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13 de diciembre de 2022

Sale a la luz un yacimiento de hace 7 millones de años en Caudete (Albacete)

Un extenso yacimiento paleontológico del Mioceno Superior se ha localizado al acometer las obras de la autovía A-33 a su paso por Caudete (Albacete). Se han recuperado más de 6.000 registros fósiles de unos 7 millones de años de antigüedad.

Yacimiento. Foto: blogjoaquinmedina.blogspot.com.

Un extenso yacimiento paleontológico del Mioceno Superior se ha localizado al acometer las obras de la autovía A-33 a su paso por Caudete (Albacete), según ha informado este viernes Acciona, que ha precisado que se han recuperado más de 6.000 registros fósiles de unos 7 millones de años de antigüedad.

Se trata de un yacimiento “de gran valor tanto por su extensión como por la información científica”, ha señalado la compañía en un comunicado.

Acciona cuenta con un protocolo de identificación y protección de restos fósiles y arqueológicos en sus obras de modo que se paralizan los movimientos de tierras y excavaciones ante cualquier sospecha o evidencia, y gracias a este sistema se identificó un primer fósil, que alertó de la presencia del yacimiento.

Tras el hallazgo, un equipo de paleontólogos de la Fundación Cidaris realizó una campaña valorativa que permitió plantear la estrategia de intervención y durante seis meses se realizó un seguimiento paleontológico de la obra y una excavación sistemática en el sector en el que se habían localizado inicialmente los fósiles.


Recuperan más de 6.000 registros fósiles en este municipio de Albacete
Se han logrado recuperar y catalogar más de 6.000 registros fósiles de hace unos siete millones de años, la etapa del Mioceno Superior.

“El gran hallazgo arqueológico recuperado ha dado pie a que la Administración, Acciona y los paleontólogos hayan unido sus fuerzas para poner en marcha una exposición que contribuya a dar a conocer el patrimonio histórico encontrado y preservado”, ha señalado Acciona.

La exposición sobre lo hallado se abrirá en enero de 2023 en la Casa de Cultura de Caudete e incluirá imágenes captadas del descubrimiento, mostrando los restos fósiles hallados y diferentes tipos de restos paleontológicos que pueden ser encontrados en campo como rocas sedimentarias, microfósiles, o invertebrados.

Las obras que se acometen en la A-33 estaban promovidas por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y discurren entre los municipios de la Font de la Figuera (Valencia), Caudete (Albacete) y Villena (Alicante).

Una vez realizadas las investigaciones y retirados los materiales susceptibles de estudio paleontológico se han reiniciado las obras en la autovía.

31 de enero de 2023

Las excavaciones en Caudete depararon numerosos hallazgos

Los arqueólogos Gabriel Segura y Daniel Azorín presentan las conclusiones de las últimas campañas de investigación desarrolladas en el castillo y El Real de Caudete, (Albacete) donde aparecieron monedas romanas y numerosas piezas cerámicas
Participantes en las excavaciones. - Foto: Ayuntamiento

La primera edición de las Jornadas de Estudios Locales de Caudete abordó recientemente la arqueología con una conferencia titulada Últimas intervenciones en el Patrimonio Arqueológico local: El Real y el Castillo de Caudete, impartida por los arqueólogos Gabriel Segura Herrero y Daniel Azorín Juan.

Para sorpresa del público que abarrotaba el Museo de Acuarela, Segura arrancó hablando de las excavaciones realizadas en 2020 en el Cerro de Santa Ana, dentro de las obras que el Ayuntamiento programó con trabajadores del Plan de Empleo de Zonas Rurales. Comentaba que tras los indicios de contar el cerro con un poblado íbero, el Ayuntamiento decidió contratar el seguimiento arqueológico. En una superficie de aproximadamente 10 metros cuadrados, la necesaria para realizar los alcorques y paso de conducciones de riego, aparecieron 268 fragmentos cerámicos que pueden asignarse parte de ellos a 18 unidades identificadas de platos, ánforas, cántaros cuencos. pertenecientes a cerámica romana-ibérica, cerámica itálica, todo ello cerámica de cocina que atestigua no solo el poblamiento sino que por sus características permite identificar que se trata de una población indígena, fechado en el siglo I a.C.

Sobre el yacimiento de El Real, de nuevo el Ayuntamiento contrata los servicios arqueológicos, con cargo íntegramente a las arcas municipales, como ocurriera con Santa Ana, para estudiar los restos visibles en una parcela sobre la que se proyectaba abrir zanjas para canalización eléctrica, colocación de farolas y vertido de zahorras y compactado de las mismas para acondicionar el espacio como aparcamiento.

Tras las excavaciones realizadas en la parcela, siguiendo los vestigios visibles, concluyen los arqueólogos que se trata del mismo poblado íbero-romano identificado por Mª Luz Pérez Amorós en 1992 a escasos metros del lugar, y que por la cronología del material arqueológico extraído se sitúa entre los S.II-IV d.C. Concretamente, la zona excavada está arrasada por actuaciones de desmonte de tierras realizadas en la década de los años 90, detectándose tan solo la primera hilada de parte de algunas construcciones relacionadas con la pars rustica.

En uno de los extremos, los restos atestiguan la presencia de un torcularium, o lo que es lo mismo, una almazara, o parte de ella, según mostró Segura, quien tiene el convencimiento de que queda por aflorar parte de la extensa Villa Romana que se localizaba en la zona. En total, cerca de 1.250 fragmentos aparecidos, entre los que destacan 5 monedas de bronce de Aureliano, Crispo y Constancio II.

Daniel Azorín, por su parte, se encargó de hablarnos de las dos últimas excavaciones realizadas en el Castillo. La dificultad de excavar sobre un arrasado Castillo empleado posteriormente como Cementerio y reconvertido en jardin parroquial hace que las labores arqueológicas sean mucho más pausadas, se eleven los restos arqueológicos aflorados y la identificación de estructuras o lectura del Castillo sea tarea compleja.

El objetivo desde 2020 fue la localización de la cuarta torre de la que se sabe contenía el Castillo, pero que faltaba por ubicar. Inicialmente, los trabajos de aquella excavación parecieron dar sus frutos al localizar restos de mampostería en la supuesta ubicación de la torre. En la excavación del año 2021, ampliando la fase anterior, se confirma la presencia de lo que podría ser la torre, al identificar una serie constructiva de muros de tapial con ordenación lógica, a pesar de aflorar restos de la fase en la que el uso fue el funerario, localizando el cadáver de una niña de 8 años aproximadamente, fallecida (según examen forense de H. Trespalacios) de las llamadas "fiebres de Malta".

La excavación de 2021, centrada en identificar al completo la morfología de la torre, irrumpe con alta presencia de enterramientos, unos en posición primaria, y otros revueltos, que complican la investigación arqueológica de la fortaleza al destruir estructuras en su día para la necesidad funeraria. Aparecen gran cantidad de restos cerámicos íberos y romanos, así como de epoca medieval, y loza del XIX, así como unos pendientes, un collar, un pequeño broche y unos botones (del ajuar o vestimenta de los difuntos exhumados), así como de dos piezas pétras que podrían datarse de época íbera por similitud a otras existentes.

Finalizaba el acto con la intervención del público en fase de ruegos y preguntas a los ponentes, y con la entrega de diplomas por parte del alcalde a los voluntarios que participaron en cada una de las campañas expuestas en la Conferencia.

12 de diciembre de 2011

Los puntos negros del patrimonio valenciano

El abandono, el expolio y el vandalismo amenazan joyas históricas y arqueológicas que ya arrastran daños irreversibles
Defendieron poblados durante siglos en guerras y escaramuzas, embellecieron ciudades emergentes o custodiaron las cuitas de nuestros antepasados. El patrimonio valenciano respira con dificultad. A los achaques de la edad se suma una terrible enfermedad que recuerda a la 'Nada' de La Historia Interminable. El olvido avanza por un reino que no es, precisamente, el de Fantasía. En muchos sitios la historia sí que se ha terminado porque ha desaparecido. Castillos completamente borrados del mapa, yacimientos arqueológicos de primer orden sepultados bajo la hierba o templos en los que sólo quedan unas pocas estructuras en pie.
Gráfico del patrimonio valenciano en peligro.
La financiación necesaria para consolidar, mantener o, simplemente, salvar de la extinción muchos de estos restos históricos hace tiempo que no llega, especialmente ahora que la crisis ha asfixiado partidas que ya eran, en algunos casos, exiguas.
Dar una vuelta por el patrimonio valenciano es hoy una tarea desagradecida y poco alentadora. En la Comunitat Valenciana había contabilizadas 764 construcciones entre fortalezas, torres, masías e iglesias fortificadas y 277 son castillos. De las 102 fortificaciones contabilizadas en la provincia de Valencia, el 80% se encuentra muy destruido o en avanzado estado de deterioro. Hay restos que, incluso ya han desaparecido por completo. Así lo demuestra un estudio elaborado por investigadores de las Escuelas de Arquitectura, Caminos y Agrónomos de la Universidad Politécnica de Valencia, en colaboración con la Asociación de Amigos de los Castillos, que ha analizado a fondo los últimos 45 recintos que básicamente quedan en pie. Para elaborar esta radiografía se descartaron vestigios «de los que se tenía constancia documental pero que, por desgracia, han desaparecido por completo, lo que da una idea del gran grado de debilidad en el que se encuentran estas fortalezas que dieron su vida y salvaguardaron pueblos que ahora los han olvidado por completo», explica Manuel Ramírez, experto y director del trabajo de investigación.
La falta de financiación, azuzada ahora más que nunca por la crisis económica, junto a repetidos expolios y cuantiosos actos vandálicos que se ceban en estos enclaves, normalmente apartados donde no hay ninguna vigilancia o medida de protección, son las plagas que están minando poco a poco el legado valenciano.
Memoria perdida
Las fortalezas que no están en manos privadas están catalogadas, en su mayoría, como Bien de Interés Cultural (BIC). No obstante, los listados actuales de estos lugares protegidos son muy escuetos y a veces poco claros.
Este estudio ha concretado muchas características de los castillos que han sobrevivido. «Se ha obtenido cuantiosa información que no estaba catalogada y fotografías que ni siquiera están en las bibliotecas». Todo este trabajo de campo puede ser la base «para poder actuar o intervenir, un primer paso fundamental» que rescate todo este legado.
Pero el avance lo deben dar las Administraciones y en este punto la «cooperación es clave, fundamental. Todas las Administraciones son responsables del mantenimiento y recuperación de este patrimonio pero hoy esa colaboración no existe y estamos perdiendo un rico patrimonio cultural, histórico y paisajístico». Muchas personas ni siquiera pueden visitar estos conjuntos porque, sencillamente, es imposible acceder a ellos. No hay sendas, ni camino, ni itinerarios, ni carteles orientativos de ningún tipo. Para dar a conocer cuál es la delicada situación de este patrimonio, el equipo de investigación de la Universidad ha planteado al Ayuntamiento de Valencia mostrar todo este material «en una de las pocas fortalezas que quedan en la ciudad, las Torres de Quart».
El rosario de ejemplos de restos históricos y arqueológicos en apuros es abrumador. El castillo de Sagunto, Monumento Histórico Artístico, acumula más de 30 puntos negros en materia de seguridad para el visitante, carece de carteles explicativos o formativos y parte de sus murallas se mantienen en pie a duras penas, asediadas por filtraciones, tímidas inversiones y millones de chumberas que ocultan y dañan los restos.
 Poblado amurallado de Berfull, en Rafelguaraf.
El castillo comparte su desdicha con un BIC situado a pocos kilómetros, el Grau Vell de Sagunto. Se trata de uno de los recintos portuarios excavados más importantes del Mediterráneo y el único que queda de la costa valenciana pero desde hace años está sepultado por maleza y tierra y sin un proyecto de consolidación y musealización que permita hacerlo visitable.
Hace más de seis años dos prospecciones subacuáticas confirmaron la existencia de otro yacimiento contiguo, esta vez sumergido, donde se detectaron restos de una antigua construcción (un posible faro) y vestigios de cargamentos de las naves romanas que fondeaban cerca de la costa. Nada de esto ha podido salir a la luz.
En comarcas como la Ribera hay Bienes de Interés Cultural que más que joyas históricas parecen casas abandonadas. Es el caso del poblado amurallado de Berfull, en Rafelguaraf. Se trata de una urbe medieval fortificada compuesta por una sola calle y ubicada en medio de un llano. Es una de las pocas edificaciones de este tipo que hay en la Comunitat. Humedades, basura y enormes derrumbes convierten estos vestigios en auténticas ruinas. Una de las señas de Benifaió es la Torre de Musa, un torreón de origen árabe del siglo XIII que lleva años esperando una intervención.
Otro yacimiento histórico valenciano olvidado por la falta de intervenciones es la ciudad ibérica de Caudete, de los siglos V al III a.C., que acumula muros dañados. El Puntal dels Llops en Olocau (Valencia) es un fortín del siglo III a.C. que también se desmorona. El Castellet de Bernabé en Llíria, un caserío fortificado, está amenazado por desprendimientos y vegetación invasiva. «Su estado de conservación actual es muy malo. Se actuó en los años ochenta y desde entonces no se ha vuelto a intervenir», apunta Consuelo Mata, investigadora y profesora del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universitat de València.
En este paseo no apto para deprimidos hay que recalar por la Safor, comarca en la que también hay puntos negros como la capilla de l'Assumpció de la Mare de Déu de Gandia, muy cercana a la Insigne Colegiata, cuyo estado es tan crítico que asociaciones en defensa del patrimonio alertan de peligro de derrumbes debido a graves problemas estructurales.
También la ermita de Sant Vicent, que en su origen podría haber sido una mezquita, está en situación de avanzada degradación.
Otro caso es el de la ermita de la alquería de Martorell, asediada por filtraciones, goteras y cañizo podrido entre sus vigas. La imagen que presenta la vieja ermita es deplorable. Este edificio histórico lleva mucho tiempo descuidado. Tanto es así que el Ayuntamiento se vio obligado hace unos dos años a derribar la cubierta para que no se desplomara. Las inclemencias meteorológicas contribuyen a empeorar la situación. El templo es del siglo XX, no obstante su importancia radica en que está construido junto a un trapig del siglo XVI, en el que se molía caña para obtener azúcar.
Uno de los temas de más actualidad en conservación del patrimonio en Gandia es el de l'Alqueria de la Torre dels Pares, ubicada en los terrenos colindantes al futuro hospital comarcal, y que también presenta partes degradadas y ha sufrido actos vandálicos.
En la provincia de Castellón hay más vestigios que no pasan por su mejor momento. Es el caso de la Iglesia de la Purísima Concepción de Vall de Almonacid, que fue cerrada al culto en abril de 2005 cuando varias catas confirmaron la falta de solidez del firme y los problemas de cimentación del templo. Filtraciones de agua ya se llevaron por delante parte de la cubierta. Las crecientes grietas y la caída de cascotes suponían un peligro para los feligreses que, desde el cierre, celebran los oficios religiosos en un edificio municipal. Casi cinco años y medio después, se habló de ejecutar un proyecto de rescate que comenzaría en 2011. No ha empezado.
La Cartuja de Vall de Crist de Altura es otro ejemplo de joya histórica en apuros. Su existencia arranca en 1385 cuando se colocó la primera piedra de la iglesia de San Martín. Hoy, siete siglos después, es uno de los escasos edificios que se conservan dentro de este conjunto catalogado BIC. Sus ruinas piden a gritos una rehabilitación integral y un plan director para frenar los derrumbes que padece, el último en un muro de la cocina.
Actos vandálicos y robos «continuos han dañado aún más el antiguo monasterio. Este lugar ha tenido enorme importancia en el tiempo y hoy está en ruinas. Hace poco prometieron ejecutar el techado de la iglesia mayor, para poder preservar los muros», explica Manuel Sellés, miembro de la Asociación Cartuja de Vall de Crist, entidad que nació precisamente para rescatar del olvido este monumento y que hoy cuenta con más de un centenar de socios.
Otro detalle de hasta qué punto faltan medios para, al menos, dar a conocer el patrimonio insignia valenciano es la falta de folletos del museo de un tesoro cultural de la provincia y el único declarado Patrimonio de la Humanidad; la Valltorta. Tras agotarse recientemente, en la sala tuvieron que fotocopiar el último, que es lo que dejaban al turista para informarse. Desde que en 1998 la Unesco declarara Patrimonio de la Humanidad las pinturas rupestres que se conservan ha habido muchos planes. En noviembre el presidente de la Diputación, Javier Moliner, anunció un nuevo impulso para promocionar este rico legado. Quien sabe si algún día la historia valenciana podrá ser, por fin, interminable.
(Fuente: Las Provincias / Marina Costa)