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17 de septiembre de 2012

Los arqueólogos regresan al oppidum de Monte Bernorio (Palencia)

El objetivo del proyecto es aumentar el conocimiento científico sobre el castro, así como obtener datos sobre los yacimientos arqueológicos que pudieran estar en relación con él, y con el tiempo, documentar la Edad del Hierro en el área.
Un año más el equipo del Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (Imbeac) ha vuelto al castro de la Edad de Hierro de Monte Bernorio, en el municipio palentino de Pomar de Valdivia,  para intentar sacar a la luz un poco más de su glorioso pasado.
Imagen del Área 3 del castro de Monte Bernorio, donde también
se excavó el año pasado. Foto: IMBEAC.

Un grupo formado por nueve arqueólogos, entre los que hay estudiantes de las universidades Complutense de Madrid y Oviedo, que comenzó con los trabajos hace una semana. Una nueva campaña que ha sido financiada por el propio Imbeac ya que no han contando con fondos ni de la Junta ni de la Diputación aunque sí esperan que les apoyen económicamente desde los ayuntamientos de Pomar y Barruelo.

Pese a la crisis y la falta de ayudas públicas la campaña se ha podido llevar a cabo gracias también al trabajo de apoyo de ocho personas voluntarias que se desplazan algunos días para ayudar a los arqueólogos. Con la ayuda que no han podido contar finalmente debido a la escasez de fondos ha sido con la de los expertos de la Universidad de Burdeos.

Excavación de veinte días de duración en la que además de Monte Bernorio tienen previsto prospectar en otros yacimientos que están analizando en la Montaña Palentina. En el castro de Villarén este año los trabajos se centran en el área 3. Allí se estudiarán dos edificaciones con el fin de ver cómo eran las cabañas donde residían los habitantes del castro. «Queremos analizar cómo eran las viviendas, cómo se cerraban, su planta, si encontramos indicios de que existieron puertas, etc.», concreta Jesús Francisco Torres Martínez, director del proyecto junto al catedrático Martín Almagro.

El proyecto del castro de Monte Bernorio se presentó en el año 2004 ante la Junta de Castilla y León como una iniciativa de investigación integral que contemplaba tanto la investigación científica como la proyección patrimonial de los yacimientos arqueológicos en su área de interés y su difusión.
Vista aérea del castro de Monte Bernorio, próximo a Aguilar de Campoo.
Foto: Proyecto Monte Bernorio (Facebook)

Actualmente se encarga de la gestión del proyecto el Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (Imbeac). El estudio científico de los materiales se realiza en el Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid.

Han colaborado en el proyecto la Real Academia de la Historia a través de su Gabinete de Antigüedades y el Instituto de Estudios Prerromanos y de la Antigüedad (IEPA). También han participado equipos del Institut für Archäologische Wissenschaften de la Universidad de Frankfurt (Alemania) y arqueólogos de la Universidad de Oxford (Inglaterra).

El punto central de la intervención es la ciudad fortificada de la Edad del Hierro (oppidum) de Monte Bernorio. Pero además trabajan en la localización e investigación de otros yacimientos arqueológicos por toda el área nororiental de la provincia de Palencia y sur de la Comunidad Autónoma de Cantabria, con especial atención a aquellos yacimientos relacionados con la Edad del Hierro.

El objetivo del proyecto es aumentar el conocimiento científico sobre el castro, así como obtener datos sobre los yacimientos arqueológicos que pudieran estar en relación con él, y con el tiempo, documentar la Edad del Hierro en el área.

23 de abril de 2012

Fanjul García rechaza un Al-Andalus "edulcorado" en su ingreso en la Academia

Serafín Fanjul García ha ingresado en la Real Academia de la Historia con un discurso titulado "Al-Andalus, una imagen de la Historia", en el que advierte de la "idea edulcorada y las nociones erróneas" que rodean a este territorio bajo poder musulmán durante la Edad Media.
El historiador Serafín Fanjúl García en su ingreso en la Real
Academia de la Historia.
Propuesto por los académicos Luis Suárez Fernández, Luis García Moreno y Francisco Rodríguez Adrados, quien ha pronunciado la contestación al discurso de ingreso, Fanjul García cubre la vacante de Alfonso Pérez Sánchez, fallecido en agosto de 2010.

Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid y nacido en Lugo (1945), ha centrado sus investigaciones desde la década de los años noventa en Al-Andalus y las relaciones de este territorio con España, materia sobre la que ha escrito dos libros: "Al-Andalus contra España. La forja del mito" (2000) o "La quimera de Al-Andalus" (2004).

En su discurso, el nuevo académico denuncia "la idea edulcorada de un Al-Andalus exquisito, armónico e indiscutible remanso de paz", que se ha fraguado tanto en el mundo occidental como en el árabe.

Los hechos históricos revelan que, "al igual que en todas las comunidades de la Edad Media, la convivencia de las tres culturas (musulmana, cristiana y judía) era complicada, y la vida, dura", puntualiza, en declaraciones a Efe, el catedrático y también articulista de diversos medios de comunicación.

Había discriminación y opresión a las minorías tanto en la España cristiana como en Al-Andalus, en aspectos que van desde la indumentaria, hasta el desempeño de oficios o el uso de nombres, explica.

La idealización vino, por una parte, del mundo árabe, que alimentó el "recuerdo del paraíso perdido" justo después de la desaparición de Al-Andalus, "un escapismo natural para eludir la realidad" durante los siglos XVI y XVII, que ha continuado en los tiempos actuales con los movimientos "panarabistas".

En España, Al-Andalus fue idealizada literariamente por los prerrománticos y los románticos, y en el siglo XX por corrientes políticas que han revitalizado "el movimiento andalucista" buscando una identidad diferenciada, prosigue.

Pero, a juicio de Fanjul García, "la presencia árabe en España es escasa", y cita como ejemplo los dos puntos de referencia de los que siempre se habla: el flamenco -que aparece a finales del siglo XVIII- y el léxico -en el que perviven 3.000 palabras de origen árabe en el castellano, la mayoría en desuso, y 2.000 topónimos-.

"Las apariencias engañan y hay que remitirse a los hechos históricos para no sacar conclusiones superficiales", afirma el catedrático, quien reconoce que "no es fácil luchar contra clichés" pero que ya hay otros historiadores que se pronuncian en esta misma línea.

(Fuente: La Razón)