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3 de octubre de 2023

Los restos de ganado en un galeón hundido en Ribadeo explican la alimentación en el siglo XVI

El CSIC ha encontrado 78 huesos de animales, que dan cuenta de las fuentes de proteínas de la tripulación
Toma de medidas en el yacimiento del pecio Ribadeo I. | Christine Heamagi (MALtd), Proyecto ForSEAdiscovery-CSIC / Xunta de Galicia

En 1597, un galeón de guerra construido en Nápoles (Italia) naufragó en aguas gallegas. Este buque, el San Giacomo di Galizia, también conocido como Santiago, se hundió en el estuario de Ribadeo (Lugo), donde ahora el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) lidera su análisis, siglos después, con el objetivo de conocer cómo era la vida de sus tripulantes.

El yacimiento subacuático de los restos del Santiago, o el Pecio Ribadeo I, es un caso excepcional para estudiar un navío de guerra del siglo XVI en aguas territoriales españolas. La investigación de este pecio, que constituye un fragmento de una nave naufragada, ofrece una ventana al pasado, que permite conocer el ganado consumido por los marineros o el tipo de cerámica utilizada para almacenar agua y cómo se conservaban los alimentos.

Así, el equipo internacional liderado por el CSIC ha logrado reconstruir la historia del Santiago. Gracias al estudio de los artefactos sumergidos y la revisión de documentos históricos y análisis espectroscópicos, los investigadores se aproximan como nunca a las actividades ocurridas a bordo del navío, durante su breve periodo de servicio en la Armada española, desde su construcción en un astillero de Nápoles alrededor de 1590 hasta su naufragio en 1597.

La investigación, coordinada por las científicas Ana Crespo Solana y Marta Moreno García del Instituto de Historia (IH-CSIC), y Sagrario Martínez Ramírez, del Instituto de Estructura de la Materia (IEM-CSIC), ambos pertenecientes al CSIC, ha presentado los resultados recopilados en la revista Heritage. En este número monográfico especial ahondan en la cultura material y la vida a bordo de barcos de los siglos XVI al XIX y ofrecen una visión más amplia de las interacciones del entorno marino.

De acuerdo con la nueva publicación, este naufragio y otros de la misma época representan un valioso patrimonio histórico-arqueológico que ha recibido una atención limitada desde la perspectiva de la investigación subacuática, cuyo estudio proporciona «nuevas perspectivas sobre los contextos históricos y materiales de los siglos pasados», en palabras de Crespo.

La científica, especializada en historia y arqueología submarina, subraya que estos estudios «ofrecen una riqueza de datos significativos sobre la cultura material de la época, las dinámicas a bordo, las prácticas marítimas, las redes comerciales, los comportamientos y los conocimientos náuticos, así como el subsiguiente desarrollo y transformación de los sitios arqueológicos, los cuales se convierten en cápsulas históricas del tiempo». Ella lideró el proyecto europeo ForSEAdiscovery, que llevó a cabo la excavación subacuática entre 2012 y 2022. Actualmente, el trabajo continúa bajo la dirección de Miguel San Claudio Santa Cruz, arqueólogo de la Xunta de Galicia.

La gastronomía en un galeón de guerra
El estudio de los 78 huesos recuperados a bordo del Santiago revela, según el análisis arqueozoológico del Laboratorio de Arqueobiología de IH-CSIC, que los restos corresponden a diferentes porciones cárnicas, como vacas, corderos, cerdos, un ganso e incluso merluza.

Esto sugiere el papel fundamental del ganado como fuente primaria de proteínas para la tripulación. Según Moreno, el mayor número de desechos de vaca frente a las otras especies apunta a que el vacuno fue una fuente importante de proteínas para la tripulación. Además, la identificación de partes de animales con menor valor cárnico, como cráneos y extremidades distales de las patas, plantea la posibilidad de que se transportara ganado vivo para su posterior procesamiento a bordo.

Los patrones en la carnicería, como la frecuencia y ubicación de marcas de troceado en porciones pequeñas y manejables, indican a los científicos que los métodos de cocción más habituales eran la ebullición y el guiso. Además, los datos de envejecimiento denotan el probable consumo de carne tierna de vaca y cordero, indicando diferencias entre la alimentación de los oficiales de alto rango y el resto de la tripulación.

Por último, la recuperación de un tarsometatarso de ganso, un hueso sin rendimiento cárnico, supondría la presencia de aves de corral vivas a bordo, mientras que una vértebra de merluza se relacionaría con la provisión de pescado seco.

La cerámica, clave en el almacenamiento
Los análisis arqueométricos y químicos de las cerámicas, artefactos y restos óseos de fauna del yacimiento, han permitido a Ramírez, especialista en materiales del IEM-CSIC, reconstruir el itinerario de navegación del galeón. A través de la combinación del registro arqueológico con la documentación histórica, ahora se puede afirmar que el buque partió de Nápoles y pasó por Cádiz y Lisboa antes de hundirse en Galicia.

La cerámica se ha revelado como uno de los hallazgos más comunes, seguida de la madera y la piedra. Principalmente de manufactura portuguesa, estas vasijas no cumplían primordialmente funciones culinarias, sino de almacenamiento de agua y conservación de alimentos durante las extensas travesías marítimas. Además, «el estudio de las cerámicas y algunas piezas metálicas apuntan a diferentes técnicas de producción y a una importante cadena de conocimientos y mano de obra en su elaboración», detalla Crespo.

Las muestras se analizaron desde el punto de vista químico y mineralógico utilizando diferentes técnicas instrumentales en el IEM-CSIC, lo que ha permitido determinar dos tipos de cerámicas cocidas a diferentes temperaturas (<800ºC y >900ºC). Las primeras se relacionan con jarras para almacenar aceite, mientras que las segundas corresponden a piezas de vajilla, lo que confirmar la presencia de cerámica vinculada a la vida cotidiana a bordo de un barco militar.
Construcción naval mediterránea

En el monográfico también se publican los resultados de una intervención arqueológica del CSIC en el pecio de Mortella II, en 2021, que se realizó como complemento de la excavación del pecio del Mortella III efectuada entre 2010 y 2019, y al que está históricamente vinculado.

Ambos barcos eran mercantes genoveses que navegaban juntos y que se hundieron en 1527, en el contexto del séptimo conflicto italiano de la guerra entre Francia y España.

La revista recoge los principales resultados de las líneas de investigación sobre construcción naval y artefactos (anclas y artillería), del Renacimiento. La excavación de los pecios de la Mortella II y III fue dirigida por Arnaud Cazenave de la Roche y Ana Crespo.
(Fuente: The Objective)

14 de noviembre de 2021

Denuncian la extracción de restos arqueológicos de la ría del Eo

La asociación de actividades subacuáticas Illa Pancha, de Ribadeo, denunció hace unos días la extracción “indiscriminada” de restos arqueológicos del lado gallego de la ría del Eo, dentro de las campañas de excavación que periódicamente se hacen para conocer el galeón Santiago de Galicia



La asociación de actividades subacuáticas Illa Pancha, de Ribadeo, denunció hace unos días la extracción “indiscriminada” de restos arqueológicos del lado gallego de la ría del Eo, dentro de las campañas de excavación que periódicamente se hacen para conocer el galeón Santiago de Galicia, hundido frente a la villa lucense. Esta denuncia ha tenido réplica en Asturias a través del histórico buzo Javier Gallego, que ha presentado una queja formal ante el Ayuntamiento de Castropol y está dispuesto a llegar hasta la Unesco.

Gallego, miembro de varias asociaciones ligadas al estuario, considera que la manera de proceder en el lado gallego de la ría choca frontalmente con la dinámica asturiana, donde se aboga por conservar los restos en su ubicación como dictan las directrices de la Unesco al respecto. De hecho, hay un proyecto para crear un parque subacuático en la ensenada castropolense de Arnao, para conocer los restos buceando.

Sostiene el buzo que la extracción de material arqueológico en el lado gallego se ha hecho “de forma totalmente irregular”, en sacas de red plástica y “en condiciones deplorables”. En su escrito reclama a las administraciones competentes que soliciten formalmente una investigación sobre lo sucedido para saber si la Xunta de Galicia ha incurrido en “un atentado contra el patrimonio” por autorizar la campaña que incluyó estas extracciones.


27 de enero de 2016

Descubren un depósito de restos arqueológicos de los siglos XVII-XIX en Ribadeo (Lugo)

Anclas, jarrones, vasijas, piezas de cerámica e, incluso, una escudilla «intacta» forman parte del hallazgo realizado por los buzos de la Armada. Todas las piezas están datadas entre los siglos XVII y XIX. Los responsables de la intervención aseguran que "no hay constancia de ningún pecio en la zona".
Algunas de las piezas recogidas durante la intervención. FOTO: LA VOZ DE GALICIA.
La ría del Eo sigue deparando sorpresas. Buzos de la Armada iniciaron ayer los trabajos para analizar los restos arqueológicos hallados en el fondo arenoso a unos ocho metros de profundidad bajo el Puente de los Santos. Estos restos, que en un principio se creía que podrían pertenecer a un pecio, corresponden en realidad a varios barcos hundidos en la zona entre el siglo XVII y mediados del XIX. Así lo dio a conocer el arqueólogo subacuático encargado de la inmersión, Miguel San Claudio, quien añadió que «son restos de importancia arqueológica» y que podrán ayudar a profundizar en el estudio de las diferentes naves que alberga la ría.

En este nuevo punto donde se acumulan las piezas encontradas han aparecido restos de madera de grandes dimensiones, así como vasijas, jarrones y diversas cerámicas que aparentemente se encuentran en muy buen estado ya que algunas conservan incluso su color original. Entre los objetos destaca un plato de porcelana inglesa que conserva el sello de fabricación. «Tenemos que estudiar de dónde procede», señaló San Claudio.

Miguel San Claudio en el momento de una de las inmersiones.
FOTO: EL COMERCIO.

Los submarinistas han podido observar además lo que a primera vista parece un cañón lanzacabos, un frasco de cristal de un botiquín de uno de los navíos, así como varias anclas que tienen ciertas particularidades. Por ejemplo una de las anclas es fija, por lo que se podría haber utilizado en el cargadero de mineral que se encuentra en la ría. Además hay dos anclas admirantadas, uno de ellas es antigua, y la otra está modificada.

A UN MUSEO DE PONTEVEDRA
En este nuevo tesoro submarino no solo hay restos, sino también objetos que están en perfecto estado sin ningún tipo de rotura o deterioro. Es el caso de una escudilla que, según el arqueólogo subacuático, está «intacta» y que probablemente se le cayó por la borda a algún marinero. Además han conseguido rescatar varios platos enteros, procedentes de la vajilla de algún galeón, y que contienen dibujos que pueden ser muy interesantes para darán a conocer su procedencia. También han extraído de la ría tres botijas que se utilizaban entonces para el transporte de diversas mercancías, como aceites, agua o aceitunas.

Todos los objetos fueron inventariados utilizando técnicas de exploración y métodos no destructivos, realizaron fotografías e inspecciones visuales. Gran parte ellos fueron recuperados ayer para evitar su expolio y trasladados por parte de la Consejería de Cultura gallega, a través de su dirección general de Patrimonio Cultural, al Museo Masso de Bueu en Pontevedra.

DESALINIZAR LOS RESTOS
Los expertos que ayer realizaron la inmersión en la zona del hallazgo tendrán que desalinizar los restos para posteriormente proceder a su estudio y conocer con detalle la procedencia de los mismos.

Miguel San Claudio, arqueólogo encargado de la inmersión aseguró que «no hay presencia de un pecio», aunque la inspección realizada ha permitido descubrir una gran cantidad de material arqueológico en un nuevo punto que permitirá conocer nuevos detalles de la historia de la ría del Eo.

Estos restos fueron descubiertos por los buceadores del Centro de Actividades Subacuáticas Costa de Lugo, que realizaron una inmersión para despedir el año 2015, durante las pasadas navidades, encontrándose con el tesoro. Los buzos, que ya son conocedores de que «la ría está repleta de embarcaciones hundidas», alertaron a la Xunta de Galicia cuando pudieron ver estos restos de importante valor arqueológico. Julio Vázquez, encargado del Centro de actividades subacuáticas del Club Náutico de Ribadeo, cree que este hallazgo fue posible ya que «los temporales marítimos de finales de año hicieron aflorar estos restos», que hasta ahora estaban tapados por la arena, y de los que no se tenía constancia.

3 de diciembre de 2011

Un nuevo pecio del S. XVI se suma al inventario de Ribadeo

Tan solo unas horas después de la presentación, el pasado martes en el Club Náutico ribadense, de la finalización de las prospecciones submarinas ordenadas por la Consellería de Cultura e Turismo en esta localidad, así como en las de Viveiro y Xove, para inventariar sus fondos, el arqueólogo que viaja a bordo de la draga que opera desde octubre en la ría de Ribadeo, hizo parar las máquinas tras detectar los restos de otro pecio, inédito hasta la fecha.
Suarez Barcía muestra la zona de la Ría donde se halló el pecio.


Tras este último hallazgo, que nada tiene que ver con las prospecciones realizadas en el puerto deportivo de Porcillán entre el 28 de septiembre y el 17 de octubre, en las que se habían localizado los restos de tres navíos hundidos en Ribadeo, las consellerías de Mar y de Cultura se coordinan ahora para garantizar la continuidad del dragado en el canal de acceso al puerto de Mirasol, al tiempo que se protegen los materiales encontrados en las últimas horas.

Portos de Galicia debe suspender de forma temporal, como ya anunció tras recibir la notificación del descubrimiento, una parte del citado dragado del canal de acceso al puerto de Mirasol, ya que el pecio fue detectado en el lateral de la zona delimitada para la actuación, en un área de la ría cuya jurisdicción pertenece a Galicia. Por eso, el dragado solo se va a suspender en la citada superficie, mientras que puede continuar en el resto del canal.
Portos, que está ultimando el dragado en Ribadeo, y que apura asimismo la obra de ampliación del puerto comercial de Mirasol, con el objetivo de que esté lista a comienzos del próximo verano, extraerá en total 100.000 metros cúbicos de arena de este estuario, cuyo destino serán algunos arenales barreirenses, con el fin de regenerarlos.
Con estos trabajos, el ente gallego busca optimizar la competitividad de este muelle, así como ampliar el calado en la zona, para mejorar su operatividad.
Descubrimiento
La Consellería de Cultura e Turismo notificó que fue el pasado martes, día 29, por la tarde, cuando el arqueólogo que viaja en la draga, vigilando que no se dañe el patrimonio de los fondos en la extracción, le comunicó a los responsables de los departamentos autonómicos de Portos y de Patrimonio la aparición de restos arqueológicos en un lateral del canal de entrada, lo que hizo que se paralizase el dragado en la zona donde se encuentra el pecio.
Parece ser que el arqueólogo y los encargados de la draga vieron en el fondo de la ría, desde la embarcación, restos de madera y de plomo, por lo que decidieron parar las máquinas y comprobar de qué se trataba. La Xunta de Galicia prefiere no aportar datos sobre los restos, ni sobre su localización, para evitar su expolio, pero, según informaciones a las que tuvo acceso este periódico, los materiales hallados dan pie a pensar que se trata de un galeón del siglo XVI.
Advertencia
Los miembros del club de submarinismo ribadense Illa Pancha, que le facilitaron a los arqueólogos contratados por la Consellería de Cultura e Turismo para realizar las prospecciones que ya terminaron, las posibles localizaciones de varios pecios, admitieron ayer desconocer la existencia de estos últimos restos hallados. Señalan que, a pesar de sus habituales inmersiones por la ría, «justo en esa zona en la que se encontró este último pecio» no suelen sumergirse, porque «es un área de tránsito de los barcos que entran y salen del puerto de Mirasol y podría ser peligroso».
De todas formas, el club hace una llamada a la prudencia, porque «ya en su momento se advirtió de lo peligroso que era dragar sin que hubiesen terminado los trabajos arqueológicos y es que las autoridades podrían estar incurriendo, al dragar, en un delito contra el patrimonio histórico, tipificado en los artículos 323 y 324 del Códiga Penal, con penas de cárcel y sanciones; la ley advierte de que se penará incluso si se obra por imprudencia. Asimismo, la norma de Patrimonio de Galicia también recoge estos supuestos».
A este respecto, la Consellería de Cultura e Turismo aclara que «el pasado mes de octubre, cuando Portos decide realizar el dragado en el canal de navegación de acceso al puerto de Mirasol y ante la posibilidad de que en la zona hubiese restos de arqueología subacuática, la Dirección Xeral do Patrimonio Cultural obliga a realizar una prospección en el lugar» y añaden que «una vez recibido el informe de esa primera prospección, Patrimonio autoriza el dragado, con la condición de que un técnico vaya en el barco, realizando un control y un seguimiento de los trabajos, con la potestad de parar la draga si observa algún resto arqueológico», como finalmente ha ocurrido.
Procedimiento
En este momento, Portos de Galicia y el departamento autonómico de Patrimonio están estudiando las medidas cautelares que se van a adoptar para garantizar el cuidado y la preservación del pecio. «Vaise estudar a posibilidade de encargar un proxecto en profundidade do estado do pecio e dos restos arqueolóxicos, xa que se o proxecto de documentación determina que existen achádegos que puideran ser obxecto de espolio, poderán ser retirados», concluye el comunicado enviado ayer por la citada consellería, que dio a conocer este nuevo hallazgo patrimonial.
Asimismo, insisten en que «o estudio tamén determinará a necesidade ou non de realizar algunha medida para mellorar a conservación do pecio, como pode ser a de tapar parte do mesmo».
El regidor ribadense, Fernando Suárez, agradeció que la Consellería de Cultura le avisara ayer de este hallazgo y le prestó «toda a colaboración que precisen», dijo.
(Fuente: El Progreso)