Un nuevo Observatorio vigilará con el respaldo de grandes especialistas de toda Iberoamérica el futuro de los galeones acosados en muchos mares del mundo, en ocasiones con el permiso de algunos gobiernos, por empresas cazatesoros. La página web es observatoriogaleones.com y en ella se darán a conocer denuncias de malas prácticas que ponen en peligro el patrimonio común que suponen los restos de las naves que hicieron posible la primera globalización.
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Ponentes del seminario internacional "El verdadero tesoro de Indias: galeones y arqueología", celebrado en julio en el Museo Arqueológico Nacional. FOTO: MAYA BALANYA |
Arqueólogos, historiadores, juristas y divulgadores decidieron en un simposio celebrado en julio en el Museo Arqueológico Nacional, poner en marcha esta iniciativa para señalar los proyectos como el del galeón San José, hundido en 1708 en Cartagena de Indias, que el gobierno Colombiano ha querido realizar con empresas de cazatesoros para vender la mitad de la carga y sin respetar los restos de 600 marinos españoles. Llamado oficialmente «Observatorio del Patrimonio Cultural Subacuático Común y Compartido» comienza denunciando que todo rescate «que prime los resultados económicos sobre la conservación del patrimonio arqueológico no es científica, cultural ni éticamente asumible» y a las empresas que participen se les negará el calificativo de «industria cultural».
El pasado 11 de julio, ABC y Espejo de Navegantes reunieron en el Museo Arqueológico Nacional a especialistas de cinco países: Colombia, México, Portugal, Estados Unidos y España, en un seminario en defensa del galeón San José. Los participantes firmaron un manifiesto que ahora se extiende como iniciativa a todos los que quieran suscribirlo. En la web del observatorio puede dar su apoyo a la iniciativa.
El texto completo al que se dio lectura en el seminario “El verdadero tesoro de Indias: galeones y arqueología” el pasado 11 de julio en el Museo Arqueológico Nacional dice así:
MANIFIESTO PARA LA DEFENSA DEL PATRIMONIO CULTURAL SUBACUÁTICO COMÚN Y COMPARTIDO
1.- Desde hace algunas décadas, los mares y océanos del planeta ya no son los guardianes invulnerables de nuestra historia sumergida. Vivimos una catástrofe cultural sin precedentes por la destrucción de un registro histórico importantísimo con fines comerciales desde que algunas empresas se han dotado de una tecnología capaz de alcanzar los yacimientos arqueológicos subacuáticos a casi cualquier profundidad para explotarlos.
2.- Organizadas esas empresas en diferentes configuraciones internacionales los académicos y las instituciones científicas denuncian desde hace años operaciones de rescate comercial que han impedido el estudio o la excavación arqueológica, con los más altos estándares, de importantes yacimientos de nuestro pasado común. Defendemos lo que representa el patrimonio. Queremos contribuir a que se escriba la historia a través del patrimonio material de los pecios.
3.- A pesar de iniciativas concretas de mayor o menor impacto, acuerdos o procesos judiciales, los Gobiernos de nuestro hemisferio iberoamericano han demostrado incapacidad al organizar una respuesta coordinada y eficiente a este desafío global y el resultado ha sido que está en marcha una forma de dominación tecnológica del medio marino por la ambición de estas empresas, que además compromete la seguridad y las relaciones amistosas entre Estados, algo que hemos visto ya en casos recientes como la fragata Mercedes o el galeón San José. Constatamos que, desgraciadamente, faltan ejemplos de buenas prácticas.
4.- Creemos que nuestras sociedades, abiertas y democráticas, tienen a mano herramientas que aún no han sido utilizadas para defenderse de estos hechosen apoyo de la legislación internacional y la cooperación científica. Y que las agresiones contra importantes yacimientos de nuestra historia compartida han permitido que emerja una conciencia capaz de movilizar nuevos ámbitos de respuesta. El referente que proporcionan la Unesco y los principios de la inmunidad soberana, junto con el resto del ordenamiento jurídico de protección del Patrimonio Cultural Subacuático, merecen ser tenidos en cuenta con una nueva visión de conjunto, de patrimonio común y compartido que supere las limitaciones de la gestión activada hasta ahora por las naciones afectadas.
5.- Los que apoyamos este observatorio somos científicos escritores, arqueólogos, abogados, ciudadanos de este tiempo con el deseo de que la investigación arqueológica e histórica tenga la posibilidad de poner en manos de la sociedad el conocimiento del pasado común y las claves para nuestra cultura que permanecen en los pocos yacimientos que permanecen inalterados. Queremos aprovechar las oportunidades para crear vínculos que tendrían los proyectos de investigación sobre este delicado patrimonio y la posibilidad de generar un relato sobre nuestra historia común que ayude a superar las limitaciones e incomprensiones hasta ahora presentes en el marco de las historias nacionales.
6.- El desafío que tenemos ante nosotros es global porque la historia que compartimos las naciones que alguna vez formaron parte de los territorio de la Monarquía Hispánica es la de la primera globalización. Ha llegado la hora de ayudar con acciones concretas a la preservación y el estudio activo de un patrimonio que la mera conservación «in situ» ya no puede proteger. Por eso hemos creado este Observatorio del Patrimonio Cultural Subacuático Común y Compartido.
Por todo ello, afirmamos:
1.- Cualquier planteamiento que prime los resultados económicos sobre la conservación del patrimonio arqueológico no es científica, cultural ni éticamente asumible. Sabemos que este principio no ha sido todavía asumido por la totalidad de los países donde descansa patrimonio subacuático de los barcos de la Época Moderna de origen iberoamericano. Las empresas cazatesoros o rescatadoras que proponen una arqueología con fines comerciales no deben considerarse como parte de la industria cultural. La labor de extracción comercial de restos arqueológicos no tiene nada que ver con la arqueología y carece de prioridades científicas. Observamos que mercado y cultura jamás habían llegado a tan profunda contradicción.
2.- El patrimonio subacuático de origen hispánico ha sido el objetivo principal de la industria cazatesoros internacional por la presencia de cargas preciosas en los yacimientos. Proponemos soluciones específicas que le garanticen la misma protección de que disfruta el patrimonio subacuático de diferentes orígenes culturales. Proponemos la creación de una nueva categoría de bienes que con el título de «patrimonio cultural común subacuático hispánico o iberoamericano» permita el estudio, conocimiento, investigación y preservación para el reencuentro de nuestras sociedades, de estos bienes de los que ostentan la titularidad directa en nombre de la humanidad, sobre las bases de la ciencia, la cooperación y la cultura.
3.- Solicitamos la creación de un capítulo específico regional dentro de la cooperación Americana, Asia Pacífico, África y para toda la Unión Europea dentro de su Política Marítima Integrada relativo a la protección del patrimonio cultural subacuático y a la arqueología subacuática.
4.- Solicitamos que los restos arqueológicos extraídos por medio de metodología no científica y, en cualquier caso contradictoria, a los previstos de forma anexa en la Convención de la UNESCO 2001, sean considerados actos de expoliación con los efectos previstos en derecho para los mismos. Que la expoliación cultural de los fondos marinos sea asimilada a la piratería por causar deliberadamente un resultado irreparable, configurando una actividad claramente enemiga de toda la humanidad.
5.- Solicitamos que la comercialización de bienes culturales extraídos del océano sin acreditación de su origen y legalidad sean considerada tráfico ilegal de bienes culturales. Que, asimismo, los mercados públicos se cierren a las empresas que cooperen conscientemente con compañías cazatesoros.
6.- Expresamente respaldamos la toma en consideración del principio de inmunidad soberana de los buques de Estado históricos, priorizando también las contribuciones culturales históricas y artísticas de los países de origen y sus comunidades, siempre que responda a la estrategia de protección de ese patrimonio cultural y que en todo caso se preservará el carácter común de ese patrimonio subacuático de conformidad con los mecanismos de cooperación de derecho internacional en materia de cultura.
7.- Invitamos especialmente a los periodistas e informadores iberoamericanos a que rechacen el lenguaje que proponen las empresas cazatesoros, que supone una importante batalla por la dignidad del patrimonio común. No existen solo tesoros en los yacimientos, hay que poner en primer plano la historia y el contexto de los mismos. Que hablen los arqueólogos: la tecnología, por asombrosa que resulte, no convierte por sí sola un rescate en algo científico. Extendiendo una visión meramente comercial de los yacimientos se llega a favorecer la impunidad del expolio.
8.- Pedimos a los Gobiernos que destinen fondos y medios suficientes para garantizar una respuesta arqueológica al desafío global de la destrucción del registro histórico de las máquinas y bienes que hicieron posible la primera globalización y su importantísimo patrimonio. Creemos que debe preservarse el principio de libre investigación, garantizarse el carácter abierto a la cooperación y a la accesibilidad científica y no discriminatoria de los pecios, siempre bajo la sujeción a los principios anexos de la Convención UNESCO 2001.
9.- Solicitamos que las autoridades responsables de las políticas educativas incorporen en los planes de estudio de la infancia y la juventud los vínculos históricos que el mar representa en la conformación de las sociedades hispánicas e iberoamericanas. Y que las Universidades posibiliten una formación especializada en arqueología subacuática asumiendo el protagonismo que les corresponde en ese ámbito, con un horizonte de cooperación internacional entre instituciones por el que la sociedad civil descubra nuevos caminos a los Gobiernos.
10.- Proponemos que se tomen las decisiones necesarias de cooperación cultural en el ámbito iberoamericano para emprender la excavación conjunta y multinacional de un galeón, primer vehículo de navegación oceánica en al historia. No hay ninguna razón para que se posponga un desafío colectivo como este que ofrezca un ejemplo de cooperación e investigación científica internacional y cierre las posibilidades a los proyectos comerciales en curso en diferentes países.
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