El hallazgo se produjo en junio de 2020. La pieza es una talla de bulto redondo que representa a una Virgen sedente con el niño Jesús, rodeados por dos ángeles. Las primeras consideraciones de los especialistas que han examinado la obra, realizada en granito, apuntan que podría encuadrarse en el estilo gótico gallego, que se sitúa en torno al siglo XIV.
La historia de Fernando Brey Quintela es digna del sueño de un cazatesoros. El tema es que este pescador aficionado gallego no se encontraba buscando un tesoro, él iba por trucha al río Sar, cerca de Santiago de Compostela, cuando de repente se tropezó con una joya arqueológica.
En junio de 2020, Brey Quintela dio con una virgen gótica mientras caminaba por el río Sar, en Galicia. "Tropecé con una piedra que casi me hace caer, y resultó ser la Virgen", contó por ese entonces a los medios. A pesar de la incredulidad inicial de su familia, un año más tarde, el hallazgo se confirmó como una obra del siglo XIV con un valor estimado de entre 80.000 y 85.000 euros, según revela La Voz de Galicia.
Esta pieza de alto valor arqueológico, conocida ahora como "Virxe de Conxo", permaneció en el río durante al menos un siglo, cubierta de musgo y oculta bajo el agua.
La historia de Fernando Brey Quintela es digna del sueño de un cazatesoros. El tema es que este pescador aficionado gallego no se encontraba buscando un tesoro, él iba por trucha al río Sar, cerca de Santiago de Compostela, cuando de repente se tropezó con una joya arqueológica.
En junio de 2020, Brey Quintela dio con una virgen gótica mientras caminaba por el río Sar, en Galicia. "Tropecé con una piedra que casi me hace caer, y resultó ser la Virgen", contó por ese entonces a los medios. A pesar de la incredulidad inicial de su familia, un año más tarde, el hallazgo se confirmó como una obra del siglo XIV con un valor estimado de entre 80.000 y 85.000 euros, según revela La Voz de Galicia.
Esta pieza de alto valor arqueológico, conocida ahora como "Virxe de Conxo", permaneció en el río durante al menos un siglo, cubierta de musgo y oculta bajo el agua.
Derecho de indemnización
Según declaraciones de Carlos Henrique Fernández Coto, presidente de la Asociación para la Defensa del Patrimonio (APATRIGAL), Fernando Brey tiene "derecho a una indemnización equivalente al 50% del valor de la pieza", tal como lo establece la ley española en estos casos. En una primera instancia, el objeto pasó a manos de la Consellería de Cultura quien trabajó en su restauración y conservación y actualmente se encuentra en el Museo das Peregrinacións.
Ana Paula Castro, experta en antigüedades y amiga de Brey, fue una de las primeras en confirmar la relevancia de la talla, según relata una publicación de Telemadrid. La experta aseguró que la imagen, aunque deteriorada por el tiempo en el agua, tiene una gran importancia histórica. Gracias a su intervención y al secreto mantenido en las primeras semanas, la Virgen no cayó en manos equivocadas, evitando un posible expolio.
Según el relato de la experta, el proceso de restauración fue complicado debido al peso de la Virgen, que alcanza los 300 kilos, y la necesidad de medidas de seguridad estrictas para su futura exhibición. La relevancia mediática del hallazgo hizo que su conservación sea prioritaria para las autoridades culturales.
El descubrimiento de esta Virgen gótica en el río Sar ha sido descrito como un "día especial para Galicia" por Carlos Henrique Fernández. En una región donde el patrimonio a menudo corre el riesgo de ser olvidado o destruido, la recuperación de esta talla histórica representa un motivo de orgullo. A pesar del deterioro que sufrió en el agua, la Virgen ahora tiene un futuro prometedor como pieza clave del patrimonio gallego.
¿Cómo es la virgen gótica?
La pieza es una talla de bulto redondo que representa a una Virgen sedente con el niño Jesús, rodeados por dos ángeles. Las primeras consideraciones de los especialistas que han examinado la obra, realizada en granito, apuntan que podría encuadrarse en el estilo gótico gallego, que se sitúa en torno al siglo XIV.
La escultura está tallada en cuatro de sus cinco caras, lo que podría indicar que se trataba de una pieza suspendida ideada para ser colocada en la pared. Esta idea viene reforzada con el hecho de que la única cara no tallada es la posterior, dado que incluso la pieza de la base está decorada con una flor de cuatro pétalos y hojas de acanto entrelazadas, algo que descarta que estuviese apoyada sobre otro elemento.
Sobre la imagen de la Virgen y el Niño aparecen dos ángeles bastante desgastados, aunque se aprecia el rostro y la mano de cada uno de ellos sujetando algún objeto o el propio manto. Asimismo, tanto la cara de la Virgen como la cabeza del niño han desaparecido, un "impacto antiguo" dado el desgaste de los bordes que podría tener que ver con una rotura intencional para desacralizar la pieza.
La pieza es una talla de bulto redondo que representa a una Virgen sedente con el niño Jesús, rodeados por dos ángeles. Las primeras consideraciones de los especialistas que han examinado la obra, realizada en granito, apuntan que podría encuadrarse en el estilo gótico gallego, que se sitúa en torno al siglo XIV.
La escultura está tallada en cuatro de sus cinco caras, lo que podría indicar que se trataba de una pieza suspendida ideada para ser colocada en la pared. Esta idea viene reforzada con el hecho de que la única cara no tallada es la posterior, dado que incluso la pieza de la base está decorada con una flor de cuatro pétalos y hojas de acanto entrelazadas, algo que descarta que estuviese apoyada sobre otro elemento.
Sobre la imagen de la Virgen y el Niño aparecen dos ángeles bastante desgastados, aunque se aprecia el rostro y la mano de cada uno de ellos sujetando algún objeto o el propio manto. Asimismo, tanto la cara de la Virgen como la cabeza del niño han desaparecido, un "impacto antiguo" dado el desgaste de los bordes que podría tener que ver con una rotura intencional para desacralizar la pieza.
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