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14 de octubre de 2024

Loma Eugenia: testimonio en piedra de los campesinos visigodos en Albacete

Los arqueólogos finalizan la tercera campaña de excavaciones en el yacimiento de Loma Eugenia donde han descubierto un área productiva formada por un molino harinero de uso comunitario y un gran edificio formado por al menos seis estancias y construido con muros de los que se conserva sólo la cimentación y algo de alzado.
Excavación en Loma Eugenia en años anteriores. José Iván Suárez

En el imaginario colectivo de varias generaciones, hablar de visigodos es hacerlo de una larga lista de reyes que muchos tuvieron que aprender de memoria. Nombres como Walia, Sisebuto o Recesvinto quizá aún resuenan entre los recuerdos escolares de infancia sobre aquellas tierras de Hispania que, tras siglos de romanización, pasaron a ser controladas por un grupo de pueblos venidos desde el norte. Un imperio de la antigüedad desaparecía y un nuevo poder avanzaba en la larga historia de la península ibérica.

El reino hispanovisigodo estableció su capital en Toledo, a mediados del siglo VI. A partir de aquel momento, el mundo rural adquirió un vigoroso impulso. Miles de campesinos comenzaron a fundar aldeas, en ocasiones, sobre las ruinas de las villas romanas. Y, aunque no se contara con esplendor en las crónicas, aquellas gentes, con su sudor y esfuerzo, sostuvieron vivo una estirpe de “bárbaros” que en el año 589 se convirtieron al catolicismo. Ahora podemos conocer el testimonio de estas comunidades gracias a la arqueología.

Las piedras tienen mucho que decir. Los arqueólogos saben interpretar su disposición sobre el terreno o la relación con otros materiales. En Loma Eugenia, un yacimiento situado en la pedanía de Agra (Hellín), ha terminado recientemente la tercera campaña de excavación. El trabajo se traslada ahora al laboratorio, pero antes conocemos las últimas novedades de la mano de Julia Sarabia, profesora titular de la Universidad de Alicante.

“Encontramos un área productiva formada por un molino harinero de uso comunitario y una era para aventar y trillar el cereal; en esta campaña queríamos centrarnos en conocer los espacios de hábitat de la aldea más allá de los espacios de producción, así que hicimos una prospección geomagnética en todo el sector sur del molino y vimos que habían bastantes estructuras soterradas, posibles silos y aljibes, basureros, muros”, cuenta la directora del proyecto. Y afirma que “en base a estos resultados hemos abierto un nuevo sondeo a unos cincuenta metros al sur del molino y la sorpresa ha sido que, bajo un gran paquete de derrumbes de piedra aparece un gran edificio formado por, al menos, seis estancias, construido con muros de los que se conserva sólo la cimentación y algo de alzado, pero que, pese a ser de ámbito rural, alcanzan dimensiones muy similares a las encontradas en el contexto urbano de la sede episcopal visigoda de El Tolmo de Minateda”.

Unas construcciones muy sólidas que dan la medida sobre el desarrollo de estas comunidades campesinas. Y precisa Sarabia: “Probablemente estemos ante un edificio que cuenta con espacios de vivienda, almacenaje, quizá algún ambiente de trabajo y algún espacio abierto que pudo funcionar como corral o establo”.

Ajustamos más el contexto donde se levantó este asentamiento. Abrimos el libro “Tolmo de Minateda. Cuando Hellín aún no lo era. Historia y relatos”, editado por el IEA, en palabras de la propia Julia: “En el territorio de la ciudad visigoda de Eio, la arqueología ha demostrado cómo la gran mayoría de los asentamientos que surgen en este momento ocuparán los mismos espacios agrícolas que antes eran explotados por los establecimientos romanos”.

Aparte de la aldea de Loma Eugenia, se ha constatado la existencia cercana de poblamientos similares en Loma Lencina (Hellín) y Torre Uchea (Hellín). “Esto nos lleva a suponer que el surgimiento de estas comunidades campesinas tiene que ver con el control administrativo del territorio por parte del obispo y la necesidad de explotarlo para obtener productos primarios para pagar los tributos al Estado Visigodo; aunque las fuentes escritas del momento no aclaran estas cuestiones”, argumenta la arqueóloga.

El dominio sobre los valles fértiles
En los últimos años ha crecido el interés arqueológico sobre el medio rural visigodo. Según los expertos, estas aldeas no se caracterizaban por su monumentalidad. Parece que las aldeas de aquellos primeros campesinos católicos eran funcionales, construidas en lomas y con un dominio sobre los valles fértiles. Un instante de la historia que habla de una expansión económica que propició el surgimiento de estos poblados. Lugares como Loma Eugenia representan la “realidad rural” del Reino Visigodo, muy distinta a los aires palaciegos de Toledo. La desigualdad o las intrigas entre la aristocracia también debieron ser una constante en aquellos siglos de transición entre la antigüedad tardía y la alta edad media. Convulsiones de salón que quizá desconocían los que araban la tierra en el suelo que hoy llamamos Hellín.

En la provincia de Guadalajara se alza la prestigiosa Recópolis. Un complejo palatino de cerca de 33 hectáreas que fue el sueño de un rey visigodo inspirado por Bizancio. Vicente G. Olaya, en su libro 'La costurera que encontró un tesoro cuando hacía pis y otras historias de la arqueología española', editado por Espasa, relata el hallazgo en 1893 de Juan Catalina García López: “Descubrió un enigmático cerro pelado a las afueras de Zorita de los Canes, una pequeña población devorada urbanísticamente por un apabullante castillo musulmán que se erige junto y sobre ella.

Al excavar el altozano, situado a un kilómetro del casco urbano, aparecieron unos muros de gran potencia. Juan Catalina García se mostraba seguro de haber encontrado la ciudad de Recaredo, pero, como siempre, nadie pareció hacerle mucho caso“. El periodista explica en este divertido y didáctico volumen que hasta 1945-46 no hubo más excavaciones. Y fue entonces cuando se declaró monumento nacional. Recópolis estaba unida con Toledo, la capital del Reino Visigodo, por el río Tajo.

Aguas abajo, apareció el famoso 'Tesoro de Guarrazar', en la localidad toledana de Guadamur. Orfebrería de lujo que nos ayuda a comprender el desequilibrio de una época. La riqueza de la élite frente al sacrificio de los campesinos. En las tierras que hoy conforman Castilla-La Mancha perviven vestigios del pasado visigodo. Lugares como Santa María de Melque (San Martín de Montalbán), los hitos de Arisgotas (Orgaz) o San Pedro de La Mata (Sonseca).

Y para profundizar en los siglos VI-VIII, en la ciudad de Toledo, encontramos el Museo de los Concilios y la Cultura Visigoda. Aún más hacia el sur, sin tanta solemnidad, pero con los mismos ritos, todavía reposan bajo las piedras las mujeres y hombres que habitaron Loma Eugenia. De nuevo, nos cuenta Julia Sarabia: “Hemos actuado en la zona de la necrópolis exhumando otra de las tumbas que permanecían intactas, tapada con las losas”.

Los trabajos arqueológicos en Agra han transcurrido en dos líneas de forma paralela. Esta segunda ha tenido por objetivo “seguir conociendo aspectos de la ritualidad funeraria de esta población visigoda, obtener material para datar por carbono 14 o avanzar en estudios antropológicos que nos muestren el género de los inhumados, edad de la muerte, posibles patologías”, afirma la profesora y recuerda que en el caso de las necrópolis, los profesionales actúan sobre las tumbas más visibles en superficie para “salvaguardar sus restos frente a posibles acciones de expolio o alteraciones de este patrimonio”.

Precisamente, la primera y única vez que se había actuado en Loma Eugenia hasta el comienzo de este proyecto, fue en 1993 y de manera urgente. Como en tantas ocasiones, un descubrimiento fortuito desencadenó el conocimiento de nuestro pasado. Así ocurrió cuando José Zarnorano, Eugenia García y Ramón Izquierdo, visitando la zona, se percataron de la peculiaridad del lugar. La actuación de emergencia la emprendieron María Teresa Rico, Francisco Javier López Precioso y Blanca Gamo Parras. En el artículo científico que publicaron daban cuenta: “La excavación ha permitido documentar la existencia de un cementerio de regular tamaño, del cual, se han excavado 33 sepulturas, realizadas en su mayoría a base de lajas de piedra, o mampuesto”.

Regresamos a la excavación arqueológica de 2024. “La tumba excavada vuelve a ser, como en campañas anteriores, una tumba de uso colectivo. En este caso, han aparecido tres individuos; uno en posición secundaria, hecho un paquete y colocado a los pies, y otros dos colocados en posición anatómica uno al lado del otro, por lo que es probable que fueran enterrados a la vez tras haber pasado unos años del enterramiento del primer individuo”, analiza Julia Sarabia.

Tumbas reutilizadas
“El ritual es el típicamente cristiano de época visigoda, tal y como encontramos en el cementerio junto a la iglesia del Tolmo de Minateda; esto es, los cuerpos envueltos en un sudario, probablemente, en posición de decúbito supino o boca arriba, orientados desde la cabeza de oeste a este y sin ningún elemento de ajuar, aunque a veces, aparecen con algún elemento de vestimenta como hebilla de cinturón o similares; es probable que las tumbas sean de carácter familiar, por eso se reutilizan durante varias generaciones”.

Para llegar a estas hipótesis después del trabajo de campo, el proyecto ha contado nuevamente con la colaboración de estudiantes de la Universidad de Alicante y con la codirección de Victoria Amorós, Marta Torres y Pablo Cánovas. Una cooperación técnica del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico de la UA y el Museo de Hellín que cuenta con la financiación del Ayuntamiento.

Durante los siguientes meses, la labor científica se centrará en clasificar y catalogar el material cerámico aparecido en el sector del poblado, que “a simple vista parece material relacionado con recipientes de cocina, vajillas de mesa y tinajas para el almacenaje; intentaremos reconstruir alguna pieza fragmentada y realizaremos los dibujos pertinentes antes de depositarlos en el Museo de Albacete”, anuncia Julia Sarabia entre los pasos a seguir. Mientras, el equipo está inmerso en la redacción de un libro donde se recogerán los principales datos obtenidos en estos tres primeros años de excavaciones arqueológicas.

Porque lo que queda escrito ya no lo arranca el viento. Los arqueólogos de hoy están redactando la crónica de los olvidados. La historia de miles de personas de tiempos remotos que con su abnegación construyeron el devenir de la humanidad. Hazañas sencillas de supervivencia que no merecieron la pluma de San Isidoro de Sevilla. El sabio católico de los visigodos, luchador incansable contra herejías, compilador de enciclopedias y, finalmente, narrador de la historia de aquellos reyes con nombres estrambóticos. El obispo nos dejó una frase que bien nos vale para dar término a este artículo. Escribió: “El tiempo de vida que resta es inescrutable al conocimiento humano”.

19 de julio de 2023

Inician la segunda campaña de excavación del Peñón del Fuerte en Alpujarra de la Sierra (Granada)

Esta segunda campaña de excavación es posible gracias a la ayuda de 12.000 euros de la Diputación, que se suman a los 8.000 euros aportados por el Ayuntamiento de Alpujarra de la Sierra, dentro de la subvención para la conservación y uso del patrimonio arqueológico y paleontológico rural 2023.
El equipo de arqueólogos está dirigido por Julia García, profesora de la Universidad de Granada

Ayer lunes, 17 de julio, comenzó la segunda campaña de excavación arqueológica en el Peñón del Fuerte de Yegen. El Ayuntamiento de Alpujarra de la Sierra, municipio en el que se integra Yegen, y la Diputación de Granada cofinancian esta segunda campaña, que va a permitir interpretar los hallazgos del pasado verano y continuar investigando este enclave arqueológico, con restos de un castillo medieval, declarado Bien de Interés Cultural en 1949.

El Peñón del Fuerte presenta restos del Bronce Final hasta la época romana, también de época medieval y moderna. El yacimiento se ubica a los pies del sendero Gerald Brenan, a un kilómetro y medio de Yegen, en una gran roca exenta desde la que se controla estratégicamente el valle que comunica Cádiar y Ugíjar. Tanto el paisaje que lo circunda como los restos que se conservan otorgan a este enclave un incalculable valor, con un gran potencial cultural para la comarca.

Esta segunda campaña de excavación es posible gracias a la ayuda de 12.000 euros de la Diputación, que se suman a los 8.000 euros aportados por el Ayuntamiento de Alpujarra de la Sierra, dentro de la subvención para la conservación y uso del patrimonio arqueológico y paleontológico rural 2023.

El equipo de arqueólogos está dirigido por Julia García, profesora de la Universidad de Granada, y en el mismo participan otros docentes e investigadores de la misma Universidad y de la Universidad de Oviedo, junto a investigadores y profesionales adscritos al Centro de Estudios de Arqueología Bastetana. Además, cuenta con la participación de alumnado de las universidades de Sevilla, Málaga y Granada. Como en la anterior campaña, la participación y ayuda de los vecinos del municipio está siendo fundamental con la aportación de datos, su interés e implicación en los trabajos.

El alcalde de Alpujarra de la Sierra, José Antonio Gómez Gómez, y su equipo de gobierno, están siguiendo de cerca los trabajos, interesándose por su desarrollo y facilitando los recursos necesarios para acometer las diferentes actuaciones.

El objetivo fundamental de esta intervención se centra en continuar con la excavación de los dos sondeos iniciados el año pasado. Esto permitirá definir claramente las estructuras que en ellos aparecen, sus fases constructivas y procesos de abandono, aportando de este modo los datos suficientes para reconstruir la historia de este yacimiento, en el que predominan las estructuras de época andalusí como el aljibe.

La intervención va a estar abierta a las visitas todos los días de trabajo en esta campaña, que finalizará el sábado 12 de agosto. Por razones climatológicas, el horario de trabajo será de seis y media de la mañana a doce y media del mediodía. A mitad de la campaña se concretará un día que será anunciado, para hacer una visita guiada al yacimiento a todas aquellas personas que quieran asistir.

El Peñón del Fuerte es un yacimiento arqueológico declarado BIC según declaración genérica de 1949 sobre protección de castillos españoles. Está situado en la localidad de Yegen, que pertenece al municipio de Alpujarra de la Sierra (Granada), muy cerca de los limites del Parque Natural de Sierra Nevada. Su ubicación, en un valle y rodeado de impresionantes cárcavas, lo convierten en un enclave de excepcional paisaje, característica que se suma a su potencial histórico, arqueológico y patrimonial.

25 de abril de 2023

Descubren pruebas de agricultura en época visigoda en un yacimiento de Hellín (Albacete)

La profesora de arqueología de la UA, Julia Sarabia, sostiene que Loma Eugenia fue un asentamiento rural “que se establece en el ámbito de influencia de El Tolmo, justo cuando éste vive un momento importante, al instalarse allí la sede episcopal visigoda de Elo”.
El Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico de la Universidad de Alicante y el MUSS de Hellín están llevando a cabo labores de excavación.

El alcalde de Hellín, Ramón García, ha visitado el yacimiento arqueológico de Loma Eugenia en la pedanía hellinera de Agra, donde un equipo de investigadores del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico de la Universidad de Alicante y el MUSS de Hellín están llevando a cabo labores de excavación. El Ayuntamiento ha aportado 5.000 euros para financiar el proyecto, en el marco de un convenio de colaboración con la Universidad de Alicante.

La profesora de arqueología de la UA, Julia Sarabia, sostiene que Loma Eugenia fue un asentamiento rural “que se establece en el ámbito de influencia de El Tolmo, justo cuando éste vive un momento importante, al instalarse allí la sede episcopal visigoda de Elo”. El proyecto trabaja con la hipótesis de que Loma Eugenia tenía una función productiva, relacionada con la transformación de grano en harina, además de ser una era donde se trillaba el cereal.

El alcalde ha destacado su compromiso por la recuperación del patrimonio de Hellín y ha anunciado que el convenio firmado con la UA se extiende hasta 2025, con la continuidad del proyecto de investigación arqueológica en Loma Eugenia. Además, ha anunciado otros proyectos que se desarrollarán en Hellín en los próximos meses.

El MUSS ha organizado “abierto por excavaciones” los días 24 y 25 de abril, entre las 18 y las 20 horas, para mostrar los trabajos realizados en el yacimiento y poner en valor el patrimonio arqueológico del municipio.

20 de abril de 2023

La fosa de despojos de Alarcos centra el discurso de De Juan al ingresar en el IEM

Emocionado y agradecido, Antonio De Juan, uno de los referentes en las investigaciones del yacimiento ciudarrealeño, ha repasado a través de imágenes el descubrimiento de la fosa y “el revulsivo que supuso” en el ámbito científico de la época medieval en España, sobre todo por “la gran cantidad de armamento” desenterrado
Momento del ingreso de Antonio de Juan en el Instituto Estudios Manchegos , acompañado de sus padrinos, Alfonso Caballero y Raquel Torres / Clara Manzano

Los trabajos arqueológicos realizados en el yacimiento de Alarcos desde hace casi 40 años (1984) han descubierto restos muy reveladores de una batalla que dejó enterrada gran parte de la memoria de los pobladores de hace nueve siglos.

Uno de esos tesoros es la fosa de los despojos, ubicada en un acceso de la zona sur de la gran muralla, abierto para arrojar los restos de la contienda del 19 de julio de 1195 entre cristianos y almohades -que salieron victoriosos-, donde aparecieron mezclados esqueletos humanos, huesos de animales, como buitres carroñeros y dromedarios -probablemente del ejercito musulmán- piezas de vajillas como jarrillas y cuencos para comer, numerosos armamento como puntas de lanza -posiblemente las que mataron a los castellanos-, prendas, o dados para el entretenimiento de los soldados.


Esta oquedad y la interpretación histórica de su contenido ha centrado el discurso de ingreso de Antonio de Juan en el Instituto de Estudios Manchegos (IEM), como nuevo consejero, esta tarde en una gala celebrada en el salón de actos de la sede de la Diputación provincial.
Emocionado y agradecido, De Juan, uno de los referentes en las investigaciones del yacimiento ciudarrealeño, desde 1984 hasta que se jubiló en 2020, ha repasado a través de imágenes el descubrimiento de la fosa y “el revulsivo que supuso” en el ámbito científico de la época medieval en España, sobre todo por “la gran cantidad de armamento” desenterrado.

“La batalla se produjo el 19 de julio de 1995, y por la fecha era urgente tener que tapar los restos (orgánicos)”, entre ellos el armamento de menor dimensión porque las piezas más valiosas, como las armas caballerescas, eran evacuadas por los combatientes ganadores.

La fosa, cubierta con piedras y cal, supuso una gran revelación, ha dicho el también profesor asociado de Historia Medieval en la Universidad de Castilla La Mancha, porque sabían de su existencia por datos iconográficos de las cantigas, pero “no se había documentado nunca una cronología clara de los restos de armamento de la batalla, como las puntas de flecha, que con total seguridad se utilizaron aquel 19 de julio”.

De Juan, que ha estado en primera línea de las excavaciones 36 años – ha sido impulsor y director del Parque Arqueológico de Alarcos-Calatrava desde su fundación hasta 2012-, ha celebrado la culminación de esta parte de investigación, que ahora está completando con un exhaustivo estudio de los restos humanos -con golpes y cortes- la antropóloga Lucía Muñoz.

En la historiografía que De Juan ha presentado esta tarde, con el título de ‘Alarcos 1195, lo despojos de una batalla’, ha hablado de puntas de lanza de varias formas y terminaciones, espadas cortas de un único filo, y bolas de hierro, “posiblemente utilizadas como munición por los honderos de la infantería”.
Laudatio

De Juan ha sido presentado por el doctor en Arqueología y presidente del IEM, Alfonso Caballero Klink, quien ha pronunciado la laudatio del nuevo consejero en la ceremonia, y ha destacado su aportación a la historia medieval de Ciudad Real y Castilla-La Mancha.

Esta parte de la historia “se está incorporando de manera brillante con insvestigaciones como la Jesús Manuel Molero García y sus excavaciones en el Castillo de la Estrella y ahora con Antonio de Juan”.

Los trabajos de este arqueólogo “no son sólo Alarcos”, son que enriquecen la historia “de la Orden de Calatrava, Calatrava la Vieja o Calatrava la Nueva”. Y “de tener unos cerros pelados, ha agregado Caballero, llenos de hierbajos, lagartos y de pasto para el ganado hace 40 años, ahora son parques visitables, de turismo, con gran dotación cultural para el enriquecimiento de la historia”

De Juan, fue miembro de la Comisión de Patrimonio en Ciudad Real entre 1998 y 2012, y es vocal de Castilla La Mancha en la Asociación Española de Arqueología Medieval.

Desde 1994 es Académico Correspondiente en Ciudad Real de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, y desde 2022 es miembro de la Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla-La Mancha.

Al acto de ingreso han asistido la delegada de la Junta en Ciudad Real, Carmen Teresa Olmedo, el diputado provincial Dionisio Vicente y el concejal de Cultura, Nacho Sánchez.

6 de abril de 2020

Arqueología en tiempos de pandemia

La Universidad de Alicante (UA) inició la cuarta campaña de excavación arqueológica con el proyecto Domus-La Alcudia "Vivir en Ilici". Las excavaciones comenzaron el 2 de marzo en el sector 4F del Yacimiento arqueológico de La Alcudia de Elche “con grandes expectativas”, según Sonia Gutiérrez, investigadora principal del proyecto. La intervención, que ha visto detenida su actividad de arqueología de campo estos días por el COVID-19 continúa, sin embargo, como arqueología en casa

La Universidad de Alicante (UA) inicia la cuarta campaña de excavación arqueológica con el proyecto Domus-La Alcudia. Vivir en Ilici, que se lleva a cabo en el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH). Las excavaciones comenzaron 2 de marzo en el sector 4F del Yacimiento arqueológico de La Alcudia de Elche “con grandes expectativas”, según ha manifestado Sonia Gutiérrez, investigadora principal del proyecto. La intervención, que ha visto detenida su actividad de arqueología de campo estos días por el COVID-19 continúa, sin embargo, como arqueología en casa en lo que, tomando prestada la metáfora de Gabriel García Márquez, ha dado en llamar su directora principal “arqueología en tiempos de pandemia”. Domus-La Alcudia. Vivir en Ilici se desarrolla en el marco financiado por el Programa propio de ayudas del vicerrectorado de Investigación y Transferencia de Conocimiento, con el apoyo del Ayuntamiento de Elche, y con la participación de estudiantes del Grado de Historia y del Máster de Arqueología Profesional y Gestión Integral del Patrimonio de la UA.

El objetivo general del proyecto es documentar la historia de la ciudad a través de la secuencia arqueológica completa en un sector nunca excavado, indica el equipo, que cuenta esta vez con cuatro directores de la excavación: a la catedrática de Arqueología Sonia Gutiérrez se suman los investigadores Jesús Moratalla y Julia Sarabia, y el técnico Víctor Cañavate, aunque el equipo de investigación implicado es mucho más amplio e incluye profesores de las áreas de arqueología, prehistoria y construcciones arquitectónicas de la UA, de la Universidad de Murcia, investigadores del INAPH y del CSIC, entre otros.

En las campañas previas encontraron testimonios de ocupación islámica temprana, visigoda y romana bajoimperial, en concreto restos de una calle y algunas viviendas, y “este año aspirábamos a dar un salto más en la secuencia histórica del sitio”, señala Gutiérrez. De hecho, durante la primera semana de trabajo “empezamos a vislumbrar, a una profundidad de dos metros respecto al paisaje actual, la trama urbana correspondiente posiblemente al momento de la fundación de la Colonia Iulia Ilici Augusta”. Los derrumbes de las casas de esta época, construidas con muros de tierra sobre gruesos zócalos de piedra, proporcionan abundantes cerámicas, metales, monedas y todo tipo de objetos domésticos correspondientes al periodo Julio-Claudio (en torno al 20-60 d.n.e.), como detalla la catedrática. La excelente conservación de la estratigrafía en este sector y la proximidad al lugar donde aparecieron algunos de los vasos más emblemáticos de La Alcudia, como el de la famosa ‘Tonta del Bote’, en un potente nivel de incendio, generó “una gran expectativa e ilusión en el equipo, que esperaba poder documentar contextos similares a los hallados por Alejandro Ramos Folqués en la década de los años 40 del siglo XX. Y, por qué no, llegar a los niveles romanos republicanos e ibéricos antes de concluir los trabajos. Sin embargo, no contábamos con el enemigo silencioso y volátil que nos ha golpeado”, confiesa Gutiérrez.

Es por este motivo, en el marco de la alerta por coronavirus COVID-19 y siguiendo las instrucciones del gobierno y las autoridades académicas, la dirección del proyecto Domus-La Alcudia suspendió temporalmente su actividad arqueológica el viernes 13 de marzo, “con apenas dos semanas de trabajo de campo, para garantizar la seguridad de todos los miembros del equipo (estudiantes, investigadores, técnicos y peones), se protegieron in situ los vestigios descubiertos y se notificaron las medidas adoptadas a las autoridades competentes”, declara la investigadora.

ARQUEOLOGÍA EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Pero dejar de excavar no significa dejar de investigar. En espera de poder retomar las excavaciones en mejores circunstancias y antes de marcharse a casa, el equipo recogió toda la documentación que genera una excavación en curso, tanto virtual como material, incluidos los materiales pendientes de limpieza y catalogación que se trasladaron con el equipo. Para continuar con el trabajo iniciado, han diseñado una estrategia de investigación compatible con el periodo de confinamiento. Desde entonces Domus “ha abierto las puertas de numerosas casas y ordenadores, los de todo el equipo, para seguir trabajando unidos en lo fundamental”, apunta la investigadora. Así, por ejemplo, Víctor Cañavate gestiona la información estratigráfica y fotogramétrica, realizando fichas, matrices, planos y ortofotos de lo excavado; Raquel Bujalance, con la colaboración de Violeta Martínez y Victoria Amorós, lleva al día el inventario de los materiales y cataloga los nuevos materiales; mientras Carolina Doménech estudia los repertorios numismáticos, ambas tareas cruciales para datar los contextos arqueológicos. Julia Sarabia y Sonia Gutiérrez trabajan en la memoria científica del proyecto, que en breve se ofrecerá en abierto a la comunidad científica en el Repositorio universitario, como en años anteriores (fase II y fase I).

Por su parte, Jesús Moratalla ha lavado, ordenado y estudiado los materiales de la última unidad excavada, crucial para establecer la cronología de los últimos restos arqueológicos hallados en la excavación, al tiempo que ha organizado un proyecto colaborativo a través de WhattsApp – el Programa “Tu cerámica me suena”- para que los estudiantes puedan seguir sus prácticas de forma no presencial, catalogando desde casa las piezas cerámicas que podían ser determinantes para la datación de esos restos. Para ello, cada uno ha recibido la fotografía de una pieza para que descubriera la forma, su origen y su cronología, de acuerdo a la bibliografía recomendada.

Las conclusiones han sido de calado, señala Jesús Moratalla, pues varias piezas corresponden al primer tercio del siglo I d.n.e (sigillatas sudgálicas y cerámicas de paredes finas, especialmente, el vaso decorado con un rostro humano, datable entre los años 25-75 d.n.e), “lo que nos permite situar la importante reforma arquitectónica del sector excavado en el gobierno de la dinastía Julio-Claudia. Como por debajo de estos niveles empezaba a aparecer una nueva fase arquitectónica, podemos suponer que la Colonia Iulia Ilici Augusta y los enigmas que su fundación entraña, están esperando que leamos una nueva página del libro de la tierra donde se compila su historia”, concluye Sonia Gutiérrez, resumiendo el sentir del equipo con esta afirmación: “volveremos nuevamente a La Alcudia, a las aulas y a las calles; pero entre tanto el proyecto Domus-La Alcudia sigue ‘abierto por excavaciones’ desde las ventanas virtuales y físicas de las domus de todos sus colaboradores y colaboradoras”.

24 de enero de 2019

Hallan una necrópolis musulmana y restos de la muralla de Almuñecar

El hallazgo se produjo durante la ejecución de una zanja para mejora del servicio eléctrico en el casco antiguo de la localidad, junto a la iglesia de la Encarnación
Las arqueólogas Julia García González y Sara Pérez López hallan restos humanos y un tramo de muralla en la Puerta de Granada, junto al templo parroquial de la Encarnación de Almuñécar.

El hallazgo ha ocurrido durante las obras de apertura de una zanja para la instalación de conducciones eléctricas que mejoren el servicio eléctrico, promovida por la compañía Endesa y realizadas por la empresa granadina, Construcciones Moya y Morales. “Dado que los trabajos transcurren por una zona tan importante del Conjunto Histórico de Almuñécar como la Puerta de Granada, donde se ubica la Iglesia de la Encarnación, requerían de un seguimiento arqueológico, que en este caso ha estado a cargo de las citadas arqueólogas, Julia García González, en quién recae la dirección arqueológica y Sara Pérez López, la técnica que está a pie de obra”, según ha informado la arqueóloga municipal Elena Navas.

“Como resultado de estos trabajos se han podido documentar diversos restos de muros y varias sepulturas. Los restos humanos presentan las características propias del ritual de enterramiento musulmán, al estar los cuerpos dispuestos decúbito lateral, sobre el costado derecho, con la cabeza de forma que la cara esté mirando hacia la meca. Su cronología es bastante antigua, pues la cimentación de la iglesia afecta directamente a algunas de estas sepulturas, indicando que son anteriores a la construcción de la iglesia, cuyas obras de construcción acabaron en 1600”, explicó Elena Navas.

(Fuente: Almuñecar Digital)