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27 de mayo de 2011

La Alcazaba de Badajoz reescribe su historia

Los últimos hallazgos apuntan a que esta fortaleza tenía una sola coracha y no dos, como se creía hasta ahora, y arrojan nuevos datos de la época bajomedieval
Que la seña de identidad de la Alcazaba de Badajoz es almohade no es ningún secreto. Que esta fortaleza ha sobrevivido distintas épocas y ha pasado por diferentes manos tampoco es un gran descubrimiento. Sí es novedosa toda la información que ahora está sacando a la luz acerca de la vida que latía en el interior de las murallas durante el periodo bajomedieval.
La Baja Edad Media sale a relucir en la Alczaba de Badajoz.
Aunque existe documentación sobre esta época en Badajoz, hasta el momento apenas se sabía nada del hábitat, la vida y las gentes que ocupaban este territorio. En la Alcazaba nunca se habían encontrado restos arquitectónicos bajomedievales y, por lo tanto, se disponía de poca información de este periodo histórico. Pero esto ha ido cambiando desde que comenzó la primera fase las obras de rehabilitación y consolidación de este espacio, que abarcan de la Puerta de Carros a la Puerta del Alpéndiz.
Cuando comenzaron las labores de excavación en las zonas a las que ha afectado la zanca que se hizo para drenar el agua de ese muro, empezaron a aparecer diversas construcciones de los siglos XIV y XV. Son en su mayoría talleres y áreas de servicios técnicos que atendían las necesidades de la guarnición que vigilaba la Alcazaba, aunque no se descarta que algunas se utilizasen como viviendas. La clave en esta afirmación está en que en uno de estos habitáculos había diversas herramientas de hierro.
Estos espacios, que discurren de forma paralela al recinto perimetral y están separados unos tres metros del muro, han surgido al excavar entre tres metros y medio y cuatro metros y medio bajo el suelo. De esto se deduce, según explica Fernando Valdés, arqueólogo de la empresa Alamut que junto con la empresa Tera dirige estas actuaciones, que la muralla en esta época seguía muy viva. «La legislación militar en estas épocas prohibía que las construcciones estuviesen pegadas a la muralla para evitar que si aquellas se incendiban el fuego perjudicase a la fortaleza. Al mismo tiempo, se conseguía que la guarnición pudiera moverse al pie del muro», explica Valdés. Junto a estas edificaciones también se está desenterrando el sistema de alcantarillado que usaban estos espacios.
Se ha descubierto que la Alcazaba tenía una sola coracha.
Pero éste no ha sido el único hallazgo. Las tareas que está desarrollando el equipo de arqueología han permitido saber que este recinto amurallado tenía una sola coracha y no dos como se pensaba en un principio. De hecho, en la parte norte del enclave han aparecido las escaleras por las que se accedía a ella. Se trata de un muro que salía de la propia Alcazaba y se prolongaba hasta el río. Desde este lugar vigilaba y se movía la guarnición para que nadie pudiese atacar mientras los ciudadanos recogían agua. De esta manera se aislaba el área inmediata garantizando el suministro de agua y la defensa de la zona.
«La coracha se cortó cuando se hizo la carretera de circunvalación, en el siglo XIX. No quedaba nada más que el arranque, pero al hacer los trabajos de excavación ha salido la escalera que conectaba con el muro. De eso no sabíamos nada. Se decía que la Alcazaba de Badajoz tenía dos corachas y ahora estamos convencidos de que solo tenía una», asevera el arqueólogo.
Estos nuevos elementos, así como los que se encontraron en su día -la puerta y la escalera almohade o las numerosas inscripciones árabes y grafitos, (algunos datan del año 1627), que han aparecido inscritos en la muralla-, tienen que ser excavados del todo para posteriormente realizar el estudio arqueológico correspondiente. El problema aparece cuando se habla de números. El presupuesto destinado a este fin es muy limitado y cuando se hizo el proyecto de rehabilitación de este enclave histórico nadie valoró que podía salir a la luz tal cantidad de restos arqueológicos y un yacimiento de esta magnitud. Ha superado las previsiones iniciales y ahora no hay apenas recursos para afrontar los gastos que supone una excavación sistemática, el seguimiento de los hallazgos así como un análisis profundo de los mismos.
Por este motivo, de momento, ya se ha dado la orden de no excavar en ningún área que no afecte directamente al proyecto. Mientras tanto, los arqueólogos seguirán presentes en la obra, realizando el seguimiento arqueológico pertinente, estudiando e investigando. «La arqueología no es un accidente, hay que tomársela en serio. No hay que olvidar que Badajoz es uno de los yacimientos medievales e incluso prehistóricos más importantes de Extremadura. Nadie había considerado que el yacimiento de la Alcazaba es una cosa diferente al propio recinto y que es más grande que éste. Nuestra obligación no solo es excavar, sino documentar y controlar que el resto de la obra no dañe la información histórica contenida en el monumento», apunta Valdés.
Así, manifiesta el arqueólogo, habrá que esperar a ver qué plantean el Ayuntamiento de Badajoz y la Junta de Extremadura, las otras dos instituciones que, junto al antiguo Ministerio de la Vivienda, ahora Secretaría de Estado de la Vivienda dentro del Ministerio de Fomento, firmaron un convenio para llevar a cabo esta intervención. Esta primera fase de la obra está financiada íntegramente con fondos estatales.
No hay que olvidar que gracias a los trabajos de excavación que se están realizando en esta fortificación, hoy los vecinos de este espacio tan emblemático pueden conocer un poco mejor la historia de este recinto y, en consecuencia, de su ciudad. Las labores arqueológicas arrojan más datos de la Alcazaba, e incluso en algunos casos, están permitiendo que ella misma redefina y escriba de nuevo su historia. Hoy mejor que nunca se sabe que la Alcazaba tiene un gran pasado, pero también mucho futuro.
(Fuente: Diario Hoy)

17 de febrero de 2011

Las obras de la Alcazaba de Badajoz sacan a la luz una puerta almohade

Las obras de rehabilitación de la primera fase de la Alcazaba árabe siguen dando sus frutos. Los trabajos arqueológicos, que se están llevando a cabo entre la Puerta de Carros y la Puerta del Alpéndiz del recinto amurallado, continúan arrojando datos sobre la larga vida de este enclave histórico. Recientemente han aparecido una nueva escalera y una puerta de época almohade.
Imagen de la puerta aparecida en la Alcazaba.
Ambas piezas se encontraban bajo tierra en la parte de la Alcazaba situada junto a la carretera de Circunvalación y las extracciones de tierra que se están llevando a cabo han permitido conocerlas. «En esta zona se ha ahondado hasta cinco metros de profundidad», explica José Manuel Márquez, de la empresa de arqueología Tera que codirige los trabajos que se están llevando a cabo en la fortificación junto con la empresa Alamut. Se trata de dos hallazgos de gran importancia, no sólo por sus grandes dimensiones, sino por su buen estado de conservación.
Las labores, que compaginan la limpieza y los movimientos de tierra con las excavaciones arqueológicas, han permitido descubrir una escalera de mampostería con arquería de tipología almohade hecha de ladrillo y granito. «Tiene una estética muy llamativa, pero es distinta a la primera que apareció, ya que aquella estaba construida de tapial», manifiesta Márquez.
Arcos
La escalera tienen debajo tres arcos, aunque José Manuel Márquez no descarta la posibilidad de que pueda haber más. «Puede tener cinco arcos, aunque todavía no lo sabemos porque no hemos llegado a esa parte. Tenemos que seguir excavando», indica.
Las excavaciones también han destapado una puerta de origen almohade. Este elemento tiene un arco de ladrillo y clave -parte alta del arco- de granito. Este elemento se ha encontrado justo en la unión de los dos recintos de la Alcazaba de la época musulmana. Esto quiere decir que la puerta podría comunicar la fortificación primitiva con su posterior ampliación almohade.
«Esta puerta enlazaría el recinto antiguo prealmohade con el almohade. No se descarta que sea la única puerta que exista, ya que posiblemente hubiese otra que comunicase dicha ampliación almohade con el exterior. Pero no hay que olvidar que todos estos hallazgos están en estos momentos en fase de estudio», asegura el codirector de los trabajos arqueológicos.
Balas e inscripciones
Pero no son los primeros hallazgos que salen a la luz. Hace unas semanas HOY publicaba que se habían descubierto otra escalera almohade, restos de unas construcciones que podrían ser casas que datan de los siglos XVI, XVII y XVIII, numerosos artículos de cerámica y una inscripción islámica. Además, desde que comenzaron las obras han aparecido medio centenar de balas de cañón de la Guerra de la Independencia y una serie de drenajes que estaban bajo tierra.
Los expertos coinciden en que durante el tiempo que dure la rehabilitación de este enclave, que forma parte de un convenio firmado por el antiguo Ministerio de la Vivienda, el Ayuntamiento de Badajoz y la Junta de Extremadura, seguirán saliendo a la luz nuevos hallazgos que permitirán conocer más datos sobre la Alcazaba.
(Fuente: Hoy)

19 de septiembre de 2010

Arqueología: Hallan una basílica romana en Medina de las Torres (Badajoz)

Contributa Iulia, en el término municipal de Medina de las Torres (Badajoz) pudo tener en época romana categoría de capitalidad comarcal. Tanto por su situación estratégica, en un importante cruce de caminos, -emplazada en la confluencia de las calzadas que conducen a Onuba (Huelva), Corduba, Hispalis (Sevilla) y Emérita-, como por la singularidad y la magnitud de sus importantes edificaciones, la ciudad podría considerarse como la Zafra romana de aquella época.





Según explica Jesús Alonso, natural de Monesterio, arqueólogo director de la excavación que durante estos meses lleva a cabo el Taller de Empleo Mancomunidad Río Bodión, entre los hallazgos más destacados «han aparecido restos de la puerta de entrada en la muralla, flanqueada por dos torres, y junto a ella, un macellun o mercado». Además, se ha descubierto un área pública, con el foro, tabernas y otras estructuras públicas «que hacen referencia a un municipio romano, que en principio parecía de menor rango, pero que a la luz de los hallazgos, elevan su categoría a capitalidad comarcal». 
Contributa Iulia Vgultunia, articulada en torno a dos vías principales, -cardo y decumanus-, descubiertas en las excavaciones que se han venido desarrollando en la zona durante los últimos años, promovidas por el ayuntamiento de Medina de las Torres, guarda importantes vestigios de lo que fue un significativo núcleo urbano, que en unos pocos meses podrían ponerse en valor mediante las acciones que supondrán hacer visitable este importante yacimiento extremeño. 

La basílica 


Pero, si algo ha llamado especialmente la atención durante las últimas excavaciones realizadas este verano por los alumnos-trabajadores de este taller de empleo, ha sido la aparición de una gran basílica romana, de lo que lo más sorprendente, según Alonso , «son sus enormes dimensiones, con medidas de 32 por 18 metros, y unos 584 metros cuadrados, aproximadamente». La edificación se encuentra al lado oeste del foro. Se trata de una gran sala rectangular, compuesta por cinco naves, de las que la central presenta mayores dimensiones que el resto. La basílica se estructura en dos plantas, una semisubterránea, «a modo de criptopórtico», y otra, que albergaría un primer piso, con acceso directo al foro o plaza pública. Además, su cabecera rematada en ábside, da paso al 'decumanus maximus', o calle principal. En cuanto a su antigüedad, según apunta el arqueólogo director de la excavación, «los materiales encontrados y la estructura de la propia basílica podrían fecharse a partir del siglo I d. c.». 


Importancia 

Este descubrimiento pone de manifiesto la importancia de la ciudad romana de Contributa en el pasado, pues la basílica representaba un suntuoso edificio público, que en Roma solía destinarse al tribunal, ocupando un lugar preferente en el foro o plaza pública. Estas edificaciones tuvieron múltiples usos, dedicándose a mercado, lugar de transacciones financiares, ceremonias de culto al emperador, e incluso a la administración de justicia. Más adelante, en época cristiana se aprovechó como templo. 





La ciudad romana se encuentra muy cerca del casco urbano de Medina de las Torres, concretamente en el cerro de Los Cercos. Las primeras excavaciones podrían datar del año 1845 y según narra Jesús Alonso, este asentamiento pudo formar parte de una antigua comarca, a caballo entre las actuales de Tentudía y Zafra Río Bodión, pues «en los textos clásicos de Plinio el Viejo, se cita que tanto Cúriga, actual Monesterio, como Contributa, haciendo referencia a Medina de las Torres, formarían parte de una antigua asociación de ciudades para la organización de un territorio, que después se repetirá en la Edad Media, en lo que se denominó las Cinco Villas Hermanas: Fuente de Cantos, Monesterio, Calera de León, Calzadilla de los Barros y Medina de las Torres. 

El Taller de Empleo Mancomunidad Río Bodión, se ha desarrolla entre los meses de noviembre de 2019 a noviembre de este año, y cuenta con la presencia de nueve alumnos trabajadores y la colaboración del antropólogo Pedro Delgado, del Instituto de Arqueología de Mérida. La actividad ha sido financiada por el Sexpe, en colaboración con la Consejería de Cultura y el Instituto Arqueológico de Mérida. 
(Fuente: Diario Hoy)