La intervención se desarrollará en la parcela C de esta zona arqueológica en el barrio de Expansión Norte, un suelo propiedad del Ayuntamiento de Jaén que cuenta con más de 8.000 metros cuadrados de terreno dedicado exclusivamente a esta conservación por su alto valor simbólico al ser el centro del poblado calcolítico
El Patronato municipal de Cultura, Turismo y Patrimonio ha presentado ante el Instituto Andaluz de Juventud de la Junta de Andalucía el proyecto de un campo de voluntariado con carácter internacional dedicado a la arqueología denominado ‘Descubriendo los orígenes de Jaén. Arqueología en Marroquíes Bajos’ que persigue la recuperación y puesta en valor de los restos arqueológicos de Marroquíes Bajos para la creación de un Parque Arqueológico que permita conocer el pasado histórico de la ciudad. La iniciativa del ente cultural del Ayuntamiento se ha coordinado además con las áreas de Medio Ambiente y Juventud.
El concejal de Cultura y Patrimonio, José Manuel Higueras, explica que el entorno de intervención se desarrollará en la parcela C de esta zona arqueológica de Marroquíes Bajos, en el barrio de Expansión Norte, un suelo propiedad del Ayuntamiento de Jaén que cuenta con más de 8.000 metros cuadrados de terreno dedicado exclusivamente a esta conservación por su alto valor simbólico al ser el centro del poblado calcolítico “y por tanto uno de los asentamientos más importantes del Sur peninsular, ya que contiene una de las secuencias culturales más completas y complejas de la Historia de la Arqueología de España”.
ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS
En este proyecto presentado se especifica que el trabajo de este grupo de voluntariado no requiere necesariamente a personal voluntario especializado, lo que será un ejemplo muy importante para el resto de ciudadanos. Una de las claves del Patronato de Cultura es acercar esta parte del patrimonio de Jaén a los propios jiennenses, elemento clave para su puesta en valor y recuperación. Para dicha puesta en valor, el proyecto también plantea la realización de actividades complementarias que permitirán un conocimiento profundo de cómo vivían nuestros antepasados.
Además, incluye actividades lúdico-recreativas y socioculturales que, en colaboración con la concejalía de Juventud y asociaciones sin ánimo de lucro, estarán dirigidas a fomentar la cohesión social y la participación de todos los voluntarios de dicho campo, como rutas de senderismo por los entornos más inmediatos de la capital, incluso rutas didácticas por senderos de Otíñar, Madroñales, Alcandoras y Cruz de la Chimba, u otras con fin meramente lúdico, como juegos de mesa o de rol.
Higueras ha destacado la apuesta y el intenso trabajo que se realiza desde el área de Patrimonio del Ayuntamiento “para que consigamos que nuestro patrimonio sea valorado y conocido dentro y fuera de nuestras fronteras, pues resulta una pieza clave y fundamental que contribuirá a fomentar el desarrollo turístico como recurso económico, además de elevar el nivel de calidad de vida de los jiennenses”.
(Fuente: Hora Jaén)
28 de enero de 2020
27 de enero de 2020
Un poblado de hace 5.000 años en pleno casco urbano de Córdoba
La excavación bajo el hospital de La Arruzafa encuentra los cuerpos de cuatro personas que vivieron en el cuarto milenio antes de Cristo, la evidencia más antigua de la presencia humana en la Edad del Cobre en Córdoba. El estudio contradice la tesis de que el origen de los asentamientos humanos de la ciudad están en la Colina de los Quemados
Desde hace décadas, la tesis académica y la más popular señala que los primeros poblados se asentaron en la zona que hoy ocupa el casco urbano de Córdoba sobre la Colina de los Quemados, en lo que hoy es el parque Cruz Conde, entre el final del Neolítico y los inicios de la Edad del Cobre. Sin embargo, hay pocas evidencias arqueológicas que señalen que aquel antiguo poblado fue el primer asentamiento cordobés. Ahora, un descubrimiento arqueológico revolucionario, señala lo contrario. Bajo lo que hoy es casco urbano de Córdoba han aparecido indicios de que el suelo de lo que hoy es la ciudad ya tenía presencia humana hace 5.000 años, en plena Edad del Bronce.
Una investigación de la Universidad de Granada en colaboración con Arqueoqurtuba desarrollada desde el año 2014 en la zona de ampliación del hospital de La Arruzafa ha descubierto una fosa común en la que han aparecido los cadáveres de cuatro personas: dos niños, un adolescente y un adulto. Los investigadores saben qué dieta seguían, sus edades, que eran agricultores y que vivieron en algún momento del siglo XXXI antes de Cristo, hace la barbaridad de 5.100 años, en lo que parece ser un poblado que se localizaba en el glacis de El Brillante, una zona entre dos arroyos, protegida naturalmente y con una tierra muy rica para los cultivos que ya se estaban desarrollando. Pero lo más revolucionario es que es el asentamiento humano más antiguo que se conoce en pleno casco urbano de Córdoba. O los primeros cordobeses de los que se tiene noticia.
La investigación ha sido desarrollada por Rafael M. Martínez Sánchez, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada; Rafael Clapés Salmoral, arqueólogo autónomo: Luis Rey Tovar Acedo, de Arqueoqurtuba: Fátima Castillo Pérez de Siles, de Arqueoantropología: Inmaculada López Flores, del de Prehistòria, Arqueologia i Hª Antiga, Universitat de València; Antonio Morgado-Rodríguez, de la Universidad de Granada; Guillem Pérez Jordà, de la Universidad de Valencia: Leonor Peña-Chocarro, del Instituto de Historia; y Úrsula Tejedor García, de Arqueoantropología.
Rafael Martínez, uno de los mayores expertos en Prehistoria en Córdoba, señala que “probablemente si se excava cerca habrá más estructuras, un poblado calcolítico más extenso”. Martínez explica además que este hallazgo reformula ese concepto “prístino” de que hubo un poblado en la Colina de los Quemados, el de la antigua Córdoba, que en el siglo III antes de Cristo observaron los romanos, lo conquistaron y asimilaron en la ciudad actual.
Al contrario, este hallazgo, y otros recientes, evidencia que durante la Edad del Cobre el Valle del Guadalquivir tenía una “gran densidad de población”, configurada en una especie de “Vía Láctea” de muchos poblados cercanos que se aprovechaban de los recursos naturales que ofrece la zona, como las propias vegas del Guadalquivir y desde luego la zona de huertas y tierras para el cultivo de cereal de los alrededores.
“La Arruzafa se relacionaría con el aprovechamiento del glacis del Brillante y de parte de las tierras que con el tiempo se convertirían en las productivas huertas del alfoz de la ciudad de Córdoba”, abunda Martínez. El estudio ha sido publicado esta semana en el International Journal of Osteoarchaeology. Próximamente se publicará otro en la revista Antiqvitas, con los detalles de la excavación. “Los restos de la Arruzafa constituirían las estructuras constructivas de mayor antigüedad detectadas hasta el momento en el casco urbano de la ciudad, no conociendo hasta el momento materiales anteriores al III milenio en la Colina de los Quemados. La Arruzafa, pues, arrancaría de momentos finales del IV milenio antes de Cristo, momento en el que en todo el valle del Guadalquivir cristaliza una trama de asentamientos campesinos de pequeña extensión con una densidad sin precedentes arqueológicos conocidos”, detalla.
RESTOS DE LA FINCA DE ABDERRAMÁN I
La Arruzafa se excavó hace ocho años. Allí, la arqueóloga Fátima Castillo descubrió una importante estructura de los siglos VIII y IX bajo el hospital de la Arruzafa que podrían corresponderse con los restos de la gran finca de Abderramán I. Pero bajo esa imponente estructura había más restos. Uno de sus pilares partía en dos una fosa común con cuatro individuos. La sorpresa fue mayúscula cuando después de hacerle todas las pruebas científicas se llegó a la conclusión de que habían vivido hace 5.000 años.
“Son cuatro personas que murieron en un mismo evento”, señala Martínez, que insiste en que “desconocemos si tuvieron una muerte violenta o no”. Eso sí, “acabaron en una fosa y no sabemos si había más” personas, ya que “falta más de la mitad” porque se cortó para un cimiento islámico. Las pruebas han determinado que “comían cereales”. Y el niño pequeño, de unos cuatro años, era “todavía lactante”.
“La ocupación prehistórica de este sector del glacis del Brillante conocido como La Arruzafa, y sucesión de fases arqueológicas de cronología posterior documentada sobre ella, representa un ejemplo palpable de un hábitat reiterado beneficiado de unas condiciones topográficas y ecológicas óptimas”, detalla el arqueólogo, que señala que no es un “caso único”. Hay más evidencias de otros yacimientos. En 2004 se encontró uno similar en Alcolea. También ha habido hallazgos junto al puente de Ibn Firnás. “En este caso pues, una trama atomizada compuesta por distintos asentamientos a lo largo del territorio dispuesto bajo el arco serrano cordobés, podría encarnar la imagen prístina que precede a la génesis de Córdoba como ciudad histórica”, concluye esta investigación.
Fosa común con los restos de los cuatro individuos de hace 5.000 años. FOTO: RAFAEL MARTÍNEZ |
Una investigación de la Universidad de Granada en colaboración con Arqueoqurtuba desarrollada desde el año 2014 en la zona de ampliación del hospital de La Arruzafa ha descubierto una fosa común en la que han aparecido los cadáveres de cuatro personas: dos niños, un adolescente y un adulto. Los investigadores saben qué dieta seguían, sus edades, que eran agricultores y que vivieron en algún momento del siglo XXXI antes de Cristo, hace la barbaridad de 5.100 años, en lo que parece ser un poblado que se localizaba en el glacis de El Brillante, una zona entre dos arroyos, protegida naturalmente y con una tierra muy rica para los cultivos que ya se estaban desarrollando. Pero lo más revolucionario es que es el asentamiento humano más antiguo que se conoce en pleno casco urbano de Córdoba. O los primeros cordobeses de los que se tiene noticia.
La investigación ha sido desarrollada por Rafael M. Martínez Sánchez, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada; Rafael Clapés Salmoral, arqueólogo autónomo: Luis Rey Tovar Acedo, de Arqueoqurtuba: Fátima Castillo Pérez de Siles, de Arqueoantropología: Inmaculada López Flores, del de Prehistòria, Arqueologia i Hª Antiga, Universitat de València; Antonio Morgado-Rodríguez, de la Universidad de Granada; Guillem Pérez Jordà, de la Universidad de Valencia: Leonor Peña-Chocarro, del Instituto de Historia; y Úrsula Tejedor García, de Arqueoantropología.
Rafael Martínez, uno de los mayores expertos en Prehistoria en Córdoba, señala que “probablemente si se excava cerca habrá más estructuras, un poblado calcolítico más extenso”. Martínez explica además que este hallazgo reformula ese concepto “prístino” de que hubo un poblado en la Colina de los Quemados, el de la antigua Córdoba, que en el siglo III antes de Cristo observaron los romanos, lo conquistaron y asimilaron en la ciudad actual.
Al contrario, este hallazgo, y otros recientes, evidencia que durante la Edad del Cobre el Valle del Guadalquivir tenía una “gran densidad de población”, configurada en una especie de “Vía Láctea” de muchos poblados cercanos que se aprovechaban de los recursos naturales que ofrece la zona, como las propias vegas del Guadalquivir y desde luego la zona de huertas y tierras para el cultivo de cereal de los alrededores.
“La Arruzafa se relacionaría con el aprovechamiento del glacis del Brillante y de parte de las tierras que con el tiempo se convertirían en las productivas huertas del alfoz de la ciudad de Córdoba”, abunda Martínez. El estudio ha sido publicado esta semana en el International Journal of Osteoarchaeology. Próximamente se publicará otro en la revista Antiqvitas, con los detalles de la excavación. “Los restos de la Arruzafa constituirían las estructuras constructivas de mayor antigüedad detectadas hasta el momento en el casco urbano de la ciudad, no conociendo hasta el momento materiales anteriores al III milenio en la Colina de los Quemados. La Arruzafa, pues, arrancaría de momentos finales del IV milenio antes de Cristo, momento en el que en todo el valle del Guadalquivir cristaliza una trama de asentamientos campesinos de pequeña extensión con una densidad sin precedentes arqueológicos conocidos”, detalla.
RESTOS DE LA FINCA DE ABDERRAMÁN I
La Arruzafa se excavó hace ocho años. Allí, la arqueóloga Fátima Castillo descubrió una importante estructura de los siglos VIII y IX bajo el hospital de la Arruzafa que podrían corresponderse con los restos de la gran finca de Abderramán I. Pero bajo esa imponente estructura había más restos. Uno de sus pilares partía en dos una fosa común con cuatro individuos. La sorpresa fue mayúscula cuando después de hacerle todas las pruebas científicas se llegó a la conclusión de que habían vivido hace 5.000 años.
“Son cuatro personas que murieron en un mismo evento”, señala Martínez, que insiste en que “desconocemos si tuvieron una muerte violenta o no”. Eso sí, “acabaron en una fosa y no sabemos si había más” personas, ya que “falta más de la mitad” porque se cortó para un cimiento islámico. Las pruebas han determinado que “comían cereales”. Y el niño pequeño, de unos cuatro años, era “todavía lactante”.
“La ocupación prehistórica de este sector del glacis del Brillante conocido como La Arruzafa, y sucesión de fases arqueológicas de cronología posterior documentada sobre ella, representa un ejemplo palpable de un hábitat reiterado beneficiado de unas condiciones topográficas y ecológicas óptimas”, detalla el arqueólogo, que señala que no es un “caso único”. Hay más evidencias de otros yacimientos. En 2004 se encontró uno similar en Alcolea. También ha habido hallazgos junto al puente de Ibn Firnás. “En este caso pues, una trama atomizada compuesta por distintos asentamientos a lo largo del territorio dispuesto bajo el arco serrano cordobés, podría encarnar la imagen prístina que precede a la génesis de Córdoba como ciudad histórica”, concluye esta investigación.
(Fuente: Cordópolis / Alfonso Alba)
24 de enero de 2020
Aparecen nuevos asentamientos romanos del siglo I en varias excavaciones de Estepona
El Ayuntamiento de Estepona (Málaga) informó ayer del hallazgo de "relevantes" restos arqueológicos de época romana en dos excavaciones arqueológicas que se han realizado en la zona de La Cala, junto al casco urbano de la localidad, y en los terrenos donde se está construyendo el hotel Ikos Andalusia, junto al río Guadalmansa.
En el río la Cala, en una antigua zona de huertas situada al norte de la avenida Litoral, se han descubierto los restos de un gran edificio romano, que constaba de una serie de habitaciones simétricas que se disponían alrededor de un gran patio, según han precisado desde el Consistorio a través de un comunicado.
Al respecto, han apuntado que este gran edificio, con unos 2.000 años de antigüedad, debía pertenecer a un complejo mayor, que se extiende hacia el sur, por debajo de la avenida Litoral, posiblemente dedicado a la producción de salsas y salazones de pescado.
Por otra parte, en una intervención durante las obras de construcción del hotel Ikos Andalusia, en el solar de la antigua Residencia San Jaime, junto al río Guadalmansa, se han excavado diversas dependencias pertenecientes a un asentamiento de época romana, de hace unos 2.000 años.
PILETAS PARA PROCESAR PESCADO
Entre los restos descubiertos destacan varias piletas rectangulares para el procesado del pescado y la elaboración de diversas salsas y salazones de pescado, sobre todo atún, que constituía la base de la economía de la costa andaluza en época romana, han precisado.
En esta actuación en la zona de Guadalmansa se ha recuperado gran cantidad de cerámica del siglo I, incluyendo una lucerna o especie de lamparilla, decorada con una cuadriga o dos fragmentos de cerámica vidriada, "de la que han aparecido pocos hallazgos en la península ibérica; de hecho, en la provincia de Málaga hay sólo cinco fragmentos catalogados", han explicado desde el Ayuntamiento.
Ambas intervenciones arqueológicas han sido llevadas a cabo por arqueólogos de la empresa Arqueotectura, en aplicación de lo dispuesto en el planeamiento urbanístico de Estepona, que contempla la realización de trabajos previos a la urbanización de zonas en las que existen restos arqueológicos. Los trabajos han sido autorizados por la Junta de Andalucía y supervisados por la delegación municipal de Patrimonio Histórico del Consistorio esteponero.
PROTECCIÓN
Una vez terminadas las excavaciones, las empresas promotoras de las obras reformaron el proyecto para, por un lado, preservar la parte mejor conservada del edificio romano hallado en La Cala; por otro lado, en la zona de Guadalmansa los restos arqueológicos han sido cubiertos, debidamente protegidos, para asegurar su conservación en los jardines del hotel Ikos Andalusia. Por su parte, el hotel Ikos Andalusia ha colaborado en todo momento mostrando su compromiso con la conservación del patrimonio histórico.
Desde el Ayuntamiento se han llevado a cabo los procesos habituales en este tipo de situaciones, "protegiendo el patrimonio histórico de la ciudad", han incidido, recordando que las obras de remodelación del centro urbano han dado lugar a un buen número de descubrimientos arqueológicos que han sacado a la luz la historia de la ciudad; lo que ha supuesto la puesta en valor del patrimonio histórico.
Entre los hallazgos de mayor importancia han destacado una tenería medieval de los siglos XI y XII, en concreto, la mejor conservada de la península ibérica.
Asentamiento romano en la zona de La Cala. AYUNTAMIENTO DE ESTEPONA |
Al respecto, han apuntado que este gran edificio, con unos 2.000 años de antigüedad, debía pertenecer a un complejo mayor, que se extiende hacia el sur, por debajo de la avenida Litoral, posiblemente dedicado a la producción de salsas y salazones de pescado.
Por otra parte, en una intervención durante las obras de construcción del hotel Ikos Andalusia, en el solar de la antigua Residencia San Jaime, junto al río Guadalmansa, se han excavado diversas dependencias pertenecientes a un asentamiento de época romana, de hace unos 2.000 años.
PILETAS PARA PROCESAR PESCADO
Entre los restos descubiertos destacan varias piletas rectangulares para el procesado del pescado y la elaboración de diversas salsas y salazones de pescado, sobre todo atún, que constituía la base de la economía de la costa andaluza en época romana, han precisado.
En esta actuación en la zona de Guadalmansa se ha recuperado gran cantidad de cerámica del siglo I, incluyendo una lucerna o especie de lamparilla, decorada con una cuadriga o dos fragmentos de cerámica vidriada, "de la que han aparecido pocos hallazgos en la península ibérica; de hecho, en la provincia de Málaga hay sólo cinco fragmentos catalogados", han explicado desde el Ayuntamiento.
Ambas intervenciones arqueológicas han sido llevadas a cabo por arqueólogos de la empresa Arqueotectura, en aplicación de lo dispuesto en el planeamiento urbanístico de Estepona, que contempla la realización de trabajos previos a la urbanización de zonas en las que existen restos arqueológicos. Los trabajos han sido autorizados por la Junta de Andalucía y supervisados por la delegación municipal de Patrimonio Histórico del Consistorio esteponero.
PROTECCIÓN
Una vez terminadas las excavaciones, las empresas promotoras de las obras reformaron el proyecto para, por un lado, preservar la parte mejor conservada del edificio romano hallado en La Cala; por otro lado, en la zona de Guadalmansa los restos arqueológicos han sido cubiertos, debidamente protegidos, para asegurar su conservación en los jardines del hotel Ikos Andalusia. Por su parte, el hotel Ikos Andalusia ha colaborado en todo momento mostrando su compromiso con la conservación del patrimonio histórico.
Desde el Ayuntamiento se han llevado a cabo los procesos habituales en este tipo de situaciones, "protegiendo el patrimonio histórico de la ciudad", han incidido, recordando que las obras de remodelación del centro urbano han dado lugar a un buen número de descubrimientos arqueológicos que han sacado a la luz la historia de la ciudad; lo que ha supuesto la puesta en valor del patrimonio histórico.
Entre los hallazgos de mayor importancia han destacado una tenería medieval de los siglos XI y XII, en concreto, la mejor conservada de la península ibérica.
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22 de enero de 2020
Hallan un enterramiento múltiple y un arsenal del siglo XV en la rehabilitación del Castillo de Ponferrada
Las excavaciones arqueológicas en la parte más antigua de la fortaleza templaria afrontan su fase «más difícil y delicada» y se prolongarán hasta finales de febrero con un presupuesto de casi dos millones de euros.
Las obras de rehabilitación del Castillo Viejo de Ponferrada han permitido sacar a la luz un enterramiento múltiple y un arsenal del siglo XV . Los trabajos afrontan su fase «más difícil y delicada» y se prolongarán hasta finales de febrero. Son los primeros datos avanzados por el Ayuntamiento sobre el estado y evolución del proyecto de recuperación y puesta en uso de la parte más antigua de la fortaleza templaria.
Aparte de la excavación arqueológica y su minuciosidad, el resto de los trabajos se han centrado en la reparación de los muros Norte y Este donde se han ejecutado apeos, inyecciones, recalces y cosidos dado su muy frágil estado. «Esta fragilidad de las estructuras y su delicada intervención ya estaba prevista en proyecto y era previsible según la experiencia de obras anteriores pero requiere de técnicas muy complejas que están dilatando mucho la ejecución de esta fase fundamental del proyecto y se prevé que puedan aún continuar hasta finales de febrero», señalan desde el Consistorio. Una vez que los muros de piedra estén consolidados y rematados, las estructuras de madera que ya están siendo fabricadas en taller se empezarán a montar en el edificio.
CASI DOS MILLONES DE EUROS
El proyecto de rehabilitación y puesta en uso del Castillo Viejo de Ponferrada fue otorgado por el Ministerio de Fomento al Ayuntamiento de Ponferrada en diciembre de 2018 mediante la Convocatoria del Programa de Conservación del Patrimonio Histórico Español '1,5% Cultural'. Para la ejecución del proyecto, se redactó el 'Proyecto Básico y de Ejecución de las Obras', aprobado por la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León en 2018, de acuerdo al Plan Director del Castillo de los Templarios (1994) premiado con el Premio ARPA (2002), iniciándose las obras de rehabilitación en junio de 2019.
La inversión total del proyecto adjudicado a la UTE Orega SL-Coviastec y dirigido por el arquitecto Fernando Cobos, es de 1.902.853,05 euros, correspondiendo al Ministerio de Fomento la aportación de: 1.321.937,86 euros y al Ayuntamiento de Ponferrada: 580.915,19 euros.
INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA
La intervención arqueológica consiste en la excavación y supervisión con metodología arqueológica de las áreas en las que incide la obra de restauración, tanto en el subsuelo como en las murallas y demás estructuras del Castillo Viejo. El proyecto de intervención incluye la recuperación de la estancia cubierta que se ubicaba en la zona norte, entre el Cubo Viejo, o del Duque de Arjona (erigido en el siglo XIV), y la torre del Homenaje Nuevo, identificada por la documentación de la época y por el análisis de las improntas dejadas en los muros.
En la excavación de esta zona se ha hallado el muro que delimitaba la estancia y el derrumbe de la planta superior, espacio cubierto con tejas cerámicas que comunicaba ambas torres. En esta amplia estancia se han documentado más de un centenar de bolaños de bombarda (proyectiles de un antecedente del cañón) y varios de proyectiles de catapulta, realizados en granito. Esta munición puede ponerse en relación con la guerra entre Rodrigo Osorio, IIº Conde de Lemos, y los Reyes Católicos, a finales del siglo XV, cuando el primero se niega a entregar la fortaleza tras haberla usurpado; tras el conflicto se debieron almacenar en esta estancia, hasta que su posterior abandono hizo que quedasen selladas por el derrumbe de la estructura superior.
Según los indicios que se han hallado, esta estructura, así como la mayoría de dependencias del Castillo Viejo, se abandonaron poco después, en la primera mitad del siglo XVI, momento en que se produjo el derrumbe mencionado. En siglos posteriores únicamente se mantuvieron las estructuras defensivas perimetrales (rondas y torres), aunque ya sin utilidad, siendo el palacio (fuera del Castillo Viejo, reconstruido en la década pasada) la única estancia que se mantuvo en uso, hasta el siglo XIX.
PATIO DE ARMAS
En el patio de armas la intervención ha incidido en el lateral este, en el que se está construyendo una rampa para favorecer la accesibilidad a la fortaleza, documentando alguna estructura auxiliar (también del siglo XV), así como materiales y otros restos de esa centuria y posteriores. También se ha documentado un enterramiento múltiple que requiere un estudio multidisciplinar más profundo, el cual se está llevando a cabo. En la zona final de esta rampa, junto a la puerta este, es donde más profundidad temporal se ha alcanzado, documentando restos de dos estructuras de habitación circulares fosilizadas por la muralla; la cronología de estas estructuras está aún por determinar, al hallarse aún en proceso de excavación, pudiendo ser medievales (de los siglos XII-XIII), o de la primera Edad del Hierro (siglos VIII-VI antes de Cristo), pues la tipología es muy similar en ambos casos, y de los dos se han documentado evidencias en intervenciones previas en otras áreas del castillo.
El resto de la intervención arqueológica está llevando a cabo la supervisión de la reconstrucción y restauración de las murallas, mediante el análisis de sus paramentos para definir la secuencia constructiva de la fortaleza, así como las restauraciones que se realizaron en la primera mitad del siglo XX, de las que apenas existe información.
Excavación en el Castillo Viejo de Ponferrada. |
Aparte de la excavación arqueológica y su minuciosidad, el resto de los trabajos se han centrado en la reparación de los muros Norte y Este donde se han ejecutado apeos, inyecciones, recalces y cosidos dado su muy frágil estado. «Esta fragilidad de las estructuras y su delicada intervención ya estaba prevista en proyecto y era previsible según la experiencia de obras anteriores pero requiere de técnicas muy complejas que están dilatando mucho la ejecución de esta fase fundamental del proyecto y se prevé que puedan aún continuar hasta finales de febrero», señalan desde el Consistorio. Una vez que los muros de piedra estén consolidados y rematados, las estructuras de madera que ya están siendo fabricadas en taller se empezarán a montar en el edificio.
CASI DOS MILLONES DE EUROS
El proyecto de rehabilitación y puesta en uso del Castillo Viejo de Ponferrada fue otorgado por el Ministerio de Fomento al Ayuntamiento de Ponferrada en diciembre de 2018 mediante la Convocatoria del Programa de Conservación del Patrimonio Histórico Español '1,5% Cultural'. Para la ejecución del proyecto, se redactó el 'Proyecto Básico y de Ejecución de las Obras', aprobado por la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León en 2018, de acuerdo al Plan Director del Castillo de los Templarios (1994) premiado con el Premio ARPA (2002), iniciándose las obras de rehabilitación en junio de 2019.
La inversión total del proyecto adjudicado a la UTE Orega SL-Coviastec y dirigido por el arquitecto Fernando Cobos, es de 1.902.853,05 euros, correspondiendo al Ministerio de Fomento la aportación de: 1.321.937,86 euros y al Ayuntamiento de Ponferrada: 580.915,19 euros.
INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA
La intervención arqueológica consiste en la excavación y supervisión con metodología arqueológica de las áreas en las que incide la obra de restauración, tanto en el subsuelo como en las murallas y demás estructuras del Castillo Viejo. El proyecto de intervención incluye la recuperación de la estancia cubierta que se ubicaba en la zona norte, entre el Cubo Viejo, o del Duque de Arjona (erigido en el siglo XIV), y la torre del Homenaje Nuevo, identificada por la documentación de la época y por el análisis de las improntas dejadas en los muros.
En la excavación de esta zona se ha hallado el muro que delimitaba la estancia y el derrumbe de la planta superior, espacio cubierto con tejas cerámicas que comunicaba ambas torres. En esta amplia estancia se han documentado más de un centenar de bolaños de bombarda (proyectiles de un antecedente del cañón) y varios de proyectiles de catapulta, realizados en granito. Esta munición puede ponerse en relación con la guerra entre Rodrigo Osorio, IIº Conde de Lemos, y los Reyes Católicos, a finales del siglo XV, cuando el primero se niega a entregar la fortaleza tras haberla usurpado; tras el conflicto se debieron almacenar en esta estancia, hasta que su posterior abandono hizo que quedasen selladas por el derrumbe de la estructura superior.
Según los indicios que se han hallado, esta estructura, así como la mayoría de dependencias del Castillo Viejo, se abandonaron poco después, en la primera mitad del siglo XVI, momento en que se produjo el derrumbe mencionado. En siglos posteriores únicamente se mantuvieron las estructuras defensivas perimetrales (rondas y torres), aunque ya sin utilidad, siendo el palacio (fuera del Castillo Viejo, reconstruido en la década pasada) la única estancia que se mantuvo en uso, hasta el siglo XIX.
PATIO DE ARMAS
En el patio de armas la intervención ha incidido en el lateral este, en el que se está construyendo una rampa para favorecer la accesibilidad a la fortaleza, documentando alguna estructura auxiliar (también del siglo XV), así como materiales y otros restos de esa centuria y posteriores. También se ha documentado un enterramiento múltiple que requiere un estudio multidisciplinar más profundo, el cual se está llevando a cabo. En la zona final de esta rampa, junto a la puerta este, es donde más profundidad temporal se ha alcanzado, documentando restos de dos estructuras de habitación circulares fosilizadas por la muralla; la cronología de estas estructuras está aún por determinar, al hallarse aún en proceso de excavación, pudiendo ser medievales (de los siglos XII-XIII), o de la primera Edad del Hierro (siglos VIII-VI antes de Cristo), pues la tipología es muy similar en ambos casos, y de los dos se han documentado evidencias en intervenciones previas en otras áreas del castillo.
El resto de la intervención arqueológica está llevando a cabo la supervisión de la reconstrucción y restauración de las murallas, mediante el análisis de sus paramentos para definir la secuencia constructiva de la fortaleza, así como las restauraciones que se realizaron en la primera mitad del siglo XX, de las que apenas existe información.
(Fuente: El Bierzo Noticias)
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21 de enero de 2020
La obra del Metro de Málaga sigue ofreciendo regalos del pasado
Los trabajos iniciados hace casi diez meses sacan a la luz en el tajo de la Avenida de Andalucía nuevas piezas a conservar: un pavimento calizo y cuatro vasijas de una antigua curtiduría, los últimos hallazgos
La huella de la obra del Metro queda impresa sobre las calles de Málaga con un poso de historia inimaginable. La capacidad de descubrimiento de la infraestructura no se detiene en su avance lento pero continuo hacia el Centro urbano. La apertura en canal de la Avenida de Andalucía, ya parcialmente suturada, sigue sacando a la luz vestigios de un pasado remoto. Los restos de la ciudad musulmana se dan la mano en una ya prolija investigación arqueológica sobre el terreno con las piezas de una curtiduría mucho más moderna.
Casi diez meses pasan ya desde el momento en que los arqueólogos tomaron el mando en el tramo del suburbano que se extiende como antesala de la Alameda. Y casi diez meses después, su presencia sigue adornando con el amarillo de sus chalecos la aridez del terreno excavado, de la piedra renacida. Ahora, sí, en un espacio más acotado, limitado a tres escenarios donde sigue viva la investigación.
Una labor con la que ampliar el conocimiento de cuanto hubo sobre el mismo espacio sobre el que ahora se acomete una de las mayores obras civiles de la región. El valor de lo encontrado es tal que la Junta de Andalucía, administración responsable de la actuación, ha acabado por abrazar la oportunidad de poner en valor una parte de cuanto se ha hallado. Comportamiento que contrasta con el modo en que esta misma institución actuó años atrás, cuando miraba hacia otro lado, evitando salvar más allá de lo legalmente impuesto, caso de la muralla de Callejones del Perchel o el fuerte de San Lorenzo, ambos catalogados como bienes de interés cultural.
Ahora, piezas que legalmente tienen una entidad menor pasarán a formar parte de un espacio museístico abierto al público. El túnel del suburbano, en Callejones del Perchel, acogerá una nueva casa para los restos protegidos por la Delegación de Cultura. El extenso espacio de acopio del material, vacío en los primeros días de traslado, se observa ahora ampliamente ocupado, dando muestra de cómo el listado de piezas a conservar y exponer al público se agranda.
Un pavimento calizo y cuatro vasijas de gran tamaño de la antigua curtiduría encontrada frente a la sede de Hacienda, donde se efectúa una labor de investigación que se extiende desde el siglo XVII hasta el siglo XIX, son las últimas piezas recuperadas y trasladadas.
Estos vestigios, según la información facilitada a este periódico por la Consejería de Fomento, fueron localizados en la segunda de las siete zonas de excavación delimitadas en la Avenida de Andalucía, a la que sumar una octava en el cruce con la calle Armengual de la Motal. 220 metros cuadrados de superficie mide la excavación total desarrollada en el tramo. Buena parte de ella ya cerrada tras culminar el trabajo.
Este es el estado de todos y cado uno de los escenarios:
Zona 1. Pk 0+000 a PK 0+010
(Frente al edificio de Hacienda): Sin incidencia arqueológica al estar afectado por el estribo del puente de Tetuán.
Una decena de operarios trabajan en las obras de la Avenida de Andalucía. JAVIER ALBIÑANA |
Casi diez meses pasan ya desde el momento en que los arqueólogos tomaron el mando en el tramo del suburbano que se extiende como antesala de la Alameda. Y casi diez meses después, su presencia sigue adornando con el amarillo de sus chalecos la aridez del terreno excavado, de la piedra renacida. Ahora, sí, en un espacio más acotado, limitado a tres escenarios donde sigue viva la investigación.
Una labor con la que ampliar el conocimiento de cuanto hubo sobre el mismo espacio sobre el que ahora se acomete una de las mayores obras civiles de la región. El valor de lo encontrado es tal que la Junta de Andalucía, administración responsable de la actuación, ha acabado por abrazar la oportunidad de poner en valor una parte de cuanto se ha hallado. Comportamiento que contrasta con el modo en que esta misma institución actuó años atrás, cuando miraba hacia otro lado, evitando salvar más allá de lo legalmente impuesto, caso de la muralla de Callejones del Perchel o el fuerte de San Lorenzo, ambos catalogados como bienes de interés cultural.
Ahora, piezas que legalmente tienen una entidad menor pasarán a formar parte de un espacio museístico abierto al público. El túnel del suburbano, en Callejones del Perchel, acogerá una nueva casa para los restos protegidos por la Delegación de Cultura. El extenso espacio de acopio del material, vacío en los primeros días de traslado, se observa ahora ampliamente ocupado, dando muestra de cómo el listado de piezas a conservar y exponer al público se agranda.
Un pavimento calizo y cuatro vasijas de gran tamaño de la antigua curtiduría encontrada frente a la sede de Hacienda, donde se efectúa una labor de investigación que se extiende desde el siglo XVII hasta el siglo XIX, son las últimas piezas recuperadas y trasladadas.
Estos vestigios, según la información facilitada a este periódico por la Consejería de Fomento, fueron localizados en la segunda de las siete zonas de excavación delimitadas en la Avenida de Andalucía, a la que sumar una octava en el cruce con la calle Armengual de la Motal. 220 metros cuadrados de superficie mide la excavación total desarrollada en el tramo. Buena parte de ella ya cerrada tras culminar el trabajo.
Este es el estado de todos y cado uno de los escenarios:
Zona 1. Pk 0+000 a PK 0+010
(Frente al edificio de Hacienda): Sin incidencia arqueológica al estar afectado por el estribo del puente de Tetuán.
Zona 2. PK 0+010 a PK 0+030
(Frente al edificio de Hacienda): Punto en el que se ha ejecutado la losa de cubierta previa intervención arqueológica de los siglos XVII-XIX. El valor más destacado es la aparición de una curtiduría que está siendo objeto de estudio por parte de los especialistas. Tras la resolución adoptada el pasado mes de noviembre por la Delegación de Cultura, serán trasladadas a la zona de acopio/ almacenamiento dentro del túnel de Callejones del Perchel un pavimento calizo y cuatro vasijas de gran tamaño. No obstante, se precisa que una vez inventariada la curtiduría "habría que investigar bajo ésta para ver si se encuentran restos medievales, o bien fueron destruidos a raíz de las construcciones modernas (XVII-XIX)".
(Frente al edificio de Hacienda): Punto en el que se ha ejecutado la losa de cubierta previa intervención arqueológica de los siglos XVII-XIX. El valor más destacado es la aparición de una curtiduría que está siendo objeto de estudio por parte de los especialistas. Tras la resolución adoptada el pasado mes de noviembre por la Delegación de Cultura, serán trasladadas a la zona de acopio/ almacenamiento dentro del túnel de Callejones del Perchel un pavimento calizo y cuatro vasijas de gran tamaño. No obstante, se precisa que una vez inventariada la curtiduría "habría que investigar bajo ésta para ver si se encuentran restos medievales, o bien fueron destruidos a raíz de las construcciones modernas (XVII-XIX)".
Zona 3. PK 0+030 a PK 0+040
(También frente al edificio de Hacienda): Zona a cielo abierto y donde se está investigando la curtiduría moderna. De esta sección ya se acordó la extracción, protección y traslado a la futura sala museística de los depósitos de la curtiduría con sus maderas de recubrimiento asociadas. Una vez finalice la investigación arqueológica total, se procederá a ejecutar la losa de cubierta sobre cimbra.
(También frente al edificio de Hacienda): Zona a cielo abierto y donde se está investigando la curtiduría moderna. De esta sección ya se acordó la extracción, protección y traslado a la futura sala museística de los depósitos de la curtiduría con sus maderas de recubrimiento asociadas. Una vez finalice la investigación arqueológica total, se procederá a ejecutar la losa de cubierta sobre cimbra.
Zona 4. PK 0+040 a PK 0+060
(Zona de Nazareno del Paso): La intención es la de acometer de manera inmediata la tarea arqueológica. Una de las particularidades de la actuación contemplada en este punto de la traza es que los operarios tendrán que intervenir bajo la losa de cubierta ya ejecutada.
(Zona de Nazareno del Paso): La intención es la de acometer de manera inmediata la tarea arqueológica. Una de las particularidades de la actuación contemplada en este punto de la traza es que los operarios tendrán que intervenir bajo la losa de cubierta ya ejecutada.
Zona 5. PK 0+060 a PK 0+ 140
(Entre Nazareno del Paso y el acceso sur al aparcamiento de Avenida de Andalucía): En este punto es evidente el avance de la intervención arqueológica. La misma se realiza a cielo abierto. De acuerdo con la información de Fomento, hasta el momento se han investigado los restos de los siglos XV y XVI y se está finalizando el inventariado/investigación de los restos de época nazarí. A pesar de la extensión de la sección, no ha aparecido ningún resto para su almacenamiento.
(Entre Nazareno del Paso y el acceso sur al aparcamiento de Avenida de Andalucía): En este punto es evidente el avance de la intervención arqueológica. La misma se realiza a cielo abierto. De acuerdo con la información de Fomento, hasta el momento se han investigado los restos de los siglos XV y XVI y se está finalizando el inventariado/investigación de los restos de época nazarí. A pesar de la extensión de la sección, no ha aparecido ningún resto para su almacenamiento.
Zona 6. PK 0+140 a PK 0+160
(Acceso sur al aparcamiento): En este punto concreto se ha eludido efectuar la investigación arqueológica, "al coincidir con la zona del acceso sur del aparcamiento de Avenida de Andalucía, que ya estaba investigada por la propia obra del parking".
(Acceso sur al aparcamiento): En este punto concreto se ha eludido efectuar la investigación arqueológica, "al coincidir con la zona del acceso sur del aparcamiento de Avenida de Andalucía, que ya estaba investigada por la propia obra del parking".
Zona 7. PK 0+160 a PK 0+ 220
(Entre el acceso sur al aparcamiento y la oficina del Deutsche Bank): Esta es otra de las secciones donde se ha culminado la investigación arqueológica, estando la losa de cubierta ejecutada. En este punto se han investigado restos contemporáneos y modernos; además de restos de los siglos XV-XVI y de la época nazarí. De esta zanja se han recuperado y trasladado a la zona de almacenamiento provisional dos calles con su pavimento y muros asociados. Una de las calles es continuación de la actual de Callejones del Perchel y está datada en el siglo XV-XVI; la otra, es de época nazarí.
(Entre el acceso sur al aparcamiento y la oficina del Deutsche Bank): Esta es otra de las secciones donde se ha culminado la investigación arqueológica, estando la losa de cubierta ejecutada. En este punto se han investigado restos contemporáneos y modernos; además de restos de los siglos XV-XVI y de la época nazarí. De esta zanja se han recuperado y trasladado a la zona de almacenamiento provisional dos calles con su pavimento y muros asociados. Una de las calles es continuación de la actual de Callejones del Perchel y está datada en el siglo XV-XVI; la otra, es de época nazarí.
Zona 8. Armengual de la Mota
La actuación realizada tenía 70 metros de longitud. Está finalizada la investigación arqueológica completamente y la losa de cubierta ya está ejecutada. Los restos encontrados son exclusivamente musulmanes y de época medieval, habiendo sido trasladados a la zona de acopio/almacenamiento los pavimentos y muros de cimentación de una vivienda unifamiliar.
La actuación realizada tenía 70 metros de longitud. Está finalizada la investigación arqueológica completamente y la losa de cubierta ya está ejecutada. Los restos encontrados son exclusivamente musulmanes y de época medieval, habiendo sido trasladados a la zona de acopio/almacenamiento los pavimentos y muros de cimentación de una vivienda unifamiliar.
(Fuente: Málaga Hoy / Sebastián Sánchez)
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17 de enero de 2020
Salen a la luz nuevos vestigios del primer Alcázar del siglo XI
Los arqueólogos encuentran las fábricas de tapial originales en el local que acogerá las taquillas, un espacio que fue una de las alcobas del Palacio del Yeso. El Ayuntamiento de Sevilla destina 2,5 millones a comprar las casas del Patio de Banderas con los restos del palacio de Al Mutamid
"Las nuevas taquillas estarán en la que era una de la alcobas del Palacio del Yeso". Estas palabras del arqueólogo Miguel Ángel Tabales resumen la importancia del último hallazgo realizado en el Real Alcázar. Las obras en el local de la casa número diez del Patio de Banderas han sacado a la luz las fábricas originales de tapial del siglo XI. Los trabajos que se realizan en esta hoy humilde estancia, que ha sufrido numerosas transformaciones a lo largo de su historia, han aportado a los investigadores una información muy importante para comprender cómo ha sido la evolución del recinto primitivo del Real Alcázar.
Al local de la casa número diez del Patio de Banderas se accede por una calle que en el siglo XI era la nave principal del Palacio del Yeso. En este lugar, situado junto a la puerta del Apeadero, se puede ver parte de uno de los tres arcos de herradura que conectaban el jardín –que se contempla en la visita turística al monumento– y la nave principal, quedando el resto oculto tras los muros modernos. El hallazgo de los tapiales originales tras los revestimientos modernos ha permitido a los investigadores completar un complejo puzle.
"Aunque sean unos restos pequeños, son muy importantes desde el punto de vista de la información y la investigación. Todo lo que era el conjunto original del Alcázar estaba compuesto por un gran palacio del siglo XI, otros dos palacios domésticos menores y una zona de representación política que era el Palacio del Yeso. Todo eso está hoy compartimentado en diez edificios modernos, por eso aparecen restos cuando tocas cualquiera de ellos", explica Tabales.
ORIGEN EN EL SIGLO XI
Hasta ahora se había considerado que el Palacio del Yeso era de construcción almohade, aunque se especulaba con un origen anterior durante época taifa o almorávide. Estos últimos descubrimientos de los arqueólogos han corroborado que su origen hay que buscarlo en el siglo XI. "Esa es la conclusión tras los análisis arqueológicos y así lo constata la prueba del Carbono 14 que se ha realizado. El primer recinto se extiende hacia aquí con este edificio que completa los otros tres", indica Tabales.
Desde el siglo XI, este espacio del primitivo Alcázar ha sufrido grandes transformaciones. Se ha compartimentado en extensión y altura (originariamente estaría cubierto por una cúpula a doce metros), o se han abierto y cerrado puertas y ventanas. Por los planos históricos de los siglos XVII, XVIII o XIX, los arqueólogos han podido seguir este proceso. Ahora, pueden comprender mejor la traza del Palacio del Yeso con este espacio que les faltaba.
Las obras para instalar las taquillas en este local, junto la decisión de hacer las entradas nominativas, permitirá en unos meses cambiar la manera de acceder al Alcázar, como resalta Antonio Muñoz, delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo: "No sólo tratamos de evitar las colas y las reventas, sino que también contribuimos a distribuir la organización de las propias visitas en el interior del monumento".
Muñoz también resalta el "gran trabajo" de investigación de todo el equipo arqueológico del Real Alcázar de Sevilla, "que constantemente nos sorprende al contextualizar sus hallazgos en la historia del propio monumento y, por tanto, de la ciudad".
Los restos de los muros de tapial originales del siglo XI quedarán integrados en este recinto que acogerá las nuevas taquillas del monumento para que sean visibles por todos los visitantes.
El local donde se construyen las taquillas. JUAN CARLOS VÁZQUEZ |
Al local de la casa número diez del Patio de Banderas se accede por una calle que en el siglo XI era la nave principal del Palacio del Yeso. En este lugar, situado junto a la puerta del Apeadero, se puede ver parte de uno de los tres arcos de herradura que conectaban el jardín –que se contempla en la visita turística al monumento– y la nave principal, quedando el resto oculto tras los muros modernos. El hallazgo de los tapiales originales tras los revestimientos modernos ha permitido a los investigadores completar un complejo puzle.
"Aunque sean unos restos pequeños, son muy importantes desde el punto de vista de la información y la investigación. Todo lo que era el conjunto original del Alcázar estaba compuesto por un gran palacio del siglo XI, otros dos palacios domésticos menores y una zona de representación política que era el Palacio del Yeso. Todo eso está hoy compartimentado en diez edificios modernos, por eso aparecen restos cuando tocas cualquiera de ellos", explica Tabales.
ORIGEN EN EL SIGLO XI
Hasta ahora se había considerado que el Palacio del Yeso era de construcción almohade, aunque se especulaba con un origen anterior durante época taifa o almorávide. Estos últimos descubrimientos de los arqueólogos han corroborado que su origen hay que buscarlo en el siglo XI. "Esa es la conclusión tras los análisis arqueológicos y así lo constata la prueba del Carbono 14 que se ha realizado. El primer recinto se extiende hacia aquí con este edificio que completa los otros tres", indica Tabales.
Desde el siglo XI, este espacio del primitivo Alcázar ha sufrido grandes transformaciones. Se ha compartimentado en extensión y altura (originariamente estaría cubierto por una cúpula a doce metros), o se han abierto y cerrado puertas y ventanas. Por los planos históricos de los siglos XVII, XVIII o XIX, los arqueólogos han podido seguir este proceso. Ahora, pueden comprender mejor la traza del Palacio del Yeso con este espacio que les faltaba.
Las obras para instalar las taquillas en este local, junto la decisión de hacer las entradas nominativas, permitirá en unos meses cambiar la manera de acceder al Alcázar, como resalta Antonio Muñoz, delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo: "No sólo tratamos de evitar las colas y las reventas, sino que también contribuimos a distribuir la organización de las propias visitas en el interior del monumento".
Muñoz también resalta el "gran trabajo" de investigación de todo el equipo arqueológico del Real Alcázar de Sevilla, "que constantemente nos sorprende al contextualizar sus hallazgos en la historia del propio monumento y, por tanto, de la ciudad".
Los restos de los muros de tapial originales del siglo XI quedarán integrados en este recinto que acogerá las nuevas taquillas del monumento para que sean visibles por todos los visitantes.
(Fuente: Diario de Sevilla / Juan Parejo)
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Sevilla
16 de enero de 2020
Arturo Ruiz, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes por su investigación sobre la cultura íbera
Es la primera vez que se concede a arqueólogos.Junto al catedrático de la UJA también se ha otorgado a María Ángeles Querol, catedrática de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, María Eugenia Aubet, catedrática de Prehistoria e investigadora del Laboratorio de Arqueología de la Universidad Pompeu Fabra y Pilar Palazón, presidenta de la asociación "Amigos de los Íberos" de Jaén.
El Consejo de Ministros aprobó el pasado 20 de diciembre la concesión de las Medallas de Oro al Mérito en las Bellas Artes correspondiente al año 2019, entre las que distinguía al catedrático de Prehistoria de la Universidad de Jaén, Arturo Ruiz Rodríguez. En este sentido, Arturo Ruiz valora esta concesión desde tres puntos de vista. El primero, el profesional, por lo que supone de reconocimiento a esta disciplina. De hecho, es la primera vez que se concede a arqueólogos, ya que junto al catedrático de la UJA también se ha otorgado a María Ángeles Querol, catedrática de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, y María Eugenia Aubet, catedrática emérita de Prehistoria e investigadora principal del Laboratorio de Arqueología de la Universidad Pompeu Fabra.
En segundo lugar, en su opinión, también es un reconocimiento a la labor investigadora y de transferencia del conocimiento que desarrolla el Instituto de Arqueología Ibérica de la UJA. En tercer lugar, desde el punto de vista personal, destaca su trayectoria desde que realizara su tesis hace ya 45 años. “Existía una conciencia de que desarrollando la investigación contábamos con un patrimonio muy importante, lo que se ha hecho realidad en este tiempo, en lo que ha sido una carrera de fondo en la que no he participado yo solo, sino primero con el Colegio Universitario, después con el Centro Andaluz de Arqueología Ibérica y en la actualidad con el Instituto Universitario de la UJA”.
Por su parte, el Rector de la Universidad de Jaén, Juan Gómez Ortega, ha resaltado que con este galardón se reconoce una trayectoria profesional que comenzó antes que la propia Universidad de Jaén como tal, que a través de la investigación y la transferencia del conocimiento ha propiciado que la cultura ibérica, por entonces poco conocida, sea en la actualidad una de las señas de identidad de la provincia y uno de sus mayores activos.
Junto a Arturo Ruiz, también ha sido concedido este reconocimiento a Pilar Palazón, presidenta de la Asociación Amigos de los Íberos. “En realidad, no se explicaría ninguna de las dos medallas sin la otra parte, puesto que responden a un único elemento, la defensa y promoción de la cultura ibérica para convertirla en referencia internacional”, asegura el catedrático de Prehistoria de la UJA.
Arturo Ruiz (Úbeda, 1951) es investigador del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la UJA, del que fue su director. Catedrático de Prehistoria de la UJA, sus trabajos arqueológicos más destacados se han centrado en El Pajarillo (Huelma), el oppidum de Puente Tablas, el Santuario de Castellar, la necrópolis de Piquía en Arjona o la localización de la Batalla de Baécula en Santo Tomé, que ha supuesto una nueva metodología para la arqueología de la guerra. Director de 14 tesis doctorales, entre sus libros publicados destaca ‘Jaén, Tierra Ibera’, editado por la UJA. En 2002 recibió el IX Premio ‘Ibn Al Jatib que concede la Junta de Andalucía a la investigación en Humanidades y Ciencias Sociales, recibiendo también el galardón Medalla de Menga del III Congreso de Prehistoria de Andalucía por la investigación de la Protohistoria en Andalucía. En la actualidad preside la Red Española de la Ruta de los Fenicios del Consejo de Europa y es presidente honorífico de la Red Internacional.
Arturo Ruíz ha sido director del Instituto Universitario de Arqueología Ibérica de la UJA. |
En segundo lugar, en su opinión, también es un reconocimiento a la labor investigadora y de transferencia del conocimiento que desarrolla el Instituto de Arqueología Ibérica de la UJA. En tercer lugar, desde el punto de vista personal, destaca su trayectoria desde que realizara su tesis hace ya 45 años. “Existía una conciencia de que desarrollando la investigación contábamos con un patrimonio muy importante, lo que se ha hecho realidad en este tiempo, en lo que ha sido una carrera de fondo en la que no he participado yo solo, sino primero con el Colegio Universitario, después con el Centro Andaluz de Arqueología Ibérica y en la actualidad con el Instituto Universitario de la UJA”.
Por su parte, el Rector de la Universidad de Jaén, Juan Gómez Ortega, ha resaltado que con este galardón se reconoce una trayectoria profesional que comenzó antes que la propia Universidad de Jaén como tal, que a través de la investigación y la transferencia del conocimiento ha propiciado que la cultura ibérica, por entonces poco conocida, sea en la actualidad una de las señas de identidad de la provincia y uno de sus mayores activos.
Junto a Arturo Ruiz, también ha sido concedido este reconocimiento a Pilar Palazón, presidenta de la Asociación Amigos de los Íberos. “En realidad, no se explicaría ninguna de las dos medallas sin la otra parte, puesto que responden a un único elemento, la defensa y promoción de la cultura ibérica para convertirla en referencia internacional”, asegura el catedrático de Prehistoria de la UJA.
Arturo Ruiz (Úbeda, 1951) es investigador del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la UJA, del que fue su director. Catedrático de Prehistoria de la UJA, sus trabajos arqueológicos más destacados se han centrado en El Pajarillo (Huelma), el oppidum de Puente Tablas, el Santuario de Castellar, la necrópolis de Piquía en Arjona o la localización de la Batalla de Baécula en Santo Tomé, que ha supuesto una nueva metodología para la arqueología de la guerra. Director de 14 tesis doctorales, entre sus libros publicados destaca ‘Jaén, Tierra Ibera’, editado por la UJA. En 2002 recibió el IX Premio ‘Ibn Al Jatib que concede la Junta de Andalucía a la investigación en Humanidades y Ciencias Sociales, recibiendo también el galardón Medalla de Menga del III Congreso de Prehistoria de Andalucía por la investigación de la Protohistoria en Andalucía. En la actualidad preside la Red Española de la Ruta de los Fenicios del Consejo de Europa y es presidente honorífico de la Red Internacional.
(Fuente: Hora Jaén)
15 de enero de 2020
Aparecen misteriosos grabados del siglo XVIII en un molino de Toledo
Las lluvias torrenciales de los últimos meses han dejado al descubierto las pinturas en un molino hidráulico de La Puebla de Almoradiel
Un incendio en 2017 y las lluvias torrenciales caídas en los últimos meses en La Puebla de Almoradiel (Toledo) han sacado a la luz unos enigmáticos grabados realizados a finales del siglo XVIII en un antiguo molino hidráulico. ¿Quién fue su autor? ¿Responden a algún ritual de magia blanca o a nigromancia? En ello están trabajando investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM).
Los grabados o «graffiti murarios» han aparecido en el molino de Pingazorras, construido en 1728, tras permanecer ocultos durante siglos bajo capas de cal. Precisamente ha sido la cal la que ha permitido que hayan conservado la pintura roja como elemento decorativo, «algo extraordinariamente inusual que convierte a este conjunto en uno de los más importantes del país», explica Jorge Onrubia, investigador del Grupo de Arqueología y Patrimonio de la UCLM.
Se trata de un molino harinero situado en la ribera del río Cigüela en cuyas paredes interiores han surgido «varias cruces de brazos curvilíneos, muy populares en el norte de España, especialmente en el País Vasco donde son conocidas como lauburu, pero muy poco comunes en el resto de España, siendo uno de los conjuntos de graffiti murarios más importantes del país tanto por su extensión como por su variedad temática y tipológica».
Junto a estas cruces se han descubierto rosetas hexapétalas, figuras humanas, representaciones esquemáticas de molinos de viento, dibujos de animales y cruces de calvario bajo templete. «Dada la complejidad y diversidad de los grabados aparecidos, el estudio se prolongará hasta finales de este año aunque ahora resulta prioritario conservar el conjunto por la posibilidad de desplome del molino», advierte este profesor que en los próximos meses tratará de averiguar quién y con qué intención se pintaron estos misteriosos símbolos en un molino manchego.
Un incendio en 2017 y las lluvias torrenciales caídas en los últimos meses en La Puebla de Almoradiel (Toledo) han sacado a la luz unos enigmáticos grabados realizados a finales del siglo XVIII en un antiguo molino hidráulico. ¿Quién fue su autor? ¿Responden a algún ritual de magia blanca o a nigromancia? En ello están trabajando investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM).
Los grabados o «graffiti murarios» han aparecido en el molino de Pingazorras, construido en 1728, tras permanecer ocultos durante siglos bajo capas de cal. Precisamente ha sido la cal la que ha permitido que hayan conservado la pintura roja como elemento decorativo, «algo extraordinariamente inusual que convierte a este conjunto en uno de los más importantes del país», explica Jorge Onrubia, investigador del Grupo de Arqueología y Patrimonio de la UCLM.
Se trata de un molino harinero situado en la ribera del río Cigüela en cuyas paredes interiores han surgido «varias cruces de brazos curvilíneos, muy populares en el norte de España, especialmente en el País Vasco donde son conocidas como lauburu, pero muy poco comunes en el resto de España, siendo uno de los conjuntos de graffiti murarios más importantes del país tanto por su extensión como por su variedad temática y tipológica».
Junto a estas cruces se han descubierto rosetas hexapétalas, figuras humanas, representaciones esquemáticas de molinos de viento, dibujos de animales y cruces de calvario bajo templete. «Dada la complejidad y diversidad de los grabados aparecidos, el estudio se prolongará hasta finales de este año aunque ahora resulta prioritario conservar el conjunto por la posibilidad de desplome del molino», advierte este profesor que en los próximos meses tratará de averiguar quién y con qué intención se pintaron estos misteriosos símbolos en un molino manchego.
(Fuente: HOY / J.V. Muñoz Lacuna)
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