Hasta el próximo mes de abril, las piezas encontradas en el yacimiento serás sometidas a limpieza y medición. Foto: FORVM MMX. |
Se trata del "trabajo de oficina del arqueólogo", el menos conocido, pero que es absolutamente necesario, registrando todas y cada unas de las piezas encontradas desde una moneda hasta el trozo más pequeño de cerámica, según ha explicado a Efe Marcelo Castro, investigador principal del proyecto FORVM MMX.
Desde la primera semana de octubre hasta abril, se limpian, pesan, miden y relacionan con el lugar estratigráfico donde fueron encontradas, como si de una nube de puntos se tratara.
Los resultados en ocasiones permiten hacer cambios o precisar cronológicamente los hallazgos, que esconden la historia de los habitantes de esa ciudad, situada a cinco kilómetros de Linares (Jaén), lugar de paso de varias vías romanas, construida en el siglo I y abandonada entre el siglo II y el IV.
Es el caso de objetos como unos dados de marfil y fichas de juego, una llave en forma de ele encontrada junto a una puerta escondida bajo un ladrillo, o el engaste de un anillo de ágata con un "bonus eventus" (figura protectora romana, utilizada como sello).
También es curioso un grupo de monedas del bajo imperio romano, por ser la primera vez que se encuentra un conjunto completo asociado a un estrato.
Otro hallazgo llamativo ha sido el de dos lucernas, con grabados como el de Mercurio montando a un gallo, o una "menorá" (candelabro de siete brazos), que permite fijar la presencia de judíos en Cástulo en época romana.
Se trata de la segunda parte del estudio arqueológico, al que aún le seguiría una tercera, consistente en la publicación y difusión de los hallazgos, conclusiones con las que se reescribe la historia de los pueblos.
En este caso de una ciudad que en época ibera fue la capital de la Oretania, además de escenario de la Segunda Guerra Púnica, y lugar de nacimiento de la princesa Himilce, mujer del cartaginés Aníbal.
(Fuente. EFE / Ana Sola)