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5 de junio de 2022

Las catas del castillo de Montalbán aportan materiales desde el periodo íbero a las guerras carlistas

Termina el taller de empleo que ha realizado seis sondeos en la fortaleza turolense y en la que se han desenterrado materiales de un convento y una iglesia asociados a la fortaleza.
Los directores del taller de empleo, con responsables institucionales durante la visita a la cata arqueológica de la iglesia del castillo. FOTO: RUBÉN SÁEZ

Las seis catas realizadas en el castillo de Montalbán durante el desarrollo del taller de empleo Montalbán Perspectivas, que acaba de finalizar, han revelado el potencial arqueológico de los 5.000 metros cuadrados que ocupaba la fortaleza, de la que, en la superficie, apenas quedan restos. Las prospecciones han aportado materiales que van desde el periodo ibérico, en la Antigüedad, hasta las guerras carlistas, cuando la fortificación fue escenario de combates.

El arqueólogo Javier Ibáñez y el historiador Rubén Sáez, participantes en las excavaciones, han mostrado este viernes el resultado de las catas a distintos responsables institucionales, como el alcalde, Carlos Sánchez; el vicepresidente de la DPT, Alberto Izquierdo; el delegado territorial de la DGA, Benito Ros; y el subdelegado de Defensa, José Antonio Almela. Sáez ha explicado que los sondeos querían "abrir ventanas" que permitan conocer la importancia de los materiales enterrados. El resultado ha sido "magnífico", según el investigador.

Las excavaciones han permitido descubrir restos de las estancias del convento asociado al castillo, que fue la sede de la Encomienda de la Orden de Santiago, con jurisdicción sobre Aragón, Valencia y Cataluña. Una de las catas ha exhumado vestigios de suelos y paredes "de buena calidad" del monasterio. También han aflorado vestigios de la iglesia que formaba parte del mismo complejo en la Edad Media y que fue sustituida en el siglo XVIII por una ermita en su mismo emplazamiento.

Otro sondeo en los accesos a la fortificación ha desenterrado munición del periodo carlistas y también fragmentos de un cañón de bronce que reventó en el mismo periodo. La cata realizada en el antiguo cementerio aportó un cadáver que estaba boca abajo y maniatado que puede corresponder a una víctima de las guerras carlistas.

Rubén Sáez ha explicado que una de las principales referencias documentales para investigar las estructuras del castillo y del convento asociado es el informe del visitador de la Orden de Santiago del siglo XV.

El historiador explica que esta fortaleza, que figuró entre las más importantes del sur de Aragón, es actualmente una gran desconocida y hasta ahora no se había realizado ninguna investigación arqueológica para localizar restos sobre el terreno. Es un castillo "olvidado", según Rubén Sáez, a pesar de su potencial. Sáez se fija como prioridad para continuar con la ejecución del plan director la mejora de los accesos y la excavación de la iglesia, del siglo XIII y en la que reposan, según la documentación, los restos del hijo ilegítimo de Jaime I de Aragón, Pedro Fernández de Híjar, cuya tumba no ha sido localizada.

El taller de empleo, promovido por el Ayuntamiento y financiado por el Instituto Aragonés de Empleo, ha cualificado profesionalmente a un grupo de alumnos para su inserción en el mercado laboral.

30 de septiembre de 2020

Documentan la existencia de un segundo santuario en el yacimiento de Torreparedones

El hallazgo de siete exvotos de caballos del Siglo I d.C. fueron fundamentales para determinar su emplazamiento. Es la primera vez que se documentan dos santuarios diferentes en una misma ciudad que también podrían ser utilizados al mismo tiempo
Javier Vacas y José Antonio Morena muestran los exvotos hallados. FOTO: M.BAENA

El parque arqueológico de Torreparedones, en Baena (Córdoba), sigue arrojando luz sobre numerosos vestigios que demuestran la gran importancia que debió tener esta riquísima ciudad romana. El último ejemplo es el descubrimiento de varios exvotos que confirman la existencia de un segundo santuario.El arqueólogo municipal José Antonio Morena informó de la “sorpresa que supuso el descubrimiento de siete exvotos de piedra zoomorfos que representan caballos, en un contexto que se puede fechar en el siglo I d.C. y que deben estar vinculados a un santuario que estaría dedicado a una deidad protectora de dicho animal ”.


EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA
En este sentido, Morena subrayó que “es algo realmente excepcional porque es la primera vez que se reconocen dos santuarios diferentes en una misma ciudad que también podrían ser utilizados al mismo tiempo” y detalló que es Ubicado a solo 500 metros del otro santuario ya 300 metros de la puerta este.Este descubrimiento se produjo recientemente durante los movimientos clandestinos de terrenos realizados en los terrenos de la necrópolis romana ubicada junto al centro de visitantes de Torreparedones, aunque fuera de la propiedad municipal. Tras el encuentro, se llevó a cabo una excavación arqueológica para documentar una serie de posibles estructuras de presunto entierro.

ENTERRAMIENTOS
El arqueólogo municipal también informó que “la excavación se limitó exclusivamente a documentar varios restos ubicados en tres sectores diferentes, habiéndose detectado en dos de ellos varias tumbas, un individuo consistente en una urna de piedra caliza que fue enterrada en un gran piedra calcarenita cantera, pero que no conservó la portada y fue saqueada, aunque fue extraída y estará expuesta en el museo histórico municipal ”.
Asimismo, Morena explicó que “el otro es un sepulcro colectivo, tipo familiar, semi-hipogeo (subterráneo), aunque parcialmente destruido y saqueado en la antigüedad, con alteraciones más recientes”. En esta zona sólo se han recogido restos muy fragmentados de urnas de piedra y una tapa de cuenco de otra urna de cerámica.

En opinión del arqueólogo, “es un entierro muy interesante desde el punto de vista de su tipología, ya que es el tercer caso de este tipo que se documenta en Torreparedones, y se podría decir que es exclusiva de esta ciudad ”, al tiempo que destaca que“ Está construida con una fábrica de opus quadratum y su singularidad está marcada por una repisa de piedra moldeada que cruza la cámara funeraria y sobre la que se colocarían las urnas y los objetos funerarios. ”

Finalmente, apuntó que “en el último sector estaba previsto detectar otra tumba porque ya en 2011 se descubrió una inscripción funeraria romana de un matrimonio, sin embargo, no había rastro de restos humanos ( enterrado o incinerado) es posible que la lápida no esté in situ ”.

Por otro lado, el asesor de cultura, Javier Vacas, aclaró que “Torreparedones sigue sorprendiéndonos con descubrimientos de gran interés” e insistió en que “tenemos una gran riqueza descubierta y no descubierta, por tanto, debemos seguir trabajando en esta ciudad romana ”.

Reconocido el terreno y comunicado el asunto a la Delegación Provincial de Cultura, apareció el inspector arqueológico Alejandro Ibáñez, quien indicó la conveniencia y necesidad de realizar una excavación. Por ello, y con el permiso del propietario, el arqueólogo municipal presentó el proyecto de actividad arqueológica relevante que fue atendido y autorizado con urgencia el 17 de septiembre.
(Fuente: Diario Baena)

6 de junio de 2016

Un taller de empleo recupera el yacimiento ibérico de Morrón del Cid (Teruel)

Los alumnos han desenterrado partes de las murallas de casi cinco metros de anchura y un aljibe de ocho de altura. El consistorio pide continuidad para el proyecto para rescatar todos los restos.
Integrantes del taller de empleo que han recuperado los restos del poblado ibérico. FOTO: EL PERIÖDICO DE ARAGÓN.
Todo el mundo en La Iglesuela del Cid, un pintoresco pueblo de Gúdar-Javalambre en el límite con Castellón, sabía hacía años que en sus alrededores había restos de un poblado romano o ibero, ruinas de gran valor arqueológico que durante años atrajeron a buscadores de monedas de tiempos remotos.

Sin embargo, hasta esta primavera no se ha podido desenterrar y sacar a la luz lo que queda del yacimiento iberorromano del Morrón del Cid, situado a las afueras de la localidad, entre barrancos y campos en escalera con muros de piedra.

Este hallazgo ha sido fruto del trabajo de un taller de empleo denominado "Un pasado con futuro" que ha financiado el Instituto Aragonés de Empleo (Inaem) y ha supuesto un gran paso adelante en la reconstrucción de la historia de la localidad. Pero, con todo, todavía queda mucho por hacer y el alcalde, Fernando Safont, pidió en la reciente clausura del proyecto que se sigan apoyando las acciones para rescatar el patrimonio, con gran efecto en la formación laboral.

El Ayuntamiento de La Iglesuela informó de que en la excavación trabajaron ocho alumnos de arqueología del taller de empleo que comparten con el vecino pueblo de Mirambel.

Los integrantes del equipo trabajaron a las órdenes del monitor y de los arqueólogos Javier Ibáñez y Rosa Loscos. Durante medio año excavaron una antigua ciudadela de la Edad de Bronce. El resultado fue que se pudo desenterrar unas murallas de casi cinco metros de anchura y un aljibe de ocho de altura.

La idea del consistorio es aprovechar el asentamiento, habitado desde el 1.500 antes de Cristo hasta el siglo IV, para la realización de visitas. Así, los restos se han convertido un nuevo atractivo turístico de la localidad.

La idea del consistorio es prolongar los trabajos para destapar totalmente el asentamiento, para garantizar la continuidad de la escuela taller y ayudar a recomponer el pasado del municipio.

La fortaleza se halla además junto al santuario de la Virgen del Cid, que está declarado bien de interés cultural (BIC). De hecho, según señaló el consistorio, la ermita alberga restos de un gran mausoleo romano del siglo II. El consistorio anunció que se catalogará el yacimiento para su protección.

22 de octubre de 2015

En busca del escenario de la batalla medieval de Cutanda

Con motivo de la próxima conmemoración del novecientos aniversario del episodio, un centenar de voluntarios de Cutanda -una pedanía de Calamocha (Zaragoza)- han pateado los campos en los que, según distintos indicios, se libraron los combates en busca de vestigios de aquella singular batalla. El resultado de las dos prospecciones superficiales realizadas son 4.200 piezas localizadas, entre restos de cerámica, huesos y algunos fragmentos metálicos.
Voluntarios de Cutanda durante las prospecciones para localizar el campo de batalla. FOTO: HERALDO
En julio de 1120 un ejército almorávide formado por 15.000 hombres se disponía a recuperar Zaragoza, recién incorporada al reino de Aragón, cuando fue interceptado por las tropas del rey Alfonso I apoyadas por contingentes procedentes del mediodía francés. El choque, victorioso para las armas aragonesas, fue decisivo para consolidar la ocupación del valle del Ebro. Con motivo de la próxima conmemoración del novecientos aniversario del episodio, un centenar de voluntarios de Cutanda -una pedanía de Calamocha- han pateado los campos en los que, según distintos indicios, se libraron los combates en busca de vestigios de aquella singular batalla.

El resultado de las dos prospecciones superficiales realizadas son las 4.200 piezas localizadas, entre restos de cerámica, huesos y algunos fragmentos metálicos, más del triple de las previstas y un indicio de que las pesquisas para encontrar el escenario bélico van por el buen camino. Encontrar el campo de batalla sería, según el historiador Rubén Sáez, el “hallazgo del siglo en cuanto a la época medieval”. Además de abrir las puertas a un gran abanico de posibilidades de investigación histórica y arqueológica, constituiría un revulsivo para una localidad con medio centenar de residentes fijos que, si nadie lo remedia, camina hacia la despoblación.

35 HECTÁREAS DE PROSPECCIÓN
Los fragmentos cerámicos suponen más del 90% de todas las piezas encontradas y el 40% de estos materiales corresponden a la época en la que se libró la batalla. Sáez reconoce que al acometer el proyecto esperaba encontrar “muchos menos materiales” -en torno a 1.500 piezas para las 80 hectáreas que, según sus estimaciones, reúnen las mejores condiciones para haber sido escenario de los combates-. La gran cantidad de restos ha retrasado la prospección, que se ha limitado a 35 hectáreas. El historiador delimitó el espacio a investigar a partir del estudio de fotos aéreas que le sirvieron para identificar el mejor emplazamiento para la batalla y con el castillo de Cutanda a las espaldas del ejército cristiano.

El arqueólogo Javier Ibáñez, que también participa en el proyecto, considera que la prueba decisiva de que se ha localizado el campo de batalla sería encontrar las fosas en las que, según las fuentes históricas, fueron enterrados los 15.000 muertos en combate -la cifra podría ser exagerada y estimaciones más prudentes la rebajan a 5.000-. También sería muy significativo encontrar huesos de camello porque los cronistas medievales relatan que el ejército almorávide disponía de 2.000 de estos animales para labores de acarreo o combate.

A pesar de la singular trascendencia de aquel episodio, los libros de historia lo han orillado hasta quedar reducido a un tema de estudio para eruditos y a un referente de la tradición local. La población de Cutanda se dispone ahora a sacar aquel singular hecho de armas del olvido.


UNA BATALLA TRASCENDENTAL 
El presidente de la Asociación Batalla de Cutanda, Roberto Alonso, señala que el choque de 1120 “fue trascendente para la configuración del reino de Aragón al precipitar la conquista de los valles del Jiloca y el Jalón. Se trata de un acontecimiento de la categoría histórica de Las Navas de Tolosa pero que, sin embargo, ha sido olvidado”. Alonso está convencido del potencial turístico que tendrá la identificación del campo de batalla. Le augura proyección “internacional”, porque en las filas cristianas formaban caudillos cristianos del sur de Francia.

Para los vecinos, además de mejorar el conocimiento del hecho histórico más trascendente de su pasado, la localización del escenario de la batalla abriría una puerta para salir del declive. Tamara López, una de las voluntarias de las prospecciones, está convencida de que el atractivo arqueológico e histórico que se derivará del descubrimiento tendrá suficiente tirón “para que el pueblo salga adelante”. Advierte de que, sin este estímulo, el destino de Cutanda es “convertirse en un pueblo fantasma”.

GEORADAR Y DETECTORES METÁLICOS
Sáez e Ibáñez adelantan que el siguiente paso para profundizar en la investigación es incorporar la tecnología a las prospecciones. La próxima primavera quieren retomar la búsqueda con más equipamiento tecnológico, que incluirá un georadar y detectores de metales. De momento, se disponen a afrontar varios meses de trabajo de laboratorio para analizar la avalancha de piezas almacenada, datarla e identificar su procedencia. Entre los huesos se adivinan multitud de restos de ganado mular y también algún hueso humano.

Javier Ibáñez explica que no todos los restos recogidos corresponden al periodo medieval objeto de la investigación. Señala que se han identificado piezas procedentes de una abanico temporal que va del siglo II después de Cristo hasta el periodo cristiano de la Edad Media.

CONMEMORACIÓN DEL 900 ANIVERSARIO
La búsqueda del emplazamiento de la batalla forma parte de los actos preparatorios del 900 aniversario del acontecimiento. La programación arrancó el pasado 17 de junio con la lectura de un manifiesto y podría incluir, entre otras iniciativas, algún tipo de recreación histórica en 2020. Será “algo grande”, como adelante Roberto Alonso. Javier Ibáñez resalta por su parte el entusiasmo con el que el vecindario se ha implicado en la búsqueda de restos y en todas las iniciativas surgidas en torno a la conmemoración. “Todo el trabajo se ha hecho de forma altruista”, remacha.

El primer aprovechamiento socioecónomico derivado de la batalla pasa por conseguir un taller de empleo para formar a ocho auxiliares para excavaciones arqueológicas solicitado por el Ayuntamiento de Calamocha a la DGA. La formación práctica se impartirá en el castillo de Cutanda, una fortaleza catalogada como Bien de Interés Cultural que, según Javier Ibáñez, jugó un papel decisivo en la batalla librada hace nueve siglos que marcó el destino de Aragón.

30 de abril de 2012

Descubren importantes yacimientos islámicos en las Hoces del Mijares (Teruel)

También se han descubierto por primera vez estructuras de la Edad de Bronce y restos cerámicos correspondientes al Bajo Imperio Romano.
Vista general del yacimiento que se está excavando en Rubielos de Mora.
El taller de empleo de arqueología de Rubielos de Mora está permitiendo descubrir que las espectaculares Hoces del Mijares esconden un conjunto de yacimientos islámicos más importantes de lo que se estimaba y que reflejan que había una alta densidad de población para aquella época. También se han descubierto por primera vez estructuras de la Edad de Bronce y restos cerámicos correspondientes al Bajo Imperio Romano.

El director del taller de empleo de arqueología Cuevas de la Hoz Santa Isabel de Rubielos de Mora, Javier Ibáñez, manifestó que los trabajos arqueológicos en el yacimiento de las Hoces del Mijares están permitiendo que aflore un importante conjunto de yacimientos islámicos, que refleja que hubo una gran densidad de población para aquella época y en este escondido paraje. Además, los trabajos de los alumnos del taller de empleo dirigidos por los arqueólogos Raúl López y Javier Ibáñez han descubierto por primera vez en los yacimientos islámicos restos de cerámicas del Bajo Imperio Romano y estructuras, muros, de la Edad del Bronce Medio.

“El yacimiento arqueológico es clave para el conocimiento de un espacio tan singular y tan extremo como las Hoces del Mijares. Este espacio se caracteriza por la presencia de unas adecuadas condiciones para el desarrollo de una economía basada en la caza y la recolección, pero presenta serias deficultades para sociedades cuya economía se base en la agricultura y la ganadería, salvo que se posea una tecnología y unos medios adecuados para crear aterrazamientos y un difícil sistema de irrigación”, señalaron los expertos.

El yacimiento fue descubierto oficialmente en 2005 por Javier Ibáñez y J. Cabello, si bien ya se documenta la realización de un primera excursión científica realizada por el botánico Carlos Pau y Español en 1895, en la que se cita la existencia de unas extrañas cuevas.

(Fuente: Diario de Teruel)

30 de noviembre de 2011

Aflora un yacimiento de 3.500 años en Fuentes de Rubielos (Teruel)

Aparecen restos de la Edad de Bronce, íberos, romanos, musulmanes y medievales
El taller de empleo de arqueología de Rubielos de Mora y Fuentes de Rubielos está aflorando un enclave con 3.500 años de historia continua. En los trabajos que se llevan a cabo en el yacimiento de Santa Isabel  han aparecido restos arqueológicos de la Edad de Bronce, de los íberos, romanos, del dominio musulmán y de la Reconquista. También se han encontrado trincheras y material bélico de la última contienda civil española. Cuando se terminen los trabajos arqueológicos el yacimiento se convertirá en un reclamo turístico junto a la ermita gótica de Santa Isabel.
Las excavaciones están permitiendo descubrir estructuras
de diferentes épocas.
Los diez alumnos del taller de empleo junto al arqueólogo docente, Raúl López, y el director y arqueólogo, Javier Ibáñez, están aflorando desde el pasado mes de junio los restos y estructuras arqueológicas que escondía la colina de Santa Isabel, en Fuentes de Rubielos.  

Pocos se imaginaban que el estratégico emplazamiento del yacimiento de Santa Isabel fuera un pastel arqueológico con diferentes capas donde se guardaban restos y estructuras desde hace 3.500 años. El director del taller de empleo  Cuevas de la Hoz y  Santa Isabel de Rubielos de Mora y Fuentes de Rubielos, Javier Ibáñez, manifestaba que aunque se tenía conocimiento del yacimiento nunca antes se había hecho excavación arqueológica científica.
(Fuente: Diario de Teruel)