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23 de agosto de 2011

La nueva campaña de excavaciones en Orce contempla sondeos en Cúllar y Huéscar


Robert Sala, director del equipo de investigación que trabaja en Orce, tiene previsto llegar hoy a la localidad del norte de la provincia para ultimar los preparativos de la nueva campaña de excavaciones que se prolongarán hasta el 18 de septiembre.
Los investigadores disponen de poco tiempo y poco dinero para lo mucho que hay que investigar; la mayoría de los expertos que forman parte del equipo -un total de 45 personas- son profesores universitarios que han de reincorporarse a sus departamentos, casi todos llegan de investigar en otros yacimientos, mientras que el presupuesto que ha concedido la Administración para la presente campaña de investigación es de apenas 65.000 euros.
La excavación está avalada por 32 especialistras
de 11 instituciones internacionales. 
Los trabajos se seguirán concentrando en los yacimientos de Fuentenueva 3 y Barranco de León 5, aunque hay algunas novedades como los sondeos que el equipo de Robert Sala tiene previsto realizar en Cúllar y Huéscar. Otra de las importantes novedades es la ampliación de la zona de investigación en Barranco León 5, un yacimiento del que se espera mucho.

Trabajos previos
Los trabajos de investigación se realizan bajo la dirección del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), la misma institución que hace varias semanas realizó un sondeo en Fuentenueva 3 para conocer mejor el contexto ecológico en el que se desarrollaron las primeras poblaciones humanas en Europa.
El sondeo mecánico ha estado dirigido por el doctor Josep María Parés, coordinador de geocronología del Centro Nacional de Investigación Sobre la Evolución Humana de Burgos (CENIEH).
Según comenta el propio Robert Sala «se perforó con una máquina 14 metros para obtener un tubo de sedimento que ahora está en CENIEH a disposición de todos los investigadores del equipo que necesiten tomar muestras para obtener datos diversos.
Concretamente, los especialistas podrán disponer de restos de polen extraídos directamente del sedimento, con lo cual se podrá saber cómo era el paisaje vegetal de Europa hace un millón de años. Los geocronólogos harán análisis isotópicos que permitirán afinar su cronología. En la misma línea, los geólogos podrán describir mejor la secuencia estratigráfica documentando niveles que no son visibles a primera vista y que se podrán así correlacionar con los otros yacimientos de Orce.

12 de agosto de 2011

El "hombre de Orce" seguirá bajo tierra

El presunto primer europeo seguirá bajo tierra. La Junta de Andalucía ha ignorado la solicitud para excavar en el yacimiento granadino en el que en 1982 aparecieron los restos del cráneo del supuesto Hombre de Orce, un homínido que habría vivido hace más de 1,5 millones de años.
El controvertido fragmento de cráneo encontrado en Orde en 1982
y conocido como "la galleta".


En marzo, un equipo de 32 científicos de siete países, liderado por Sarah Milliken, profesora de arqueología de la Universidad de Oxford, pidió permiso a la Junta de Andalucía para excavar en Venta Micena, uno de los yacimientos clave de Orce (Granada). La Consejería de Cultura "ni siquiera ha respondido", según denuncia Luis Gibert, geólogo e hijo del descubridor del cráneo del llamado Hombre de Orce, Josep Gibert. El yacimiento, sostiene el geólogo, "no se excava de manera sistemática desde 1985".


Orce parece maldito. Investigadores de Atapuerca, como María Martinón Torres, reconocen en voz alta que el conjunto granadino "no tiene nada que envidiar" al yacimiento burgalés. Sin embargo, Atapuerca es una referencia internacional y Orce es un lugar que remite a la tragedia de la ciencia española: el perro del hortelano, acusaciones cruzadas de fraude y una absoluta dejadez de las administraciones públicas. Algunos de los paleoantropólogos más prestigiosos de este país se niegan a hablar de Orce en público.


Un borrico
La maldición comenzó en 1987, cuando los codescubridores del cráneo, Jordi Agustí y Salvador Moyà Solà, abandonaron a Gibert y publicaron que los restos no pertenecieron a un humano, sino a un caballo. En seguida se empezó a hablar del Burro de Orce. La revista satírica El Papus publicó en su portada el cuerpo de un hombre con cabeza de borrico que decía: "Zoy ezpañó, cazi ná".


Sin embargo, Luis Gibert, de la Universidad de Barcelona, no se ha rendido y está empeñado en terminar la obra que comenzó su padre, fallecido en 2007. Además de la arqueóloga de Oxford, Gibert se ha rodeado de otros investigadores de prestigio. El padre de las excavaciones de Atapuerca, Emiliano Aguirre, y uno de los descubridores de la Australopithecus conocida como Lucy, Yves Coppen, respaldan el proyecto de Gibert. Pero la Junta, de momento, mantiene el yacimiento cerrado a cal y canto.
Acceso al yacimiento de Venta Micena en Orce (Granada).


"Habíamos pedido comenzar a excavar el 1 de agosto. Como respuesta sólo hemos recibido silencio administrativo. Si, por lo menos, hubieran rechazado nuestro proyecto podríamos haber mejorado las deficiencias, pero ante el silencio no podemos hacer nada", lamenta Gibert.


Tres de los yacimientos de Orce -Venta Micena, Fuente Nueva 3 y Barranco León- tienen una antigüedad de por lo menos 1,3 millones de años. La Junta sólo ha permitido las excavaciones en los dos últimos a un equipo dirigido por Robert Sala, de la Universitat Rovira i Virgili. Venta Micena sigue paralizado.


El delegado de Cultura de la Junta en Granada, Pedro Benzal, admite el retraso histórico, pero asegura que desde la llegada en marzo de 2010 del nuevo consejero de Cultura, Paulino Plata, "Orce es la prioridad número uno". Benzal atribuye la parálisis en uno de los yacimientos más importantes de Europa a las peleas en los tribunales y a las trabas burocráticas.


"La casa está ordenada"
Tras más de una década de cerrojazo, la Junta autorizó en 2003 una pequeña intervención en Venta Micena al Instituto de Paleontología Crusafont, de Sabadell. Esta institución científica puso al frente de las miniexcavaciones a Josep Gibert. Finalmente, la Junta impuso una multa de 60.000 euros al investigador por, supuestamente, excavar sin permiso. El contencioso administrativo se alargó hasta la muerte de Gibert en 2007.


"El parón en Orce pudo estar motivado por aquel litigio, pero ya no va a haber ningún parón más en la zona", opina Benzal. Sin embargo, el yacimiento ha seguido parado desde 2007. El delegado de la Junta achaca este segundo bloqueo a la burocracia. El Gobierno andaluz ha decidido declarar los yacimientos de Orce como Bien de Interés Cultural (BIC). Y para gestionar un BIC, argumenta Benzal, es necesario un plan director, que regulará las excavaciones en la zona durante "los próximos 10 o 15 años".


"Sin la declaración de BIC no podíamos planificar las excavaciones. Ahora la casa está ordenada y vamos a ver si caben varias familias", añade Benzal, en referencia a los diferentes equipos de científicos. El plan director, asegura, estará listo en septiembre.


Para Luis Gibert, no obstante, todos estos razonamientos son excusas. "El silencio administrativo se debe a la política de la Junta de restringir los permisos de excavación a nuestro grupo", zanja. En realidad, en Venta Micena no investiga ni su grupo ni ningún otro. Es, según todos los expertos consultados, un yacimiento desperdiciado por una mala gestión.


"Me consta que la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta no tiene ningún veto contra el equipo de Gibert. Yo le pido paciencia y prudencia, porque nadie excluye que su equipo pueda intervenir a medio plazo. Nadie ha tirado su propuesta a la papelera", responde Benzal, que lanza una advertencia: "A Gibert no le viene bien hacer declaraciones de que está vetado".


El director de las excavaciones en los otros dos yacimientos de 1,3 millones de años, Robert Sala, cree que el conflicto "tiene que solucionarse ya". Su equipo comenzará el 28 de agosto los trabajos en Barranco León y Fuente Nueva 3. Allí, en campañas anteriores, los científicos han desenterrado evidencias de actividad humana de hace 1,3 millones de años, como herramientas de piedra y huesos de animales con marcas de corte. De momento no ha aparecido ningún resto fósil. En Venta Micena, subraya Sala, muy crítico con el supuesto Hombre de Orce, "ni fósiles humanos ni evidencias de actividad humana". No obstante, añade: "Todos esperamos que se excave en Venta Micena, pero la decisión es de la Junta".


Sala espera encontrar restos de la llamada especie Ñ, la misma hallada en la Sima del Elefante, en Atapuerca, que habría vivido hace más de 1,2 millones de años. Uno de los miembros de su equipo, Juan Manuel Jiménez Arenas, de la Universidad de Granada, cree que el debate sobre si el cráneo descubierto por Gibert perteneció a un caballo o a un humano "es estéril, porque en Orce hay presencia humana sí o sí".


Una guerra heredada
El geólogo Luis Gibert ha heredado la guerra emprendida por su padre contra la Junta de Andalucía para excavar en Venta Micena. Y también ha heredado la confrontación con buena parte de la comunidad científica. El catedrático Paul Palmqvist, de la Universidad de Málaga, conoce bien el trabajo de los Gibert. En 1995, firmó con el padre un artículo en la revista Journal of Human Evolution que resucitó al supuesto Hombre de Orce, pero en seguida volvió a morir. Palmqvist había analizado las suturas craneales de un dibujo que le había suministrado Gibert y había llegado a la conclusión de que aquello no era un caballo, sino un humano. En cuanto se publicó el estudio, un colega le dijo: “Paul, te han dado gato por liebre”. El dibujo de Gibert estaba simplificado y Palmqvist reculó: el cráneo seguía siendo de caballo. “Josep Gibert siempre fue un chapucero, sólo iba buscando evidencias para sus conclusiones. Sólo excavaba en busca de restos humanos, lo demás le daba igual”, sentencia Palmqvist, que codirigió la última excavación puntual en Venta Micena, en 2005. “Tiene sentido que allí no haya restos humanos, porque Venta Micena era una especie de basurero para las presas de hienas gigantes, que eran exclusivamente carroñeras. En ese contexto los homínidos no pintan nada”, opina.
(Fuente: Público)

31 de enero de 2011

La torre nazarí de Romilla, en Granada, abandonada a su suerte

La torre de Romilla se alza a 538 metros de altitud en este anejo de Chauchina desde la época nazarí. El monumento se encuentra en un estado de abandono visible y Juan José Casado, profesor de Historia, ha denunciado el caso a ideal.es. 


El monumento, declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía desde 1985, se encuentra en una finca de propiedad particular, según Casado. El profesor denuncia públicamente el abandono de la torre a título personal por su interés en conservar este patrimonio. Juan José asegura que en 2007 se hizo una actuación por la Delegación de Cultura para intentar conservar el estado de la torre. En esta fecha, se instaló una puerta de aluminio para impedir la entrada al interior de sus tres plantas, intentar conservar el aljibe que se encuentra debajo de la planta inferior y lo que queda de la bóveda de medio cañón. Según un estudio del CSIC, la torre debió construirse en el siglo XIV y muestra claras influencias orientales.

Actualmente, se puede observar que la puerta de aluminio que se instaló ha sido arrancada permitiendo el libre acceso al interior de la torre. El estado de abandono del interior del monumento presenta una clara peligrosidad dado que el aljibe está lleno de escombros y la caída puede ser de más de un metro. Según Juan José, «chavales del pueblo se meten ahí a hacer fogatas y se suben por la escalera metálica que hay en su interior para hacer pintadas». La escalera fue instalada por el Instituto Geográfico Nacional para acceder al vértice geodésico, que también ha sido quitado. La torre está cubierta por una chapa metálica por encima convirtiéndose en cobijo para niñerías que pueden terminar en una desgracia. «En la planta inferior se puede ver que alguien ha metido hasta un pupitre y una silla», denuncia Casado. La escena que presenta la torre parece sacada de una película de terror y observando la altitud de las pintadas en su interior aterroriza pensar que los chavales se suban ahí a oscuras o sólo con la luz de las fogatas.




Según Juan José, él mismo ha puesto en conocimiento del ayuntamiento de Chauchina el estado de abandono de la torre. «También he mandado un correo electrónico al director de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura y no he recibido respuesta». Por parte de este periódico, nos hemos puesto en contacto con el ayuntamiento del municipio y no nos han confirmado tener conocimiento sobre el tema. Además, una fuente municipal nos aseguró que no se creía que la noticia fuera cierta. En ideal.es se puede comprobar en vídeo la falta de conservación de la torre así como la peligrosidad que esto presenta si no se instala una puerta para prohibir el acceso a la misma.
(Fuente: Ideal.es)

13 de noviembre de 2010

Aparecen nuevos restos arqueológicos en las obras del metro de Granada

Una estructura arqueológica, vinculada con la necrópolis aparecida la pasada primavera en Severo Ochoa y Campus universitario de Fuentenueva, apareció ayer en el cruce de Méndez Núñez con el Camino de Ronda, justo donde el metro comienza a soterrarse. Cultura no dispondrá hasta el lunes del informe pertinente para conocer la relevancia del hallazgo, aunque el delegado provincial del ramo, Pedro Benzal, cree que su importancia puede ser similar a la de los restos hallados la pasada primavera. "Esperaremos al lunes para ver el informe".
Hasta el lunes no sabremos la importancia del hallazgo.
Mientras tanto, las obras se han ralentizado y no podrán avanzar mientras no se decida qué hacer con esos restos. Los vestigios arqueológicos de Fuente Nueva se desenterraron y trasladaron a un recinto para ser investigados. "Buscaremos la solución adecuada, pero el trazado a estas alturas no se modificará", comentó Benzal. Por su parte, el director del Metropolitano, Francisco Ruiz Dávila, advirtió ayer de que este hallazgo era "esperable" y las obras "siguen manteniendo sus plazos para que el metro esté funcionando en 2012".

Fuente: Ideal.es

4 de agosto de 2010

El naufragio de "La Capitana": inmersión en La Herradura (Granada)

La Herradura es uno de los enclaves favoritos que posee la costa granadina para hacer submarinismo. De hecho, son muchos los aficionados de toda España que visitan nuestros fondos marinos por sus aguas transparentes y su belleza marina, pero son muy pocos los que la conocen por episodios históricos acaecidos en sus acantilados, que por desgracia han dejado una triste huella en la historia de España.
Uno de esos episodios tuvo lugar el lunes 19 de octubre de 1562 cuando 25 galeras de 28 naufragaron en la Punta de la Mona al mando del Don Juan de Mendoza y murieron alrededor de 5.000 almas.
Sumergirse en el maravilloso mundo de la arqueología submarina es apasionante y más en este caso tan especial, por cuanto la cantidad de barcos hundidos en un espacio físico tan reducido hace de esta inmersión algo extraordinario.

La tragedia de La Herradura marcó en gran medida el reinado de Felipe II, para quien el control del Mediterráneo era uno de sus principales objetivos. Según reseña la profesora María del Carmen Calero Palacios en su libro 'Aportación documental en torno al naufragio de la Armada Española en La Herradura', «Felipe II inició su reinado con la obligación de atender el peligro por el dominio del mar; más que una condición de poder, era la razón de su misma existencia». Ese dominio del Mediterráneo se hacía necesario no sólo para combatir a los turcos, sino para asegurar las comunicaciones con el resto del imperio, que entonces incluía a Sicilia, Cerdeña y otros reinos italianos.
A la Piedra del Hombre
La preparación de la inmersión se hizo en base a los datos que fui recopilando de diversas fuentes históricas y la idea era la de comenzar por un punto estratégico en la Punta de la Mona, concretamente la Cueva del Jarro e ir subiendo la cota de inmersión hasta llegar a la Piedra del Hombre, donde suponía que era el lugar más cercano a la playa donde una galera podría estar anclada sin correr el peligro de encallar.
Luis Pellejero, de Buceo La Herradura, conocedor de los lugares marinos de nuestra costa como si fuera el callejero de Almuñécar, me propuso realizar distintas inmersiones a lo largo de donde se suponía que fue el naufragio. Según los documentos, las galeras de España se habían refugiado del temporal de Levante. En primer lugar 'La Soberana', seguida de la 'Mendoza' y 'San Juan', y a continuación todas las demás. 'La Capitana', 'Patrona' y 'Esperanza' estaban en el centro de la escuadra.
La primera de las inmersiones fue a unos 30 metros de profundidad. El equipos de buceo estaba compuesto por Luis Pellejero, Julio de la Rosa y yo. Contábamos con unos torpedos eléctricos que nos trasladarían con facilidad por los fondos marinos y hacían la inmersión menos penosa. Además, estos aparatos ayudarían a levantar la arena del fondo en poca cantidad cuando observáramos algún indicio del naufragio.
Nuestra intención era hallar algún vestigio del naufragio y documentar gráficamente el lugar exacto donde se encontraba, ya que la carga de las galeras, según el libro de la profesora Calero, estaba compuesta de piezas de artillería, munición, avituallamiento cargado en el puerto de Málaga, así como herramientas, clavos y cadenas, necesarias para las posibles reparaciones durante la campaña. Súmese a esto las mercancías que llevaban los marineros para negociar en los puertos y el cargamento para aprovisionar los destacamentos de Orán ( Túnez), destino que tenia la Armada, así como dinero para pagar la infantería de tierras de ultramar.

Las inmersiones continuaron y en los días siguientes nos acercamos cada vez más a las cotas previstas sin ver ningún rastro del naufragio. Eso sí, la fauna y flora que pudimos ver en las inmediaciones de la Punta de la Mona satisfacían el esfuerzo que estábamos realizando para encontrar el naufragio.
Cerámica esperanzadora
En una de las inmersiones dimos con unos restos de cerámica que en un principio podían pertenecer a la Armada. Esto nos ilusionó. La extracción fue minuciosa y anotamos todos los datos posibles para situar el hallazgo.
En mis cavilaciones pensé en esos pobres galeotes suplicando que los liberaran de sus cadenas, pues así lo autorizaba el Rey en caso de peligrar la nao y así lo hizo el capitán Mendoza cuando arreció el temporal. También mandó sujetar las naves con dobles hierros, cuestión que no gustó a la tripulación, ya que en esas circunstancias sólo se solía echar un ancla para que la nave pudiera garrear y afrontar el temporal por proa.
La galerna no les permitió desplazarse hasta la punta opuesta de Cerro Gordo o refugiarse detrás de la Punta de la Mona en lo que era la playa de los Berengueles -hoy Marina del Este-; sólo tres embarcaciones consiguieron salvarse de aquel infierno: 'La Soberana', 'Mendoza' y 'San Juan'.
Más de 5.000 personas perdieron la vida en aquel naufragio, la mayoría mujeres y soldados, ya que estos estaban menos preparados para poder bregar con las olas pues sus vestimentas y armaduras los hacían pesados y poco operativos. Salvaron sus vidas unas 2.000 personas, en su mayoría galeotes, al estar más ejercitados y mal vestidos, con lo que pudieron alcanzar la playa y de ahí la libertad. Cuentan las crónicas que, aunque en su mayoría fueron capturados de nuevo, muchos lograron escapar por la Sierra de Almijara.
Tristeza la nuestra al comprobar que los restos encontrados no tenían ningún valor . Fueron muchos los esfuerzos y muchas las inmersiones que dedicamos a esta aventura. Quizás después de 448 años las mareas cubrieron con unos cuantos metros de sedimentos los restos del naufragio. O, como alguien me comentó, los numerosos barcos extranjeros que en los años ochenta visitaron la zona esquilmaron todo lo que encontraron y nos dejaron huérfanos de nuestro patrimonio arqueológico marino, como ocurrió con el 'Odyssey'.
Una ermita de recuerdo
Con los maderos que sacó el mar a la playa, se construyó en La Herradura una ermita con el nombre de la Antigua, en honor a los fallecidos en el naufragio. El propio Cervantes hace referencia a este hecho en el Quijote: «...Fue hija de Don Alonso de Marañón, caballero del hábito de Santiago, que se ahogó en La Herradura...». También hay un bello poema de Fernando Moyano, soldado de la infantería española del tercio de Flandes, que salvó su vida al encontrarse en una de las tres galeras que pudieron refugiarse: «No hay hombre que aquello cuente / Que de lástima no llore / Y luego tras desta corre / La Capitana De Nápoles, no con gana / Sino harto con despecho / Que los lleva / Para adentro y los anega / Sin poder dalles remedio».
(Reportaje de José Manuel Fernández en elideal.es)