Las murallas del tercer recinto de la Alcazaba, declarado Bien de Interés Cultura (BIC). FOTO: VOXPOPULI. |
- Al frente de los trabajadores se encontraba un capataz de la Empresa Pública de Gestión de Programas Culturales. Testigos presenciales de los hechos apuntan que los operarios llegaron desde Sevilla.
De hecho, la propia Junta ha llegado a presentar denuncias en otras ciudades por hechos similares. Lo hizo, por ejemplo, en 2010, cuando denunció al Ayuntamiento de Granada cuando colocó toldos para el sol en las inmediaciones de la Catedral.
La directora fue informada de los hechos el sábado por la mañana, y el delegado de Cultura en Almería, Alfredo Valdivia, pudo ser testigo directo del destrozo realizado esa misma noche, cuando en el recinto se celebró una gala contra el cáncer.
Sin embargo, Valdivia dijo ayer que la Junta no ha sabido nada de las perforaciones hasta el lunes, precisamente cuando el asunto empezó a darse a conocer a través de las redes sociales. Es más, hasta el lunes no se personó en el lugar ningún técnico para confirmar los daños causados.
Según Valdivia, el lunes, una vez que la directora tuvo conocimiento de que «la empresa no había hecho las obras según la documentación que ella iba teniendo, inmediatamente llamó a la Delegación y se cursó una visita de inspección». A continuación, añadió, el lunes se visitó a la empresa para que restituyese al estado original los muros de la Alcazaba.
Algo que, según técnicos consultados, no será tan fácil como apunta el delegado, quien comunicó que esperaba que los trabajos se hicieran ayer mismo. Eso sí, Valdivia reconoció que no se podían permitir estos hechos «en ningún monumento ni bajo ningún concepto», aunque no reveló que al frente de los trabajos estuviera un capataz de una empresa de la Junta.
NO HAY ARQUEÖLOGO
Una de las claves para que hechos tan graves como estos puedan producirse en la Alcazaba de Almería es que el monumento, a pesar de su alto valor histórico y artístico, no cuenta ya 'en nómina' con ningún arqueólogo o técnico que pueda controlar este tipo de trabajos, de lo que sí disponen espacios como la Alhambra.
Y es que la Junta decidió eliminar la plaza de arqueólogo que tenía desde enero de 2015. Igualmente preocupante es el hecho de que la Alcazaba no disponga siquiera de unas normas de uso, como tiene la Alhambra, que obligue a que, para realizar cualquier trabajo, esté presente un arqueólogo o técnico que lo supervise.
(Fuente: El Mundo / Miguel Cabrera)