Visitantes en el castro de Santa María de Cervantes. EP
Las últimas excavaciones arqueológicas realizadas en el castro de Santa María de Cervantes sacaron a la luz la existencia de varios muros en el lado sur del yacimiento, superpuestos sobre un gran afloramiento rocoso.
La directora general de Patrimonio Cultural, María del Carmen Martínez, participó este domingo en una visita guiada para conocer el resultado de la última actuación realizada en este bien patrimonial y que contó con un presupuesto de 17.800 euros.
Según los primeros resultados del estudio, los muros descubiertos forman parte de un gran estructura de delimitación del recinto por su lado sur. "Estes novos achados reflicten a grande envergadura da obra de contención que se fixo durante a construción do castro de Santa María, o que permite aumentar o noso coñecemento sobre este conxunto e mellorar a súa conservación e posta en valor", subrayó María del Carmen Martínez.
Además de la propia excavación, los trabajos realizados en este última campaña arqueológica incluyeron también la limpieza manual y la consolidación puntual de los restos arqueológicos que se habían excavado en la década de los noventa del pasado siglo y que ocupan una superficie aproximada de 700 metros cuadrados, entre los que se encuentran muros, pavimentos y otras estructuras.
Características
El yacimiento del castro de Santa María de Cervantes se corresponde a un poblado minero ocupado entre los siglos I y II y que está integrado, además, por restos de las explotaciones mineras que había en su entorno. También destaca la iglesia y la necrópolis que se remontan al siglo XIV. Este conjunto arqueológico fue declarado BIC en el año 2019 y, desde entonces, la Xunta lleva invertidos 34.000 euros en su investigación y mantenimiento.
El yacimiento del castro de Santa María de Cervantes se corresponde a un poblado minero ocupado entre los siglos I y II y que está integrado, además, por restos de las explotaciones mineras que había en su entorno. También destaca la iglesia y la necrópolis que se remontan al siglo XIV. Este conjunto arqueológico fue declarado BIC en el año 2019 y, desde entonces, la Xunta lleva invertidos 34.000 euros en su investigación y mantenimiento.
(Fuente: El Progreso)