google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Miguel Vidal
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7 de octubre de 2016

Las excavaciones del castro de Montealegre sacan a la luz una escultura antropomorfa del siglo I a.C.

Mide unos 60 centímetros de altura, es de granito y no conserva la cabeza. Representa un humano sedente con los brazos pegados al cuerpo y su gran valor reside en que fue encontrada en el propio contexto arqueológico. Desde primavera ya se han recuperado más de 20.000 piezas, la mayoría de cerámica y metal
Un equipo de quince personas trabaja en el castro hasta noviembre. FOTO: G. NÚÑEZ
El castro de Montealegre de Domaio (Pontevedra), cuenta ya con una pieza que protagonizará sin duda los escritos y estudios que se hagan en el futuro sobre este asentamiento. Se trata de una escultura antropomorfa de unos 60 centímetros de altura que el equipo de 15 personas dirigido por el arqueólogo Miguel Vidal encontró hace unas dos semanas. La figura es de granito y no conserva la cabeza. Representa un humano sedente con los brazos pegados al cuerpo. El gran valor de la pieza reside, entre otros aspectos, en que fue encontrada en el propio contexto arqueológico, pues muchas esculturas de este tipo aparecen muy desplazadas y extraer información sobre su origen es muy complicado. 

En este caso, los estratos inferiores del castro sobre los que trabajan los expertos, están datados en el llamado "cambio de era", con una supuesta ocupación continuada entre el siglo I a.C. y el siglo I d.C. La pieza se encuentra ya en fase de estudio y el arqueólogo reconoce que el trabajo por delante es intenso, y es que todavía se desconoce si es un hombre o una mujer o si tenía un significado simbólico o meramente práctico. Lo que parece claro es que no se trata de la representación de un guerrero, cuya función simbólica en los accesos a distintos castros se descubrió en diferentes yacimientos de Galicia y el norte de Portugal.

INTERVENCIÓN HASTA NOVIEMBRE
Las excavaciones se están realizando sobre una superficie de 700 metros cuadrados en la cara oeste del monte y sobre unos 400 metros cuadrados en el este. Esta segunda zona todavía se encuentra en una fase inicial de los trabajos y su excavación se intensificar hasta noviembre, cuando está previsto que concluya la intervención sobre el terreno.


Hasta ahora se han extraído y clasificado más de 20.000 piezas. Con la colaboración de expertos de la Universidad de La Coruña comenzó ya el trabajo para reconstruir el modo de vida del castro de Montealegre a partir de los elementos con valor histórico recuperados. Una vez que acaben las excavaciones el arqueólogo tiene 6 meses más de trabajo, entre el que destaca la reconstrucción digital en 3D de las piezas.

Además de la escultura antropomorfa, han aparecido elementos muy interesantes desde el punto de vista histórico.

OTROS HALLAZGOS
El más llamativo es el vial de entrada al castro con enlosado. Se conservan en perfecto estado más de 10 metros de esa vía. Miguel Vidal explica que no se conservan muchos en Galicia, pues las excavaciones parciales de castros suelen centrase en las cimas de los montes, en donde se dan los asentamientos más antiguos, mientras que la entrada está en la parte baja.

En este caso no está previsto que se excave la cima, pues quedará sobre el túnel y no estará afectada por las obras. Se identifican claramente en la vista los restos de hogares castrexos y el arqueólogo habla de que en su máximo apogeo el castro de Montealegre alcanzó las 3 hectáreas de superficie y se calcula que residieron en él unas 300 personas.

CERÁMICA
Las piezas de cerámica son las que más encuentran. Sobre todo restos de ánforas y de recipientes y utensilios de cocina. Las ánforas denotan un posible comercio con productos que llegaban de la zona de Gibraltar. "Era común que trajeran al noroeste peninsular vino, aceite y productos de salazón como pescado o la salsa Garum (muy común en la antigua Roma)", explica el experto. Es posible que se intercambiaran por otros productos como estaño, que era muy abundante en todo el área de población castrexa.

Las más de 20.000 piezas encontradas hasta la fecha no son solo elementos cerámicos o piedra, sino que también han aparecido distintos objetos fabricados en metal como dos anzuelos de bronce, fíbulas de distintas formas para sujetar las capas y agujas para los recogidos del pelo confeccionadas en bronce y con una detallada ornamentación.

HOGARES 
En la zona oeste del yacimiento excavado, el personal trabaja en una ladera con estructuras de habitación que se levantan en unos 30 metros de pendiente, con una inclinación del 55%, dificultando mucho las tareas. Hasta cinco estructuras construidas se encontraron, con buena parte de los muros perfectamente conservados bajo tierra y que ahora se reproducirán digitalmente mediante fotografías y técnicas en tres dimensiones para su posterior estudio, pues esta área periférica del castro desaparecerá con la construcción de la futura autovía.

Cerca de la vía de acceso los expertos entienden que las primeras estructuras acogían dentro de sus muros zonas de taller y de almacenamiento. En la parte más alta es claramente identificable un hogar con un pequeño vestíbulo en el que se conservan restos de una zona de combustión con varias piedras, que se pudo haber utilizado para cocinar o para otras tareas.

La intervención en la zona este ya desveló los restos de al menos una estructura de piedra, así como un enorme conchero colectivo, en donde los restos de moluscos denotaban la tremenda importancia de éstos en la dieta de la época.

Las conchas de moluscos permitieron conservar también restos orgánicos de las especies de animales que comían, entre las que destaca un asta de ciervo con 2.000 años de antigüedad. Apareció también una moneda con la efigie del emperador romano Tiberio (14-37 A.C.).

17 de agosto de 2016

Recuperan más de 10.000 piezas del castro de Montealegre (Pontevedra)

Trasladarán al museo los restos afectados por las obras de la futura autovía.  Desde el 1 de mayo trabajan en el yacimiento quince profesionales entre arqueólogos y auxiliares que se encargan de rescatar los antiguos sillares del poblado y todos los restos que aparecen en el lugar.
Entre los restos cerámicos encontrados hay ánforas de treinta litros de capacidad. FOTO: JOSEBA CUÑA.
El polvo se levanta al pisar el suelo en la escarpada pendiente que rodea al túnel de Montealegre. Junto a las obras para transformarlo en autovía el actual corredor de O Morrazo, varios hombres y mujeres trabajan en la excavación arqueológica del castro que los conductores no pueden ver.

El arqueólogo Miguel Vidal dirige un grupo de 15 profesionales entre arqueólogos y auxiliares que se encargan de rescatar los antiguos sillares del poblado y todos los restos que aparecen en el lugar. Hasta ahora han recuperado diez mil piezas y el número va en aumento. Esta tarea le ha sido encomendada por la Consellería de Infraestructuras, responsable del proyecto de autovía. A juicio de Vidal, a la hora de realizar obras públicas «hay que buscar un equilibrio entre la modernidad y la preservación del pasado. Antes de la ley del año 1985 se arrasaba con todo. Ahora, afortunadamente, no es así»

Las excavaciones arqueológicas comenzaron el pasado 1 de mayo. Son una condición ineludible antes de comenzar la apertura de las dos nuevas bocas que tendrá el tubo paralelo al actual. El desdoblamiento del túnel de Montealegre forma parte de la conversión del corredor en autovía.

SEISCIENTOS METROS CUADRADOS
Los trabajos en las ruinas enterradas bajo el humus se están realizando en un área de 600 metros cuadrados. Al otro lado del túnel, la superficie que tienen que excavar será menor, solo 200 metros. En estos perímetros todos los restos arqueológicos van a ser investigados y catalogados.

En cada una de las dos excavaciones se perforará una nueva boca para el túnel de la futura autovía. No existe una opción que permita soslayar por completo el yacimiento, que todavía permanece enterrado en su mayor parte en las faldas del monte, donde un bosque de eucaliptos, alcornoques y otras especies arbóreas han ocultado los vestigios de un poblado que existió en Domaio hace al menos 2.300 años.

El trabajo de arqueología en el yacimiento de Montealegre posiblemente se prolongue hasta final de año. Los trabajos son muy delicados y están condicionados por el tiempo. Si la climatología otoñal complica la actividad, se contratarán más personas para que se cumplan los plazos.


DESCUBIERTOS EN 1927
Los restos de Montealegre fueron descubiertos por Losada Diéguez en 1927 ya que se encontraban en terrenos propiedad de la familia de su mujer. En el año 2004, con motivo del proyecto del corredor, afloraron nuevos restos. Miguel Vidal estima que «el castro puede tener una superficie de tres hectáreas pero solo están excavados 1.500 metros».

Los investigadores han hallado restos de cerámica de diferentes tipos. Entre ellos sobresalen ánforas de 30 litros de capacidad. El director de la excavación señala que «son similares a las que usaban los romanos en sitios como Alemania y era el sistema habitual para transportar el aceite, el vino o las salazones. Podemos acreditar que en el poblado de Montealegre había un comercio con otros pueblos. La gente indígena de aquí tenía muchos contactos».

BASURERO DE CONCHAS
Una de las cosas más curiosas que ha aparecido ha sido «un basurero de conchas». Enterrada había una montaña de conchas de moluscos y bivalvos de hace más de dos mil años. «Debían consumir el marisco y luego tiraban las conchas en un vertedero del poblado», cuenta el arqueólogo. Entre las piezas más notables que se han encontrado se encuentran las ánforas Haltern 70, que están fechadas en el año 50 antes de Cristo. Ha aparecido también una fíbula en forma de omega, elaborada en bronce y una acus irinalis, una aguja que se empleaba habitualmente para sujetarse el pelo en el siglo I antes de Cristo (a.c.).

  • «Hemos encontrado restos de los siglos IV y III a.c.», cuenta Miguel Vidal, que ha dirigido más de medio centenar de excavaciones arqueológicas.
Con este ribeirense trabajan codo con codo la arqueóloga ferrolana Fiodora López y la arousana Alba González. Con sumo cuidado, los especialistas limpian y catalogan las miles de piezas halladas en este poblado prerromano. Cuando concluya el trabajo de campo y la investigación, las trasladarán al Museo de Pontevedra para dejar expedita la zona para la tuneladora.

18 de septiembre de 2015

La excavación destapa otras cinco viviendas de la Edad del Hierro en el castro da Cidade, en Barbanza (La Coruña)

Los arqueólogos también han encontrado varias cuentas de collar de color azulado que estiman que pertenecieron al Siglo V a.C.
 En la zona estarán trabajando quince personas, seis arqueólogos y nueve auxiliares de arqueología, hasta finales de septiembre. FOTO: CARMELA QUEIJEIRO
El castro da Cidade de Ribeira ha vuelto a sorprender a los expertos. La excavación ha sacado a la luz cinco nuevas cabañas, que sumadas a las encontradas el pasado verano, hace pensar a los arqueólogos que están ante un castro de un tamaño similar al de Baroña. En esta última fase, el grupo de quince personas comandado por Miguel Vidal está trabajado en 750 metros cuadros, de los 20.000 que se estima que ocupa el poblado en su totalidad.

Vidal asegura que el mayor hallazgo de esta segunda fase han sido las cinco cuentas de pasta vítrea. Los arqueólogos creen que formaron parte de un collar o una pulsera. «Esto nos hace pensar que hace 2.500 años a nuestros abuelos ya les gustaba adornarse, dice el director con una sonrisa.

Por el momento todavía necesitan realizar las pruebas del carbono catorce a las piezas halladas, aunque creen que todo pertenece al siglo X antes de Cristo, lo que los expertos denominan la primera edad del hierro. A pesar del poco tiempo del que disponen (terminan el día 30 de este mes) el grupo está muy contento. «Conseguimos pezas de moito valor histórico. Segundo os cálculos, pódese calcular que neste castro chegaron a vivir preto de cen persoas», asegura Vidal.

MEDIO MES DE TRABAJO
El equipo tiene todavía medio mes de trabajo en campo: «Seguiremos excavando, buscamos pruebas que nos permitan conocer la edad real de esta zona e incluso tenemos la sospecha de que pudo haber un herrero que trabajara el cobre o el bronce en esta zona».

Vidal cree, por la cantidad de cabañas por metro cuadrado que están descubriendo, que este castro se puede convertir en uno de los más importantes de la comarca. Una vez terminen con la excavación pasarán al laboratorio y a los despachos, luego tendrán que consolidar la zona para que la gente pueda visitarla sin dañar las pruebas. Todos esperan volver al castro da Cidade el próximo año. Vidal es el primero.

(Fuente: La Voz de Galicia / Álvaro Sevilla)