google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Jesús Picazo
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18 de noviembre de 2022

Una excavación constata la trashumancia de celtíberos a Jaén hace 2.500 años

La necrópolis celtíbera de Bronchales (Teruel) aporta materiales únicos por sus dimensiones, decoración y estado de conservación, en muchos casos asociados a la ganadería. Entre las pruebas más evidentes de la conexión cultural entre las dos regiones, destacan dos pectorales -protecciones para el pecho- idénticos a los aportados por los yacimientos íberos de Porcuna (Jaén) y bocados de caballo y fíbulas con diseños equivalentes en Andalucía.
Tijeras de esquilar de hace 2.500 años descubiertas en la necrópolis de Bronchales.Francisco Burillo

Los ganaderos celtíberos que poblaban la Sierra de Albarracín hace 2.500 años ya practicaban la trashumancia al valle del Guadalquivir, como se hace actualmente. La excavación de un yacimiento arqueológico en Bronchales ha aportado pruebas de que los pastores que vivían en el lugar en el siglo V antes de Cristo ya trashumaban a las mismas zonas de invernada a las que se desplazan los rebaños de ovino y vacuno en la actualidad. Entre las pruebas más evidentes de la conexión cultural entre las dos regiones, destacan dos pectorales -protecciones para el pecho- idénticos a los aportados por los yacimientos íberos de Porcuna (Jaén) y bocados de caballo y fíbulas con diseños equivalentes en Andalucía.

El yacimiento de Bronchales, una necrópolis, ha aportado abundantes materiales y en un grado de conservación excepcional, según fuentes cercanas al equipo de excavación, que ha llevado a cabo campañas en 2021 y en el pasado verano. La misma fuente ha manifestado su preocupación porque la divulgación del hallazgo ponga en peligro el enclave, que no tiene actualmente ninguna protección y ha sufrido dos episodios de expolio anteriores.

El proyecto, liderado y costeado por el Ayuntamiento, podrá continuar en 2023 gracias a la enmienda a los presupuestos del Estado presentada por Teruel Existe y aceptada por el PSOE. Está dotada con 800.000 euros, que servirán también para crear un museo de la trashumancia durante el periodo celtibérico. El alcalde, Jordi Lorenzo, explica que el porcentaje excavado respecto a la totalidad del yacimiento es muy reducida al rondar el 5% de su superficie total, estimada mediante prospección magnética y por georadar.


Una entrega anónima a las puertas del Ayuntamiento
El arqueólogo Francisco Burillo, codirector del Proyecto Celtíberos Trashumantes -en el que se encuadra la excavación- con Raúl Ibáñez y Jesús Picazo, ha explicado que la investigación que ha permitido localizar los enterramientos arrancó con un depósito de materiales entregado de forma anónima al Ayuntamiento. “Alguien, en 2020, dejó a las puertas de la casa consistorial una bolsa con materiales arqueológicos”, recuerda Burillo. Cuando pudo inspeccionar las piezas, constató su “extraordinaria importancia”.

Las averiguaciones posteriores permitieron localizar el punto de donde se había extraído los materiales entregados y las excavaciones han aportado materiales singulares y en muy buen estado de conservación. Entre los hallazgos, hay bocados metálicos de caballo, pectorales, armas -una lanza de hierro de 52 centímetros- y herramientas destinadas a la ganadería, como las tijeras de esquilar más grandes descubiertas hasta hoy en toda la Celtiberia.

Francisco Burillo explica que las tipologías de las piezas coinciden con las del periodo ibérico en Andalucía. Los objetos desenterrados en Bronchales evidencian, con su mayor tamaño y riqueza que los homólogos ibéricos, que los ganaderos trashumantes de la sierra de Albarracín del momento eran más ricos que los líderes de la sociedad íbera contemporáneos.

Cambio de perspectiva histórica
El arqueólogo destaca también el “cambio” de perspectiva histórica que suponen los hallazgos de Bronchales, que muestran una presencia muy extendida de herramientas y objetos reservados a las élites en la civilización íbera con lo que reflejarían una sociedad ganadera “igualitaria”. Apunta también a la revisión sobre el origen de una espada de antenas celtíbera hallada en la ciudad iberorromana de Cástulo y que se atribuía a la presencia de un mercenario celtíbero. Burillo apunta a que el arma era propiedad de un ganadero trashumante que, como ocurre actualmente, se desplazó desde los Montes Universales y se asentó en tierras andaluzas.

Las piezas arqueológicas descubiertas en las excavaciones han sido depositadas temporalmente en la Fundación Santa María de Albarracín por su proximidad al lugar del hallazgo y para proceder a su investigación en laboratorio. Para Burillo, el destino final debería ser un museo en Bronchales enmarcado en el Proyecto Celtíberos Trashumantes.

15 de mayo de 2017

Hallado en Rodén un taller andalusí de piezas de alabastro del siglo XI

El obrador descubierto en Fuentes de Ebro (Zaragoza) solo tiene parangón con otro similar descubierto en el puerto iraní de Siraf. Han aparecido más de mil restos de alabastro que permiten recomponer la cadena de producción del siglo IX.
Jornada de trabajo con los participantes en la excavación del taller de alabastro de Rodén. FOTO: S.E.
A pesar de que la zona situada entre Fuentes de Ebro y Albalate del Arzobispo concentra la mayor producción mundial de alabastro, no se conocía hasta ahora la existencia de ningún taller en la zona donde se hubiesen elaborado piezas con este material. De ahí que el hallazgo de una escombrera en Rodén (Fuentes de Ebro) con restos evidentes de pertenecer a un obrador donde se fabricaron cuencos y vasos de alabastro supuso ya una interesante noticia. La sorpresa mayúscula llegó con la datación de las piezas encontradas, ya que su cronología se remonta al siglo XI, en pleno esplendor andalusí, y no tiene parangón en Europa y apenas referentes a nivel mundial, pues solo en el puerto iraní de Siraf se conoce una producción similar.

«Desde la Asociación Torre Rodén nos avisaron de que habían encontrado una escombrera con piezas de alabastro. En la zona no hay ningún taller documentado de ninguna época, lo que ya era importante pues suponía que en algún momento se había trabajado allí este material. La intención era saber qué tiempo tenían esos restos tan bien conservados, pensando que sería un taller relativamente moderno, de entre 100 ó 200 años», cuenta el ceramista y arqueólogo Javier Fanlo, que ha dirigido el proyecto de la excavación, en la que también ha colaborado el arqueólogo Jesús Picazo.

TODA LA CADENA DE PRODUCCIÓN

Lo que tras un complicado y metódico trabajo salió a la luz fue una colección de restos de alabastro --más de mil--, todos ellos desechos de la producción, cuyo abanico es tan amplio «que puede reproducirse toda la cadena de fabricación de principio a fin», cuenta Fanlo. Así, en los restos se encuentran desde los bolos o buñuelos, que es la piedra básica sin trabajar, a preformas --los bolos acondicionados ya mediante una primera talla--, piezas a mitad de hacer, y otras ya terminadas pero que se rompieron y fueron desechadas «que son las que parecen ser el producto fundamental del taller, cuencos hemiesféricos con bordes estriados y vasos lisos de paredes delgadas», aunque también aparecen, en menor medida, formas de alguna pieza especial «y todo de una gran calidad», recalca el arqueólogo.

Dentro de las piezas halladas cabe destacar unos restos en forma cónica, con un agujero central, y otros en forma de discos planos, que hablan del procedimiento de fabricación: «Son desechos del torneado, y conforman las piezas mayoritarias del yacimiento. Los conos son la parte central por la que se sujetaba la piedra al torno hasta que está terminada y luego ese cono que queda en el centro se quita con un golpe, mientras que para separar el cuenco se corta por la base y quedan los discos planos que hemos encontrado».

Un procedimiento de fabricación que emplea un torno con un eje horizontal y movido a pedal (como los que se utilizan aún para hacer cuencos de madera) en el que aprovechando el giro de la pieza, esta se va desgastando, vaciando por dentro y dándole forma por fuera con un cincel o una herramienta similar. «Una técnica innovadora para la época», apunta Fanlo, quien explica que tras comprobar la cronología de los restos mediante la técnica del Carbono 14 –que las sitúa en la primera mitad del siglo XI– surgió otro «problema», como era el no tener referencias con las que comparar las piezas. «Nos pusimos en contacto con numerosos museos europeos y profesionales de la arqueología y no fue fácil; al final encontramos formas similares en el Brithis Museum procedentes de Siraf, un importante puerto situado en Irán, en el Golfo Pérsico, cuyo auge tuvo lugar entre 850 y 1050 d.C.»

En este destacado centro comercial por el que pasaban los productos orientales hacia la Europa de entonces se ha documentado la manufactura de vasos de anhidrita, roca de yeso similar al alabastro, con una técnica idéntica a la del taller de Rodén, basada en la utilización de un torno. «Los restos de los productos fabricados allí son similares, por lo que, hasta la fecha, las manufacturas de Siraf son el único referente que hemos encontrado para la produccion de Roden», cuentan Fanlo y Picazo en su informe. «Se conoce la fabricación de vasos de piedra en Egipto y las islas mediterráneas, pero no torneadas, una técnica que solo encontramos en Rodén y en Siraf».

Los arqueólogos se encontraron así con que en el Valle del Ebro se dieron las condiciones precisas para una producción de vasos de piedra de clara referencia oriental –el comercio con oriente está documentado en la Taifa de Zaragoza con piezas incluso llegadas de China en la Aljafería--, piezas sofisticadas «que eran objetos de lujo, para quienes podían pagarlos; no era una producción popular para las casas –matiza Fanlo–, eran piezas destinadas a los palacios, a las élites de las taifas, y que posiblemente, con el flujo comercial que había con oriente, serían fabricadas por artesanos llegados de esas latitudes aprovechando la riqueza de alabastro de la zona»

De hecho, las únicas piezas similares a las ahora encontradas fueron halladas en el castillo de Albarracín. Más allá de eso y algún resto que salió en las excavaciones de la plaza de La Seo de Zaragoza –«una pieza discoidal que se clasificó como tapadera y que ahora se ve que es idéntica a los discos hallados en Rodén»–, apenas se encuentran objetos de alabastro del siglo XI tallados con torno, «ni en el Louvre ni en ningún sitio de Europa, solo las piezas de Siraf en el British Museum y las de Rodén», concluye Fanlo.