Fernando Quesada con el equipo de excavación de la campaña 2015 en el Cerro de la Merced. |
En este caso añade, se reconoce explícitamente la relevancia de un yacimiento único en su género por varias razones como que “es un muy valioso testimonio arquitectónico de la cultura ibérica, e históricamente refleja la fase final de dicha cultura y el proceso de romanización en Andalucía”.
Además recuerda que este destaca por su monumentalidad y excepcional estado de conservación en plantas y alzados de muros ciclópeos, escalinatas de piedra y relieves entre otros elementos y por último, resalta la propiedad municipal de los terrenos y la decidida apuesta del Ayuntamiento de Cabra por la protección, puesta en valor y musealización del complejo aristocrático como foco de referencia de un turismo cultural de calidad, en adición a sus valores propios históricos y científicos.
Por todo ello ya se han iniciado los pasos, desde el Ayuntamiento de Cabra y por el equipo de arqueólogos de la Universidad Autónoma de Madrid bajo la dirección del arqueólogo Fernando Quesada y otras entidades andaluzas, para presentar la documentación técnica al objeto de tramitar el preceptivo expediente.
RECINTO FORTIFICADO IBÉRICO
El recinto fortificado ibérico en el Cerro de la Merced, uno de los más suroccidentales del conjunto de la Campiña y la Subbética cordobesas, es uno de los más grandes y aparentemente mejor conservados de la región.
Las excavaciones han servido para revelar una ocupación prolongada de la cima del cerro. Tras una primera fase de la Edad del Bronce, apenas vislumbrada, seguida por un hiato, se produjo la construcción de un gran recinto fortificado en Baja Época Ibérica (siglos II-I a.C.). Dicho recinto tiene un núcleo cuadrado en la cima de unos 19 metros de lado, formado por potentes muros de los que se conserva el alzado de un zócalo ciclópeo de más dos metros de altura y aún mayor espesor. Se aprecian en su interior restos de muros de adobe.
Muy poco después se añadió un recinto exterior concéntrico más irregular, de unos 40 metros de lado aproximadamente; en el pasillo entre ambos se construyeron edificaciones auxiliares. Tras una destrucción intencionada, todavía se reutilizaron las ruinas durante un breve espacio de tiempo, antes de un abandono definitivo probablemente antes de mediados del s. I a.C. Siglos después la cima del cerro sería ocupada por una modesta construcción de época emiral islámica.
(Fuente: Cabra Información / José Moreno)