La publicación del mayor atlas de calzadas del Imperio Romano no aclara la ubicación
La ubicación de la mansio Sucro es uno de los grandes misterios históricos y arqueológicos por resolver en la Ribera. Son muchas las referencias que aparecen en documentos y no pocas las hipótesis que se han desarrollado a lo largo de décadas, pero muy pocas las certezas que existen al respecto. En los últimos días, se ha iniciado un seguimiento especializado de las obras de la ronda norte de Albalat al entenderse que podrían encontrarse restos del antiguo poblado o de las vías Augusta y Dianium. En paralelo, se ha publicado, también recientemente, el atlas digital de calzadas romanas más amplio elaborado hasta la fecha, el proyecto Itiner-e, que dibuja sobre el mapa una red viaria de unos 300.000 kilómetros y en el que el rótulo ‘Sucro’ se sitúa en la actual Alzira.
Uno de los responsables de este trabajo, el arqueólogo Pau de Soto, explica que el atlas, realizado durante cinco años por un grupo de expertos de diferentes países europeos, se centra en las calzadas y que los topónimos se han extraído del proyecto Pleiades. «Itiner-e es un recurso vivo. Es cierto que es el mapa más grande y detallado del Imperio Romano, pero también lo es que solo el 3% de las vías están cien por cien documentadas, el resto se basa en los indicios extraídos de distintas fuentes documentales. Muchas veces no hay una ruta exacta, pero sí sabemos que había un puente o que existían referencias sobre el paisaje», expone.
Tanto sobre la ubicación de Sucro como sobre los trazados de las vías romanas, De Soto insiste en que se trata de un proyecto cuyos datos «están abiertos a todo el mundo para que cualquier investigador pueda mejorarlo con sus aportaciones». «Pensamos que puede ser una herramienta transformadora que sirva de apoyo para futuras investigaciones no solo arqueológicas o históricas, también para abordar temáticas como la economía, las religiones o las enfermedades», añade.
Hace unos años, la arqueóloga Sandra Gallego teorizó sobre la posibilidad de que Sucro no era una ciudad como se entiende en la actualidad y abogaba porque fuera un territorio íbero de carácter fronterizo, situado en el curso bajo del Xúquer.
Por su parte, uno de los investigadores más importantes sobre la Vía Augusta valenciana, el arqueólogo Ferran Arasa, recuerda que ni siquiera el trazado de esta se conoce a la perfección y que «es muy difícil encontrar ubicaciones exactas hoy en día porque haría falta encontrar restos de una extensión considerable». «Sucros había muchas, pero la mansio era una, una posta comercial que se construyó junto a la Vía Augusta. Se han barajado muchas opciones, como Alzira, Algemesí o Albalat, pero no existen pruebas definitivas», explica a este periódico, para añadir a continuación: «En Alzira se hicieron excavaciones urbanas en los años ochenta y no se encontraron restos romanos. El indicio más importante que tenemos es el yacimiento de l’Alteret de la Vint-i-huitena de Albalat».
El vado y el nombre en árabe
Al respecto, María Jesús Ortega, autora del libro ‘Origen y evolución del paisaje histórico de la llanura de Valencia: estudio de la estructuración y ocupación del territorio entre las épocas ibérica y feudal (siglos V a.C. - XIII d.C.)’, apunta que «l’Alteret de la Vintihuitena ha sido interpretado como un paso de la Vía Augusta hacia Saetabis en época romana aunque el vado real se encuentra unos metros al oeste del propio Albalat, muy cerca de la confluencia con el Magre, en la actual partida del ‘gual’ (vado), cuyo topónimo no admite dudas», indica en la obra, en la que también apunta el hecho de que el nombre del municipio de la Ribera Baixa significa ‘el camino’ en árabe.
Una de las personas que mejor conoce la materia es Kike Gandia, arqueólogo municipal de Cullera. Gandia, dentro del proyecto «Xúquer-Cabriol, economía y territorio», forma parte de un equipo de expertos que ha realizado varias campañas de excavaciones en Albalat. Así como la ubicación del Portum Sucronem en Cullera no genera ninguna duda como puerto mercante desde hace siglos, la mansio es otro cantar. «Es cierto que hemos encontrado muchos indicios, tanto en la periferia como en el interior, de que existía un asentamiento ibérico desde los siglos IV o III antes de Cristo, pero de decir con total seguridad dónde se encontraba Sucro es muy arriesgado», afirma.
Al respecto, María Jesús Ortega, autora del libro ‘Origen y evolución del paisaje histórico de la llanura de Valencia: estudio de la estructuración y ocupación del territorio entre las épocas ibérica y feudal (siglos V a.C. - XIII d.C.)’, apunta que «l’Alteret de la Vintihuitena ha sido interpretado como un paso de la Vía Augusta hacia Saetabis en época romana aunque el vado real se encuentra unos metros al oeste del propio Albalat, muy cerca de la confluencia con el Magre, en la actual partida del ‘gual’ (vado), cuyo topónimo no admite dudas», indica en la obra, en la que también apunta el hecho de que el nombre del municipio de la Ribera Baixa significa ‘el camino’ en árabe.
Una de las personas que mejor conoce la materia es Kike Gandia, arqueólogo municipal de Cullera. Gandia, dentro del proyecto «Xúquer-Cabriol, economía y territorio», forma parte de un equipo de expertos que ha realizado varias campañas de excavaciones en Albalat. Así como la ubicación del Portum Sucronem en Cullera no genera ninguna duda como puerto mercante desde hace siglos, la mansio es otro cantar. «Es cierto que hemos encontrado muchos indicios, tanto en la periferia como en el interior, de que existía un asentamiento ibérico desde los siglos IV o III antes de Cristo, pero de decir con total seguridad dónde se encontraba Sucro es muy arriesgado», afirma.
(Fuente: Levante-EMV // Rubén Sebastián)

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