google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: José Suárez Otero
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20 de junio de 2016

Documentan un claustro gótico olvidado en el centro de Santiago de Compostela

Se trata de un claustro gótico de finales del siglo XIV y principios del XV que está conectado con la catedral y permanecía oculto entre las casas parroquiales de Santa María Salomé y varios comercios de la Rúa Nova
La iglesia parroquial de Santa María Salomé, en el centro de la Rúa Nova de Santiago, era conocida hasta ahora por su portada con las imágenes de la Virgen de la Leche y la Anunciación; por los ángeles con gafas en uno de sus retablos barrocos; por su campanario modelo San Fiz de Solovio; incluso por su puerta principal pintada en tiempos recientes de un atípico color azul. A partir de ahora lo será por albergar en su conjunto arquitectónico un claustro gótico del que se conservan parte de las arcadas.

Algunos de los arcos eran de conocimiento público porque estaban a la vista, cuatro de ellos en un local que fue bar y al menos otros tres en sendas tiendas sitas en los números 29 y 31 de la Rúa Nova, junto a la iglesia. Pero es a raíz de unas obras de rehabilitación de una vivienda ubicada sobre el antiguo bar Los Porches, ya cerrado al público en la parte posterior del conjunto, cuando empiezan a descubrirse, el pasado mes de marzo, nuevos elementos que sustentan la tesis de que el edificio perdido era un claustro gótico de finales del siglo XIV y principios del XV.

La investigación dirigida por el arqueólogo José Suárez Otero ha atraído ya la atención de especialistas españoles y extranjeros, y el interés de las administraciones que habrán de decidir con el Arzobispado de Santiago, propietario del conjunto, el futuro de la intervención. Suárez Otero, profundo conocedor de la Compostela medieval y de la Catedral, donde desarrolló gran parte de su trayectoria profesional, presentó ayer la investigación de Santa María Salomé mediante una conferencia en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid.


«Todo el mundo hablaba de los arcos, pero nadie del claustro»,explica el arquitecto Ricardo Sáez, encargado de la obra de rehabilitación origen de los nuevos hallazgos. Sáez narra con entusiasmo cómo al empezar abrir muros ruinosos afloraron restos que, analizados por el arqueólogo, hilvanan un relato coherente producto de una unidad de diseño y de construcción. Primero un muro de entramado con ladrillos del siglo XVIII, sillares góticos con restos de policromía, un dintel gótico, una dovela, una piedra con inscripción, incluso un dintel con dos leones rampantes y una cruz patada, parte de un tímpano gótico que se encontraba en la fachada del edificio, adornando el portal junto al bar. Había muchas evidencias, pero hasta ahora no se habían investigado en profundidad y con una visión de conjunto. Uno de los arcos de la tienda de bisutería adosada a la iglesia de Salomé tiene una flor de lis, y dentro del templo también hay restos muy visibles, como el salmer de otro arco decorado en la capilla de San Andrés e indicios de lo que fue el suelo del propio claustro.

Este recinto gótico tendría una extensión aproximada de 400 metros cuadrados, delimitado en cada uno de sus lados por lo que hoy son la iglesia, las casas parroquiales, la sacristía y las dos tiendas de la rúa Nova. Al patio se accede desde la iglesia. Actualmente es una huerta en cuyos laterales se aprecian arcos, sus bases, cornisas y dovelas. Una de las partes más llamativas por su belleza es el conjunto de canecillos que debieron estar en el tránsito de la iglesia al claustro y que más tarde, en la transformación del románico al barroco, fueron recolocados bajo la cubierta del templo, en el lado que da al patio. Son hermosas esculturas en piedra, principalmente representaciones de animales.

  • Quién lo mandó construir y por qué estuvo en pie solo dos siglos es el misterio por descubrir
La iglesia de Santa María Salomé, primero románica y finalmente barroca, fue el centro de un conjunto de edificios en el que el claustro gótico tuvo una vida corta. Uno de los misterios que deberá descubrir la investigación arqueológica es quién lo mandó construir, con qué finalidad y el motivo de que estuviera en pie apenas dos siglos, hasta finales del XVI.

Esta falta de datos históricos en torno al claustro gótico contrasta con los existentes de los orígenes de la propia iglesia, que fue construida bajo mecenazgo de Gelmírez y fundada por Pelayo Abad. También está ampliamente documentada a partir de ese momento por su condición parroquial.

Sin embargo, «solo hay menciones difusas sobre la existencia de todo lo demás; menciones, por otra parte, únicamente referidas al proceso de su desaparición a finales del siglo XVI». Actualmente no hay más datos para una explicación histórica el claustro de Santa María Salomé que los restos que han empezado a salir a la luz, afirma el arqueólogo José Suárez Otero.

Una de las hipótesis respecto al claustro es que, al no estar documentada la existencia de una comunidad religiosa, pudo ser construido al mismo tiempo que un pequeño hospital que habría funcionado vinculado a la iglesia, pero no hay datos históricos al respecto: «Tampoco se ha reconocido ningún hospital de esas dimensiones y en ese lugar entre los muchos que poblaron Compostela en la Baja Edad Media».

Este fue uno de los temas abordados ayer en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando por Suárez Otero, que presentó los hallazgos de Santa María Salomé en una conferencia bajo el título Secretos de la Compostela medieval. Para el arqueólogo, es menos complejo sacar conclusiones sobre la construcción del claustro que su razón de ser asociado a una iglesia parroquial. Lo primero puede leerse en la tipología de los arcos, su decoración, las ventanas, la pintura mural también encontrada y los restos escultóricos. Aunque la investigación no ha hecho más que empezar, los técnicos no tienen duda de que el edificio es un claustro y que los hallazgos revelan complejidad arquitectónica.

Próximamente se realizarán catas arqueológicas en el suelo del antiguo bar Los Porches y la idea que se plantea ahora es abordar con posterioridad una excavación en el patio, pero esto deberá ser acordado entre la administración y el Arzobispado de Santiago.