de relieve la importancia de este espacio en el pasado. “Ategua es un paso obligado que une la ciudad de Córdoba, con la ciudad de Granada”, ha recordado y ha subrayado las cualidades de esta antigua urbe para el “fundamental control del territorio”.

El objetivo de la Junta pasa por la adecuación del espacio para que, a partir del próximo verano, se puedan desarrollar “visitas guiadas especializadas” al recinto, que permitan la difusión del patrimonio allí localizado. Se trata del único anfiteatro romano que puede excavarse por completo en Córdoba y que puede ser, por tanto, mostrado al público, según ha avanzado Bernal.

El consejero de Cultura ha destacado que “el objetivo es seguir en la senda de la recuperación de estos elementos y su difusión. La idea es que, antes de verano, tengamos ya visitas guiadas especializadas a este enclave, como primera fase de la esa puesta en valor”.

El esfuerzo inversor de la Junta en esta materia se constata en la cifra ya invertida, a lo que se suman los 225.000 euros ya consignados para el ejercicio 2023-2025, con un montante de 75.000 euros por año. “La arqueología es la base de nuestra civilización, de nuestra identidad y debemos ponerla en valor para entender de dónde venimos y por dónde pasan nuestro presente y nuestro futuro”, ha apuntado Bernal.

“Seguimos trabajando en el mantenimiento, conservación y excavación de este enclave y espero que en un futuro próximo, podamos dar buenas noticias en relación con la excavación en la ínsula 18”, donde se ubicaba el anfiteatro hallado a partir de los trabajos realizados en los últimos años, ha apuntado Bernal.

“Consideramos esencial la conservación y rehabilitación de elementos del Patrimonio Histórico andaluz, para la promoción de la actividad económica y del empleo”, ha señalado el consejero, y “seguimos dando pasos en este sentido, de modo que podamos hacer el yacimiento comprensible para toda la ciudadanía”, ha añadido.

Cronología de los trabajos realizados en Ategua
El conjunto de Ategua conserva una estratigrafía arqueológica de más de 3.000 años de antigüedad. Las intervenciones ya realizadas han permitido constatar la enorme riqueza arqueológica del sitio, identificando la trama urbana de esta ciudad romana, que estuvo compuesta por 76 calles, agrupadas en 59 manzanas diferentes.

En 2018, una prospección geofísica sobre el terreno ayudó a descubrir “una ciudad muy bien fosilizada” que, por su distribución de calles y edificios, los técnicos entienden se trató de una ciudad romana.

Desde el año 2000, la Junta ha impulsado una serie de actuaciones en el espacio arqueológico, enfocadas en sendas excavaciones en las manzanas urbanísticas (ínsulas) 37 y 18 del complejo. Esto, ha permitido que afloren elementos como lo que fuesen una panadería o las termas, en una de las manzanas, y los restos visibles de lo que fuese un anfiteatro, en la otra, cuya construcción está datada en el primer tercio del siglo I, abandonado en el siglo III d.C. Los trabajos en ese punto están asociados a un proyecto general de investigación del seminario de Arqueología de la Universidad de Córdoba.

El conjunto de Ategua fue declarado Monumento Nacional en el año 1982 y Bien de Interés Cultural como Zona Arqueológica, ya en 2004, y que forma parte de la red de enclaves culturales de la Junta de Andalucía.

23 de diciembre de 2022

Uceda, una medina oculta a los pies de Somosierra

Un proyecto arqueológico que lidera la Universidad de Alcalá ha permitido confirmar la secuencia histórica del asentamiento poblacional de época islámica en esta zona a caballo entre las provincias de Madrid y Guadalajara
Excavación del espacio extramuros del castillo-alcázar de Uceda (Guadalajara) Imagen: Universidad de Alcalá

Bajo el pueblo de Uceda, en la provincia de Guadalajara, hay todo un mundo. Los pobladores se han ido sucediendo desde la fundación de una ciudad árabe que, según los primeros cálculos, se habría extendido en unas diez hectáreas de territorio. Sobre sus restos crecería después una población medieval que mudó de aspecto hasta hoy.

“Estamos encontrando una gran diacronía, una secuencia histórica en la zona que nos permite saber cómo se fue trasladando la población desde la primera medina original”, explica Lauro Olmo, codirector del proyecto junto a Manuel Castro. Ambos investigadores son profesores en la Universidad de Alcalá (UAH) y buscan saber cómo han cambiado los poblamientos a los pies de la Sierra Norte de Madrid en lo que hoy es el límite con Guadalajara.

Parten de los datos del cercano yacimiento del Pontón de la Oliva. “Fue saqueado por los furtivos y explotado como cantera desde el siglo XIX”, asegura Manuel Castro. Seguramente sirvió para la construcción de la presa que hay en esta parte del río Jarama, que hoy está en desuso.

“No hay ninguna fase anterior al siglo VI, en época visigoda, así que lo lógico es pensar que la población se trasladó posiblemente a Uceda y que se convirtió en el asentamiento dominante en la zona durante época islámica y muy vinculada a la medina de Talamanca del Jarama”, cuenta Castro.

“Uceda ofrece una oportunidad muy significativa porque gran parte de la medina está fosilizada”, abunda el arqueólogo, aunque en la excavación todavía no han llegado a los niveles en los que están los restos islámicos que se conocen gracias al georradar. La medina tuvo una extensión de entre 10 y 12 hectáreas y, aunque en parte está ocupada por construcciones modernas, todavía conserva intacta una amplia zona.

En 2018 ya se llevó a cabo una primera prospección y en este 2022, durante tres meses, han excavado en el espacio extramuros de lo que primero fue alcazaba árabe y después castillo-alcázar, en las proximidades de la puerta que daba acceso a la fortificación.

En el siglo XV sitúan los investigadores el último momento de una gran reforma en el edificio antes de iniciar su declive. Fue intensa y supuso el desmantelamiento de la fortaleza medieval articulada entre los siglos XIII y XIV.

Los resultados han permitido confirmar que el momento de abandono de la fortaleza se inició a finales del siglo XVI, para convertirse en cantera. Pero, ¿qué paso a lo largo de ocho siglos?

La medina islámica
El origen de este pueblo de Guadalajara cercano a Torrelaguna (Madrid) está en la época de Al-Andalus. “Es uno de esos asentamientos urbanos de nueva planta que se fundaron en época andalusí”, explica Lauro Olmo.

Su nacimiento coincidió, además, con “la aparición de un nuevo modelo de ciudad en el siglo IX, durante la consolidación del Emirato omeya de Córdoba que incluía aldeas o alquerías como las llamaban los árabes. La de Uceda era la típica ciudad. Nuestra provincia siempre ha estado muy ligada al mundo árabe, incluso en la toponimia”, recuerda el arqueólogo que cita por ejemplo otros movimientos de población como el éxodo de los habitantes de la ciudad visigoda de Recópolis a la vecina Zorita de los Canes, la fundación de Madinat al-Faray (hoy Guadalajara), o los nuevos asentamientos de Sigüenza y Atienza.

El lugar de surgimiento de la medina no se elige al azar. Los romanos ya estuvieron allí antes, en un asentamiento a apenas dos kilómetros de lo que hoy es el pueblo de Uceda. Y además, muy cerca de allí hay otras dos importantes referencias poblacionales: el yacimiento de la Dehesa de la Oliva, en Patones o el de la medina de Talamanca del Jarama, ambos ya en la provincia de Madrid. “Es posible que desde ambos se produjera un éxodo de población hacia Uceda”, señala Olmo-Enciso quien destaca además la importancia de la vida en torno al río Jarama.

“Me gusta recordar que uno de los legados árabes fueron los grandes cultivos de huerta que es evidente en Uceda”, añade para matizar que “todo eso cambió con el efecto del Corredor del Henares, que ha dejado una estructura económica muy distinta en la actualidad”.
El alcázar y la ciudad medieval: el Arzobispado de Toledo guardaba allí su recaudación

Lauro Olmo-Enciso lamenta que la arqueología de Al-Andalus “no se prodiga demasiado en los proyectos de investigación ni tampoco la post medieval y resulta que en Uceda tenemos referencias de los siglos XIV, XV y XVI de gran trascendencia”.

De hecho, el proyecto investigador abarca varios momentos de la historia. Uceda era una amplia ciudadela medieval de 10 hectáreas y un punto estratégico en el control del paso de Somosierra que permitía el acceso entre la meseta sur y la norte. Era todavía un importante núcleo militar a principios del siglo XVI, momento en el que conservaba un importante arsenal y fue uno de los centros defensivos más importantes del Arzobispado de Toledo.

En el conjunto urbano destacaba la alcazaba, que en el lugar siempre se ha conocido como el Alcázar y después el castillo medieval.

Se conserva todavía parte de una imponente torre albarrana junto a los restos de un camino de origen medieval que permitía el acceso desde el Jarama y que aporta al castillo un importante valor paisajístico y ambiental para conocer el entorno a los pies de la Sierra Norte entre Madrid y Guadalajara.

“Las fuentes textuales nos hablan de diversas reconstrucciones y ampliaciones de la fortaleza entre los siglos XII-XV, sobre una fundación islámica”, explican los investigadores. Su función estratégica fue reforzada en el siglo XV por los sucesivos arzobispos que “convirtieron a la fortaleza en uno de los puntos fuertes donde se guardaba la recaudación fiscal”.

Aunque el castillo sufrió diversas reconstrucciones entre los siglos XIII-XIV, destacan las obras emprendidas por el díscolo arzobispo Alonso Carrillo de Acuña (1410-1482), que encargó que el alcázar se reforzara, preparándolo intensamente para el fuego de artillería además de ampliar su foso. Y es que “en el siglo XIII hubo un cambio en el concepto de las construcciones ofensivas”, detalla Olmo-Enciso.

Con la llegada de los Reyes Católicos, tras imponerse en la Guerra de Sucesión (1475-1479), se inició un largo periodo de abandono de un lugar que, por cierto, sirvió de encierro para personajes ilustres como el cardenal Cisneros a finales del siglo XV, y “tal vez” para el duque de Alba (1579-1580).

Las excavaciones realizadas en el interior del recinto han puesto de manifiesto la existencia de suelos que formaron parte de un segundo piso y un gran aljibe.

De momento, se ha trabajado en la identificación de algunos de los elementos más significativos de la alcazaba a través de una extensa prospección geofísica, mediante georradar. Eso ha permitido a los investigadores reconocer parte de la planta y el diseño original del castillo que permanece enterrado. Se ha confirmado, por ejemplo, la organización del edificio en torno a un gran patio central.

Después y gracias a drones de alta resolución, se ha podido identificar gran parte del espacio de la medina, mediante la creación de modelos 3D. Todo ello ha permitido encontrar un recinto amurallado que debió tener unas dimensiones de, al menos, 1,40 kilómetros.

Una iniciativa ciudadana
El pasado islámico de la provincia, arqueológicamente, ha permanecido siempre en un segundo plano, reconoce Lauro Olmo-Enciso. Con Uceda ha llegado la excepción y además gracias a la iniciativa ciudadana local: “Partió del propio Ayuntamiento de Uceda y eso no suele ser habitual”. El Consistorio financia parte del proyecto, además de la Junta de Castilla-La Mancha, la Universidad de Alcalá y no se descarta que se pueda sumar la Diputación de Guadalajara.

Además del ayuntamiento, los vecinos de este pueblo que no llega a los 3.000 habitantes se han volcado con los investigadores: “Los arqueólogos y los historiadores nos basamos en documentación científica, pero la colaboración de las gentes del lugar que te vienen a contar cosas, incluidas las tradiciones, es algo muy notable. Ha sido un entorno de trabajo muy agradable y potenciador”.

Ya les esperan para la próxima campaña que está prevista para la primavera de 2023. Se centrarán en la excavación de la puerta de acceso y en la identificación de la primera configuración de la fortaleza, cuya fundación se debió producir en época emiral (siglos VIII-IX) y ligada estrechamente con la medina de Talamanca del Jarama.

8 de mayo de 2020

Orihuela recupera un miliario romano del lecho del río Nacimiento

La pieza de casi metro y medio de altura afloró el pasado mes de enero cuando las fuertes lluvias dejaron la pieza al descubierto
El miliario es de piedra caliza y está datado entre los siglos III y IV dC.
El Ayuntamiento de Orihuela (Alicante) ha dado a conocer este jueves el hallazgo, el pasado enero, de un miliario romano en el dominio hidráulico del río Nacimiento en la Dehesa de Campoamor.

El edil de Patrimonio Histórico, Rafael Almagro, ha explicado, sin embargo, que no ha sido hasta ahora que se ha notificado el depósito definitivo en el Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela, tras la resolución de la Dirección Territorial de Educación, Cultura y Deporte de Alicante.

En un comunicado, la Concejalía de Patrimonio Histórico, a través del Museo Arqueológico Comarcal, procedió a la organización del dispositivo para la recuperación de la pieza, ya que "las fuertes lluvias y consiguientes riadas de principios del año 2020 pusieron el descubierto el miliario, que permanecía soterrado desde antiguo, pues no es citado ni por eruditos, ni cronistas, ni por los investigadores modernos de la vía", ha indicado el arqueólogo municipal, Emilio Diz.

En su recuperación participaron el arqueólogo municipal, un técnico de Patrimonio, un camión grúa, vehículos de transporte y cuatro operarios.

Sin embargo, los vehículos solo pudieron acercarse hasta unos 30 m del miliario por lo que se procedió a la protección de la pieza y su extracción mediante las "eslingas" de la grúa.

Asimismo, Almagro ha manifestado: "Tras este hallazgo tan importante, Orihuela y el museo disponen también de una pieza emblemática de época romana como es ésta, que se sumará a las que ya disponemos de la Prehistoria, como el 'Ídolo de Orihuela', para época tardoantigua, como la 'Estela hebraica' y para la Edad media 'Sepulturas islámicas' y 'zócalo del Castillo'".

LA PIEZA
En cuanto al miliario, el profesor de la Universidad de Alicante (UA) Juan Manuel Abascal Palazón, especialista en epigrafía latina, ha analizado la pieza de piedra caliza de 143 cm de altura y entre 37 y 39 de diámetro. La altura de las letras es de entre 6 y 8,5 cm y está datado entre el siglo III y IV dC.

"Ya se han realizado importantes trabajos de documentación como son fotografiado, calco de la inscripción sobre acetato y creación de un modelo 3D en negativo mediante la aplicación de láminas de celulosa sobre la pieza", ha asegurado Emilio Diz. Actualmente Abascal está procediendo al estudio epigráfico y textual. Es además el autor de la ficha divulgativa del miliario.

Miliario cilíndrico eran los postes que señalaban las distancias en millas a las ciudades, de manera que el caminante o el viajero sabía siempre cuánto camino debía recorrer hasta alcanzar un lugar donde comer o donde pernoctar.

La milla romana equivale a 1.481 metros. Su nombre deriva de la expresión latina "millia passuum", es decir, 1.000 pasos.

La inscripción está muy erosionada debido a la acción de las aguas y arenas del Río Nacimiento. La banda epigráfica se conserva en una superficie de 65 X 62 cm aproximadamente, con cinco líneas apreciables. Aun así, se distinguen bien en la primera línea las letras MP CAES, es decir una parte del comienzo del nombre de un emperador con sus títulos de Imp(erator) Caes(ar).

En las líneas centrales se conservan algunos trazos inconexos que aluden a los títulos de un emperador no identificado y, al final del último renglón, se lee AVG, como puede verse en la fotografía, que parecen hacer alusión a la Vía Augusta.

Es de destacar que ya se encontró otro miliario en la finca de San Ginés, actualmente conservado en el museo del Pilar de la Horadada. Lo que viene a confirmar que la vía pasaba por las proximidades de esta zona.

La "Vía Augusta" fue un gran camino romano que recorría la costa mediterránea desde el Pirineo a Gades (Cádiz), pasando por Carthago Nova (Cartagena) y Corduba (Córdoba). Las fuentes antiguas describen esta gran ruta, el camino más largo de los que atravesaban la península Ibérica en época romana.

La comarca de Orihuela fue punto obligado de paso en el trayecto desde Ilici a Cartago Nova, así diversos autores localizan en la comarca la mansión de Thiar. Las mansiones eran paradas oficiales mantenidas por el gobierno.

(Fuente: TeleOrihuela)

28 de febrero de 2017

Un curso de la UNED profundizará en la Córdoba prerromana

El Centro Asociado a la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en Córdoba ofrecerá el próximo marzo, con el patrocinio de la Diputación cordobesa, CajaSur y de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta de Andalucía, un curso sobre la Córdoba prerromana, de la mano de especialistas y con visitas a yacimientos, como el de Ategua.
Según la información facilitada por la organización de este curso de extensión universitaria, titulado 'El Patrimonio Arqueológico de la Provincia de Córdoba (III Edición)', analizará la "importancia y trascendencia de los poblamientos prerromanos en la provincia de Córdoba".

La intención de la organización es que este curso, que se desarrollará entre el 9 y el 11 de marzo, sea "continuación de un amplio proyecto a través del cual acercar a los alumnos a las distintas zonas de la provincia de Córdoba donde se hizo más viva la presencia de los pueblos prerromanos".

Se pretende con esta actividad alcanzar dos objetivos, por un lado, analizar el poblamiento prerromano en distintos enclaves de la Península Ibérica y, junto a esto, ofrecer los resultados de los trabajos de investigación arqueológica que se están desarrollando en la provincia de Córdoba, "como documentos vivos en nuestras tierras", culminando con la visita al yacimiento de Ategua.

SESIONES PRESENCIALES
Desde el punto de vista metodológico, se han programado dos sesiones presenciales, de cuatro horas de duración cada una, en la sede de la UNED en Córdoba, y como colofón a las mismas la citada visita al yacimiento arqueológico de Ategua, objeto de análisis en este curso. Este planteamiento de la actividad supondrá un total de 20 horas lectivas.

De acuerdo con ello, el curso contará con dos créditos de libre configuración y un crédito ECTS, "para los alumnos inscritos y que realicen la actividad con aprovechamiento", y aunque la actividad está dirigida a alumnos del Centro Asociado de la UNED en Córdoba y otros alumnos universitarios, también está abierta al público en general interesado en la temática, pues no se requiere ninguna titulación para inscribirse.

ESPECIALISTAS
Como ponentes se cuenta con profesores de la UNED y especialistas de destacado reconocimiento en la materia y encargados de yacimientos de la provincia. En concreto, las arqueólogas y profesoras de la UNED, Carmen Guiral y Mar Zarzalejos; el arqueólogo de Arqueobética, S.L., Antonio Moreno; el arqueólogo de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) del Ayuntamiento de Córdoba, Juan Francisco Murillo, y la coordinadora de Enclaves RECA de Córdoba, María del Camino Fuertes.

(Fuente: Europa Press)

9 de julio de 2014

Confirman el descubrimiento de un poblado ibérico en el Tossal del Morquí (Valencia)

Tras un devastador incendio que hubo el pasado año y las fuertes precipitaciones sobre este territorio se empezaron a descubrir los restos de unas fortificaciones y edificios. Los materiales encontrados reflejan una larga secuencia de ocupación comprendida entre los siglos VIII y III a.C, aunque también presenta otra fase posterior de época medieval. El yacimiento, de más de cinco hectáreas es, por tamaño y época, el descubrimiento íbero más importante realizado en las comarcas valencianas de La Safor y la Vall d'Albaida.
El devastador incendio de 2012 dejó al descubierto algunas estructuras del oppidum. Foto: LEVANTE
Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Alicante dirigido por Ignasi Grau ha hallado restos de un poblado íbero en el Tossal del Morquí, entre los términos de Lugar Nuevo de San Jerónimo y Terrateig. Concretamente, en el antiguo camino que unía Xàtiva y Dénia.

El yacimiento, de más de cinco hectáreas es, por tamaño y época, el descubrimiento íbero más importante realizado en las comarcas valencianas de La Safor y la Vall d'Albaida.

Los materiales encontrados reflejan una larga secuencia de ocupación comprendida entre los siglos VIII y III a.C. El lugar también presenta otra fase posterior de época medieval, momento en el que se establece en el Tossal una pequeña fortificación, según explicó el arqueólogo Salvador Cloquell.

UN OPPIDUM QUE CONTROLABA EL COMERCIO
Entre los tesoros arqueológicos se hallan un poblado y tramos de una muralla. Estos poblados fortificados, también llamados Oppidum se situaban en lugares elevados, colinas o mesetas.

Este, en concreto, tenía como fin controlar el acceso de las mercaderías así como toda la distribución de productos que se hacía tanto en una comarca como en la otra. Su situación elevada permitía que una pequeña aristocracia local pudiese tener un mayor control de poder por todo el territorio.

Se pueden apreciar restos de un territorio en el que se distinguen plataformas antiguas y plantas de lo que podrían ser antiguos edificios y viviendas de la época. También hay vestigios de una clase social rica como de otra menos aventajada.

  • Entre las más de cuarenta piezas descubiertas hay cerámicas romanas de barniz negro producidas en la zona del Golfo de Nápoles y ánforas fenicias del siglo VIII a.C. procedentes de las primeras importaciones mediterráneas en Hispania. En estos momentos, estos fragmentos se encuentran en un proceso de restauración y limpieza.
INICIO DE LAS CATAS
Las excavaciones han sido autorizadas por la Dirección General de Patrimonio de la Generalitat Valenciana y cuentan con el soporte de los Ayuntamientos de Terrateig y Llocnou de Sant Jeroni. El equipo de arqueólogos de la Universidad de Alicante y algunos colaboradores iniciaron investigaciones de campo el pasado mes de abril.

Tras un devastador incendio que hubo el pasado año y las fuertes precipitaciones sobre este territorio se empezó a descubrir lo que parecían los restos de unas fortificaciones y la planta de un edificio que quedaba a la vista. Los arqueólogos dirigidos por Ignasi Grau empezaron su investigación con sondeos sobre la zona. En un principio el equipo contaba con que habría indicios de alguna pequeña población.

CONOCIDO SÓLO POR AFICIONADOS
Este importante yacimiento solamente era conocido por hallazgos aislados y por colecciones en manos de aficionados locales, pero hasta el momento no había sido realizada ninguna excavación arqueológica. Finalmente se dieron cuenta del «impresionante» hallazgo que había en la zona.

Hasta el momento se ha realizado una prospección arqueológica intensiva para reconocer los distintos sectores habitados en la antigüedad y conocer la cronología exacta de este enclave.

Se ha excavado en dos sectores en los cuales surgían a la superficie estructuras antiguas que estaban en peligro por su exposición a la intemperie. Entre estas habría que mencionar un sólido edificio aislado, que destacaría entre el resto de las construcciones del Tossal del Morqui. Estos óptimos resultados alientan la ejecución de nuevos trabajos de campo para el próximo año. 

30 de agosto de 2013

Todo listo para comenzar a trabajar en los enclaves romanos de La Carisa (Asturias)

Es la primera vez que el Principado aporta financiación para investigar los yacimientos de La Carisa. Los arqueólogos tratarán de evaluar con precisión la construcción del asentamiento romano en Picu Llagüezos y relacionarla con el campamento de Curriellos y la calzada romana.
Elena Quintanal y Esperanza Martín durante la última campaña
arqueológica en el Picu Llagüezos. Foto: Fernando Geijo
Los arqueólogos volverán a investigar en La Carisa a mediados de septiembre. La Consejería de Cultura, Educación y Deportes aprobó ayer el documento contable que permitirá hacer frente al proyecto presentado por la arqueóloga Esperanza Martín y que coordinará en la parte científica Jorge Camino, responsable de las primeras excavaciones en la paraje lenense. Los trabajos incluyen prospecciones y excavaciones en el Picu L.lagüezos, el monte que separa Lena del municipio leonés de Villamanín y que guarda el que podría haber sido el primer asentamiento romano en el territorio que ocupa actualmente Asturias. Es la primera vez que el Principado aporta financiación para investigar los yacimientos de La Carisa.


Limpieza previa del entorno
La tramitación ya está lista y solo faltan unos días para que arranquen las labores. Los trabajos previos de acondicionamiento de la zona comenzarán la próxima semana. Los operarios limpiarán el entorno para dejar vía libre a los trabajos arqueológicos, que incluyen una primera inspección con sistemas de posicionamiento de alta precisión. Los expertos localizarán los puntos en los que podrían concentrarse los restos más importantes para esta campaña. El siguiente paso será la teledetección y por último una serie de excavaciones.


Posible continuidad en 2014
Los arqueólogos trabajarán en esta primera fase de la campaña a contrarreloj. El mes de septiembre es el último del año en el que resulta posible trabajar en La Carisa, un enclave que alcanza los 1.500 metros de altitud en algunos puntos. El viento y las precipitaciones empiezan a ser demasiado fuertes con la llegada del otoño. El Gobierno regional no descarta que, tras esta primera toma de contacto, en 2014 pueda habilitarse una partida para seguir con la investigación.


Evidencias del avance romano desde León
El equipo que se desplazará en las próximas semanas a La Carisa está formado por cuatro arqueólogos, que trabajarán sobre el terreno para conseguir evidencias sobre el avance romano hacia el territorio de Asturias. Los expertos comienzan esta nueva campaña con una hipótesis a corroborar: las legiones entraron en Asturias desde León a través de la Vía Carisa y construyeron un asentamiento provisional en el Picu Llagüezos. A cinco kilómetros de distancia, se asentaron con posterioridad en el campamento de Curriellos. Un enclave que, sin que la investigación en Llagüezos haya concluido, parece de mayor envergadura.


Refuerzo de laboratorio
Los arqueólogos tienen por delante la tarea de evaluar con precisión la construcción del Picu Llagüezos y relacionarla con Curriellos y la calzada romana. No será tarea fácil y contarán con un equipo de refuerzo en el laboratorio, dedicado al análisis de restos y la reconstrucción histórica. En total, sin contar con los operarios que desbrozarán el monte, el proyecto de los arqueólogos precisará la implicación de diez expertos en distintas áreas.


Es un proyecto ambicioso, pero no tanto como el que querían en un principio los arqueólogos. Esperanza Martín presentó un primer borrador que más tarde tuvo que ajustar a las posibilidades económicas de la Administración regional. Los responsables del Principado le comunicaron ayer mismo que la tramitación ha terminado y ella ya tiene listas las herramientas para que empiece el trabajo de campo.
(Fuente: La Nueva España / C.M. Basteiro)

15 de marzo de 2013

Comienzan las excavaciones arqueológicas en los fuertes de Melilla

Se ha constatado la aparición de varios silos de los siglos IX-X, así como restos cerámicos (cerámica campaniense romana) que retrasaría la ocupación del área hasta el siglo I a. C.
Fuerte de El Rosario: En la campaña del pasado verano se encontraron
restos de cerámica campaniense romana del S I a.C.
Foto: Sur de Alborán
Esta semana han comenzado las excavaciones arqueológicas por medios manuales en el camino cubierto y glacis de ‘Victoria Grande’ y el Fuerte de ‘El Rosario’ que contará con un presupuesto de poco más de 186.000 euros.

Pero antes de comenzar estas obras desde la Consejería de Fomento han querido recordar que ya se ha trabajado en estos terrenos anteriormente. De hecho, la primera actuación tuvo lugar del 6 al 21 de julio del año pasado y se desarrolló en el marco de las actividades que realiza la Viceconsejería de Juventud -dependiente de la Consejería de Fomento.

Se cargó entonces a Juventud como un campo de voluntariado, ya que la excavación se propone para la realización del campo de voluntariado que organiza dicha institución. Durante una quincena, dos grupos de voluntarios llevaron a cabo labores de limpieza y excavación en las plazas de armas situadas en la cara sur de Victoria Grande, así con en el camino cubierto que las protege. De la misma manera también se propuso recuperar la planta del fortín de San Antonio, situado en la contraescarpa del fuerte.

Tras esta operación, se inició una segunda fase del proyecto en la que se planteó la contratación de 6 peones durante tres semanas más, del 24 de septiembre al 12 de octubre.

El objetivo fue entonces comprobar la existencia o no del muro y en caso afirmativo, el estado de conservación de éste. Por ello durante este periodo, los peones fueron excavando el muro, tanto el interior como al exterior, sin llegar a constatar la posible zapata del muro ya que no era éste el objetivo último de esta fase.


Resultados satisfactorios
Los resultados de la intervención han satisfecho ampliamente las expectativas que se tenía de la zona al documentarse varios elementos que formaban parte del sistema defensivo del Cuarto Recinto Fortificado de Melilla y que hasta el momento se desconocía no ya su estado de conservación, sino su propia existencia. 

Además se han constatado la aparición de varios silos de los siglos IX-X, así como restos cerámicos (cerámica campaniense romana) que retrasaría la ocupación del área hasta el siglo I a. C.

El gran potencial arqueológico que subyace en el subsuelo, por ser un área con menor actividad constructiva que los recintos restantes, la podrían hacer depositaria de la secuencia completa de la historia de la ciudad, es por ello que ha resultado indispensable controlar cada remoción de terreno y que lo seguiría siendo si las obras se prorrogan para evitar la pérdida de información arqueológica.

Finaliza el informe histórico arqueológico señalando la necesidad de continuar con los trabajos arqueológicos, ya que como se ha dicho anteriormente, han quedado muchos elementos sin excavar, entre ellos, varios silos que podrían darnos mucha información acerca de un periodo de la historia de Melilla escasamente estudiado, como es el periodo emiral y califal, concretado entre los siglos IX y X d. C. Así mismo, nos daría información para completar los conocimientos que poseemos acerca del sistema defensivo de la ciudad y sobre las funciones que tendrían los diferentes elementos que lo componen.

Como consecuencia de la necesidad planteada en el último párrafo anterior, se plantea continuar con otro tipo de excavaciones por medios manuales que en principio se ha estimado que será suficiente con la contratación de 18 operarios durante 4 meses bajo la dirección de dos arqueólogos los cuales distribuirán y dirigirán los trabajos dependiendo del desarrollo de los mismos.

El presupuesto de este proyecto es de 186.840 euros, de los cuales 147.560 euros corresponden a la mano de obra directamente, dando empleo, solo con esta actuación a 18 personas en jornada completa durante un periodo de tiempo de 4 meses.

(Fuente: El Telegrama)

20 de enero de 2012

Una ruina vergonzante en pleno centro de Valencia

Menos mal que lo que parece fue sarcófago de San Vicente Mártir, alguna alma sensible y piadosa lo rescató de ser abrevadero de animales y lo llevó al Museo de Bellas Artes de Valencia, por si acaso al final no queda nada del monumento.
La de Sant Vicent de la Roqueta es la ecclesia mater cristiana de Valencia, que hoy se nos muere de pie, como su convento. El lugar que fuera siempre, sobre todo en la Edad Media, lugar de grandes peregrinaciones europeas, lleva muchos años en ruina. Es sabido que cuando un edificio no interesa se le abandona, se le dejan las puertas y ventanas abiertas, se le agujerea el tejado y los vientos y las lluvias acaban con él con el tiempo. 
La iglesia en pleno centro de Valencia. En esta imagen se muestra
la "mutilización" del ábside para ensanchar el "Camino Real
de Madrid". 
A los fenómenos naturales, hay que añadirle que el histórico inmueble, cenobio y templo, le están afectando y mucho las fuertes vibraciones del Metro que pasa justo bajo él. Por contrapartida, nadie hace nada desde mucho tiempo atrás por salvarlo, desde que un canónigo, mossén Vicente Castell Maiques, en los años 70 evitó la piqueta y que allí se montara una colmena de viviendas. Forzó al ayuntamiento a adquirir el conjunto. Desde entonces, los munícipes no han hecho nada por salvarlo de la ruina vergonzante en que se encuentra. 

Cabe apelar al poder civil y al eclesiástico. Menos mal que lo que parece fue sarcófago del santo alguna alma sensible y piadosa lo rescató de ser abrevadero de animales y lo llevó al Museo de Bellas Artes, por si acaso al final no queda nada del monumento.

La puerta muestra el estado de abandono.


La romanización, iniciada tres siglos antes de Cristo, fue la vía de entrada del cristianismo en tierras valencianas. El cristianismo llegó primero al medio rural, no a la grandess urbes, a la luz de los restos arqueológicos cristianos hallados en las últimas investigaciones. Sagunt, Camp del Turia, Xàtiva (San Félix), Santa Pola, Villajoyosa, Benimarfull, Benidoleig, la Plana de Castelló,… son lugares donde se ha encontrado indicios de presencia de comunidades y culto cristiano de la época de colonización romana. Una tradición medieval afirma que San Pablo pudo haber recalado en puertos de la costa valenciana para afianzar las primeras comunidades cristianas. 


La iglesia resistió la dominación islámica


El primer vestigio documentado, hasta el momento, de presencia cristiana en Valencia es la Pasión y Martirio de San Vicente, bajo la persecución de Dioclecianoo y Maximiniano. El relato se encuentra en la Passio y el Himno V del Peristephanon del poeta hispano Aurelio Clemente Prudencio. 

Murió (304 d. J.C), san Vicente mártir y su cuerpo sin vida fue enterrado sub sacro altari extra eisudem civitatis Valentiae ad quietem reponitur, en la Iglesia de la Roqueta, conservada durante dos mil años y salvada de sus destrucción incluso durante la dominación islámica, excepto cuando llegó la «civilización del progreso». Su ábside fue mutilada para ensanchar el Camino Real de Madrid en 1837 y su subsuelo perforado en tiempos recientes para la construcción del Metro, por lo que se cree que estas obras pudieron haberse llevado por delante como escombros importantes restos arqueológicos y, por qué no?, el cuerpo del protomártir valenciano.

(Fuente: Levante / Baltasar Bueno)