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4 de agosto de 2014

Encuentran restos de un carro carpetano en el yacimiento de Titulcia (Madrid)

Los arqueólogos que trabajan en el yacimiento carpetano de Titulcia (Madrid) han encontrado los restos de lo que podría ser un carro prerromano del siglo II a.C. para un auriga. Se trata de una llanta de hierro fragmentada que conserva los clavos que la unían a una rueda maciza de madera y la parte metálica de lo que podría ser el cubículo del carro que portaba al auriga. Según los expertos «es la rueda más antigua hallada hasta la fecha en la región."
Los arqueólogos extraen las piezas metálicas que pudieron pertenecer a un carro carpetano del S. II a.C. Foto: ABC
No es cualquier hallazgo. El yacimiento carpetano de Titulcia ha vuelto a sorprender a los arqueólogos que llevan más de una década desgranando la historia de los primeros madrileños que habitaron de forma estable la región. Capitaneados por José Polo y Carmen Valenciano, hace apenas unos días han encontrado los restos de lo que podría ser un carro prerromano del siglo II a.C. para un auriga. «Todos los elementos hallados apuntan a que podría tratarse de una pieza muy singular», explica Polo. Esos elementos, que han sido encontrados en el rincón de una estancia de sólo dos metros cuadrados, son de hierro y bronce.

«Entre ellos, el más evidente es una llanta de hierro fragmentada que conserva los clavos que la unían a una rueda maciza de madera y la parte metálica de lo que podría ser el cubículo del carro que portaba al auriga», dice este responsable de las excavaciones de Titulcia. «Es la rueda más antigua hallada hasta la fecha en la región. No se ha encontrado otra en estas circunstancias, y menos en un recinto tan especial», comenta. Pero hay otros elementos que señalan la singularidad de este nuevo descubrimiento. «Al lado hemos encontrado elementos tubulares de apliques de hierro y bronce decorados que podrían ser los pasamanos del carro», cuenta entusiasmado.

De confirmarse, la Comunidad de Madrid estaría ante algo «absolutamente único». «Es solo un ejemplo más de la importancia que Titulcia tuvo en la época, con una sociedad jerarquizada en la que existía una élite que podía tener caballos y este tipo de carros», añade. A pesar del júbilo con el que el equipo –en el que además de Valenciano y Polo participan otros siete arqueólogos– ha vivido el descubrimiento, aseguran que es necesario esperar a la restauración para saber, a ciencia cierta, si se trata de esta pieza o no.


En el caso de la llanta, guarda cierta similitud con una rueda de carro encontrada en el poblado de Amarejo en Bonete, Albacete. «El carro podría ser muy parecido al representado en un relieve carpetano encontrado en Illescas, a 30 kilómetros de Titulcia», apunta. 


El Museo Arqueológico Regional ha comenzado ya a identificar y restaurar cada una de las piezas. «Su director, Enrique Baquedano, nos ha prestado su apoyo técnico junto a Ignacio Muñoz, director general de Patrimonio de la Comunidad, para seguir descubriendo la historia que encierra esta importante ciudad carpetana», destaca Polo.

En este enclave arqueológico, situado a 40 kilómetros al sur de Madrid, carpetanos, romanos y árabes dejaron profundas huellas que afloran incesantemente desde hace una década. Fue el primer territorio establemente poblado de la región madrileña. Por su trascendencia, la Comunidad de Madrid lo declaró Bien de Interés Cultural (BIC) en agosto de 2012. Dos años antes, el mismo equipo arqueológico sacó a la luz su afamada pátera, conocida como la «Medusa de Titulcia».

La "medusa de Titulcia".
UN LUGAR "PRIVILEGIADO"
Precisamente, estos restos inéditos se han encontrado a sólo tres metros de donde fue hallada la pátera. «Los objetos más especiales del yacimiento han sido extraídos dentro de este edificio singular. No podemos aventurar que se trate de un templo, pero desde luego era unlugar privilegiado y respetado por los carpetanos de Titulcia», explica José Polo. «Estaba custodiado por un perro guardián del que hace dos campañas encontramos sus restos, aún atados con una cadena a una argolla en la pared», prosigue. «Es un lugar fascinante que promete muchas más sorpresas», advierte. 


La ciudad carpetana sufrió un colapso súbito a mediados del siglo II a. C. «Las pruebas del carbono-14 datan la fecha entre el año 147 y el 139 a. C. El margen de error es muy pequeño», asegura el arqueólogo. Todo se quedó detenido, bajo los escombros de un incendio primero y enterrado después, en aquel instante que ocurrió hace más de 21 siglos. Titulcia se emplaza en la cabeza de comarca de esta civilización. La ciudad se asentaba en una colina desde la que los pobladores podían controlar las aguas de los ríos Jarama y Tajuña, lo que propició que se convirtiera en un lugar geoestratégico. Prueba de ello es la fortaleza defensiva construida de forma aterrazada que impedía el paso a la caballería enemiga.

«Aún no se han encontrado restos humanos ni vestigios de que se produjera una batalla», explica. «Puede que los habitantes de Titulcia huyeran del enemigo —la fecha coincide con las campañas del lusitano Viriato en Carpetania— y que estos arrasaran la ciudad, aunque sin expoliarla. Prueba de ello es que se dejaron piezas tan valiosas como la pátera hallada en 2010», opina. Otra posibilidad, según este especialista, es que los propios carpetanos arrasaran su ciudad para evitar que el enemigo se apoderara de sus bienes.

Lo que está aflorando es la Titulcia próspera, «con una jerarquía social muy bien estructurada», de la que hablan los escritos romanos. Conocida como la «Mesopotamia de los carpetanos», era rica en productos agrarios, ganaderos y manufacturas metálicas y cerámicas, de las que se han encontrado más de dos toneladas de restos en un buen estado de conservación.