Alumnos y directores del taller de Arqueología que han participado en la excavación. FOTO: NURIA G. LANDA |
Según indican Juanjo Bienes Calvo y Óscar Sola Torres, directores deltaller de arqueología en el que han participado 16 alumnos, se pueden distinguir hasta tres fases constructivas distintas gracias al análisis de las estructuras (muros y suelos) hallados en la zona central de la villa, la destinada a la residencia de los propietarios, y donde se han centrado las excavaciones desde 2010.
Así pues, los directores del taller de arqueología explican que, pese a que por ahora se han distinguido estas tres fases constructivas, “conforme avancen los trabajos arqueológicos conseguiremos diferenciar nuevas fases hasta llegar a los orígenes de la villa, datados en el siglo I”.
AMPLIACIONES PARA GANAR EN COMODIDAD
Según afirman Bienes y Sola, y a la espera de un estudio más detallado, las citadas fases corresponderían a diversas ampliaciones realizadas en la villa por sus dueños. “Entre el siglo II y III baja el poder de las ciudades y los dueños de este tipo de villas, que en un principio estaban destinadas únicamente a la producción agraria, deciden instalarse en ellas. Así, los propietarios realizan ampliaciones, tal y como se puede ver en la de Ablitas, para ganar en comodidad”, explican los arqueólogos.
Prueba de esta afirmación es que, en campañas anteriores, el taller de arqueología ha realizado descubrimientos como el comedor principal de la residencia; parte de un mosaico; o el hipocausto, un sistema de calefacción similar a los actuales suelos radiantes, hallazgos todos ellos que evidencian el poder económico del que gozaron los distintos dueños de la villa.
UN FOGÓN Y UN SILO
Además de constatar esta evolución constructiva de la residencia, los trabajos realizados durante la recién concluida sexta campaña han servido para desenterrar tres nuevas estancias anexas al patio central de la villa, además de descubrir un nuevo tramo del pasillo que bordea el citado patio.
Según las primeras hipótesis, estas estancias corresponderían a salas de trabajo utilizadas por los criados más cercanos a los dueños de la villa o para el almacenaje de alimentos y bebidas, a modo de despensa. De hecho, en ellas han aparecido restos de un fogón y un silo.
Además, los arqueólogos han realizado cinco pequeños sondeos en un radio de 40 metros alrededor del núcleo central de la villa. Estas catas han dado como resultado el descubrimiento de muros con una profundidad de entre 40 centímetros y un metro, lo que evidencia el buen estado de conservación de la villa ablitera y todo lo que queda aún por sacar a la luz.
Con este objetivo, la intención del consistorio ablitero es seguir dando continuidad al taller de arqueología a lo largo de 2016, probablemente a finales de año.
(Fuente: Diario de Navarra / Diego Carasusán)