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24 de abril de 2017

El 80% de los yacimientos arqueológicos de Almería están en riesgo

La provincia suma 1.200 vestigios inventariados bajo suelo, un maná turístico que no se aprovecha y que queda a merced de los expoliadores
El antiguo poblado romano de Baria, en Villaricos, fue salvado in extremis de ser destruido, pero tras excavarse permanece sin ser puesto en valor. FOTO: LA VOZ
Almería -además del turismo de sol y playa y los invernaderos- tiene un cuarto negocio amortajado desde siglos sin optimizar: 1.200 yacimientos arqueológicos inventariados, la amplia mayoría sin aprovechamiento cultural o turístico y sin sacar de ellos rédito económico alguno.

Según la revista de la Sociedad Española de Historia de la Arqueología, Almería estaría en el Top Ten de provincias españolas en cuanto a vestigios enterrados, tras Valencia, Barcelona, Málaga Granada, Cádiz, Santander, Sevilla y Alicante.

MUSEO A CIELO ABIERTO
Nadie ha calculado todavía, por la dificultad técnica que entraña, lo que reportaría al PIB provincial poner en valor solo una cuarta parte de esas reliquias de nuestro pretérito, excavadas y sin excavar, que duermen de forma estéril en el subsuelo almeriense y así poder convertir esta provincia en un gran Parque Arqueológico comunicado, una aspiración entroncada con lo que el belga Siret acuñó hace ya un siglo como ‘Almería, un museo a cielo abierto´.

Una de las aproximaciones más ambiciosas en los últimos años del estudio de la rica prehistoria e historia almeriense enterrada o semienterrada fue el informe elaborado hace ahora veinte años por el arqueólogo veratense Domingo Ortiz por encargo del Instituto de Estudios Almerienses que dirigía entonces Rafael Lázaro.

RIESGO DE EXPOLIO
Ortiz daba a conocer en 1997 que el 80% de los yacimientos arqueológicos almerienses estaban en “lamentable estado de conservación”, lo que provocaba la existencia de redes clandestinas de expolio y un mercado negro de antigüedades. Hoy ese informe veinteañero sigue teniendo vigencia, agravado aún más por la explosión urbanística, la falta de medios de vigilancia y los interminables expediente de incoación de la figura de Bien de Interés Cultural (BIC).

Dos décadas después, Domingo Ortiz habla en los mismos términos, “nuestros yacimientos siguen en igual o peor estado que cuando hice el informe, con escasas medidas cautelares y con graves amenazas, algunos han sido expoliados y destruidos parcial o totalmente”.

Par hacer ese estudio, el autor analizó 40 yacimientos, de los que la amplia mayoría siguen sin estar puestos en valor. Solo se salvan en este tiempo algunos como los restos de pinturas rupestres de la Cueva de los Letreros de Vélez Blanco, Los Millares, entre Gádor y Santa Fe, o Fuente Alamo, en Cuevas del Almanzora.

De similar forma se manifiesta la Asociación de Amigos de la Alcazaba y la Asociación Athenáa, que han venido luchando por la conservación y puesta en valor de estos vestigios.

En este tiempo, han sido afectados en mayor o menor medida yacimientos como Cerro Montecristo (Adra), Huéchar (Alhama), Fuente Bermeja, La Pernera y La Gerundia (Antas), Almizaraque, Campos y El Oficio (Cuevas), El Cerrón (Dalías), Ciavieja (El Ejido), Turaniana (Roquetas), Bayyana (Pechina) o Cueva de los Murciélagos (Lubrín), entre muchos otros.