google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Montejo de Tiermes
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18 de octubre de 2016

Tres años de cárcel para cada uno de los expoliadores del yacimiento de Tiermes

Además deberán pagar una indemnización de 150.000 euros y las costas judiciales. 
Los expoliadores actuaron en Tiermes en más de una ocasión.
El Juzgado de lo Penal número 1 de Soria ha condenado a dos vecinos de Cuenca a sendas penas de tres años de prisión por un delito de daños contra el patrimonio histórico, por el expolio cometido en el yacimiento arqueológico soriano de Tiermes.

Como autores de un delito de hurto, previsto y penado en el artículo 235.1 del Código Penal, el juzgado les ha condenado a que indemnicen, conjunta y solidariamente, a la Junta de Castilla y León con 150.580 euros, y al pago, por mitades iguales, de las costas causadas en el procedimiento, incluidas las causadas por la acusación particular que ejerció la administración autonómica.

Según ha explicado la delegación de la Junta en Soria a través de un comunicado, los hechos se remontan a diciembre de 2013 cuando, con motivo de la operación "Picador" puesta en marcha por la Guardia Civil se detuvo a estos dos vecinos de Cuenca, de 49 y 33 años, como presuntos expoliadores.

HECHOS
Según los hechos probados que recoge la sentencia, los denunciados fueron interceptados por agentes de la Guardia Civil, en la madrugada del 19 diciembre, en el término municipal de Montejo de Tiermes, hallándose en el interior del vehículo en el que viajaban dos detectores de metales, mapas topográficos con rutas y caminos de acceso a varios yacimientos señalados, en concreto el de Tiermes, así como azadas y piquetas, entre otros elementos.

Del testimonio de los agentes se desprende que los acusados llegaron en su vehículo, que estacionaron y ocultaron entre la maleza, y caminaron hasta el yacimiento de Tiermes donde, ayudándose del material indicado, realizaron labores de búsqueda de objetos, remozando el terrero y produciendo unos 400 hoyos.

También ha quedado probado que los acusados actuaron en más de una ocasión en Tiermes, entre los días 4 y 18 de diciembre de 2013, al menos dos con ánimo de lucro y conociendo la importancia de los restos arqueológicos ubicados en el interior del yacimiento.

Además de las piezas intervenidas en el momento de la detención en el interior del vehículo, otras procedentes de Tiermes fueron halladas en el domicilio social de una empresa de la que es administrador único uno de ellos.

4 de marzo de 2013

La Guardia Civil recupera del expolio 4.000 piezas celtíberas

La Guardia Civil detiene a un jubilado que desvalijó en 20 años yacimientos de Zaragoza y Soria. La operación está vinculada con la venta de cascos de bronce exportados ilegalmente y subastados en Alemania ante la pasividad del Gobierno.
Un modesto detector de metales al alcance de cualquier aficionado y mucha dedicación. Con esas dos armas de apariencia inocente, Ricardo G., de 60 años, jubilado y que vivía actualmente de un trabajo relacionado con la recogida de la trufa, llevó a cabo uno de los mayores expolios de los que se guarda memoria en España. Durante 20 años desvalijó yacimientos cercanos a su domicilio en Aranda de Moncayo (Zaragoza). Sobre todo, en la ciudad celtibérica de Arátikos, pero también en Tiermes y en los alrededores de Numancia, ambos en Soria. 
Material incautado por la Guardia Civil durante la operación "Helmet".
Foto: Uly Martín / El País
Del sistemático latrocinio ha dado noticia  la Guardia Civil, que ha detenido a Ricardo G. (para dejarlo en libertad tras declarar ante el juez) y se ha incautado de más de 4.000 piezas arqueológicas de diferentes épocas, sobre todo celtibéricas, como parte de la Operación Helmet (casco, en inglés).

La denominación no obedece al azar. Después de todo, del hilo de las actividades de Ricardo G. se pudo comenzar a tirar por unos cascos, en concreto 18 piezas de bronce de excepcional valía, producidas en España entre los siglos IV y II a. C., y salidas del país de forma ilegal para acabar en manos del industrial y coleccionista Axel Guttmann. La alarma la había dado en 2008 el museo Römisch-Germanisches-Zentralmuseum (RGZM), en la ciudad alemana de Maguncia. Fueron sus autoridades las que denunciaron la subasta del valioso lote.

El pasado verano, la Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo, directora de la operación, conoció que se iba a realizar la cuarta subasta en Alemania con otro conjunto de tres cascos. De nuevo, sorprendía su aspecto impecable, muy distinto del precario estado de conservación de las piezas atesoradas en los museos españoles.

Tras las primeras investigaciones, agentes del Seprona y de la Unidad de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil localizaron el lugar del expolio: algún punto de la geografía aragonesa. Fue cuestión de tiempo dar con el presunto autor. En el registro de tres domicilios se hallaron las 4.000 piezas arqueológicas incautadas. El material recuperado fue trasladado a Madrid y el detenido reconoció que en un 90% las piezas provenían de Arátikos. El resto salió de Tiermes (en el término de Montejo de Tiermes) y alrededores de Numancia (Garray).


El tesoro recuperado está en su mayor parte relacionado con el ajuar propio de los enterramientos guerreros: pectorales, puntas de flecha y espadas, corazas, fíbulas, exvotos, joyas y algunas cerámicas, según la Guardia Civil, que también confirmó la presencia de fragmentos de cascos. El presunto expoliador vendía las piezas en el mercado negro. La mayoría iba a parar a las mismas manos: las del ávido coleccionista y magnate alemán de la construcción Axel Guttmann.

Cuando se puso a la venta su enorme colección, el museo de Maguncia denunció que entre los objetos había piezas procedentes de España exportadas ilegalmente.


La fiscalía de Múnich las retuvo y solicitó al Gobierno español que reclamara su legítima propiedad en tres meses. No hubo respuesta. En 2009, 2010 y 2012 se volvieron a subastar nuevos lotes. Y se reprodujo la secuencia: denuncia del museo e inacción de las autoridades españolas.

Raimon Graells, investigador del museo alemán, confirmó este viernes, a partir de las fotografías difundidas, que las piezas pertenecen al horizonte cronológico y geográfico de los cascos cuya venta denunció. “Es importante que el detenido sitúe la procedencia. Sin el contexto, los materiales pierden el 50% valor”. De quienes no hubo demasiadas noticias fue de las autoridades advertidas en varias ocasiones del posible expolio. Tanto Cultura como el Gobierno de Aragón esperarán a conocer más datos antes de pronunciarse.

Quizá todo esto sirva al menos para colmar las aspiraciones de María del Rosario Cabrera. La alcaldesa de Moncayo de Aragón (223 habitantes) solicitó hace meses la declaración de Bien de Interés Cultural para el yacimiento predilecto de Ricardo G.

(Fuente: El País / Jesús Duva / José Angel Montañés)
Expoliar en España sale barato
Al hilo de la "operación helmet" el portavoz de la Guardia Civil ha recordado que ‘expoliar un yacimiento arqueológico es delito’, pero es un delito sin definición en nuestro Código Penal. La ley deja claro que el Patrimonio Histórico es un bien colectivo, es decir de todos los españoles; pero en nuestra legislación penal no se recoge específicamente ese hecho delictivo; y se considera hurto, sin más, por lo que los expoliadores sólo pagan multas. Un vacío legal que debiera considerarse en su justo término.