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30 de noviembre de 2022

Las excavaciones de Mellaria sacan a la luz la fuente romana mejor conservada de Andalucía

Los trabajos, llevados a cabo por la UCO y el Ayuntamiento de Fuente Obejuna en el yacimiento de Mellaria recuperan el trazado urbano de la vía Corduba-Emerita, así como una fuente monumental en excelente estado de conservación
Restos de la antigua Mellaria, en el término de Fuente Obejuna. / EL DÍA

Las excavaciones de Mellaria en Fuente Obejuna sacan a la luz la fuente romana mejor conservada de Andalucía. Este jueves han sido presentados en el Cerro Masatrigo los resultados de las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo durante los dos últimos meses en la ciudad romana de Mellaria por la Universidad de Córdoba y el Ayuntamiento de Fuente Obejuna. En ellas se ha recuperado el trazado urbano de la vía Corduba-Emerita, así como una fuente monumental en excelente estado de conservación.

Los resultados han sido expuestos al rector de la UCO, Manuel Torralbo Rodríguez, y a la alcaldesa de Fuente Obejuna, Silvia Mellado Ruiz, por el investigador principal, Antonio Monterroso Checa.

La fuente, lacus en latín, cuyos mejores paralelos para comprender su disposición y función pueden rastrearse en Pompeya, es el ejemplar mejor conservado de toda la Andalucía romana y uno de los más monumentales de toda España donde, prácticamente, no se conservan fuentes de este tipo. Hay un caso singular en Valencia y restos de fuentes en otras ciudades que, sin embargo, o bien han aparecido por piezas, o bien no han conservado toda su estructura.

El director de las excavaciones, el profesor Antonio Monterroso Checa, ha explicado que el lacus de Mellaria mide 1,40 metros de altura. Está formado por cuatro grandes pretiles de unos dos metros de longitud y 30 centímetros de anchura que pesarían unos 1.500 kilos aproximadamente cada uno.

La piedra no es del lugar, lo que dota de más empaque al monumento. Se trata de caliza micrítica violácea de las estribaciones de la sierra en plena Córdoba. “Hay que pensar, por tanto, en el esfuerzo del traslado de tales lajas, por los montes, desde Córdoba a Fuente Obejuna. Todo ello indica un patrocinio de un alto personaje mellariense que está por dilucidar”, ha detallado Monterroso. La fuente conserva la pila, la columna trasera albergando la tubería de plomo del agua y una de las lajas verticales de salida del agua. En esta campaña no se ha localizado el mascarón o inscripción que estarían justo en el caño de salida.

En las excavaciones se ha detectado, tal y como se buscaba, el recorrido urbano de la vía Corduba-Emerita, que organiza la forma de la ciudad. Se han localizado las losas del pavimento original, así como sucesivas remodelaciones entre los siglo III y V realizadas conforme a capas de tierra sobre base de guijarros hasta conformar una sedimentación de casi dos metros. Igualmente se han recuperado las alineaciones de las fachadas que colindaban con la vía.

La finalidad de estas excavaciones ha sido mostrar el potencial del yacimiento como agente del territorio y de dinamización cultural de Fuente Obejuna y comarca. Ahora las excavaciones se interrumpen en espera de estudiar los resultados de esta primera campaña. Será en primavera cuando se espera que puedan volver a retomarse.

Esta actividad ha contado con la financiación del proyecto La explotación y el poblamiento del sector central de la tierra de Corduba que no cesaba de ser de oro financiado por la Agencia Estatal de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación.

10 de septiembre de 2022

Campaña arqueológica para recuperar la ciudad romana de Mellaria, en Fuente Obejuna (Córdoba)

Restos de la antigua Mellaria, en el término de Fuente Obejuna. / EL DÍA

La localidad de Fuente Obejuna iniciará el próximo 19 de septiembre una excavación arqueológica llamada a ser el antes y el después definitivo para el conocimiento y la recuperación de la antigua ciudad romana de Mellaria. La alcaldesa, Silvia Mellado (PSOE), quien ha presentado este viernes estos trabajos junto al arqueólogo director, Antonio Monterroso, ha destacado que el municipio se encuentra "totalmente ilusionado" ante esta oportunidad, que llega al fin tras un complicado proceso burocrático y después de que el Ayuntamiento adquiriera el terreno en marzo de 2021 tras una inversión de 340.000 euros financiera con remanente municipal.

El equipo liderado por el profesor del Departamento de Historia del Arte, Arqueología y Música de la Universidad de Córdoba Antonio Monterroso trabajará sobre el terreno durante un plazo aproximado de dos meses, para lo que contará con operarios y personal auxiliar del Ayuntamiento mellariense. La alcaldesa ha subrayado que al fin se han superado "todas las dificultades" para recuperar la antigua ciudad romana, para lo que cuentan con el pertinente permiso de explotación concedido por la Junta de Andalucía, a la que ha solicitado que "se comprometa con más financiación".

El proyecto lleva años gestándose. En 2014, la Universidad de Córdoba, con el apoyo del Grupo de Desarrollo Rural, empezó una labor de reconocimiento que ha durado seis años. “Lo normal, en casi todos los sitios, es comprar el yacimiento y luego ver qué hay. En Fuente Obejuna se ha hecho, de modo casi pionero en la provincia de Córdoba, viendo primero qué hay, qué potencial tiene y luego comprando. No se ha querido exponer a la eventualidad, o la dichosa fortuna, ni un solo euro de los melarienses. Y mucho menos nada de la memoria de su gentilicio”, ha explicado Silvia Mellado.

La parcela, denominada finca Masatrigo, cuenta con 23 hectáreas de terreno. ¿Qué se conoce por ahora? La existencia de la ciudad romana de Mellaria, germen de Fuente Obejuna, está testimoniada desde antes del año 75 después de Cristo. Plinio el Viejo, el gran enciclopedista romano que murió en la erupción del Vesubio en Pompeya, dejó escrito en su Historia Natural la existencia de esta ciudad de “no menor nobleza”. No es, por tanto, algo nuevo, ni reciente, ni sujeto a interpretación. Más de 2.000 años soportan ya ese nombre, tan fecundo para los mellarienses. Un periodo de abandono y olvido cubrió la memoria de la ciudad desde el final de época romana hasta los estudios de los eruditos posteriores al Renacimiento.

Fue después la tradición literaria del siglo XIX e inicios del XX la que empezó a retomar y rebuscar el nombre Mellaria, pero no su sitio, confundiéndose con el de Fuente Obejuna. Solo desde la segunda mitad del siglo XX algunos arqueólogos españoles y extranjeros de primer nivel empezaron a relacionar Mellaria con el cerro del Masatrigo. Hallazgos casuales, sobre todo fruto de labores de labranza, apoyaron esta identificación en forma de inscripciones, esculturas y tramos de acueducto recuperados en la Loma del Tinto, Masatrigo o el Chozo Regado.

El estudio definitivo ha incluido tres vuelos fotogramétricos con avioneta en sucesivos años (2014, 2015 y 2016) cubriendo más de 1.500 hectáreas, desde el Masatrigo hasta el pie del cerro del Castaño, cuyo coste asciende a más de 20.000 euros. También se ha hecho una prospección satélite, con satélite espía italo-estadounidense, de 49 kilómetros cuadrados, con un coste de 6.000 euros, desde Mellaria al límite administrativo con Pueblonuevo. Y tres vuelos con dron y sensor espectral infrarrojo de 300 hectáreas en la zona del entorno del Masatrigo con un coste de unos 14.000 euros. Por último, una prospección geofísica con sensores geomagnéticos y geoeléctricos de dos hectáreas en el entorno del cerro con un coste de 5000 euros.

Estas labores aéreas y terrestres de prospección certifican la existencia de una ciudad romana de más de 23 hectáreas de extensión entre su interior y extrarradio. De mayor altura a menor altura, en primer lugar, las imágenes encargadas por satélites ayudaron a delimitar la extensión de la ciudad y su entorno natural. En segundo lugar, los sensores montados en avioneta confirmaron los límites aproximados de la ciudad y sirvieron para conocer sus vías de comunicación.

Posteriormente, los sensores montados en dron sirvieron para saber la orientación de, al menos, cuatro calles y conocer la existencia de los edificios que se sitúan entre ellas. Por último, la prospección geofísica sirvió para asegurar la existencia de todo lo anterior bajo tierra y calibrar la profundidad a la que los restos están enterrados. No hay duda, por tanto, de la existencia de una ciudad romana completa en el entorno del Cerro del Masatrigo.

Mellaria tuvo un foro, compuesto de una plaza, un templo, una basílica judicial y una curia o ayuntamiento además de otros posibles edificios públicos administrativos, como la cárcel, el archivo o el erario, contó con edificios de espectáculo, al menos teatro y anfiteatro, calles, plazas, colegios, tiendas, empresas y vecinos. Todo ese tejido urbano se ha documentado en los llanos que rodean el cerro del Masatrigo. También muralla, que igualmente hemos podido documentar al menos en el litoral tocante con el embalse de San Pedro. Dos torres de la muralla se han documentado, igualmente, en el terreno objeto de compra.ç

En un momento determinado de su vida, hacia el año 74 después de Cristo, Mellaria pasó a llamarse Municipium Flavium Mellariensium lo que comporta en realidad un estatuto jurídico concreto. Quiere decir que fue una suerte de capital comarcal. Sede de la administración y de los tributos. Al igual que hoy, una capital de provincia o de partido judicial tiene edificios administrativos de la ciudad y de la comarca, el estatuto jurídico de Mellaria confirma que también los tuvo.

8 de mayo de 2024

El plomo romano era cordobés

Tres lingotes inéditos de época romana provenientes del yacimiento de Los Escoriales de Doña Rama (Belmez) evidencian la importancia productora y exportadora de plomo del norte de Córdoba
Tres lingotes inéditos que evidencian la importancia productora y exportadora de plomo del norte de Córdoba

Miden unos 45 centímetros de largo y su peso ronda entre los 24 y los 32 kilos. Tienen forma rectangular con tres lados, algo así como una tableta de toblerone. Son apenas 3 y uno de ellos está roto por la mitad. Pero estos tres lingotes de plomo, inéditos hasta la fecha y provenientes del yacimiento de Los Escoriales de Doña Rama (en Belmez, Córdoba) ofrecen información suficientes como para afirmar que la antigua Córdoba romana, capital de la Bética y cuyo territorio actualmente ocupa el norte de la provincia con el valle del Guadiato, los Pedroches y algunas comarcas de Jaén, Ciudad Real y Badajoz, fue el principal polo de fundición de plomo del mundo antiguo en occidente, un metal con el que se fabricaban multitud de artilugios de uso cotidiano como cucharas, tejas, canalizaciones....

Los lingotes, fechados en el siglo I d. C., vieron la luz del siglo XX durante las obras del gaseoducto Magreb-Europa y se guardaron en el Museo de Belmez y en casa de particulares. Dos de ellos cuentan con una marca identificativa a partir de la cual se ha podido desvelar parte de su historia y señalar la importancia minera de la Sierra Morena central durante la época romana. Esta marca son en realidad dos letras, “S S”, y hace referencia a la societas Sisaponensis, una empresa minera originaria de La Bienvenida (Almodóvar del Campo, Ciudad Real), la tierra del cinabrio más famoso, cuyo capital y sede debieron estar, sin embargo, en Córdoba.

Además de la forma triangular de los lingotes, que optimiza el espacio para el almacenamiento, que los lingotes tuvieran esas letras significa que estaban destinados a la exportación ya que era una marca que identificaba al productor de las piezas. Unas piezas que luego se cargaban en barcos con otros productos. De esta forma, la actividad minera del norte de Córdoba no solo se limitaba a la producción de plomo y plata, algo que ya se sabía, sino que también estaba destinada a la exportación, situando a la zona entre los emisores principales de metales destinados al comercio mediterráneo como defiende un equipo internacional y multidisciplinar liderado por la Universidad de Córdoba en un artículo publicado en la revista Journal of Roman Archaeology.

El análisis de la composición química y de los isotopos estables de los lingotes ha permitido al equipo investigador desvelar tanto que estaban desplatados, como que el mineral con el que se fabricaron era originario del distrito de Fuente Obejuna-Azuaga, un centro de gran actividad extractiva de la época y al que pertenece al yacimiento de Doña Rama donde se han encontrado los lingotes. Es decir, las tres piezas tenían un origen común ligado al mismo sitio en el que se han encontrado.

El hecho de que los lingotes se encontraran en la misma zona en la que se habían fabricado es un caso excepcional y cuyo motivo se desconoce. La mayoría de los lingotes de este tipo se han encontrado en el fondo del mar Mediterráneo tras el hundimiento del barco que los transportaba a su nuevo destino. Y es, precisamente, en el fondo del mar en donde han obtenido más datos ya que el equipo investigador ha contado con especialistas de la Université Toulouse que llevan años estudiando la composición y realizando un catálogo de los lingotes hundidos allí. Según los análisis, más de la mitad de los lingotes estudiados por los especialistas franceses provienen del distrito de Fuente Obejuna-Azuaga, lo que pone en evidencia la importancia de Córdoba como punto productor y exportador de los lingotes de plomo.

“Esta información inserta a estas comarcas del norte de Córdoba en las redes principales de producción metalúrgica, económica y comercial de la antigüedad en el Mediterráneo”, sostiene el investigador de la UCO Antonio Monterroso Checa, añadiendo que “esto conlleva una industrialización, una destreza y un saber para poder alcanzar ese nivel de fabricación”. De hecho, aunque aún queda mucho por investigar, el yacimiento de Doña Rama sería en realidad un poblado minero que cuenta con una mina, una fundición, una zona de procesado y posiblemente una fortaleza. Pero, como afirma Monterroso Checa, “todo eso está por investigar”.

El estudio de los lingotes se ha realizado dentro del Proyecto MEI-Heritage. Medio, explotación minera e industria metalúrgica en el sector central de la Beturia de los Túrdulos/Conventus Cordubensis (s.VII a.n.e–s.II d.n.e). Ciencias aplicadas a la investigación de un paisaje patrimonial, financiado por el PAIDI 2020 de la Junta de Andalucía (ref. P20_00482) y Patricia. Unidad de Investigación y Transferencia en Ciencias del Patrimonio de la Universidad de Córdoba. La investigación se inserta igualmente en el proyecto Producción y circulación de bienes en el reborde meridional de la Meseta (sur de la provincia de Ciudad Real) entre la Prehistoria reciente y el fin de la Antigüedad, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España.

13 de enero de 2017

Un proyecto permitirá la difusión virtual de la ciudad romana de Mellaria, en Córdoba

Un equipo internacional y multidisciplinar sacará a la luz el paisaje, la fauna, los cultivos y el urbanismo de esta ciudad romana cordobesa en un proyecto que servirá de base a diferentes propuestas divulgativas, entre las que destacan las restituciones virtuales.
El control de la ciudad de Mellaria se extendía sobre una superficie de 2.200 kilómetros cuadrados.
Hace más de 2.000 años, en el camino entre dos de las ciudades más destacadas del Imperio Romano, Corduba Colonia Patricia y Emérita Augusta, existió una ciudad “de no menor nobleza”, según transmite Plinio el Viejo, y de la que fue oriundo Cayo Sempronio Sperato, máximo responsable del Templo de la actual calle Claudio Marcelo en Córdoba capital. Era Mellaria, ubicada según los expertos en el entorno del Cerro del Masatrigo, en el término municipal de Fuente Obejuna, ocupando todo el límite territorial entre las provincias de Córdoba y Badajoz. De aquella antigua ciudad quedan algunos vestigios arqueológicos que están siendo estudiados gracias a un proyecto de la Universidad y la Diputación de Córdoba y el Grupo de Desarrollo Rural Alto Guadiato y muchos datos por conocer.

EQUIPO MULTIDISCIPLINAR
La localización de restos arquitectónicos, pero sobre todo, la recuperación del patrimonio ambiental y paisajístico de aquel territorio es la prioridad de un nuevo equipo internacional de investigadores procedentes de ámbitos tan diversos como la ingeniería rural, la biología y la arqueología, unidos en el proyecto Ager Mellariensis –así era como se designaba al espacio que gestionaba la ciudad de Mellaria y que alcanzaba los 2.200 kilómetros cuadrados- financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO) a través de su convocatoria “Retos para la sociedad 2016”.

Durante 4 años, el equipo liderado por los profesores de la Universidad de Córdoba Antonio Monterroso Checa, investigador del Programa Ramón y Cajal del MINECO en el Área de Arqueología, Alberto Redondo, profesor titular de Zoología y divulgador científico, y Francisco Montes y Rafael Hidalgo, del Área de Ingeniería Gráfica y Geomática, tratará de sacar a la luz cómo era el paisaje que rodeaba a la antigua Mellaria, qué animales era usual ver, qué cultivos eran los más populares o cómo eran las casas o los edificios comerciales de la época, ofreciendo una foto fija que servirá de base a diferentes propuestas divulgativas, entre las que destacan las restituciones virtuales, que servirán al Grupo de Desarrollo Rural Alto Guadiato como yacimiento para nuevas iniciativas empresariales que contribuyan al desarrollo económico de la zona.

BASE TECNOLÓGICA
De hecho, el proyecto Ager Mellariensis tiene una clara vocación de transferencia. Por eso cuenta con la colaboración de empresas de base tecnológica líderes en sus sectores, como la italiana Telespazio Iberica (dependiente de la Agencia Espacial Italiana) y Znir Sensing Solutions, especializadas en la teledetección satélite y aérea de vestigios arqueológicos, o Urbeproorbe, firma con amplia experiencia en el análisis y gestión del patrimonio histórico edificado. A ellas se sumarán otros equipos científicos como el Laboratorio de Teledetección Quantalab-IAS-CSIC que dirige Pablo Zarco, o el Departamento de Ingeniería Civil de la Universitá Politecnica delle Marche (Italia) dirigido por el profesor Paolo Clini, la Escuela Politécnica de Belmez y los investigadores de la Universitá degli Studi di Urbino Oscar Mei y Daniele Sacco.

(Fuente: Cordópolis)