google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Arqueología submarina
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8 de junio de 2011

En aguas de Rande y Corcubión habrá en julio catas arqueológicas


Las inmersiones de buzos servirán para comprobar el estado de los pecios.
La Consellería de Cultura ha adjudicado trabajos de prospección arqueológica subacuática en Rande (ría de Vigo) y en la ría de Corcubión a los arqueólogos Javier Luaces y Miguel San Claudio, respectivamente. Estas contrataciones se enmarcan en el plan de elaboración de la carta arqueológica subacuática de Galicia, y cuentan con la colaboración del Ministerio de Cultura, que aportará 60.000 euros. 
Los sistemas geofísicos fueron utilizados en el 2007 y el 2008
 para localizar más de 20 posibles pecios.
Sin embargo, la Xunta ha dejado de momento aparcada la adjudicación de las prospecciones en la costa de Lugo, también incluida en el convenio firmado entre el Ministerio de Cultura y la Xunta. Cada uno de los dos equipos arqueológicos contratados contará con un presupuesto de cerca de 25.000 euros. Miguel San Claudio y Javier Luaces comenzarán a trabajar en julio, en fechas que se concretarán en función del tiempo.

En Rande, Javier Luaces deberá comprobar los más de 20 posibles pecios localizados en el 2007 y el 2008 con sistemas geofísicos, así como valorar su estado de conservación, para lo que contará con inmersiones de buzos. Fruto de aquella campaña son las imágenes georreferenciadas que permitieron intuir por primera vez cómo son algunos de los pecios de la zona. Rande cuenta con una de las zonas más ricas arqueológicamente de la costa gallega debido a la batalla que allí se disputó en 1702.
Litografía del SS Great Liverpool, naufragado
 en la Ría de Corcubión en 1846.


Miguel San Claudio indicó que buscarán nuevos yacimientos y documentarán los ya conocidos en la ría de Corcubión. En esta zona se encuentra el S.S. Great Liverpool, el primer crucero de turistas de la historia, que aún conserva importantes atractivos. 


Creación de un centro subacuático 
La anterior conselleira de Cultura, Ánxela Bugallo, anunció en su momento la creación de un centro de arqueología subacuática que estaría ubicado en el Museo do Mar de Vigo y que tendría como principal objetivo centralizar todas las acciones relacionadas con la materia. Este tipo de instituciones existen en otras comunidades, como en Andalucía, con grandes resultados y ha sido recomendado desde el Plan Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático. De momento, la consellería solo ha acondicionado una parte del Museo do Mar para tratar y conservar los restos arqueológicos hallados en el litoral.
(Fuente: La Voz de Galicia)

Cincuenta y seis yacimientos subacuáticos de Andalucía ya tienen protección BIC

Algunos autores estiman que sólo en el Golfo de Cádiz pueden existir 800 pecios.
Un total de 56 zonas subacuáticas andaluzas gozan de la calificación de Bien de Interés Cultural (BIC) y otras 42 están protegidas con la denominación de "servidumbre arqueológica", según ha explicado el consejero andaluz de Cultura, Paulino Plata.
La mayor parte de las zonas protegidas están entre
 Sanlúcar de Barrameda y Tarifa.

La mayor parte de estas zonas subacuáticas se hallan entre Sanlúcar de Barrameda y Tarifa, en la costa gaditana, que registra un total de 31 zonas calificadas BIC, según la información aportada por Plata a la comisión parlamentaria de Cultura.

El consejero explicó que los trabajos del Centro de Arqueología Subacuática, cuya sede se encuentra en el edificio del antiguo Balneario de la Palma, en la gaditana playa de La Caleta, cuentan con la colaboración del Ministerio de Defensa y del Instituto Español de Oceanografía, mediante un convenio suscrito al efecto.

El consejero señaló que la riqueza arqueológica subacuática es tal en Andalucía que algunos autores han calculado en 800 el número de pecios existentes sólo en el Golfo de Cádiz.

Según datos de la Consejería de Cultura, los BIC subacuáticos se distribuyen, además de los 31 de Cádiz, en diez en Huelva, seis en Málaga, cuatro en Almería, dos en Granada, mientras que las tres provincias interiores de Andalucía cuentan con uno cada uno.
(Fuente: EFE)

7 de junio de 2011

Tesoros de la Tarraco sumergida

El hallazgo del sarcófago de Hipólito abrió la veda de medio siglo de descubrimientos y expolios. Los restos romanos pueblan toda la costa, en especial Cap Roig o el Miracle. Localizarlos es el reto
Cuando en 1951 unos pescadores encontraron en la Punta del Miracle el sarcófago de Hipólito, ahora exhibido en el Pretori, la Tarraco sumergida empezó a ver la luz. Arrancaron entonces décadas de descubrimientos y expolios que han durado hasta hoy, cuando los desafíos de seguir encontrando material siguen en marcha. Casi más que nunca.
En las costas tarraconenses todavía queda abundante patrimonio romano, localizable a través de escáneres de barrido lateral. «Hay que ser conscientes de esa riqueza patrimonial que hay bajo el agua. La podríamos comparar en gran parte con los restos que tenemos en tierra», cuenta Rafael Pérez, técnico en arqueología submarina. Como siempre, la financiación se erige en el gran problema, y hay que seguir confiando en métodos tradicionales, véase las indicaciones de los pescadores, claves para dar con estos hallazgos.
Una excavación arqueológica subacúatica, en una zona
que quedó al descubierto a raíz de un temporal de levante.
 Foto: Rafael Pérez
Ellos, buenos conocedores del mar, se han convertido en colaboradores de arqueólogos. Una red enganchada en un objeto bajo el agua daba la pista, aunque a veces ha habido que luchar contra la indiferencia o la escasa cultura arqueológica de los pescadores y de la sociedad en general, sobre todo a mitad del siglo pasado.  «A lo mejor se encontraban alguna ánfora y no se daba valor a aquello. O se rompía o se regalaba…», explica Rafael. Otro hito llegó en los 50: las 23 columnas romanas encontradas, también por pescadores, en la playa del Miracle. No todas se conservan.
Más allá de estos grandes yacimientos, la costa tarraconense ha seguido arrojando en los últimos cincuenta años numeroso material: cerámicas, vidrios, monedas o hasta cascos romanos, según algunas fuentes. Ahora, la atención se focaliza en la llamada zona Carbuncles, un fondeadero –donde esperaban los barcos antes de entrar en el puerto romano–, que abarca un semicírculo ficticio comprendido entre la mitad de la playa del Miracle y la mitad del puerto. «Allí los barcos esperaban a que se les diera la orden para poder entrar», cuenta Rafa. El traslado de una embarcación a otro o alguna tormenta imprevista podían dar al traste con la carga, que acababa yaciendo en el fondo del mar.
También en la zona de la escullera, cerca de donde realizan inmersiones los miembros del SES (Societat d’Exploracions Submarines de Tarragona), se localizaron dos anclas enormes. «Son hallazgos que están muy cerca de donde la gente nada, por ejemplo». Un vídeo grabado en el año 74 en la zona de Carbuncles mostró todo el abundante material que quedaba: desde vajillas hasta ánforas enteras de vino, bien conservadas. La pillería de la época hizo su agosto a través de expolios, ahora impensables, dada la vigilancia costera actual.
Sin embargo, las pérdidas son irreparables. Para los arqueólogos la sustracción del más mínimo objeto supone un doloroso trámite. «Lo que interesa no es el material en sí, sino toda la información que eso nos aporta. A través de unas ánforas podemos conocer el tipo de comercio, las líneas comerciales, el material que se transportaba, las rutas…», confirma Rafael. La joya de la corona es encontrar un pecio, denominación que reciben los restos de un barco o de su carga. «La cantidad de información que te puede dar un pecio es enorme, porque encuentras el material todo unido, a diferencia de los restos terrestres. El yacimiento subacuático te ofrece muchos más datos, a pesar de la acción que ha podido hacer el mar durante miles de años», añade.
Un ‘tesoro’ de esa índole se esconde a 60 metros bajo la superficie frente a la costa de Roda de Barà. El llamado ‘pecio de Barà’ llegó a contener 10.000 ánforas. La profundidad hace que la temperatura del agua sea más baja y la conservación de la madera mucho mejor. Ese material se localizó en su momento pero ahora está abandonado.
Dado que es imposible realizar una inmersión eficaz para recuperar material, la única opción es que el Centre d’Arqueologia Subaquàtica de Catalunya lleve a cabo una operación allí, algo poco probable, al menos ahora, en tiempos de crisis. Los restos romanos pueblan toda la costa tarraconense: desde el Delta hasta la capital –donde los procesos de dragado en las ampliaciones del puerto dejaron al descubierto variado material– pasando por Salou y por el Cap Roig, en L’Ampolla, donde se dio un fenómeno curioso. «Es un punto de referencia porque era un buen abrigo. En Tarragona no había muchas calas que te protegieran  de levante y tramuntana».
Con tanto tránsito de barcos –el puerto de Tarragona era potentísimo ya en época romana y la navegación el principal transporte–  eran habituales las encerronas de la meteorología, bien porque no había un rincón para guarecerse, bien porque el viento se giraba en contra. En estas condiciones, los naufragios estaban a la orden del día y, por tanto, la posibilidad de seguir hallando tesoros es firme.
Los expertos creen que hay mucho material por rescatar, aunque la llave la siguen teniendo los pescadores. «Son la principal fuente de información para los arqueólogos. Estoy seguro de que casi cada día detectan cosas. A veces falta esa complicidad con los arqueólogos, esa colaboración que nos sería muy útil. Los pescadores son los que pasan cada día en el mar y conocen lo que puede haber debajo. Deben tomar esa consciencia porque, al fin y al cabo, es por un beneficio de todos, de los tarraconenses, en este caso».
La misma consciencia que debe tener el puerto en posibles ampliaciones para cuidar esta impagable Tarraco sumergida. «El patrimonio que queda es incalculable», dice Rafa, que aclara: «He visto a gente que usaba ánforas como paragüeros, sin ser consciente del valor que tenía aquel objeto»; un objeto que es muchísimo más: un pedazo de historia, un trocito de Tarraco que nada tiene que envidiarle a un insigne rincón del anfiteatro o del circo.

26 de mayo de 2011

Galicia retoma el censo de pecios sumergidos en sus costas

La Xunta reanudará este verano la búsqueda de pecios en Rande, Corcubión y Ribadeo
El primer barco de turistas de la historia, los fabulosos galeones de Rande o las naves de la segunda Armada Invencible son algunos de los objetivos de las prospecciones arqueológicas subacuáticas que ordenará realizar durante este año la Consellería de Cultura.
Arqueólogo submarino en las aguas de Rande.

Rande, Corcubión-Fisterra y Ribadeo son las áreas en las que intervendrá la Xunta, tras haber firmado un convenio de colaboración con el Ministerio de Cultura para desarrollar el Plan Nacional de Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, cuya prioridad es realizar la carta arqueológica subacuática del litoral gallego.

En Rande se pretende continuar la labor iniciada en octubre del 2007 por el arqueólogo Javier Luaces, que entonces determinó con medios geofísicos treinta posibles pecios. Los encargados de la nueva investigación deberán bajar a los fangosos fondos de la ría de Vigo para verificar el mayor número posible de pecios y determinar si pertenecen a la Flota de la Plata, hundida en octubre de 1702 tras enfrentarse a una escuadra angloholandesa.

«Es la zona de Galicia con mayor número de pecios», afirma Miguel Sanclaudio para referirse a Corcubión-Fisterra. Este arqueólogo dirigió las últimas campañas subacuáticas en estas aguas, localizando media docena de pecios pertenecientes a la flota de Padilla, hundida en 1596 cuando se dirigía hacia Inglaterra. En estas aguas también descansa el casco del Liverpool, el buque británico considerado el primer crucero para turistas que operó en el mundo. «Queda mucho por documentar», dice el arqueólogo subacuático para referirse a estas aguas que conoce bien.

La tercera zona objeto de estudio es la costa de Lugo, que casi con toda probabilidad comenzará a ser estudiada por la ría de Ribadeo. Ignacio Crespo, de la empresa Argos, que localizó hace unos años un barco europeo del siglo XVI, cree que la costa lucense puede aportar grandes sorpresas porque hasta el momento no ha sido muy estudiada. «La navegación está documentada desde hace 5.000 años y en esta zona hay constancia de un puerto romano en Bares, por lo que si se estudiase a fondo podrían surgir sorpresas interesantes», dice Crespo. 

En un año de grave crisis económica este proyecto tan solo ha podido arrancar 60.000 euros de los presupuestos del Ministerio de Cultura y 15.000 de la Xunta. Sin embargo, la Xunta estudia otras posibilidades más económicas, como aprovechar los medios técnicos de la Armada española, algo que hizo el pasado año la Junta de Andalucía. 

A finales del pasado año, la Armada localizó un centenar de posibles pecios en aguas del golfo de Cádiz. En aquella ocasión, la campaña fue fruto de la colaboración con el Centro de Arqueología Subacuática de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y el Ministerio de Defensa.

La Xunta estudia ahora seguir estos pasos, aunque «cualquier intervención en este aspecto tendría que estar supeditada al criterio de los técnicos de Patrimonio», que serían los responsables de fijar los objetivos de actuación.

7 de mayo de 2011

Hallan restos de un galeón español del siglo XVI en el Caribe

Podría tratarse del "San Miguel" que naufragó en la zona en 1550 a causa de un huracán.
Hace cuatro meses comenzaron los trabajos de rescate y ya se tienen los primeros resultados de un hallazgo catalogado de primera importancia para la historia arqueológica dominicana: los restos de uno de los naufragios más antiguos del Caribe fueron encontrados en la costa norte del país, entre los cabos Macorís, en Puerto Plata; y Francés, en María Trinidad Sánchez.
Moneda encontrada en el pecio (Foto: deep Blue Marine).
Se estima que el pecio, como le llaman a los restos de un naufragio de interés arqueológico, data de la primera mitad del siglo XVI. 
Aunque no se aventuran a confirmar el nombre de la embarcación, Wilfredo Féliz, director nacional de Patrimonio Cultural Subacuático de la república Dominicana, dice que hay posibilidades de que se trate del galeón español San Miguel, que naufragó en la zona en 1550 impactado por un huracán.
Alejandro Selmi, director de Arqueología de Deep Blue Marine, la empresa estadounidense encargada de los trabajos,  sugiere que la fecha pudiera ser más reciente pero asegura que la gran sorpresa inicial de la exploración fue confirmar que la primera moneda encontrada fue acuñada en 1550.
Con sede en Utah, Deep Blue Marine mantiene desde 2010 una relación contractual con el Estado dominicano que le permite explorar dos puntos de la costa norte. La empresa, ha realizado exploraciones subacuáticas en el país desde 2007, una de las más importantes en la bahía de Samaná, donde trabajaron el naufragio del barco de guerra francés Le Scipion, hundido en 1782.
Bienes encontrados
La ONPCS ha confirmado que han sido encontrados alrededor de 700 objetos en el área del naufragio, entre ellos figuras de jade, joyas, piedras de balasta, figurines precolombinos de 2 y 3 pulgadas, cañones y alrededor de 500 monedas de plata y bronce.

Parte del tesoro encontrado en los restos del naufragio.
En declaraciones al diario británico Daily Mail, Deep Blue Marine informó que las miles de monedas que se encuentran en el fondo marino podrían valer millones de dólares. Esta información ha provocado que algunas publicaciones señalen que el conjunto de los bienes encontrados conforma el mayor tesoro hallado en aguas del Caribe.
VALOR HISTÓRICO Y ARQUEOLÓGICO
Pese a lo importante del descubrimiento, para la Oficina Nacional de Patrimonio Cultural Subacuático (ONPCS) no es el más importante encontrado hasta la fecha. “Es un descubrimiento de primera importancia pero todavía no lo categorizaría como el más importante. Hemos descubierto galeones españoles (el Guadalupe, Tolosa, Inmaculada Concepción) con sus cargas completas que dan un vistazo de la vida en ese momento, no se trata de un concurso”, indica Wilfredo Féliz, su director.
De todas maneras, sigue, las investigaciones están en curso y no se ha establecido de qué embarcación se trata, aunque los indicios señalan que podría ser la española San Miguel.
De ser cierto, el arquitecto aclara que el tesoro del San Miguel fue rescatado por los propios expedicionarios del barco, por lo que sólo quedaron objetos que se perdieron durante el naufragio y que no pudieron ser sacados del agua.
“Por lo tanto, si es el San Miguel no va a ser un gran tesoro”, explica.
El punto exacto del naufragio del galeón se maneja con discreción por cuestiones de seguridad y para evitar interferencias durante las exploraciones, las que, según Alejandro Selmi, de Deep Blue Marine, se realizan siguiendo todas las directrices arqueológicas y científicas adecuadas.  
Todo material rescatado de las aguas dominicanas, además, se maneja y se trabaja en los laboratorios de la ONPCS.
“Las embarcaciones trabajan bajo supervisión directa nuestra. No pueden salir de puerto antes que lo aborde un oficial de la Marina de Guerra, que ha sido entrenado por nosotros para las labores de supervisión. Cuando están debajo del agua los acompaña este supervisor, que es el que lleva registro de lo que ellos van rescatando”, detalla Féliz.
La empresa americana Deep Blue Marine es la encargada de
rescatar los restos del naufragio.
CÓMO LO ENCONTRARON
El equipo de Deep Blue Marine pudo encontrar el punto exacto del pecio gracias a un pescador que vendía una moneda que había encontrado mientras buceaba. La empresa se dio cuenta que se trataba de una moneda muy antigua y le ofreció trabajo al pescador a cambio de que le mostrara dónde la había conseguido.
“Los más grandes descubrimientos arqueológicos comienzan con la intervención de alguien que no es arqueólogo; en el caso nuestro, los pescadores son los primeros que llegan a los naufragios”, señala Wilfredo Féliz, de la ONPCS.

2 de febrero de 2011

Cultura protegerá el patrimonio arqueológico submarino de Ceuta

El Ministerio de Cultura y la Ciudad Autónoma de Ceuta han firmado un convenio de colaboración para el desarrollo en Ceuta del Plan Nacional de Protección del Patrimonio Subacuático que permitirá proteger el patrimonio arqueológico en esta zona.
La justificación de la necesidad de la realización de este convenio viene dada por la necesidad de identificar, conocer, preservar, proteger y difundir el patrimonio arqueológico de Ceuta, profundizando para ello en su conocimiento. La intervención que se plantea viene dada por los resultados arqueológicos obtenidos en la Carta Arqueológica de Ceuta de 2007-8.
La Ciudad Autónoma de Ceuta pretende establecer las bases para el conocimiento de los yacimientos arqueológicos de carácter subacuático con el fin de protegerlos e investigarlos, según ha informado la Delegación del Gobierno.
El objetivo es seguir aportando datos científicos, en este caso más específicos, que aporten nuevas líneas de interpretación e investigación histórica de la ciudad y establecer así campañas anuales en los yacimientos subacuáticos más importantes de Ceuta.
Este acuerdo, que se ha publicado hoy en el Boletín Oficial del Estado, se ha suscrito entre la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y la Consejería de Educación y Cultura.
Entre los objetivos está establecer en el marco del Programa de Prospecciones Arqueológicas anual, procedimientos para coordinar conjuntamente las actividades y colaboraciones para el levantamiento de la Carta Arqueológica Subacuática.
Asimismo, se ha acordado colaborar en el desarrollo del Programa de Gestión Integral de Información del Patrimonio Cultural Subacuático y promover oportunidades de formación teórico práctica mutua en el campo de la arqueología subacuática, que permita asegurar la adecuada capacitación de los profesionales de la arqueología.
En caso de que se estime oportuno, el acuerdo incluye preparar conjuntamente proyectos de prospección o excavación sobre pecios de alto valor histórico siempre que existan razones de protección, conservación o investigación que así lo aconsejen.
El Ministerio de Cultura aportará asesoramiento técnico de la Subdirección General de Protección del Patrimonio Histórico, del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) y del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA).
De acuerdo con los objetivos del presente convenio, la Ciudad de Ceuta llevará a cabo sondeos arqueológicos en el pecio de la dársena del puerto de Ceuta, además de la redacción de un proyecto técnico que sirva de base para la colaboración con la Armada en el marco del Convenio suscrito entre ésta y el Ministerio de Cultura, así como el diseño y ejecución de actividades de difusión.
El Ministerio de Cultura, a través de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales, se compromete a aportar la cantidad de 60.000 euros.
Por su parte, la Ciudad Autónoma asume la realización de la prospección arqueológica submarina del litoral de Ceuta hasta una profundidad media de unos 30 metros, elaborándose un inventario de yacimientos submarinos, por un importe de 40.500 euros.
(Fuente: EFE)

19 de enero de 2011

Visita virtual al Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA)

Con la representación virtual del museo, podrás acceder a todas sus salas donde estan representadas las obras más significativas del fondo. Además de disponer de un mapa por el que puedes ir moviendote, a través de unos iconos o botones rojos, puedes pincharlos para conocer la información de algunas vitrinas u obras señaladas.


La visita requiere la descarga de la aplicación Unity.

11 de enero de 2011

Filipe de Castro: "Odyssey va a pagar"

Imaginen que estamos en el año 2525. En un desierto remoto yace polvorienta la nave Apolo XI en la que el hombre viajó por primera vez a la Luna. Unos exploradores encuentran el transbordador, despojan su interior de cualquier objeto y lo abandonan, dejando tras de sí el artefacto en el que la humanidad, por una vez, dejó de mirar sombras dentro de la cueva y se propuso dar un gran paso.

Puede parecerles ciencia ficción, pero para Filipe Vieira de Castro, director del Laboratorio de Reconstrucción de Barcos en la Universidad de Texas A&M, es tan sólo una metáfora de lo que está ocurriendo hoy en día bajo nuestros mares y océanos.
Filipe de Castro junto a una de las maquetas que utiliza en sus clases.
«Es una pena que un pecio único como el San Diego todavía no esté publicado», dice De Castro. Este galeón español, «dibujado, concebido y construido para realizar una de las rutas más largas y difíciles de este periodo, un space shuttle del siglo XVI» fue hundido cerca de Manila, Filipinas, por navíos holandeses en 1600. En 1991, el arqueólogo francés Frank Goddio lo encontró, extrayendo del buque cada una de los 6.000 piezas que allí se encontraban. Sólo quedó allí el barco y los huesos de trescientos marineros.
«El pecio ha sido excavado y sabemos de los cañones, de las monedas, de las porcelanas… pero el buque, lo realmente interesante desde el punto de vista intelectual, no ha sido publicado», se lamenta De Castro.
  • En 1991, el arqueólogo francés Frank Goddio encontró el "San Diego", extrayendo del buque cada una de los 6.000 piezas que allí se encontraban. Sólo quedó allí el barco y los huesos de trescientos marineros.
Originalmente un ingeniero civil en su Portugal natal, De Castro comenzó a interesarse por la arqueología náutica a principio de los noventa, colaborando de manera amateur con el Museo Nacional de Arqueología de Lisboa. En 1997, atormentado por el descarado saqueo que los cazadores de tesoros estaban infligiendo a los pecios portugueses, colaboró en la creación del Centro Nacional de Arqueologia Náutica e Subaquáteca.
Tras dirigir desde Lisboa la investigación de algunos naufragios, De Castro decidió desplazarse hasta Texas para aprender el oficio de la mano de leyendas como George Bass, padre de la arqueología subacuática, o Richard Steffy, cofundador del prestigioso Institute of Nautical Archaeology. Actualmente, el portugués ocupa el sillón de Steffy como director del laboratorio.
  • De Castro, además de impartir clases e investigar, colabora activamente con organizaciones internacionales que luchan contra los cazadores de tesoros.
«Odyssey va a pagar»
«Trabajamos 12 meses al año. La arqueología náutica no es como otros trabajos, es divertido e intelectualmente creativo. Nunca he sentido que necesitara vacaciones», dice De Castro, quien además de impartir clases e investigar, colabora activamente con organizaciones internacionales que luchan contra los cazadores de tesoros. «La Unesco está apoyando cada vez más nuestra causa, pero aún queda un largo camino. Actuamos después de que los cazadores de tesoros hayan hecho su trabajo. Deberíamos ser más proactivos pero estamos muy desorganizados».
Sin embargo, reconoce a España el mérito de haber sentado jurisprudencia en los tribunales internacionales. «Soy amigo personal de Greg Stemm y los dos sabemos que lo que él hizo estuvo muy feo y que se va a joder en el tribunal, sabemos que va a tener que devolver todas las monedas. Eso va a ser un muy buen ejemplo, que un cazador de tesoros, por primera vez, vaya a pagar», dice De Castro.
A lo largo de sus años en Texas, el arqueólogo portugués ha elaborado una base de datos de pecios españoles. «Están casi todos, sobre un centenar, con todas las imágenes y textos que he podido acumular» y que —aviso a navegantes— pone a disposición de cualquier investigador.
«Los ingleses han escrito la historia de la Armada española como un relato de gente malvada y avariciosa, que hundía sus barcos porque no eran competitivos», dice De Castro, «y la realidad es que estaban mapeando el planeta, haciendo los primeros estudios antropológicos de las gentes que encontraban y escribiendo páginas increíbles de la literatura mundial, pero los portugueses y los españoles tendemos a pensar en pequeño, y esto no está ayudando a la causa».
Más que una colmena de arqueólogos, el Laboratorio de Reconstrucción de Barcos de Texas A&M, repleto de barcos en miniatura, lápices y planos, parece el taller de una juguetería. De Castro y su equipo están trabajando ahora en la reconstrucción del Vasa, un barco de guerra sueco del siglo XVII. Investigan las culturas que produjeron esos barcos a través de contratos antiguos de compra-venta de madera o iconografía para recrear la construcción del buque y teorizar cómo van a meter dentro a 450 marineros, cuánta agua necesitan o dónde van a dormir.
Bajo la lámina de Vroom, la pantalla del ordenador muestra el detalle de un barco. En realidad, es la fotografía de un fresco impresionista del palacio del Viso del Marqués, en Ciudad Real, a más de 8.100 kilómetros de este laboratorio.
Teoría y práctica
«Me interesa la evolución de las formas», apunta De Castro. «Empezamos con un pequeño dibujo de un buque de tres mástiles en Barcelona, de 1409. Es la representación más antigua de un buque de tres mástiles que va evolucionando hasta un buque que un siglo más tarde va a la India, a América, desde Acapulco hacia las Filipinas… y todo esto supone un trabajo científico prodigioso que nadie ha estudiado a fondo».
Los esfuerzos de este grupo de investigadores no son solamente un reto intelectual por comprender cómo se fabricaron las naves espaciales del siglo XVII. Uno de los proyectos más ambiciosos del INA consiste en restaurar La Belle, un barco francés que naufragó en su intento de ascender por el Mississippi. Tras rescatar las piezas del fondo, la madera será tratada durante tres años en una solución acuosa de polietileno glicol para evitar que se deshaga y, a continuación, restaurada en un secador-congelador gigante. Finalmente, Filipe de Castro y su equipo emplearán las teorías adquiridas para reconstruir este buque, que en unos años será exhibido en un museo de Austin tal y como era antes de naufragar.
Al final de una de sus clases, antes de que sus alumnos se marchen, De Castro comenta que, «por razones prácticas, hay que conocer el pasado. Porque si no lo hacemos, tendremos que fiarnos de nuestros políticos. O lo que es peor, de nuestros periodistas». Touché.
(Fuente: ABC)

Filipe de Castro: "La arqueología española se ha balcanizado en regiones"

El despacho de Filipe de Castro está adornado con una austera lámina que representa una batalla naval. «De Cornelisz Vroom, un pintor holandés del periodo de Felipe II», aclara De Castro. «Es un combate de portugueses y españoles contra navíos holandeses. Un cuadro increíble».
De Castro es manager del Institute Of Natical Archaelogy.
De Castro, que tuvo que lidiar con episodios similares en su etapa en Lisboa, manifiesta una empatía especial hacia España por los ataques de los cazadores de tesoros contra su patrimonio sumergido. Como en el cuadro de Vroom, cree que ambos países deberían aliarse para combatir a los expoliadores. «Pero es muy difícil, porque en España la arqueología está balcanizada en regiones. Desde el Ministerio de Cultura español nunca nos han contactado», dice cabizbajo. «Mis contactos con España son más personales que profesionales, tengo muy buenos amigos historiadores y arqueólogos, como Manolo Gracia Rivas, o José Luis Casado Soto, científico increíble que no ha publicado jamás una línea que no sea preciosa».
Según De Castro, tanto él como el Institute of Nautical Archaeology podrían ayudar mucho a los políticos y a los arqueólogos españoles «a saber lo que hay, porque la información no circula. En lugar de publicar dónde están los datos primarios, los arqueólogos suelen traficar entre ellos, es como si se empobrecieran al publicar lo que encuentran. Así la arqueología náutica nunca llegará a ser una disciplina científica, sobre todo en el Mediterráneo. Es una clase horrible, muy disfuncional».
Este secretismo supone, además, un obstáculo en la lucha contra los cazadores de tesoros. «Tenemos contacto con ellos y sabemos lo que pasa. A veces descubrimos la existencia de un pecio cuando ya han sido destruidos por cazadores de tesoros, para sacar unas barras de plata o de plomo que luego son vendidas como expolios de otros pecios. La confusión es completa».
(Fuente: ABC)

19 de diciembre de 2010

Arqua abrirá en Murcia un centro tecnológico de arqueología naval


Esta nueva sede de investigación en técnicas subacuáticas se instalará en una nave de dos mil metros cuadrados en el polígono Cabezo Beaza. El inmueble ha costado dos millones de euros

El Arqua no se conforma con ser un simple museo y da un paso más allá con la creación de un Centro Tecnológico y de Investigación en Técnicas Submarinas. El objetivo de esta nueva sede del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqua), es potenciar el desarrollo y la aplicación de las nuevas técnicas de buceo, restauración y conservación del patrimonio subacuático.
«Este centro va a ser la sede tecnológica del Arqua», explica el nuevo director del Museo, Xavier Nieto. Para ponerla en marcha el ministerio de Cultura ha adquirido por más de dos millones de euros una nave de dos mil metros cuadrados en el polígono industrial Cabezo Beaza de Murcia.


De momento, la nave no ha sido equipada. «Sólo están las cuatro paredes principales pero la próxima semana comenzará a llegar el mobiliario», destaca Nieto.
Los responsables del Arqua quieren que este nuevo centro se convierta en un referente para la investigación, restauración y conservación del patrimonio arqueológico subacuático español, que es muy abundante y se extiende por numerosos océanos y mares.


Para ellos tienen previsto dotarlo de laboratorios con las últimas tecnologías del mercado que se pondrán a disposición de investigadores de otros centros relacionados con la arqueología subacuática.


De momento, no hay fecha de inauguración para este centro debido a la crisis económica. «Esta situación nos afecta a todos, pero de forma progresiva vamos a ir haciendo la instalación», aclara Xavier Nieto. El objetivo inicial es que en dos o tres años el Gobierno central dote de presupuesto al Museo para poder equipar y poner en marcha este nuevo centro.


«Ahora estamos en la fase de adaptación del espacio y al menos en dos o tres ejercicios presupuestarios esperamos disponer de los fondos necesarios para ir instalando los laboratorios y el resto de infraestructuras necesarias», precisa el director del Arqua.


Todavía se desconoce qué personal será necesario contratar para este nuevo centro. Xavier Nieto ha alabado la plantilla actual del Arqua, aunque también ha advertido de la necesidad de contratar personal especializado en historia marítima y arqueología naval.

14 de diciembre de 2010

El pecio fenicio de "La Campana" sigue sorprendiendo por sus descubrimientos

  • Hubicado en aguas de Murcia, data de hace mas de 2600 años, y transportaba colmillos
El hallazgo de barcos fenicios en las costas de Murcia, no acaba de deparar sorpresas. Así lo constatan desde hace tres años los arqueólogos que trabajan en los meses de verano en el pecio fencio de unos 15 metros de eslora hundido cerca de isla Farallón e isla Grosa, y cuya madera de casco data del siglo VII A C. Esta investigación financiada por la National Geographic Society y al mando del español Juan Pinedo Reyes y el estadounidense Mark Edward Polzer saca a la luz cada día nuevos datos sobre el pecio de "La Campana" un barco fenicio comercial que habría partido de Cádiz con destino a la costa mediterránea española con una carga de colmillos de elefantes africanos, piezas de cerámica, ánforas con  pescado, platos, lucernas, cuencos, urnas, ungüentarios, peines, ámbar. 
Un ancla bajo el lecho marino.

El Ministerio de Cultura colabora con personal del Museo de Arqueología Subacuática de Cartagena (ARQUA) en este estudio arqueológico en el que colaboran arqueólogos de numerosos países desde hace tres años, bajo la protección del Ministerio de Cultura y la Guardia Civil.

Mientras los conocidos pecios fenicios de Mazarrón I y Mazarrón II tienen un tamaño próximo a los 7 metros, el pecio La Campana, alcanza los 15 metros de eslora.

"Hemos documentado una parte mínima del yacimiento, por lo que las perspectivas para las siguientes campañas son inmejorables. Este yacimiento ya es de por sí uno de los mayores y más importantes hallazgos de la arqueología clásica en el Mediterráneo Occidental por la diversidad, riqueza y abundancia de los materiales que transportaba. Además, nos ofrece una visión única de las transacciones y del comercio marítimo fenicio", asegura el buzo y arqueólogo submarino Juan Pinedo al diario murciano La Verdad.

El Museo Arqua custodia ya en sus almacenes tanto materias primas, como cerámica, elementos suntuarios (de lujo) y alimentos. Los arqueólogos tienen ya más de una decena de colmillos de marfil de 70 a 150 centímetros de longitud procedentes de elefantes del norte de África ya extinguidos, con inscripciones en alfabeto fenicio; y más de 200 lingotes de estaño, muchos lingotes de cobre y piedras de galerna (plata y plomo).  
(Fuente: Bajoelagua.com)

21 de noviembre de 2010

La Armada de Venezuela explora los restos del navío español "San Pedro de Alcántara" hundido en 1815


Según fuentes de la televisión venezolana, el presidente Hugo Chávez ha instado a la Armada Bolivariana a impulsar las investigaciones en el campo de la arqueología submarina. En este sentido ya se han iniciado las investigaciones de los restos del San Pedro Alcántara, nave insignia de la expedición de Pablo Morillo, el cual naufragó cerca de Nueva Esparta a causa de un incendio y posterior explosión en el mes de abril de 1815.
El San Pedro Alcántara fue el barco de guerra más poderoso que surcó las aguas venezolanas durante el período de la Independencia de aquel país y fue catalogado como navío de línea de dos puentes con sesenta y cuatro cañones a bordo.
El general español Pablo Morillo.
La Tv de Venezuela refiere que en las tareas de verificación del naufragio están participando un grupo multidisciplinario conformado por historiadores, biólogos marinos, camarógrafos y fotógrafos subacuáticos y buzos especializados en rescate e investigaciones submarinas además de la colaboración de pescadores y buzos de la Isla de Coche.
"Durante seis días se han ejecutado un total de veinte inmersiones a más de veinte metros de profundidad para realizar mediciones, levantar las cuadrículas de geoposicionamiento del naufragio y tomar imágenes de los restos del navío a fin de preservar el patrimonio subacuático de la nación", explica el director de Acervo y Estudios Históricos Navales de la Armada Bolivariana.
  • El vicealmirante Haroldo Rodríguez recuerda que cuando vio por primera vez el navío quedó muy impresionado al ver un barco construido en 1788 que pertenecía a los españoles y representaba para nuestro país un asunto histórico.


Las labores de investigación, planificación, coordinación y ejecución de la expedición, fueron responsabilidad de la Dirección de Acervo y Estudios Históricos Navales, adscrita al Estado Mayor General de la Armada Bolivariana, a través de la estructuración del Grupo de Tarea GT 17.1 conformado por el remolcador de altura AB Almirante Francisco de Miranda (RA-11) y el patrullero guardacostas AB Pelícano (PG-34).
Es importante destacar que durante los trabajos de la expedición el comandante general de la Armada Bolivariana almirante Carlos Máximo Aniasi Turchio realizó una visita formal a la expedición que se encontraba verificando los restos del naufragio del navío español, oportunidad que fue propicia también para intercambiar opiniones acerca de los avances de los trabajos de exploración y realizar una inmersión hasta la embarcación hundida.
El san Pedro su hundió en el Mar de las Antillas en 1815.
El capitán de navío Luis Farage Dangel señala que después de la exploración del navío San Pedro Alcántara posteriormente se realizaron nuevas expediciones pero "esta vez los estudios estuvieron orientados a la verificación de dos naufragios: un galeón holandés del siglo VVII y de una goleta española del siglo XIX, ambos en la bahía de Mochima (Sucre)".
  • La exploración anterior de 1959 dió como resultado el recaste de algunos objetos como cañones, balas, anclas y cuadernas del barco


Luego del naufragio del navío San Pedro Alcántara en 1815 son varias las exploraciones que se han hecho a este barco para verificar su estado, no obstante la Armada realizó la primera expedición formal en el año de 1959 a solicitud de la Universidad Central de Venezuela según cuenta el vicealmirante Haroldo Rodríguez, uno de los principales responsables de las labores de investigación quien para ese momento era teniente de fragata.
El vicealmirante Rodríguez refiere que la expedición se emprendió formalmente a bordo del transporte Los Roques T-14 en donde se embarcaron submarinistas, investigadores, exploradores y aficionados, quienes una vez en el lugar y tras días de estudios lograron rescatar algunos objetos como cañones, balas, anclas y cuadernas del barco, los cuales en su mayoría se encuentran actualmente en el Museo Naval que funciona en la Escuela Naval de Venezuela Almirante Sebastian Francisco de Miranda (Vargas) y otros en el Museo Marino de Boca de Río (Nueva Esparta).
El vicealmirante Haroldo Rodríguez recuerda que cuando vio por primera vez el navío quedó muy impresionado al ver un barco construido en 1788 que pertenecía a los españoles y representaba para nuestro país un asunto histórico.
El excomandante general de la Armada señala que este tipo de investigaciones son muy importantes para la historia de nuestro país y argumenta que todavía existen barcos hundidos de esa época que deben explorarse porque considera que "Venezuela es rica en todo y todavía tiene muchas cosas para explotar y darlas a conocer a la luz pública".
Con el caso del navío español San Pedro Alcántara considera que ahora es cuando la Armada ha tomado con mucha seriedad e interés el hecho de no sólo rescatar unos restos sino darle la mejor proyección posible desde muchos puntos de vista. "Felicito al componente de que se haya preocupado por hacer este tipo de investigaciones que cuentan con las más avanzadas técnicas de exploración y levantamiento de información".
"Esto nos pone a pensar un poco en lo que hacemos los venezolanos por el resguardo de nuestras costas y despierta en el ciudadano común el interés por los espacios acuáticos", explica el historiador naval.
  • Formaba parte de una expedición que traía al General español Pablo Morillo a la cabeza de 15 mil hombres para acabar la insurrección en Venezuela. Al fondo del mar se fueron, en efectivo, 600 mil pesos fuertes del ejército, 500 mil de la marina, un tren de artillería de campaña; miles de monturas, espadas, pistolas; vestuarios completos, útiles de ingenieros; miles de quintales de pólvora, bombas, granadas y balas. Sólo han podido ser rescatados en sus cercanías y en aguas turbias de 22 metros de profundidad, dos anclas con un peso de dos toneladas y un cañón de tres metros de largo, exhibidos actualmente en el Museo Nueva Cádiz de La Asunción, en Margarita. /Encontrarte


"En mis trabajos de historia naval me he dado cuenta que los venezolanos son muy terrestres y no están familiarizados con el mar", argumenta Vivas Pineda al señalar que "ahora es cuando tenemos un gran reto que no es solamente preocuparnos por el mar sino por su historia, la cual tiene demasiadas cosas para contar".
"Esto es un tema que va a ser de gran importancia para una evaluación un poco más definitiva de cómo hemos sido nosotros con el mar, si entendemos que en la Segunda Guerra Mundial también fuimos protagonistas de alguna manera y seguramente este aspecto será mucho mejor conocido por las generaciones del futuras", concluyó.