La decidida campaña puesta en marcha en los últimos meses por una asociación cultural para frenar el deterioro del monasterio medieval de San Ginés de la Jara comienza a dar buenos resultados. El Ayuntamiento de Cartagena ha escuchado las reivindicaciones que, como letanías, viene repitiendo desde el pasado mes de octubre la directiva de ese colectivo y ayer dio un paso que podría ser decisivo para evitar que el monumento quede reducido a escombros más pronto que tarde: ordenó a la propietaria del inmueble, la promotora Hansa Urbana, que haga obras de urgencia en el plazo de diez días y que inicie la restauración del monumento como máximo veinte días después.
Así lo decidió la Junta de Gobierno Local a propuesta del concejal de Urbanismo, Joaquín Segado. Dicho acuerdo contempla que, si la empresa no inicia las obras en ese plazo, será el Ayuntamiento el encargado de hacerlas de oficio. Después, le pasará la factura.
El Gobierno municipal justificó la adopción de esa medida por la necesidad de evitar que el monasterio quede reducido a escombros por la falta de conservación y las insuficientes medidas de protección. En los últimos meses gente desconocida ha expoliado y destrozado los pocos elementos de valor que quedaban en el recinto, incluidas las baldosas de suelos y zócalos de las estancias que hasta el momento estaban menos deterioradas.
Ahora, el Ayuntamiento obliga a Hansa Urbana a asumir su compromiso de restaurarlo y cederlo como contraprestación por la urbanización del Plan Parcial San Ginés de la Jara, donde está previsto el residencial turístico Novo Carthago.
Cautela en la asociación
La asociación fue constituida el pasado mes de octubre por unas trescientas personas de distintas poblaciones del Campo de Cartagena y de Murcia con la única finalidad de exigir a las administraciones la adopción de medidas urgentes para frenar la ruina del monumento. Desde entonces mantienen contacto permanente con la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad Autónoma. Javier Lorente reconoce el interés que han puesto los responsables de ese departamento autonómico para solucionar definitivamente ese problema y achaca a la influencia de Cultura la decisión adoptada ayer por el Ayuntamiento.
El concejal de Urbanismo, Joaquín Segado, confía plenamente en que Hansa Urbana acatará las órdenes de su departamento. Recientemente anticipó la medida a los representantes de la promotora, con quienes se reunió para repasar detalles de la tramitación administrativa del Plan Parcial de San Ginés de la Jara. «No me dijeron nada de lo que tienen previsto hacer», admitió el edil. Si finalmente la empresa no atiende el requerimiento, el Ayuntamiento asumirá el proyecto de restauración presentado por la promotora, valorado en 1,7 millones de euros. «Podremos hacerlo porque tenemos avales de la empresa por unos 16 millones de euros. Por sí solos no tendríamos riñones para hacer esa obra», admitió el responsable de Urbanismo.
Gran valor histórico
El monasterio de San Ginés de la Jara fue levantado por los franciscanos en el siglo XVI bajo el patronazgo del marquesado de los Vélez. Exceptuando la fachada renacentista, la configuración actual del convento corresponde a una reconstrucción realizada en el siglo XVII.
Los expertos sostienen que el monasterio está enclavado en un lugar de gran interés arqueológico ya que en la cima del monte Miral (o cabezo de San Ginés), al otro lado de la vía rápida de La Manga, se conservan restos de un poblado paleolítico. En la construcción del edificio se utilizaron también numerosos elementos arquitectónicos de época romana, lo que lleva a los arqueólogos a suponer la existencia de una villa romana en las cercanías del recinto.
San Ginés se mantuvo como enclave de culto cristiano durante la dominación musulmana y tras la Reconquista pasaron por allí dominicos y franciscanos. A principios del siglo XVIII, el monasterio perdió su uso religioso y salió a subasta como casa de labranza.
El edificio es actualmente propiedad de Hansa Urbana, que lo adquirió para entregárselo al Ayuntamiento totalmente restaurado. La empresa volvió a sellar todos sus accesos hace dos semanas para evitar nuevas incursiones de vándalos y ladrones.
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Restos de edificaciones que pertenecen al conjunto medieval
del monasterio de San Ginés de la Jara, al fondo, junto al Mar Menor
. :: PABLO SÁNCHEZ / AGM
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Así lo decidió la Junta de Gobierno Local a propuesta del concejal de Urbanismo, Joaquín Segado. Dicho acuerdo contempla que, si la empresa no inicia las obras en ese plazo, será el Ayuntamiento el encargado de hacerlas de oficio. Después, le pasará la factura.
El Gobierno municipal justificó la adopción de esa medida por la necesidad de evitar que el monasterio quede reducido a escombros por la falta de conservación y las insuficientes medidas de protección. En los últimos meses gente desconocida ha expoliado y destrozado los pocos elementos de valor que quedaban en el recinto, incluidas las baldosas de suelos y zócalos de las estancias que hasta el momento estaban menos deterioradas.
Ahora, el Ayuntamiento obliga a Hansa Urbana a asumir su compromiso de restaurarlo y cederlo como contraprestación por la urbanización del Plan Parcial San Ginés de la Jara, donde está previsto el residencial turístico Novo Carthago.
Cautela en la asociación
Los directivos de la recién creada Asociación de Amigos del Monasterio de San Gines de la Jara y Ermitas del Monte Miral recibieron la noticia con satisfacción y cautela. «No nos fiamos mucho de lo que pueda hacer ahora la promotora, pero que el Ayuntamiento mueva ficha es una buena noticia», dijo el presidente de ese colectivo, el pintor y fotógrafo Javier Lorente. Además, recordó que no es la primera vez que se anuncia una intervención urgente en el monasterio. «No es la primera vez que han colocado incluso carteles en la puerta anunciando que empiezan las obras y todos sabemos que después no se ha hecho nada», añadió.
La asociación fue constituida el pasado mes de octubre por unas trescientas personas de distintas poblaciones del Campo de Cartagena y de Murcia con la única finalidad de exigir a las administraciones la adopción de medidas urgentes para frenar la ruina del monumento. Desde entonces mantienen contacto permanente con la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad Autónoma. Javier Lorente reconoce el interés que han puesto los responsables de ese departamento autonómico para solucionar definitivamente ese problema y achaca a la influencia de Cultura la decisión adoptada ayer por el Ayuntamiento.
El concejal de Urbanismo, Joaquín Segado, confía plenamente en que Hansa Urbana acatará las órdenes de su departamento. Recientemente anticipó la medida a los representantes de la promotora, con quienes se reunió para repasar detalles de la tramitación administrativa del Plan Parcial de San Ginés de la Jara. «No me dijeron nada de lo que tienen previsto hacer», admitió el edil. Si finalmente la empresa no atiende el requerimiento, el Ayuntamiento asumirá el proyecto de restauración presentado por la promotora, valorado en 1,7 millones de euros. «Podremos hacerlo porque tenemos avales de la empresa por unos 16 millones de euros. Por sí solos no tendríamos riñones para hacer esa obra», admitió el responsable de Urbanismo.
Gran valor histórico
El monasterio de San Ginés de la Jara fue levantado por los franciscanos en el siglo XVI bajo el patronazgo del marquesado de los Vélez. Exceptuando la fachada renacentista, la configuración actual del convento corresponde a una reconstrucción realizada en el siglo XVII.
Los expertos sostienen que el monasterio está enclavado en un lugar de gran interés arqueológico ya que en la cima del monte Miral (o cabezo de San Ginés), al otro lado de la vía rápida de La Manga, se conservan restos de un poblado paleolítico. En la construcción del edificio se utilizaron también numerosos elementos arquitectónicos de época romana, lo que lleva a los arqueólogos a suponer la existencia de una villa romana en las cercanías del recinto.
San Ginés se mantuvo como enclave de culto cristiano durante la dominación musulmana y tras la Reconquista pasaron por allí dominicos y franciscanos. A principios del siglo XVIII, el monasterio perdió su uso religioso y salió a subasta como casa de labranza.
El edificio es actualmente propiedad de Hansa Urbana, que lo adquirió para entregárselo al Ayuntamiento totalmente restaurado. La empresa volvió a sellar todos sus accesos hace dos semanas para evitar nuevas incursiones de vándalos y ladrones.
(Fuente: La Verdad / Gregorio Mármol)
