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15 de julio de 2024

Los arqueólogos vuelven al Chao Samartín en busca de la romanización en Asturias

Las excavaciones en el yacimiento de Grandas de Salime se reanudan, tras nueve años sin actividad, con Juan Muñiz y Diego Piay al frente
El Chao Samartín, en Grandas de Salime, en una imagen de archivo. / MIKI LÓPEZ

El arqueólogo Juan Ramón Muñiz y el profesor universitario de Historia Antigua Diego Piay lideran el equipo multidisciplinar que la semana pasada reanudó las excavaciones en el Chao Samartín, en Grandas de Salime, tras nueve años sin actividad arqueológica. El nuevo proyecto espera extenderse a lo largo de tres veranos: el actual, hasta el 31 de julio, y los de los próximos dos años. El objetivo de partida es profundizar en la investigación de los restos constructivos en torno a la domus romana y establecer su relación cronológica con las cabañas circulares cercanas. De lo que se trata, según explica Juan Ramón Muñiz, es de determinar si "hubo un periodo de romanización en Asturias más notable y más profundo de lo que se pensaba", como él mismo y otros investigadores sostienen.

El asentamiento del Chao Samartín tiene, por ahora, dos etapas históricas bien definidas. La primera prerromana, con una muralla que delimita el recinto, y otra romana, con la domus como elemento central. La fundación del poblado se remontaría a finales de la Edad del Bronce, hacia el año 800 antes de Cristo; la primera trama de construcciones de uso doméstico y las fortificaciones de los fosos y la muralla serían de la Edad del Hierro, hacia el siglo IV antes de Cristo; a principios del siglo I después de Cristo ya se detecta presencia romana en el Chao. "Algunas cabañas parecen haber sido construidas en los años posteriores al abandono de la domus, en los siglos II y III después de Cristo", apunta Muñiz.

"La parte que se ve del Chao es de época romana, el castro de la Edad de Hierro está muy romanizado; el Chao Samartín es el ejemplo de urbanismo romano más antiguo del noroeste peninsular", afirma el director de la campaña arqueológica, que espera averiguar a lo largo de esta si los pobladores del asentamiento, una vez abandonada la domus, siguieron viviendo al modo romano o volvieron a formas "más caóticas" de urbanización.

La campaña arqueológica arrancó la semana pasada, con tareas de documentación, trabajos de prospección geofísica y labores de topografiado. Juan Ramón Muñiz y Diego Piay cuentan con un equipo formado por técnicos especialistas en Geología, Topografía, Arqueología y Restauración, además de estudiantes de la Universidad de Oviedo. En el caso de encontrar restos de interés, explica Muñiz, serán escaneados antes de su sellado.

De lo que se trata es de continuar las investigaciones arqueológicas y completar los estudios interrumpidos en el año 2015, implementando una metodología que permita ir avanzando en el conocimiento del asentamiento. "Empezamos limpiando y ‘redocumentando’ lo ya excavado y ampliando las excavaciones a zonas inéditas, cubiertas de piedras y prau", refiere Muñiz.

Más adelante, en próximos veranos, se redactará una propuesta de consolidación y de incorporación de las nuevas estructuras del Chao excavadas por completo al discurso expositivo y al área visitable.

Lo que se excave este verano se tapará y se dejará preparado para volver a trabajar en ello el año que viene. Este año se redactará el proyecto de restauración, para ejecutarlo el año que viene.

Los trabajos arqueológicos en el castro de Chao Samartín están financiados por el Ayuntamiento de Grandas de Salime, más una subvención de la Consejería de Cultura. En este primer verano el presupuesto disponible es de algo más de 35.000 euros.

27 de mayo de 2016

Documentan 20.000 piezas de valor arqueológico en el castro Alobre, en Vilagarcía (Pontevedra)

Entre ellas hay 240 piezas de bronce y destacan elementos para el cabello, restos de un anillo, colgantes, hebillas de armaduras o fragmentos de cerámicas de diferentes épocas y procedencias. También hay un denario de plata y un as del emperador Augusto.
 La cronología de estos materiales abarca desde el siglo I antes de Cristo al III después de Cristo.
Con las excavaciones a punto de concluir, la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, y el alcalde de Vilagarcía, Alberto Varela, visitaron el Castro Alobre para firmar, in situ, un convenio de colaboración que permitirá continuar la puesta en valor del yacimiento con cerca de 152.000 euros. Diego Piay, arqueólogo que dirige los trabajos, dijo que los resultados de las excavaciones, "superaron nuestras expectativas".

400 AÑOS DE OCUPACIÓN DEL CASTRO
Los trabajos, que abarcan 454 metros cuadrados dentro de un terreno de más de dos hectáreas de superficie, permitieron sacar a la luz alrededor de 20.000 piezas de valor arqueológico, entre ellas 240 elementos de bronce "en gran estado de conservación". Alfileres, monedas varias como un as de Augusto -emperador romano que gobernó entre el año 27 antes de Cristo y el 13 después de Cristo- o un denario de plata "poco habitual en Galicia", elementos para el cabello, restos de un anillo, colgantes de bronce, hebillas de armaduras o fragmentos de cerámicas de diferentes épocas y procedencias. La cronología de estos materiales abarca desde el siglo I antes de Cristo al III después de Cristo, "400 años de ocupación" del castro en los que se acometieron diversas reformas que se perciben en los restos desenterrados, explica el arqueólogo Piay.

El poblado original se remonta a la última fase de la Edad del Hierro. Destaca "un sorprendente depósito de conchas que tapa las estructuras de época castrexa" y se extiende por todo el entorno, lo que "nos lleva a pensar que había un basurero castrexo que, en una época posterior, fue desplazado cubriendo el castro. Algo pasó" en el recinto y podría estar relacionado "con las conquistas romanas del noroeste" peninsular. Con posterioridad se construyeron estructuras de época romana. Tres de ellas forman "un hipocausto, una especie de suelo radiante" que funcionaba a base de aire caliente. Otra de las construcciones está identificada como la zona de cocina y todavía quedan por determinar la función y la cronología de varias estructuras, lo que se reserva para futuras prospecciones. Porque los "impresionantes" resultados de esta campaña "nos obliga a continuar excavando" y seguir sacando a la luz los tesoros ocultos de este recinto.

HABITADO EN LOS SIGLOS IV y V
Lo que sí está claro que el Alobre todavía estaba habitado entre los siglos IV y V y que el asentamiento tenía una gran vocación comercial, ya que se han identificado restos de morteros béticos, material púnico, cerámicas itálicas y otros elementos procedentes del área mediterránea. "Había un intercambio comercial muy fluido al tratarse de un asentamiento portuario", confirma Diego Piay.

PEQUEÑO "MUSEO" BAJO UNA CARPA
Con las piezas "más significativas" procedentes de las excavaciones el equipo de arqueólogos ha improvisado en el propio recinto del castro un pequeño museo bajo una carpa. Después "se llevarán a restaurar para que no se deterioren" y el alcalde, Alberto Varela, apuntó la posibilidad de exponerlas en el centro de la ciudad para que sean más accesibles a la ciudadanía vilagarciana.