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30 de julio de 2024

Desvelan los secretos del escarabeo egipcio hallado en un enterramiento íbero de Ciudad Real

El escarabeo fue encontrado en una urna que contenía los restos de una mujer, dentro de una sencilla tumba colectiva junto a otras dos urnas. Los análisis sugieren que la pieza fue depositada hacia mediados o finales del siglo VI a.C.

La revista científica Pyrenae,(Journal of Western Mediterranean Prehistory and Antiquity), vinculada a la Universidad de Barcelona, recoge el estudio del escarabeo egipcio fabricado entre los siglos VII y VI a.C y descubierto hace tiempo en la necrópolis de "El Toro", en  Alcubillas, Ciudad Real. Este hallazgo destaca por ser un colgante de pasta vítrea que representa un escarabajo sagrado, con inscripciones jeroglíficas en su base que podrían vincularse a faraones de la dinastía XXVI Saíta. Este tipo de objeto no es común fuera de Egipto, lo que hace que su presencia en una tumba íbera sea notablemente intrigante. Aunque -según se señala en el informe- otros doce escarabeos y tres amuletos-sello que portan esta inscripción en su versión completa o defectiva, también muy similares a los ejemplares procedentes de Egipto, han sido documentados en diferentes lugares del Mediterráneo. Su dispersión muestra que en su mayoría proceden de asentamientos fenicio-púnicos, por lo que los especialistas consideran que serían comerciantes o personas de este ámbito cultural las que podrían haber traído esta pieza.

El escarabeo fue encontrado en una urna que contenía los restos de una mujer, dentro de una sencilla tumba colectiva junto a otras dos urnas. Los análisis sugieren que la pieza fue depositada hacia mediados o finales del siglo VI a.C. La mujer enterrada podría haber sido una egipcia o una íbera con suficiente poder adquisitivo para adquirir un objeto de prestigio como este, aunque su identidad exacta sigue siendo incierta.

El descubrimiento subraya la importancia de la necrópolis del Toro de Alcubillas como un sitio de gran relevancia histórica. La región, durante los siglos VI y V a.C., estaba habitada por un conjunto significativo de oppida íberos y era un centro de intercambio cultural y económico. Esto explica la presencia de otros objetos importados como cerámicas griegas y orfebrería fenicia, que también han sido hallados en el área.

Una red de importación muy antigua
Este hallazgo pone de manifiesto la amplia red comercial de la época, que facilitaba el intercambio de bienes entre culturas distantes. La presencia del escarabeo en una necrópolis íbera indica una conexión directa con Egipto, posiblemente a través de comerciantes fenicios y griegos. Este movimiento de bienes no solo refleja el comercio, sino también la influencia cultural y el prestigio asociado a ciertos objetos.

A pesar de la importancia del lugar, la necrópolis de Alcubillas ha enfrentado desafíos significativos en términos de protección y conservación. La actividad agrícola continuó en la zona hasta que Luis Benítez de Lugo, codirector del estudio, arrendó el terreno con sus propios recursos para protegerl. Gracias a estos esfuerzos, se pudieron realizar excavaciones y estudios detallados que revelaron la riqueza arqueológica del sitio.

La investigación la firman varios miembros de un equipo multidisciplinar compuesto por José Luis Fuentes, Luis Benítez de Lugo Enrich, María José López Grande, Paquita Velázquez, María Benito, Pilar Mata, Alexandra Muñoz, Victoria Peña y Alfredo Mederos.

Los estudios han sido financiados por las consultoras de arqueología OPPIDA y ANTHROPOS. La empresa E2IN2 adquirió los terrenos para la protección y estudio del yacimiento. Helena Jiménez Vialás, Raquel Liceras Garrido y Basilio Fernández Megía colaboraron en el estudio y conservación del yacimiento sin apoyo de las administraciones públicas. 

Los objetos encontrados, tras ser catalogados y restaurados, se exhiben en el Museo de Ciudad Real, ofreciendo al público una ventana al pasado de la región.

15 de octubre de 2024

La Universidad de Sevilla comienza una nueva excavación en el templo egipcio de Tutmosis III

La arqueóloga y Egiptóloga de la US Myriam Seco lidera el equipo internacional que trabajará para revelar nuevos hallazgos en el templo dedicado al poderoso faraón
Excavación de tumba en el sector oeste. FOTO. UNIVERSIDAD DE SEVILLA.

Un equipo internacional liderado por la arqueóloga y egiptóloga de la US Myriam Seco trabajará durante tres meses para encontrar nuevos hallazgos en el templo egipcio de Tutmosis III. Se trata de la decimoséptima campaña arqueológica desarrollada en este emblemático yacimiento ubicado en Lúxor.

En este proyecto, en el que trabajarán arqueólogos, egiptólogos, historiadores, conservadores y otros especialistas, la Universidad de Sevilla coopera con el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, bajo la financiación de la empresa Arabian Cement, la Fundación Gaselec y el American Research Center Egypt. El objetivo es desenterrar nuevos hallazgos que permitan comprender mejor la vida, la religión y la cultura del antiguo Egipto.
Vida religiosa, política y social

“Desde el punto de vista arqueológico, a lo largo de los años hemos excavado buena parte del yacimiento, tanto en lo que refiere al templo como a tumbas de distintas épocas” apunta la profesora del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, Myriam Seco. "Estamos muy emocionados de iniciar nuestra 17ª campaña en el yacimiento del templo de Millones de Años de Tutmosis III. Cada año, este yacimiento nos sorprende con nuevos descubrimientos que nos permiten reconstruir la historia y la cultura de uno de los faraones más poderosos de Egipto. Este 2024, con un equipo mayor, esperamos desvelar nuevos secretos que nos ayuden a comprender mejor la vida religiosa, política y social de Tutmosis III y su época”.

Materiales usados y origen socioeconómico de constructores
Durante la 17ª campaña, el equipo de Seco realizará estudios interdisciplinarios para analizar los artefactos encontrados y obtener información sobre los materiales utilizados, las técnicas de fabricación y su significado simbólico. Asimismo, se realizará un estudio del sector exterior al muro perimetral oeste, donde en años precedentes han sido halladas tumbas del Reino Medio y Época Tardía, y del sector de talleres y almacenes, situado en la parte norte del templo, que a pesar de su gran deterioro, en años anteriores ha proporcionado interesantes datos sobre fases constructivas. Además, se continuará investigando la estructura hallada durante la campaña anterior, ya que aporta información nueva sobre aspectos socioeconómicos de personas que no pertenecían a la élite social del país y cuya contribución a la construcción y mantenimiento del templo funerario del gran faraón fue fundamental y, por último, el sector exterior al muro perimetral norte, para proseguir con labores de limpieza en el vertedero del templo, repleto de fragmentos de cerámica mezclados con trozos de estelas y óstraca.

Trabajo sobre objetos y cadáveres
Desde el punto de vista de restauración de adobe y de grandes volúmenes arquitectónicos, las labores se centrarán en los siguientes puntos: en la protección y restauración de la tumba 29, en un conjunto funerario del Reino Medio que conserva patio y fachada, además de la continuación de los trabajos de protección del muro perimetral oeste y el avance en la puesta en valor del yacimiento, con la preparación de un recorrido de visita al templo por encima del muro perimetral sur y oeste.

Distintos especialistas internacionales proseguirán con sus trabajos sobre objetos y cadáveres hallados en el yacimiento. En este sentido son remarcables las siguientes tareas: documentación, inventario e investigación de materiales, continuación con el estudio de los fragmentos de papiros y su recomposición, la restauración de pequeños objetos de piedra, madera, hueso o marfil y el estudio de cadáveres humanos y de animales.

“El yacimiento del templo de Millones de Años de Tutmosis III es un yacimiento arqueológico de excepcional importancia que nos brinda una ventana única hacia la época del Imperio Nuevo, uno de los períodos más importantes de la historia de Egipto. A través de nuestras investigaciones, esperamos contribuir a un mejor conocimiento de la civilización egipcia y de su legado duradero”, concluye Myriam Seco.

El equipo Tutmosis III
El Equipo Tutmosis III 2024 cuenta este año con dos doctorandas de la US, Marta Gómez y Sara Navaz, y una estudiante del Grado en Arqueología, Jilliane Belle. El equipo de Myriam Seco también está formado por especialistas como Inmaculada Delage, Manuel Abelleira, Javier Martínez, Mª Antonia Moreno, Victoria Peña, Frank Rühli, Lilianne y Roger Seller, Thomas Bönis, Andrée Cooligan, Fredrik Hagen, Thomas Christiansen, Eloisa Bernáldez, Esteban García, Asunción Jódar, Ricardo Marín, Ignacio Forcadell, Miguel Fernández, Arturo Jiménez, Mohamed Naguib, Mahmoud El-Shafei, Pilar Lacasta y la estudiante de la Universidad de Granada, Antonia Sánchez. En el proyecto colaboran un centenar de obreros egipcios y un grupo de inspectores del Ministerio de Turismo y Antigüedades del país.

La campaña de 2024 está patrocinada por Fundación Gaselec, Arabian Cement y ARCE (American Research Center in Egypt) y en ella colaboran la Universidad de Zúrich, la Universidad de Sevilla, la Universidad de Granada y el IAPH -Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico- de la Junta de Andalucía.

31 de octubre de 2022

Documentan un nuevo yacimiento de la Edad de Bronce en Almagro (Ciudad Real)

En la zona de "Bocapucheros" se han encontrado los restos de un varón de 30 años, un hombre de la 'Cultura de las Motillas', enterrado en un túmulo principesco orientado a la constelación de la Cruz del Sur, que podría ser un 'Rey de la Prehistoria'
'Bocapucheros', un nuevo yacimiento arqueológico en Almagro

A escasos kilómetros de Almagro, se alza la zona conocida como Bocapucheros. "Un montículo en medio de la planicie, del que en las últimas décadas, ha suscitado la curiosidad de muchos investigadores y estudiosos", informa el Ayuntamiento de Almagro, en su web. Sus características hacían pensar que se trataba de un yacimiento arqueológico. Uno de estos investigadores es el profesor de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, Luis Benítez de Lugo, que hace unos cuatro de años se puso en contacto con el Ayuntamiento para comenzar un trabajo de investigación en esta área. Hace tan solo unos días, "el sueño se ha hecho realidad" como comentaba el propio Benítez de Lugo durante la entrevista realizada por Onda Almagro, la radio municipal. Un equipo formado por arqueólogos y una antropóloga, han iniciado la primera excavación este nuevo yacimiento, "lugar sagrado de hace unos 4.000 años" que se desarrollará durante todo el mes de octubre.

El sitio es especial. Encuadrado en lo que se conoce como la 'Cultura de las Motillas', Bocapucheros es centro ritual ubicado en pleno corazón de Campo de Calatrava. A diferencia de la zona volcánica en la que se ubica caracterizada con tonalidades mayoritariamente negras, Bocapucheros se asienta sobre un afloramiento de cuarcitas rosadas.

En el lugar se halla una cueva que fue monumentalizada construyendo grandes túmulos sobre ella en tiempos de la Edad de Bronce. Se pueden observar, al menos tres cámaras funerarias en las que, según los estudios previos realizados, deben estar enterradas personas principales y significadas de la 'Cultura de las Motillas', con ajuares cerámicos cuyos restos se encuentran hoy dispersos por el entorno. Prueba de ello, son los estudios que han sacado a la luz los restos de un varón de 30 años, clave en esta primera excavación de Bocapucheros.

Este descubrimiento es lo más relevante del proyecto. Encontrar un individuo principal de la Cultura de las Motillas, no había sucedido nunca antes. Hay dos lugares sagrados de la 'Cultura de las Motillas', pero sólo en Bocapucheros alguien se enterró en un túmulo que domina buena parte del Campo de Calatrava, que está junto a La Encantada y en medio de motillas.

Datos del yacimiento
Un dato importante es que el corredor de acceso principal a estos túmulos está orientado al Paso de Salvatierra, que comunica Andalucía con la Meseta. Este corredor natural ha venido funcionando como vía de paso desde tiempos prehistóricos, con un fuerte componente simbólico como atestigua Bocapucheros. Los corredores, además de alinearse a este paso, se orientan a la constelación de la Cruz del Sur que con el cambio de era dejó de verse en el hemisferio norte.

Por otro lado, tiene conexión visual directa con alguna de las motillas de la zona, como es la de Torralba (Torralba de Calatrava). Además, el poblado fortificado de 'La Encantada' (Granátula de Calatrava) se encuentra a tan solo 6 km.

Respecto al varón, los arqueólogos encontraron una oveja depositada como ofrenda junto al difunto. "Es un dato significativo, porque la posesión de ganado era una de las claves del poder en aquella época, junto al control del agua. El enterramiento de este hombre en un panteón tumular sin igual revela el poder que tuvo", explica el profesor y codirector del proyecto que considera que la persona enterrada era y es "un rey de la Edad de Bronce" y Bocapucheros "un lugar sagrado, un santuario en torno al 2000 a.C., del siglo XXI antes de nuestra era".

"Se sabía que la sociedad de la Edad del Bronce enterraba a sus muertos en poblados como La Encantada y en motillas como El Azuer, El Retamar o El Acequión. Ahora sabemos que también unas pocas personas muy distinguidas eran enterradas en grandes monumentos orientados a las estrellas, como Castillejo del Bonete o Bocapucheros. Es un dato muy importante para reconstruir aspectos sociales y religiosos de aquella cultura, que nos indica claramente la existencia de una jerarquización social a partir del comienzo de la Edad de los Metales. La excavación tiene este objetivo, aportar información novedosa sobre las sociedades del pasado, aportación al conocimiento científico y un incremento de nuestro nivel cultural. En Bocapucheros así es, claramente", señala el profesor Benítez de Lugo.

Por su parte, el coordinador de la excavación, el arqueólogo José Luis Fuentes, comenta que Bocapucheros es un yacimiento de referencia, "muchos hemos suspirado con trabajar en él durante muchos años para conocer cuál era su verdadero significado". Mi misión es comprender estructuralmente el yacimiento, su proceso de construcción, desarrollo y funcionalidad y su posterior abandono" para, finalmente, ver las señales intrínsecas del Bronce.

La excavación va a servir para saber si Bocapucheros era un espacio funerario o un espacio de hábitat y funerario, qué hacían allí, de donde venían, qué comían y de qué murieron. Este trabajo corresponde a la arqueoantropóloga, Victoria Peña, que comenzará, tras finalizar los trabajos en el terreno, con el estudio de los huesos y restos que se vayan encontrando. Peña habló en la radio municipal del trabajo preliminar por un hallazgo casual en superficie que permitió recuperar los huesos de este varón de 30 años y de una mandíbula humana de otro individuo que tras la prueba del carbono-14 es que son de la misma época, de la Edad de Bronce. "Estamos seguros que son dos individuos que proceden de este época".

En su visita a la excavación, el concejal de Cultura, Dionisio Muñoz, que apoyó el proyecto desde el primer momento, destaca la relevancia de esta investigación con la que "queremos contribuir al conocimiento de la Cultura de las Motillas aportando información sobre los aspectos espirituales, religiosos, monumentales y sociales de nuestros antepasados. A Almagro vinieron a enterrarse gentes de las motillas y poblados de alrededor, porque este lugar era un sitio especial; no era un poblado, sino un lugar sagrado. Se va a dar un paso más para conocer este tipo de monumentos del Bronce de La Mancha".

La investigación arqueológica en Bocapucheros cuenta con un sistema de cofinanciación mixta público-privada en la que participa el Ayuntamiento de Almagro, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y las empresas privadas E2IN2, Anthropos y Oppida. La excavación que comenzó la pasada semana es financiada por la Viceconsejería de Cultura, dentro de las ayudas a la investigación el patrimonio arqueológico de Castilla-La Mancha por valor de 22.350,65 euros, de los cuales la Junta aporta 12.810,88 euros y el Ayuntamiento aporta 9.539,77 euros. El estudio ha podido realizarse gracias a la autorización del propietario de estos terrenos, Dámaso Gómez Camacho.

Lugar sagrado, orientado al sur
César Esteban, arqueoastrónomo y astrofísico, ha participado en el estudio y sus aportaciones han permitido verificar el significado de la orientación al sur del monumento. Jugó un papel simbólico relevante en la disposición de las tumbas y en las construcciones sagradas de la 'Cultura de las Motillas'. Según ha constatado la estrella más austral de la Cruz del Sur, Ácrux, dejó de ser visible sobre el horizonte alrededor del inicio de la era cristiana. La última estrella visible fue la que ocupa el extremo septentrional, Gacrux, que desapareció alrededor del año 1000 d.C. debido a la precesión- cambio gradual del eje de rotación de la tierra-. La Cruz del Sur es una constelación que en la actualidad sólo se ve en el hemisferio celeste austral, compuesta por dos segmentos cruzados en forma de cruz latina. Aunque es la más pequeña de las ochenta y ocho constelaciones que conforman la bóveda celeste, es muy clara y útil para la orientación, ya que permite determinar exactamente el punto cardinal sur, de forma parecida a como la estrella polar marca el norte. Se trata de una señal luminosa claramente visible en el cielo.

En diferentes culturas esta constelación ha tenido un significado sagrado, además de servir de orientación y ser un marcador calendárico. Hace 2000 años, en tiempos del nacimiento de Jesús de Nazaret, a quien se le asociaría con el signo de la cruz romana, era visible desde la latitud de Jerusalén, de Mesopotamia y de Persia (en el sur del territorio ocupado por el Imperio Parto) erguida sobre el horizonte en la medianoche de los días de febrero, de modo que pudo ser la 'Estrella del Niño' o 'Signo de Jesús' que vieran los Magos de Oriente desde su país de origen, y más tarde en su viaje desde Jerusalén a Belén, que está a diez kilómetros hacia el sur, señala el Consistorio en su comunicado.

Sobre el Campo de Calatrava
El Campo de Calatrava ha sido una zona volcánica activa desde el Plioceno (Terciario). En este entorno los gases magmáticos han aflorado a la superficie durante milenios. Aquí se han producido erupciones hidromagmáticas y piroclásticas de gran impacto y magnitud. Cerca de Bocapucheros surgió a principios del siglo XXI un géiser que alcanzó los 60 m de altura y estuvo activo siete meses. En los últimos 20 años han surgido nueve géiseres de este tipo en la zona; el más reciente, a finales de agosto de 2022.

Los eventos sísmicos asociados a este vulcanismo han provocado daños en yacimientos de la Edad del Bronce en la zona. El volcán Columba, situado en la margen izquierda del río Jabalón y con 100 m de altura sobre el entorno circundante, todavía emitía potentes oleadas piroclásticas desde su cráter cimero a mediados del IV milenio. A partir del Neolítico final la remisión de la actividad volcánica fue pareja a una mayor ocupación del territorio, pero los hervideros, fuentes de agua agria y géiseres han continuado hasta la actualidad. Estas manifestaciones tectónicas pudieron contribuir en la Prehistoria reciente a considerar que este espacio tenía un carácter sagrado.

13 de julio de 2010

La carga de los tres reyes

Articulo extraído de: http://www.perezreverte.com

Ya ni siquiera se estudia en los colegios, creo. Moros y cristianos degollándose, nada menos. Carnicería sangrienta. Ese medioevo fascista, etcétera. Pero es posible que, gracias a aquello, mi hija no lleve hoy velo cuando sale a la calle. Ocurrió hace casi ocho siglos justos, cuando tres reyes españoles dieron, hombro con hombro, una carga de caballería que cambió la historia de Europa. El próximo 16 de julio se cumple el 798 aniversario de aquel lunes del año 1212 en que el ejército almohade del Miramamolín Al Nasir, un ultrarradical islámico que había jurado plantar la media luna en Roma, fue destrozado por los cristianos cerca de Despeñaperros. Tras proclamar la yihad -seguro que el término les suena- contra los infieles, Al Nasir había cruzado con su ejército el estrecho de Gibraltar, resuelto a reconquistar para el Islam la España cristiana e invadir una Europa -también esto les suena, imagino- debilitada e indecisa.





Retrato de Alfonso VIII




Los paró un rey castellano, Alfonso VIII. Consciente de que en España al enemigo pocas veces lo tienes enfrente, hizo que el papa de Roma proclamase aquello cruzada contra los sarracenos, para evitar que, mientras guerreaba contra el moro, los reyes de Navarra y de León, adversarios suyos, le jugaran la del chino, atacándolo por la espalda. Resumiendo mucho la cosa, diremos que Alfonso de Castilla consiguió reunir en el campo de batalla a unos 27.000 hombres, entre los que se contaban algunos voluntarios extranjeros, sobre todo franceses, y los duros monjes soldados de las órdenes militares españolas. Núcleo principal eran las milicias concejiles castellanas -tropas populares, para entendernos- y 8.500 catalanes y aragoneses traídos por el rey Pedro II de Aragón; que, como gentil caballero que era, acudió a socorrer a su vecino y colega. A última hora, a regañadientes y por no quedar mal, Sancho VII de Navarra se presentó con una reducida peña de doscientos jinetes -Alfonso IX de León se quedó en casa-. Por su parte, Al Nasir alineó casi 60.000 guerreros entre soldados norteafricanos, tropas andalusíes y un nutrido contingente de voluntarios fanáticos de poco valor militar y escasa disciplina: chusma a la que el rey moro, resuelto a facilitar su viaje al anhelado paraíso de las huríes, colocó en primera fila para que se comiera el primer marrón, haciendo allí de carne de lanza.







La escabechina, muy propia de aquel tiempo feroz, hizo época. En el cerro de los Olivares, cerca de Santa Elena, los cristianos dieron el asalto ladera arriba bajo una lluvia de flechas de los temibles arcos almohades, intentando alcanzar el palenque fortificado donde Al Nasir, que sentado sobre un escudo leía el Corán, o hacía el paripé de leerlo -imagino que tendría otras cosas en la cabeza-, había plantado su famosa tienda roja. La vanguardia cristiana, mandada por el vasco Diego López de Haro, con jinetes e infantes castellanos, aragoneses y navarros, deshizo la primera línea enemiga y quedó frenada en sangriento combate con la segunda. Milicias como la de Madrid fueron casi aniquiladas tras luchar igual que leones de la Metro Goldwyn Mayer. Atacó entonces la segunda oleada, con los veteranos caballeros de las órdenes militares como núcleo duro, sin lograr romper tampoco la resistencia moruna. La situación empezaba a ser crítica para los nuestros -porque sintiéndolo mucho, señor presidente, allí los cristianos eran los nuestros-; que, imposibilitados de maniobrar, ya no peleaban por la victoria, sino por la vida. Junto a López de Haro, a quien sólo quedaban cuarenta jinetes de sus quinientos, los caballeros templarios, calatravos y santiaguistas, revueltos con amigos y enemigos, se batían como gato panza arriba. Fue entonces cuando Alfonso VII, visto el panorama, desenvainó la espada, hizo ondear su pendón, se puso al frente de la línea de reserva, tragó saliva y volviéndose al arzobispo Jiménez de Rada gritó: «Aquí, señor obispo, morimos todos». Luego, picando espuelas, cabalgó hacia el enemigo. Los reyes de Aragón y de Navarra, viendo a su colega, hicieron lo mismo. Con vergüenza torera y un par de huevos, ondearon sus pendones y fueron a la carga espada en mano. El resto es Historia: tres reyes españoles cabalgando juntos por las lomas de Las Navas, con la exhausta infantería gritando de entusiasmo mientras abría sus filas para dejarles paso. Y el combate final en torno al palenque, con la huida de Al Nasir, el degüello y la victoria.







¿Imaginan la película? ¿Imaginan ese material en manos de ingleses, o norteamericanos? Supongo que sí. Pero tengan la certeza de que, en este país imbécil, acomplejado de sí mismo, no la rodará ninguna televisión, ni la subvencionará jamás ningún ministerio de Educación, ni de Cultura.




Tumbas de Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet en el Monaterio de las Huelgas (Burgos).