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13 de enero de 2013

Encuentran un collar de la Edad del Bronce en el yacimiento de Castillejo del Bonete

El yacimiento Castillejo del Bonete de Terrinches (Ciudad Real) sigue dando sorpresas. En esta ocasión han sido las minúsculas cuentas de piedra de un collar de la Edad del Bronce.
Las cuentas del collar han ido recobrando todo el esplendor que tuvieron
cuando fueron depositadas en el monumento funerario
de la Edad del Bronce donde han sido recuperadas.
Foto: ABC
Las piedrecitas encontradas eran invisibles a simple vista, pero han sido detectadas por los trabajadores del Tepro «Ontavia I», gracias a su minucioso trabajo desarrollado bajo la dirección arqueológica de los expertos Luis Benítez de Lugo Enrich y Norberto Palomares Zumajo. Las piezas del collar de piedra están siendo limpiadas y restauradas por Javier Menasalvas Valderas, experto restaurador de bienes culturales que el Ayuntamiento de Terrinches ha contratado, como a los demás miembros del Taller, desde el pasado mes de marzo de 2012.

El hecho de contratar durante tanto tiempo a un profesional de la conservación como apoyo a las excavaciones arqueológicas que se están desarrollando desde hace 10 meses es completamente inusual en este tipo de programas de cualificación profesional e inserción laboral. «Es un hecho que pone de manifiesto, una vez más, el sólido compromiso del Ayuntamiento, demostrado desde hace muchos años, por actuar sobre el Patrimonio Histórico de forma adecuada y guiada por profesionales» indican estos expertos.


El Ayuntamiento de Terrinches presentó el pasado año ante la dirección general de Cultura, de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha, sendos expedientes proponiendo la declaración como Bienes de Interés Cultural (BIC) de los yacimientos de La Ontavia y Castillejo del Bonete, ambos en su término municipal, recuerda su alcalde Nicasio Peláez.


Arqueoexperiences
El objetivo de todo este trabajo no es conseguir tesoros arqueológicos, sino crear para Terrinches y su comarca una nueva riqueza articulada en torno al Patrimonio Cultural. Un paso de gigante en esa línea fue dado el pasado mes de julio, cuando una docena de extranjeros guiada por el equipo de «Arqueoexperiences» pernoctó, comió, se divirtió y viajó por la comarca durante un mes, atraídos desde Australia, Canadá y Estados Unidos por el valor que está cobrando el Patrimonio Arqueológico de Terrinches. Han sido resultados claros de una apuesta por la rentabilidad social y económica de una adecuada intervención sobre el Patrimonio Histórico.

Lo que ayer eran piedras sucias e invisibles hoy han sido rescatadas para, dentro de poco, volver a ser las piedras «preciosas» que fueron, recobrando todo el esplendor que tuvieron cuando fueron depositadas en el monumento funerario de la Edad del Bronce encontrado en Castillejo del Bonete.

El Ayuntamiento de Terrinches, en el Campo de Montiel ciudadrealeño, se ha propuesto crear próximamente una Sala Museográfica a través de la cual explicar a sus vecinos y visitantes qué fueron las termas romanas de La Ontavia, el túmulo prehistórico de Castillejo del Bonete, la Vía Augusta y otros bienes culturales singulares de la localidad (órgano barroco, retablos, etc.). Esta Sala servirá de complemento didáctico a lo que se ve en el campo durante la visita a los yacimientos arqueológicos, vigilados por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.
(Fuente: ABC)

13 de enero de 2015

Confirman la existencia de altares solares en el yacimiento ibérico de Castillejo del Bonete

El Instituto Astrofísico de Canarias ha certificado que nuestros antepasados de la Edad del Bronce habrían construido en el Castillejo de Bonete de Terrinches (Ciudad Real) un sistema de túmulos orientados solarmente a un gran altar natural.
La Peña del Cambrón en la Sierra de Segura se erige desde el yacimiento como "un gran altar natural en el horizonte".
FOTO: EL DÍA DIGITAL.
Así lo determinan los estudios desarrollados por César Esteban López, profesor titular en el Departamento de Astrofísica de la Universidad de La Laguna (Canarias) en Castillejo del Bonete durante el pasado otoño, según los cuales es posible certificar la hipótesis según la cual el túmulo funerario prehistórico tenía cierta orientación astronómica.

Como explica César Esteban López, esta confirmación se ha podido verificar en el primer evento astronómico sucedido tras la revelación: el solsticio de invierno, momento en que el día es más corto en todo el año (22 de diciembre). Ese día, al amanecer, el sol nace por el punto central de la Peña del Cambrón (Sierra del Segura), notable meseta de laderas muy verticalizadas apreciable desde Castillejo del Bonete en la línea del horizonte. Este relieve es claramente visible desde el complejo tumular, ya que representa un gran altar natural ubicado en el horizonte.

CUEVA MONUMENTALIZADA
Por su parte, los arqueólogos directores del estudio del yacimiento, Luis Benítez de Lugo Enrich y Norberto Palomares Zumajo señalan que, en aquella época, “la alineación en el día más corto del año del sol, la existencia del altar natural y la cueva monumentalizada con grandes túmulos construidos sobre ella donde enterraban a sus muertos y celebraban ceremonias rituales debió suponer un gran acontecimiento reiterado a lo largo de los años”.

El alcalde de Terrinches, Nicasio Peláez, se muestra muy ilusionado con los avances en los estudios y señala que "ahora que el yacimiento es Bien de Interés Cultural nos proponemos avanzar en las dotaciones para su musealización". En su opinión, el nuevo dato arqueoastronómico viene a avalar el esfuerzo de la institución local lleva realizando desde hace una década para poner en valor el Patrimonio Histórico local. "En este propósito no decaemos", ha asegurado. "Somos conscientes del valor y posibilidades del Patrimonio Cultural como motor para el desarrollo local. En la misma línea este año queremos publicar un libro monográfico que presente los resultados de todos los estudios realizados, y continuar trabajando para que la cueva descubierta pueda en el futuro ser puesta en valor y visitada".

COFINANCIACIÓN DEL PROYECTO
El estudio se ha realizado en el marco del proyecto denominado ‘Investigación paleoclimática, hidrogeológica, geofísica y arqueoastronómica del más antiguo sistema de captación de agua subterránea de la Península Ibérica: la prehistórica 'Cultura de las Motillas de La Mancha', cuyo investigador principal es Miguel Mejías Moreno, jefe de Área de Infraestructura Hidrogeológica del Departamento de Investigación y Prospectiva Geocientífica de esta institución.

Los trabajos, por su interés, han sido cofinanciados con 15.000 euros por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en el marco de la Orden de 01/04/2014, de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes para realizar proyectos de investigación del patrimonio arqueológico y paleontológico de Castilla-La Mancha. En el marco de esta misma Orden, en noviembre finalizaron las campañas de excavaciones arqueológicas desarrolladas con el motivo del estudio "La cámara paradolménica prehistórica de Castillejo del Bonete y el balneum romano de La Ontavia. Conservación, interpretación y estudio del horizonte megalítico asociado al Bronce de La Mancha y del fenómenovillae vinculado a la Vía Augusta".

PROYECTOS PARA EL PRÓXIMO SOLSTICIO
La empresa 'Sophia, Arqueología y Turismo', dedicada al Turismo Arqueológico, de hecho se propone desarrollar una actividad turística en Castillejo del Bonete durante el próximo solsticio en Terrinches.

(Fuente: El Día Digital)

21 de septiembre de 2018

Hallan enterramientos infantiles en el yacimiento de Castillejo de Bonete (Ciudad Real)

La campaña de excavación ha permitido descubrir huesos de una veintena de individuos que servirán para entender los rituales funerarios y religiosos durante la Edad del Bronce
La cueva donde se han encontrado los enterramientos permaneció sellada e intacta hasta 2004.
Un grupo de arqueólogos de la Universidad Complutense de Madrid ha hallado enterramientos de niños en recipientes cerámicos en el yacimiento arqueológico de Castillejo del Bonete, en Terrinches (Ciudad Real). Un hallazgo «sorprendente» según estos arqueólogos dirigidos por los profesores doctores Luis Benítez de Lugo y María Benito que permitirá conocer más datos acerca de los rituales funerarios de hace 4.000 años.

«A falta del estudio antropológico, la situación de los enterramientos infantiles podría indicar una sectorización del espacio del cementerio, que dividiría la población entre adultos y personas de menor edad», afirman estos arqueólogos que resaltan su buen estado de conservación. De hecho, la cueva donde se han encontrado estos enterramientos había permanecido sellada e intacta hasta que fue descubierta en 2004.

Además de estos elementos, la campaña de excavación ha permitido descubrir huesos de una veintena de individuos que servirán para entender los rituales funerarios y religiosos durante la Edad del Bronce


SANTUARIO SOLAR
El yacimiento de Castillejo del Bonete mide 500 metros cuadrados, está compuesto por varios túmulos conectados entre sí mediante corredores y su construcción –sobre una cueva natural- refleja un simbolismo astronómico. Según un reciente estudio de la Universidad de Sevilla, estuvo vinculado a una religión solar pues su centro ceremonial cuenta con un marcador del amanecer del solsticio de invierno en una montaña de su horizonte y alineaciones con éste y otros eventos solares como el equinoccio o el solsticio de verano. Esto demostraría, según ese estudio, que su ubicación fue elegida de forma cuidadosa por sus primeros pobladores, dedicados a la agricultura y a la ganadería. A esta conclusión se ha llegado tras haberse encontrado vasos coladores, queseras, pesas de telar, molinos, dientes de hoz y cinco silos.

(Fuente: Las Provincias / J.V. Muñoz-Lacuna)

25 de septiembre de 2010

Arqueología: Los secretos de la Dama de Cádiz

A cada genio le corresponde una obsesión. Un teorema, una fecha, una clave, una nota, un color. La del arqueólogo Pelayo Quintero Atauri tenía forma de mujer. Desde que llegó a Cádiz, en 1904, su principal empeño había sido encontrar la réplica femenina del sarcófago fenicio que ejercía de estrella central del Museo. Aunque excavó necrópolis púnicas y romanas, recuperó joyas de oro de los ajuares funerarios de los hipogeos, urnas, ánforas, ungüentarios y lucernas, e incluso estableció la primera tipología exhaustiva de enterramientos gaditanos, Pelayo Atauri se 'autoexilió' a Tetuán en 1939 con esa obsesión intacta. Nada. Ni rastro de la chica que buscaba.

El 26 de septiembre de 1980, en un solar de la antigua calle Ruiz de Alda, los dientes metálicos de una excavadora quebraron lo que parecía una enorme placa de mármol. El operario introdujo la mano en uno de los huecos y extrajo trozos de hueso. Avisó a las autoridades. Pero era el mediodía de un viernes, y Ramón Corzo, tras ordenar que se paralizaran las obras, pospuso la visita de inspección hasta después del fin de semana.
Cuando, el lunes siguiente, acompañado de buena parte de su equipo, Corzo descubrió, tallada en la piedra, la serena belleza de un rostro de mujer, se dio cuenta de lo maquiavélico que puede llegar a ser el destino: el sarcófago estaba justo debajo de la casa de Pelayo Quintero. Las raíces de las palmeras que el arqueólogo ordenó plantar para darle sombra al patio habían terminado, buscando el asiento húmedo del terreno, por sortear la tapa y calar en el poso último de los restos.
La anécdota adquiere, así, el significado de una fábula con moraleja. Felipe Benítez Reyes escribe en 'Mercado de Espejismos': «Quintero Atauri tuvo, en fin, un sueño, pero nunca supo que dormía sobre ese sueño.. Jamás se nos ocurre mirar la tierra que pisamos cada día de nuestra existencia, aunque la mayoría de las veces esa tierra pisoteada es el único tesoro accesible: un lugar insignificante en el universo».
El potencial literario del asunto era tal que Fernando Quiñones le dedicó un cuento ( 'Los perdedores'), y Pilar Paz Pasamar, algo más tarde, otro.

Casi todos los grandes descubrimientos llevan aparejada su dosis de leyenda, y han contado con el concurso de la suerte o la casualidad. Pero en muy poquitos de ellos el relato es tan redondo, tan eficaz, que acaba por encubrir la verdadera dimensión científica del hallazgo.
El precedente
Los sarcófagos antropoides de Cádiz son los únicos ejemplares de ese tipo encontrados hasta la fecha en España. En toda Europa sólo existen, además de los que se exponen todavía juntos en el Museo Provincial, algunos (de peor calidad) en Sicilia. La mayoría de los investigadores piensa que las piezas gaditanas son importaciones del Mediterráneo Oriental o del sur de Italia, lo que confirmaría el destacado papel de Gadir en el mundo fenicio. No obstante, también hay quien ha defendido la presencia de un taller local. En cualquier caso, está claro que las personas que podían permitirse el lujo de ser enterradas en este tipo de sarcófagos pertenecían a la clase dirigente, pese a que los ajuares que poseían fueran muy escasos. El propio contenedor del cuerpo era por sí solo un elemento de prestigio al alcance de muy pocos.
El hallazgo del sarcófago antropoide masculino se produjo de manera casual, como consecuencia de los desmontes realizados en Punta de la Vaca, en 1887. Este descubrimiento fue el que llevó a pensar a Pelayo Quintero, años más tarde, que esa pieza no podía ser única en Cádiz. La que despertó su interés y fijó su obsesión.
En la tapa del sarcófago femenino que encontraron Corzo y su equipo se distinguían claramente los rasgos físicos de una mujer. La cabeza, en altorrelieve, corresponde a una joven peinada con tres filas de bucles en forma de bolas. Los ojos grandes, los párpados gruesos, la nariz recta y la boca simple le dan un aire hermoso y sereno. El cuello queda marcado por una pequeña depresión que imita el borde superior de la túnica. La poca policromía que permanecía intacta era la del pelo, de color rojizo. Ramón Corzo, por entonces director del Museo, recuerda con detalle la sorpresa que les supuso: «En realidad, nadie esperaba encontrar allí (en un solar sin restos aparentes de otra ocupación que no fuera moderna), un sarcófago antropoide, la pieza más destacada de toda la arqueología fenicia». Después de rellenar el interior del sarcófago de arena limpia, para proteger los restos, Corzo encargó la limpieza de los sillares y de la parte superior del enterramiento, su traslado al Museo y el vaciado y análisis del ocupante del sarcófago».

Una nueva generación
Esa tarea correspondió al arqueólogo Antonio Álvarez, quien se la tomó con tanta precaución que excavó el interior «con un pincel y una cucharilla». Al igual que para Corzo, la velocidad a la que pasó todo no le hizo ser consciente de que estaban «ante el hallazgo arqueológico más importante de Cádiz en el siglo XX». «Lo único que queríamos era cumplir con nuestro trabajo en esos momentos. Más tarde, cuando la gente empezó a preguntarnos '¿Oye, tú estabas allí?', comenzamos a darnos cuenta de la repercusión que había tenido el tema».
Corzo y Álvarez coinciden con el análisis de Juan Alonso de la Sierra, que habla del sarcófago femenino como un revulsivo importante para un Museo que, por entonces, se encontraba en plena transformación. «Fue una suerte, y creo que marcó a toda la generación de arqueólogos, como Antonio Álvarez, Luis Parodi, Paco Blanco, Ángel Muñoz, Antonio Sáenz, o Carmen García Rivera, que estaban allí y que luego se han hecho un nombre en esta profesión».
«Para muchos de nosotros fue un empujón definitivo», explica Lola López de la Orden, actual conservadora del Museo y que, recién licenciada, estaba por entonces viviendo su bautizo de fuego. «Nos íbamos de casa a las ocho de la mañana y regresábamos a las diez de la noche, pero totalmente encantados y felices, porque el sarcófago nos entusiasmaba». Aunque era voluntaria y trabajaba «por poco más que un bocadillo y una Coca Cola», el descubrimiento fue el resorte que la hizo ver que «ésta era una vocación demasiado fuerte», y la obligó a continuar en el tajo. Carmen García Rivera, que hoy dirige el CAS, admite que cada vez que pisa el Museo no puede evitar echarle un vistazo a la pieza y decirse: «Yo estuve allí».
Cuestión de sexo
El tirón popular del hallazgo (ese mismo año, en Carnaval, ya había gente disfrazada de Dama) también ha hecho que pasen desapercibidas las reservas del propio Antonio Álvarez, posteriormente director del Museo, sobre la rotundidad con que se afirma que lo que yacía dentro del sarcófago era una mujer. «Yo estuve analizando los huesos, no sólo porque tenía muy recientes mis cuatro años de Medicina, sino porque por entonces me dedicaba a la antropología física. Lo que todo el mundo sabe es que en antropología física, un solo individuo no delimita con exactitud el sexo. Hay que hablar en series estadísticas. No obstante, el esqueleto de la persona que estaba allí enterrada presentaba indicios de una musculatura fuerte, con una apófisis mastoides muy desarrollada, y eso puede indicar, normalmente, que se trata de un elemento masculino. Pero, como digo, no se puede asegurar radicalmente».
Ramón Corzo confirma que, lo que se ha estudiado al respecto hasta el momento, «no permite arriesgar conclusiones definitivas». Por ejemplo, «las caderas, una de las partes de la anatomía humana que mejor permite identificar el sexo, no estaban bien conservadas, eran los huesos que más se habían desecho por la acción de las raíces de las palmeras». Aun así, invita a las instituciones «a retomar el asunto, a recuperarlo, porque hoy en día sí hay métodos modernos y eficaces que nos permitirían solventar esas dudas, y otras». Corzo se refiere a las que también se tuvieron, en los 80, sobre si los restos que albergaba el sarcófago masculino podrían pertenecer a una mujer.
Antonio Álvarez afirma que no sería descabellado pensar que las familias pudientes del Cádiz fenicio de la época no encargaran estas piezas de lujo 'a la carta', sino con independencia del sexo del receptor.
Es posible, quién sabe, que la Dama de Cádiz sea un hombre, y el 'Señor', una mujer. Los sueños, incluidos los de Pelayo Quintero, siempre terminan cuando y como ellos quieren.