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16 de enero de 2013

Los arqueólogos vinculan el esqueleto del Temple a una nueva necrópolis islámica

Las excavaciones en el valenciano Palacio del Temple afectan al entorno de la prolongación de los siglos XII y XIII de la muralla islámica, cuyos terrenos fueron donados por Jaume I en 1238 a la orden del Temple para que se instalaran en la ciudad.
Esqueleto descubierto en las obras del palacio del Temple. Foto: EFE
El esqueleto humano que apareció el pasado viernes durante las excavaciones arqueológicas que se están efectuando en el Palacio del Temple de Valencia, un edificio protegido, podría ser un enterramiento de época islámica vinculado a una «maqbara» o cementerio islámico extramuros no documentado hasta ahora. De momento, sólo ha aparecido un enterramiento aunque no se descarta que puedan aparecer más.

Hay una circunstancia determinante y es que los musulmanes enterraban a los muertos en posición de cúbito lateral y orientados a la Meca, un detalle que, sin embargo, está siendo difícil de determinar en el Temple porque los restos que han aparecido están muy alterados.
Otra hipótesis relaciona este enterramiento con un oratorio al aire libre de Balansiya. Lo que si parece descartarse casi por completo es que se trata de un cementerio templario.

Las excavaciones en el Temple afectan al entorno de la prolongación de los siglos XII y XIII de la muralla islámica, una de cuyas particularidades son los torreones de forma cuadrada y la existencia de un antemuro o barbacana. En la ampliación de la muralla también se construyó una puerta, denominada «Bab ibn Sajar».

Después de la Reconquista, en 1238, Jaume I donó terrenos próximos a la ampliación de la muralla islámica a la orden del Temple para que se instalaran en la ciudad.

Los templarios construyeron allí una fortaleza y otras construcciones de servicio, es posible que entre éstas hubiera un cementerio ya que la orden permaneció en la ciudad desde 1238 hasta principios del siglo XIV, cuando Jaime II de Aragón abrió un proceso inquisitorial contra los templarios que acabó con su disolución. El patrimonio de los templarios pasó entonces a manos de la orden de Montesa.

El actual Palacio del Temple es una construcción de 1761 obra de los arquitectos valencianos Vicente Gascó, Antonio García y Diego Cubillas. La intervención arqueológica se enmarca en las obras de remodelación del Palacio del Temple, sede de la Delegación de Gobierno, y llevan cerca de dos meses en marcha. El Ministerio de Cultura es el responsable del control arqueológico de las obras.

(Fuente: Levante-Emv / H.G.)

19 de diciembre de 2012

Los arqueólogos piden más protección para el entorno de las Torres de Serranos en Valencia

Por otra parte, el servicio de Patrimonio informa a favor del PEP (Plan Especial de Protección) que, entre otras intervenciones, propone construir túneles en las márgenes del viejo cauce de río Turia.
El plan especial de protección (PEP) del entorno de las Torres de Serrano saldrá a exposición pública en las próximas semanas. El plan lo ha redactado un equipo externo y ha sido informado favorablemente por los servicios municipales que han añadido algunas matizaciones en relación a las áreas de vigilancia arqueológica y las propuestas para dar protagonismo a los puentes históricos.
Las Torres de Serranos eran una de las doce puertas que custodiaban
la muralla de Valencia.
El plan de protección incluye siete monumentos BIC: las puertas medievales, el Museo San Pío V, la iglesia de Santo Domingo, el Palacio de Justicia, el antiguo convento del Carmen y el Palacio de los Condes de Cervelló. 

El objetivo del plan, que ahora saldrá a exposición pública, es mejorar la relación de estos monumentos con el cauce del Turia y para ellos propone ambiciosas medidas de peatonalización y reducción del tráfico, entre las que se incluye la construcción de túneles en los márgenes del viejo cauce. La propuesta remite al frustrado plan de túneles de Camps en su época de concejal de Tráfico.

El plan de protección, un documento que la ley de Patrimonio cultural obliga a elaborar para todos los BIC, analiza con detalle el entorno monumental de las torres y hace propuestas para su correcto mantenimento. 

El Servicio de Patrimonio Histórico valora, entre otros puntos, la ampliación de las zonas peatonales y que el plan otorgue protección integral a las esculturas de todo el ámbito, entre las que se incluyen las de las Alameditas, objeto como otras muchas de la ciudad, de actos vandálicos. También que se cree un perímetro de protección de seis metros para el pretil del viejo cauce y de diez metros para los puentes históricos. Sin embargo, rechaza la creación de lagos en la base de los puentes, como propone el plan para realzar estos monumentos, por los problemas de humedades que llevarían asociados.

El Servicio Municipal de Arqueología (SIAM) también sugiere que se incluya "de manera explícita" las intevenciones arqueológicas no sólo en el subsuelo sino en los elementos murarios de los edificios protegidos, y no sólo se refiere a los BIC también a los Bienes de Relevancia Local. 

El servicio de arqueología también propone que se incluya el trazado y los restos de las murallas islámica y bajomedieval de todo el sector norte paralelo al viejo cauce y no sólo el tramo comprendido entre la plaza dels Furs y la calle Cavallers. Recuerda que se está tramitando la declaración BIC para todo el trazado de las murallas. 

Uno de los factores que más contribuyó a que la Generalitat y el ayuntamiento aparcasen el proyecto de los túneles y aparcamientos de Camps fue la presencia de restos de la muralla.

El grupo municipal socialista defiende desde hace años la construcción de túneles en las marginales del río para liberar de tráfico el entorno de Serranos y la Alameda. 

El concejal de Urbanismo, Alfonso Novo, dará a conocer hoy los detalles del plan de protección. En redacción están los planes de protección de otros BIC de Valencia, entre ellos, la Lonja y la Catedral.
(Fuente: Levante / H.G.)

6 de noviembre de 2012

Nuevos hallazgos cuestionan la fundación romana de Valencia

El origen prerromano de Valentia (la Tyris ibérica) ha sido una de las cuestiones más polémicas a las que se ha enfrentado la historiografía valenciana en las últimas décadas. Las piezas encontradas en la calle Ruaya servirán para demostrar si Valencia es más antigua de lo que se piensa., 
Poco sabemos de la fundación romana de Valencia, datada en el año 138 antes de Cristo, a cargo del cónsul Junio Bruto en la parte alta de una pequeña terraza fluvial del Turia atravesada por la vía Heraclea y a medio camino entre Saguntum y Cartago Nova. Y anterior a esa época, se cuestiona todo conforme se descubren hallazgos arqueológicos.
Vista de los restos hallados en la calle Ruaya en 2008 durante la
construcción de un parking y que demuestran que en esta zona hubo
actividad humana en los S. III y IV a. de C.
Foto: Juan Carlos Cárdenas / EFE

El último descubrimiento, un conjunto de piezas cerámicas datado en el siglo III antes de Cristo, hace tambalear los orígenes anteriores a la Valencia romana. 

Este «tesoro», en palabras de la concejal de Cultura, se localizó en la calle Ruaya durante unas excavaciones realizadas en 2008 previas a la construcción de un parking. 

Estas piezas servirán para demostrar si «Valencia es más antigua de lo que se piensa», matizó Mayrén Beneyto, quien anunció que los restos cerámicos, una vez limpiados y recuperados, se expondrán en un museo municipal.

Alrededor de una veintena de piezas aparecieron en un solar tras las primeras obras.
Una parte aún se conserva en las instalaciones del Servicio de Arqueología Municipal y el resto está en el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (Ivacor).

El origen prerromano de Valentia (la Tyris ibérica) ha sido una de las cuestiones más polémicas a las que se ha enfrentado la historiografía valenciana en las últimas décadas. En esta línea profundizan los técnicos del Ayuntamiento de Valencia al revisar «cerámica ibérica, romana y griega, dos monedas cartaginenses, ánforas de Cádiz y Túnez, además de bolsas de riego, zonas de desperdicios y algún pozo, que indican que era una zona de huerta habitada y cultivada en esta época, antes de la fundación de la ciudad de Valencia», explicó Albert Rivera, el jefe del Servicio de Arqueología de Valencia.

¿Este hallazgo significa que Valencia ya existía antes de la fundación romana? No hay una respuesta cierta, pero sí numerosas hipótesis. Los restos encontrados en la calle Ruaya demuestran que anterior al nacimiento de la Valencia romana había actividad humana. Los expertos desconocen si este descubrimiento arqueológico corresponde a la existencia de una ciudad colindante o es la misma Valencia.

Puerto o emporio comercial
«No necesariamente ha de ser una cosa urbana», apuntó Rivera. Podría tratarse de un puerto, ya sea conectado a la Albufera o al Mediterráneo, o quizá los restos respondan a la existencia de un emporio comercial. Certezas históricas, de momento, hay pocas. Aún así la arqueología es de la única herramienta que permite desenterrar partes importantes del pasado para devolverlo al futuro.

Los restos arqueológicos de la calle Ruaya son de los más antiguos encontrados en la capital. Su valoración histórica está vinculada a su ubicación, alejado del centro de Valencia, que fue fundada siglos después al poblado íbero que, según las primeras investigaciones, tuvo actividad agrícola y comercial en lo que hoy se conoce como la calle Ruaya.

La Valencia actual acumula en su subsuelo abundantes fragmentos de las estructuras urbanas y las arquitecturas de las sucesivas ciudades que la precedieron. Conforme pasan los años es más complicado descubrir las huellas de los primeros pobladores. Tampoco facilita nuevos hallazgos la crisis económica, que no sólo congela el presupuesto para obras sino que frena cualquier actuación inmobiliaria que obligue a excavar o remover el subsuelo.

29 de octubre de 2012

Localizan en Valencia el poblado íbero de Carmoxen

En la última fase de excavaciones se han localizado tres ánforas, probablemente fenicias, de los siglos IV y V a. de C. Junto con su cementerio (necrópolis) inmediato, en el Corral de Saus, el yacimiento de Moixent constituye uno de los conjuntos más completos y espectaculares del mundo ibérico.
El Dr. Aparicio Pérez con parte de su equipo examinan una de las piezas
halladas en la excavación. Foto: 
Las excavaciones arqueológicas que el Servicio de Arqueología de la Diputación Provincial de Valencia (SEAV) está realizando en la ciudad ibérica de Carmoxen, situada en término municipal de Moixent (Valencia), están dando sus frutos e iniciada la campaña de 2012, se han encontrado las primeras muestras de su trama urbana.

La ciudad, que se extiende por la ladera meridional de la Sierra de Engue elra en el Valle del Cáñoles, paraje conocido como Garmoixent o Gramogente en la actualidad, en la partida de La Solana, ocupa una superficie superior a los cien mil metros cuadrados. Junto con su cementerio (necrópolis) inmediato, en el Corral de Saus, constituye uno de los conjuntos más completos y espectaculares del mundo ibérico.

Situada en la cabecera del Río Cáñoles, valle que se extiende de oeste a este desde Albacete hasta la Ribera Alta, el paso más idóneo desde el Mediterráneo al centro peninsular y a Andalucía, de ahí que por aquí se trazara la Vía Augusta, forma conjunto con otras dos ciudades inmediatas, la Mola Torró o Sto. Domingo y el Frare. Cerca, la Bastida de les Alcusses, durante los siglos V y VI antes de Cristo, visible desde el Castellaret, compartió tiempo y debió mantener relaciones.

Paraje conocido desde principios de siglo
Desde principios de siglo es conocido este paraje por haberse encontrado en él uno de los más famosos tesoros de plata de época bárquida y, desde principios de los años setenta por las esculturas en piedra de época orientalizante, siglos VI y V antes de Cristo, que realizó la dirección del SEAV de la Diputación Provincial.

En esta necrópolis se enterraron los más pudientes habitantes del Castellaret, de ahí el interés de la Diputación Provincial por adquirir el poblado y la necrópolis por ser uno de los conjuntos más importantes del mundo ibérico.

El Castellaret ha sufrido graves alteraciones tras dos mil años de abandono y transformación en terrazas de cultivo, por ello las excavaciones ofrecen muchos inconvenientes a la hora de identificar lo que corresponde a hormas de los campos o a muros ibéricos, siendo las excavaciones labor imprescindible para su delimitación.

Su trama urbana, de asentamiento en ladera, debe ofrecer vestigios desde el siglo VI a la Romanización cuanto menos y los trabajos han ido en su busca.

Hasta el momento no había sido posible su localización. La excavación en profundidad y en extensión había permitido recoger ingentes cantidades de cerámica ibérica y de importación griega desde el siglo VI al I antes de Cristo, pero entre tierras probablemente deslizadas por la ladera.

El primer recinto amurallado
En esta campaña se ha encontrado, ya, el primer recinto murado, con tres lienzos de piedra en seco en el primer nivel, uno de los cuales forma medianera con un segundo recinto.

Con más de un metro de alzada el zócalo, el resto se levantaba hasta la techumbre con adobes, con restos claros de los mismos. Se ha datado en el siglo III-II antes de Cristo.

Un tercer nivel contiene una nueva trama urbana, bajo la primera naturalmente, datada provisionalmente en los siglos IV y V. Dos ánforas de adscripción greco-púnicas, más cerámicas ática de figuras rojas y negras nos remiten a los siglos IV y V.

La investigación, ya en curso, permitirá mayores precisiones, para la cual el Dr. Aparicio Pérez cuenta con la colaboración de Clara Zanón Pastor, Miquel Herrero Cortell, Nemesio Jiménez Jiménez, Laura Egido Alcaide y Paola Zincone.

11 de septiembre de 2012

Valencia se prepara para excavar en su historia

El anuncio de próximas excavaciones en el interior de la Seo reaviva el interés arqueológico sobre la fundación de la ciudad. El subsuelo entre la Catedral y la Almoina alberga restos de las épocas romana, visigoda y árabe. 
En pleno centro de Valencia, a espaldas de la Basílica y entre la Catedral, el Palacio Arzobispal y el Almudín se sitúa el punto en el que los romanos fundaron Valentia en el año 138 a.C y a partir del cual trazaron la futura ciudad. La Almoina, hoy museo y antes solar, es el centro neurálgico de la historia de Valencia, testimonio de los vestigios más remotos de la ciudad que han ido viendo la luz en diferentes excavaciones entre los años 1985 y 2005.
La plaza de la Almoina es hoy un centro arqueológico en el que se puede
visitar los restos del antiguo foro de la Valentia romana.

Los restos arqueológicos de este museo permiten conocer cómo era el centro de la ciudad y la evolución de los edificios cercanos desde la época romana. La memoria arqueológica permite, por ejemplo, descubrir cómo fue la Catedral en los primeros siglos del cristianismo o durante la época visigoda, además de su transformación en mezquita y posterior conversión a catedral en la nueva cristianización de la ciudad.

El reciente anuncio del Cabildo de la Catedral de iniciar excavaciones para localizar la antigua mezquita y la seo visigoda dentro del proyecto de ampliación del Museo Catedralicio ha sido acogido con expectación por los arqueólogos valencianos, que califican la Seo valenciana y su entorno como una zona «muy interesante» desde el punto de vista arqueológico. Y es que los expertos son conscientes de que bajo el subsuelo de la plaza de la Virgen, la Basílica y la propia Catedral hay páginas arqueológicas de la fundación de la ciudad «todavía desconocidas», según apunta el jefe del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal (SIAM), Albert Ribera.

De momento, el proyecto de ampliación del Museo Catedralicio y, por tanto, la intención de poder recuperar los restos antiguos está pendiente de ser aprobado por la Dirección General de Patrimonio de la Conselleria.

Discrepancias
El arquitecto de la Seo, Salvador Vila, menciona en una entrevista publicada en el último número de la revista Catedral de Valencia, «que lo mejor por descubrir está debajo del actual Museo Catedralicio y de la cripta situada bajo la actual capilla del Santo Cáliz». En este sentido, Vila precisa que bajo el museo, «en los subterráneos bajo el forjado, hay restos de la catedral más primitiva, restos visigodos y romanos, y también de la antigua mezquita, que seguramente estaba bastante próxima al crucero y presbiterio».

Sin embargo, Albert Ribera, quien ha dirigido varias excavaciones en el entorno de la Seo (entre ellas la del yacimiento de la Almoina), cree que en la zona apuntada por el arquitecto Vila podrían aparecer restos marginales del conjunto episcopal del siglo VII, así como ruinas de la época islámica y romana.

De hecho, durante la reforma del Palacio Arzobispal los arqueólogos se toparon con un pórtico que podría atribuirse a la antigua mezquita musulmana,que sigue siendo «la gran incógnita», puntualiza Ribera. De ella se conoce que correspondería con el actual transepto de la Catedral y que el lugar en el que se encuentra la actual puerta románica o de la Almoina sería el mihrab, que es el punto hacia el que han de mirar los que oran y también alberga el Corán. Una mezquita que, con las sentencias coranicas en las paredes, persistiría hasta el año 1262 cuando se demolió y construyó una catedral de nueva planta, que tardó varios siglos en finalizarse.

Otro de los puntos que apunta el jefe del SIAM como zona en la que podrían aparecer restos visigodos es el subsuelo de la plaza ubicada entre el museo de la Almoina y la Catedral. En este punto, según Albert Ribera, y en caso de realizarse excavaciones, saldrían a la luz restos del altar de la catedral visigoda y la tumba de San Vicente.

A la puerta de los Hierros de la actual Seo y a la Basílica, en la parte recayente a la plaza de la Virgen, corresponderían restos de la época romana, en concreto, la muralla y el foro, respectivamente.

2 de septiembre de 2012

Excavaciones en Requena revelan un asentamiento rural íbero de los siglos I-II a.C.

El equipo de investigación trabaja en el yacimiento Casa de la Cabeza desde 2009 cuando se diferenciaron dos sectores, en uno de los cuales se halló un área de trabajo con dos almacenes, espacios abiertos y restos de metalurgia. 
Los restos arqueológicos encontrados en el yacimiento Casa de la Cabeza de Requena (Valencia) han revelado estructuras de un asentamiento rural, de ocupación corta, comparable al de una granja en una antigua ciudad ibérica y que datan del periodo de los siglos I-II antes de Cristo.
El yacimiento íbero de Requena sigue aportando datos sobre
esta cultura en el área mediterránea. Foto: Diputación de Valencia

Según un comunicado de la Diputación de Valencia, el equipo de investigación trabaja en la zona desde 2009 cuando se diferenciaron dos sectores, en uno de los cuales, al año siguiente, se halló un área de trabajo con dos almacenes, espacios abiertos y restos de metalurgia.

El otro sector constituye la plataforma principal del yacimiento y según ha explicado uno de los directos de los trabajos de exploración, David Quixal, piensan que "constituiría el hábitat principal del poblado, donde se han encontrado estructuras más complejas".

Para Quixal, becario de investigación del Museo de Prehistoria, el estado de conservación de los restos "no siempre es el deseado", aunque se intuye "una planta de un edificio, tipo granja".

Los trabajos han permitido descubrir también estructuras auxiliares como posibles hornos, una cubeta de sal que, según los expertos, "podría ser para transformar alimentos, producir vino o hacer aceite, aunque esto está todavía en fase de estudio".

Los investigadores han detectado una última fase de ocupación corta posterior, en los siglos VIII-XIX, cuando parte del yacimiento "se desmonta para la construcción de un horno islámico, por lo que se produce un contacto cultural".

Los trabajos de este año, concebido como campaña final, se han centrado en delimitar la extensión del yacimiento, conocer bien sus límites e intentar obtener una planta del edificio.
"La superficie general del yacimiento abarca una extensión de 0,15 hectáreas", según Quixal.
El grupo, que trabaja de forma voluntaria en el yacimiento, está formado por ocho personas entre estudiantes valencianos y Erasmus y algún licenciado en arqueología que se alojan, estos días, en la misma aldea.

En el día a día, los voluntarios no sólo excavan, sino que también documentan el material, completan fichas o dibujan lo hallado, lo que a su vez combinan con excursiones a otros yacimientos de la provincia.

El Servicio de Investigación Prehistórica (SIP) del Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia mantiene un año más el programa de excavaciones que, para 2012 cuenta con un presupuesto de 60.000 euros repartido en seis proyectos y cuatro actividades de limpieza y mantenimiento.

El programa de actuaciones en yacimientos valencianos abarca un amplio cuadro cronológico desde el paleolítico inferior hasta la época romana.

Para el próximo mes de septiembre están programadas las excavaciones en la Bastida de les Alcusses en Moixent, la Lloma de Betxí en Paterna y la Cova del Bolomor de Tavernes de la Valldigna.

20 de julio de 2012

Valencia suprime la ayuda a las excavaciones de las universidades

La eliminación de la partida obliga a parar a equipos de las universidades públicas y motiva el recorte de días y personal en el trabajo de los yacimientos.
Aparte de complicar el presente y poner en peligro el futuro, la crisis también está enterrando el pasado. La Conselleria de Cultura ha suprimido por sorpresa la línea de subvención a las universidades públicas para las campañas de excavación arqueológica de verano, una partida que mantenía activa desde hace una década y que había ido menoscabando en los últimos años.
Yacimiento de la Edad de Bronce en La Mola de Agrés,
 también afectado por los recortes. Foto: Levante

Si el curso pasado la Universitat impulsó cuatro proyectos arqueológicos en la Comunitat Valenciana con los 10.500 euros de ayuda de Cultura, este verano algunos equipos de trabajo estarán parados y los otros —que cuentan con financiación externa— recortarán días y personal de excavación por la eliminación de la ayuda pública.

Aparte del impacto sobre la investigación y el conocimiento de dichos yacimientos, muchos alumnos de Historia se quedarán sin poder hacer prácticas este verano en yacimientos valencianos. 

La subvención de la Conselleria de Cultura, que entre 2004 y 2008 ascendía a 44.000 euros, ha ido cayendo con la crisis: 31.500 euros en 2009; 12.320 euros en 2010; y 10.500 euros en 2011. Para este año había previstos sólo 6.000 euros, pero ni eso: la conselleria ya ha avisado que esa partida no se abonará. Como consecuencia de ello, la institución universitaria dejará huérfano el yacimiento de la Mola de Agres, de la Edad de Bronce; en el Mas d'Is de Penàguila, del Neolítico, sólo tomará unas muestras para analizarlas; y reducirá en comparación al curso pasado las intervenciones en el yacimiento paleolítico de La Cova de les Cendres de Teulada-Moraira y en el asentamiento mesolítico de la Cova de Santa Maira de Castell de Castells.

Tras este recorte, asegura el jefe del Departament de Prehistòria i Arqueologia de la Universitat de València, Carlos Gómez, «se producirá un parón y un retraso en proyectos arqueológicos que llevan muchos años en estudio». Porque la Universitat, alega, «no tiene capacidad para financiarlos». Técnica y legalmente podría financiarlas, indica, como hacen otras universidades europeas. «Pero no tenemos dinero y no podemos suplir la financiación externa», añade Gómez.

Tras confirmar la supresión de la ayuda, fuentes de la Conselleria de Cultura aseguraron ayer que «la intención de la Generalitat es continuar, en la medida de lo posible en las actuales circunstancias, con las numerosas excavaciones arqueológicas que se realizan alrededor de toda la Comunitat Valenciana». Asimismo, afirman que «la voluntad de la Dirección General de Patrimonio es encontrar soluciones, en este caso con las universidades, para continuar desarrollando estas y otras acciones».

27 de mayo de 2012

Larga espera para la declaración BIC de la villa romana de Villamargo (Castellón)

El reconocimiento permitiría la llegada de dinero para protegerla
Con una extensión de más de 3.000 metros cuadrados, la villa romana
está orientada al mar y ofrece restos de lo que fue un pórtico de columnas.
La Conselleria de Cultura lleva dos años trabajando en el expediente de declaración de la villa romana del barranco de Fraga como Bien de Interés Cultural (BIC). El Ayuntamiento de Castellón pidió formalmente el inicio de los trámites en el pleno del 27 de mayo del 2010, justo hace hoy 24 meses.

Fuentes de la Dirección General de Patrimonio han señalado a Mediterráneo que el expediente está en fase de redacción, aunque no han querido precisar más detalles. Este reconocimiento arqueológico es de vital importancia porque garantizaría la obtención de ayudas para proteger la villa romana construida entre los siglos I y III de nuestra era a semejanza de otras existentes en la provincia como las de Benicató (Nules), Vinarrajell (Burriana) o el Mas d’Aragó (Traiguera).

Con una extensión de más de 3.000 metros cuadrados, la villa romana del camino Villamargo está orientada al mar y ofrece restos de lo que fue un pórtico de columnas. También incorpora instalaciones complementarias como termas, cocinas, talleres alfareros, cuadras, bodegas y almacenes para el grano. La villa romana es una construcción propia de la época de la decadencia del imperio, cuando se inició la diáspora de la población por el litoral mediterráneo.

De forma paralela, el Consell y el consistorio trabajan en un proyecto para proteger y salvaguardar los restos. Se consolidarán los muros y la estructura de la villa romana para evitar su deterioro con las inclemencias meteorológicas y el paso del tiempo.

4 de abril de 2012

Descubren en Alcira (Valencia) una necrópolis de época tardorromana

Los arqueólogos hallan enterramientos con una estructura de piedras calizas, uno de ellos doble con niños. Este es el segundo hallazgo de alcance en la localidad valenciana después de que la semana pasada se encontraran restos de la muralla medieval.
Una de las tumbas de la necrópolis hallada en Alcira.
Las obras de ampliación de la subestación eléctrica de Alcira han localizado una necrópolis que, en una primera hipótesis, los arqueólogos datan a finales de la época romana (siglos IV o V) y que vinculan con una villa rústica que debía estar ubicada en las inmediaciones de lo que actualmente es la Pileta del Martiri de Sant Bernat.

La excavación ha permitido identificar cinco tumbas construidas con piedra caliza y dos enterramientos más que carecen de esta estructura, todas al mismo nivel, a una cota de -1,80 metros respecto de los campos de cultivo del entorno, en las que han aparecido restos de una docena de personas ya que algunas de ellas fueron reutilizadas. 

En base a estos datos, los técnicos deducen que en el entorno hubo un asentamiento que utilizaba esta zona como cementerio hasta que, en un momento dado, el poblado se trasladó a otro lugar, según explicó ayer José Enrique López, uno de los arqueólogos que está al frente de la excavación. Se trata de la tercera necrópolis romana localizada en el término municipal de Alcira. 

Los arqueólogos detectaron, durante los trabajos de desmonte de la parcela en la que Red Eléctrica construirá la nueva subestación, unas estructuras con piedras calizas "que no son normales en esta zona" y finalmente confirmaron que se trata de enterramientos que, a falta de más estudios, son de la época romana tardía.
(Fuente: Levante)

30 de marzo de 2012

Hallan restos de la muralla medieval de Alcira (Valencia)

Los expertos estudian si podría tratarse del que se cita en la Crónica de Jaime I
Detalle del muro medieval. Foto: Ayuntamiento de Alcira.
Las obras de recuperación de la fachada del antiguio convento-hospital de Santa Lucía de Alzira (Valencia) ha sacado a la luz un fragmento de muro medieval de grandes dimensiones que podría atribuirse al que se cita en la Crónica de Jaume I, ha informado le Ayuntamiento.

Los restos han sido descubiertos en las excavaciones arqueológicas realizadas por el equipo de trabajo del Museo Municipal de Alzira (MUMA). Según los expertos, este muro, de grandes dimensiones, "podría atribuirse al que se cita en la Crónica de Jaime I al describir el pacto que realiza para la rendición de Alzira", han asegurado fuentes municipales en un comunicado.

Según recogen estas crónicas, el rey Jaime I se comprometió a construir un muro para dividir la zona musulmana y cristina de la ciudad: "E, quan nós haguem emparada la torre, pregam-los que'ells (els musulmans) volguessen que ens dessen tro a la tercera torre, e nós que hi faríem un mur, per ço que el crestians no entrassen als sarraïns ni els serraïns als crestians, e que hi faríem una portella qui eixiria a la Calçada per on entrassen en la villa...".

La torre que se indica, han explicado desde el Consistorio, podría tratarse de la conocida como Casa Real o la Casa de l'Olivera, situada frente al inmueble de Santa Lucía. De este modo el rey cerró y reforzó la parte ocupada, conocida como El Castellet, por medio de un muro, dividiendo la isla en dos partes, la cristiana y la musulmana.

El muro, "tanto por sus características de construcción, materiales y como por sus dimensiones, podría considerarse que es el referido en la documentación, por lo que su hallazgo contribuiría a definir el espacio habitado en un primer momento por las tropas que acompañaban al rey".
PROTECCIÓN

El hallazgo se ha protegido para continuar los trabajos de eliminación de cables y limpieza de la fachada ante la inminencia de la celebración de la procesión general del Viernes Santo. Está previsto que en posteriores estudios, como las excavaciones que están previstas realizar en la Casa Real, se pueda constatar si se trata realmente del histórico cierre de los dos espacios urbanos intramuros.

Estos trabajos que se están llevando a cabo entre el Ayuntamiento de Alzira y la empresa propietaria del inmueble, Martinez Cano Canarias S.A., son fruto de un convenio que suscribieron el pasado 20 de febrero. En estos momentos se ha procedido a la apertura de una zanja para eliminar los cables que atraviesan la fachada, que dañan sus muros y la estética del edificio que cuenta con la consideración de Bien de Relevancia Local en conjunto y de Interés Cultural por el escudo de armas de la ciudad que exhibe en la portalada.

(Fuente: Europa Press)

26 de febrero de 2012

Las obras del nuevo mercado descubren el barrio medieval de Torrente (Valencia)

El descubrimiento del tramo Este del foso confirma que la torre islámica era una fortificación exenta y que el foso sería cristiano.

El barrio medieval recién descubierto en Torrente (Valencia).
Los trabajos de arqueología finalizados este pasado viernes 24 de febrero en el solar donde está proyectada la construcción del futuro mercado municipal han descubierto los restos del barrio cristiano del siglo XV. El hallazgo tendría un gran valor ya que confirmaría los estudios hasta la fecha sobre la trama urbana medieval de Torrent documentados mediante las escrituras de propiedad existentes. También ha sido determinante el descubrimiento del tramo este del foso de la Torre que descartaría los estudios que aseguraban que la Torre formaba parte de un complejo defensivo mayor.
Finalización de los trabajos de demolición del mercado.

La arqueologa Lourdes Roca que ha dirigido los trabajos ha resaltado la importancia de estos trabajos para acabar con teorías infundadas sobre la posibilidad de que formara parte de un castillo. “Los trabajos han confirmado lo que ya se esperaba, que es una Torre alquería islámica y que el foso habría sido realizado posteriormente por los hospitalaris ya que es de tiempo posterior”. La arqueóloga que ha llevado los trabajos desde hace más de cinco años ha descartado que se pudiera tratar de un complejo y ha confirmado que se trata de una torre exenta.
La excavación arqueológica comenzó el 2 de noviembre y ha finalizado tras casi cuatro meses de trabajos. Se han encontrado casas completas con medianeras, y viviendas espacio artesanal, baldosas del siglo XV, y otros objetos de la época. Estos descubrimientos han permitido confirmar los estudios que se tenían sobre este barrio ya que el último plano del archivero municipal Ramón Sanchis que se tenía era del siglo XVI. Según los resultados no se han observados cambios importantes en la trama urbana del último mapa documentado. Respecto a ese último mapa no hay modificaciones importantes, especialmente la calle sin salida de la actual calle Cervantes y que al no escavarse la calle sigue sin resolverse.
Otro punto a destacar en los trabajos realizados es que no se han encontrado sin embargo restos de la muralla que se encontró en 2007 en la calle situada al oeste de la Plaça Major. Las teorías sobre esta muralla es que tal vez pudiera rodear la calle Virgen de Olivar y diera la vuelta por la calle Santo Domingo formando un conjunto cerrado donde se ubicaban las viviendas. Respecto a los restos encontrados, la Ley de Patrimonio protege los elementos defensivos como la Torre o el foso, pero no así las viviendas, que tan solo pueden ser documentados. En julio de 2009 el Consell Valencià de Cultura aprobó un informe en el que insta a la restauración y puesta en valor del foso.
Casas del Siglo XVI 
En noviembre de 2010 se derribaron las casas del fondo sur de la plaza. La Dirección General de Patrimonio de la Consellería de Cultura autorizó la demolición de las ocho casas en ruinas del siglo XVI al XIX que rodeaban la calle de San Antonio Abad junto a la Plaça Major con la condición de que se reconstruyeran manteniendo la estructura urbana y arquitectónica del conjunto, las características generales del ambiente, la silueta paisajística, así como las alineaciones y los volúmenes existentes tomando como referencia las tipologías originales”. El informe convertiría en papel mojado el proyecto vanguardista de la fachada sur presentado en 2006 por el alcalde socialista Pepe Bresó que tuvo un coste de 321.000 euros.
A pesar de ello, el hasta ahora concejal de Urbanismo, Santi Martí consideraba que la autorización “de momento sólo obliga a respetar la volumetría y no dice nada de que se tenga que reconstruir con el mismo estilo arquitectónico”. Desde el BLOC recordaron que “estas obligaciones se tienen que cumplir” y que es necesario la aprobación del Plan Especial Integral antes de acometer la reconstrucción. Las excavadoras comenzaron los trabajos de demolición el pasado 5 de noviembre derribando lo poco que quedaba del mutilado entramado de calles estrechas donde comenzó a crecer parte del casco urbano de Torrent.

20 de enero de 2012

Una ruina vergonzante en pleno centro de Valencia

Menos mal que lo que parece fue sarcófago de San Vicente Mártir, alguna alma sensible y piadosa lo rescató de ser abrevadero de animales y lo llevó al Museo de Bellas Artes de Valencia, por si acaso al final no queda nada del monumento.
La de Sant Vicent de la Roqueta es la ecclesia mater cristiana de Valencia, que hoy se nos muere de pie, como su convento. El lugar que fuera siempre, sobre todo en la Edad Media, lugar de grandes peregrinaciones europeas, lleva muchos años en ruina. Es sabido que cuando un edificio no interesa se le abandona, se le dejan las puertas y ventanas abiertas, se le agujerea el tejado y los vientos y las lluvias acaban con él con el tiempo. 
La iglesia en pleno centro de Valencia. En esta imagen se muestra
la "mutilización" del ábside para ensanchar el "Camino Real
de Madrid". 
A los fenómenos naturales, hay que añadirle que el histórico inmueble, cenobio y templo, le están afectando y mucho las fuertes vibraciones del Metro que pasa justo bajo él. Por contrapartida, nadie hace nada desde mucho tiempo atrás por salvarlo, desde que un canónigo, mossén Vicente Castell Maiques, en los años 70 evitó la piqueta y que allí se montara una colmena de viviendas. Forzó al ayuntamiento a adquirir el conjunto. Desde entonces, los munícipes no han hecho nada por salvarlo de la ruina vergonzante en que se encuentra. 

Cabe apelar al poder civil y al eclesiástico. Menos mal que lo que parece fue sarcófago del santo alguna alma sensible y piadosa lo rescató de ser abrevadero de animales y lo llevó al Museo de Bellas Artes, por si acaso al final no queda nada del monumento.

La puerta muestra el estado de abandono.


La romanización, iniciada tres siglos antes de Cristo, fue la vía de entrada del cristianismo en tierras valencianas. El cristianismo llegó primero al medio rural, no a la grandess urbes, a la luz de los restos arqueológicos cristianos hallados en las últimas investigaciones. Sagunt, Camp del Turia, Xàtiva (San Félix), Santa Pola, Villajoyosa, Benimarfull, Benidoleig, la Plana de Castelló,… son lugares donde se ha encontrado indicios de presencia de comunidades y culto cristiano de la época de colonización romana. Una tradición medieval afirma que San Pablo pudo haber recalado en puertos de la costa valenciana para afianzar las primeras comunidades cristianas. 


La iglesia resistió la dominación islámica


El primer vestigio documentado, hasta el momento, de presencia cristiana en Valencia es la Pasión y Martirio de San Vicente, bajo la persecución de Dioclecianoo y Maximiniano. El relato se encuentra en la Passio y el Himno V del Peristephanon del poeta hispano Aurelio Clemente Prudencio. 

Murió (304 d. J.C), san Vicente mártir y su cuerpo sin vida fue enterrado sub sacro altari extra eisudem civitatis Valentiae ad quietem reponitur, en la Iglesia de la Roqueta, conservada durante dos mil años y salvada de sus destrucción incluso durante la dominación islámica, excepto cuando llegó la «civilización del progreso». Su ábside fue mutilada para ensanchar el Camino Real de Madrid en 1837 y su subsuelo perforado en tiempos recientes para la construcción del Metro, por lo que se cree que estas obras pudieron haberse llevado por delante como escombros importantes restos arqueológicos y, por qué no?, el cuerpo del protomártir valenciano.

(Fuente: Levante / Baltasar Bueno)

15 de noviembre de 2011

Zonas de peligro, derrumbes y robos amenazan al castillo de Sagunto (Valencia)


El monumento bimilenario se asfixia entre actos vandálicos, vigilancia bajo mínimos y cincuenta puntos negros en materia de seguridad 
Visitar el castillo de Sagunto es un paseo para exploradores intrépidos sin miedo a las alturas y arqueólogos expertos. La tarea de entregarse a la cultura y la historia de este monumento bimilenario es misión imposible para el común de los mortales.
Piedras acumuladas sin clasificar o explicar, ni un sólo panel informativo, lienzos de muralla cogidos 'por los pelos', chumberas por doquier y escaleras y accesos de tránsito libre para vivir el riesgo muy de cerca.
Sagunto es una de las ciudades con más historia de España.
La acrópolis saguntina esconde entre sus muros «más de cincuenta puntos negros en materia de seguridad. No hay barandillas de ningún tipo, ni zonas acotadas por riesgo de desprendimiento o caída. Ni siquiera avisos de peligro. Cualquiera puede acceder a cualquier parte, incluso los niños se suben a zonas realmente muy peligrosas», explica el investigador saguntino Francisco Herraiz, que ha realizado durante los últimos años varios estudios sobre la seguridad del recinto.
Los más de 80.000 turistas que visitan al año la acrópolis pueden subir por las murallas a discreción, arrancar piedras históricas o dañarlas e, incluso, asomarse al vacío desde miradores o ventanas que dan a la nada. Muchos de estos visitantes son menores que acuden en grupos escolares.
«Suben escalinatas sin barandillas o pasan por encima de dinteles partidos deteriorados porque no hay ningún acceso restringido o cartel que prohiba el paso». Y es que una vez cruzado el acceso principal, donde se encuentra la garita del vigilante, el control se esfuma. El amplio perímetro del castillo, unos cuatro kilómetros, deja multitud de zonas arqueológicas 'a mano' de insensatos, ladrones o vándalos.
Metros de cableado de la iluminación, focos protegidos por rejillas y anclados en el suelo y hasta material de los equipos de expertos que trabajan en la acrópolis desaparecen fruto de hurtos y actos vandálicos «constantes».
Sólo las pasarelas de aluminio colocadas en el acceso al recién concluido centro de visitantes, que por cierto lleva cerrado más de diez meses a la espera de que haya conexión eléctrica, se han sustraído hasta en tres ocasiones.
Junto a dicho acceso hay una docena de tumbas recreadas del antiguo cementerio judío, una joya prácticamente única en España, que pasa absolutamente desapercibida. No hay avisos, ni carteles. El recinto está al alcance de cualquiera porque algunas vallas del cerramiento llevan meses tiradas en el suelo. Los cipreses que se plantaron están secos porque no se han regado y no hay ni un sólo panel que aclare al estoico visitante qué demonios está viendo ahí.
«Si ya se acometen pocas inversiones y las que se realizan caen en saco roto, en el olvido o en la desidia y no se mantienen o promocionan de alguna manera, no sé cómo se va a potenciar todo esto», apunta Herraiz.
Aunque la Policía Local realiza con cierta asiduidad batidas de vigilancia por algunas zonas, especialmente cuando los robos proliferan, el amplio perímetro del recinto y los puntos de difícil acceso de la ladera dejan al Monumento Nacional prácticamente desprotegido, especialmente durante las noches.
A principios de este año «pillaron in fraganti a varios individuos que estaban excavando en el suelo para arrancar cables de la luz» y hace unos meses la Policía Nacional desarticuló una banda de cuatro hombres acusados de robar hasta seis veces cable de cobre en el castillo de Sagunto.
A punto de caer
Otro problema acuciante es el estado de muchos tramos de muralla. Las filtraciones de agua y la proliferación de vegetación invasiva, que afecta seriamente a la sujeción de los lienzos, junto a la falta de labores de mantenimiento y consolidación, extienden la degradación y el riesgo de derrumbe a muchos sectores amurallados.
«Hay trozos que ya se han desplomado y otros están a punto de caer. La tercera cisterna más grande del castillo está agrietada de parte a parte y si no se repara podría venirse abajo en cualquier momento. Tiene unos seis metros de profundidad y si alguien pasa por encima en ese momento podría ser fatal», apunta el investigador Manuel Civera, autor de varios libros sobre el patrimonio arqueológico de la ciudad.
El problema es que este tesoro histórico es «importantísimo e inmenso y las necesidades son muchas. Habría que realizar obras constantemente».
Pocas y ajustadas son las actuaciones que el propietario del monumento, el Ministerio de Cultura, ha realizado en el recinto fortificado en los últimos años.
Actualmente se están acometiendo tres rehabilitaciones puntuales en sectores degradados. Dicha obra, de 536.123 euros de inversión, arrancó en 2010 tras años de gestiones y tenía que haberse concluido en el mismo ejercicio pero hasta para eso ha habido mala suerte.
La adjudicataria entró en concurso de acreedores y la obra ha estado parada más de medio año. Hace poco más de un mes se retomaron los trabajos y la labor continua en la actualidad. La previsión es acabar, por fin, en febrero de 2012. Con actuaciones tan limitadas y espaciadas en el tiempo es imposible «mantener a flote un monumento de estas dimensiones».
Esa ha sido, durante años, la reivindicación histórica de expertos e investigadores como la catedrática del departamento de Arqueología de la Universitat de València, Carmen Aranegui, que efectuó campañas de excavación en el monumento en los años 1987, 1988, 1994 o 1995.
El ritmo de 'parcheos' es «insuficiente para que surta algún efecto». La experta considera que lo único que podría impulsar a Sagunto sería su entrada «en un circuito periódico de promoción turística y cultural, de llegada de visitantes lo que redundaría, a su vez, en inversiones. No hay una visión del pasado patrimonial como recurso pese a que en otras zonas, como Cartagena, está siendo rentable incluso en estos tiempos».
En definitiva, las intervenciones que se proyectan en el castillo «están bien, son correctas, pero van a un ritmo lentísimo», sentencia la investigadora.
No es el único frente abierto. El castillo que corona Sagunto lucha cada día contra otro ejército formado por millones y millones de soldados: la vegetación invasiva alóctona. En su mayoría de trata de chumberas o paleras y ya han tomado plazas, sepultado restos y afectado a la sujeción de los ya maltrechos muros.
En varias ocasiones, grupos de voluntarios o colectivos de la ciudad han acudido, rastrillo en mano, para retirar ejemplares pero el avance de este frente vegetal, a día de hoy y sin tareas periódicas de limpieza, es imparable.
Perdidos han quedado, por el momento, proyectos que expertos y colectivos pensaron en su día para impulsar los encantos del castillo como, por ejemplo, la construcción de un parador, una iniciativa que recibió entusiastas apoyos como el del presidente del Consell Valencià de Cultura (CVC), Santiago Grisolía. Mientras tanto, el anciano castillo de Sagunto aguarda a que lleguen tiempos mejores. No es la primera batalla que libra.
(Fuente: Las Provincias / Marina Costa)

27 de agosto de 2011

Los arqueólogos descubren 52 metros de muralla íbera y una torre en Turís (Valencia)

Según ha informado la Diputación de Valencia en un comunicado, un equipo de arqueólogos de su Servicio de Investigación Prehistórica ha realizado este hallazgo en este "oppidum" (colina o meseta fortificada).


La corporación provincial ha destinado 14.000 euros al desarrollo de estos trabajos que han sido desarrollados durante el mes de julio por un equipo de 17 estudiantes y licenciados en Arqueología e Historia por la Universidad de Valencia e Italia, tres arqueólogos y un técnico en topografía.
Castillo de Turís (Valencia).


La directora de la excavación y conservadora del Museo de Prehistoria de Valencia, Rosa Albiach, ha destacado que "se ha podido documentar muy bien este tramo de su muralla" y obtener "importante información sobre su construcción y cimentación".


Para su construcción, ha precisado, se adaptó a la roca natural y para su cimentación se erigió un zócalo de piedras de 1,35 metros de altura con sillares de medida trabajados por la cara externa, y que alternaron con piedras irregulares, trabados en seco, de entre 1,30 y 1,55 metros.


Según Albiach, de pocas murallas ibéricas se sabe cuál fue su alzado dado que no se ha podido conservar, pero en este caso, gracias al los derrumbes que se han producido hacia el interior del "oppidum", ha podido conocerse cómo era la muralla y que tenía unos 5 metros de altura.


Estos datos serán concretados el próximo año "cuando con nuevas excavaciones podamos determinar unas medidas más aproximadas de cada tramo de alzado y ver su pauta constructiva", avanza la arqueóloga Rosa Albiach.


De la torre anexa a esta zona de la muralla, se pondrá al descubierto su planta completa en próximos trabajos, ya que de momento solo hay visibles tres de los cuatro muros.


La Carència es un poblado de gran extensión que tiene una continuidad de ocupación desde el Bronce Final, pasando por las épocas ibérica, romana republicana y romana imperial, hasta alcanzar el periodo islámico.


Es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de las tierras valencianas tanto para la época ibérica como durante la romanización, con una ocupación puntual en época almohade.


Tenía, al menos, dos áreas artesanales fuera de las murallas, y un camino principal de acceso al "oppidum", así como otras dos sendas de entrada y salida al mismo, además de un camino interior que comunicaba los tres recintos.


El material cerámico, metal, vidrio y monedas hallados en el yacimiento nos indican que hubo una amplia relación comercial a nivel regional, peninsular y con el resto de pueblos del Mediterráneo.


Gracias a los trabajos de la investigadora Milagros Gil-Mascarell acometidos en los años 1971 y 1972 se dató la secuencia cronológica de una parte del yacimiento, así como el tipo de construcciones.


En 2001, la Diputación de Valencia retomó los trabajos arqueológicos con la pretensión de consolidar el yacimiento, dada su importancia en las épocas ibérica y romano-republicana, y ratificar su evolución cronológica y urbanística así como también realizar una valoración del territorio.


Los trabajos de excavación e investigación desarrollados han permitido mostrar la entidad de este yacimiento como un núcleo central de un amplio territorio, identificado con la ceca "Kili/Gili".
(Fuente:  EFE/ABC)

26 de abril de 2011

Hallan 150 esqueletos y los restos de una alquería islámica del siglo X en Xeresa (Valencia)

El yacimiento era un centro productivo de cerámica local que albergaba seis silos, un vertedero, un horno y pozos
Xeresa se reencuentra con un antiguo capítulo de su historia al descubrir un rico enclave arqueológico de época islámica. Las intervenciones en el polígono de La Servana de Xeresa han sacado a la luz una alquería de los siglos X-XIII, una necrópolis con 150 esqueletos y 70 cajones de material cerámico, entre los que destacan las piezas barnizadas con estampas vegetales de color verde.
El enclave arqueológico de Xeresa ha destapado la sorpresa.
En 10.800 metros cuadrados de parcela se pueden apreciar claramente los espacios de la alquería, la primera en excavarse en la Safor. Estos son: un cementerio en 3.000 metros cuadrados; la zona de producción de cerámica con espacio destinado a vertederos, varios pozos, seis silos y un pequeño horno islámico; tres casas y una calzada.
El arqueólogo Josep Pérez ha dirigido las excavaciones desde finales de 2009. Estaba previsto construir una nave industrial en esta zona, pero la obligatoriedad marcada por la ley de Patrimonio de realizar catas en lugares susceptibles de hallar restos arqueológicos obligó a paralizar el proyecto.
En el solar contiguo está el Mas de La Servana, donde ya realizaron catas y aparecieron restos islámicos. Todo indicaba que podrían descubrirse importantes vestigios históricos en los terrenos que ahora se han excavado. Sin embargo, según Pérez, en ningún momento se tenía la previsión de que a lo largo y ancho de la superficie hubiera una alquería rural islámica. Esta, según el director de los trabajos, fue «muy importante» en su día por la producción de cerámica a nivel local.
Una importante necrópolis
Los hallazgos humanos son, sin duda, lo más interesante y curioso de las excavaciones. «Fue toda una sorpresa, ya que se desconocía la existencia de una necrópolis», expresó Pérez.
En un primer momento, localizaron una serie de inhumaciones que hacían prever un pequeño camposanto de unos 40 cuerpos. Pero nada más lejos de la realidad, ya que han aparecido un total de 150, todos ellos de adcripción islámica, enterrados en fosa simple.
El rasgo fundamental del ritual de enterramiento islámico, además de la ausencia de ajuar, es la rigidez en disposición de los cuerpos, los cuales debían enterrarse en posición de decúbito lateral derecho, con la cabeza mirando hacia la Meca.
Sólo en uno de los casos se ha encontrado un adorno en un esqueleto femenino, el cual tenía un anillo de bronce en el dedo. Probablemente este cuerpo perteneció a una mujer influyente en la comunidad islámica. «Al principio creímos que era la aguja que cerraba el sudario, pero cuando vimos el aro de cerca, vimos que era una sortija», destacaron los ayudantes del equipo de arqueología Archeomatrix S.L.
Los cuerpos, durante la época islámica, se debían enterrar al mismo nivel de la superficie que los circundaba, con alguna que otra señalización no excesivamente ornamental de la ubicación de las tumbas. Así, según señaló Pérez, era común la ubicación de una piedra hincada en la cabecera del enterramiento o bien de dos, una a la cabecera y otra a la altura de los pies.
Dos fases en el camposanto
Por el patrón de enterramiento espacial, se puede hablar de dos fases documentadas en la necrópolis. La primera, tendría su correspondencia con el momento de vida de la alquería islámica. Hay un mayor distanciamiento de los cuerpos, con un grado de inclinación de las tumbas menor.
La segunda, de finales del siglo XIII y mediados del XIV, presenta un aumento de los enterramientos en posición prono y la aparición de cajas de madera.
Los enterramientos están caracterizados por el abigarramiento de las tumbas. Se han apreciado cubiertas de tejas y restos de algún que otro ataúd.
Los expertos se han cuestionado qué pudo propiciar el amontonamiento de las tumbas. A mediados del siglo XIV tienen lugar en la comarca brotes de peste y distintos conflictos bélicos, cuestiones que pudieron aumentar la mortandad.
Según Josep Pérez, esta zona era semipantanosa y pertenecía a la albufera, por lo que era más probable contraer enfermedades por la proximidad de las aguas del marjal.
En la parte industrial de la alquería se han localizado numerosos fragmentos y piezas de cerámica correspondientes al centro de producción.
La mayoría de ellos han aparecido en el espacio dedicado al vertedero aunque también se han hallado en los habitáculos de las viviendas. Destacan vasijas, jarras, platos e incluso un caballito de juguete de época islámica.