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7 de febrero de 2025

La Sociedad de Ciencias Aranzadi dará cuenta de sus últimas investigaciones en unas jornadas de arqueología

Las máscaras de Turuñuelo, el Ara de Larunbe y la cueva de Isturitz protagonistas de las Jornadas de Arqueología
Imagen del interior de la cueva de Isturitz. (Diego GARATE)

Aranzadi tiene todo dispuesto para dar inicio a sus XXIII. Jornadas de Arqueología. La programación se compone de diversas conferencias en torno a sus últimas investigaciones arqueológicas. Las charlas tendrán lugar del 11 al 14 de febrero, todas ellas en el Museo San Telmo de San Sebastián a las 19.00. La entrada a las charlas es libre y gratuita hasta completar aforo. Las jornadas se organizan junto al Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Gipuzkoa y el Museo San Telmo.

El 11 de febrero el tema a tratar será el arte paleolítico de las cuevas de Isturitze y Otsozelaia. El doctor en Prehistoria por la Universidad de Cantabria, el arqueólogo vizcaino Diego Garate presentará las últimas investigaciones de una de las cuevas que conforma el yacimiento arqueológico del Paleolítico superior de gran referencia.

«No solo por los extraordinarios objetos tallados en hueso, sino también por las numerosas pinturas rupestres y grabados conservados en su sistema cárstico. Estas cuevas se encuentran en la colina de Gaztelu, un lugar estratégico que durante toda la Prehistoria funcionó como nexo entre distintas regiones como el Cantábrico, Pirineos y Dordoña. En su interior conserva tres cuevas decoradas. La cueva de Isturitz, además de ser un lugar de hábitat de referencia para todo el periodo, contiene una serie de muestras de arte y de otras actividades de carácter simbólico en sus paredes y techos. En un nivel inferior, Oxocelhaya se caracteriza por pinturas y grabados en lugares muy alejados de la entrada, en una cavidad que no fue habitada de manera permanente. Por último, Erberua se encuentra en el nivel freático y presenta un conjunto excepcional de arte rupestre de diversas cronologías», indican responsables de la Sociedad de Ciencias.

Al día siguiente, el 12 de febrero, el Catedrático en Filología latina por la Universtitat de Barcelona Javier Velaza, y el arqueólogo de Aranzadi Juantxo Agirre Mauleon explicarán las características lingüísticas de la recién presentada Ara de Larunbe y la importancia del yacimiento de Larunbe y su contexto.

En el transcurso de las excavaciones arqueológicas dirigidas por Aranzadi, se halló un ara o altar romano dedicado a la divinidad Larrahe. Este hallazgo ha venido a incrementar el conocimiento sobre la realidad religiosa antigua en territorio vascón.

«El análisis de los testimonios conocidos permite vislumbrar cada vez mejor las características de las divinidades que veneraron los vascones, su ámbito de influencia, y su integración y pervivencia en el contexto de la romanización», subrayan.

Javier Velaza es catedrático de filología latina en la Universitat de Barcelona. Ha sido también clave en la interpretación lingüística de la Mano de Irulegi. Desde 2017 es decano de la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona. Es especialista en epigrafía romana, lenguas paleohispánicas, literatura clásica y transmisión de textos, entre otros temas.

Juantxo Agirre Mauleon, es arqueólogo de la Sociedad de ciencias Aranzadi. Director de diferentes yacimientos en Navarra y Gipuzkoa. Actualmente dirige las arqueológicas de los yacimientos Amaiur y Larunbe.

El 13 de febrero se analizará el paisaje de Baztan. Pero no entendiendo el paisaje como un objeto invariable, sino como una morada moldeada durante siglos por esta comunidad humana. Fruto del trabajo y del conocimiento es el paisaje de Baztan, un patrimonio vivo en constante evolución.

«Los instrumentos de investigación ofrecidos por la arqueología ponen de manifiesto el valor natural y cultural de este patrimonio. Es responsabilidad de todos cuidarlo para que siga siéndolo en el futuro», señalan desde Aranzadi.

En esta conferencia que se impartirá en euskara participan Josu Narbarte y Mattin Aiestaran. Ambos son arqueólogos e hitoriadores de la UPV/ EHU y de Aranzadi. Mattin Aiestaran, arqueólogo y director del yacimiento de Irulegi.

Josu Narbarte es Doctor por la Universidad del País Vasco - Euskal Herriko Unibertsitatea con la tesis Paisaje y prácticas sociales arqueología agraria en el País Vasco 2020.

El 14 de febrerolas jornadas pondrán el foco a Tartesos, las cabañas de Turuñuelo. «El Turuñuelo fue uno de los descubrimientos más importantes de la arqueología mediterránea. En 2014 aparecieron en Guareña (Badajoz) los indicios de un edificio imponente que fue sellado tras un sacrificio masivo de animales. La excavación del patio del Turuñuelo es uno de los hechos arqueológicos más sobresalientes de la historia antigua mediterránea», recuerdan.

Durante esta charla se pretende explicar cómo Tarteso ha dejado de entenderse desde el mito y la leyenda para convertirse, gracias a las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo durante el presente siglo, en una realidad histórica.

Cada día se entienden mejor sus técnicas constructivas, su artesanía, sus rutas comerciales, sus ritos funerarios o su religión. También se va dibujando el área geográfica que ocupó durante los casi 500 años de su existencia, desde el siglo IX al V a.C. Hoy Tarteso se entiende como una cultura que se conformó, de forma paulatina, gracias a la mezcla de la población indígena, de raigambre atlántica, con los colonos procedentes del Mediterráneo oriental, principalmente fenicios. Este mestizaje cultural dio como resultado una civilización de tintes mediterráneos, pero de gran originalidad.

«A partir del siglo VI a.C, tras la denominada ‘crisis de Tarteso’, se produjo el auge de su cultura en el entorno del valle del Guadiana, donde se levantaron grandes edificios de adobe hoy ocultos bajo túmulos de tierra, donde destaca el santuario de Cancho Roano. Sin embargo, la excavación en la última década del edificio de Casas del Turuñuelo, está permitiendo conocer aspectos hasta ahora inéditos de la cultura tartésica, gracias a su excelente grado de conservación y al ingente elenco de materiales que atesora», subrayan desde Aranzadi.

Presentarán la última charla de las Jornadas los dos Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Cieníficas (CSIC) Esther Rodríguez, y Sebastián Celestino.
(Fuente: NAIZ)

18 de junio de 2024

Descubren en Navarra un altar votivo del siglo I d.C. dedicado a una divinidad vascona

 El altar, documentado en un monasterio medieval de la localidad navarra de Larunbe, recoge una dedicatoria en latín de una mujer, Valeria Vitella, a la deidad vascona Larrahe. El catedrático de Filología Latina y decano de la Facultad de Filología y Comunicación de la Universidad del País Vasc, Javier Velaza, forma parte del grupo de investigadores que descubrió esta pieza en 2022.

Un equipo multidisciplinar coordinado por arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y con la participación de investigadores de la Euskal Herriko Unibertsitatea-Universidad del País Vasco, la Universitat de Barcelona, la Universidad de Burgos y la Université de Pau et des Pays de l’Adour descubrió en agosto del 2022 un ara o altar votivo de época romana, datada en el siglo I d.C. Esta pieza es excepcional debido a su inscripción y la posición donde fue recuperada, ya que recoge una dedicatoria en latín de una mujer, Valeria Vitella, a la deidad vascona Larrahe.

La Sociedad de Ciencias Aranzadi coordina desde el 2010 y en auzolan a un equipo de arqueología junto a más de 50 voluntarios y voluntarias de Larunbe para excavar y consolidar los restos del monasterio medieval de Doneztebe (siglo XI), ubicado en la cima del monte Arriaundi (942m).

Un monasterio medieval sobre restos de época romana
Arriaundi constituye un importante yacimiento arqueológico, puesto que permite conocer la evolución de un enclave cultural con diversas fases que van desde la época romana, pasando por la Antigüedad Tardía y siguiendo prácticamente durante toda la Edad Media hasta la Edad Moderna. De hecho, las características de su emplazamiento, un promontorio fácilmente defendible e inexpugnable por su vertiente sureste y con un control visual de una de las principales vías de acceso a la cuenca de Pamplona, lo convirtieron en un lugar atractivo y de carácter religioso en diferentes épocas.

Fue en el contexto de las políticas del reino de Pamplona cuando, a finales del siglo XI, se ordenó la construcción de un monasterio dedicado a San Esteban (Doneztebe) que define el espacio central del yacimiento. Gracias a las labores de voluntariado de vecinas y vecinos de Larunbe y la coordinación arqueológica de Aranzadi se descubrieron y consolidaron los restos de este monasterio, cuyo emplazamiento era desconocido hasta la fecha, y que conserva su planta original de tres ábsides semicirculares.

Pero una sorpresa aguardaba debajo de la tierra. Una pieza arqueológica 1000 años más antigua que la construcción del monasterio emergió en verano del 2022 en plena campaña arqueológica: un ara o altar votivo del siglo I d.C, escrito en latín y dedicado a una divinidad vascona. Esta pieza no se ha localizado en su ubicación original: es un altar diseñado para estar de pie, ser contemplado y ser legible. Sin embargo, se ha encontrado depositada en el fondo del pozo medieval adscrito al monasterio, con la inscripción oirentada hacia abajo. Se desconoce si fue arrojada o depositada de forma intencionada en este lugar.

Si bien en el yacimiento de Arriaundi se han podido documentar aisladamente materiales arqueológicos de época romana tales como fragmentos cerámicos, tachuelas de sandalias y monedas, el descubrimiento del ara aporta avances significativos sobre las creencias de los vascones, el área de culto a la deidad Larrahe y el sincretismo entre el mundo romano y el vascón.

El ara de Larunbe, una ofrenda de agradecimiento de Valeria a Larrahe
En Hispania la mayor parte de los textos sobre aras están escritos en latín y llevan el nombre de la divinidad a la que va dedicada y, por lo general, también el nombre de la persona que hace la dedicatoria.

Los altares o aras romanas suelen estar realizados de piedra. En la parte central tienen el cuerpo, donde se escribe la dedicatoria. La base y la parte superior suelen sobresalir del cuerpo, y en la superior suelen tener una corona con un pequeño orificio denominado focus. En este focus se realizaban los sacrificios, es decir, se vertía vino o se quemaba algún tipo de incienso en su interior a modo de ofrenda.

En el caso del ara de Larunbe, se representa el cumplimiento de un voto puesto por una mujer, Valeria Vitella, a una divinidad vascona de nombre Larrahe.

El nombre de este dios o diosa indígena solamente se atestigua en otras tres aras procedentes del territorio vascón, localizadas en la cuenca del Arga y de su afluente el río Salado: Muruzabal de Andión (Mendigorria, antigua Andelo), Irujo y Riezu. La de Larunbe es excepcional ya que es la pieza que más al norte ha aparecido y a más altitud, y la única recuperada en contexto de intervención arqueológica. Esto amplia el ámbito de influencia hasta ahora conocido para esta divinidad.

Se trata por tanto de una deidad evidentemente vascona, ya que tiene una parte final, escrita -he que podemos interpretar probablemente como la forma del dativo vascónico, es decir, que marca a quién está dedicada: a la deidad Larra. El nombre vascónico, con su vinculación al euskara actual, nos lleva a una interpretarla como una deidad relacionada con el campo o el territorio de labranza.

Importancia del hallazgo para la lengua vascónica
El ara de Larunbe amplía más al norte la dimensión territorial de los testimonios escritos de la divinidad y del idioma vascónico. El lugar donde aparece está en los límites de lo que podría ser el territorio patrimonial vascón y sus vecinos probablemente várdulos. El testimonio del ara nos delimita un poco más este territorio y nos señala esta zona de culto a la divinidad vascona a finales del siglo I d.C. Es un testimonio más que ayuda a profundizar sobre los orígenes y evolución del vascónico y del euskera.

Acto de presentación del ara de Larunbe
El ara votiva se ha presentado en un acto institucional en la iglesia de San Vicente de Larunbe y ha contado con la participación de Unai Hualde, presidente del Parlamento de Navarra; Ana Ollo, vicepresidenta segunda y consejera de Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera del Gobierno de Navarra; Floria Pistono, alcaldesa de Iza; Jokin Otamendi, presidente de Aranzadi; Juantxo Agirre Mauleon, Secretario General de Aranzadi y arqueólogo director del yacimiento de Larunbe; y Javier Velaza, Catedrático de Epigrafía Latina de la Universitat de Barcelona.

En el acto se han presentado dos monografías sobre el ara de Larunbe y el yacimiento de Arriaundi, un reportaje documental sobre el hallazgo y un mural dedicado a Larrahe realizado en Larunbe por el muralista Iker Uribe.

Mediante este acto, Aranzadi inaugura así la temporada de excavaciones arqueológicas en Navarra, que se alargará hasta mediados de septiembre. En este contexto, y relacionado con otra pieza esencial de la epigrafía de los vascones como lo es la Mano de Irulegi, Aranzadi ofrece visitas guiadas al yacimiento de Irulegi para toda la ciudadanía interesada en conocer este poblado en el corazón de la tierra de los vascones.
(Fuente: Aranzadi)

28 de abril de 2023

La zona arqueológica de Irulegi ya es Bien de Interés Cultural

El bien ahora protegido está constituido por el castillo y el hábitat anterior a su construcción, integrado por el castro y antecastro
Vista aérea del Conjunto de Irulegi.

El Gobierno de Navarra ha acordado declarar Bien de Interés Cultural (BIC) la zona arqueológica “Conjunto de Irulegi” (Valle de Aranguren), constituida por los restos del castillo y el hábitat precedente protohistórico desde el Bronce Medio al final de la Edad de Hierro en los que se integra un antiguo castro, o fortificación prerromana, y un antecastro.

El Departamento de Cultura y Deporte inició en noviembre la declaración como BIC del conjunto de la que la Comisión de Patrimonio Histórico del Consejo Navarro de la Cultura y las Artes, informó favorablemente el pasado 31 de marzo.

La declaración del lugar como BIC por parte del Ejecutivo implica la protección legal de este espacio denominado Zona Arqueológica, que la Ley Foral de Patrimonio Cultural define como un lugar con bienes susceptibles de estudio con metodología arqueológica. Además, la norma estipula que los titulares del bien -en este caso el Ayuntamiento del Valle de Aranguren y particulares- deberán conservar y proteger los bienes evitando su deterioro, así como procurar su uso adecuado a su naturaleza, como modo de promoción del interés social de su conservación.

Refuerzo de la protección
Cabe precisar que los restos del antiguo castillo que dominaba el sector oriental de la Comarca de Pamplona ya tenía la consideración de Bien de Interés Cultural, según la normativa estatal que protege a todos los castillos. No obstante, las excavaciones arqueológicas han permitido conocer las características, evolución y perímetro ocupado por la fortaleza, con restos en buen estado de conservación, e integradas en un bien más amplio que el Ejecutivo estima necesario proteger.

El expediente sobre el que se asienta la declaración del Gobierno de Navarra explica que, desde un punto de vista científico, la dilatada secuencia del hábitat protohistórico (esto es, períodos anteriores a la aparición de la escritura) que va desde la Edad de Bronce Media hasta el final de la Edad de Hierro, es decir entre el 2.000 y el 1.000 AC, es inusual en la zona y “ofrece un evidente potencial del conjunto del yacimiento para el conocimiento del 1er milenio antes de Cristo en Navarra. Se señala, además, que el estado de conservación es idóneo para conocer este período, así como la conversión del lugar en una fortificación, oppidum, que vertebró el territorio vascón. Como se sabe, en el curso de las excavaciones, el pasado mes de noviembre se desveló el hallazgo en el yacimiento de la Mano de Irulegi, una placa ornamental de bienvenida a una de las viviendas de la zona, con el primer texto conocido escrito en lengua vascónica, datado en el siglo I AC.

La declaración acordada hoy por el Gobierno de Navarra conlleva el establecimiento de medidas para la protección del Conjunto como el mantenimiento de los actuales usos, el control arqueológico previo a las autorizaciones para mejora de caminos o labores de limpieza de vegetación y clareo de arbolado. Por otro lado, cualquier intervención en el área delimitada requerirá la autorización previa del Departamento de Cultura y Deporte y el Ayuntamiento del Valle de Aranguren deberá redactar o adecuar los instrumentos de ordenación urbanística parar la protección del entorno. Además, se fomentará el uso cultural, recreativo y medioambiental de la Zona Arqueológica.
(Fuente: Navarra.es)

15 de noviembre de 2022

Hallada una mano de bronce con la inscripción más antigua en lengua vasca que se conoce

La singular pieza, descubierta en un yacimiento de Navarra y datada en el primer tercio del siglo I a.C., constituye "un hito en la historia del origen del euskera".
La llamada La mano de Irulegi, hallada en el yacimiento ubicado en el valle de Aranguren (Navarra).
Foto: Sociedad de Ciencias Aranzadi

Una representación en bronce de una mano, probablemente diseñada para colgar con los dedos hacia abajo en la puerta de entrada de una casa, como si se tratase de un objeto ritual protector, esconde "el documento más antiguo y también el más extenso escrito en lengua vascónica". La pieza fue hallada durante unas excavaciones en un yacimiento arqueológico ubicado en el monte de Irulegi, en el valle de Aranguren (Navarra), entre los vestigios de un poblado de la Edad del Hierro que fue destruido a comienzos del siglo I a.C., tras ser atacado por tropas romanas en el marco de las guerras sertorianas (años 83-73 a.C).

La llamada "mano de Irulegi", fechada en el primer tercio del sigo I a.C., constituye un hallazgo excepcional al iluminar los difusos orígenes del euskera, al menos en lo que al apartado escrito se refiere. Sorioneku, que significa "de buena fortuna", es la primera de las cinco palabras (40 signos) distribuidas en cuatro líneas que ha podido ser descifrada por un equipo de investigadores dirigido por los arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que prospectan el sitio desde 2017, y del que también han formado parte Javier Velaza, catedrático de Filología latina en la Universidad de Barcelona, Joaquín Gorrochategui, catedrático en Lingüística Indoeuropea en la Universidad del País Vasco, y Berta Balduz, restauradora del Gobierno de Navarra.

La pequeña lámina de bronce, cuya pátina contiene un 53,19% de estaño, un 40,87% de cobre y un 2,16% plomo, fue descubierta junto a la entrada de una de las viviendas excavadas en el yacimiento —estuvo habitado entre mediados de la Edad del Bronce (siglos XV-XI a.C) y finales de la Edad del Hierro—. Con unas dimensiones de 14,3 cm de altura, 1,09 mm de grosor, 12,7 cm de ancho y 35,9 g de peso, es lisa en el lado de la palma y en el dorso presenta la forma de las uñas correspondientes a los dedos anular, corazón e índice, aunque no se han conservado.

En el centro del extremo cercano a la muñeca presenta una perforación. Por el lugar en el que se encontró, su morfología y su decoración, los investigadores sugieren que se trata de un objeto ritual que se colgaba en la puerta de entrada de la vivienda.

En un comunicado distribuido por la Sociedad de Ciencias Aranzadi se detalla que el sistema gráfico empleado para escribir el texto, cuyas trazas solo lograron identificarse en el laboratorio, pertenece al sistema ibérico. Sin embargo, presenta algunas características que llevan a catalogarlo como "un sistema específico del territorio vascón". Durante la presentación del singular objeto, los investigadores han destacado el parecido entre la primera palabra —sorioneku— y el vocablo vasco zonioneko (de buena fortuna, de buen agüero). El resto de la inscripción, realizada con la técnica de punteado después de un esgrafiado, no ha podido ser descifrada hasta el momento.

"La 'mano de Irulegi' introduce novedades significativas en el mundo arqueológico y lingüístico", han subrayado los especialistas. "Por un lado, confirma la existencia de un sistema gráfico específico, derivado del signario ibérico, llamado 'signario vascónico'. Además, certifica el empleo de la lengua vascónica en el área geográfica en el que ha sido descubierta a inicios del siglo I a.C.; es decir, hace más de 2.000 años".

También han apuntado que es una prueba más del uso de la escritura por parte el antiguo pueblo prerromano de los vascones y que habría que sumarse a otras evidencias como las acuñaciones de monedas, el mosaico de Andelo, el bronce de Aranguren o una inscripción sobre piedra de Olite. La "mano de Irulegi" ha sido calificada como "un hito en la historia del origen del euskera".

El yacimiento, que va a ser declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Zona Arqueológica, donde se ha hallado el peculiar bronce se sitúa en la zona más exterior del antiguo poblado, uno de los mejores ejemplos de oppidum de la región y con un tamaño de 14 hectáreas. Se trata de una zona abierta con una superficie de 370 metros cuadrados, en la que han aparecido dos viviendas de unos 70 m2 y parte de la vía principal, de cuatro metros de anchura.

Su excavación, según los arqueólogos, es de singular importancia dado que ofrece una imagen "congelada" de la época. El poblado fue incendiado durante la guerra que enfrentó a los ejércitos romanos de Quinto Sertorio y Lucio Cornelio Sila —los indígenas locales tomaron partido por uno de ellos y fueron castigados— y los muros cayeron sobre las viviendas, sepultando y protegiendo lo que se encontraba en su interior. Se ha podido documentar cerámica y objetos cotidianos en buen estado de conservación. En la Edad Media, sobre sus vestigios, se erigió un castillo de realengo que fue destruido a finales del siglo XIII por orden de los reyes de Navarra para evitar que fuese utilizado por los afines al reino de Castilla.