Los vestigios del castillo de la ciudad, datados en el s.XII, están localizados en el actual complejo de San Benito. Javier Moreda, responsable del equipo de arqueólogos, ha destacado la dimensión del hallazgo porque se trata de descubrir los orígenes de la ciudad.
El alcazarejo fue la primera edificación defensiva cuando se produjo la separación de los Reinos de León y Castilla. Valladolid se convirtió con esta fortaleza en un punto seguro capaz de atraer a los habitantes de las poblaciones más cercanas. El patio es el lugar donde están los restos arqueológicos, según han comprobado el alcalde, Óscar Puente, junto al concejal de Planeamiento Urbanístico y Vivienda, Manuel Saravia; la concejala de Cultura y Turismo, Ana Redondo; y la concejala de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, María Sánchez. Las excavaciones de las campañas de 1989 y 1990, en las que también estaba el arqueólogo Miguel Ángel Martín, permitieron localizar restos de la antigua villa. Hoy se puede ver, entre otros elementos, uno de los cubos circulares de la antigua fortaleza.
Esta obra que se realiza en San Benito es fundamental para habilitar el patio como el espacio que acogerá temporalmente el registro y el departamento de atención a los ciudadanos cuando comiencen las obras de remodelación de la Casa Consistorial con criterios de eficiencia energética, según el proyecto financiado con Fondos Europeos.
Javier Moreda, responsable del equipo de arqueólogos, ha destacado la dimensión del hallazgo porque se trata de descubrir los orígenes de la ciudad. La cronología del alcazarejo constata que se levantó en el periodo de Alfonso VII, llamado «el Emperador» (1105- 1157). El castillo estuvo en pie hasta 1702, cuando se derribó la estructura para construir la nueva edificación.