Para hacer la historia de la Diócesis de Astorga hay que recorrer medio mundo». Y es que, como explica el historiador Alejandro Valderas, hay miles de legajos, de archivos, de pergaminos del Reino de León que físicamente se perdieron con la Desamortización. El problema no surge a consecuencia de reivindicaciones provinciales, sino que va más allá y afecta a la posibilidad que tienen los investigadores de acceder a todas las fuentes históricas.
En este caso, la decisión de Mendizábal y el caos que se produjo a continuación provocó que hoy en día haya mucha información -"sobre todo relativa a la Edad Media-" perdida. «Durante una investigación, el catedrático Gaspar Morocho se encontró con que cientos de documentos del monasterio de Nogales que custodia el Histórico Nacional estaban podridos. Tuvo que fotografiar todo lo que encontró para que no se perdiera», relata Valderas, quien añade que en el centro hay cajas que no se han abierto en cien años. Además, en los antiguos pleitos con frecuencia aparecen «cosidos» pergaminos medievales, con lo que hay decenas de ellos que siguen siendo desconocidos para los estudiosos.
El Archivo Histórico Nacional custodia cajas con documentos leoneses que no se han abierto en más de cien años
Con la desamortización, los «papeles» de la Iglesia se trasladaron a la Delegación de Hacienda y de allí pasaron, entre 1850 y 1870, a la Real Academia de la Historia, lugar que gestará el futuro Archivo Histórico Nacional. Sin embargo, los expertos calculan que la mitad de todos los documentos se perdieron por el camino. Algunos están en manos de particulares, otros se quemaron y muchos se vendieron a extranjeros. El caso es que nunca llegaron a Madrid. León logró retener documentos del archivo de San Marcos, que publicó Catón, y pergaminos de los monasterios abiertos, como los Capuchinos, Gradefes o Carrizo, así como parte del tesoro de San Isidoro o la Catedral, pero no existe una documentación completa. En el extranjero se conservan buena parte de los tesoros en papel del Reino de León. Así, se sabe a ciencia cierta que muchos de los documentos que salieron de San Isidoro están en la actualidad en Londres. Es el caso de un códice medieval que recoge la correspondencia de los abades con eruditos de la época. Destacable es también un pergamino de Villamol, que se conserva en una biblioteca sueca o los papeles del marqués de Astorga, que están en la Biblioteca de Manchester. «Alrededor de 500 folios están en colecciones europeas», destaca Valderas.
Imagen del facsímil de los reyes leoneses Fernando y Sancha
El archivero recuerda que en la Universidad Complutense, que ardió durante la guerra civil, se dieron muchos códices por perdidos. Es el caso de las cartas de San Pablo (siglo XIII) procedentes del San Isidoro de León y que hoy en día se están recuperando. Durante más de cuarenta años, el fallecido José María Fernández Catón reclamó el regreso a León del archivo monástico, un afán que resultó infructuoso, como el que en 1870 realizó el por entonces archivero de León Ramón Álvarez de la Braña, que trató de conseguir que, como ocurriera con Galicia o Aragón, se abriera en San Marcos el Archivo del Reino de León. El propio Antonio Viñayo ha vuelto a reinvidicar el regreso a la Colegiata de lo que se expropió en el XIX. «Aquí estarían más seguros; hay dos canónigos con estaca toda la noche para vigilar el archivo», dice. (Fuente: Diario de León)