En este espacio de más de 200 metros se han identificado las distintas fases del proceso panadero: el molido del grano en molinos rotatorios, el amasado y la fermentación de la masa, y la cocción del pan en un gran horno de piedra de casi tres metros de diámetro.
Las excavaciones arqueológicas en el yacimiento de La Bienvenida (Almodóvar del Campo), identificado con la antigua ciudad romana de Sisapo, han sacado a la luz los restos de una panadería altoimperial (pistrinum) construida junto al cardo maximus, la calle principal de la ciudad. Datada en el último tercio del siglo I d.C, esta panadería urbana es uno de los pocos ejemplos documentados en toda Hispania y ofrece una ventana única a la vida cotidiana, la organización del trabajo y la cultura alimentaria del Imperio romano.
En este espacio de más de 200 metros se han identificado las distintas fases del proceso panadero: el molido del grano en molinos rotatorios, el amasado y la fermentación de la masa, y la cocción del pan en un gran horno de piedra de casi tres metros de diámetro.
Todo ello, en un edificio planificado para la producción y venta de pan, probablemente destinado a abastecer a buena parte de la población de Sisapo, una ciudad minera próspera gracias a la explotación del cinabrio, la plata y el plomo.
El pistrinum de La Bienvenida es un testimonio excepcional del patrimonio arqueológico de Castilla-La Mancha y una contribución clave al conocimiento de la alimentación y el trabajo en el mundo romano.
Por su interés, ofrecemos en este enlace el artículo de Mar Zarzalejos Prieto y Germán Esteban Borrajo en la web de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha

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